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El día en el que nació la luz por LindAngel

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Notas del fanfic:

Los personajes de esta historia No me pertenecen a mí son de Tadatoshi Fujimaki, SOLO la historia es mía, los personajes No lo son.  

 

“¿Alguna vez has sentido lo oscuro de la soledad envolverte? A tal punto de volverte una persona completamente fría...”

 

POV. Taiga

Yo, la ultima vez que sentí lo que era el amor, la calidez, fue cuando tan solo tenía 9 años, papa jugaba conmigo luego del trabajo y mama siempre cuidaba de mí, me consentía y hablaba con dulzura, con calma, con amor, cuando lloraba ella besaba mi frente y revolvía mis cabellos con cariño, yo me calmaba al instante, luego ella me sonreía y yo no podía evitar sentir una agradable calidez en mi pecho, mama siempre sonreía, a pesar de todo, mama siempre me sonreía, mama era cálida, amable, mi madre era para mí un ángel, era para mí mi todo, aquellos días eran realmente preciosos, nunca, nunca imagine que aquello tendría un fin… nunca me lo imagine, nunca si quiera lo pensé… el día de mi cumpleaños número 9, aquel día, mama me había preparado un delicioso pastel de chocolate, también había preparado muchas hamburguesas para mí, eran mis favoritas, ella lo sabía, no había en este mundo alguien que me conociera tanto como lo hacia ella, me gustaban las hamburguesas, más aun las que preparaba mama, eran realmente deliciosas, les ponía mucho amor al hacerlas, lo sabía porque cada vez que me llevaba una a la boca mi pancita sentía maripositas, era una sensación cálida, agradable, me sentía realmente amado con ella a mi lado, me sentía vivo, ella, luego me llevo al parque a jugar, me compro cuanto helado quisiese y al final del día, mama durmió conmigo en mi habitación, antes de dormir me dio un beso en la frente y me sonrió dulcemente, “buenas noches, Taiga” y entre aquellas suaves palabras y aquella cálida voz me quede dormido, junto a ella, junto a mama, quien me abrazaba cálidamente, al día siguiente yo desperté, pero ella no, no lo haría más, no importaba cuanto la llamase, cuanto la moviese, cuanto suplicase… no importaba cuanto llorase… mama… mami… mami nunca más despertaría, mami ya no me sonreiría…mami… mami estaba muerta… mami esta fría… y yo estaba solo… papa quien antes era cariñoso conmigo, se alejó lentamente de mí, nunca supe que tanto le afecto aquello, pero supuse que bastante, él estaba tan triste, yo sé que para olvidarla se centró en su trabajo, también sé que no quiere verme porque al hacerlo recuerda a mi madre, después de todo yo nací del amor que se tuvieron ambos, yo lo entendía, lo entendía, pero no lo justificaba, porque sin si quiera notarlo o sin siquiera fingir no hacerlo me hacía daño con aquella cruel indiferencia, él había contratado a una mujer para que cuidase de mí, pero,  ella era alguien fría, fingía ser dulce cuando padre estaba presente, pero conmigo era diferente, ni siquiera le importaba, yo estaba completamente solo y lo que más me daba miedo era el hecho de estarme acostumbrarme a ello, lentamente aquel niño alegre, cálido, sonriente y brillante se fue extinguiendo, mi luz se apagó y solo quede yo, un ser frio, malhumorado con todo y todos, que fingía amar la soledad, era un niño que alejaba a todo aquel que se me arrimara, a todo aquel que me hablara, un niño que vivía en mi propia burbuja, una burbuja fría y muy solitaria… una muy oscura burbuja…

-“Hola”… “¿Cómo te llamas?… yo me llamo…” “¿Puedo ser tu amigo?” – otro niño, otro niño que intentaba hablarme, yo solo lo ignore como a todos, lo más seguro es que se aburra al rato, como todos los demás… no fue así, al día siguiente su voz volvió a hacer eco en mi cabeza, él me hablaba, yo lo ignoraba, “ignóralo, lo más seguro es que mañana se aburra” me dije, pero… no fue así, no fue así… al día siguiente y al día siguiente, y al siguiente, él siguió hablándome, y yo me decía una y otra vez “ignóralo, al quinto día quizás se aburra”, pero… no fue así, habían pasado dos semanas y el seguía hablándome como si yo lo estuviese escuchando, quería callarlo, me estaba hartando, pero, pero… al mismo tiempo, en lo más profundo de mi ser… me alegraba… me alegraba el no estar tan solo…

-“Cállate!!” – grite, y él, él solo me sonrió con dulzura, una sonrisa nostálgica, una sonrisa triste, fue lo que vi en sus ojos.

-“Lo siento…” – dijo y se fue, y yo, sin poder evitarlo, desee que él me volviese a hablar, entonces, espere, al día siguiente, y al siguiente a ese, y al siguiente, pero, no pasó nada y sin darme cuenta me la pasaba viéndolo en silencio y fue ahí que me di cuenta de aquello, que yo no era el único niño solitario en aquel frio salón de clases, que mi corazón no era el único oscuro en esa aula, el intentaba hablar con los demás, pero nadie lo tomaba en cuenta, él se reía solo, mientras que los demás lo hacían de él, incluso cuando levantaba la mano para contestar en clases los profesores lo ignoraban… como si no existiese, como si no importase …“Otra luz apagada”

-“mírenlo, ahí está, el niño al que su madre rechaza” “¿es el?” “¿Es cierto que su mama lo golpea?” “en la última reunión de padres le grito que ojala no hubiera nacido” – murmuraban mientras el pasaba sonriendo como un tonto, y yo atrás de él, no podía hacer más que apretar mis puños… me sentía impotente

 

“¿Alguna vez has sentido lo oscuro de la soledad envolverte? A tal punto de volverte una persona completamente fría...”

 

-“¡Eres solo un maldito bastardo¡”- grito uno de los niños que lo estaban rodeando, mientras lo sujetaba de la camisa – “Porque no borras esa asquerosa sonrisa de tu fea cara, ¿eh?” – le gritaron, pero él no lo hizo, y un golpe le llego a la mejilla… me harte

-“¡Déjenlo¡ ¡él no les hizo nada¡” – grite golpeando el brazo del que sujetaba a aquel mocoso de la camisa para que lo soltara – “¿No les da vergüenza molestar a un niño menor que ustedes?” – dije poniéndome entre ellos, defendiendo al más pequeño.

-“Esto no es de tu incumbencia enano, así que mejor quítate o si no…”

-“¿O si no que? ¿Quieres acaso que te acuse con los profesores? – dije con el ceño fruncido, el chasqueo su lengua y se fue, junto a los demás – “estúpidos, se creen la gran cosa solo por ser un grado mayor al nuestro” – balbucee – “oye, ¿estás bien?” – le pregunte agachándome y tomando su rostro para verlo.

-“Lo siento…” – susurro.

-“Te está sangrando el labio, esos bastardos se pasaron” – tome la manga de mi abrigo y limpie la sangre de su labio, despacio, con cuidado, el seguía sonriendo… como un tonto

-“Lo siento…” – volvió a susurrar, levemente temblando.

 

“Su voz comenzaba a quebrarse… justo como lo hacía aquella burbuja…”

 

Chasque mi lengua – “No tienes porqu…” – no termine, no pude siquiera.

-“Lo siento… lo siento… lo siento…” – y aun con aquella sonrisa, aun con aquella sonrisa en sus labios, lloro, lloro todo aquello que estaba reprimiendo, lloro como el niño pequeño que era, sin el consuelo de su madre, lo abrace tan fuertemente como podía, era un llanto tan triste que no pude evitar también hacerlo, y llore, ocultando mi rostro en su cuello, y sin decir nada, pude saber que él y yo éramos iguales.

 

“Dos niños solitarios, buscando calor en el contrario”

 

Desde aquel día, fuimos amigos, y aquel calor que creí extinto en mi pecho, volvió a surgir en mi de nuevo, él había revivido al viejo Taiga, ahora sonreía a su lado, ahora lo tenía a él, él, para mi él, era mi ángel… y su calidez de cierto modo me  recordó a mamá

Era su cumpleaños, hoy cumplía 10 años, le había preparado un pequeño cake con una pequeña velita arriba, se lo daría, le diría cuanto lo quiero y mi mejor recompensa seria su preciosa sonrisa, espere ansioso a que entrara al salón, la campana sonó y la puerta se abrió, pero quien entro, no fue él, sino el maestro, las clases empezaron y él no había llegado, espere, llego receso, y el no, espere, pero él nunca apareció, pero aun así espere, espere aquel día, espere el siguiente y el siguiente, pero él no apareció… ya no lo haría

 

“…Aquella amistad ni siquiera duro un año, pero para mí fue eterna…”

 

-“¿No lo sabes? Su madre lo cambio de escuela, al parecer se mudaron hace una semana…” – fue lo que me respondió el maestro… él se había ido, se había ido, me había dejado, me había dejado solo, en un abrir y cerrar de ojos aquella oscura burbuja volvió a envolverme, en un abrir y cerrar de ojos aquel Taiga frio y solitario había vuelto, aquel vacío insoportable había surgido de nuevo en mi pecho, y con el paso de los años, me fui olvidando de él, de su rostro, de su voz, de su sonrisa… creí que esta vez ya nada podría volverme hacer sentir aquel calor en mi pecho, creí que aquella burbuja espesa y fría estaría envolviéndome, esta vez para siempre, pero, una vez más me di cuenta de cuan equivocado estaba…

 

“¿Alguna vez has sentido lo oscuro de la soledad envolverte? A tal punto de volverte una persona completamente fría...”

 

Era de noche cuando lo vi, tenía 20 años y estaba de camino a la tienda a comprar unos cigarrillos, de camino allí había un pequeño parque, era la primera vez que iba por allí, ese era el camino más largo hasta la tienda más cercana, pero ese día mis pies querían dar un paseo largo, un paseo solitario, después de todo la noche estaba hermosa, la luna brillaba, rodeada de estrellas, era imposible el no querer caminar en una noche tan preciosa, justo cuando pase por ahí, una suave brisa toco mi rostro, escuche una pequeña risilla y al voltear a ver quién era, lo vi, sentado en una banca, estaba un chico muy hermoso a mi parecer, la luna, podía ver la luz de la luna reflejada en él, mientras que este miraba hacia arriba, hacia la noche estrellada, sonriendo, sus ojos de un hermoso color celeste, como el cielo despejado brillaban, sus labios rojos sonreían, su cabello también celeste estaba levemente revuelto y se mecía al compás de la brisa, con pestañas largas y la piel tan blanca como la nieve, que contrastaba perfectamente con la oscura noche, no pude negar el hecho de que parecía un ángel, no pude apartar mi mirada de él, verlo, era hipnotizante, y , por alguna razón se me hizo familiar, pero no podía recordar, no podía recordar, de donde había visto aquella angelical sonrisa, no podía recordar, no pude recordar…

-“¿Ah?” – susurro suavemente al verme, me puse tan nervioso que Salí corriendo, me puse tan nervioso que incluso había olvidado para que había salido, esa noche no pude dormir en paz, su sonrisa no me dejaba hacerlo… a la noche siguiente, no pude evitar que mis pies se moviesen hasta allí… inconscientemente, yo… Quería volver a verlo… Tal vez ni estaba allí, tal vez no volvería a verlo, pero, aun así, con eso en mente camine, y justo a la misma hora, en el mismo parque, en la misma banca, estaba el, sentado, sonriendo, sonriendo a pesar de que aquella noche estaba nublada, sonriendo a pesar del frio, sonriendo a pesar de todo, era eso lo que me estaba volviendo loco, era eso lo que por alguna extraña razón me trajo un sentimiento familiar al pecho, aquel sentimiento que hizo que en medio de aquella noche friolenta, no tuviese, no sintiese frio alguno, más bien sintiese calidez en mi cuerpo, me escondí, no quería que él me viese, sin embargo, por el contrario yo quería verlo por siempre, verlo sentado en aquella banca, sonriendo como si no tuviese de que preocuparse, su sonrisa, era hipnótica, aun mas que sus ojos, aun mas que su belleza, y sin siquiera darme cuenta había caído rendido a los brazos de Morfeo, hipnotizado por cuan precioso ser, cuando desperté, el ya no estaba, el parque, nuevamente solitario, se sentía nuevamente frio… Quería verlo de nuevo

 

“Una vez más, mi vida comenzaba a tener sentido”

 

Y aquella noche tuve un sueño, un niño pequeño llorando, su mejilla estaba lastimada “¿Qué te pasa?” pregunte, no obtuve respuesta, por un momento el tiempo se detuvo, por un momento todo el color volvió, todo era vida, vi a mama, mi mami acercarse hasta nosotros, se arrodillo hasta la altura del pequeño, no pregunto nada, solo le sonrió, acaricio suavemente su mejilla y beso su frentecita, revolviendo sus cabellos con cariño “Ya no llores pequeño… sonríe… esta vida es demasiado corta, como para gastarla en lágrimas” le dijo suavemente y con dulzura, con aquella vos tan preciosa, tan única, mama le extendió un dulce y volvió a sonreír… desperté llorando… No era un sueño… era un recuerdo… un recuerdo olvidado… aquella sonrisa, aquella sonrisa…

 

“¿Alguna vez has sentido lo oscuro de la soledad envolverte? A tal punto de volverte una persona completamente fría...”

 

Al día siguiente volví a aquel lugar, lo volví a ver,  entonces fui al siguiente y al siguiente y al siguiente y él estaba siempre allí, a la misma hora, en el mismo parque, en la misma banca, siempre sonriendo… Pero… había pasado un mes cuando finalmente había notado algo, cuando finalmente había notado el por qué sus ojos no me llamaban la atención, el por qué no sobresalían a pesar de ser tan preciosos, hasta ese día solo me había fijado en su sonrisa, pero nunca en su mirada, sus ojos ciertamente eran hermosos, pero estaban opacos, él sonreía pero su mirada, su mirada decía otra cosa, su mirada quería llorar, pero no lo hacía, día tras día fue allí, día tras día lo vi, día tras día, sin siquiera hablar lo conocía, día tras día me di cuenta de lo similares que éramos, día tras día me enamoraba cada vez mas de aquel pequeño ser, yo me había enamorado, me había enamorado de alguien a quien ni siquiera conocía, de alguien de quien ni el nombre sabia, para cuando me quise retractar, fue imposible, lo amaba, amaba a un desconocido, lo amaba, sin siquiera tener una razón concreta, sin siquiera tener una razón valida, y ya ni siquiera me importaba, solo, solo quería conocerlo más, no solo viéndolo, quería hablarle, quería escuchar su voz “¿Cómo sería?” me pregunte día y noche “Seguro es dulce” me repetía, había pasado un año, tenía que hablarle, tenía que hacerlo, no podía perderlo, no podía volver a perder a alguien importante de nuevo, no podía hacerlo, fue una estrellada noche, con la luna brillando, como cuando la primera vez que lo vi, cuando finalmente me decidí acercarme a él, estaba decidido, tenía que hacerlo, pero, justo antes de acercármele, por primera vez, lo vi llorar, sus ojos dejaban salir lágrimas, como pequeñas gotitas en un día lluvioso y sus ojitos como el gran cielo nublado, sin brillo, opacos… Dude, dude en acercarme, pero, pero… no quería, no quería verlo llorar, no quería verlo así, no quería, ni siquiera lo pensé mucho, mis pies se movieron por si solos y mis brazos se abrieron listos para refugiar a aquel pequeño ser en ellos, y así lo hice, lo abrace, bese su cabecita, acariciando sus suaves cabellos, tratando de tranquilizarlo.

-“Por favor… por favor no llores…” – susurre, el solo hundió su cabecita en mi pecho, estaba temblando, lo abrace más fuerte, no quería que me tuviese miedo – “Por favor”…

-“Lo siento…” – susurro, mis ojos se abrieron, ¿Por qué se disculpaba? – “Lo siento… lo siento… lo siento…” - Entonces un recuerdo vino a mi… él era, él era… - “Lo siento tanto, Taiga” – él era…

 

“Aquella voz rota hacía eco en mi cabeza, rompiendo fuertemente la puerta que retenía mis recuerdos”

 

Entonces desperté, mi cabeza dolía, “¿era eso acaso un sueño?” Se preguntó mi mente, “No, es un recuerdo” dijo mi pecho, entonces mis ojos se fijaron en el pequeño cuerpo envuelto en mis brazos, se veía realmente hermoso con su rostro calmado y respiración tranquila, aun estaba dormido, y yo no pude evitar pensar en lo adorable que se veía así, con eso en mente lo abrace más fuerte, no quería dejarlo ir, bese su cabecita, olía a vainilla, era dulce y tranquilizante, definitivamente, él era un ángel, mi ángel.

-“Taiga” – susurro entre sueños mientras que una lagrima se deslizaba por su suave mejilla, cerré mis ojos, no quería admitirlo… no aun.

Cuando desperté, él ya no estaba a mi lado, me asuste, por primera vez en mucho tiempo, sentí miedo recorrer mi cuerpo, rápidamente me levante de la cama y cuando estaba a punto de salir corriendo hacia la calle, una suave voz llamo mi atención.

-“Taiga” – le oí decir, cuando gire mi cuerpo, lo vi allí, parado en la pequeña cocina de mi apartamento.

-“¿Q-Que?” – pregunte con asombro al verlo con un delantal puesto, era mi delantal de ositos, carajo, se veía tan adorable que no pude evitar sonrojarme.

Él lo noto, y sus mejillas tomaron un precioso carmín – “L-Lo siento, e-es solo que yo… yo… ayer yo… me desmaye y… y tú me ayudaste, así que quería prepararte el desayuno como agradecimiento…” – dijo haciendo un pequeño puchero, sonrojado hasta las orejas, “Tan adorable” pensé viéndolo como bobo.

-“jajaja” – reí suavemente para tranquilizarlo – “No te preocupes, sería un honor el probar tu comida” – sonreí luego de mucho tiempo y rasque mi nuca, estaba nervioso, solo él me provocaba tantas emociones en un instante, él, un “desconocido”.

- “Gra-gracias” – respondió y siguió en lo que estaba haciendo, yo me senté en una de las sillas de la pequeña mesa del comedor, viendo fijamente cada uno de sus movimientos, viendo cada detalle de su ser, cuando termino sirvió los platos, huevos revueltos y tostadas con queso, y jugo de naranja para acompañarlos.

- “Delicioso” – dije dando el primer bocado, sus ojitos brillaron y sonrió feliz.

-“Me alegra que te guste, Taiga” – dijo alegre, fue allí que reaccione.

-“¿Cómo sabes mi nombre?” – pregunte viéndolo fijamente, el tembló al escucharme.

-“Y-Yo… Taiga… Yo soy…” dijo nervioso, entonces los recuerdos vinieron a mi como cegadores flashes de luz, solo había una persona aparte de mama a la que le permití llamarme así…

-------Flash Back-------

-“Kagami-kun” – me llamo, siguiéndome como un patito sigue a mama pato.

Me detuve de golpe, el choco contra mi espalda – “Ya te dije que no me llames así, no me gusta” – regañe viéndolo con el ceño fruncido, ya llevábamos dos semanas de amistad y se me hacía incomodo el “kun” y tantas formalidades – “Llámame Taiga, vamos, Hazlo, di Ta-i-ga”

El lo dudo unos segundos, pero luego – “Ta-Taiga… Taiga” – dijo sonriente, mostrando todos sus dientes, bueno la mayoría, ya que aún le estaban saliendo los dientes permanentes, no pude evitar también el sonreír internamente ante la idea, de cierto modo era tan adorable para mí.

-“Si, así está bien” – coloque mis manos en mi cintura y sonreí triunfante, pero…

-“Taiga, Taiga, Taiga, Taiga…” – comenzó a decir una y otro vez, y aunque le repetía una y otra vez el que se callase… no lo hizo, ese día fue irritante, pero el escuchar mi nombre una y otra vez Salir de esos labios, hacía que mi pecho se llenase de una inmensa alegría y una inexplicable paz…

-------Fin Flash Back-------

-“Te-Tetsuya” – susurre, recordando a aquel niño que creí olvidado, recordando su rostro, recordando su nombre, recordando a Tetsuya, un niño alegre, muy bajito, de cabello tan largo que le llegaba hasta los hombros, cuyo flequillo tapaba sus ojos, de ropa algo desgastada y zapatos rotos, el niño con el que siempre compartía mi almuerzo, con el que siempre compartía sonrisas… el niño al que todos ignoraban… el único niño que me entendía…

-“Tetsuya…”

El me sonrió con dulzura, asintiendo levemente su cabeza – “Si… Taiga, soy yo” – su voz era triste, y por alguna razón todo mi ser se llenó de ira, de impotencia, quería gritarle, gritarle todo lo que su ausencia había causado en mí, quería contarle cuan triste estaba, cuan enojado me encontraba, pero… las palabras no salían de mi boca, no quería hacerlo, mi voz se había apagado y mis ojos ardían, pesaban, lagrimas comenzaron a brotar de ellos, me sentía, me sentía tan… tan enojado… me sentía tan triste, me sentía tan decepcionado… me sentía… me sentía tan feliz… luego de tantos años de espera, luego de tantas noches solitarias, la persona que con cuya sonrisa volvió mi mundo colorido… había vuelto a mi lado y una vez más… una vez más… había rota aquella oscura burbuja…

-“Tetsuya…” – susurre entre pequeños gimoteos – “Tetsuya” – repetía con nostalgia – “Tetsuya, Tetsuya, Tetsuya” – repetí una y otra vez queriendo atarlo a mi lado, el soltó un fuerte gimoteo y entre la contante mención de su nombre, corrió a abrazarme.

-“Lo siento” – dijo abrazándome mas fuerte – “Lo siento, lo siento tanto, Taiga” – mis brazos lo envolvieron, correspondiendo su abrazo, el refugio su cabecita en mi pecho, yo pose la mía en su cálido hombro, y ante el antes insoportable silencio lloramos fuertemente abrazados, como lo que éramos, como lo que siempre fuimos, Dos pequeños niños solitarios sin el consuelo de nuestras madres…

-“Taiga” – llamo sorbiéndose la nariz, con pesar aparte mi cabeza de su hombro para verlo – “Feliz Cumpleaños” – mi corazón se paró por leves segundos en donde una sonrisa y una cálida voz se vieron impregnadas en mi cabeza, un recuerdo inolvidable, un día perfecto…sin pensarlo siquiera, lo atraje hacia mí y lo bese, lo bese como en mis más bajos sueños, lo bese como hubiese querido hacerlo hace tantos años.

El sonrojado me vio – “Te amo, te amo tanto, Tetsuya” – deje con el corazón desbordante de alegría y por primera vez en años, vi brillo en aquellos preciosos ojitos celestes, las nubes se habían ido, el sol había salido.

-“Yo también, yo también te amo, te amo tanto, Taiga” – sonrió junto a mí, como dos tontos cuya felicidad había vuelto.

 

“Ese día, aquel día, fue el día en el que nació la luz”

Notas finales:

Esto va en honor al cumpleaños de Taiga y también de Tetsu, atrasado, pero con cariño xDD soy una persona muy floja, por lo que quería hacer un oneshot, pero como siempre no me van las historias cortas, por lo que posiblemente haga otro capítulo, esta vez desde la perspectiva de Tetsu, en serio espero que disfruten de esta historia tanto como yo al escribirla, gracias por leer, nos vemos OwO)/

 

PD: si gustan pueden ver mis fanarts aqui, tengo pocos, pero la mayoria son de Tetsu uwu http://lindangel.tumblr.com/


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