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~El amor siempre vence~ por Syo Kurusu Love Love kokoro

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Notas del capitulo:

Espero les agrade este capítulo y no me quieran linchar. Es la última parte. 


Gracias por leer. ♥

-¡Basta! ¡Nash-sama! ¡Se lo ruego!


-¡Cállate maldito mocosos!


Nash terminó de encadenar a Murasakibara y después prendió una vela.


-¿Recuerdas? La primera vez que hicimos esto estábamos en este mismo lugar, sin embargo, esta vez no te librarás tan fácil. Voy a ser aún más rudo.


Nash introdujo uno de sus dedos en el ano del menor, haciéndolo soltar un quejido de dolor.


-Por favor, sólo estamos iniciando. Cosas peores vendrán después, Atsushi.


Nash preparó al menor, aumentando la cantidad de dedos conforme pasaba el tiempo.


-Bien, creo que es hora de iniciar la diversión o de nada serviría tenerte aquí amarrado.


-¡No! ¡Se lo ruego! ¡Por favor no!


Nash tomó una de las velas y dejó escurrir la cera caliente por la parte trasera del menor, mientras a su vez mordía los pezones del pequeño, quien sólo podía soltar gritos desgarradores. Tras dicho acto, comenzó a azotar al menor con un látigo.


-¡Basta! ¡Duele! ¡Duele demasiado!


-Cállate.


El mayor introdujo un vibrador, cubierto con cera caliente, en el pequeño Murasakibara, poco después introdujo un cotonete por la uretra del menor, causando que este se estremeciera.


-¡Saque eso! ¡Deténgase, por favor!


-Dije que te calles.


Nash se apartó un poco del menor después regresó con unas pinzas, las cuales colocó en los pezones de Murasakibara, en verdad era doloroso. ¿Cómo podía ser tan cruel? Él no tenía la culpa de haber nacido alfa. Él ni siquiera había estado ahí. Él había sido secuestrado.


El rubio comenzó a aumentar la velocidad del vibrador, mientras movía el cotonete. Hasta que finalmente fue sacado, antes de que el pequeño Murasakibara se corriera.


-Será mejor que te acostumbres. A partir de ahora será así.


Después de escuchar esa frase, Murasakibara se desmayó.


.


.


.


~5 años después~


-Nash-sama. Ya está listo.


-¿Eh? Enseguida voy, Silver.


-¿Atsushi-kun está...?


-Ah, cierto. Lo dejé en aquel sótano.


-¿Quiere que lo vaya a sacar?


-No. Déjalo un rato más ahí. Dentro de poco llevaré a nuestro querido invitado con él.


-¿No cree que es cruel dejarlo así? Ayer entró en celo y está desesperado.


-Es por eso que no lo he soltado. Después de todo sigo siendo un omega y no deseo que ese idiota trate de poner un dedo encima... Además, no soy cruel. Hoy tendrá un juguete para todos los días que esté en celo.


-Pero eso es... Si Akashi-sama se entera de esto, estaremos en graves problemas.


-Atsushi conoce desde hace años con Akashi y dudo que alguno diga algo. Además... No soy tan idiota, Silver. ¿Crees que no sabía acerca de que ellos mantienen una relación de novios desde hace tres años?


Silver no dijo nada más y sólo bajó la mirada. Sabía que Nash se iba a desquitar pronto con él por haber escondido algo tan importante.


-... Atsushi tiene diecisiete años, Nash-sama. Si nos descuidamos, él en cualquier momento podría hacer algo que nos ponga en peligro. Y si Kuroko, Kagami, Kise o Aomine se enteran de que usted lo ha estado violando desde que cumplió doce años, estaremos en problemas.


-No hay modo de que se enteren. Date prisa. Tenemos que ir por Akashi antes de que se despierte. Él será de ayuda para Atsushi, después de todo también entró en celo cuando lo traíamos a la mansión.


-¿Y si escuchó algo de lo que dijimos sobre Atsushi?


-Es imposible. Akashi ya estaba inconsciente. Vamos o Atsushi se desesperará si no tiene su juguete pronto.


Nuevamente Nash mostró aquella mirada llena de odio, aquella mirada llena de desesperación, que cambió rápidamente a una llena de tristeza.


-... Ya no le pondré ningún dedo encima. Hace una semana fue la última vez que me prometí hacerlo, es por eso que desde hace tiempo deje de usar técnicas de tortura.


-¿Q-qué ha dicho?


-Lo que escuchaste... Después de todo hay alguien que me gusta y no quiero hacer que ese niño siga sufriendo.


-¡¿A-alguien que le gusta?!


-Cállate y camina. No quiero hacerlo esperar más.


.


.


.


Murasakibara estaba amarrado como la primera vez que llegó a ese lugar. Unas cadenas lo sujetaban contra la pared y él intentaba zafarse desesperadamente.


-Entra primero a desatarlo y después regresas por Akashi.


Silver entró a la habitación y desató a Murasakibara, quien de inmediato se abalanzó sobre él, haciendo a ambos caer al piso.


-Detente, Atsushi. ¿Puedes oler ese dulce aroma?


-Huele a... ¿cereza? ¡¿A-Akacchin?!


-Si te quedas aquí sin hacer alguna estupidez, lo traeré. Y tienes prohibido correrte dentro de él.


-E-entiendo...


Silver se puso de pie y poco después salió del lugar, cerrando la puerta. Dejando la habitación a penas iluminada por unas cuantas velas.


-A-Akashi-sama...


-Se despertó hace poco. Date prisa y llévalo con Atsushi.


Silver entró y dejó a Akashi dentro, saliendo rápidamente.


-¿A-Atsushi?


-Akacchin. Tú estás en...


-L-lo siento. Esto es-


-Delicioso...


Los ojos de Murasakibara oscurecieron y se abalanzó contra Akashi, despojándolo rápidamente de sus ropas. En verdad deseaba hacerlo con su amado.


- A-Atsushi, ¿en verdad está bien hacer esto conmigo?


-Claro que lo está, Akacchin. Te amo.


Murasakibara sujetó cuidadosamente a Akashi, mientras intentaba mantener la poca compostura que le quedaba. En verdad era una odisea mantenerse tranquilo ante el chico que amaba y más cuando ambos estaban en celo.


El mayor tomó cuidadosamente por las caderas al menor, haciendo que las levantara para poder introducir uno de sus dedos y prepararlo. En verdad se estaba controlando para no dejarse llevar por sus instintos de alfa, pero no sabía cuánto tiempo más podría hacerlo y en especial porque ellos eran compañeros destinados.


Ambos comenzaron a besarse de manera tierna, sin embargo, poco a poco comenzó a volverse un beso cada vez más demandante. Murasakibara mordió ligeramente el labio de su amado, para poder meter su lengua dentro de la boca del otro. En verdad amaba esta sensación. Era simplemente perfecta. No era como cuando el bastardo de Nash lo violaba.


Murasakibara tomó el miembro del menor, lamiéndolo de forma cuidadosa, mientras chupaba la cabeza y daba pequeñas mordidas al mismo tiempo. Akashi realmente se estaba excitando. Cuando finalmente se corrió, Murasakibara tragó todo el semen del menor.


-N-no hagas eso.


-Está bien. Akacchin es demasiado dulce.


Akashi se sonrojó ante esas palabras. Él sabía que Murasakibara podía llegar a ser demasiado cursi, pero jamás pensó escuchar algo como eso.


Murasakibara metió sus dedos en la boca del menor, haciendo que este los lamiera, para poder prepararlo de manera adecuada.


Uno, dos, tres dedos. Finalmente Akashi se había acostumbrado, pero él estaba jadeando. Necesitaba más que sólo los dedos de Murasakibara. Deseaba que su amado lo penetrara. Su lado omega estaba más que feliz de recibir semejante cuidado del mayor, pero al mismo tiempo pedía a gritos ser tomado tan pronto como fuera posible. Su entrada pedía ser tomada. No quería esperar más tiempo.


-A-Atsushi, por favor. Hazlo.


-Perdón, Akacchin. Estoy en mi límite. No me culpes por lo que pueda ocurrir.


El mayor metió lentamente su pene en el interior del pelirrojo, haciéndolo estremecerse ante semejante intromisión en su interior.


-E-es demasiado grande...


-Lo siento, no puedo esperar.


Antes de que Akashi pudiera decir algo, Murasakibara comenzó a moverse de manera rápida y brusca dentro de él. Su cuerpo estaba siendo invadido por una gran presión y eso se sentía inesperadamente bien. A pesar del dolor que sentía, realmente estaba disfrutando de la situación. Murasakibara comenzó a excitarse más, cuando sintió como Akashi lo oprimía.


Murasakibara comenzó a lamer los pezones del menor, mientras daba pequeñas mordidas alrededor de ellos.


-Tan sexy, A-Akacchin.


-Más... Más profundo, Atsushi. Por favor.


La ronca voz del mayor lo hizo perder la cordura e inconscientemente comenzó a mover sus caderas, tratando de que las estocadas llegaran más profundo. Se sentía realmente bien, su mente se comenzaba a poner en blanco. Un pequeño rastro de saliva caía por la comisura de su boca.


El mayor lamió el pequeño rastro de saliva y después volvió a besarlo, mientras intentaba saborear el dulce sabor de su amado. Ahora Akashi comenzaba a corresponder con mayor sensatez. Ambos estaban disfrutando realmente del momento. El mayor comenzaba a sentirse cada vez mejor, al sentir como el interior de Akashi se volvía más caliente y resbaladizo.


Murasakibara tomó con mayor fuerza las caderas del menor, dejando algunas marcas, mientras aumentaba el ritmo de las embestidas, haciendo que su amado se sujetar de su espalda, dejando algunos arañazos. Ambos estaban por correrse y Murasakibara acomodó a su amado de espaldas a él, para poder ver su nuca. En verdad deseaba ser su compañero y no iba a dejar ir la oportunidad.


La habitación estaba cada vez más llena con el aroma de ambos mezclándose. Ambos deseaban más, realmente estaban excitados y sabían que no era sólo por el celo, sino porque lo hacían con la persona que amaban.


-A-ahhh. Atsu...Atsushi, a-ahí...


Murasakibara dio con el punto G de Akashi y al notarlo, comenzó a masajear los pezones de Akashi con fuerza, mientras lamía su cuello una y otra vez y antes de darse cuenta, Murasakibara se corrió dentro de su amado, mientras lo marcaba.


.


.


.


Ya había transcurrido una semana y Akashi finalmente había vuelto a casa.


-Padre, madre. Quiero hablar con ustedes.


 


Akashi explicó a sus padres sobre lo que había ocurrido (incluyendo lo de su celo) y también les dijo acerca de lo poco que escuchó cuando había sido secuestrado. Les confesó que él sabía de Murasakibara desde hace tiempo, pero que él no sabía porque lo habían mantenido en secreto hasta el día que escuchó la conversación en aquel carro, cuando creían que iba completamente inconsciente.


 


 


-Nash-sama, ¿no cree que es tiempo de que deje de tratar así a Atsushi?


-Cállate, Silver. Tú sabes perfectamente que fue lo que ocurrió. Yo en verdad odio a ese niño. Si no lo hubiera salvado aquella vez de ser secuestrado, esos malditos alfas no me hubieran violado.


-Nash-sama, entiendo a lo que se refiere, pero lo que hace no está bien. Además lo secuestro, sí la su familia se entera de que su hijo ha estado aquí por todos estos años, siendo tratado de esa manera, no se quedarán de brazos cruzados.


-... Ya lo sé, pero no pasará nada. Yo ya había pensado en dejarlo ir.... Aunque confiese lo que le hice y aunque confiese que lo secuestré... Estoy listo para afrontar las consecuencias.


-¿Está bromeando? Usted es un omega y si se enteran de todo lo que hizo, por el simple hecho de ser un omega, van a darle un castigo severo.


 


-Lo sé, Silver... No soy un niño pequeño. Ambos ya tenemos veintisiete años y por eso mismo voy a asumir las consecuencias de mis actos en el peor de los casos.


 


 


-Ya veo... Así que lo secuestró.


-Sí, pero nunca dijeron quién era su familia y nunca me han dicho su apellido.


-Iré a hacer una investigación y si logro contactar con ese chico, haré que confiese lo que le ocurrió mientras estuvo ahí.


-Yo iré conti-


Cariño. Por ahora quiero que vayas a descansar. Deja que tu padre se haga cargo de la situación.


-Pero yo-


-Escucha, cariño. Sé que no es fácil pasar por el celo y mucho menos va a ser fácil para ti mantenerte en pie ahora. Fue toda una semana y cuando llegaste apenas y diste unos pasos cuando te caíste. Ve a descansar. Además... Quiero hablar algo contigo.


Akashi sin dar replica alguna, se puso de pie y dejó que su padre lo llevara a la habitación. Cuando su padre se fue, finalmente decidió hablar su madre.


-Cariño... No usaron protección.


Más que ser una pregunta, era evidente que lo estaba afirmando y tenía razón, no se habían cuidado para nada.


-P-perdón, p-pero ¿cómo lo supiste?


-Escucha. Cuando un omega tiene relaciones sexuales, su aroma se mezcla con el de su pareja, por lo cual es muy fácil notarlo, sin embargo, no podemos saber si uso protección o no.


-Entonces, ¿cómo lo-?


-Cuando un omega queda embarazado, su aroma comienza a volverse un poco más dulce. El primero en notar el embarazo del omega, siempre es su alfa y eso se debe al cambio de aroma. ¿Aquel chico no te dijo nada?


-Antes de irme él me abrazo y dijo que olía más dulce que antes. Dijo que había algo tranquilizante en mi aroma. Creí que sólo era una de sus cursilerías.


-Cariño, creo que él entonces notó el cambio de aroma, pero no sabe de tu embarazo. Seguramente tu padre ya también lo notó. Estás embarazado, amor.


-¿Q-qué? Pero eso quiere decir que- ¡¿No les molesta?!


-Claro que no. Él es un chico muy amable por lo que nos haz contado y además es tu pareja destinada. Si ustedes quieren estar juntos, lo harán... Pero no sé cómo vamos a organizar una boda antes de que tu vientre comience a crecer.


-¡¿B-boda?!


-¡Por supuesto! ¡Se van a casar!


-Pero-


-¡Basta! ¡Dentro de poco comenzaremos con los preparativos! Ya me voy, duerme.


.


.


.


Después de aquello transcurrió una semana y Murasakibara fue rescatado por el padre de Akashi, sin embargo, Murasakibara no confesó nada de lo que Nash hizo, ya que él se sentía culpable por la violación de Nash. Él se había enterado de eso justo dos días antes y no quería perjudicar más a aquel joven.


Murasakibara regresó a casa con su familia y Nash fue dejado en libertad sin cargos por secuestro, ya que Atsushi no quiso demandar, argumentando que él estuvo bien todo ese tiempo.


.


.


.


El tiempo transcurrió y Atsushi finalmente comenzaba a sentir el calor de una verdadera familia, aunque de vez en cuando también visitaba a los sirvientes de Nash. Especialmente a Tetsuya y Taiga, que habían sido como unos padres para él.


Ya habían transcurrido dos meses y finalmente llegaba el día de la boda. La reunión fue pequeña. Sólo asistieron familiares y amigos cercanos a la ceremonia, la cual concluyó con un pequeño Akashi muy avergonzado ante los gestos de amor de su ahora esposo.


.


.


.


Murasakibara se fue a vivir con Seijirou a una casa propia, aunque visitaban con frecuencia a los padres de ambos, quienes estaban realmente emocionados con la llegada de los bebés.


El tiempo transcurrió rápidamente y Murasakibara finalmente tenía una familia con su amado.


-Atsushi, vayamos a comprar las cosas para la cena y vayamos a recoger a los niños con mis padres.


-Sí, ya voy. Seicchin.


Ambos fueron a traer las cosas que necesitaban y después fueron por sus pequeños gemelos. Cuando iban de camino a casa, al pasar cerca de un parque, Murasakibara sonrió completamente feliz y sus ojos se llenaron de lágrimas.


-Creo que finalmente pudo ser feliz...


-¿De qué hablas, Atsushi?


-N-no es nada.


Murasakibara se colocó detrás de su esposo y lo abrazó como pudo, sin soltar al pequeño que tenía cargando.


-Te amo.


-¿Por qué tan de repente?


-Sólo quería decirlo.


Seijirou nunca entendió a qué se refería Murasakibara, ya que él no le respondió porque había susurrado aquella frase, sin embargo, lo que él no sabía es que Murasakibara había visto pasar a Nash, tomado de la mano con Silver y ellos iban en compañía de un recién nacido, además de que Nash tenía el estómago lo suficientemente grande, como para notar que estaba esperando la venda de un nuevo bebé.


-Creo que después de todo, Ryouta-niisan tenía razón... El amor siempre vence.

Notas finales:

Insisto, espero no haberme salido del personaje, pero me costó mucho trabajo escribir esta historia. 

Gracias por leer. Espero me dejen saber que les pareció. :3

 


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