Todo se había salido de control. Sirius y él intentaban cambiar el rumbo de la guerra atacando a uno de los principales aliados de Voldemort: Greyback. No podían quedarse de brazos cruzados cuando su mejor amigo, James, estaba en manos del Señor Oscuro.
Decidieron entrar al bosque al caer los primeros rayos del sol ya que después de la transformación los hombres lobos se encontraban débiles y vulnerables.
Lo que nunca imaginaron era que Greyback tenía control sobre su transformación debido a su edad al igual que otros pocos hombres lobo de la manada. Remus sintió el pánico correr por su cuerpo mientras Sirius era acorralado y Greyback se dirigía hacia él.
- Quieto – ordeno el alfa. Remus no era humano así que la voz de Greyback le afectaba, no quería que él se acercara, ¡no! – ¿Tienes idea de cuánto tiempo he esperado por ti? Y de pronto vienes y te entregas en bandeja de plata. – Greyback recorrió el cuello de Remus con suaves toques de sus dedos – ¿Sabes cuantas hembras hay en la manada? – se bufo – contigo serán cinco. Es un bien muy escaso, pero eso va a cambiar cuando el Señor Tenebroso nos entregue una gran cantidad de magos. – Remus no quería comprender lo que eso significaba – No pongas esa cara, tú serás mi perra y no pienso compartirte con nadie.
En aquel lugar Greyback le destrozo su ropa y su moral. Se apareo con él y lo mordió. Sin embargo, un día antes Remus había mordido a Sirius. Rogaba porque Greyback no se enterara. No soportaría que algo le pasara a Sirius…
Pero con el paso de las semanas Greyback fue sospechando y sin darse cuenta la luna llena regreso. Para entonces Remus se había percatado que llevaba cachorros en su vientre y cuando GreyBack intento golpearlo y Remus no dudo en defenderse, ninguna hembra dejaría que le hicieran daño a sus crías así que él no sería la excepción.
La transformación no tardo en ocurrir y ambos hombre lobo se enfrentaron a un desafío de muerte, Remus no tenía miedo, o no, no cuando la adrenalina lo invadió, a la primera oportunidad mordió el cuello a Greyback y dejo que sus colmillos penetraran hasta el fondo en aquel frágil lugar.
No pudo dejar de apretar su garganta, su instinto le decían que no podía fallar, que él era ahora el líder. Cuando el cuerpo de Greyback dejo de moverse y sin fuerza, Remus lo arrojo y vio como la sangre del antiguo alfa corría por el piso, entonces aulló a la luna, reclamando su victoria, la manada pronto reconoció aquel llamado y se unieron en un canto siniestro a la luz roja del plenilunio.
Diez meses pasaron como un soplo y al estudiar a sus dos cachorros, Remus se percató que uno tenía el pelo negro como Sirius pero el otro no se parecía en nada a este.
Tenía los ojos de Greyback, solo esperaba que no fuera como su otro padre. Sabía que los hombres lobo eran más proclives que las humanas a tener camadas con hijos de distintos padres, pero no importaba de quién descendiera, siempre sería su cachorro y a ambos los querrían por igual.
Sirius y él los protegerían, además ahora tenía a la manada. Voldemort no se atrevería a acercarse a una jauría de hombres lobo y pronto rescatarían a James y su hijo recién nacido del dominio del Lord, pero ¿y si James se había enamorado?