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Cita a ciegas por ARTHEMIS

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Notas del fanfic:

Hola! Ha pasado un tiempo desde que paso por esta categoria, y vuvlo a ahcerlo con mi pareja favorita :3

Espero que esta historia sea de su agrado y me den apoyo para continuar.

Notas del capitulo:

Hola a todos, se suponia este seria un one shot, pero al ir escribiendo fui agregando cosas, situaciones y demas, para cuando me di cuenta era una historia desarrollada.

Espero que les agrade.

El joven peliverde acomodo un rebelde mechón de cabello tras su oreja, el insistente sentimiento de verse al espejo hizo que desatara la goma que recogía en una coleta baja su largo cabello ¿Debería llevarlo suelto? Maldita fuera la hora que acepto la idea de Seiya. El moreno le había planeado una cita a ciegas, con lo que él creía un perfecto prospecto para él, sin embargo el no confiaba en su normalmente entrometido amigo ¿Enserio llevaba tanto sin pareja para que le obligaran a esto?

 

 

-          ¡Oh infiernos! En verdad lo necesito- Si recordaba correctamente la última vez que había salido en una cita fue cuando estaba comenzando la universidad, y ahora solo le faltaba un mes para obtener se tituló en psicología.

 

 

Decidió dejar su cabello caer por los hombros. Observo por última vez su reflejo y se sintió cómodo consigo mismo, tomo las llaves del departamento, junto a su cartera y teléfono celular, con el corazón desbocado se subió al pequeño pero lindo automóvil que poseía, el seguro que le habían dejado sus padres era lo suficiente para poder darse una modesta vida junto a su hermano mayor.

 

 

-          Ikki -recordó al joven peli azul y antes de comenzar su camino le mando un simple texto avisándole de la comida que tenía preparada. Hoy dejaba su guardia en el hospital central de Tokio exactamente a las 12:00.

 

 

Condujo por las activas calles de Tokio, cientos de bares resplandecían con jóvenes que ingresaban a disfrutar un viernes por la noche, el frio viento le pego en la cara cuando bajo la ventana, le encantaba la sensación de ser libre al manejar, como el viento rosaba su piel y le hacía sentir vivo.

 

Aparco justo enfrente de un enorme edificio, los enormes ventanales del lugar mostraban cuerpos moviéndose al ritmo de la música en las partes donde no estaba el polarizado. Una enorme fila estaba hecha por jovencitos que esperaban una oportunidad de entrar al local de moda.

 

 

-          Giudecca –  El nombre del bar resplandecía en lo alto, la enorme caligrafía en letras góticas hizo temblar al jovencito. Se adelantó a la fila hasta llegar frente a un enorme rubio que alzo su ceja en confusión, si no fuera porque el mismo se había sentido fuera de lugar nada más ver las prendas que portaban los demás se hubiera ofendido por el escrutinio que le había dado el guardia, llevaba puesto unos vaqueros negros y un sencillo suéter celeste de cuello alto.

 

 

 

-          Buenas noches -Con la mayor educación extendió una tarjeta dorada que le había dado Seiya, según el con ella el ingreso serio automático, el rubio tomo el pedazo de plástico y lo deslizo.

 

 

 

-          Bienvenido-obtuvo de regreso la tarjeta y se adentró por el bar. Un golpe de alcohol y sudor llego a su nariz e inmediatamente la arrugo en desagrado. La música sonaba fuerte mientras cientos de cuerpos se retorcían al compás de la misma.

 

 

-          Hola preciosura -Un caliente viento golpeo su oreja mientras se estremecía, un hombre de cabellos negros le veía lascivamente. “Hyoga es un chico rubio de nuestra edad” La voz de Seiya reboto en su cabeza y se alejó lo más rápido posible del borracho.   En un intento desesperado de alejarse choco contra una pequeña mesa donde cayó una copa, el estruendo de su huida había hecho que todos giraran a verle, maldito buen momento para un cambio en el ritmo.

 

 

Se agacho con toda la vergüenza del mundo evitando todas las miradas burlescas, toco el fino cristal del cuello de la copa cuando una enorme mano envolvió la suya, genial el personal del bar era lo que faltaba.

 

 

-          La pagare -Alzo la mirada para ver dos profundos zafiros, el hermoso hombre le sonrió cálidamente y lo arrastro hasta lo profundo del lugar, por la sorpresa dejo que este lo guiara, con las luces cambiantes rebotando en su espalda reconoció un sedoso cabello negro que rozaba la musculosa cintura del extraño, estaba a punto de acariciar la bonita cabellera cuando los pasos del otro se detuvieron y él se estampo contra su espalda.

 

-          Lo siento mucho pequeño -Le dedico nuevamente una suave sonrisa para luego mirar a un joven de cabellos platinados que abrió una pequeña puerta tras suyo, todos los sentidos de supervivencia se encendieron en su mente y se detuvo -Todo estaba bien, no te hare daño -Con un poco más de fuerza le hizo subir unas enormes escaleras hasta llegar a lo que parecía un pequeño estudio.

 

 

 

La habitación se encontraba en completo silencio, el ruido de abajo no llegaba a siquiera ser un zumbido, pero lograba ver todo el ajetreo de la pista por un enorme vidrio que cubría todo una pared, el hermoso hombre del cual aún no conocía su nombre estaba sentado en un bonito escritorio que en aparencia podía asegurar valia mas que su auto estacionado fuera, el pelinegro señalo una pequeña silla frente suyo y tomo asiento.

 

 

-          Tu mano-El sonido de la voz era hermosa sin todo lo ruidoso de la música, era gruesa y varonil, una corriente de placer lo recorrió cuando el pelinegro tomo la mano que le había alcanzado. Estaba tratándole una herida que ni siquiera había notado tener.

 

 

-          Pagare la copa -Repitió por segunda vez en la noche, estaba muy seguro que este hombre no era un empleado del lugar, y al mismo tiempo podía apostar que no era un cliente nada más.

 

 

-          No importa la copa, importa que estés bien -La sonrisa que le dirigió llego hasta sus ojos, unos bonitos y profundos ojos azules.

 

 

-          Me llamo Shun -Extendió su mano sana mientras sonreía al atento hombre.

 

 

-          Un gusto Shun, mi nombre es Hades -Repitió el nombre por lo bajo, saboreando cada letra del mismo.

 

 

 

-          ¿Te sientes bien Shun? ¿Debería llamar al médico? -Lo miro desconcertado, era cierto que un pequeño vidrio haba roto su piel, pero no creía tener la necesidad de un médico -¿Por qué ha pasado el accidente? Te veías agitado -El entrecejo de Hades se frunció y Shun quiso pasar sus dedos por este, su rostro era tan hermoso que no debía tener esa expresión -Shun …

 

 

 

-          Yo … -Los colores se le subieron al rostro ¿Qué debía decirle? -Un hombre, el me acoso -Las manos del pelinegro se apretaron cuando el termino de hablar

 

 

-          ¿Qué clase de acoso?

 

 

-          Tomo mi cintura y susurro en mi oído, tal vez no lo consideres mucho, pero …

 

 

-          Acoso es acoso Shun, no importa el grado y si tu no querías esa atención no debías recibirla ¿Puedes recordar el rostro del tipo?

 

 

-          ¿Qué haras?

 

 

-          Sacarlo del bar obviamente, no permito esa clase de actitudes aquí.

 

 

-          -Radamanthys ven – Llamo por teléfono al mencionado mientras se acercaba al ventanal, con las manos detrás de la espalda observaba todo el lugar, su expresión se paseaba hasta por el último rincón -Shun, ven por favor -se emparejo al oji azul - ¿Dónde estabas?

 

 

-          Ahí, acababa de llegar- El asentimiento de su acompañante le hizo regresar la vista a la pista donde diviso al hombre de momentos antes, lo que se había quedado grabado en su mente era esa fea forma de encorvarse además de esa maraña de cabello que tenía. Toco con delicadeza el brazo del otro y señalo al tipo -Es el.

 

 

-          Gracias

 

 

-          Mi señor -Un tipo rubio se adentró al lugar después de recibir la afirmativa de Hades, era el mismo que lo había recibido en la entrada, al parecer lo reconoció porque le dirigió un pequeño saludo con la cabeza.

 

 

-          El tipo de ahí, el que está en la sección VIP, sácalo ya mismo y cancela su inscripción

 

 

-          Como ordene

 

 

 

El mayor se adelantó hasta su escritorio de nuevo, el por inercia le siguió ¿Seria hora de despedirse? Un zumbido interrumpió el cómodo silencio, saco su teléfono para ver un número desconocido, frunció el ceño al no reconocerlo por memoria hasta que como una epifanía recordó que hacia ahí, Hyoga.

 

-          ¿No piensas contestar? -El insistente sonido continuaba, pero enserio no quería hacerlo, tenía un hombre hermoso que lo veía con interés, e incluso si solo lo mandaba de paseo se le habían quitado todas las ganas de una cita, ya lidiaría con los reclamos de Seiya.

 

 

-          No, es un amigo, quedamos de vernos aquí, pero enserio no deseo quedarme

 

 

-          ¿Te vas? -La desesperación en la voz del hombre lo hizo sentarse nuevamente

 

 

-          No deseo bajar y estar en el gentío

 

 

-          ¿Y qué te parecería estar aquí conmigo? -La propuesta que venía deseando lo hizo sonreír.

 

 

-          ¿Estas pidiéndome una cita?

 

 

-          Bueno, sí. -La risa del hombre lo cautivo aún más si era posible, era un hombre fuerte e imponente pero reía como un niño pequeño -¿Ya cenaste?

 

 

-          ¿Una hamburguesa cuenta?

 

 

-          No si fue hace más de dos horas

 

 

-          Entonces me quedo a cenar

 

El mayor le sonrió y nuevamente tomo el teléfono celular, hizo un pedido a un tal Aiacos que más tarde ingreso con un copioso plato de roastbeff con salsa robert acompañado de pudding Yorkshire según de las palabras del hombre, observo con detenimiento su plato, solía ir a restaurantes bonitos con sus amigos y hermano, pero aquello.

 

-          ¿Es mucho? -El rostro preocupado del mayor le enterneció, por la manera en que hablaba y mandaba con naturalidad podía asegurar que estaba acostumbrado a tener todo cuando lo deseaba, pero estaba ahí, sintiéndose torpe por la mirada que le dirigía un joven peliverde que acaba de conocer.

 

 

-          Algo la verdad ¿Planeas deslumbrarme con dinero?

 

 

-          ¡Por supuesto que no!  Pero entonces

 

 

-          Entonces ¿Pizza y cola? -Una sonrisa ilumino el rostro de Hades que meneo en negativa.

 

 

-          ¿Pizza y vino?

 

 

-          Tenemos un trato

 

 

-          Aiacos ven a mi oficina -El mencionado llego segundos después y arqueo una ceja cuando observo los platos intactos.

 

 

-          ¿Ocurrió algún problema señor? -Retiro los platos como le habían ordenado, pero la cara de desconcierto no lo abandonaba.

 

 

-          No, pero tengo otro pedido, Shun lo hará -El mencionado tuvo la idea de que Hades no solía invitar a cualquier joven a su oficina y eso le alegro, la cara de incredulidad de Aiacos desapareció para verle profesionalmente.

 

-          Joven

 

 

 

-          Una pizza italiana por favor

 

-          Y uno de los vinos de mi bodega Aiacos

 

 

-          Por supuesto

 

 

-          ¿El está bien?

 

 

-          Lo está, solo es raro que yo invite a alguien a comer en mi oficina, y además pizza-Una sonrisa traviesa asomo en Shun cuando continuo

 

 

-          ¿Debería pedir esa cola?

 

 

-          Solo si quieres ver a mis guardaespaldas en el hospital

 

 

La velada fue impresionante para Shun, Hades era dueño de todos los bares de la cuadra y Giudecca era su máximo orgullo, según le había contado había invertido una gran cantidad de dinero en el lugar y había valido toda la pena. Tenía a penas veintisiete años, pero era uno de los hombres más ricos e influyentes de Tokio, el junto a sus otros dos hermanos habían logrado hacer crecer la pequeña fortuna que le habían otorgado sus padres, pero a diferencia de sus otros dos hermanos él se había dedicado al entretenimiento nocturno “Fácil, sencillo y con buenas ganancias” había dicho el pelinegro, no tenía que ver políticos y aguantar a la aristocracia como los otros dos. Por lo que habían platicado Shun dedujo que era alguien a quien no le faltaba nada, pero en ningún momento hizo algún comentario que sintiera déspota, por el contrario.

 

-          Pase -Un toque a la puerta interrumpió su amena platica. Radamanthys nuevamente ingreso al lugar con un folder que deposito sobre la mesa.

 

 

-          Este hecho, igual di aviso a Lune por si insiste en regresar -Con una venia para ambos se retiró.

 

-          ¿Realmente lo saco?

 

 

-          Lo hizo, no acepto esa clase de comportamiento aquí, aposte por un centro de entretenimiento para jóvenes, no para un centro de acoso.

 

 

Continuaron con platicas sin sentido sobre la vida, descubrió que Hades no veía seguido a sus hermanos por los roces que solían tener, sin embargo, los quería, era el mayor de todos y siempre acudía cuando alguno lo necesitaba, hablaba con ternura de ellos, pero igual parecía quererlos lo más lejos posible. Le conto sobre los tres hombres que había visto en noche, Radamanthys era el primer guardaespaldas que había contratado, llevaba a su lado más de seis años, el que le había permitido el ingreso a las escaleras era Minos, el llego dos años después que Radamanthys y el más joven de ellos era Aiacos aún conservaba esa vena rebelde la Juventus y era el mas fiero de todos.

 

-          Hablas bien de ellos

 

 

-          Tienen a su cargo mi seguridad, y los conozco desde su adolescencia,    Aiacos aun esta en sus veintidós -Asintio a las palabras del mayor -¿Y tu? ¿Cuántos años tienes? Dime por favor que no estoy cometiendo ninguna infraccion a la ley

 

 

-          Soy legal en todos los países, cumpli mis 21 en septiembre

 

 

-          Bien

 

Poco a poco vio el bar vaciarse, ahora solo quedaban algunos meseros que recogían el desastre de la noche. El reloj de la pared marcaba las seis de la mañana, le impresiono saber cuanto había estado platicando con el moreno.

 

-          Debería irme

 

-          ¿Puedo llevarte? – Se maldijo internamente por haber traído el auto, ahora debería decirle al perfecto hombre que lo cortejaba que no -Claro -soltó antes de pensarlo, pero no estaba arrepentido, después pasaría por el.

 

 

-          Vamos – bajaron las grandes escaleras del lugar, la enorme pista se veía el tiple de grande sin toda la gente en ella, los jóvenes que limpiaban con esmero despidieron al pelinegro y a él cuándo salían. La brisa del día le golpeo en la cara cuando salieron a la calle, ahí se les emparejo Radamanthys con un elegante auto negro frente ellos, abrió la puerta trasera de ambos, pero Hades lo detuvo.

 

 

-          Yo lo llevo -la duda se acentuó en el rubio cuando subió la mirada, parecía querer decir algo, pero al final abrió la puerta del copiloto para ayudar al peliverde a entrar.

 

 

-          No parecía contento

 

 

-          Es el que más se toma enserio mi seguridad, pero está bien, hablare con el mas tarde.

 

 

El auto avanzo por las calles, era sábado por la mañana y la gente comenzaba a salir a sus empleos, Hades condujo bajo las indicaciones de Shun que eventualmente le contaba sobre su vida.

 

-          Aquí es – Aparco el auto frente a una bonita casa de dos pisos, era modesta pero bien cuidada.

 

-          Es bonita

 

 

-          Gracias, mi hermano y yo la cuidamos mucho

 

 

El silencio reino por primera vez en el auto, ¿Qué se suponía debían de hacer? El menor se sonrojo cuanto el rostro de Hades se acercó dubitativo hacia él. Con delicadeza roso la nariz del peliverde con la propia, Shun se enterneció una vez más al notar que le pedía permiso para besarle. El más joven atrajo las mejillas del otro y sello un casto beso.

 

-          ¿Puedo volver a verte hoy? -se separaron con lentitud, los zafiros de Hades veían directamente a sus ojos y sonrió ante la propuesta

 

-          Me dolería no hacerlo -Compartieron un beso más íntimo, Hades sostuvo la nuca del chico mientras recorría la bonita boca que tenía Shun.

 

 

-          Vamos -Se bajó del coche para abrirle la puerta al menor que sonrió encantado, fueron de la mano hasta la entrada de su hogar donde una vez más beso los labios del chico antes de verlo entrar. Por la ventana de su hogar observo el auto de Hades irse y no pudo evitar sonreír.

 

-          ¿Estuvo bien la cita? -La burlesca voz de Ikki le espanto, su hermano estaba en el marco de la cocina sosteniendo una taza de humeante café

 

 

-          Maravillosa

 

-          ¿Me contaras? -El peliazul sostuvo otra taza que tomo enseguida, ambos se sentaron en el sillón de la sala para que Shun comenzara a hablar.

Notas finales:

¿Que pasara ahora?

Shun dejo plantado a Hyoga ¿Que era el bonito rubio?

¿Hades es tan bueno como parece?

¿Los tres jueces juntos?

¿Que pasara en se segunda cita?

 

Por cierto, este fic esta inspirado en una cancion de kpop, a quien logre advinarlo le dare un premio, para hacerlo debe ser atento al principio del fic, pasan cosas parecidas en el MV.


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