Empezó todo con sueños.
Sueños húmedos.
Entonces algo pasó, y los sueños se deformaron.
Solían ser sueños húmedos ‘saludables’ en donde una belleza voluptuosa lo complacía.
Luego en lugar de la belleza voluptuosa, algo más ocupó el lugar.
Un cuerpo que en inicios luchó por mantenerse feminizado, pero terminó perdiendo la guerra.
La metamorfosis continuó y entonces no había manera de negarlo, soñaba con un hombre.
Despertaba sudando, agitado, perturbado.
«No puede ser», murmura en la oscuridad de su habitación, en el silencio de la noche.
¿Por qué tiene que soñar cosas así?, se pregunta.
¿Acaso está enfermo?, se cuestiona.
Tal vez está mal de la cabeza; piensa.
Cada noche antes de dormir saca una revista, observa bellas mujeres, se deleita con sus pechos, goza de las vistosas curvas y pronto juega consigo mismo.
Las mujeres le excitan, está seguro.
El sueño no cambia, el sueño empeora.
Ahora él es tomado en sus sueños.
Los escenarios se vuelven macabros, sucios, alarmantes.
¿Por qué soñar con ser violado? A todas luces, cree que quizá se está volviendo loco. ¿Qué causa su locura? Es un joven saludable, hace ejercicio, tiene una buena vida social, situación económica estable, padres decentes, buenos amigos… ¿por qué habría de volverse loco?
En sus sueños es tomado a la fuerza; al inicio era en escenarios muy típicos de la pornografía que tanto disfrutaba, luego se volvieron escenarios típicos y comunes. Desde el parque hasta la escuela, desde la biblioteca a la cafetería, en vestidores y canchas deportivas…
Lentamente una voz empieza a resonar en sus pesadillas eróticas; al despertar no logra recordar, pero tiene la certeza de que… ha escuchado algo, sabe de quién se trata.
El rostro del otro en su sueño está borroso. Siempre que lo profanan en sus sueños no puede ver, y si ve la escena desde otro ángulo en donde se admira a sí mismo, algo le impide ver a su atacante.
Los sueños escalan de nivel, adoptan cierta dulzura, cierta sensualidad… el deseo está presente, hay deseo en el fondo, está calentándose, burbujeante, en ebullición total.
Lo está disfrutando, lo quiere, lo necesita… más, más profundo.
¿A qué huye?
¿De qué se oculta?
¿A quién niega?
No es normal.
No es sano.
No es bueno.
No es natural.
No debe.
No.
No.
No.
Se lo repite una y otra vez.
No dice a nadie su mal, y los sueños continúan, son ahora casi un asunto de todos los días. No puede escapar de ellos, y cada uno es mejor que el anterior.
Ha comenzado a tocarse inconscientemente.
El dolor al auto penetrarse con sus dedos le despierta de golpe, entiende qué estaba haciendo, y entiende que estaba disfrutándolo en sus sueños.
No… ¡No!
Repugnante.
Asqueroso.
Demasiado asqueroso…
¿Por qué…?
Y, entonces un día, lucidamente, el nombre que gime en sus dulces fantasías es claro.
Ha visto el rostro.
Puede recordar la voz.
Ya no puede huir, ya no puede mentirse a sí mismo, esa persona es…
Su mejor amigo…
Kuroko Tetsuya.