Xiao Luhan atendia a los clientes en una pequeña tienda de alimentos en las afueras de Seul. Los dueños eran una pareja mayor, que vendian comida casera y bebidas. Tenian de empleados tambien a un hombre de treinta y tantos, y una chica de 29, con anteojos gruesos la cual tenia un niño pequeño que a veces la acompañaba, si no se quedaba jugando con la dueña. Ellos estaban en la cocina, a veces la señora tambien cocinaba, y Luhan atendia a los clientes, cobrando junto al dueño.
Era un trabajo tranquilo, pero tenia una peculiaridad, y ahi radicaba la razon por la cual el estaba en la registradora y recibia a los clientes con un saludo y una sonrisa. Su apariencia hermosa con sus rubios aunque cortos cabellos lo hacian muy similar a una mujer, y su amabilidad lo hacia ser mas hermoso aun. Eso atraia a los clientes ademas de la rica comida. Ojos brillantes con pestañas largas y rizadas, labios pequeños pero carnosos rojos como una cereza, y piel palida y aterciopelda, toda una muñeca.
Tenian un sistema con el dueño. Habian notado que las mujeres atendidas por Luhan eran despreciativas, muchas de ellas en especial las jovenes, por lo tanto les cobraba el señor mayor. Por otra parte, todos los hombres se sentian comodos con el menor, y ellos estaban casi seguros que era porque confundian a Luhan con una mujer pese a no vestirse como tal. De ese modo, se repartian el trabajo.
Eran buenos patrones, amables y respetuosos, casi familiar era el trato con sus empleados, quienes les correspondian con un buen trabajo responsable.
Luhan se sentia muy a gusto alli, cuidado y respetado, pero en el exterior y el resto de su vida, la historia era diferente.
Abrian temprano en la mañana y ya luego de las tres de la tarde cerraban, limpiaban y ordenaban, para irse y volver al dia siguiente.
Luhan habia salido luego de su trabajo y caminaba hacia su casa. Vestia como normalmente en primavera, unas bermudas anchas llenas de bolsillos color beige y una remera de mangas cortas color verde petroleo junto a unas zapatillas converse azules y blancas. Su ropa estaba algo gastada y tenia manchas de pintura en algunas partes. Su gran pasion era pintar, ya sea paisajes o personas, incluso creaba mundos enteros con sus pinceles.
Tomaba un pequeño curso con una señora muy experimentada, la señora Bak, que solo tenia otra estudiante ademas de el, Songji. Su curso era bastante caro, y ella lo pagaba. Luhan, era pobre, solo se valia de su talento y por eso fue tomado como alumno por esa señora. Realmente Songji lo odiaba, pero frente a la maestra, ella ponia toda una mascara de falsedad sobre su rostro.
Luhan se dirigió a su curso al cual iba dos veces a la semana, donde intentaba ignorar totalmente a Songji, concentrandose en lo que pintaba y en las sugerencias de su maestra.
Luego de su curso, se dirigía a su departamento, afortunadamente cercano a donde pintaba y donde trabajaba. Despues de eso, iba a clases en la universidad, donde estudiaba historia antigua.
Esa tarde, al salir de su curso, se dirigió a su departamento a dejar sus cosas y tomar los apuntes para sus clases de historia como acostumbraba. Ya en su primera clase, estaba algo nervioso ya que recibiria notas de su primer examen, para el cual habia estudiado muchisimo. Siempre se esforzaba al maximo, no por nada era un estudiante becado; si no fuera por esa beca, no podria haber estado en la universidad.
El profesor Park dio las calificaciones, y al llegar a su nombre se detuvo un momento y alzó la vista hacia el.
-Xiao Luhan -lo observo a traves de sus lentes -tu examen fue exelente... 100 -miro al resto de la clase despectivamente -el unico en realidad...
Luhan se sonrojo a mas no poder y recibio miradas despreciativas, mas de lo habitual. El siempre se preguntaba por que la mayor parte de las personas sentian ese desprecio hacia su persona. La mayoria de mujeres ahi parecian sentirse ofendidas con su mera presencia y los muchachos de la clase se sentian incomodos. A decir verdad, Luhan no tenia un solo amigo en esa universidad. Siempre recibia comentarios al pasar, referentes a su ropa gastada por ejemplo y muchas veces le sucedian cosas como lo que le ocurrio luego de terminar sus clases de esa noche al salir.
Tomo uno de los pasillos para salir al exterior, y un grupo de trea chicas de su clase pasaron por su lado. Una lo empujo sin miramientos riendose tontamente. La que iba en medio, al pasar, se dio la vuelta y le dijo:
-Muy bien muñeca, acostarte con profesores parece que ayuda -y siguio caminando riendose con sus amigas.
Luhan solo se quedo ahi, creyendo que no le extrañaba que pensaran eso ya que siempre le decian cosas hirientes, pero con una mezcla de enojo, frustracion y tristeza. La vida era muy injusta.
Luhan no se defendia aunque hubiera podido hacerlo, era la persona menos agresiva que pudiera encontrarse, pensaba que, al menos evitaba algo peor al no reaccionar violentamente. Solo que esa noche, mas le hubiera valido cambiar de actitud.
Camino fuera de la universidad y se dirigio a su apartamento apresuradamente, no le gustaba andar solo en las noches. A lo lejos vio a un grupo de chicas con unos muchachos riendo y bebiendo algo que de seguro no era jugo. Se dio cuenta que esas chicas eran de un clase, parecian las mismas que se habian reido de el mas temprano. Siguio caminando rogando para que no le dijeran nada, pero al pasar, comenzaron a silvarlo. Los ignoro pero sintio un brazo que lo daba vuelta.
-Te estamos silvando muñeca -era una de las chicas -¿ven a lo que me referia chicos?
Los muchachos, dos en total, asintieron y sus rostros adquirieron una expresion algo extraña. La chica lo empujo hacia ellos y dijo sonriendo malignamente en su ebriedad:
-Hagan lo suyo...
Uno de ellos lo sostuvo mientras las chicas vitoreaban y se reian. El otro chico lo observo un momento:
-Eres endiabladamente parecido a una chica... -se relamio un momento -primero veremos si no lo eres...
Por mas que Luhan forcejeara, no surtia efecto. Sintio un golpe en el higado, que lo dejo blando como algodon, otro en su rostro, y otro mas.
-Estate quieto -dijo el que lo habia golpeado y lentamente le comenzo a levantar la remera.
Dung Taeyang atravezo el vidrio del local que estaba en la vereda donde estaban los chicos parados, limpiamente en una lluvia de cristales, volando como si fuera natural en el, embistio contra el que queria desvestir a Luhan y aplasto de paso a una de las chicas.
Se levanto con dificultad, pero se recobro rapidamente. Era enorme y musculoso, 1,85 y tatuajes en sus brazos y torso desnudo, piel bonceada, un mohawk y ojos salvajes.
Dentro del local habia un escandalo, pero nada comparado al que hacian esas chicas. El que sostenia a Luhan quedo algo tildado por la sorpresa, y Taeyang comprendio de inmediato lo que sucedia.
-¡Que demonios le hacen a esa chica! -estallo, y en un momento habia desprendido a Luhan de ese tipo, y a dicho sujeto le habia dejado la cara como un mapa a golpes.
El otro chico ya habia caido, y las chicas huyeron de ahi, dejandolos desmayados.
-¿Estas bien? -le pregunto a Luhan. Este apenas si se podia tener en pie -parece que no... ¿esta es tu mochila?
Luhan asintio.
-Muy bien... -se colgo la mochila al hombro y lo levanto cual principe a una princesa. Luhan solo se dejo llevar, esa fue una ayuda caida del cielo y ya no tenia fuerzas ni para hablar -señalame por donde... te llevare a tu casa.