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Prince x Prince por Nayu - san

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Notas del fanfic:

 

 

            Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a Furudate Haruichi, yo solo los uso para esta pequeña historia.

Las imágenes de la portada y algunas de las líneas de diálogo son parte del vocaloid ROMEO, perteneciente a HoneyWorks.

Aclaraciones y acotaciones en las notas finales.

Disfruten de la lectura...

Notas del capitulo:  

* * *


VIERNES: AU / Cuento de Hadas

 

Las puertas del inmenso palacio se abrieron de par en par, dando paso a cierto muchacho pelinegro que se presentaba de manera tan repentina en el recinto. Tras él, un jovencito mucho más bajo lo perseguía desesperadamente, intentando evitar que ingresara y perturbara la paz de la familia real; pero no puedes pedirle a Kuroo Tetsurou que se detenga cuando tiene un objetivo fijo.

Con los ojos avellana cautivados por el bello rostro frente a él. Vestido de un elegante traje negro y una corbata dorada que hacía juego con la corona que reposaba sobre su cabeza, apaciguando su cabello bañado en capas de gel para mantenerse domado.

—Señor, sabe que-

El índice sobre sus labios hizo que el pequeño mayordomo callara, dejando que el caballero siguiera su camino hasta establecerse frente a aquel trono, en el que a su parecer, se encontraba el ser más hermoso que había visto: una larga melena rubia trenzada en un elegante recogido, la piel blanquecina de porcelana, ojos dorados como ardientes soles y aquellos labios que aparentaban ser delicados pétalos de rosas.

En cuanto estuvo peligrosamente cerca, los guardias se alertaron, afirmando con más fuerza las lanzas de sus manos, preparados para cualquier movimiento sospechoso.

—Kuroo Tetsurou, príncipe de Nekoma. ?Soltó en una reverencia, echando su capa roja hacia atrás antes de inclinarse en gesto majestuoso?. A su merced.

Con descaro estiró la diestra, tomando la mano de la estupefacta rubia, posando un casto beso sobre ella; ni siquiera dio tiempo a que los guardias reaccionaran antes de continuar.

—Oh bella dama, es un placer el poder conocerla, quisiera que usted me concediera su amor. —Dijo dirigiendo sus dedos hacia la barbilla de la chica para apreciar de más cerca su dulce rostro que ahora yacía confundido y alterado por su causa.

Esto no hizo más que alertar a los guardias que alzaron las lanzas hacia él, dispuestos a atacar si sus movimientos se tornaban peligrosos.

—Por favor no se exalte, sé que esto muy súbito puede ser, tan solo quiero saber si desde hoy mi princesa será. —Añadió, sin dejar de acariciar su rostro.

Uno de los guardias asió su espada en cuanto observó que el joven sacaba una pequeña alianza del bolsillo de su camisa. Con delicadeza tomó la mano de la rubia y la posó en su palma antes de besar sus nudillos una vez cerrada.

Hizo una última reverencia hacia la familia real, observando a los presentes, entre ellos el hermano mayor que apretaba los puños para no golpear a aquel individuo tan descarado.

El muchacho azabache simplemente hizo otra reverencia a su amada y procedió a desaparecer casi tan pronto como llegó, mientras la luz del sol iluminaba su capa escarlata.

~o~

La rubia se encontraba en el jardín haciendo jugar entre sus dedos pequeñas florecillas; una sombra hizo que volteara, encontrándose con aquella sonrisa felina que la fundía cual chocolate caliente.

El compromiso de la princesa sería anunciado pronto, por lo que los amigos más cercanos de la familia habían sido invitados a hospedarse en el palacio hasta el día de la boda. Entre ellos Kuroo Tetsurou, príncipe de Nekoma, aunque Tsukishima mostrara claros indicios de no querer algo con él, no estaba dispuesto a rendirse.

—Dígame señorita ¿Por qué usted sufriendo parece estar? —Preguntó acercándose la chica.

Tsukishima observó sobre el hombro al azabache. Ese tipo no había hecho más que traerle problemas, provocando por su estúpido atrevimiento de aquel día que adelantaran su boda con el príncipe de Fukurodani. Tenía ganas de voltear y estamparle el puño en su rostro, sin embargo, ambos se conocían desde pequeños y Tsukishima no creía que hubiera alguien mejor para escucharla.

—Es mi hermano Kuroo-san ?Respondió la rubia poniéndose de pie frente a él— Quiere que me case con ese desconocido.

El rostro del azabache se tornó en preocupación, sin duda odiaba a ese sujeto que tenía el atrevimiento de querer quitarle a quien por tanto tiempo amó en secreto.

—Un rostro triste, no es para usted. Óigame con atención: Tal vez si quisiera junto a mi usted estar ¡Sígame por favor! —Suplicó tomándola de la barbilla? Deje ya todo atrás y huyamos al Este de este país.

~o~

El día del baile de máscaras llegó cruel y demandante, aunque Kei había rogado al cielo que no llegase, se hacía presente. Y allí se encontraba luciendo un vestido delicado que brillaba bajo las luces del gran salón, pero para nada opacaba el color de sus ojos. Un recogido elegante hacia caer en ondas sus dorados cabellos y una pequeña tiara con rubíes lo adornaba. Las gafas habían sido reemplazadas por un antifaz de metal negro labrado, uniéndose con delgadas cintas del mismo color detrás de su cabeza.
Suspiró al ver a tantas personas en el lugar: la princesa de Aoba Johsai iba de un lado a otro, siguiendo a aquel Duque de ceño fruncido que no hacía más que ignorarla. El príncipe de Karasuno hablaba con una bella peliplatina que acababa de conocer, el rey de Shiratorizawa se mantenía imponente en su sitio observando atentamente a una menuda muchacha de flequillo, y por si fuera poco, los príncipes de Fukurodani y Nekoma no quitaban mirada de ella.

—Mi Lady —Ofreció Kotaro situándose con rapidez frente a ella, llamando la atención de los presentes —. ¿Me concede esta pieza?

Bokuto llevaba un antifaz con una mitad bañada en plata y la otra en oro, que aparentaba ser la parte superior de las máscaras que utilizaban los gladiadores romanos, resaltando la viveza de sus ojos. Kei miró a través de Bokuto, encontrándose con los ojos avellana que la observaban adoloridos; cerrando los ojos y fingiendo una pequeña sonrisa asintió, dejando caer su mano en la de Kotaro. Con una sonrisa impregnada en el rostro, el mayor la dirigió hacia el centro de la pista, situándose frente a ella antes de rodearla por la cintura y pegarla más a su cuerpo. Sin embargo, en cuanto la canción empezó a sonar, ninguno de los dos se movió.

—Lamento decir esto mi Lady, pero nunca en mi vida he bailado —Susurró contra su oído para evitar que los presentes lo oyeran.

La rubia no pudo evitar reírse ante la confesión del mayor quien en vez de verse dolido, parecía alegre por haber logrado que aquel rostro que lo miraba con desprecio desde el día que apareció en su vida, al fin sonriera para él.

—Entonces ¿Por qué me ha pedido bailar con usted, señor? —Respondió también, con una sonrisa sarcástica en los labios.

—No lo sé, esperaba que me rechazara, nunca había llegado tan lejos.

Ambos sonrieron, captando la atención de los demás que ya habían empezado a bailar. Tsukishima suspiró, Bokuto no parecía ser tan molesto después de todo. Afirmó la posición en la que estaban, posando su mano sobre la de Kotaro que reposaba en su cintura dándole un pequeño apretón para que afianzara el agarre, luego volvió a su posición inicial, atrayéndolo más a su cuerpo hasta que finalmente llegaron a un punto aceptable a los ojos de Kei.

—Déjeme enseñarle.

Y empezaron a bailar. Entre risas y pisadas accidentales y apropósito por parte de la rubia, Bokuto no dejó que la chica se fuera de sus brazos en toda la velada. Bailando con ella melodía tras melodía, haciendo que su delgado cuerpo paseara entre sus manos, mientras oía aquella hermosa risa de la que pocos habían sido testigos. Ambos estaban bajo la mirada aprobatoria de Akiteru que asentía complacido del compromiso de su hermanita con aquel muchacho mientras a lo lejos Kuroo Tetsurou se aproximaba a la pareja.

—Disculpe señor —Interrumpió el azabache, observándolos a través de la máscara escarlata que cubría la cuarta parte de su rostro dándole un aspecto sombrío, haciendo que la pareja se detuviera en lo que parecía una charla entretenida en medio del baile— Ha tenido usted el placer de bailar con su majestad toda la noche, os ruego una única pieza.

—Kuroo Tetsurou —Dijo el peligris sin soltar la mano de la chica, examinando de pies a cabeza al tipo que tenía enfrente— Siempre queriendo hurtar lo mío, gato ladrón.

El azabache rió con elegancia y burla a la vez. Una risa melodiosa que parecería música para cualquiera.

—No puede considerarse hurto si no le pertenece.

Incluso a través de sus respectivos antifaces, parecía que los ojos color miel y los avellana echaban rayos con la delgada rubia en medio de ambos.

—Bokuto-san, solo será un momento, volveré pronto —Anunció la chica con una pequeña sonrisa, dando un leve apretón en la mano del peligris.

—La traeré en unos minutos. —Añadió Tetsurou ofreciendo su brazo para que la chica lo tomara.

En cuanto lo hizo, ambos se alejaron con elegancia, dirigiéndose a cierto punto del salón donde perdieran de vista a Kotaro.

—Creí que no te gustaba bailar —Dijo la rubia observando como la inquieta mirada de Tetsurou paseaba alrededor del lugar.

—No quiero que bailemos —Respondió con una sonrisa felina, pasando la vista por el perímetro una vez más antes de tirar de la chica y echar a correr juntos por los lujosos pasillos del palacio.

Subieron escaleras, pasaron por pasillos con cuadros de pintores famosos, pisando con brusquedad la alfombra de terciopelo que se extendía en el suelo sin importar la cantidad de guardias que los observaban a cada paso que daban; las manillas del reloj avanzaban, y ambos eran conscientes de que pronto requerirían la presencia de Kei para anunciar su compromiso, sin embargo, era su última oportunidad y Tetsurou no estaba dispuesto a perderla.

—N-No vuelvas a hacerlo —Gruñó Tsukishima en cuanto se detuvieron frente a una puerta negra labrada con detalles de enredaderas— ¿Tienes idea de lo difícil que es correr con estos zapatos?

—Lo siento pastelito, no volverá a ocurrir.

Tsukishima sintió su corazón hacerse un puño tanto por aquel sobrenombre como por la certeza de sus palabras.

—No volverá a ocurrir—

Porque solo Kuroo Tetsurou sería capaz de hacerla correr como niña por el palacio y aunque no lo admitiera en voz alta, extrañaría oír aquel tonto apodo.
Kuroo captó inmediatamente la mirada esquiva y nostálgica de Kei, pensando en que el corazón de la joven se sentía igual de desolado que el suyo; no quería que se sintiera triste, deseaba que aquel último recuerdo juntos, su última propuesta, fuera feliz.

Con parsimonia, como si todo el tiempo del mundo estuviese en sus manos, acunó la mejilla de la rubia, acariciando sus frescas mejillas antes de retirar aquel antifaz que lo privaba de ver con claridad la belleza de los ojos ajenos.

—Cierre sus ojos, tengo un presente.

Se oyeron pequeños refunfuños de la rubia. Tetsurou no pudo evitar sonreír con nostalgia al pensar que en tan poco tiempo conocía cada faceta suya, hasta sus ceños fruncidos le eran familiares, algo tan natural como el sonido de la lluvia o aquella fría brisa que cala tu piel en las frías mañanas de invierno.

Se situó detrás de la chica, cubriendo los párpados cerrados con sus manos antes de empezar a caminar, dándole un leve empujón a las puertas para que estas se abrieran y ambos pudieran salir.
En cuanto estuvieron fuera, un escalofrío recorrió los desnudos brazos de la chica, sintiendo la brisa nocturna desordenar un poco sus cabellos.

—La luz de esa estrella que en cielo está brillando, es la nuestra.

La vista de Tsukishima fue liberada, admirando el cielo estrellado y titilante, siendo consciente que entre todas ellas se admiraba una más resplandeciente— Es que las palabras de Kuroo eran tan simples y verídicas.

Su relación, si es que así podía llamarse, se basaba en molestas visitas esporádicas y cartas a la distancia, algo que podría pasar desapercibido para cualquiera. Sin embargo, Kei sabía que sin importar los príncipes caballerosos de sonrisa amable y miradas exacticas que conociera, para ella no había alguien con el mismo toque que tenía Tetsurou. Ninguno que pudiera hacer latir su corazón como lo hacía Kuroo al enviarle una carta, incluso cuando escribía sobre temas irrelevantes. Siempre había un fragmento que Tetsurou lograba incluir para hacerla sonrojar.

—Me siento tan idiota de no haber llegado antes y ser lo suficientemente valiente para pedir tu mano. —Susurró detrás de ella, atrayéndola por la cintura para reposar la barbilla en su hombro.

—Ciertamente cuando lo hiciste, fuiste muy idiota. —Murmuró con tristeza apoyando su cabeza con la del príncipe.

—Señorita, si usted me elije a mi le prometo que la protegeré —Dijo el azabache dejando a la rubia de pie antes de dirigirse a la enredadera de rosas que brotaba por una de las columnas del balcón? Elíjame, le juro que no se arrepentirá, aunque todo se vuelva gris. Puede confiar... —Añadió arrodillándose frente a ella, ofreciéndole la bella flor que acababa de arrancar— No puedo permitir que usted sea de alguien más. No podría nunca perdonármelo.

La rubia tomó la flor entre sus manos, observándola con tristeza. Ciertamente podía huir con Kuroo aprovechando la excitación de la celebración pero, era cuestión de minutos el que marcara la media noche y llamaran por ella para anunciar su compromiso, llegando incluso a morir si descubrían su traición a unos de los príncipes más poderosos. 
Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir los fuertes dedos de Tetsurou sobre sus mejillas.

—Voy a despejar la confusión que siente, rompamos las reglas esta vez. Concédame un beso de amor.

Y sin previo aviso posó sus labios sobre los ajenos, disfrutando el dulce sabor de aquellos labios que tanto había deseado poseer, sintiendo hilillos de lágrimas recorrer las ahora sonrojadas mejillas de la chica, abandonándolo tal como el efímero momento que se escurría entre sus dedos.

 

—¡Y ese fue el final de temporada de la telenovela del momento señores! Sin duda ha dejado a más de uno ansioso por la próxima, ¿Con quién se quedará nuestra dulce princesa? ¿Qué tal si se lo preguntamos a —ella— misma? —Preguntó Keishin con burla, dirigiéndose hacia el joven rubio que se encontraba situado frente a él junto a los otros dos invitados— Tsukishima ¿Tú qué opinas?

La pesada cámara volteó hacia el actor, enfocando su clara reacción de molestia por ser el centro de atención.

—Lo siento, pero no se me tiene permitido opinar al respecto.

El público presente, el animador y sus mismos compañeros estallaron en risas por la reacción del menor.

—Oh, vamos Tsukishima, no era mi intención molestarte. La verdad es que se te ve muy bien vestido de chica, ¡Ni siquiera pareces hombre!

Las risas se extendieron otra vez molestando más al rubio; ciertamente desde un inicio supo que era mala idea aceptar ese tonto papel. La paga era buena, sí, pero desde que hizo su primera aparición en la pantalla hubo múltiples comentarios, tanto a favor como en contra que no hacían más que incrementar sus inseguridades; es más, ya habría renunciado hace tiempo de no ser por...

—Yo creo que Kei es lo suficientemente hombre como para vestirse de chica sin perder su propia esencia. —Intervino Tetsurou, tomando un aire desenfadado mientras se apoyaba en el respaldar de su asiento.

—¡Eso es cierto! —Agregó un eufórico Bokuto pasando su brazo por detrás del cuello de Tsukishima, provocando que este se inclinase— ¡A pesar de vestirse de chica, Tsukki sigue oliendo al Tsukki que conocí el primer día de grabación!

—Búho idiota —Refunfuñó Tetsurou golpeando la palma contra su propio rostro.

Otra risa n conjunto abrió paso en el estudio, los presentes se divertían con aquellos jóvenes tan ocurrentes como atractivos, algo que Ukai supo aprovechar.

—Vaya Tsukishima, sin duda tienes unos compañeros muy pintorescos, de seguro los días de grabación son un ir y venir de risa con estos jóvenes. —El rubio rodó los ojos a modo de respuesta— Por cierto, ahora que tocamos este tema, de seguro has oído hablar de las famosas "shipps", ¿Qué opinas al respecto, Kei? ¿Si te dieran escoger entre los estos muchachos, el ocurrente y atractivo Bokuto o el apuesto y caballeroso Kuroo, con quién te quedarías?

Tsukishima vio como la mandíbula de Tetsurou se tensaba ante el comentario del presentador. Claro que habían oído hablar sobre aquellos emparejamientos creados por las creativas mentes de los fans. 
Hace una semana Kuroo y él se pasaron toda la tarde viendo "FanArts" y leyendo "FanFics" que hacían. Tetsurou no paraba de reír por todo lo que veía, hasta que cayó en cuenta que la mayoría de ellos era emparejando a su bro con Tsukishima.

—¿Por qué siempre me hace las preguntas sin sentido? ?Refunfuñó el rubio, acomodando sus gafas.

—Bueno, si no quieres responder ¿Qué te parece si hacemos una pequeña dinámica enviada por sus fans? —Keishin sacó un pequeño papel del bolsillo de su camisa— Nuestra querida Jun de Sendai nos escribe "Ukai-san, me encantaría ver BokuTsukki y pockys, ¿Lo imagina? ¡Viva el BokuTsukki!"

Un sonrojo invadió el rostro del rubio, mientras Kotaro lanzaba risas avergonzadas y Kuroo yacía cruzado de brazos observando hacia otro lado; después de todo era su deber como idols satisfacer a sus seguidores.

***


—Kuroo, ¿En serio estás enojado por eso? —Soltó Tsukishima con burla caminando al lado del azabache en la fría noche de Tokio.

—Sabes que eso no es lo único que me molesta —Respondió Tetsurou deteniéndose frente a una tienda de electrodomésticos—. ¿Ves? Es eso a lo que me refiero —Refutó señalando como un niño pequeño la televisión que repetía la escena donde Bokuto y Tsukishima yacían con sus rostros a centímetros, gracias a aquel pequeño trozo de pocky que bailaba entre sus labios —. ¡Se les ve jodidamente bien juntos y el mundo los ama!

Tsukishima no pudo evitar lanzar una risilla ante la actitud infantil que tomaba su novio, le sorprendía que alguien como él se molestara por eso.
Con cuidado tomó el rostro del moreno entre sus manos, observando con burla y ternura aquel pequeño puchero.

—Eres un idiota... —Soltó sonriendo — Sabes que es a ti a quien amo.

El rostro de Kuroo se iluminó y las personas que pululaban a su alrededor desaparecieron; no le importaba el lugar en el que estaban, quiénes eran y mucho menos las miradas curiosas de los transeúntes. 
Con cuidado Kuroo retiró el tapabocas que protegía la identidad del rubio y él mismo se deshizo de sus gafas de sol que usaba a pesar de ser noche. Como si fueran solo Tetsurou y Kei y no las celebridades del momento, sino aquella pareja joven de enamorados que querían comerse el mundo de un solo bocado, tomó los labios del rubio, depositando el más suave de los besos, a lo que el menor sorprendido solo atinó a enredar los brazos en el cuello del azabache, atrayéndolo a él para profundizar el contacto.

—Idiota... —Dijo Kei en medio del beso, sintiendo bajo los labios la sonrisa gatuna de su novio—. Podrían descu-

Ni siquiera pudo terminar de decir su predicción cuando el barullo inició.

—¡Kuroo y Tsukishima-kun! ¡Es KuroTsukki, son cannon! —Empezó a gritar un emocionado pecoso llamando la atención de las personas mientras señalaba a la pareja.

Sin embargo en cuanto volteó para sacar una foto o poder pedir un autógrafo, ambos muchachos no estaban. Kuroo había tomado la mano de Kei y echado a correr juntos empujando a su paso a las personas que cruzaban por su camino, siendo reconocidos por algunos antes de llegar al auto del pelinegro, perseguidos por un pequeño grupo de chicas.

—¡Te lo dije! ¡Nunca hagas que vuelva a correr así! N-No vuelvas a hacerlo. —Gruñó Tsukishima cerrando con dificultad la puerta de copiloto.

—Lo siento pastelito, te prometo que no volverá a suceder. —Respondió Tetsurou deshaciéndose de la gorra roja que cubría su desordenado cabello antes de lanzarle una sonrisa ladina.

Tsukishima sonrió, inclinándose de lado en su asiento para poder mirar mejor a su novio. Se sentía feliz de saber que las palabras de Kuroo no eran ciertas y seguirían escapando de cámaras y tumultos de personas pero nada de eso importaba mientras él tomara su mano y lo llamara con aquel sobrenombre tan patético.

 

Notas finales:

* * *

Hi!
Aquí, dejando mi pequeño aporte a la KuroTsukkiWeek que se hizo presente de manera tan repentina(?) Lo intenté,  espero haya quedado decente y sido de su agrado. -3-)>

Bueno, me gustaría decir que este humilde OS está inspirado en el vocaloid ROMEO de HoneyWorks, aunque la historia original no tiene que ver con lo que acaban de leer, me sirvió de ayuda para algunos escenarios y en cierta parte para el final.

¡Agradezco mucho a Nanuu (amoe -3-) por ayudarme con este ficucho! Sin ella esta historia hubiera sido muy retorcida y con horrores ortográficos! Te awo ;w;b25; Y a Xavi por siempre corregir esos problemillas técnicos que tengo (~-3-)~b25;

Bueno, eso fue todo, muchas gracias por leer y nuevamente espero haya sido de su agrado, un abrazo a la distancia y espero nos leamos pronto...
BYE!<3

PD: Si gustan oír la canción pueden encontrarla como ROMEO, aunque para este OS utilicé el cover hecho por Emanuel Santiago. Búsquenlo en Youtube y se enamorarán de ese y otros trabajillos que tiene ;w;


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