Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Jeli por Siri_Looper

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 

 

 

 

El pueblo de Rise estaba congelado en el tiempo, un lugar escondido entre las montañas, autosuficiente e independiente, no necesitaba del resto del mundo para sobrevivir y por lo mismo ese resto de mundo había olvidado la existencia de la gente que aun habitaba ese lugar.

 

La población estaba envejeciendo y disminuyendo, pero tan lentamente que las personas no lo notaban. Los más jóvenes por lo general se iban a buscar mejores oportunidades a las grandes ciudades, porque para sus enérgicos corazones la vida en Rise era aburrida y monótona, no querían heredar los oficios de sus padres, así que se iban en busca de aventuras.

 

Esta historia trata de un joven habitante de Rise llamado Dong Young Bae, pero él era muy diferente al resto de jóvenes a su alrededor, jamás pensó en hacer algo tan tonto como irse, para él su hogar era hermoso, un paraíso, se sentía cómodo trabajando todos los días en la granja de su familia, el orden de la rutina le gustaba, no necesitaba aventuras para ser feliz, el solo necesitaba una cama caliente y comida en el estómago todos los días.

 

El pueblo de Rise de forma rudimentaria tenia de todo, en el centro estaba la iglesia, el zapatero, el médico, de todo lo que la gente se podría imaginar, incluso un prostíbulo abierto todos los días y noches. También estaba el mercado, una larga hilera de sitios en los que los granjeros ofrecían sus frutas y verduras, los Dong no tenían un puesto en el mercado porque su granja era famosa por tener las hortalizas más grandes y los huevos de doble yema, las personas iban a comprar directamente a sus tierras y revendían a precios más altos. Algunos decían que las tierras de los Dong estaban bendecidas pues todo lo que crecía ahí era saludable y hermoso, eso incluía por supuesto a sus cuatro hijos.

 

Era una madrugada fría de invierno, los inviernos en Rise eran realmente crudos, los climas ahí eran extremos, mucho frio en invierno y mucho calor en verano. Young Bae dormía hasta que unas pequeñas manos lo movieron por arriba de las mantas.

 

— Hermano… hermano… — la pequeña Haru de siete años trataba de despertarlo.

 

Somnoliento aparto las mantas de piel de su cabeza y miro con esfuerzo a la niña con rostro preocupado, ella estaba de pie junto a su viejo catre. 

 

— ¿Mmmmh? — pregunto frotándose un ojo mientras se sentaba en la cama.

 

— Es Lucy… algo le pasa, creo que va a tener sus bebes.

 

Gran parte de la somnolencia se fue, Bae sin decir nada más aparto de un impulso las mantas y se levantó. Haru comenzó a caminar fuera de la habitación y su hermano la siguió de cerca, llegaron hasta el comedor, a Lucy le gustaba dormir debajo de la mesa así que le habían instalado una pequeña cama de paja ahí, la gata se encontraba en ese lugar, recostada de lado maullando de manera extraña, ninguno de los hermanos la había escuchado maullar así antes.

 

Young Bae se agacho y gateo debajo de la mesa, quedo acostado boca abajo sobre el frio suelo de adobe, su hermana lo imito.

 

— ¿Qué pasa pequeña Lucy? — pregunto Bae al animal y le acaricio la cabeza.

 

— Bae, tiene sangre… — dijo con miedo Haru y apunto a las piernas de la gata, Bae observo y efectivamente sus patas traseras estaban mojadas con un líquido rojo muy pálido.

 

— Esta bien, es normal, va a tener sus bebes — siguió acariciando la cabeza peluda con cariño.

 

En la granja Dong había animales como burros, vacas, ovejas y gallinas, todos tenían una función específica y eran cuidados por la madre de Bae y su hermana Jennie. El único animal de ese lugar que no producía nada era Lucy. Haru la encontró en medio del pueblo cuando era una cría muy pequeña, estaba sola, sucia y mojada por la lluvia que había caído ese día, la niña esa vez la escondió entre sus ropas porque sabía muy bien que su madre no estaría de acuerdo en acogerla, como la pequeña gatita estaba débil no hizo ruido y casi ni se movió en el trayecto a la habitación de la niña. Tres días fueron los necesarios para que la familia se diera cuenta del felino, gracias a los cuidados de Haru Lucy se recuperó, salió de la habitación y un día como si nada todos la vieron comiendo migas de pan del suelo de la cocina.

 

Young Bae y Haru eran muy parecidos, ambos estaban enamorados de Lucy y juntos lograron convencer a sus padres para dejarla quedarse, al final todos la terminaron queriendo de una u otra forma, resulto ser una espléndida cazadora de ratones, eso le dio un par de puntos extras con la familia y una caliente cama de paja debajo de la mesa del comedor.

 

Esa madrugada Lucy dio a luz a seis rosados gatitos, eran arrugados y sin pelo, un poco feos, pero los dos hermanos quedaron embobados con ellos, a partir ahí los cuidaron como pequeños tesoros. Young Bae todos los días debía salir a la tierra a trabajar junto a su padre, Haru como aún era una niña no tenía grandes responsabilidades en la casa, así que se la pasaba todo el tiempo acostada debajo de la mesa acariciando a su gata o a sus bebes, asegurándose que la paja estuviera lo suficientemente mullida para que no pasaran frio.

 

Los días en la granja Dong eran siempre iguales, los hombres trabajan en la tierra y las mujeres cuidando la casa y los animales, pero una tarde, después de la comida, Bae y Haru tenían una misión diferente. Después de algunas semanas los gatitos habían crecido, se paseaban por toda la casa dejando sus desechos y se estaban comiendo el alimento de su madre así que la mujer de la casa dijo que el día había llegado, los dos hermanos sabían que ese momento llegaría, pero eso no evitó que sintieran mucha pena cuando tomaron una gran cesta de mimbre del jardín para meter a los bebes y llevárselos al mercado para regalarlos.

 

Los dos hermanos caminaron al pueblo cabizbajos, Young Bae abrazaba la cesta contra su pecho con ambas manos, los gatitos dentro maullaban e intentaban escalar, pero él los sacudía para que cayeran dentro y sonreía al ver sus pequeños cuerpos peludos resbalarse. Haru como niña buena caminaba a su lado aguantándose las lágrimas, cada vez que salía de la granja tomaba la mano del adulto que estuviera a su lado, pero como Bae tenía ambas manos ocupadas ella estaba sosteniendo uno de los pliegues de su sweater.

 

— ¿Estas bien? — Le pregunto Bae mirándola hacia abajo, ella sorbió su nariz y movió la cabeza de forma afirmativa — si quieres llorar puedes hacerlo, yo no le contare a nadie.

 

— No quiero llorar, ya tengo siete años — se aguantó las lágrimas apretando los labios.

 

— Vamos a encontrarles un buen hogar, no se los daremos a cualquier persona, te lo prometo.

 

— Pero mama dijo que no podíamos volver con ninguno ¿Qué pasara con ellos si nadie los quiere?

 

— Si los va a querer, son muy lindos… — miro de nuevo el interior de la cesta — espera…

 

El mayor se detuvo, se agacho y dejo la cesta con cuidado en el suelo. Lucy era una gata tricolor así que los pequeños eran de colores variados, había uno gris completo que intentaba dormir, era el más pequeño, sus hermanos no lo dejaban descansar, jugaban alrededor y le pisaban la cabeza. Young Bae tomo al pequeño gatito gris y se lo puso en el pecho a Haru.

 

— Este quiere dormir, llévalo tú.

 

— Awww — ella lo acuno entre sus manos y lo metió debajo de su delantal, el pequeño de inmediato se acurruco agradado por la tibieza que de repente tenía a su alrededor.

 

El moreno se volvió a levantar, tomo la cesta y siguió caminando, esta vez más lento porque Haru ya no lo sostenía de su sweater y avanzaba preocupada de no mover mucho al felino que tenía los ojos entrecerrados.

 

Ambos Dong caminaban por la orilla de un angosto camino de tierra que se había forjado por el pasar de las carretas de los campesinos, en lo que llevaban caminando nada había pasado por ahí, pero de un momento a otro sonido de caballos llegaron hasta sus oídos.

 

— Delante de mi Haru — le ordeno Bae ya que la niña caminaba por el lado que daba al camino.

 

Ella obedeció de inmediato y se puso delante de su hermano sin dejar de avanzar, pronto el sonido se hizo más fuerte, mucho, hasta que una carreta color rojo paso a su lado, seguida de otra celeste, luego una amarilla, después una sin pintar, otra carreta amarilla más pequeña y así, los dos jóvenes se detuvieron a mirar la caravana. Las carretas que había en el pueblo se usaban para llevar frutas o verduras, a veces animales, pero estas eran muy diferentes, estaban completamente cerradas y tenían pequeñas ventanas con cortinas coloridas que no dejaban mirar al interior, eso sin mencionar sus vistosos colores, algunos desteñidos y con la pintura descascarada, pero definitivamente no dejaban de llamar la atención.

 

Cuando al fin dejaron de pasar miraron la última carreta perderse en el camino entre el polvo, la última era de color verde pastel y tenía una alegra cortina azul en la parte de atrás donde parecía estar la puerta con un par de ventanas en ella.

 

— ¿Qué fue eso? — pregunto Haru.

 

— No sé — se escogió de hombros sin darle importancia — vamos, debemos llegar pronto.

 

Los dos hermanos siguieron caminando, Haru como es natural en una niña estaba curiosa por la caravana, siguió el resto del camino al mercado hablando sobre ello, creando teorías de los que podía haber dentro de esas carrozas, pero Young Bae era lo contrario, hace mucho que la curiosidad característica de los niños lo había abandonado, a él lo tenía sin cuidado lo que pudiese haber dentro de esas vistosas carretas. 

 

Al llegar al mercado se ubicaron al comienzo de este, colocaron la cesta en el suelo, Haru dejo al gatito dormilón con sus hermanos y se agacho para cuidar que no escaparan escalando. Young Bae iba con la idea de gritar ¡“regalamos gatitos”! pero como los Dong eran conocidos y no era costumbre verlos de esa forma ahí, varios conocidos se acercaron a preguntar que estaban haciendo, no fue necesario gritarlo.

 

Hay que mencionar también que muchas mujeres se acercaban por Young Bae, él era uno de los solteros codiciados del pueblo, a sus veinte tres años aún no se había casado y ya muchas le habían echado los ojos encima, también le hubiesen echado los colmillos de no ser porque no salía mucho de la granja y porque era muy distraído como darse cuenta del doble sentido de algunas frases y los ojitos que le hacían las jóvenes a su alrededor. No, a Young Bae no le interesaba nada de eso, estaba muy ocupado trabajando en la granja de su familia como para andar ligando, no tenía apuro en casarse, esperaba que la indicara llegara por sí sola, no la estaba buscando, además, su padre ya le había dicho que cuando muriera la granja le pertenecería, que sus hermanas se casarían y se irían a las casas de sus maridos, su hermano mayor Hyun Bae no era de confianza como para dejarle el patrimonio de los Dong, por lo que Bae tenía la vida solucionada, el solo se encargaba de vivirla convencido de que seguiría haciendo el resto de su vida lo mismo que había hecho hasta el momento.

 

El primer gatito se fue con el carnicero, los dos hermanos estaban contentos porque de seguro ese pequeño comería muy bien, el segundo con la sastre que tenía una pequeña tienda de ropa, el tercero con una anciana que dijo que estaba muy sola y que le haría bien un poco de compañía, el cuarto y el quinto con un granjero que tenía su puesto de papas un poco más allá, cuando los Dong le contaron que su madre era muy buena cazadora de ratones el hombre se los llevo a los dos con ese propósito.

 

El anochecer estaba llegando en Rise, las personas en el mercado comenzaban a guardar la mercancía para irse, solo un gatito quedaba en la cesta, el pequeño dormilón gris, desde que nacieron habían notado que era menos juguetón que sus hermanos, el prefería dormir en un rincón caliente que correr persiguiendo cosas, eso le daba una apariencia de enfermo, pero en realidad solo era un holgazán.

 

— ¡Regalamos gatitos! — comenzó a gritar Young Bae para llamar la atención, Haru estaba sentada con las piernas cruzadas a su lado en la tierra del suelo, tenía dormido al pequeño gris en su larga falda.

 

— Hermano… quizá mamá nos deje quedarnos con este… — murmuro temerosa la niña mirando hacia arriba, ella sabía que debían regalar a todos los gatitos, pero estaba muy triste, verlos irse uno por uno le rompió el corazón — quizá podamos convencerla como con Lucy…

 

— No podemos… lo sabes…

 

Ella dio un suspiro y miro al félido dormido, otra vez se estaba aguantando las lágrimas.

 

— ¡Regalamos gatitos! — grito de nuevo un poco desesperado viendo como alrededor había cada vez menos gente. Si volvían con el gato su madre los mandaría al día siguiente al mercado y tenía mucho trabajo como para pasarse otra tarde ahí — ¡Regalamos… ¡

 

Interrumpió su grito cuando una persona se acercó a ellos y se agacho junto a la cesta que ahora estaba vacía.

 

— Owww — una exclamación salió del extraño cuando vio al pequeño dormido sobre Haru — ¿Están regalándolo?

 

— ¡Si! ¡No! — ambos Dong contestaron a la vez contradiciéndose uno al otro.

 

— Haru… — la miro hacia abajo con voz seria a modo de regaño, ella solo seguía mirando al gatito. El moreno miro al hombre agachado frente a ellos, tenía una sonrisa en su rostro y miraba a Haru con ternura, adivinando la situación, ella no quería separarse del pequeño, pero debía hacerlo.

 

Young Bae conocía a todo los habitantes de Rise, no de nombre, pero si de vista y estaba más que seguro que ese hombre no era del pueblo. Le llamo mucho la atención su extraña manera de vestir, llevaba ropa negra ceñida al cuerpo, sombrero, unos llamativos zapatos rojos y una chaqueta del mismo color de terciopelo, pero lo que más impresiono a Bae fueron los múltiples collares en su cuello, jamás había visto a un hombre usar collares, eso era algo propio de las mujeres, definitivamente ese hombre no era de ahí.

 

Bae desvió su vista a un nuevo hombre, se había parado detrás del que estaba agachado, su rostro serio lo intimido un poco, llevaba el ceño fruncido, sobre su espalda llevaba una chaqueta celeste adornada con flores, la tenía encima de sus hombros sin pasar los brazos por las mangas, su cabello era de un extraño color blanco, otra vez el granjero quedo mirando al nuevo desconocido por su extraña apariencia.

 

— Ya vámonos Ji Yong — dijo el más alto con una profunda voz — no me gusta estar aquí, lo sabes…

 

— Pero Seung, mira — Ji seguía agachado frente a Haru, ahora acariciaba al gatito suavemente, la niña lo hubiese apartado temerosa de que se lo quitara para llevárselo, pero no pudo hacerlo porque cuando lo miro a la cara pensó que era un hombre muy hermoso, como un príncipe sacado de los cuentos que a veces le contaba su mamá.

 

— ¿Lo están regalando? — volvió a preguntar Ji esta vez mirando a Bae.

 

— Si, ya regalamos a todos sus hermanos, solo nos queda él, es el más pequeño…

 

— Mmmm — Ji volvió a mirar al gatito y continuo acariciándolo con cuidado — ¿puedo llevármelo? — esta pregunta no fue dirigida a los Dong, miro hacia atrás y cruzo una mirada con Seung Hyun.

 

— Claro bebé — Seung le respondió con una leve sonrisa que suavizo la expresión en su rostro, a Young Bae lo desconcertó aquel apodo, ese hombre era bastante grande, estaba muy lejos de ser un bebé ¿Por qué lo llamaba de esa manera? Imposible que fuera su hijo.

 

— ¡No! — Haru saco al gatito de su regazo y lo apretó contra su pecho, el pequeño estaba dormido pero despertó y dio un adorable bostezo.

 

— Haru, debernos regalarlo y…

 

— Pero hermano, dijiste que no se los daríamos a cualquiera, yo no conozco a estas personas ¿tú los conoces? — ella miro a su hermano hacia arriba sosteniendo fuertemente al felino, los otros dos hombres sonrieron.

 

Bae reflexiono un momento, Haru tenía razón, el había dicho eso, pero no quería volver al mercado al día siguiente, además a su madre no le iba a gustar que volviera con un gatito, si lo hacían seguramente Haru intentaría convencerla de quedarse con el pequeño y su madre terminaría regañándola.

 

— No los conozco, pero yo creo que cuidaran bien de el — miro a Ji Yong, este se había cansado de estar agachado y ahora estaba sentado sobre la tierra  frente a la niña.

 

— Si, lo cuidaremos muy bien, yo tuve un gato cuando niño, se cómo cuidar gatitos — Ji le sonrió radiante a Haru, mostro todo sus dientes y hasta las encías, ella no pudo evitar sentir una extraña cosquilla en su estómago ante la belleza de ese joven.

 

— Pero… — balbuceo ella — es el más pequeño, le gusta dormir, deben tener mucho cuidado y creo que es una chica, se llama Mari.

 

— Haru — su hermano dijo a tono de regaño — ¿Por qué le pusiste nombre? Sabías que no podíamos quedarnos con él.

 

— Lo siento…

 

— Esta bien — se agacho a su lado y la rodeo con un brazos por los hombros — dáselo al señor, él lo quiere, lo va a cuidar bien, le dará mucho amor y comida deliciosa — miro a Ji en busca de ayuda.  

 

— Si claro, eso hare, dormirá con nosotros en nues… conmigo en mi cama, no pasara frio, ni hambre, lo juro — dijo de inmediato Ji Yong.

 

— Dale al gatito, yo creo que es una buena persona.

 

Haru finalmente le dio un beso en la frente al minino, lo acaricio y se lo estiro a Ji Yong, este lo recibió encantado, era un gato muy bonito, lo alzo por sobre su cabeza para mirar su pequeño cuerpo colgando entre sus manos.

 

— Hola hermosa Mari, soy Ji Yong y él es Seung Hyun, ahora seremos tus dueños — al pequeño parecía no importarle dio un nuevo bostezo y se lamio su propia nariz.

 

— ¿Dejaran que se llame Mari?

 

— Claro — respondió Ji y acuno al felino en su pecho — de esa forma se acordara siempre de ti porque tú le pusiste su nombre, gracias Haru.

 

Ella se sonrojo y sonrió tímida. Su hermano se levantó del suelo, la niña lo imito y sacudió el polvo de su larga falda y del delantal blanco que llevaba encima, Ji Yong también se levantó, Seung Hyun se puso a su lado para mirar al animal en su pecho.

 

— Gracias — dijo Young Bae — ¿ustedes no son de aquí o sí? — se atrevió a preguntar.

 

— No, solo estamos de paso. Le ofrecería a tu hermana ir a visitar a Mari, pero no sé cuánto tiempo estaremos acá, puede que sean solo unos días.

 

— Este bien, es mejor así…

 

— Ya vámonos Ji, por favor… — le rogo Seung en un murmullo, temía que alguien lo reconociera, él no quería parar en ese pueblo, pero como no tenía mucha voz ni voto dentro de la caravana sus palabras no fueron escuchadas.

 

Finalmente los dos extraños se fueron caminando juntos, Young Bae y Haru los miraron alejarse entre el poco de gente que quedaba alrededor, no eran los únicos que los miraban, mucha gente se quedaba observándolos sin nada de disimulo y no era para menos, su apariencia realmente llamaba la atención.

 

Ese anochecer los dos hermanos Dong caminaron a su casa, avanzaron lento, Haru iba muy triste tomada de la mano de su hermano, de forma silenciosa dejo salir esas lagrimas que se había aguantado todo el día. Pero por otro lado Young Bae no podía dejar de pensar en esos dos extraños hombres que había visto, se preguntaba de donde serían y que los había llevado hasta ahí, en Rise no solía haber extranjeros ¿Qué quería la gente de afuera en un pueblo como ese?

 

Por primera vez en mucho tiempo Young Bae sintió curiosidad, desde que era un niño que no mostraba mayor interés por nada que no involucrara arar la tierra o cultivar vegetales, deseo con toda su alma que el destino volviera a cruzarlo con esos dos hombres.

Notas finales:

Muy bien, capitulo uno con gusto a prólogo, ahora me quede con cuatro historias en emisión, mi capacidad de actualización ahora es de un capitulo a la semana así que cada historia será actualizada una vez al mes.

Le puse un nombre de mierda a este fic, lo siento, soy muy mala para ponerle nombre a cualquier cosa XD, por eso la mayoria de mis historias tienen nombres raros, medios rebuscados, Jeli significa amor en idioma romani.

Muchas gracias por pasarse por aca!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).