Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Efectos secundarios por JazzNoire

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aclaraciones: Semi AU, esto significa que algunos aspectos originales del anime se mantendrán, mientras que otros serán originales. Como un adelanto, Víctor sigue siendo un patinador aquí, pero Yuuri no. Me reservaré su profesión para capítulos posteriores.

 

 

Para Alo, gracias por las ideas.

Notas del capitulo:

 

Espero que lo disfruten y que gane suficiente su atención para que deseen continuar leyéndolo. De antemano gracias por sus comentarios, siempre son muy apreciados. 

Capítulo 1: Las horas

 

8:00 A.M.

Yuri abrió sus ojos. Su vista empañada se enfocó en el techo mientras una alarma incesante taladreaba su oído derecho. Sabía dónde se encontraba, que ocurría, porque existía, ya que podía sentir a su lado el calor de la persona que se supone debía de estar ahí y que le daba realidad a su mundo, que le hacía saber que todo estaba en perfectas condiciones. A tiendas buscó en la mesa de noche sus anteojos para recuperar una vista más decente. Como acto seguido, tomó su celular para silenciar la alarma. Miró entonces a su lado. Víctor no mostraba señal alguna de haber despertado por el sonido. Suspiró, ya se esperaba algo así. La noche anterior habían ido a beber juntos. Por supuesto, Víctor quizá se había excedido un poco con la cantidad de alcohol y, pese a que intentó disuadirlo al recordarle que al siguiente día debían de despertar temprano, aquel insistió en que estaría bien, en que despertaría sin problema alguno y estaría en perfectas condiciones. En realidad estaba ya un poco borracho cuando se lo dijo, pero Yuri tampoco insistió, en ese punto era ya imposible razonar con él.

Todavía con la somnolencia sobre sus facciones, Yuri se recargó en el cuerpo contrario, envolviéndolo poco a poco con sus brazos. Buscaba darle un agradable despertar.

—Víctor...  —lo llamó quejumbroso—. Despierta, la alarma ya sonó.

Movió su cuerpo, lo estrechó más entre sus brazos, incluso depositó un ligero beso sobre su cuello, pero eso no lo hizo despertar, por lo menos no lo suficiente para obligarlo a abrir sus ojos y que fuera consciente de lo que había más allá de sus parpados cerrados. Se escuchó un balbuceo incoherente de su parte, un quejido y todo volvió a sumirse en el silencio segundos después. Makkachin, quien descansaba a los pies de la cama, alzó su cabeza para mirarlos a ambos, meneando su cola con entusiasmo, quizá feliz y ansioso por creer que sus amos habían despertado ya. Por lo menos uno lo había hecho.

—Prometiste que despertarías, Vitya...  —insistió Yuri con un tono meloso y con otro beso, ahora en su mejilla.

No hubo respuesta por la parte contraria. En realidad, sí la hubo, pero no la que Yuri estaba buscando y le fuera valida. Víctor volvió a emitir otro quejido, una frase en ruso que Yuri no logró comprender y después pareció escapar de esos brazos que lo rodeaban para refugiarse entre las sábanas y la almohada, como un niño encaprichado que se negaba a ir a la escuela.

—Víctor…  tenemos que hacer las compras hoy o mañana no habrá nada de comida…  Ni siquiera para Makkachin.

No hubo respuesta, solo del segundo aludido que subió de un brinco a la cama al escucharse nombrado y que se acercó a Yuri para regarle una lambida de “Buenos días”. Yuri ahora lo abrazó a él, como si se tratara de una protesta contra Víctor por haber huido de sus brazos.

—¿Víctor…? —esperó unos segundos más. Nada—. Bien, tú ganas.

No había molestia en la voz de Yuri, solo un poco de decepción, aunque todo eso era un escenario que ya había previsto desde la noche anterior. Se levantó de la cama, preparó su ropa y, después de un rápido aseo, se encontraba listo, parado justo debajo del marco de la puerta de la habitación. Tenía su juego de llaves en una mano y sobre su hombro colgaba una pequeña mochila. Miraba al durmiente con una atmosfera de pesadumbre a su alrededor. No es que no quisiera hacer las compras, es que quería hacerlas con la compañía de Víctor, como era común desde que se habían mudado para vivir juntos.

—Víctor…  —lo volvió a llamar—. Es tu última oportunidad de acompañarme. —Y también era su último chance de lograr hacerlo despertar.

Hubo un movimiento en la cama. Yuri tuvo la breve esperanza de que Víctor finalmente despertaría y le pondría atención, misma que murió al descubrir que aquel solo se había movido para reacomodarse y tomar una posición más cómoda. Makkachin estaba en la orilla de la misma, mirando fijamente a Yuri con un ligero jadeo. Él adivinó su expresión y sus pensamientos, incluso su mascota sabía que a veces Víctor no tiene remedio.

 
10:54 A.M.

Víctor abrió sus ojos. Se encontraba solo, con un punzante dolor de cabeza y la sensación de que algo faltaba en ese instante. Claro que no recordaba la conversación que Yuri había tenido con su durmiente ser y que, como resolución, éste había ido al supermercado a hacer las compras solo. Por suerte, Yuri sabía que algo así podría ocurrir, por lo que tuvo a bien dejarle una pequeña nota pegada en el refrigerador explicándole la situación. Víctor gruñó bajo cuando la encontró, no solo por el dolor de cabeza, sino porque en realidad le gustaba mucho ir de compras con Yuri...  La verdad, cualquier cosa que pudiera hacer con Yuri le gustaba demasiado. 

—Hubieras insistido más, Yuri...  —le recriminó al ausente, sin ser consciente de todas las veces en que su nombre había sido pronunciado por los labios de su prometido, incluso escasos instantes antes de que tuviera que irse.

La verdad no solo era eso lo que le molestaba, también sentía cierta preocupación de que Yuri estuviera solo por ahí en una ciudad que apenas conocía, con un idioma que no lograba dominar aún más allá de frases fundamentales (y con mal acento, cabe aclarar), pero trataba de calmarse al pensar que su Yuri era muy inteligente, que podía arreglárselas perfectamente él solo. 

Comenzó a prepararse un café con los últimos granos que había en el tarro.

 

12:05 P.M.

Observó la hora en su celular...  ¿Desde cuándo Yuri había salido? Recordaba el momento en que despertó y él ya no se encontraba, ¿pero cuánto tiempo llevaba fuera antes de eso? No lo sabía, no había forma de saberlo sin que él mismo se lo dijera.

Lo llamó. Makkachin agitaba su cola por debajo de la mesa, esperando que hubiera algo del almuerzo de su amo para él. Nada. No solo comida, sino que tampoco hubo respuesta por parte de Yuri en la llamada que Víctor hizo. Él solo puedo escuchar una voz mecánica anunciando el ingreso a su buzón. Víctor le dejó un mensaje, pidiéndole que le llamara de inmediato en cuanto lo escuchara.

 

1:59 P.M.

Nada, nuevamente el buzón de voz. Víctor trataba de mantenerse optimista, de pensar que seguramente aquel se había encontrado con algún conocido (¿a quién podría conocer en ese país que aún le era demasiado extranjero?) y tal vez no era consciente del tiempo transcurrido aún. Tal vez tenía el celular en silencio u oculto en alguna bolsa de las compras, por lo que no había podido escuchar ninguna de sus veintitantas llamadas…  Sí, tal vez era eso.

 

3:18 P.M.

Casi cinco decenas de llamadas perdidas en el celular de Yuri y ya era hora de irse. Tenía práctica por la tarde y Yuri siempre solía acompañarlo. Víctor pensó que tal vez él se encontraba allá, que pasó demasiado tiempo en el supermercado o con su conocido (¿cuál?) que consideró mejor pasar directo ahí….  Sí, tal vez era eso.


4:04 P.M.

—¿Y el cerdo? Siempre está pegado a ti...  Son asquerosos...  —Yurio ganó sus palabras antes de que pudiera preguntar si alguien había visto a Yuri rondando por ahí. Tenía ya su respuesta, una no muy satisfactoria. —¿Hmm? ¿Qué? ¿Ocurre algo? —Yurio notó su expresión ligeramente desencajada, su sonrisa falsa que ocultaba una preocupación que lo carcomía desde adentro. 

Algo en su corazón comenzaba a sentirse pesado. Si Yuri no estaba ahí, si Yuri no respondía su celular, si Yuri no había vuelto a casa...  ¿Significaba que algo le había ocurrido? No. Esa respuesta saltaba casi en automático desde su cabeza (negación). Él estaba bien, él debía de estarlo. Seguramente pronto lo alcanzaría, seguramente había ido primero a casa a dejar las compras y lo encontraría ahí. Sí, tal vez era eso...  Él cruzaría la puerta en cualquier momento.

—Nada. Yuri vendrá pronto—quiso sonar seguro de sus palabras, pero comenzaba a flaquear frente a su optimismo. Y su corazón pesaba cada vez más...

—Vitya...  Date prisa. —Yakov lo llamó desde la pista. 

 

4:37 P.M.

Era obvio notar que Víctor no estaba concentrado en su práctica, no solo porque había fallado los saltos más sencillos de su repertorio o porque no patinaba con la fuerza y el entusiasmo de siempre, sino porque no despegaba su vista de la entrada... Y cada vez le era más difícil ocultar su angustia en una mueca que intentaba jugar a ser una sonrisa. El tiempo no se detenía y seguía sin haber señales de Yuri. Por más que lo intentara, no podía seguir ignorando la obviedad, ya no podía soportar el peso extra en su corazón.

—Vitya, ¿qué ocurre? Estás muy distraído hoy. —Yakov tampoco podía seguir ignorando su estado casi perdido, casi de ente.

Víctor, impulsado por una extraña corazonada, se deslizó hasta el fin de la pista y prácticamente se arrebató los patines de los pies. No podía seguir fingiendo que todo estaba bien. Algo había pasado con Yuri y necesitaba encontrarlo de inmediato, antes de que fuera demasiado tarde.

—¡Víctor!

No escuchó los llamados de Yakov ni de ninguno de sus compañeros.

Mientras corría de vuelta a casa, intentó llamar de nuevo al número de Yuri, pero, como siempre, solo se escucharía el timbre sonar sin que nadie del otro lado de la línea pudiera atenderlo, a excepción del buzón, que declaraba con su voz mecánica usual que la bandeja había llegado a su límite de mensajes. Esa era la única forma que tenía para comunicarse con él, si aún no había vuelto a casa, ¿dónde podría buscar por él en una ciudad como San Petersburgo?

 

7:50 P.M.

Por más que quisiera mantener la esperanza, él mismo sabía que Yuri no aparecería por arte de magia en su departamento. Por lo que, tras comprobar que de verdad él no se encontraba ahí, se dirigió al supermercado al que siempre solían ir. Comenzó a preguntar por los alrededores si es que algo raro había ocurrido en el transcurso del día, algún accidente (sintió un horrible hueco en su garganta cuando consideró la posibilidad) o algo parecido, pero todo parecía haber transcurrido con tranquilidad en las últimas horas. A los empleados les preguntó si habían visto a alguien como Yuri llegar ahí, incluso mostrándoles algunas de las miles de fotos que tenía de él en su celular, pero todos le respondían de la misma desoladora manera.

La desesperación se apoderaba de él, no sabía que más hacer, donde más preguntar, donde más buscar...  ¿Dónde demonios se había metido Yuri?

Mientras buscaba a su alrededor algún otro empleado al que no hubiera interrogado aún, su celular comenzó a sonar y él, con el corazón detenido sobre la mano, respondió con la ingenua esperanza de que se trataba de su prometido, sin tomarse el tiempo siquiera de notar que el número que lo llamaba era extranjero. 

—¡Yuri! —Víctor casi quería llorar en ese instante. Su voz excitada fue entrecortada por sus propios sollozos retenidos.

—¿Víctor? —pero tras escuchar la voz del otro lado de la línea, todo se volvió oscuro a su alrededor, hasta sentir incluso que se había quedado sin suelo bajo sus pies y que caería en cualquier momento al vacío. Aquella era la voz de una mujer...

 

12:28 A.M.

Víctor había decido buscar por los alrededores del supermercado y los de su departamento, repasando una y otra vez el camino que siempre solía tomar cuando iba de compras con Yuri. Tenía la esperanza de encontrar alguna pista que lo hiciera comprender que había ocurrido, donde es que él se encontraba (pensar en encontrarlo directamente a él en el camino era una dolorosa desesperanza). Una ligera nieve había comenzado a caer en toda la ciudad. El ambiente se había vuelto gélido, Víctor podía llegar a sentir sus dedos algo acalambrados por el frío, pues no se encontraba apropiadamente abrigado para un clima así, pero eso no le importaba, pues su propio estado le hacía pensar que su Yuri tampoco debía de estar bien abrigado.

Después de más de cuatro horas de recorrer las mismas calles una y otra vez, de tratar de fijarse incluso en cada línea divisora de las baldosas, se detuvo en algún punto del Puente Tuchkov, recargándose en la orilla para mirar hacía la negrura del agua que reflejaba el cielo oscuro. Llegado a ese punto, él vomitaba culpa de cada poro de su piel; no podía dejar de recriminarse por lo ocurrido, de pensar que si algo realmente le había pasado a Yuri, era el único responsable de ello...  Tuvo que haber despertado a tiempo como lo prometió, tuvo que haberlo acompañado al supermercado como siempre hacía… No hubiera dejado que nada le ocurriera de haber estado con él, a su lado.

Hundido en su propia miseria y desesperación, en la impotencia de no saber que paso seguir para obtener un resultado, hubo algo que recordó: A un Yuri sentando ante la mesa, bebiendo una taza de café con una angustia transmisible en su mirada...   Después de volver de su pequeña gira, él se mostró extraño algunos días, más pensativo y silencioso de lo usual, siempre con esa preocupación reflejada en sus ojos, incluso en la manera de formar un intento de sonrisa sobre sus labios. Cada vez que le preguntaba si algo ocurría, era la misma cantidad de veces que él negaba un poco con la cabeza y volvía a beber de su café...  Uno negro. Él no solía tomarlo así, pero también había notado esas ojeras, esa necesidad de ocultar su falta de sueño con algo que lo ayudara a despertar, pero era imposible que evitara los movimientos de insomnio a su lado. Víctor consideró: ¿Algo le había estado ocultando? Pero amaba demasiado a Yuri para poder pensar siquiera en esa posibilidad, confiaba tanto en él… Entonces, ¿qué había sido todo eso de las últimas semanas?

Intentó girar su cabeza al escuchar el ruido de un automóvil (¿camioneta?) deteniéndose detrás suyo, pero no pudo reaccionar a tiempo para evitar que algo (¿alguien?) cubriera su boca y lo subiera al vehículo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).