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Ansias de libertad. por yiya

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Una elegante mansión en las afueras de Tokio cobijaba, junto a su chimenea, a cuatro hombres que se hallaban en medio de un juego de cartas, mientras sostenían una conversación que ya comenzaba a molestar a uno de ellos.
_No lo entiendo Ritsu, realmente no te entiendo. El director de la universidad está completamente encantado contigo, el puesto que te ofrece es más que envidiable, ¿y tú decides rechazarlo? Esto es insólito - regañaba un castaño claro de ojos miel con el entrecejo bastante fruncido, para luego lanzar con irritación una carta sobre la mesa - Akihiko, tu turno.
_Hiroki tiene razón. Yo tampoco logro entenderte. Te he dicho en varias ocasiones que tenerte como mi editor sería fantástico para tu carrera, pero me has rechazado una y otra vez. ¡Por Dios! Ser editor del Gran Usami Akihiko, ¿qué más prestigio ese? - podía percibirse la arrogancia en aquel peliplata de ojos lilas cuando lanzó una de sus cartas a la mesa - Sigues tú Hatori.
_Ellos tienen razón. Te has quemado las pestañas todos estos años, terminaste tu tesis en tiempo récord y te graduaste con honores. Estás más que capacitado para obtener cualquier empleo en edición, el manga shojo te gusta casi tanto como la literatura. ¿Por qué no aplicas para un puesto en Marukawa? Te aseguro que pronto podrías obtener la dirección del departamento doncella. ¿Cómo puedes siquiera estar considerando dar clases a esas personas? Tú no perteneces a ese ambiente Onodera - el castaño de ojos azules lanzaba su carta con aspecto serio - Es tu turno.
_Nisan, Usami sensei, Hatori, desde que mis padres murieron me esforzado en seguir un camino que los hiciera sentir orgullosos. Gracias a la fortuna que ellos nos dejaron, Nisan y yo hemos podido vivir una vida con todas las comodidades. No conocimos la necesidad, y siempre tuvimos amigos verdaderos que nos apoyaron cuando más lo necesitamos. Perdimos a nuestros padres sí, pero no sus recuerdos y el amor que nos brindaron en vida.
Yo me considero una persona afortunada, no busco más riquezas, ni prestigio, ni siquiera un puesto de poder. Yo no necesito eso - el castaño claro cerró sus ojos verdes mientras negaba con la cabeza, sé que no están de acuerdo con mi decisión, que no la comprenden y están preocupados por mí. Entiendo todo eso, de verdad. Pero me conocen, y saben que mi decisión no cambiará - depositó su última carta con firmeza sobre la mesa. Por cierto, gané.
Un instante de silencio y las cartas de sus dos amigos cayeron amontonadas una sobre otra en el centro de la mesa.
Sin embargo, la actitud del hermano mayor fue diferente. Las arrojó con violencia mientras se ponía de pie y lo encaraba.
_ ¡Pues no lo acepto! Ritsu no aceptaré este capricho tuyo. ¿Acaso perdiste la cabeza? Pretendes ser profesor en ese lugar... ¡Maldita sea es una cárcel! Darles clases a delincuentes... ¿Acaso eres consciente del peligro al que te expones?
Ritsu masajeó el puente de su nariz en un esfuerzo por no perder la calma, alzó su mirada con firmeza para expresar con seguridad - Soy consciente de ello. Esta no es una decisión que tomé al azar, o por un capricho, llevo analizándolo mucho tiempo. Es por eso que no cambiaré de opinión.
Su hermano volvió a tomar asiento en señal derrota, su voz apenas se escuchaba cuando musitó _ lo mataré, juro que asesinaré a ese maldito Miyagi por meterte esas ideas en la cabeza…
_Esto no tiene que ver con Miyagi sensei. Es cierto que él me contó acerca de ese lugar porque da algunas clases allí, pero cuando le comenté mis intenciones de hacer lo mismo fue el primero en intentar persuadirme, y no lo logró. Prácticamente lo obligué a que me consiguiera una cita con el director del reclusorio.
_ ¿Ya has estado en ese lugar? _ el escritor interrogó asombrado por las palabras de su amigo.
_Sí Usami sensei. La entrevista salió muy bien, también uno de los guardias me dio un recorrido por las instalaciones para que vaya familiarizándome con el ambiente.
_ ¿Y no tuviste miedo? Onodera, esas personas fueron acusadas de crímenes atroces _Hatori tampoco disimulaba su asombro.
_ Por supuesto que sentí miedo. Hay gente realmente peligrosa en ese lugar, lo puedes saber con sólo una mirada a la enfermería, y las historias de los propios guardias.
_ ¿Y tú crees que luego de decirnos esto nos quedaremos aquí tranquilos, mientras tú vas a meterte a la boca del lobo por tu propia voluntad? _ahora el escritor estaba realmente enfadado.
_ No pretendo eso. Simplemente respondí con sinceridad a lo que Hatori me preguntó, como lo he hecho toda la vida. No tiene caso disfrazar la realidad, cada uno de ustedes conoce, o ha oído por lo menos, de la situación de las cárceles de este país.
Al estar allí tuve miedo sí, pero también sentí que podía hacer algo para cambiar la situación, aunque sea algo mínimo me esforzaré por ello.
Muchas de las personas que están ahí fueron víctimas de la sociedad, de la ignorancia o del sistema, y es a esas personas a las que quiero ayudar.
Por lo menos, sólo... entiendan eso ¿Sí? Por favor, es importante para mí tener su apoyo.
Los tres hombres en la habitación permanecieron en silencio durante un intercambio de miradas.

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