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Queen of the damned por Aquarius No Kari

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Notas del capitulo:

No lo negaré ToT... este fic me cuesta y me costó mucho trabajo x k odio todo lo que sean fantasmas, vampiros, hombres lobo y cosas que no pueda ver >.>

 

En fin... no esperen la gran cosa de este fic que creo k es más romántico que nada XD... juzguen ustedes o.o...

 

Inspirado en la película "Queen Of the Damned" y haciendo una recopilación de otras pelis más.

 

Encontraran que usó una peculiar forma para escribir... creo que fue una abuso de hipérbaton ^^UU... como sea... los demás capítulos no están escritos de la misma forma... y creo que se entienden un poco más @.@

 

 

 

Queen of the Damned

 

La leyenda hace referencia, en las secas y viejas hojas de un libro -cuyo color es amarilloso y de café un tanto oscuro en las orillas, producido por la humedad-, que en la antigüedad existió una tanto bella como perversa reina:

 

Causante de su comportamiento fue aquella guerra de antaño, en la que varios de sus soldados perecieron; pero a eso no se debía aquella vil manera de actuar, si no más bien a la pérdida de la persona que más amaba, un ser cuya belleza opacaba al cuerpo celeste y su plateada luz.

 

Al caer la maldición que invocó, cansado de su bien actuar y de la nefasta traición que la diosa sobre ella cometió, maldijo su propia raza, credo y religión, amenazando con la vida de sus amadas criaturas terminar, bebiendo de su preciosa sangre hasta el aliento último.

 

Revelándose, matanzas organizó por los confines de sus tierras, reuniendo súbditos que a la oscuridad siguieron adquiriendo caninos cada vez más afilados y largos en el interior de la boca, a través de los siglos evolucionando en una especie nueva, los cuales para extraer aquél vital líquido rojo grosella del cuello de sus victimas les servían. A estos rebeldes, dueños y amos de la noche se les nombró "los condenados", mejor conocidos en Europa y más tarde en América, como vampiros.

 

Aún más allá de la prometida venganza, se extendía el deseo de que aquella reina de la oscuridad por a su amor revivir, encontrando otro vampiro de encantos iguales o superiores.

 

Y pese a que dicha ama de la maldad, reina de los condenados, fue sometida a una cámara secreta donde dormida permaneció por siglos, aún la zozobra queda de que a cumplir su amenaza volverá, castigando sin tregua a los que a desobedecerla y traicionarla se atrevieron, a su amor de antaño tratando de encontrar para la sombras hacia este mundo enviar...

Chapter 1

 

Why won't you die?

 

Mientras el manto de la oscura y fría noche caía sobre los habitantes de la ciudad de Remy, se encontraban entonces reunidos un número impresionante de jóvenes, un par de metros bajo el escenario, gritando y escuchando a todo lo que daba de aquél concierto espectacular que la estrella de esa noche –más famosa en todo el continente- deleitaba a sus espectadores.

 

Sus característicos rasgos eran aquellos largos y rizados cabellos rubios cayendo por su espalda como una cascada de rayos de sol, sus delineados ojos azulados ahora matizados a rojo sangre, ese aspecto tan pálido y sensual en su faz, y los labios escarlatas por los cuales salían las estrofas de una de sus canciones:

 

- You fell away

What more can I say

These feelings envolved

I won't let them out

I can't replace

Your screaming face

Feeling the sickness inside

 

Escuchando aquellas estrofas, los eufóricos espectadores observaban los caninos superiores parecidos a colmillos de vampiro, tan blancos como marfil y tan filosos a la vez, impactados por el especial efecto que ese concierto les brindaba; y es que Milo van Dyck siempre asombraba a su publico con aquél aspecto de vampiro roquero y las muchas facetas que cantando adquiría, o incluso lo sensuales atuendos con que al escenario acudía.

 

- Why won't you die?

Your Blood and mine

We'll be fine

Then your body will be mine

 

Y como siempre, al terminar su actuación, se oía una explosión seguida de humo que cubría el escenario por completo, desapareciendo en un instante, mientras gritaba y aplaudía su público; en tanto que él, fuera del espectáculo su aparición hacia, encontrándose dentro de su propio camerino.

 

En un negro y cómodo sillón se desplomó, descansando un par de minutos antes de regresar a su mansión. La boca abrió lentamente, como si bostezara, salvo que con este acto sus colmillos desaparecían así como también la negra línea que a sus ojos contorneaba, y el aspecto pálido y muerto que su faz mostraba.

 

Milo van Dyck era un joven vampiro, siendo así de nacimiento desde hace más de dos siglos. Sus padres estaban muertos, habiendo sido condenados por famosos cazadores. Al cumplir veinte años, recibió una letal mordida en la yugular, misma que con la ayuda de sus propios genes en vampiro lo convirtió. Rondando en la noche, sirviéndose del alimento que la sangre preciosa de los humanos le brindaba, maldecido por su destino, sobreviviendo hasta el tiempo actual, y convertido en un famoso cantante roquero, siendo tanto en belleza cual anochecer como en talento bastamente popular. Su nombre era conocido, tanto entre las castas de vampiros como en los otros continentes, brillando como estrella entre los oscuros mares del cielo.

 

La paz de ultratumba, de la cual considerablemente disfrutaba, fue interrumpida por el golpear en la puerta de su camerino, molestando de sobremanera al cansado joven vampiro, quien apoyándose en los brazos del sillón se puso en pie. Los pasos molestos con los que a la puerta se dirigió, efectivamente mostraban la frustración por su interrumpida paz. Al tomar la dorada perilla con la mano derecha, girándole con molestia y recelo, no se imaginó que pese a que un reclamo abandonarían sus labios, ahora adornados serian por una bella sonrisa. Inevitable era curvear de aquella manera los labios si ese hermoso pelirrojo se encontraba parado en el umbral de su puerta.

 

So many words

Can't describe my fate

These feelings involved

So soon to break out

I can't relate

To a happy state

Feeling the blood run inside

 

-"Camus..."- En susurro dijo su nombre, y de no ser porque muerto estaba, juraría que el corazón le saltaba. Hizo una leve reverencia con la cabeza el mencionado, permitiendo que la vergüenza se asomara por sus mejillas con matiz de un rojo fresa

 

-"Estuviste magnifico"- Felicitó entrelazando sus propias manos al frente, con sutileza mordiéndose los labios y antojando de sobremanera al rubio, quien deseos tenía desde tiempo atrás por deleitarse con el sabor de estos. Con tacto infinito el rubio levantó el mentón del francés, tratando de que sus negras uñas su piel no lastimaran. Caobas eran aquellas pupilas que con luz enamorada destellaban, traspasando la azulada mirada del joven roquero vampiro, pidiéndole más como una desesperada suplica que en uno igual le convirtiera. Esos nuevamente labios escarlatas que a una escasa distancia de los de Camus se encontraban, lentamente su dirección cambiaron, tomando tanto la nuca del pelirrojo como su cintura con un agarre que la posición le permitía cambiar, mientras su boca lentamente se abría mostrando los feroces blancos colmillos que a escasos milímetros de la yugular del francés se encontraban.

 

Why won't you die?

Your Blood and mine

We'll be fine

Then your body will be mine

 

La idea de convertirlo también en vampiro por la mente del rubio transitó, y sin embargo, lo que de él pensarían sus tíos si lo hiciera no del todo le agradó:

 

Tenía una muy peculiar familia el pelirrojo. Sobrino de respetables vampiros cuyo legado como cazadores de los nocturnos caminantes –otra casta de vampiros- era tan bien conocido. Dedicados a matar a los traidores aquellos que propasarse deseaban del legado vampírico. Camus por su parte era mortal, limitándose con crecer y saber que moriría un buen día, y que ese nefasto día sus parientes lo presenciarían; ya que los tutores del pelirrojo negados estaban a que su protegido en vampiro se convirtiera, maldecido por su destino y condenado a con la sangre de otros alimentarse...

 

Why is everything so fucking hard for me?

Keep me down to what you think I should be

Must you tempt me and provoke the ministry

Keep on trying I won't die so easily

 

Así que por mucho anhelo que tuviera de toda la eternidad con él estar, por no condenarlo a una maldecida vida, sus impulsos tuvo que frenar, limitándose tan solo con aferrarlo a su cuerpo propio, abrazándole con tal calidez como si el corazón aún dentro del pecho se mantuviera. Camus tan sólo parpadeó, comprendiendo que una vez más no lo haría, que se estaba negado a transformarlo en su igual. Y antes de que pudiera protestar, Milo rompió el abrazo, percatándose enseguida que su representante estaba de camino al camerino. El pelirrojo se dio cuenta de que el rubio en vampiro no se destransformaba, contemplando la imagen misma que había optado arriba del escenario y dándose cuenta que alguien hacia ellos se dirigía

 

Por la esquina, del otro lado del pasillo, hicieron su aparición un castaño claro y uno de cabellos oscuros, ambos con el pelo corto y un tanto quebrado. A una mirada del joven vampiro, el pelirrojo abandonó el lugar, sabiendo lo que entonces ocurriría. Y cuando Camus se hubo por fin marchado, ambos fans del rubio a su camerino entraron, seguidos de cerca por el representante del roquero

 

-"Milo, aquí hay dos jóvenes que se mueren por un autógrafo tuyo"- Con mirada perversa se lo dijo; a lo que el rubio entendió perfectamente el otro sentido de sus palabras.

 

-"Por supuesto"- Sonrió con cierta malicia. Ambos fans se mostraron emocionados, incluso ansiosos, sin saber el motivo por el cual hasta ahí los habían llevado –"¿Sus nombres?"- Inquirió, pasando su mirada tanto a uno como a otro

 

-"¡Jabu, señor!"- Entusiasmado respondió

 

-"¡Nachi!"- El otro dijo con un salto, apretando a la altura del pecho una libreta donde anhelante esperaba pudiera recibir su autógrafo. Las pupilas rojo sangre de Milo brillaron, a causa de lo apetitosos que los cuellos de ambos lucían

 

-"Aioria, lleva por favor a Nachi afuera un momento..."- Con voz sensual pidió el rubio, tomando con una caricia suave la mejilla del castaño claro –"Me gustaría intercambiar algunas palabras con Jabu..."- Descargas y revoloteos sentía correr por su cuerpo el mencionado, vibrando dentro de sí alocadamente su corazón. A regañadientes y con cierto merecido recelo, el castaño oscuro la habitación abandonó junto con el representante del vampiro joven.

 

Milo deslizó su mano hasta la parte trasera de la cabeza de su acompañante, atrayéndole hacia si por la cintura y por dicho agarre. Sus matizados ojos, rojos sangre, se enfocaron sólo en el cuello de su victima, mientras sentía el acelerado aliento de Nachi cerca de si durante el acercamiento. El rubio cerró los ojos, recordando cada facción del que momentos antes había estado con él –Camus-, anhelando tenerle entre sus brazos una vez más, deleitándose con lo que para un humano a sabor metálico tendría, lo que a él en ambrosia exquisita le sabría. Aquellos marfilados caninos se aferraron el cuello del más joven, produciéndole un dolor punzante y cortante que lentamente le fue arrancando la vida, teniendo la desfortuna de que lastimeros gemidos entrecortados de sus labios salieran despedidos, en tanto que el color su faz perdía. Succionando hasta la última gota de tan preciado y vital rojo líquido, el joven vampiro entreabrió los ojos, soltando y dejando caer con pesadez contra el frío mosaico del piso, el muerto cuerpo de Nachi, un ya no vivo admirador suyo.

 

Y suponiendo que Aioria con el otro se había alimentado ya, con las yemas de los dedos los rastros de sangre de los colmillos se limpió, antes de saltar apresuradamente por la ventana de su camerino, de camino a su mansión.

 

o.o.o.o.o

 

Abrazándose a sí mismo, Camus caminaba por las calles desoladas. El frío comenzaba a sentirse, entrando por cada poro abierto en su piel, hasta calarle en los huesos como agujas sobre estos, enterrándose sin piedad. Su semblante adquiría un tono un tanto más níveo, y la punta de la nariz notablemente a rojo se matizaba.

 

Inevitablemente el cuerpo le temblaba a causa de la bruma helada que lo rodeaba. No solo comenzando a sentir la soledad en medio de la noche oscura, si no también un impresionante vacío en el fondo de su alma.

 

Los pies seguían guiándole por aquella desolada calle, en la que algunos autos apenas cruzaban, rompiendo así el silencio de muerte que reinaba. De lo que el pelirrojo no se había percatado, era de un par sombras que desde algunas calles atrás le venían siguiendo, resonando sus pasos en el asalto bajo de ellos, intercambiando ansiosas miradas por tan apetitoso joven de tan sólo dieciocho años.

 

Al darse cuenta que solo no se encontraba, el paso trató de apresurar, en un intento vano de que al doblar la esquina las sombras pudiera perder; pero a penas hubo dado la vuelta, girando el rostro para asegurarse que los nocturnos caminantes detrás de él no siguieran, con un movimiento apresurado aquellas sombras el paso ya le habían cerrado. De algún lugar de la traquea, recorriendo un sendero hasta la garganta y saliendo por la boca, se liberó un desgarrador grito que se escuchó retumbar en cada rincón de la desierta calle, mientras uno de ellos lo empujaba contra la pared y el otro le quitaba la bufanda que su cuello cubría. Camus forcejaba por las garras de su pescuezo quitar, estando dispuesto a convertirse en un ser eterno, si Milo fuera quien los colmillos en él aferrara. Y entonces mientras con dificultad respiraba y en vano debatía para una mordida evitar, un segundo grito se dejó escuchar, seguido por el alejamiento de ambos vampiros lejos de su cuerpo, quienes estrepitosamente cayeron al suelo con un bulto sobre ellos. El pelirrojo las manos a la boca se llevó, debatiéndose entre correr hacia algún lugar seguro o ayudar al que la vida le había salvado. Para sorpresa suya, el hombre de cortos y azules cabellos de un brinco se puso en pie, recargando completamente en su antebrazo lo que parecía –si no es que eso era- una ballesta con la que a la cabeza de uno de ellos apuntaba

 

-"¿Estas bien Camus?"- Le preguntó el misterioso extraño al aún asustado pelirrojo. El francés reconociendo su voz sonrió

 

-"Muy bien, pero por poco y no la cuento"- Colocándose nuevamente la bufanda respondió. El peliazul por su parte con desprecio miraba a ambos vampiros, limitándose a escupir en el piso como muestra de repulsión. La primera provocación los llevó a que con la ballesta la frente de uno de ellos fuera taladrada, abriendo un desmesurado hoyo que conforme los segundos transcurrían se abría cada vez más, dejando marcas grises y rojas como si le escociera en piel lo que el peliazul el había disparado, siendo tal su dolor que desgarradoramente gritaba mientras las manos se llevaba a la cabeza y trataba de correr; desafortunadamente las piernas no le respondían más y con ellas quemadas, en el suelo terminó, carbonizándose.

 

El otro vampiro, adivinando que tendría el mismo final, saltó hacia el techo de uno de los edificios corriendo la misma mala suerte que aquél que antes le había acompañado, cuando el salvador del pelirrojo le disparó

 

Camus parecía haberse petrificado ante tal escena, incluso cuando el mata vampiros se le acercó para cerciorarse de su bien estar, el francés dio un salto, aún asustado.

 

-"¿Seguro que estás...?"- Inquirió un tanto nervioso. El menor inclinó un par de veces la cabeza, asintiendo

 

-"Si, Death Mask"- Causante de la impresión, la voz le temblaba –"Solo llévame a casa, tengo que hablar con mi tío Saga"- Pidió suspirando con resignación, imaginando que una vez más después de su charla, terminaría peleado con su pariente.

 

Quitándose la gabardina que del frío le cubría, sobre los hombros del pelirrojo la puso, abrazándole a modo de reconfortarlo para que intentara calmarse, ya que no solamente el presenciar aquella cruda escena había dejado estragos en él, si no de igual forma el cruel frío que sobre ambos se sentía. Y de aquella forma, Death Mask y Camus su camino prosiguieron por las desoladas calles de Remy, con la ballesta colgada de un hombro del Italiano, permaneciendo alerta ante cualquier tipo de ataque por parte de los caminantes nocturnos.

 

o.o.o.o.o

 

En el balcón de su ventana se encontraba recargado, apoyando ambas empalidecidas manos sobre el barandal, contemplando el vasto y verde oscuro pasto que unos metros bajo de él, de la tierra emergía.

 

Why is everything so fuckin hard for me?

(Why won't you die?)

Why is everything so fuckin hard for me?

(Why won't you die?)

 

No sólo su refugio era la oscuridad, si no también confidente y la compañía que él a su lado no tendría. Se sabía rodeado de fans, amigos y sirvientes fieles que la no vida por él darían; sin embargo, anhelaba otra cosa, algo que repulsivamente en humano lo convertía y que esta noche hubiera conseguido. Porque lo quisiera o no, el destino se había empeñado en convertirlo en prohibido, teniéndolo tantas veces a su disposición para hacerlo en el compañero que la soledad compartirían y que desafortunadamente no disfrutaría, desde aquella vez en que ambos se conocieron.

 

-:- Flash Back -:-

 

Una ciudad ubicada en el continente asiático -cuyo nombre era Rosst-, esa noche era memorable para una reunión de vampiros, en que celebraban algunos siglos de hermandad. La mayoría, antiguos aristócratas o famosos modernos empresarios, había escogido una de las mansiones de las familias más respetadas y temidas, cuya ancestral fama se debía a la antigua caza de caminantes nocturnos y castas de vampiros que osaron infectar con costumbres que escandalizaron a más de uno. Los Moreau, como ellos mismos se habían nombrado después de la revolución francesa, ofrecieron esa fiesta a la que ningún vampiro de casta pura se debía negar a ir.

 

Esa noche, Milo decidió que no tendría nada que perder con su asistencia; además de que si llegaba a negarse, podrían calificarlo como un traidor, lo cual sin duda alguna la no vida podría costarle.

 

Mezclándose entre los invitados, con una copa de fino vidrio que entre el dedo índice y el de en medio sostenía, cuyo contenido era de kirsch. La cabeza un tanto levantada, caminando con un elegante porte, mientras los rubios cabellos se mecían en su espalda al momento que un paso daba; dirigiéndose así hasta el jardín para tomar un poco de aire. Distinguiendo entonces, al instante de un poco ladear la cabeza, se posaron sus azulados ojos sobre un hombre de cabellos de un rojo volcánico -brotando desde la raíz de la cabeza-, cuya piel de un tono un tanto más claro que el suyo por no decir pálido.

 

Al toparse su mirada con tan encantador pelirrojo, no pudo evitar el sentirse sumamente atraído, a tal grado de sentir sus propios pies moviéndose maquinalmente hacia la dirección donde aquella magnifica visión se encontraba.

 

La pequeña copa de vino dejó sobre la mesa. Su andar prosiguió hacia aquél personaje, sumamente perplejo, estando seguro que jamás en toda su eternidad lo había visto en una reunión de vampiros.

 

Aquél chico conversaba con otro vampiro de cabellos tan lacios y brillantes que desde la dermis le nacían como una cascada de oro y de una piel tan blanca como la nieve, al que Milo conocía muy bien: Shaka Brigeman era su nombre.

 

-"Ser eterno, no es nada fácil"- Decía sonando más a lamento que a un relato de una experiencia propia. Su interlocutor estaba apunto de contradecirlo, cuando el recién llegado les interrumpió

 

-"Buenas noches"- Hizo una leve inclinación del tórax hacia la dirección del piso, colocando una mano detrás de si y la otra a la altura del estómago. El otro rubio su rostro giró, siendo atraída su atención por el actual roquero

 

-"Ah, Milo Van Dyck"- Sonrió diciendo el nombre como si le causara un gran deleite el tan solo pronunciarlo. De su asiento se levantó, tendiéndole la mano que el otro estrechó

 

-"Shaka, siempre es un placer encontrarte en estas reuniones"- Saludó con una aún mayor sonrisa. El otro rubio asintió, dando entender que era del mismo sentir.

 

-"Sabes que no podemos faltar, nos mandarían a la hoguera con el simple hecho de intentarlo"- Ambos compartieron una sonrisa hasta que Shaka se dio media vuelta para mirar al pelirrojo –"Quiero presentarte a Camus Breuer, un muy importante miembro de esta "asociación" –como Saga lo llama- por esta noche"- El mencionado se recargó en los brazos de la silla para lograr ponerse en pie, tomando con un suave agarre la mano que Milo le ofrecía. El rubio entonces pudo comprobar, que era un vampiro muy joven; ya que diferencia de muchos que en su no vida hubiera tratado, a este la mirada le brillaba.

 

-"Un placer"- Dijo el francés inclinando hacia delante la cabeza. Cuando ambos las manos se soltaron, un castaño oscuro de quebrados cabellos y morena piel, llegó a donde los tres vampiros estaban.

 

-"¿Qué tenemos aquí?"- Una mano colocó sobre el hombro del actual roquero, embozando una sonrisa de satisfacción –"¡Ah!"- Exclamó –"El último de los Van Dyck..."

 

-"Aioria, pareces sorprendido de verme"

 

-"En realidad si lo estoy, desde que aprobaron mi matrimonio con Shaka no había sabido nada de ti"

 

-"Si, eso fue hace... ¿50 años?"- Inquirió, arqueando una ceja,. Y como respuesta obtuvo un par de palmadas en la espalda y una sonrisa por parte del moreno

 

-"Exactamente así fue..."- Cambiando la música de fondo a una más calmada, la atención de varios vampiros fue atraída llamándolos a bailar. Aioria una galante reverencia hizo, tendiéndole una mano a su esposo el cual aceptó con una sonrisa y un gesto afirmativo. La pareja se fue a la pista y calmadamente bailaron. Al quedarse solo con Milo, Camus nervioso sonrió, pasando un mechón de su rojo cabello por entre los dedos a modo de peinárselo. El rubio vampiro hizo otra galante reverencia, ofreciendo una de sus cándidas manos para que el francés la tomara y lo acompañara a bailar tal como Shaka y Aioria lo hacían. Y aunque la sangre a las mejillas de Camus acudió, matizándolas a un tono carmín, sintiéndose intimidado por esos profundos ojos azules, aceptó agarrando con suavidad la extremidad que el actual cantante le había ofrecido.

 

La suave y perfecta melodía que a los invitados deleitó, provocó entonces una magia sin igual entre las pupilas caoba y los ojos del vampiro parecidos a una canica de un azul agua. Con las manos de Camus sobre sus hombros, y las suyas sobre la cintura del francés, Milo trató de descifrar el motivo de aquellas reacciones sobre su acompañante, tan impropias en un vampiro común, como aquella dilatación en los orbes y el enrojecimiento de los blancos pómulos cuando el más joven le miraba a la cara y se topaba con su mirada, intimidándole, tal vez.

 

Cuando la música hubo terminado, el rubio su brazo ofreció al pelirrojo, haciéndole una invitación para que juntos tomaran un poco de aire en el jardín.

 

La plateada luz bañaba las copas de los árboles, quienes eran mecidos por la brisa un tanto fresca y que provocaba un sonido parecido a susurro. Sus pasos rompían la oscuridad al crujir bajo sus pies el verde pasto, deteniéndose sólo cuando ambos jóvenes en una de las bancas del jardín se sentaron. Milo ambos antebrazos recargó en el fierro del respaldo, mientras que Camus mantuvo las manos entrelazadas en su regazo, aún siendo intimidado por la inquisidora mirada del mayor

 

-"Jamás te había visto en una de nuestras reuniones"- Terminando con aquél sepulcral silencio, fue el rubio quien hizo aquél comentario. El francés giró el rostro un poco, tratando de mirarle sin que los nervios lo consumieran por dentro

 

-"No... Ha decir verdad es mi primera vez entre tantos vampiros"- A juzgar por su actitud, Milo juraría que un escalofrío acababa de recorrer la espina dorsal del muchacho, lo cual le hizo formularse aún más preguntas

 

-"¿Hace cuanto pisas esta tierra?"- Inquirió bastante extrañado

 

-"Dieciséis años..."- Respondió con una sonrisa y un enrojecimiento aún mayor en las mejillas

 

-"Eres un vampiro joven"- Pensó en voz alta mostrando su extrañeza

 

-"Se equivoca señor, yo no estoy muerto. Yo soy un mortal"- Confesó movimiento negativamente la cabeza y acomodándose otro mechón de cabello detrás del oído izquierdo. Los ojos del vampiro se abrieron sorprendidos, comprendiendo entonces el porque le era tan extraño y peculiar su comportamiento; aunque entonces le vinieron aún más dudas, como el porque un joven de tan corta edad estuviera en aquella reunión donde el único ser vivo fuera él. Aunque la curiosidad se volvió entonces su defecto, en cierta forma le placía que ese casi niño no fuera uno igual, así él podría convertirlo y tenerlo tan solo para él, sirviéndole de compañía en una soledad que detestaba –"Usted... eh... ¿Cuánto tiempo lleva muerto?"- Preguntó con timidez el francés, no queriendo incomodar a su interlocutor

 

-"¿Exactamente?"

 

-"Más o menos"

 

-"Un tanto más de dos siglos, que sumándolos con mi edad son un par y medio"- Respondió en tono pensativo. Guardaron ambos silencio, escuchando a lo lejos la música que provenía del salón que habían antes abandonado. En pie se puso Milo, haciendo nuevamente la galante reverencia que al pelirrojo dentro del salón le había dedicado, invitándolo nuevamente a que juntos bailaran. Nuevamente con una tímida sonrisa, el francés su mano aceptó, sorprendiéndose enseguida por el acto que el rubio acaba de realizar: Cuando la mano de Camus apretó la del vampiro, este inclinó su cuerpo hacia delante sin apartar sus ojos de los del otro, dejando un suave y fugaz beso en el dorso.

 

Ambas extremidades permanecieron en un agarre sutil, la mano del pelirrojo nuevamente se posó sobre el hombro del cantante, mientras que su cintura era rodeada por el brazo del rubio. Sus orbes parecían apunto de fundirse en una sola, sin que alguno de ellos cambiara la mirada y limitándose simplemente a parpadear fugazmente. Y aunque Milo no tenía un corazón que dentro del pecho le latiera, sentía vibrar algunas de sus partículas aún vivas tan sólo con aquella dulce, caoba mirada. Camus por su parte, las mejillas sentía a punto de explotar debido al inmenso calor que las inundaba, pareciéndole demasiado acelerado el ritmo anormal con el que latía su órgano vital.

 

-"Nunca había tenido... un vampiro tan cerca..."- Susurró aún perplejo, perdido en el mar de aquellas azules pupilas

 

-"Ni yo a un mortal..."- Con sinceridad respondió el mayor, sintiendo que su deseo por deleitarse con el sabor de la sangre de aquél menor, era aún más fuerte que sus propias convicciones.

 

-"¿Podría verte en tu forma verdadera?"- Profesó su deseo el pelirrojo.

 

Milo y él dejaron de bailar, pero sus ojos no se despegaron; por el contrario, parecían examinarse mutuamente.

 

El rubio exhaló antes de abrir la boca como si bostezara, soltando el cuerpo del francés al momento que en vampiro se convertía: Sus manos alargadas y un tanto huesudas se volvieron, adquiriendo un tono tan pálido entre blanco y amarilloso como la misma cera, que cubrió su cara. Los azulados ojos se volvieron a un rojo bastante oscuro, siendo por una delgada y fina línea negra, contorneados. Entre rosado y rojo se matizaron los parpados y las ojeras, mientras que por los labios entre abiertos se asomaban unos finos y largos colmillos tan blancos como el marfil.

 

La fascinación del pelirrojo era tal, que una mano temblorosa intentó tocar la piel que las facciones del vampiro envolvían. Un roce cálido sintió el vampiro en su mejilla derecha, algo parecido a un contacto de una intensidad menor que al mismo fuego y que le produjo una sensación... agradable. Con basta curiosidad, las yemas de los dedos de Camus delinearon aquél espectral aspecto con un tacto infinito, descubriendo que su piel era tan suave como la cera y a la vez tan fría como si tocara un pedazo de hielo. Esos labios de un tono rosa crema lucían partidos, incluso al tocarlos se sentían rasposos. Los marfilados colmillos que por entre las hendiduras de la boca del vampiro se asomaban, eran tan filosos como se veían y tocarlos era como pasar el dedo a través del tajo de una navaja, produciendo una sensación de cosquilleo en las yemas.

 

-"Eres realmente hermoso..."- Musitó embelezado, más que perplejo por la presencia de aquél rubio. Ciertamente, sus palabras impactaron a Milo, ya que nunca se imaginó recibir un cumplido tal por parte de un mortal cuando se suponía que debía temerle; y sin que el pelirrojo se enterara, acababa de devolverle el recuerdo de lo que era ser humano y recibir una fina caricia por parte de una persona que pudiera amar.

 

Siendo esta vez su turno, apropiándose de la curiosidad del francés, con cuidado colocó sus huesudos y alargados dedos sobre la piel sonrosadas del más joven, sintiendo aquél calor humano de Camus, comparándole con una suavidad y belleza en la faz propia de un melocotón.

 

Se sentía en verdad cautivado, hechizado y hasta prendado de aquella figura tan dotada de belleza e inocencia. En su deseo se convirtió el tocar con la punta de la lengua los labios del más joven, anhelando más que otra cosa en su eternidad el deleitarse con el sabor de lo que parecía ser una prohibida fruta, misma que desde su muerte no había probado.

Why won't you die?

Your Blood and mine

We'll be fine

Then your body will be mine

Hechizado ante los encantos del más joven, deseó algo que como vampiro anormal era considerado: el besar los labios de quien hasta esa noche, en su perdición se había convertido. Su pálido y frío rostro, las facciones de Camus ensombreció cuando se inclinó para el prohibido fruto degustar. El francés ante la cercanía los ojos tuvo que cerrar, esperando un contacto que nada mal tendría... No si se sabía más que fascinado porque aquél vampiro que le arrancaba más sensaciones dentro de su ser -como aquél revoloteo de cosquillas en su estómago, la forma en que sus manos nerviosamente temblaban o los vuelcos emocionados que su corazón daba-, que las mismas que un simple roce o beso de su propio novio le producían. Tan cerca de aquellos labios y a la vez tan lejos... un inalcanzable paso hacia la eternidad...

 

-"¡CAMUS!"- Tanto el vampiro como el más joven se sobresaltaron de inmediato, girando ambos sus rostros hacia la dirección donde tan angustiado y familiar grito había provenido –"¡Regresa de inmediato a dentro!"- Ordenó un vampiro aún más alto, con las mismas facciones pálidas y espectrales de Milo, salvo que sus muertos ojos lucían con un destello de furia.

 

-"¿Saga?"- Inquirió extrañado el rubio. El peliazul con su mirar seguía intimidando al muchacho pelirrojo

 

-"Pero... tío..."- Trató de replicar, a lo que el cantante frunció levemente el entrecejo y arqueó una ceja, mostrando su desconcierto.

 

-"¡He dicho que vayas dentro!"- Volvió a ordenar con acento aún más frío.

 

-"No creo que debamos exagerar las cosas..."- Dijo otro vampiro de lilas y lacios cabellos que le acompañaba, tomando con suavidad su antebrazo para calmarlo

 

-"Mu, lleva a Camus de regreso al salón"- Al apretar los puños a sus costados, un escalofrío recorrió la espalda del pelirrojo, provocando que sus pies involuntariamente se movieran hacia la dirección donde su otro tío de nívea piel y pelo lila se encontraba. Sin darle tiempo más que de despedirse con una mirada, el francés fue conducido por Mu de nuevo a la fiesta.

 

El viento su fría aparición hizo en medio de ambos vampiros, quienes se contemplaban –uno furioso, el otro confundido- como esperando que alguno de los dos hiciera el menor movimiento para comenzar a hablar.

 

Y entonces fue Saga, quien exhalando, con paso amenazante hacia el rubio se dirigió

 

-"¿Qué crees que hacías?"- Gruño el más alto. Milo por instinto retrocedió sin poder evitarlo, teniendo que ir hacia otro lado donde la banca no le estorbara para huir

 

-"No sabia que era tu sobrino... Él no me dijo que Kanon fuera su padre..."- Musitó horrorizado, incluso sus facciones vampirescas cambiaron a humanas de nuevo

 

-"¿Y tendría que hacerlo?"- Indagó conservando su ira –"¡No creo que estés en el derecho de cenarte al primer mortal que encuentres en una fiesta!"- Milo negó rotundamente con la cabeza, sin que sus pies la marcha hacia atrás detuvieran

 

-"Estas malinterpretando las cosas Saga..."

 

-"¿De verdad Van Dyck?"- Arqueó una ceja y apretó aún más los puños –"Dime, ¿Qué pensarías si yo estuviera solo en el jardín con la posesión más preciada que tienes, después de haberlo buscado por todo un salón lleno de hambrientos vampiros?... ¿Eh?..."- Los feroces colmillos se asomaron aún más por la boca, dándole al peliazul un mayor aspecto amenazante

 

-"Yo..."

 

-"¿Tienes una mínima idea de la angustia que sentía?... ¿Pasa si quiera por tu cabeza el tormento sin igual del que fui presa?..."

 

Why won't you die?

Your Blood and mine

We'll be fine

Then your body will be mine

 

-"¡Ya basta!"- Gritó el rubio dejando de retroceder –"No puedo imaginármelo, tienes razón; pero yo no quería morderlo..."- A una mirada de Saga tuvo que contradecirse –"De acuerdo, lo pensé... ¡Pero no iba a hacerlo!"- Agregó aumentando el tono de su voz al ver que el más grande trataba de aferrar las huesudas manos en su cuello

 

-"¿Entonces que estabas haciendo aquí tan cerca de mi sobrino?"- Preguntó poniéndole enfrente, retándole con la mirada. Milo contempló la escena anterior dentro de su cabeza, analizando cada una de sus sensaciones y movimientos hasta antes de la inoportuna intromisión del peliazul

 

-"Solo quería besarlo..."- Murmuró con sinceridad, mirando al pariente de Camus con el sombrío aspecto que acaba de adquirir. Más que esta satisfecho por la verdad, Saga incluso parecía insultado

 

-"Es lo único que tengo de Kanon, Milo"- Dijo levantando el dedo índice en señal de advertencia –"Y créeme, no quiero tener que cazarte como a un caminante nocturno si te metes con mi sobrino"- El rubio bufó exasperado

 

-"No lo comprendes"- Hizo movimientos negativos con la cabeza –"Ese niño removió en mi muchas cosas... tantas confusiones y sentimientos encontrados... y yo..."- Saga le interrumpió enfadado

 

-"Te lo digo enserio. Cuando esos parásitos mataron a mi hermano y a Radamathys tú fuiste uno de los que más nos apoyó, no arruines las cosas por obedecer tus instintos de vampiro"

 

-"¡No es eso!"- Gritó Milo más que hastiado –"¡Yo enserio estoy interesado en Camus!"

 

-"Si, y eso me preocupa mucho"- Murmuró el mayor aceptando algo que al rubio le pareció uno de los tantos secretos que guardaba –"... Pero es la última vez que te lo digo, Milo. Puedes tener al mortal que quieras, incluso darle de tu propia sangre para convertirlo en igual; pero no intentes lo mismo con mi sobrino..."- Y negándose a seguir discutiendo con aquél tan molesto tema, donde sabía que podría decir algo que no aún no debía, se dio la media vuelta de camino hacia el salón. El rubio le siguió con la mirada, más que molesto, frustrado por aquella tan extraña actitud del peliazul; y aún más, por sobre todas las cosas, aquella negativa de volver a acercarse a Camus.

 

Saga no se veía celoso, y Milo no podía decir que él estuviera enamorado de su propio sobrino; no cuando estaba casado con Mu...

 

Y pese a que esa noche hizo vanos y fallidos esfuerzos para ignorar al pelirrojo, lo cierto era que el destino estaba empeñado en hacer que sus miradas se toparan incesantemente. Y aunque trató de que en lo más mínimo le afectara, otra certera verdad le decía que Camus había logrado despertar su lado humano perdido hacia dos siglos...

 

-:- End Of Flash Back -:-

 

Otra exhalación aún más profunda que la que habían abandonado sus labios en la última media hora, en la cual había repasado las escenas de hacia dos años.

 

Lo único que en toda su eternidad deseaba era la sola posesión que no podía ni debía adquirir.

 

Porque desobedecer a Saga, era buscarse una tormentosa muerte, siendo cazado como animal hasta que los vampiros blancos –como eran llamados, ya fueran day walkers o simples nocturnos- se cansaran.

 

El crepúsculo a lo lejos comenzaba a dejarse ver, matizando el cielo azul marino, hasta aclararlo en uno aún más claro y mostrando diversas tonalidades violetas, rojas, naranjas y amarillas, hasta que el brillante astro ascendió triunfante de entre las sombras con sus rayos tocando débilmente la tierra hasta imponerse por completo a la oscuridad.

 

Y mientras Milo contemplaba en el horizonte el espectáculo con el cual se había deleitado más de una vez en toda su eternidad, seguía teniendo en su cabeza la idea que lo había llevado a ser un cantante famoso de dos años a la fecha, en la que Aioria y Shaka supieron hacerlo triunfar, sabiendo que al igual que el sol, él esplendoroso triunfaría sobre la oscuridad...

 

Ya que se sabía con un brillante destino tan solo trazado para él.

 

 

.o.o.o. To be Continued... .o.o.o.

 

Me suicidaré x.x... después de una semana de escribir al fin terminé un capítulo y no kiero ni imaginarme como me irá con los demás ToT

Besos y gracias a kienes me leyeron ;)


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