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Sentimientos humanos por ValexWalker

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Notas del fanfic:

Inuyasha no me pertenece, es obra de Rumiko Takahashi, yo solo utilizo los personajes para dar rienda suelta a mi imaginación.

Notas del capitulo:

Hii, soy Valeryn :)

En verdad nunca pensé escribir sobre una de las OTPs que tanto amo (Seshoinu)

La inspiración vino a mí de repente por el fic "Vinculo predestinado" que de seguro muchas de las que aman el Seshoinu tanto como yo, siguen xd

Es un fic muy hermoso y me gusta tanto que por eso me dije "para que hacer uno si ya esta ese que me gusta tanto" pero no sé que pasó y no me pude resisitir, al menos es este un  shot que podría alargarse un cap más si es que les gusta... xd

Nos leemos al final

:)

Un chico de cabello platinado y ojos ambarinos caminaba lentamente hacia el lugar por donde la persona que amaba se había marchado hace ya seis años. Aún podía recordar sus ojos llenos de vida mirándolo siempre con ilusión, su voz llamándolo con una sonrisa en el rostro y el carácter indomable característico que poseía.

Kagome... la pregunta que me hago ahora ya no es la misma de siempre

Llegó al borde del pozo devorador de huesos y se sentó al lado palpando con las yemas de sus dedos la vieja madera algo húmeda por la lluvia que un día antes había azotado la aldea.

En lugar de un "¿Cuándo regresarás?" Ahora es un "¿Quiero que vuelvas?" y eso me aterra

Los pensamientos del hanyou siempre circulaban entorno a la sacerdotisa y no era extraño... ¿Quién no piensa en la persona que ama? Sin embargo, algo extraño sucedía en él desde hace seis meses y a medida que su mente se encargaba de recordarle que ella jamás volvería, eso extraño se intensificaba y cobraba fuerza cada vez más en él.

¿Será que lo que dicen es verdad? ¿Será que para el tiempo nada es imposible?, ni siquiera...el amor

Cerró los ojos y respiró profundamente para poder relajar su cuerpo, el cual siempre se tornaba tenso cuando iba a ese lugar.

Si regresas ¿sentiré lo mismo al verte?

Los sentimientos que tenía hacia la chica de cabellos negros habían cambiado y no pudo hacer nada por evitarlo. No sabía si había sido producto del tiempo o por la ausencia de ella, pero el corazón y el alma de Inuyasha sabían que así era.

Luego de derrotar a Naraku y destruir la perla de Shikon, él y Kagome iniciaron una relación de lo más amena. Se instalaron en la aldea donde vivía la anciana Kaede junto a sus amigos y decidieron comprometerse.

Miroku y Sango se casaron y eso los hizo muy felices, ellos dos se amaban desde hace mucho y el que formaran una familia no podía más que llenarlos de alegría.

Kohaku y Shippo decidieron seguir exterminando monstruos y a pesar de que a veces se iban por varias semanas de la aldea, preocupando a la chica del hiraikotsu, siempre regresaban con un gran botín que hacía los ojos del moje pervertido brillar de emoción.

Por su parte, la pequeña Rin vivía junto a la vieja sacerdotisa y era muy risueña con todos, su hermano iba a visitarla de vez en cuando y aunque eso siempre le intrigó, nunca preguntó el porqué de las acciones del yōkai.
Ja, cómo si pudiera entablar una conversación con este, el solo pensarlo hacía que se le pusiese la piel de gallina, pero no por el miedo, sino por lo raro que sería.

En fin, todo fue felicidad para él hasta que pasaron seis meses.

Después de ese tiempo, sus peleas con la descendiente de su primer amor eran cada vez más comunes, ya sea porque iba demasiado a su época o el tiempo en que se demoraba en volver, las riñas aumentaban y la comunicación entre ellos como pareja no era nada buena.

La chica mencionaba a menudo que extrañaba demasiado a su familia, amigos y las cosas que eran de por sí muy comunes para ella, pero rarísimas para él. Kagome quería ir a un lugar llamado universidad, graduarse y trabajar como cualquier persona en la época moderna haría. No podía culparla, ella había crecido con esa mentalidad y a pesar de lo mucho que decía quererlo, el renunciar a sus sueños no era algo que él pudiese pedirle, mucho menos exigirle.

"Me voy"

Esa fue la frase dicha por ella que fue el principio del final.

"No te detendré, pero si quieres regresar, aquí estaré"

Él tan solo la miró y sonrió con tristeza. No podía creer lo que estaba diciendo, si hubiese actuado como siempre, estaba seguro que le pediría que no se marchase, le gritaría que la amaba y que no lo dejase, pero para su mala suerte había madurado y no lo hizo.

"Nadie sabe qué sucederá en el futuro, no sé si volveré algún día, no sé si estarás esperándome con los brazos abiertos después de ese tiempo...lo único de lo que estoy segura es que cumpliré mis sueños, viviré como mi mente y corazón lo desean, solo te pido desde el fondo de mi alma, Inuyasha, que tú hagas lo mismo"

Kagome lo abrazó y besó por última vez para luego desaparecer a través del pozo. Desde ese día, cada mes iba hacia allí a recordarla con la esperanza que regresara, rogándole a algo inexistente que le devolvieran a la persona que amaba.

Pero ahora ya no siento la misma opresión dentro de mí Kagome...tengo miedo

Estaba completamente atemorizado. Él no podía estar superando nuevamente un amor ¿o sí? No quería que lo que sucedió con Kikyo sucediera también con la chica del futuro. Inuyasha necesitaba a alguien a quién aferrarse, necesitaba que su vida tuviera un sentido, un objetivo, y si ese era el esperar hasta morir por alguien, a quién lo más seguro era que no volvería a ver, lo prefería a antes de quedarse a la deriva como alguna de las almas que rodeaban la aldea.

No importa si estoy solo por siempre, yo... necesito un motivo

-Un motivo por el cual seguir, Kagome

Suspiró cansinamente y tras esperar unos minutos en total silencio mientras observaba las mariposas revolotear a su alrededor, se reincorporó dispuesto a marcharse. Cada vez su estadía esperando junto al pozo era menor, recordaba que cuando ella se marchó permanecía un día entero sentado allí; ahora, solo una hora o menos, como ese día.

Pensó en ir hacia la casa de Sango y Miroku, su cuerpo le exigía algo de comer y aunque nunca lo aceptaría frente a la exterminadora, su comida era deliciosa, lo único malo eran las gemelas de seis años que lo usaban de muñeca, les gustaba trenzar y adornar su cabello ¡¿Qué creían que era, un juguete?!

El gruñido de su estómago lo sacó de sus pensamientos y chasqueó la lengua con fastidio

Hoy el hambre pudo más que la dignidad

No tenía más remedio que dejar que las adorables hijas de sus amigos jugasen con él, al menos recibiría una buena merienda como pago.

Caminó durante unos segundo cuando percibió un olor desgraciadamente muy familiar para él.

¿Pero que hace aquí? ¿Desde cuándo y por qué?

Por un momento pensó que solo estaba de paso... ¿qué razón tendría Seshomaru para estar en ese lugar? Él solo iba a visitar a la pequeña Rin, de ahora 13 años, y ella se encontraba en la aldea, no en sus alrededores; sin embargo, luego de percibir que la esencia de su hermano no se desvanecía para indicarle que se alejaba, hizo que se extrañase por completo y más cuando el yōkai se mostró frente a él imponente y con el rostro inexpresivo.

-Seshomaru- frunció el ceño- ¿qué es lo que haces aquí?

El más alto lo miro analizándolo durante unos segundos para luego contestar de una forma calmada y desesperante para Inuyasha.

-¿No puedo caminar por aquí? ¿Qué me lo impide? Inuyasha

Oír su nombre dicho por él lo irritaba, nunca supo por qué, pero lo hacía querer desenvainar a Tessaiga y cortarlo por la mitad.

-Puedes hacer lo que mierda quieras- su vocabulario ya no era tan brusco con los demás, solo con Seshomaru parecía no poder cambiar- pero no tienes por qué venir cuando precisamente estoy yo aquí

Caminó hacia el de ojos afilados y mirada dura, estaba dispuesto a pasar de él y dirigirse hacia donde, antes de que ese maldito apareciese, su estómago le pidió que fuese.

-Uhm- el yōkai rio ladino- ¿Por qué no dices que la razón es aquella humana que te abandonó?

Sus pies se detuvieron y apretó los dientes al oírlo. Ese maldito se estaba burlando de él y no iba a permitirlo, ni siquiera dejaba que sus amigos mencionasen a Kagome, él no sería la excepción.

-Repítelo, imbécil- sin tiempo de desenvainar a Tessaiga por la furia que sentía, se lanzó sobre Seshomaru con sus garras dispuesto a matarlo, pero no contó con que este fuera más rápido y lo detuviese de ambas muñecas acercándolo a él.

-Que no quieres que nadie te vea llorar patéticamente por esa humana

Miró con odio el rostro de su hermano mayor mientras hacía fuerza para soltarse de su agarre sin éxito, ¡¿Por qué tenía que ser tan fuerte?!

-Tsk... maldito

-Te hierve la sangre el oírlo porque sabes que es verdad

Seshomaru apretó aún más el agarre en las muñecas del peliplata llevándolo con forcejeos hacia un árbol cercano para luego estamparlo de espaldas contra este.

-Tú no sabes nada... ¡No te atribuyas el derecho de hablar de mí cuando no sabes absolutamente nada!

Inuyasha se alteró y de sus ojos comenzaron a brotar unas cuantas lágrimas. En ese instante no sabían si eran de frustración por todo lo que pensó cuando estuvo sentado al lado del pozo, si era por lo patético que se sentía al ser observado así por Seshomaru o por el fuerte agarre en sus, ahora entumecidas, muñecas; lo único que sabía era que no eran por Kagome y como se repitió antes, lo aterraba demasiado.

-No lo sé y tampoco quiero enterarme- el yōkai afiló su mirada y esto hizo que su hermano dejase de forcejear- solo diré una cosa y espero la tomes como un acto de lástima hacia ti y tu patética forma de vivir

- ...

No pudo responder como usualmente lo haría. Pese a cómo lo había dicho Seshomaru, muy en el fondo, la curiosidad por saber por qué su hermano estaba actuando de esa manera pudo más que las ganas de cortarlo en pedazos con su espada.

-¿Un motivo por el cual seguir? Eso es algo que uno forja mientras camina y se enfrenta a lo que llamamos vida

Acaso el escuchó lo qu...

-Es miserable el querer aferrase a algo por el simple hecho de tener miedo al futuro, si algo cumplió con su ciclo no puedes hacer más que dejarlo ir y crear uno por tu cuenta... No puedes llorar y quedar estancado toda tu vida en algo que, sabes muy bien, llegó a su final

El hanyou miró inmóvil y muy sorprendido a su hermano mientras sentía como este lo soltaba poco a poco y se alejaba de él.

Quiso decir algo, pudo gritarle que no tenía derecho a inmiscuirse en sus problemas, que no necesitaba de su lástima o cosas así, pero simplemente no pudo. Seshomaru era la primera persona que le decía tan abiertamente que lo que llevaba haciendo durante todos esos años era algo más que estúpido y producto del miedo que tenía a verse nuevamente solo frente a un mundo que siempre se le hizo muy difícil de descubrir.

Podía comprender entonces, ya sin la venda que llevaba en los ojos hasta ese instante, que el amor que una vez sintió por Kagome había viajado al rincón de lo "pasado" que estaba ubicado en lo más recóndito de su corazón.

-Sesh...

Por un instante quiso correr y detener al yōkai que poco a poco se alejaba de su vista, pero no pudo.

¿Qué le diría? Él nunca había tenido una buena relación con el mayor, hasta hace solo 5 minutos quería partirlo a la mitad, no podía ahora hablarle como si fuesen los mejores amigos y decirle gracias con una sonrisa sincera en el rostro...no, definitivamente no podía.

Optó por quedarse inmóvil, recostado en el árbol donde antes Seshomaru lo había acorralado, y esperar a que el yōkai desapareciese, era irónico que su estómago hubiese parado de pedirle comida, ahora lo único que le pedía su cuerpo era dormir, dormir y descansar como hace seis años no lo hacía... sin un peso en el corazón ni en la mente.

...

...

No supo por qué actuó como lo hizo pero ya no podía dar marcha atrás.

Seshomaru se alejó de Inuyasha y se dirigió hacia las tierras del norte recordando cómo fue que llegó hacia donde, él sabía desde hace mucho, su hermano iba a lamentarse por la ausencia de aquella humana cuyo nombre no quería, ni valía la pena recordar.

Él había ido a visitar a Rin, solo a ella, como se repetía, aunque no fuese completamente cierto; fue a llevarle algún obsequio como siempre hacía para luego volver a sus tierras en donde Jaken, el cual en esa ocasión no lo acompaño debido a que el yōkai le encargó otros asuntos, seguro lo estaría esperando con un reporte detallado.

Luego de platicar un rato con la niña y notar lo grande que era ahora, se despidió y se planteó ir hacia donde su mente le dictaba, pero lamentablemente sus instintos y, aunque lo negase, el corazón, lo guiaban.

El olor de la persona que inundaba su mente, cada que quería, desde hace tanto tiempo, era inconfundible para su desarrollado olfato.

Te detesto por hacer que actué tan diferente a como suelo hacerlo, Inuyasha

Caminó durante un tiempo y llegó al pozo, que como la niña le había contado, transportaba a una época desconocida por todos, incluso por él.

Allí lo vio como muchas otras veces lo había hecho, sentado junto al lugar por donde esa sacerdotisa se había ido hace seis años esperando aún su regreso.

No puedes comportarte de esta forma por siempre

Ya se había cansado. Detestaba profundamente ver cómo el peliplata desperdiciaba su existencia de una forma tan estúpida. Hasta ese momento, seguía negándose al hecho de saber por qué le importaba lo que su hermano hiciera y a no poder evitar todas las sensaciones que provocaba en su ser el verlo siempre con una expresión lastimera y suspirando por esa humana.

Esto no debería afectarme... todo es tu culpa, maldito Inuyasha

Desde hace tiempo había estado negando lo innegable, buscando miles de excusas, que para su maldita y pésima suerte, no habían podido justificar las sensaciones ni los pensamientos que eran provocados por su hermano híbrido.

Él, el gran Lord Seshomaru, un yōkai de su linaje y poder no podía dejarse influenciar por esos estúpidos sentimientos humanos, no... No podía ser cierto.

Lo negó por mucho tiempo, tratando de que su mente dejase de pensar en el hanyou que tenía por hermano, pero pese a todos sus esfuerzos, pese a todo lo que era demoniacamente posible que pudiese hacer, no pudo vencer en ese momento, el gran Seshomaru había perdido.

En una ocasión soñó con el peliplata; su mente recreó una escena donde él y el menor se miraban fijamente, sin ningún insulto, pelea o lo que fuese usual entre ellos; solo se observaban y disfrutaban del aroma del contrario. En una parte del sueño, él levanto una de sus manos y la dirigió lentamente hacia la mejilla de Inuyasha, pudo sentir lo suave que era esta contra su piel y observó cómo los ojos del hanyou brillaban mucho más que los puntos refulgentes que observaba por las noches de vez en cuando en el cielo.

No supo cuánto tiempo se odió a sí mismo por haber recreado tal escena, había oído una vez decir a unos humanos que los sueños eran los deseos más profundos que anhelabas se hiciesen realidad y eso lo molestó a tal punto que mató a cuanto demonio se le cruzó  durante una semana.

Después de resignarse a que Inuyasha provocase en él sensaciones nunca antes pensadas, iba con más frecuencia a la aldea donde había dejado al cuidado de la vieja sacerdotisa a Rin. Él sabía que no iba solo por verla a ella, pero su orgullo le impedía aceptar que el otro motivo fuese el observar, oler y escuchar a su hermano.

No pensé que hoy te vería aquí nuevamente

En varias ocasiones había permanecido durante todo el tiempo en que el hanyou estuviese sentado al lado del pozo devorador de huesos; algunas veces habían sido más de ocho horas, otras, cuatro y últimamente cerca de una hora, pero no importaba cuanto fuese el tiempo que su hermano se la pasase allí esperando a alguien que no regresaría, él se mantenía en el lugar hasta que el otro se fuese.

Ha pasado menos de una hora

Observó como el peliplata se reincorporaba y caminaba pensativo en dirección a la aldea de la cual él regresaba.

Debería esperar a que te marchases para luego retirarme; sin embargo, no puedo, tengo la necesidad de enfrentarte y hacerte saber todo lo que pienso de la deplorable situación en la que tú mismo te has dejado sumergir

Y así fue como el yōkai acorraló a Inuyasha y, como muy pocas veces hacía, le habló de forma sincera.

No le tomó más de cinco minutos hacerlo pero sentía que hubiese librado la batalla más difícil de su vida, obviamente contra él mismo.

Inuyasha... ¿Qué harás de ahora en adelante?

Esperaba su interrogante fuese respondida en la forma que él esperaba, con un Inuyasha sonriendo sarcásticamente y con ganas de vivir, arriesgando su vida a medida que caminaba por el mundo descubriéndolo a su paso y hasta quizá sería bueno para él encontrar otra persona a la cual dedicarle esos sentimientos humanos que se reusaba a pronunciar.

No negaría, aunque quisiese hacerlo, que si eso ocurriese sentiría como si un pedazo de carne le fuese arrancado del pecho de un momento a otro; sin embargo, prefería eso a tener que observarlo por más tiempo de esa deplorable manera. Él solo sería un espectador más en la vida del peliplata como lo había sido siempre, no aspiraba a tener algo que sabía jamás sería de su propiedad...no, él no era tan estúpido como su hermano siempre solía decir cuando iniciaba una pelea.

Espero saber la respuesta con solo verte la próxima vez, Inuyasha

Y lo haría, claro que lo sabría y aunque tuviera que esconderse tan patéticamente para observarlo, averiguaría si el haber actuado contra su naturaleza, había servido de algo.

Nunca le des la oportunidad a alguien de desperdiciar tu tiempo dos veces

O quizá haría una locura y lo enfrentaría nuevamente, aún faltaba decirle aquello en lo que acababa de pensar.

Notas finales:

¿Que les pareció?

No soy muy buena ni escribiendo, ni plasmando emociones pero hice mi mayor esfuerzo 

Si quieren que haga una segunda parte pueden decirme, yo encantanda, sino, pues quedará así :)

Nunca le des la oportunidad a alguien de desperdiciar tu tiempo dos veces

es una frase que encontré en internet, créditos a su respectivo autor

Me despido y disculpo de antemano si el carácter de los personajes fue muy OC, es mi primer fic de ellos 

besos!

bye bye


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