El ruido de la alarma resonaba por toda la habitación muy temprano por la mañana y a pesar de que Leo moría por seguir disfrutando de ese sueño con su bello novio no dudo en levantarse rápido ya que sabía que en unas horas más ya no solo soñaría con su novio sino que lo tendría entre sus brazos. No podía esperar más por eso.
Hace dos semanas Guang Hong le había dado la maravillosa noticia de que dentro de poco tendría una semana completa de vacaciones antes de que comience su entrenamiento riguroso y sin más se decidió que sería Guang quien viajaría para que conociera donde vive su novio estadounidense.
De la Iglesia estaba más que emocionado de pasar una semana completa con su novio mostrándole todos los lugares para visitar y actividades por hacer que siempre le contaba por videollamada sobre su vida diaria.
Tenía todo planeado, le daría a Guang un recorrido que a todo turista le encantaría hacer, lo llevaría a comer donde siempre suele ir, irían por toda la ciudad tomando fotos y videos para las redes sociales de su novio, patinarían juntos en la pista en la que Leo practica y tendrían citas románticas y divertidas.
El chico estadounidense no sabía si el universo lo ama o es que tenía tan buena suerte pero por coincidencia sus padres se habían ido a México por dos semanas, lo que significaba que tenía la casa sola durante toda la estadía de su novio. “Gracias universo” eso pensaba De la Iglesia.
Por otra parte en un avión proveniente de China con destino a los Estados Unidos de América se encontraba un chico entre nervioso y entusiasmado por su semana de descanso completa con su novio. Estaba entusiasmado porque pasarían tiempo juntos y conocería más sobre él pero también estaba nervioso ya que nunca habían pasado más de 2 días juntos y tenía miedo de que las cosas no resultaran tan bien como ambos lo esperaban.
Después de horas el avión aterriza en territorio estadounidense.
Guang tomó su equipaje y se dispuso a ir donde sabía que su novio lo esperaba. Al ir bajando por las escaleras eléctricas enseguida reconoció a un chico que sostenía un letrero con su nombre.
-Bienvenido al país de la comida rápida- decía un muy sonriente Leo
-Ya llegue mi amor- Guang no pudo aguantar y abrazo fuerte a su chico –Ahora baja ese letrero que es vergonzoso- rio Guang junto al chico frente a él
-Está bien, tu ganas… lo guardare- Leo escuchaba a su tierno novio muy bien –dame tu equipaje… yo lo llevo por ti
-Gracias Leo… pero ten cuidado ehhhh!!-
-Si bebe, lo tendre- decía el chico estadounidense momentos antes de estrellar la maleta contra un poste a las afueras del aeropuerto
-Quieres morir?- Guang decía frustrado por lo que había hecho Leo
-OK! Lo siento, tendré más cuidado ahora- eso dijo el mayor momentos antes de meter el equipaje dentro de la cajuela del auto sin ningún tipo de cuidado.
-Me voy!- el chino dio media vuelta para asustar a su novio
Leo lo detuvo antes de que pudiera caminar –No te enojes bebe, fue un accidente- sabia como calmar a su chino, poner carita tipo gato con botas –Vamos a casa ya si?
-No sabía que condujeras- se deja llevar al auto
-Te dije que estaba aprendiendo en mis ratos libres-
-Sí, pero no que ya lo hacías- miraba Guang a Leo mientras este conducía por la ciudad.
-Te enamoraste más de mi verdad?- preguntaba para fastidiar un poco
-Bobo!- ríe –pero si, te ves más guapo conduciendo- el menor saco su celular para grabar un poco la mirada concentrada de su novio mientras conducía.
De la Iglesia dejo de tener las dos manos al volante ya que su mano derecha se entrelazo con la de su novio –ya casi llegamos a casa bebe-