Jimin focus.
Gotas de sudor perlaban su rostro y sus brazos expuestos; a pesar del frío clima en la ciudad, la habitación estaba ardiendo. La canción se repetía una y otra vez mientras repetía los mismos pasos, fallando en severas oportunidades y soltando gruñidos de frustración. A cada nuevo intento, su cuerpo exhausto cometía error tras error, logrando hacer de Jimin un manojo de exasperación.
"Odio esta canción", masculló sacudiendo su cabeza, dejándose caer en el piso una vez más, respirando con dificultad y buscando a tientas y con ojos cerrados la botella de agua.
Pero había desaparecido.
"¿Qué diablos...?", su oración a medio terminar fue cortada por el sonido abrupto de la puerta al abrirse, dejando ver a un joven de ojos brillantes y paso decidido acercándose a él, con dicha botella en sus manos y dedicándole una sonrisa rectangular. Jimin suspiró.
"Apenas notaste mi ausencia, ¿no es así?", inquirió divertido Taehyung, tendiéndole la botella a su mejor amigo y sentándose a su lado, dando un par de palmaditas a su muslo mientras hacía un ademán con su cabeza. "Trabajaste duro, Jiminie. Ya es hora de ir a casa."
Jimin sacó las llaves de su bolsillo y resopló por tercera vez en todo el camino. ¿Cómo era posible que su compañero hubiese perdido sus llaves otra vez? Sacudió su cabeza, encendiendo la luz a su paso y dejando caer su bolso justo en la entrada.
"Tomaré una ducha antes", comentó, quitándose las prendas sudadas de camino al cuarto de baño.
"Por favor, lo necesitas", concluyó Taehyung, recibiendo como respuesta un gruñido justo antes de que una húmeda sudadera aterrizara en su cabeza. "¡Ugh, apesta a ti!", y la risa de Jimin emergió suavizando el ambiente.
El joven se situó bajo el chorro de agua caliente, retirando los restos de un día agotador con jabón y loción para el cuerpo, mientras evadía el pensamiento del próximo día. Tenía una evaluación pendiente, pero aquella sería una preocupación que dejaría para después.
Le esperaba una noche de series a medio terminar (para variar) y el sonido de los ronquidos de Taehyung para adornar ese viernes por la noche.
Era un chico tranquilo; tenía un buen comportamiento gracias a la pulcra educación que recibió por parte de su madre, y un habitual buen humor al haber sido criado en un ambiente cargado de atención y todo el amor que dos mujeres podían darle.
Sus buenas calificaciones dieron paso a que entrara a un buen instituto donde, además, podía especializarse en aquello que amaba: el baile.
Algo que últimamente no estaba saliendo tan bien debido a sus innecesarias frustraciones.
Era bueno en lo que hacía, claro que sí, sin embargo nunca estaba contento con su desplante y su trabajo, y aquello venía arrastrando una frustración que alteraba cada uno de sus sentidos. Y claramente no le permitía apremiar su esfuerzo. Porque él creía que de pronto comenzaba a hacerlo todo mal.
Abandonó el cuarto de baño vestido con un pijama, secando vagamente su cabello con la toalla.
"Te ves terrible", comentó Taehyung, desviando su mirada un par de segundos hacia el muchacho para luego seguir en la búsqueda de alguna serie en su laptop.
Jimin suspiró. "Por favor dime que no se ve tan mal como lo veo yo", su mirada suplicante fue ignorada (para variar) por el otro chico, quien chasqueó su lengua y sacudió su cabeza antes de largar la respuesta antes de siquiera filtrarla. Como siempre.
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