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No te despidas por L C Volkov

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Notas del fanfic:

Habrá muchos cambios con respecto a la trama original que se irán revelando conforme avance, pero algo es seguro, ahí final feliz.

“-Cuando muera, no llores, simplemente mira al cielo y despídete, ¿Quedo claro?-Ichiru miro a su hermano, internamente se preguntaba si se sentía tan mal como parecía, esperaba que no.

Le tomo la mano, suave y pequeña entre las propias, negó con la cabeza y miro directo a la bombilla del cuarto del hospital, tratando de forma casi inútil contener las lágrimas.

Porque Ichiru debía ser fuerte por los dos, por Zero que probablemente nunca llegaría a la adultez y por el mismo, que lo lloraría hasta acompañarlo.

En ocasiones como aquellas, lo que más deseaba el menor de los gemelos, era que Zero lo odiara, porque él se odiaba a sí mismo por haberle robado su futuro, porque Ichiru era consciente de que si uno de los dos merecía crecer ese sin duda era Zero.

-Cállate, solo cállate-Ichiru se limpio una lágrima fugitiva, se sentía triste, desdichado y avergonzado-¿Por qué me tienes que decir todo esto ahora, Zero? Ya te dije que aún falta mucho para que te mueras, no te libraras de mi antes-y sonrió, devolviendo sus ojos a los de su hermano cundo se sintió más tranquilo, aunque quiso seguir llorando en cuanto vio que su hermano lo miraba con algo similar a la compasión.

-Ichiru,-hablo y su voz fue como miel sobre un rayo-ambos sabemos que estoy viviendo con el tiempo prestado…

Ichiru negó con la cabeza de forma casi enloquecida, su hermano le sujeto la mejilla, el menor pudo ver a la claridad el brazo pinchado por las agujas a lo largo de los años.

-Escuche a los doctores hablando-la voz de su hermano se había vuelto sorprendentemente vacía-debía de haber muerto hace varios meses…”

 

Ichiru despertó con el sabor de la bilis en la boca, recordar la conversación que había tenido con su hermano hace ya varias semanas siempre le dejaba así, como perdido y con una sensación similar al enojo contra su hermano.

Porque si, Ichiru estaba más que furioso con su hermano, tanto que tenia la necesidad de dejar de hablarle durante meses y meses hasta que el enfermo dejara de lado esa clase de pensamientos, pero era consciente de que lo que había su hermano era verdad: lo queda poco tiempo, tiempo que Ichiru no estaba dispuesto a desperdiciar.

 

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Zero busco lo posición más cómoda para acomodarse, si, puede que la cama fuera ergonométrica, pero eso no quitaba el hecho de que permanecer tanto tiempo recostado al finar terminaba por lastimarte. Una vez que dejo de lado la mayor parte de la incomodidad se permitió volver a su lectura.

Siempre había sido así, siempre con la nariz metida en algún libro, probablemente porque eso fuera lo más lejos que podría estar de una habitación de hospital, en una aventura con un final feliz, en un romance con la persona de sus sueños o inclusive con el corazón roto…

Sí, Zero había crecido sabiendo que cada nuevo amanecer era un regalo, temiendo no despertar al día siguiente y que Ichiru cometiera alguna estupidez-pues también sabía lo mucho que su hermano se culpaba con respecto a la enfermedad del mayo-, creció sabiendo que su vida podía acabar de un momento a otro sin previo aviso, así que se refugiaba en sus lecturas, donde podía escalar montañas y pelear contra demonios o simplemente tener una vida normal con un romance que recordaría para toda la vida por haberle roto el corazón…donde podía vivir, realmente vivir.

Ese era tal vez el más grande anhelo de Zero, vivir como lo haría cualquier otra persona, poder extender los brazos y reír, ir a la escuela con su hermano, asistir al funeral de sus padres…crecer.

Crecer y vivir de verdad, eso era lo que Zero más anhelaba y lo que sin duda nunca podría tener.

 

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Justo en ese momento, Ichiru tenía sentimientos encontrados, ver  a su hermano portando el uniforme de la clase diurna era algo casi imposible de imaginarse, algo así como una fantasía hecha realidad y al mismo tiempo, una pesadilla.

Llega una etapa para la familia de un enfermo terminal que es hermosa y horrorosa a la vez: es en ese momento en que le dicen que X persona ya no tiene salvación y dará lo mismo donde este, así que les piden a los familiares que se los lleven a casa y que pasen sus últimos días rodeados de sus seres queridos.

Si, es hermoso porque vuelven a ser una “familia feliz” con ese integrante perdido, pero es aun más horroroso el saber que esta a días de su muerte.

Y ahora Ichiru tenía sentimientos encontrados, porque Zero se veía tan feliz hay sentado a su lado mientras tomaba apuntes en su libreta sobre la clase de literatura, pero sabía que Zero estaría aun más feliz durante sus últimos días si sus padres aun vivieran, si no tuviera que pasar sus últimos días en la escuela rodeado de lo que él sabía que su hermano consideraba “gente estúpida”.

Le toco la mano con cuidado.

-Vámonos-el mayor lo miro por eternos segundo antes de asentir y dejarse arrastrar fuera del aula, el profesor solo los siguió con la mirada hasta que la puerta se cerro, siendo consciente del estado de Kiryuu Zero, simplemente lo dejo pasar, después de todo, estaba casi al final de su vida

-Tu…siempre quisiste viajar, ¿Cierto?-Ichiru tenía la voz rota, Zero tomo esto como algo malo, pero aun así murmuro un ligero “Si”- Bueno, tal vez podamos ir a algún lado en esta semana, sería bonito, ¿No? Marcharte con la vista de una playa o algo así…

Zero enterró los talones en la tierra húmeda, su hermano menor lo estaba arrastrando camino a la residencia nocturna y eso le ponía la piel de gallina.

-Tú, Ichiru, maldito demente, ¿Qué es lo que pretendes?-el menor se limito a sonreírle de aquella forma que Zero relacionaba con inyecciones y su infancia, cuando Ichiru buscaba calmarle.

-Ya lo veras, no te preocupes y confía en mí, es algo bueno, te gustara-y aun en contra de su voluntad, Zero fue arrastrado a la residencia nocturna.


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