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Jealous. por The Jack

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Notas del fanfic:

La serie "DRIFTERS" así como sus personajes no son de mi pertenencia, créditos a sus respectivos creadores.

[One-shot ToyohisaxButch] 

Hacía ya más de seis meses que el samurai de nombre Toyohisa Shimazu y el bandido forajido Butch Cassidy, mantenían una "relación", si es que se le podía llamar así. 
En realidad no lo aparentaban, pasaban más tiempo discutiendo por todo y por nada, que llevándose bien.

La situación no pintaba bien, durante los últimos días ambos peleaban más de lo que sus compañeros conocían como habitual.  
Específicamente desde que el piloto japonés se había reunido con ellos. 
Con Kanno cerca, Toyohisa no hacía otra cosa que pasar su día entero con él, y por supuesto que esto a Cassidy no le hacía gracia ni un poco, no era para menos, gracias a la presencia de Naoshi ahí, la distancia entre ambos se hizo más grande.

***

En la noche, se organizó una cena, quizá sería la última, pues una vez saliera el sol anunciando el nuevo día, todos irían a la batalla final contra el rey negro.

Los elfos, junto a Yoichi y Olminu preparaban la cena, mientras tanto, los demás se encargaban de ordenar y tener todo el armamento listo para la batalla.

   —Con esto debe ser suficiente para acabar con esos idiotas— comentó muy seguro de ganar, el piloto.

   —No es tan fácil...
Toyohisa, al hacer aquélla afirmación, no buscaba más que calmar el soberbio entusiasmo de Naoshi.

A pesar de haber sido el mismo kamikaze quien salvó la vida de Cassidy y compañía del dragón cuando recién llegó a ese mundo, era la primera vez que combatía con las tropas del rey negro frente a frente, auto reconociéndose como un "Drifter".

Continuaron con su muy "entretenida" charla bajo la atenta mirada de Cassidy, a decir verdad, estaba harto de que el samurai fuese un tanto indiferente con su persona, pero le amaba, le amaba lo suficiente como para soportarlo.

A quien en definitiva no soportaría sería a Kanno y menos eso, aquélla escena que el mismo piloto se encargo de protagonizar junto a Toyohisa, escena misma que hizo a Cassidy, perder la poca paciencia que le quedaba.

Naoshi sacó su cajetilla de cigarros, tomó uno y lo llevó directamente a sus labios, luego ofreció uno a Toyohisa, este sin pensarlo siquiera un segundo, ni decir nada, lo aceptó. 

Realmente Shimazu estaba siendo lo suficientemente amable con el kamikaze, él ni siquiera fumaba, es más ni sabía cómo hacerlo. 
Una vez, Butch quiso enseñarle cómo hacerlo, pero no empezaba la lección todavía y Toyohisa ya estaba muriendo ahogado por el humo.

Aunque, el hecho de que aceptara un cigarro no era el real problema para Cassidy, el verdadero problema empezó cuando Naoshi se lanzó sobre Shimazu en un supuesto abrazo y como si eso no fuese suficiente, se atrevió a besarle,  demasiado cerca de la comisura de sus labios.

He aguantado varias cosas de ti, estúpido piloto, pero ahora mismo vas a escucharme...

Pensó Butch antes de querer ir a partirle la cara a Kanno y claro que lo habría logrado, lo habría logrado de no ser porque Yoichi apareció informándoles que la ceba estaba lista.

    —Butch...—  habló su rubio amigo Kid  —vamos a cenar...

Cassidy solo asintió dando media vuelta dirigiéndose al comedor. 
Tras él, Kid estaba bastante preocupado. En efecto, el mayor de los bandidos podía ser un idiota peleonero, pero no armaría un escándalo frente a todos a menos que en verdad estuviese en su punto de colisión.

Aún cuando Shimazu y Cassidy se sentaron juntos a la mesa, no cruzaron palabra, a excepción de algunas ocasiones en las que el samurai reía por algún chiste malo que hacían Kanno o Hannibal y le golpeaba suavemente el hombro para hacerle reir también, pero no lo hacía, simplemente les ignoraba y continuaba cenando.

La cena transcurrió tranquila, muy al parecer de Kid, quien intentó hacer calmar a su amigo y poco consiguió. 
Una vez acabó la cena, todos fueron a sus respectivas habitaciones.

Toyohisa y Butch compartían habitación, fue algo que decidieron meses después de comenzar su noviazgo. 

Butch entró tras el samurái al cuarto, con pesadez  se quitó la capa y la arrojó a su cama. 
Ellos podían compartir habitación, pero simplemente no podían compartir una cama, eran muy pequeñas y les era difícil dormir sin moverse ni un poco.

     —¡Yahoo! ¡Esa cena si que fue buena!

Comentó Shimazu con una alegre y vistosa sonrisa dibujada en su rostro, continuaba hablando, sin embargo el pistolero no prestaba ni la más mínima atención a sus palabras.

     —¿Tienes un cigarrillo?— cuestionó Butch haciendo callar a Toyohisa. Ante tal interrogante, este último se echó a reír a sonoras y fuertes carcajadas.

    —¡Por supuesto que no! Yo ni siquiera sé cómo usar uno de esos...

Aún entre risas, Toyo respondió. 
Era en verdad gracioso, eso de "fumar" todavía era asunto nuevo para él. 

   —¿Y... el qué te dio el piloto?

Las risas silenciaron en cuanto la pregunta salió de los labios de Butch. Mientras esperaba la respuesta, el más bajo se retiró el saco dándole la espalda a Toyo.

No hubo contestación y gracias a ese silencio, Cassidy comenzaba a desesperarse.

Tanta era su rabia, su furia que, en una décima de segundo sacó la pistola de su carrillera y ya estaba frente a frente con el samurai, apuntándole en la cabeza.

     —¡Responde! ¡¡Dime por qué el maldito pilotito de pacotilla te dio un cigarro y casi te besa en los labios!!

Decir que Cassidy estaba molesto era poco, comenzó a gritar y tal vez ya todos en las ruinas de ese viejo castillo se había enterado de esa pequeña y nueva discusión.

Anteriormente se dijo, ellos tenían muchas peleas, pero esas no eran nada en comparación a esta. Nunca antes Cassidy recurrió a sacar su arma mortal y menos apuntar con ella a su pareja.

Quitando el seguro de la pistola habló nuevamente

   —¡¡Responde de una buena vez, carajo!!

Sin que sus dedos temblaran, tiró del gatillo, aquella bala que salió disparada con fuerza, dejando un rastro de humo por donde pasaba, logró llanamente rozar un mechón de cabello del samurái. 

Toyohisa por instinto reaccionó a intentar botarle el arma lejos, acción que el pistolero evitó colocándole el seguro y guardándola nuevamente.

No quería matarlo, para nada era esa su intención, solo quería insertarle un poco de miedo. Algo que nunca lograría, por lo visto, ese samurai no conocía ni conocería, quizá nunca, el miedo.

Con todo el alboroto formulado dentro del cuarto, algunos de los otros habitantes del castillo lograron despertar. En especial Kid y Kanno, quienes no dudaron ni un poco en levantarse e ir a indagar que carajo ocurría. El sonido de bala era lo que más les ocupaba, no podían darse el lujo de matarse unos a otros antes de la batalla final.

Al llegar al lugar de los hechos, quedaron asombrados con lo que veían, no era mucho, solo lo poco que la pequeña abertura de la puerta les permitía ver.

Butch tomaba por el cuello de la chaquetita de Toyohisa y este no hacía más que dejarse hacer sin decir ni replicar nada.

     —¡¡Si tanto te quieres largar con el piloto, deberías hacerlo de una maldita vez!!

Frustrado ante el desinterés que el más alto mostraba hacía él, Cassidy le soltó y se sentó de golpe en su cama.

Toyohisa por su parte, era demasiado imbécil como para darse cuenta que el bandido estaba celoso. Y por ende, las últimas palabras que su pareja dijo, las interpretó de manera opuesta a lo que significaban.

Al otro lado de la puerta, Kid y Kanno seguían ahí escuchándolo todo, y con ese reproche del pistolero hacía Toyohisa prefirió parara su curiosidad y largarse de ahí. 

Sabía bien que Cassidy no lo tragaba ni tantito y él al bandido tampoco, pero por el samurai aparentaba lo contrario.

Kid imitó las acciones del kamikaze, ya no veía señales de que su amigo fuese a cometer alguna burrada, se marchó igual.

Entonces, mientras se retiraba la armadura de la cintura, desatando la cintilla que la mantenía fija, Shimazu pensaba, ¿cómo podía Butch pedirle que se marchara de su lado luego de todo lo que habían pasado juntos?

Él le juro amor eterno y ahora venía a pedirle semejante idiotez. A veces las malas interpretaciones que hacía Toyohisa podrían resultar muy mal.

Terminó molesto, de tanto pensar en eso. Si en verdad el pistolerito no podía ver claramente lo que sentía por él, se lo haría entender de cualquier forma, eso era lo de menos.

Una vez terminó de quitarse la armadura, quedándose solo con pantalones y su camiseta, dejó la armadura de lado y solo tomó la cintila.

Caminó hasta donde Cassidy, él seguía con la cabeza baja y los brazos sobre sus rodillas. Sin vacilar, el samurái jaló uno de los brazos del pistolero.

Ahora el confundido, era el más bajo. Sintió una punzada de dolor en su hombro, entró en cuenta que el otro se lo estaba torciendo tras su espalda. 
Poco pudo hacer, la fuerza de Shimazu era mayor que la suya, el más alto logró su cometido, atarle las manos tras la espalda.

   —¿¡Qué demonios estás...!? ¡Shimazu!— una expresión de angustia y nerviosismo se formó en el rostro de Cassidy, Toyohisa se había encargado de quitarle la carrillera con sus pistolas alejandola lo más posible de su alcance.

    —No necesitarás de esto por ahora...

Con extraña y sutil delicadeza, le retiro también el listón que usaba por moño todo el tiempo. Lo entrelazó en una de sus manos, lo usaría después y no debía perderlo de vista.

    —¡Shimazu! ¿¡Qué carajo pretendes!?— otra vez hubo silencio, odiaba eso —¡Responde! 
Butch perdía la paciencia nuevamente gracias a los actos de su pareja.

El samurái lanzó suavemente a Cassidy en la cama, separándole las piernas se colocó entre ellas. 
Bruscamente rompió la roja camisa del pistolero; rápidamente colocó una de sus manos sobre la boca de Cassidy, evitando así que este comenzara a gritonear de nuevo.

Yendo directamente a su cuello, el samurai arremetió contra el mordisqueándolo y marcándolo de forma salvaje y grotesca. Incluso logró, con una de sus mordeduras, herirlo.

Gotas muy diminutas de sangre brotaron de la herida, cosa que incitó más al bandido a quererse desatar.
Muy a pesar de que antes le habían herido de peor manera, esta era la primera vez en que se sentía dolorido en verdad. Precisamente por ser su pareja quien le hacía eso.

Toyo, dejó lo que hacía para observar aquélla escena, un Cassidy agitado y con respiración entre cortada gracias a sus fallidos intentos de gritar, su cuello y parte de sus clavículas con moretones y mordidas, una de esas mordidas sangrando, se relamió los labios gustoso de lo que vio y sin importarle los insultos que el otro le gritoneaba, siguió.

    —¡Maldito Shimazu! ¡En cuanto logre des... ¡¡¡ahhhh!!!— Cassidy no pudo terminar de anunciar su amenaza, en un instante Shimazu ya estaba sobre su pecho, atrapó entre sus dientes uno de sus sensibles y rosadillos pezones, comenzó mordiéndolo ligeramente, pronto la fuerza de sus mordidas aumentó; por otro lado, con una mano frotaba y acariciaba el otro, mientras que su mano libre bajaba deliberada y peligrosamente hasta su entrepierna. 

     —¡Ba...basta ya! Shi...Shimazu...— el pistolero no quería gemir, no quería darle gusto al otro en algo que él no estaba de acuerdo, pero si trataba de formular una frase, aún la más pequeña, era inevitable que uno que otro gemidito se le escapara. Prefirió, entonces, morderse los labios, antes que seguir eso.

Ya para él era demasiado pensar que quizá estaba lo suficientemente sonrojado como para que hasta un ciego imbécil como Toyohisa, lo pudiese notar. No se equivocaba en realidad, eso lo supo gracias al burlón comentario que su idiota novio hizo.

   —¡Vaya! Estás pidiendo que me detenga pero esto realmente te está gustando ¿no?— otra vez se carcajeó ridículo, había dejado lo que hacía sólo para molestarle con sus tan  acertados comentarios.

   —Veamos...— Toyohisa centró su atención, esta vez, solo en el bulto algo vistoso del bandido- al parecer, te estás poniendo en verdad muy duro aquí abajo...

Agilmente desabrocho el cinturón ajeno, así mismo desabotonó el pantalón y bajo la cremallera de este, poco a poco se los retiró dejándolo solo en calzoncillos.

Esto no se ve bien, nada bien...

Dijo Cassidy en sus adentros, se arrepentía, solo un poco, de haber provocado al samurái. Quizá terminaría sin poder caminar o sentarse siquiera, en el peor de los casos acabaría sin cabeza.

Por la delgada tela de la ropa interior que usaba el más bajo, podía ser ya un poco más vistoso ese bulto, Shimazu inició rozando su mano sobre el, lo hacía de una manera tan calmada, tan ligera que el otro apenas podía sentirlo y eso le dejaba con una ansiedad del demonio, con ganas de más, aunque no lo admitiera a vivas palabras. 

Pero es que ¡joder! Si iba a tocarlo, que lo hiciera bien, que ya deje ese estúpido juego y acabe de una vez con eso.

En cuanto el samurai sintió el sexo de su pareja algo más duro que antes, prosiguió a quitarle de golpe los calzoncillos dejando al descubierto esa erección por completo. Acercó su rostro a ella tomándola con amabas manos, inició lamiéndola, con su experta lengua recorría extensamente el pene de Butch, este en reacción enarqueaba la espalda y vagamente trataba de mantenerse así, apoyándose de sus pies.

El orgasmo estaba cerca, él podía sentirlo. Solo unas cuantas lamidas más y su calvario terminaría. Pero Toyohisa no le dejaría terminar tan rápido, no sin diversión.

Paró, justo antes del ansiado momento se detuvo para quitarle el listón rojo que antes había enredado ahí y usarlo. 
Frustrado y harto, Butch solo podía observar, había parado de protestar.

Exactamente usó el listón para hacer una especie de amarre en la base del pene de su pareja junto con los testículos. De esta manera evitaría que se viniera de manera tan instantánea.

Un gimoteo acompañado de un gesto de molestia y ansiedad se hizo presente en la habitación. 
En ese momento comenzaba el verdadero juego.

El maniático samurai se llevó 3 dedos a la boca y poco después de humedeserlos bien, insertó el primero en el estrecho ano de Cassidy. El mencionado dio un respingo al sentir aquéllo dentro suyo, una cuantas lagrimitas que desde hacía un rato amenazaban con salir, lo hicieron en ese preciso instante.

Toyo aprovechó aquello, acercó su rostro al contrario y unió sus labios con lo ajenos en un beso, uno dulce y tranquilo, sin lastimarlo, aunque eso de nada servía ahora. Continuando con el beso, insertó un segundo y un tercer dedo, moviéndolos todos en una sola dirección, simulando pequeñas estocadas.

Una vez que encontró el punto exacto que hacía enloquecer al pequeño bandidito, entonces sacó sus dedos, deshizo el beso para directamente bajar sus pantalones junto a su ropa interior, dejando a la vista su sexo. Simplemente para llenar la cabeza de este con un poco de líquido preseminal, lo froto, solo un poco, tampoco quería terminar sin siquiera haber estado dentro del forajido.

     —¡Ahhh!—  gimió excitado. Ya ansiaba tener su pene dentro de su pareja, pero debía ir lento y disfrutarlo y por supuesto hacer disfrutar al bandido también.

En una sola estocada, le penetró. No le importo nada que Cassidy gritara fuertemente que parara, en el momento exacto que estuvo dentro, comenzó a moverse, rápido, estocada tras estocada sintiendo como Butch contraía su entrada apretándole el pene excitándolo más.

Tomándolo por la cintura, Toyohisa pegó el cuerpo del pistolero con el propio, sentándolo sobre sus piernas y, le abrazó. Era uno de esos abrazos tan cálidos y tiernos que no estaba acostumbrado a dar el samurai y claro, menos el forajido estaba acostumbrado a recibirlos.

Seguía moviéndose dentro de él y aún cuando le abrazara de la manera romántica posible no podía evitar que Butch se sintiera altamente molesto e incómodo por no poder venirse desde hacía ya un rato, por lo que, tenso y cansado, recargo la cabeza en el pecho de Toyohisa, podía claramente oír el rápido latir de su corazón, así como también sentir su pecho subir y baja en un entrecortado respirar. 
Entonces y solo entonces, Shimazu creyó que era el momento adecuado para desatarle las manos y así lo hizo, también sabía perfectamente que el bandido podría entonces comenzar una pequeña lucha para acabar su acto y para evitarlo le tomo las nalgas con ambas manos y lo atrajo más hacía sí mismo como queriendo que incluso sus testículos entraran en su pareja.

Cassidy no hizo más que pasar sus brazos por detrás del cuello ajeno y aferrarse a el, en un momento del cual ni él mismo estaba consciente, había comenzado a moverse al ritmo de su pareja y así continuó haciéndolo, el placer que aquel le provocaba era tremendo, demasiado. Jalaba involuntariamente de los castaños cabellos del samurai y este sin inmutarse de nueva cuenta besuqueaba y lamia su cuello.

¿En qué momento había comenzado a seguirle el juego a Shimazu? Ni él sabía, de lo único que estaba levemente consciente era del impotente dolor de su miembro.

Dejó de apretar los ojos para abrirlos y percibir lo que probablemente olvidó que había a su alrededor. Grave error. 
Tal vez hubiese sido mejor no abrirlos. 
En la pequeña abertura de la puerta, por la que anteriormente Kid y Naoshi veían discretamente lo que sucedía antes de comenzar su acto sexual, estaba otra vez el piloto.

Sí, el piloto estaba ahí mirando como imbécil desde a saber cuando. Es cierto que la primera vez que fue en compañía de Kid, decidió mejor regresar y olvidar el asunto, pero en cuanto escuchó la nueva discusión fue nuevamente a mirar, en realidad quería saber qué era exactamente lo que Toyohisa sentía por él. Si era capaz de dejar al bandido por él o algo así. 
Primero, al ver que lo mordía cual perro rabioso, pensó que lo mataría o de menos le heriría de gravedad. No fue así, el resto, quien sabe por qué rayos siguió viendo, bien sabía lo que pasaría pero aún así no pudo irse.

Cassidy entrecerro los ojos, quería verificar si en verdad estaba ahí o solo su cerebro le jugaba una asquerosa broma. Y al abrir nuevamente los ojos de manera clara, no lo vio. Aún siendo eso solo una confusión o no, le dejó un amargo malestar.

Volvió a ocupar su mente, otra vez, en lo que hacía con el samurai. Este parecía resistir mucho, pues ya llevaba un buen rato follándolo y no terminaba.

Por otro lado, Kanno en cuanto cruzó su mirada con la del pistolero, rápidamente se escondió tras la pared más cercana rogando a todos los Santos que no le hayan visto.

Sin medir tanto las consecuencias de sus actos, Toyohisa deshizo el nudo del listón atado al miembro de Butch, quien tanto había esperado aquello. Obviamente no se hizo esperar y en el instante se vino con fuerza, tanta como para mancharse a sí mismo y manchar a Shimazu. Éste ni se inmutó al sentir el espeso liquido blanquecino sobre su rostro, simplemente imitó dicha acción y se corrió, claro en el interior del menor.

Butch Cassidy jamás antes se cansó tanto por hacerlo con el samurai, como esa vez. Aunque utilizar el adjetivo "cansado" no serviría mucho para describir lo realmente rendido que el otro le había dejado. Cayó exhausto a la que era su cama, tanto como para perder conciencia de lo que ocurría a su alrededor y quedar dormido por, sabrá dios cuanto tiempo.

***

Eso era lo último que recordaba, el haberse quedado dormido. Lo que no entendía era porque precisamente en esos momentos era que recordaba todo con gran exactitud. 
Incluso las palabras que Toyohisa le dijo, mientras lo embestia.

Eres lo único bueno que me ha pasado desde que llegué aquí, no lo arruines...

Probablemente habría terminado muerto, ya que mientras recordaba todo lo ocurrido la noche anterior y su mente era una feria de confusiones. En la realidad estaba a media batalla con los sujetos del rey negro, más específicamente con Gilles de Rais, ese mastodonte lograba notar su distracción y aprovechaba para lanzarle cualquier ataque.

Gracias a sus reflejos y su buena técnica para usar la pistola, esquivaba sus ataques, pero quizá si seguía así, no duraría mucho y terminaría siendo atravesado con esa gigantesca espada que el albino traía. 

Cassidy, muy torpemente, se descuidó, le dio la espalda al compañero de Juana y claro que Gilles lo aprovecharía, sin vacilar ni esperar un solo segundo entonces empuño su espada y la lanzó contra el pistolero.

   —¡¡Cassidy!!— el nombrado solo volteó al oír que Kanno le gritaba. Pero ya era muy tarde cuando lo hizo.

Esa espada ya había atravesado aquél frágil corazón.

Cassidy solo pudo ver como la espada entraba desde el pecho y salía por la espalda del piloto. Sí, el piloto se interpuso y fue a él a quien atravesaron.

Butch, entonces se acercó a atrapar el cuerpo de Naoshi. Estaba atónito, no podía decir nada, simplemente veía como el otro escupía sangre y tocia, intentando hablar. Quería que parara, pero no, simplemente no podía.

El piloto se aferró a la chaqueta del bandido, con voz forzada y tenue dijo sus últimas palabras. 
   
   —Eres... eres lo que más que... quiere ese imbécil... no lo arruines...

Fin.

Notas finales:

Espero les haya gustado, muchas gracias por leer y por sus reviews <3 :`) 


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