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Yamazaki por ritsuka10

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JunHong levantaba la mirada por tercera vez para fruncir  la frente, la vieja lámpara colgando de ese minúsculo departamento parpadeaba quemando su paciencia. Con sus delgados dedos recorre la longitud de sus piernas desde los tobillos hasta los muslos, corroboraba la suavidad de la piel, no posee algún vello, separa las piernas para bajar un poco la toalla, la cual rodeando su cadera, esa zona íntima también se encuentra lampiña. El joven salta fuera de aquella vieja alfombra para quitarse la toalla que envuelve sus cabellos, admira su reflejo en un pedazo de espejo, al final del día decidió no ser rubio.

 

“4 de las últimas 10 chicas elegidas por Jepp eran rubias, 3 morenas, 2 pelirrojas y uno color bicolor.”

 

JunHong Choi fue un niño de la calle que creció entre la inmundicia de un mundo olvidado por las personas “promedio”, peleó contra perros sarnosos por la comida desperdiciada y olvidada en botes de basura. Fue uno de esos chicos que la gente mira en las avenidas descalzos, con la piel llena de mugre, con un hueco en el estómago, quien jala su ropa pidiendo algo de caridad, a quien ignora y olvida en los pensamientos de su propio egoísmo.

El sonido de un celular vibrando captó la atención del pelinegro quien caminó hacia el dispositivo para contestar, las respuestas fueron monosílabos, escuchaba atento las instrucciones de como llegar al sitio donde el evento estelar del grupo Yamazaki se celebraría.

 

“Si te vuelves amante de Jepp Blackman por 365 días serás el dueño y amo del Universo”

 

La comunicación se terminó y el chico se dispuso a ponerse algo de cómoda ropa, las prendas más presentables que poseía. Su blanca piel olía a vainilla, era suave como el terciopelo envolviendo un durazno, llevaba cinco años cuidándose, protegiendo cada centímetro de su cuerpo para ser perfecto ante la mirada juzgadora de Jepp Blackman.  Se  colocó un cubre bocas, gorro, chamarra para protegerse y colgó una mochila en el brazo cuando caminó hacia la puerta se dio media vuelta. Su hogar era un cuarto de unos cuantos metros cuadrados, cucarachas subían por el lavabo, una que otra noche una rata también emigra al interior aunque Jun trato de mantener limpio el espacio era imposible esconder tanta miseria.

 

“Jepp ama corromper la belleza de una inocente alma, obtiene placer sabiendo que es capaz de sabotear un ángel.”

 

JunHong le pagó al taxista con sus últimos ahorros, había gastado todo el dinero reunido por esos años en comprar la ropa, la depilación, cabello, manicura, etc. tragó en seco al encontrarse frente a un bar llamado “Noir”, un club que reúne la escoria más vil de la delincuencia, camino seguro de su mismo hacia la puerta donde un hombre de tatuajes y mal aspecto lo detuvo. JunHong deslizó fuera de su bolso un sobre rojo con el logo  del clan Yamazaki, el hombre echó un rápido vistazo al interior para después barrer de arriba a aajo al joven, emitió una perversa y desagradable sonrisa.

 

—La entrada para las zorras es por atrás.— Indicó con la cabeza, Jun no dijo nada para dirigirse al punto.

 

Para ingresar al “concurso” JunHong debió buscar un “patrocinador”, eligió al sujeto que mejor conocía los gustos de Jepp. El dueño de los burdeles más famosos en Asia, un demonio con piel vieja, aliento a ajo y sudor de cerdo. El pelinegro apretó los labios al mirar al sujeto cuando ingresó al establecimiento, lo esperaba en una silla rodeado de exuberantes mujeres.

 

—Ha llegado uno de mis chicos favoritos.— Jun bajó el rostro para recibir un beso en la boca, las náuseas continuaban presentándose aun pasado los años.— Esperaré otro año por ti o quizá un día.

 

Esas palabras eran el recordatorio de su “trofeo” si llegaba a perder esa noche. Aquel hombre llevaba un tiempo deseándolo si poder tocarlo.

 

“Si eres virgen obtendrás un punto extra. Para un hombre siempre tiene valor extra el encontrar una mujer pura, saber que será el primero es un sentimiento de poder arcaico que Jepp le encanta”.

 

JunHong asintió para dirigirse al cuarto donde debía prepararse para el desfile. Limpio sus labios cuando nadie lo veía,  mataría a ese asqueroso cerdo, esa sería la primera petición que le haría  a Jepp. Ese engendro lo acosó, lo humilló, lo esclavizo desde el instante que le rogó para que le ayudará a estar en el “concurso”. JunHong perdió la dignidad, el orgullo en los burdeles de ese bastardo, ahí trabajo las 24 horas limpiando, sirviendo, no estaba a la venta como las prostitutas pero si era obligado a bailar o  dejar que lo tocaran.

 

—Tienen media hora para arreglarse.—Una mujer con implantes falsos y voz de hombre dijo a los presentes,  Jun quiso reír, se sentía como en un concurso de “Miss universo”, ¿qué diferencia había? al igual que las representantes de cada país ellos estaban vendiéndose al mejor postor.— No se preocupen si Blackman no las elige, hay muchos compradores.

 

JunHong chasqueo la lengua, él no quería volverse la zorra de un “mafioso” cualquiera, él solo aspiraba a ser la ramera del líder, de la cabecilla del grupo mafioso más temido. Abiró la bolsa que llevaba donde saco un kimono de seda color rojo, un estuche de maquillaje y unas zapatillas, miró a su alrededor, era por lo menos 20 competidoras arreglándose en esa pequeña habitación atascada por aromas de distintos perfumes, esencias que buscan ocultar la inmoralidad de las esas almas. El chico se quitó la ropa sin pudor para ponerse la prenda con tintes femeninos, arregló su corto cabello hacia atrás, esa noche había otros 5 chicos pero todos ellos lucían como mujeres.

 

“Jepp solo ha escogido un hombre como su pareja, ese chico era hermoso, sus delgados labios y facciones femeninas cautivaron al líder quien elige a la “indicada” con una mirada.”

 

Zelo, como se hacía llamar acababa de ultimar los detalles, sus ojos estaban delineados por tinta negra, no necesitaba echarse polvos debido a que su piel era blanca como los copos de nieve, acomodo una peineta en el lado izquierdo, miraba su perfil en un espejo de mano. La competencia era de alta calidad y variada, chicas con  rostros asiáticos angelicales, mujeres voluptuosas latinas, morenas con ascendencia africana, europeas. Obvio ser el amante de un hombre tan poderoso por un año es como ganarte la loteria. JunHong se puso de pie, la abertura del kimono dejaba a la vista sus largas piernas, sus hombros también estaban a la vista, al igual que su cuello, era una mística combinación. Su rostro angelical con un cuerpo tonificado,  pulido por los mismos dioses y  una mediana sonrisa maquiavélica eran sus únicas armas para conquistar y alcanzar el objetivo.

 

El evento inició con el sonido demencial de música cargada de erotismo. JunHong sería el último debido a su altura, ese aspecto en él fue siempre su frustración, su cuerpo no era delicado como su rostro, esa era su más grande desventaja. Cuando cruzó la cortina se encontró con una barra que recorría todo el club nocturno, las participantes caminaban como si fueran pedazos de carne siendo presentadas a los comensales, como los platos de sushi ofrecidos al cliente. JunHong caminó seguro de sí mismo, contoneaba las caderas, el kimono arrastraba detrás de su andar.  El pelinegro levanto el rostro para toparse con la enervante mirada del “jefe”.

Jepp Blackman estaba sentado a la cabeza, al final de esa larga mesa, usaba una yukata negra, con bordes blancos,  la penetrante mirada de un asesino se dibuja en esas masculinas facciones, ojeras negras colgaban bajo esos hipnotizantes ojos cafés, no mostraba emoción alguna, era una escultura estúpida en marmol. El labio inferior de Jun tembló un instante al encontrase delante de él, sus ojos se sincronizan en el mismo canal, desnudaban el alma del contrario, deseaba meterse en la mente del otro, la pareja duró unos segundo inmersos en un mundo lejano a ese donde el humo a cigarro y olor a licor se penetra en la ropa.

 

Jepp quedó sordo, el ruido, la música desaparecieron, las palabras se esfumaron de su boca, sus ojos no podían dejar de admirar a ese ángel envuelto en seda roja, labios rosas, cabello negro como la noche, como su propia alma. Su corazón palpitó a ritmos anormales, deseaba posar su mano sobre esa piel, comprobar si era una visión o un ente real. Se levantó de su lugar para caminar hacía el chico sin contestar a preguntas o cuestionamientos de sus allegados.  

Los presentes guardaron silencio al notar como el líder jalaba del brazo al último participante, le obligó a ponerse de rodillas, lo sujetó del rostro. Jepp introdujo la lengua sin ningún rastro de pudor a esa cavidad bucal, saboreo cada rincón a su alcance hasta que la falta de aire lo separó, se quedó segundos pasmado ante la cercanía de ese rostro, sus dedos delinearon las facciones, ¿Había sido embrujado?

 

—Felicidades.—Susurro con grave voz acercando los labios al oído del menor.—Eres el ganador.

 

El hombre bajó de la mesa a su “trofeo” para arrastrarlo a su lugar, a la cabeza de esa organización, le indico al conductor del evento que continuará. Ese “concurso” solo era un juego para comprar las mejores mercancías, objetos lujosos que algunos “hombres” con poder se dan el gusto de tener. Jepp acomodo al pelinegro en su regazo, le ordenó a una mesera servir sake en sus vasos, le dio uno a su nuevo “juguete” quien se negó a beber ya que le susurro al oído que deseaba champán. Blackman quedó sorprendido por tal actitud,  ninguna de las chicas que había escogido, desde que inicio el juego,  había mostrado tal capacidad de decisión, todas las anteriores fueron bellas muñecas siguiendo sus órdenes sin mente propia. Llamó nuevamente a la mesera ordenando traer un par de copas con esa bebida reservada para “millonarios”.

 

—¿Contento? —Le cuestionó recibiendo una afirmación, Jun deslizó el líquido por su garganta siempre deseo probarlo, miró muchas veces en televisión como gente “rica” festejaba con champán. —Eres hermoso.

 

Jepp llevó su mano hacia la mejilla del chico, la pellizco para comprobar que era real, era como una hada envenenandolo con su respiración, insertó su dedo pulgar en esos labios entreabiertos, una tímida lengua los lamió, ambos amantes no quitaban la vista del contrario es como si una fuerza electromagnética rigiera sus cuerpos obligándolos a seducir a su pareja. El cabecilla de esa organización criminal ingreso su mano libre entre esos muslos blancos, dejó sus huellas dactilares en la piel para separarla, un suspiro escapó del menor que acercó su rostro, anhelando un necesitado beso. JunHong lanzó sus brazos por encima de los hombros del hombre, lo rodeo para acercarlo más y por fin besarlo, devoró aquella boca como si la vida se le fuera en ello, debía saltar de alegría en menos de un segundo su sueño se hizo realidad pero el plan no iba como lo ideado. La mente de ese chico se perdía en una terrible sensación cargada de lujuria, nunca sintió deseo, más por lo material, pero en ese instante su piel hervía hasta un estado de ebullición. Quería más contacto, anhelaba ser devorado por ese monstruo, por ese sádico que corta la cabeza de sus enemigos y las deja en cajas de regalos, las cuales son enviadas a los familiares de los difuntos.

Los presentes desviaron su vista hacia la otra mercancía siendo rematada, era la primera vez que el jefe había elegido a la “ganadora” de manera tan rápida y sin preguntar el nombre.

 

La pareja continuó devorándose hasta que sus pulmones resintieron la falta de oxígeno, sus labios estaban rojos por la continua fricción. La mano de Jepp subía por los muslos de pelinegro comprobando que la ropa interior se humedeció por el contacto, una erección crecía debajo de la tela, una sonrisa perversa se dibujó en su cara cuando comenzó a deslizar esa prenda por los muslos, por inercia el menor cerró las piernas, acto inocente que aumentó la lujuria en el líder pero sin sentir pena termino sacando la sensual panty femenina con encaje negro, había una  mancha y el hombre la llevó a la nariz para olerla.

 

—Hueles delicioso.  —Comentó seriamente, dejo la pieza sobre la mesa para invitar al menor a ponerse de pie. —Es tiempo de que estemos solos.

 

El yakuza cuando se puso de pie sujeto a su nuevo trofeo por la cintura para arrastrarlo por el camino que sus súbditos le formaban, nadie se cruzó todos bajaron la cabeza con respeto y, claro con miedo. El dúo vago por pasillos hasta subir por un elevador al tercer piso, ahí se toparon con varios guardias resguardando el pasillo, al llegar al final unas puertas rojas se abrieron con chapas doradas. El piso de la habitación estaba tapizado por tatamis color crema, en la pared a la izquierda el dibujo de un cerezo floreciendo cubría toda la extensión, al fondo un dragón y un tigre se admiraban orgullosos en trazos negros, la iluminación era de tonos rojos le daba un aire de erótismo mistico. Al centro un colchón cubierto por sábanas blancas y una colcha negra con el logo del grupo Yamazaki, a un lado sobre una mesa se encontraba acomodada una botella de vino con dos copas.

 

JunHong fue invitado a ingresar, hasta ese momento el pelinegro llevaba una de sus manos apretando la abertura del kimono para que sus partes íntimas no fueran vistas por simples terrenales. Zelo se dejó caer en la cama de espaldas, el kimono se abrió dejando casi todo el cuerpo desnudo, dobló su rodilla y separó los muslos,  se encontraba a merced de su dueño, su amo por 365 días. Jepp mordió el labio inferior y se acercó a su presa, le quitó las zapatillas para lanzarlas a una esquina, besó el empeine hasta llegar al tobillo, disfruto de la suavidad que el tacto percibe, continuó su recorrido ascendente hasta llegar a los muslos, donde decidió dejar varias mordidas, levantó la mirada para observar una erección que goteaba excitada. Nuevamente una torcida sonrisa se mostró en su boca, saco la lengua y pasó la punta por encima de ese miembro, el cual tembló al efímero contacto.

Un gemido escapó entre los labios del pelinegro que se aferraba a las colchas aunque anteriormente fue obligado a dar sexo oral y fue manoseado no se comparaba a las caricias que ese hombre le proporcionaba, pasó años creando una fuerte mentalidad, imagino ciento de veces esa noche, creyó que sería fría, cruel, lo penetraran de manera salvaje como un semental monta una vaca sin juegos previos. En sus múltiples escenarios nunca se construyó uno donde Jepp fuera amable y un sabio amante, como lo era en ese momento.     

 

—No he escuchado tu voz más para pedirme champán.—Comentó con una sensual sonrisa que terminó por derretir el frío corazón del menor.— ¿Es tu primera vez con un hombre?

 

Bang jalo el cinto blanco que mantenía al kimono cerrado, por fin la prenda se abrió dejando ver una encantadora sorpresa. Los trazos negros de dos personas unidas por el cabello estaban dibujados en el vientre blanco del chico. El mayor acerco la boca para para besar esa erógena zona, la cual se contrajo ante los descaradas muestras de afecto.

 

—Es mi primera vez en muchos sentidos. —Artículo tratando de recobrar su confianza, cerró los ojos al sentir labios besando su tatuaje.— Aunque me obligaron a ser una pelicula XXX masturbandome.

 

Jepp arrugó la punta de su nariz, no le agradaba imaginar que hombres antes de él fueron capaces de admirar tan perfecta escultura, hundió la lengua en el ombligo para continuar con su recorrido hasta llegar a los pezones, enrollo la lengua, los chupo, al morderlos descubrió un punto bastante sensible en su nuevo amante que se contraia por las rafagas de placer inundando su cabeza.

JunHong levantó las caderas en busca de más contacto, nunca en su pasado se permitió sentir deseo carnal, fue frío con sus decisiones, cada uno de sus movimientos eran calculados, tenía un objetivo pero por primera vez no pensaba con la cabeza arriba de sus hombros sino con la que colgaba de su entrepierna. Ruidosos gemidos escapaban de esa rosa boca, saliva corría por su cuello, se dejaba llevar por el placer, esa era su recompensa.  Blackman cuando descubrió que esos pezones cambiaron a un tono rojizo los dejo descansar y subió por ese largo cuello, le fascinaba la idea de dejar marcas, tenía un culposo placer por ensuciar algo tan puro, dejar moretones en tan perfecta piel de terciopelo.

 

—Jepp me siento extraño.—Las palabras salieron inocentemente de su garganta sin poder detenerlas.—Me gusta la forma que me tocas.—Bang llevó su mirada a esos ojos entrecerrados, decía la verdad, no fingía como las chicas en el pasado, tratando de aparentar ser corderos pero con las fauces de un lobos escondiendo debajo de la piel.—Hazme sentir mejor.

 

—Lo haré sunshine.— Acercó sus dientes para morder el labio inferior hasta provocar una leve herida externa, un pequeño hilo de sangre corrió por la comisura pero una lengua limpio la piel.—Tocaras el cielo.      

 

Jepp  se incorporó un poco y estiró la mano a la hielera, donde la botella de vino descansaba, sacó un cubo de hielo, ante la expectante mirada de JunHong llevó la pieza a uno de los pezones, los froto suavemente, agua comenzó a correr por la piel desnuda, el abdomen del menor se contrajo por el contacto.  El cubo fue perdiendo volumen por ello dejó resbalar la pieza por el estómago y con la boca lo sumergió en el ombligo donde termina derritiéndose. Otra vez la sonrisa lujuriosa se posó en los labios del yakuza, quien separó los muslos de su amante,  nuevamente tomó un pedazo de hielo y  este es llevado  a la erección lampiña del hombre de cabellos negros. JunHong se contrajo ante el frío expandiéndose por una área que hierve por el calor del deseo,  nuevos gemidos aparecen cuando se percata de que aquel cubo es ingresado en su entrada, pero no es un dedo quien hace la labor sino una boca, sus paredes se contraen ante el derretimiento de ese copo helado, descargas eléctricas sacuden su columna vertebral.

El jefe de la mafia abre más esas  piernas dobladas hacia arriba para admirar la forma que el menor absorbe el hielo, esparce besos en las rodillas, muslos. Zelo estira los brazos para también despojar de esa yukata a su amante, le quita el cinto y el hombre de tatuajes se muestra semi desnudo, se pone de pie para quitarse la prenda y la ropa interior dejando ver su erguida erección, que crece y gotea ante la ferviente mirada de un chico que termina derritiendo el copo en su interior.

 

—Prometo ser amable. —Le susurra al oído, rozando su erección con la del menor.—Solo porque es tu primera vez.

 

—No debes serlo.—Le contestó sensualmente lamiendo el contorno de su oreja.—Hazme lo que desees, soy tuyo.

 

La confesión removió emociones que el hombre creyó muertas, ¿Como alguien podía ser tan encantadoramente sensual y a la vez lucir como un perverso ángel?  ¿Aún existían personas como ese ser ? nuevamente los labios se encontraron. La manos de JunHong recorrieron la espalda, hombros, brazos del mayor, rasgo la piel con las uñas, abrió más las piernas y levanto la cadera para ponerse en contacto con su contrario. El mafioso alcanzó una botella de lubricante, vació el contenido en sus tres dedos para llevarlos a la entrada del menor. Un quejido escapó de la garganta de Jun al sentir tres intrusos en su entrada, dolían cuando se expanden y trataban de navegar más profundo, para calmar su ansia tuvo que clavar los dientes en el hombro de su atacante causando una herida.

 

Jepp disfruto de esos dientes dejando dolorosas marcas,  sacó los dedos para sin previo aviso ingresar su erección que se movía ansiosa, se introdujo hasta el fondo, esa entrada estaba apretada, podía percibir cómo las paredes se contraen por la brusca interrupción, las embestidas se volvieron más agresivas y constantes. La espalda de Zelo se doblegó por las estocadas, se aferraba a la espalda del yakuza pero el cansancio logró sobrepasar así que se dejó caer encima de las colchas, sus caderas también se contonean al ritmo de las penetraciones, sus piernas fueron abiertas.

Blackman disfrutaba observar como entraba y salía de ese cuerpo blanco, relamió sus labios fascinado por ser capaz de admirar a un ángel salivar por la lujuria desatada, gemir  con todas las fuerzas que sus pulmones le permitían. El objetivo del hombre mayor era provocar que el menor se corriera sin necesidad de tocarlo, su meta no tardó en alcanzar pero para él solo era el principio. Giro el cuerpo del menor, quien se  quejó por la pausa, Jun fue puesto en cuatro y Jepp continuó su labor embistiendolo por la espalda, las manos del pelinegro mayor se hundieron en la cadera del menor.

La uñas de Jun se sumergieron en las sábanas, mordía su labio inferior cansado de tanto escuchar su voz rogar por más, que diera más fuerte, más profundo, quería correrse una segunda, tercer vez hasta manchar las sábanas con su esencia. El placer nacía como fuego en su vientre y se expandía por cada parte derritiendolo como  lava, ruidos obscenos salían de esos dos cuerpos encontrándose ante cada embestida.  

Blackman no soportaba por más tiempo, ese cuerpo succionando, esa apretada entrada lo volvía loco, lo invitaba tocar el cielo con la punta de sus dedos, al ver tan hermoso glúteos decidió dar un par de nalgadas el tono blanco como papel desapareció para teñirse como dos mejillas sonrojadas. Jun gimió por los golpes, levantó las caderas, las contoneaba al ritmo marcado por la penetraciones del mayor.  El orgasmo volvió apoderarse de la figura del menor y el mayor se corría en el interior, quemando las entrañas.

JunHong alcanzaba a sentir algo caliente salir de su cuerpo y deslizarse por sus piernas, cayó rendido sobre la cama pero unos labios en su nuca le indicaron que solo era el inicio de una larga noche cargada de olor a sexo.  

 

Jepp giró el rostro del menor para besarlo, su mano se deslizó por la entrepierna del chico hasta llegar a su erección que volvía a levantarse por los movimientos de una masturbación. JunHong se giró para tener de frente al hombre, él siguió las acciones de su maestro, su mano bajó hasta la erección del mayor y también comenzó a mastrubar, sus miradas se encontraron y no se apartaron en ningún segundo, alientos se mezclaron, ambos cuerpor desprendían sudor por cada poro de su piel.  El primero en caer fue Jun que no soportó más y terminó corriéndose, minutos después Bang también manchó esos dedos blancos con su semilla. El nuevo trofeo del líder del grupo Yamazaki elevó sus dedos, pegajosos y manchados por un liquido blanco a su boca, lamió la sustancia hasta la última gota, era un dulce gatito siendo alimentado por su leche favorita.

 

—Eres delicioso amo. —Dijó en un vanidoso ronroneo y saltó sobre el cuerpo del pelinegro mayor. —Amo necesito más, estoy hambriento de ti.

 

 

 

 

Notas finales:

ESPERO les guste el fic, solo serán tres capitulos, no olviden seguir mi pag y mi cuenta en wattpad ya que ahi subo los capitulos con fanarts e imagenes, espero les guste. 

Wattpad: https://www.wattpad.com/story/113618017-yamazaki

 

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