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La Mordida por Leana

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Notas del fanfic:

Lo prometido es deuda, es eso o yo que estoy poniéndome al día como si la vida se me fuese en ello. Bueno, será así, mi nuevo trabajo demandará demasiado y dudo que pueda retomar estas historias, así que heme aquí, publicando como mala de la cabeza.

Al punto. Este fic está ligado a otro que escribí hace mucho, “HALLOWEEN: un oscuro libre albedrío” de la pareja Aomine x Kise (lo pueden encontrar en mi cuenta). No es necesario leer ese fic antes que este, pero para un disfrute más completo y la unión de ciertos detallitos, sería ideal hacerlo. Las características de los personajes y criaturas aquí presentadas se irán develando con el avance de la historia, así que no se desesperen. Repito: no es completamente necesario leer el fic AoKi para comprender este.

“Criaturas de la Noche” será una serie que haré, Fics largos, One Shots y Drabbles de distintas parejas, a pesar de ello, será el mismo estilo que este, no será necesario leer uno para entender el otro, por ello los publicaré independiente.

Espero que este trabajo les guste, investigué bastante sobre los temas aquí tratados y fue beteado con tiempo, así que no habrá demasiados errores, aun así las correcciones son bien recibidas :)

*Quiero agradecer a mi Beta Arisa. Amiga, gracias por darte el tiempillo de ayudarme, ¡eres la mejor!

*Los personajes no me pertenecen y mi fic es sin fines de lucro –puro amor al arte, bitches- solamente la historia y el universo desarrollado, son de mi completa autoría.

*Créditos de la inspiración: La Saga “Cazadores Oscuros” de Sherrilyn Kenyon. 

Notas del capitulo:

Sin más que decir, espero les guste.

I

 

Moriyama ladea el rostro cuando escucha a Kasamatsu soltar todo el aire de sus pulmones, un suspiro profundo, y el vampiro está seguro que es más una señal del abatimiento del otro que cualquier otra cosa.

Quisiera suspirar él también, pero decide conservar el aire. Su mente, por otro lado, lo asalta con imágenes que a veces desearía no recordar.

Han pasado 64 años desde que fue transformado en vampiro, pero siente que solo ha vivido unos 50, cuando se dio cuenta del monstruo en que se había convertido, consumido por la sed y el poder. En el momento en que recordó su propio pasado como un simple humano fue cuando reaccionó y quiso recuperar parte de esa esencia. Encontrar su lugar. Otra vez comenzó a compartir con humanos, pero no tan solo con ellos, con otras especies también. Demonios, Hombres lobo, Cazadores y Semidioses. Le gustaba esa mezcla de culturas y poderes, las sensaciones que despertaban en él conversar con un Demonio o acostarse con una Cazadora. Sin limitaciones, pero tampoco haciendo daño, ya no tenía ese sentimiento de culpa. Así es como descubrió en qué podía usar su don vampírico.

Un don con el que los Vampiros puros nacen, heredado por sus padres, un poder complementado por ambos progenitores; mientras que el don de los Convertidos consiste en su talento natural cuando eran humanos, el que es aumentado con la mordida. En el caso de Moriyama, lo es su manipulación mental.

Su talento innato para convencer a la gente cuando era humano, se había manifestado en su don vampírico a un nivel en que ni siquiera tenía que mirarlos a los ojos para poder ordenarles algo, como el común de su especie, y con ello también descubrió que los contactos también eran útiles. Con su conocimiento y círculo social, muchas criaturas se acercaron a él en busca de ayuda, por ello se decidió trabajar como “Manager de Criaturas Sobrenaturales”. Ayudándolos a mezclarse en el mundo humano, guiándolos, buscándoles un trabajo idóneo para cada raza y personalidad, luego moviendo todos sus contactos para mantener la imagen.

Así fue como conoció a Kise, hacía cuatro años, cuando este decidió mezclarse entre los humanos también, debido a que se perdió en la monotonía, aburriéndose de obtener todo lo que quisiera con sólo chasquear los dedos, no debía esforzarse por tener el mundo a sus pies. Por eso recurrió a él, porque Moriyama llevaba moviéndose entre ellos desde hacía 50 años, porque él también sabía que una vida eterna en completa soledad es el peor castigo que les heredó su maldición.

Soledad. Eterna soledad.

Ahí fue que Kise lo contactó. Recuerda la primera vez que se encontraron, fue en el bar “Inframundo”, un punto neutral para todas las especies y razas, regentado por Kiyoshi Teppei, un Semidiós.

Moriyama supo el potencial de Kise en cuanto lo vio, aceptó representarlo y lo introdujo en el mundo del modelaje exclusivamente de cuerpo, con lo que se estaba amasando una fortuna sin tener que hacer mayor esfuerzo. Así fue como el rubio comenzó a mezclarse con el mundo humano mientras tenía un pasatiempo que le generaba dinero.

Pero la tercera vez que se reunieron, el vampiro de cabellos rubios no asistió solo, un humano lo acompañaba, Kasamatsu. Se estremece al recordarlo, su mirada filosa, sus enormes ojos azules clavados en él cuando se acercó a la mesa, sin mencionar el aura temperamental que exudaba a pesar de ser un humano, y en aquel momento, entre criaturas que podían arrancarle el cuello de un bocado, era algo para maravillarse.

Pero ese bocado se lo quería dar él.

Sin darse cuenta, Moriyama fue atrapado por el despampanante vampiro y también por su flechazo con Kasamatsu. Así su amistad se consolidó, con Kise volviéndose un compañero permanente de salidas y Kasamatsu de su ajetreo cotidiano.

¿Cómo no iba a caer ante ese humano? Moriyama es bisexual y Kasamatsu le parecía realmente guapo. Ojos grandes, color azul profundo, piel blanca, torso marcado, piernas firmes… pero Kasamatsu estaba enamorado de Kise, Moriyama lo supo en cuanto comenzó a oler la esencia de Kise en el humano, el rubio se estaba alimentando de él. Moriyama aún recuerda la sensación amarga en su boca cuando se dio cuenta de lo que pasaba, mezcla de celos y enojo, porque él podía darle a Kasamatsu el mundo entero si él se lo pidiera. Se resignó, conformándose solamente con estar cerca de él, con ser amigos. 

Habían pasado cuatro años desde entonces y las cosas habían cambiado hacía una semana, cuando Kasamatsu se enteró de que Kise tiene una pareja y están luchando por estar juntos.

Kasamatsu deberá tener su propia lucha ahora, olvidar al rubio, seguir adelante. Moriyama sabe que será difícil, porque él mismo tiene un sentimiento unilateral por él. Resignarse es una cosa, pero olvidar es otro asunto muy distinto.

—Gracias, Moriyama —habla Kasamatsu trayéndolo de nuevo al presente y el vampiro pestañea varias veces antes de enfocar la mirada en él. Oh, ya han llegado hasta el departamento del chico.

—¿Estarás bien?

—Por supuesto, si he sobrevivido a mi amistad con ustedes, seres del demonio, podré sobrevivir a esto.

Ahí está. Esa fuerza que trasluce su voz lo hace vibrar de pies a cabeza con esa clase de sentimientos que creyó haber enterrado hace tiempo, cuando mató por primera vez, cuando se acostó con alguien por mero placer, cuando pensó que algo como el amor era una mera excusa para un revolcón permanente. Ahí está, enamorado a pesar de todo. 

Kasamatsu sonríe con autosuficiencia, pero sin ser arrogante. Demostrándole lo fuerte que es, que puede hacerle frente a lo que sea sin derrumbarse y él está seguro de que así es.

—Está bien, buenas noches, Kasamatsu —se despide el vampiro con una sonrisa ladina.

Espera abajo hasta que ve la luz encendida a través de la ventana del departamento del humano, entonces gira sobre sus talones y se aleja calle abajo.

No puede evitar sentir su corazón oprimirse ante todo lo que ha ocurrido, volviendo a sus recuerdos otra vez.

Una vez que los tres crearon lazos más fuertes, Kasamatsu terminó por confesarle que estaba enamorado de Kise y que por ello le permitía alimentarse de él. Bueno, ese era un motivo, porque el humano sabía que no era correspondido, pero aun así quería ayudar a Kise para que tuviera una fuente de alimento permanente y no se tentara de volver a asesinar.

Ahora el vampiro ha sido emparejado hace unos días con un Hombre Lobo, un Alfa y Guardián de su manada. Un asunto que los tiene a todos algo nerviosos, ya que ese tipo de unión entre dos especies no es normal, se ha sabido de sexo casual entre las razas, pero nunca algo tan grande como una pareja destinada.

Lo que es peor, aquello ha terminado por destrozar el corazón del humano. Porque Kasamatsu sabe que ya no tiene posibilidad alguna y Moriyama se siente peor porque sabe bien que a pesar del dolor, Kasamatsu jamás le desearía algo malo a Kise. Siempre será su mejor amigo.

Hace unas horas Moriyama acompañó a Kasamatsu al departamento de Kise para conocer a Aomine, para hacerle frente al asunto y saber que está pasando. Sigue siendo su mejor amigo, ¿no? En su camino de regreso Kasamatsu  le dijo que Aomine le parece un buen chico, se nota que ama al vampiro y que es lo mejor para ambos, son parejas destinadas.

Moriyama se muerde la lengua con fuerza, él no es tan “correcto”, porque si Kise le hubiese correspondido a Kasamatsu… habría enloquecido. Sin importar su amistad, porque no le quedaría nada.

Ah, mierda, le arde la garganta.

La sed se hace presente y sus encías pican con molestia. Se acerca a un bar, el que parece ser de bastante nivel. El portero lo mira y Moriyama solo suelta un “permiso” antes de que el hombre se haga a un lado sin dudar. No se ha equivocado, la gente viste traje y luce impecable mientras hablan y beben. Se detiene en la barra y pide un whisky en las rocas. Lo traga con fuerza, sin sentir sabor alguno, pero aún así arruga la nariz porque debe camuflarse entre la gente, porque va a cazar.

Entonces lo siente, el aroma dulzón de una chica que se acerca por su espalda y se sienta junto a él en la abarra. Ella pide un Martini mientras se cruza de piernas, largas y blancas, femeninas, bellas. Moriyama se relame los labios, quiere morderla. La chica acomoda tras la oreja un mechón rubio de cabello mientras le sonríe suave.

—Y dime —empieza el vampiro mirando hacia los lados y luego a ella—. ¿Cómo es posible que vengas sola? Yo no me perdonaría dejar salir a tal belleza a estas horas —dice Moriyama inclinándose levemente hacia la chica, que suelta una risita coqueta y sus ojos color miel se encienden con interés.

Ahí está la chispa. Ella será su víctima esta noche y Moriyama sonríe llevándose el segundo vaso de whisky a la boca.

 

 

 

Las sábanas de seda se escurren por el borde del colchón y esas largas piernas se aferran a sus caderas mientras la rubia gime. Es el momento cúlmine y Moriyama abre la boca mostrando sus dientes que rasgan la carne. Esa voz cambia y los gemidos se mezclan con las quejas de dolor. La sangre baña su boca y traga con fuerza, succiona, sigue tragando y cuando los ojos de la chica se pierden en el fondo, más allá del techo, sabe que debe parar para no matarla.

Se levanta en cuanto ella pierde la conciencia sobre la cama. Se viste con rapidez y sale del cuarto de hotel sin siquiera tomarse un baño, lo hará en su departamento porque siente que hacerlo en el hotel lo haría más personal. No quiere eso, sólo quiere largarse de ahí en cuanto está satisfecho.

Enciende un cigarro mientras revisa su reloj, queda una hora para el amanecer.

 

 

 

Moriyama se levanta cuando han pasado veinte minutos desde que se ocultara el sol. Suelta un suspiro y revisa su celular, hay varios mensajes, pero aún no hay señal de Kasamatsu desde que lo acompañara a su departamento hace cuatro días. Frunce el ceño mientras camina al cuarto de baño para arreglarse.

Una vez listo, emprende su camino hacia el departamento del humano. Enciende otro cigarrillo y sonríe levemente, no es como si ello le haga sentir placer, es más bien una manía, un hábito al que se ha aferrado para no olvidar que alguna vez estuvo vivo. Necesita hacer cosas cotidianas para no perder su esencia.

Apaga el cigarrillo y entra en el edificio seguro de que Kasamatsu está en su departamento al ver la luz de su ventana encendida. Sube por el ascensor y toca la puerta, pero nadie se acerca a abrirle. Le parece extraño y frunce el ceño moviendo la manilla, la puerta está abierta.

Algo no anda bien.

Cuando está dentro, ve que todo está hecho un desastre, el pequeño departamento está completamente destrozado. La televisión en el suelo, los muebles volteados, libros caídos, todo regado por el suelo. Moriyama siente su pecho contraerse, el miedo recorriéndolo de pies a cabeza, y corre al cuarto de Kasamatsu con la preocupación latiendo entre sus costillas.

Cuando sus ojos se encuentran, Moriyama siente que todo el peso de su propio ser se le va a los pies ante el repentino alivio. Pero los ojos azules de Kasamatsu, los que siempre le han parecido hermosos y llenos de vida, ahora están oscurecidos, acuosos y extraños. El vampiro traga con fuerza, pero le cuesta pasar saliva y apenas puede entender lo que está sucediendo.

Kasamatsu acaba de tirar una lámpara de su mesilla de noche y cuando es consciente de que Moriyama está ahí, suelta un jadeo.

Salta por encima de la cama y toma al vampiro del cuello de su abrigo café claro, acercando sus rostros y respirando con tal fuerza que pareciera que el oxígeno de esa habitación no es suficiente.

—Moriyama… yo… no sé qué es lo que me está pasando…

Moriyama frunce el ceño ante aquella expresión, cuando el humano recién se movió, pensó que le gritaría, que hablaría de manera agresiva, pero no, su voz sale temblorosa y aguda, jamás lo ha visto así.

Antes de poder formular palabra alguna, Kasamatsu se deja caer, quedando de rodillas pero sin dejar de aferrarse al cuello de su abrigo. Por ello, el vampiro no puede quitar la vista de él al quedar inclinado sobre Kasamatsu, sintiendo toda aquella incertidumbre recorrerle de pies a cabeza.

—Kasamatsu…

—Muérdeme, Moriyama —suelta el chico con la voz enronquecida, pero temblando de igual manera. No alza la mirada y Moriyama se muerde los labios.

—Yo no…

—¡Por favor! Hazlo… —exclama el humano, interrumpiendo sus palabras y haciéndolo jadear ante tal súplica, ante la imagen que sus ojos le muestran y se niega a aceptar.

Moriyama lo está viendo de rodillas frente a él, con lágrimas en los ojos y mirada suplicante, pidiéndole que lo muerda. Parece fuera de sí, jamás lo ha visto tan vulnerable y la escena le cala en los huesos, no sabe que está pasando.

— Muérdeme, por favor, por favor, muérdeme.

Mientras más lo repite, Moriyama más se hunde. ¿Se da cuenta de lo que le está pidiendo? Sabría todos sus secretos, ¡lo sabría todo de Kasamatsu! Es algo demasiado íntimo. No es como cuando Kise… oh, mierda.

—Debo prepararme, dame unos minutos —responde el vampiro, sonriendo suave y se siente horrible, porque le está mintiendo en la cara y ver la expresión de alivio y ansiedad en el rostro de Kasamatsu lo hace sentir aún peor.

El humano asiente mientras afloja su agarre, mirando a Moriyama salir del cuarto. El de cabellos verdosos saca su celular para marcar a uno de sus más cercanos amigos, como también de Kasamatsu.

 

 

 

La puerta del departamento se abre y Moriyama está sentado sobre el sillón, acaba de usar su don con Kasamatsu, ordenándole que debe esperarlo sin importar cuánto tiempo pase. Moriyama da un salto y se acerca al recién llegado.

—Kobori, me alegra que vinieras tan rápido.

—¿Dónde está él? —Pregunta el más alto.

—En su cuarto, hace poco volví a usar mi don, pero solo quedan unos minutos —explica Moriyama, porque aunque su don es poderoso, también es temporal, se esfuma de la mente como lo haría cualquier decisión en los pensamientos de alguien. 

Kobori asiente y camina hacia el dormitorio del humano, seguido de cerca por Moriyama.

—¿Qué haces aquí? —Pregunta Kasamatsu frunciendo el ceño cuando la puerta se abre y es Kobori el que aparece; luego mira a Moriyama, que evita sus ojos al ver la acusación en ellos.

—Kobori te va a morder, Kasamatsu, quédate tranquilo —le explica Moriyama cuando ambos están dentro del dormitorio.

Sus palabras surten efecto y Kasamatsu relaja su expresión. No ha sido mentira, porque Kobori necesita morderlo para saber lo que le sucede.

El más alto se quita el abrigo y la chaqueta, apoyando una rodilla sobre el colchón para acercase al humano, que lo mira expectante, tragando con fuerza cuando Kobori le descubre la muñeca y sus colmillos salen a la luz, largos y brillantes, haciendo a Kasamatsu estremecer.

Moriyama se muerde los labios con fuerza, siente la punzada de celos en lo más hondo de su ser. Espeso aceite que sube por su estómago, no puede detenerlo, pero tampoco quiere sentirlo. Si bien entre los vampiros es natural compartir su sangre, sigue siendo un acto de completa confianza, demasiado íntimo. Ahora Kobori está tragando aquel elixir, conociendo cada secreto oculto dentro de Kasamatsu y saboreando la fresca sangre.

Sacude la cabeza ante esos pensamientos, esto es por Kasamatsu, por su bien.

Aquello dura unos instantes. Kobori termina segundos después y Kasamatsu suspira cuando los dientes abandonan su piel, es un quejido de placer, profundo y ansioso. El vampiro más alto busca una jeringa en el bolsillo de su abrigo e inyecta al humano, que aún mira todo su actuar con ojos perdidos, aturdido.

Cuando Kasamatsu pierde el conocimiento, Moriyama sale de cuarto con rapidez. No puede tolerar aquella escena, no puede tolerar aquello. Sabe exactamente qué es lo que pasa… ¿cuánto más pueden destrozar a Kasamatsu?

Kobori cierra la puerta del cuarto con suavidad y se gira para encontrarse con la mirada de Moriyama en el living.

—Lo siento —dice al reconocer aquella expresión en el rostro de su amigo.

—No tienes nada por lo que disculparte, Kobori —le rebate Moriyama con una sonrisa tensa. Kobori está al tanto de los sentimientos de su amigo por Kasamatsu, pero sabe que aquello era necesario—. ¿Es lo que creí?

—Sí —Kobori suelta un suspiro y se rasca la nuca cuando pasa la lengua por sus dientes—. Está pasando por el “Síndrome de Abstinencia”.

—Mierda —suelta Moriyama masajeándose las sienes.

La mordida de un vampiro es adictiva porque su saliva secreta una sustancia muy parecida a las Anfetaminas e incrementan la actividad del sistema nervioso central. Mejora el estado de ánimo, da una sensación de felicidad, las personas se sienten mucho más capaces tanto física como psicológicamente. Es prácticamente una droga.

Kasamatsu ha estado recibiendo esa mordida por cinco años, es normal que padezca de aquel síndrome, de alguna manera siente que debieron predecir algo así.

Moriyama siente miedo, un frío que se aloja en su estómago y lo hace estremecer. Ha sabido de humanos que han muerto por no recibir aquella mordida, porque al dejar de hacerlo, se sienten inquietos, tienen delirios y alucinaciones, cosas que los orillan al suicidio.

—Tenemos que ayudarlo —dice Moriyama con el pecho tan apretado que la desesperación terminará por hacerlo gritar.

—Pero eso no es lo más inquietante, Moriyama. Cuando mordí a Kasamatsu se sintió como si fuera él quien se estuviera alimentando de mí, o sea, no de mí, como si se alimentara de mi don.

—¿A qué te refieres?

—Es como si fuera él quien estuviera absorbiendo aquello de mí. Fue extraño. Podría ser debido a que Kise se ha alimentado de él tanto tiempo. Recuerda que jamás ha habido un caso, al menos conocido, donde un vampiro se alimente de alguien por un tiempo prolongado. Los matamos o convertimos, no hay otra opción —Kobori frunce el ceño, está preocupado, quiere mucho a Kasamatsu y el asunto le inquieta e intriga a partes iguales—. Tengo un amigo que podría ayudarnos.

—¿Koganei? —Pregunta Moriyama de pronto. Tiene razón, sería la persona ideal para ayudarlos, aunque no sería directamente Koganei quien los ayude, sino su pareja, Mitobe.

Kobori asiente ante la pregunta.

—Por ahora debemos preocuparnos de tratar el Síndrome de Abstinencia en Kasamatsu y eso no será fácil.

Moriyama asiente. Debe confiar en Kobori, porque Moriyama no ha tratado directamente con algo así, Kobori sí y la experiencia manda.

Kobori es un convertido y cuando era humano, ejercía como doctor, así que está bastante familiarizado con todo aquello. El vampiro siempre ha sido el que ha tratado los padecimientos de todos a su alrededor, ya que sigue ejerciendo, solo que esta vez enfocado en seres sobrenaturales. Rituales y curas para padecimientos extraños, como limpiar a un Vampiro del agua bendita, curar una mordida de Hombre Lobo o maldiciones demoníacas. Como vampiro, su talento se ha desarrollado en su mordida y puede saber qué padecen con solo un mordisco.

—Esto recién es el comienzo de la primera etapa, el “crash”. Este estado lo más probable es que dure días. Presentará cambios de humor, depresión, ansiedad, insomnio y un intenso deseo por ser mordido.

Sus ojos se encuentran y Kobori percibe aquello, ese brillo extraño en los ojos de su amigo y no es algo bueno, es como una chispa de desesperación, como si se estuviera debatiendo entre una cosa y otra.

Moriyama siempre ha sido débil en cuanto a sus sentimientos, con lo que ama y aprecia, cosa que puede ser muy peligrosa si no puede controlarse y cae en la desesperación.

—No podemos dejarlo solo, Moriyama, en ningún momento y desde ahora, no puede volver a ser mordido. ¿Comprendes eso? Tú eres el principal apoyo de Kasamatsu en estos momentos y si no estás firme, él caerá irremediablemente —dice con el rostro serio, porque es la verdad. Moriyama es el pilar principal del humano. Moriyama asiente para que prosiga—. Primero, no podemos seguir haciéndolo caer y segundo, no sabemos lo que la mordida de Kise le ha hecho —Kobori guarda silencio unos momentos colocándose la chaqueta y luego el pesado abrigo—. ¿Deberíamos llamarlo?

—No —responde Moriyama negando lentamente—. Kise está metido hasta el cuello en sus propios asuntos, además, ¿sería lo mejor para Kasamatsu? No es tan solo su adicción a la mordida, sino que también tiene que desligarse de Kise. Quizás verlo aumente su deseo de ser mordido, sería contraproducente.

Otro silencio, mucho más incómodo y triste que antes. Moriyama no duda de que Kasamatsu ha aceptado aquello, que Kise sea feliz y que comience una relación con otro ser. Pero a pesar de ello, en los sentimientos no se manda y si Kise regresa en un momento como este, todo será más difícil para Kasamatsu. Moriyama lo sabe, está seguro de ello porque él también es débil y comprende la situación.

¿O serán sus propios miedos?

No, no. En estos momentos es Kasamatsu el que necesita de su apoyo y compañía, de su completa ayuda. No puede ser egoísta, por fin debe retribuir lo que el humano le ha dado. Porque lo ha tratado como a un verdadero amigo, de confianza y salidas, como si no fuera un ser maldito que puede destrozarle la garganta en cualquier momento. Ha despertado en él el amor. Porque le ha devuelto su lado más humano.

—Entonces nos vemos mañana por la noche, dejé unos tranquilizantes sobre la mesa, procura que las tome cuando comience a sentirse inquieto, pero con lo que le inyecté y mi propia mordida, debería bastar para un día o dos.

—Gracias por todo, Kobori —dice Moriyama con una sonrisa sincera y aliviada, juntos podrán ayudar a Kasamatsu como corresponde.

—Procura descansar también, lo mejor sería que te lo llevaras a tu departamento, así podrá adecuarse a tu horario y podrás estar con él sin problemas.

Moriyama asiente mientras Kobori se retira con los hombros tensos. Está preocupado, pero tiene que atender unos asuntos antes de dedicarse por completo a Kasamatsu.

Un suspiro sale de los labios de Moriyama cuando la puerta se cierra y se encamina al cuarto del humano. Comienza a prepararle un bolso con ropas varias y lo básico para quedarse en su departamento algunos días.

Toma a Kasamatsu, aún envuelto en la sábana, y sale del departamento a través de la ventana trasera, para no despertar sospechas, ayudado por la penumbra.

El desastre de ese lugar tendrá que esperar a que su dueño pueda arreglar el de su interior.

 

 

Notas finales:

Sus reviews siempre son amados. Besos de Gato~


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