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Cuestión de tiempo por Discord Di Vongola Arcobaleno

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Notas del fanfic:

Katekyo Hitman Reborn NO me pertenece (son de Akira Amano) yo solo los ocupo para mis historias y dibujos porque pienso que son unos fantásticos personajes <3

Notas del capitulo:

Advertencia: Tiene un Headcanon del pasado de Reborn.

 

Waaaaa! Hace tiempo que no escribía un fanfic!!!! DX Espero que les guste <3 Ni lo leí como está XD Espero que no sea una mierda... como yo...

-Pensamientos depresivos. Pensamientos depresivos everywhere(?)- 

Si fuera una brisa de viento,

Soplaría todo el día.

Movería tus cabellos con recelo.

Y tu piel acariciaría.

 

Si fuera el mar,

Sobre ti siempre estaría.

Tendría miedo de verte alejar.

Y sin querer, te ahogaría.

 

Si fuera el Sol,

Nunca alumbraría.

Porque tu belleza me opacaría.

Y tú serías el nuevo día.

 

Si fuera una cama,

Nunca te soltaría.

Para tener tu aroma todo el día,

Problemas te causaría.

 

Si fuera una canción,

Me odiarías.

Porque para estar siempre contigo,

Siempre sonaría.

 

Si fuera tu corazón,

Serías narcisista.

Un espejo siempre llevarías.

Y del reflejo me enamoraría.

Si no fuera tan viejo.

Contigo experimentaría.

Contigo descubriría.

Contigo aprendería.

 

Si no fuera tan joven.

Siempre te acompañaría.

Y te mostraría que soy capaz,

De amarte como nadie jamás.

 

Si no fuera tu tutor.

De todos modos, te enseñaría.

Te mostraría que es la pasión.

Y tú a mí lo que es el amor.

 

Si no fuera un asesino.

Disfrutaría la vida.

Y con las manos limpias,

Te acariciaría.

 

Pero ahora soy yo.

Y me encuentro sentado.

Conformándome con verte avanzar.

Sabiendo que nunca me vas a amar.

 

 

 

 

Los que conocen a un personaje como Reborn suelen preguntarse “¿Cómo llegó Reborn a convertirse en el mejor asesino del mundo?”

Cuando las verdaderas preguntas importantes deberían ser:

“¿Cuánto sufrió Reborn para llegar a dónde está?” y “¿Cuánto más le falta por sufrir?”

Reborn no solía hablar de su pasado, tampoco solía pensarlo; lo máximo que se ha llegado a saber del pasado del pelinegro era hasta las misiones que se le otorgaban a los, en ese entonces, futuros Arcobalenos.

Pero el pasado del ex-arcobaleno del Sol nunca fue revelado de aquella cabeza. Nunca le contó a nadie.

Ni a sus amantes.

Ni a su grupo.

Ni a sus socios.

…Ni a Luce.

Tampoco le puso mucho interés.

Solo una típica historia triste de un niño.

Un niño afligido ente las malas miradas de adultos.

De personas que consideraban a los pobres un desperdicio.

Había muchos por donde él vivía.

Un callejón, unos cartones y algo de periódico viejo era todo lo que llamaba “hogar”.

Las pocas veces que Reborn piensa en su pasado, se aburre.

Típico cliché.

Un típico niño pobre que al valerse solo por su propia cuenta gente mala logró aprovecharse y secuestrarlo para entrenarlo y así volverlo su “haz bajo la manga”.

Reborn era listo. Más de lo que aquellos mafiosos imaginaban.

También era sádico, pero eso más que natural en sí, ellos y sus castigos inhumanos ayudaron bastante.

No le molestaba tener cama donde descansar. Tener comida todos los días. Tener ropa nueva a su medida.

Esas eran sus “recompensas” si obedecía.

Pero más que amar tener la panza llena, tener un lugar cómodo donde dormir, ropa con la que vestir…

Los odiaba.

Odiaba a aquellos sujetos, al mínimo error suyo, volvían a tratarlo como si fuera una escoria.

Odiaba obedecer sus órdenes.

Odiaba que lo obligaran a matar gente.

Odiaba que lo dejaran encerrado en aquella mansión.

Odiaba sus sonrisas cínicas.

Odiaba su hipocresía.

Pero, más que eso, era algo más… natural…

Sólo… Odiaba verlos respirar.

Así que aprovechó cada cosa que le dieron.

Lecciones de combate, estrategias, armas, elegancia, engaños, cinismo…

Junto todo eso con sus conocimientos previos de estafa, rapidez, fluidez, fuerza, y todo lo que aprendió cuando vivía a sus anchas.

Sin lastima ni pena los mató.

Uno por uno.

No podía comprender a Lancia.

Para él fue tan satisfactorio matar a cada uno de esos desgraciados.

Huyó de los hechos.

Creció como un asesino.

En ese entonces no se arrepentía de nada.

Vivió como el mejor. Con lo mejor.

Las mujeres quedaban fascinadas por su elegancia y atributos.

Los hombres también, aunque en aquellas épocas era casi considerado un pecado ese tipo de gustos.

A Reborn no le importaba.

No sentía más que indiferencia con su vida.

Nunca se consideró mujeriego.

Simplemente las mujeres querían acostarse con él. Y a él le gustaba sentirse bien.

No se preocupaba por el dinero o la gente que odiaba.

El ser el asesino número 1 era bien recompensado, también lograba deshacerse de gente molesta y gratis.

Las cosas cambiaron un poco cuando conoció aquel grupo.

Lo llamó el dinero. Obviamente.

No se volvieron amigos. O al menos, ni con todo el tiempo que ha pasado los va a llamar así.

Sin embargo, a veces era entretenido.

El ver personas tranquilas como Verde y Fon “discutiendo”.

En lo flamante que puede pasar de un segundo a otro Lal Mirch.

En robarle dinero a Vipper sin que (a veces) se diera cuenta.

En golpear a Skull (esa era su favorita).

O hablar con Luce.

No lo aceptó en ese entonces.

Lo mucho que le gustaba oír la voz de la mujer. Lo mucho que le relajaba.

Tampoco aceptaba, ni antes ni ahora, que prefería estar en aquellas misiones con aquellos desconocidos peligrosos que en su inmenso y solitario apartamento.

Pero ahí llegamos a la historia que todos conocen.

La maldición.

Y Luce…

Luce…

…Ojalá se hubiera dado cuenta de lo que ella le hacía sentir.

Pasó lo que todo el mundo conoce; siguió con su trabajo como asesino, no obstante gracias a su nueva apariencia fue difícil; se volvió tutor de Dino, se unió a Vongola…

Aunque… por muy “cursi” que podría sonar, todo el tiempo que pasó después de aquella maldición solo ayudó a reconstruir aquella fría e impenetrable barrera que Luce había roto.

Solo que más fuerte. Más sólida. Más tenaz.

Incluso con los fuertes lazos que el Caballone y el Arcobaleno crearon, el rubio no logró ni rayar aquella muralla hermética.

20 años fue el tiempo en que él quedó atrapado en ese cuerpo de niño.

Tal vez fueron más; le era indiferente el saberlo.

Odiaba contar los días en los que tenía que existir con esta forma inferior.

Hasta que su gran amigo, Timoteo di Vongola le encargó la misión de entrenar a su (inútil) nieto.

Dijo que le iba a sentar bien. Que su intuición se lo decía.

Reborn confiaba plenamente en la intuición del Noveno.

Incluso aunque no fuera un miembro completo y oficial de Vongola.

Al menos hasta que llegó a esa casa.

Mejor dicho, hasta que se “familiarizó” con Tsunayoshi Sawada.

Futuro líder de Vongola.

Y su más grande orgullo.

Por muy inútil, torpe, descerebrado, distraído, infantil, cobarde, fastidioso, bobo, ilógico, menso, quejica, insolente y gallina que fuera.

El sintió, incluso sin una súper intuición como la de su fiel amigo y jefe, que ese mocoso impertinente iba a lograr grandes cosas.

Por mucha pena ajena que diese.

 

 

Volvieron a pasar los segundos de los minutos de los días, de las semanas, de los meses de los años…

Cada día al lado de ese castaño chillón y sus incontrolables amigos era una aventura.

Cada vez que veía a su alumno gritar del susto le daba risa.

Cada vez que veía a su pupilo desesperado le daban ganas de molestarlo más.

Cada vez que veía al adolescente descansando le daban ganas de alterarlo.

Cada vez que lo veía ayudando a sus amigos le daba una sensación de orden.

Cada vez que le veía sonreír le daba un sentimiento de paz.

Cada vez que veía sus ojos chocolates tener un nuevo brillo de emoción se sentía…

…No sabía.

Pero sabía que el chico era diferente.

Porque le hizo sentir.

Le hizo sentir más de lo que había hecho en los últimos 20 años…

O toda su vida…

Y él… le gustaba estar ahí.

Con los guardianes de su estudiante, con sus amigos; su famiglia… especialmente con él.

Con el futuro Décimo Vongola.

 

 

10 años después…

Hace ya casi una década que la maldición había sido rota.

Hacía menos de unos años, Tsunayoshi al fin tomó oficialmente el lugar de Décimo Vongola.

Y fue en un tiempo incierto cuando Reborn pudo darle nombre a la emoción que provocaba su alumno en él.

Una emoción que se prohibió sentir.

Y ahora, mírenlo.

Qué vergüenza” pensaba para sí mismo, cuando, sin darse cuenta, se quedaba viendo demás a su jefe.

Tantos años entrenando su autocontrol, su ingenio y su concentración ara terminar perdiéndose de nueva cuenta en las sonrisas del Cielo Vongola, cuando le miraba de reojo.

Suspiró.

Sacudió de manera suave su cabeza y recargó su frente en la ventana, con cuidado de que su sombrero de fieltro y León no se cayeran.

Afuera, por los grandes jardines de la mansión, estaban jugando y bailando entre flores unos niños (los hijos de algunas sirvientas), un león de dos metros y el Capo Vongola.

El castaño adoraba a los niños, y los niños lo adoraban a él.

Todos bailaban y se zangoloteaban entre las hierbas, árboles y flores preciosas.

El ex-arcobaleno solo podía ver la brillante sonrisa de su… ex-alummno.

Volvió a suspirar.

Y también se puso a recordar.

Se puso a pensar… en lo desesperados que parecían últimamente los demás Capos aliados.

Todos en el mismo asunto…

Intentar comprometer al Décimo Vongola con sus hijas, sus hijos, e incluso algún atrevido viejo asqueroso de bajo rango también.

Reborn lo sabía.

Estaban desesperado por poder.

Y no se iba a detener hasta verle con un heredero de sangre… o un cónyuge…

Reborn suspiró.

Alzó su mano, algo que hacía muy seguido.

Sus manos…

Si bien la maldición había sido rota hace tiempo, su cuerpo crecía lentamente…

Sus manos… las manos de un niño… máximo le ponía uno de 12 años.

Lo que Tsuna necesitaba era un adulto.

Alguien con el poder y fuerza arrasadora. Alguien que pueda liderar a todo Vongola. Alguien que se esfuerzo por merecer estar al lado de Tsuna cada día. Alguien que no se deje llevar por lo que digan los demás. Alguien en quien Tsuna pueda confiar plenamente. Alguien fuerte que nunca seda a la traición y tentación. Alguien que no rebaje a Tsuna al ser su pareja, sino que sea consiente de cada uno de sus detalles; como su fuerza, su voluntad, sus debilidades, sus miedos, sus sueños, y que Tsuna también los sepa. Alguien que trate a Tsuna como el rey que es…

Estaba tomando demasiado monárquico a Vongola…

Suspiró…

Había visto, sin que Tsuna lo notase, casa una de las peticiones de compromiso que le llegaban.

Analicé a cada uno de los prospectos.

Ninguno era lo suficientemente bueno para él.

Pero, logró determinar dos personajes que, aunque estaban en su lista de “tal vez”, aún tenían sus “fallas”.

Kyoya Hibari y Hayato Gokudera.

Hibari lo tenía todo en ser mandamás. Con su experiencia en dar órdenes sería buen cabecilla, además de que es el guardián más fuerte de los Vongola. Pero dudaba que viera al Capo como algo más que su jefe/amigo herbívoro, además, no podía imaginarlos en una relación.

Esperaba que su arte “celosa” (que nunca aceptaría en voz alta que “tenía”) no hubiese nublado su juicio.

Y Gokudera. Su lealtad hacía el Décimo era algo de lo que nunca se debía dudar pues se ha demostrado genuina ante las diversas pruebas que han pasado por esos años. Adora a Tsuna con desbordante locura. Sin embargo, su irascibilidad es bastante peligrosa para dirigir Vongola. Es muy impulsivo, suele sucumbir ante las provocaciones, pese a que se ha esforzado en no hacerlo.

Reborn no sabía qué hacer.

Era mejor para todos ver al Cielo Vongola en una relación romántica…

O tal vez… solo sea lo mejor para él.

Volvió a perder su atención en el rostro sonriente del castaño.

Tsuna reía de unas boberías que hacían los niños, hasta que lago llamó su atención.

Debió ver algo en la puerta al jardín pues dejó de reír para prestarle atención a alguien. Segundo después se introdujo a la mansión con Natsu y los niños.

Reborn suspiró.

Iba a llenar de papeleo a Tsuna como castigo por llenarle de suspiros.

 

 

 

Reborn caminaba por los pasillos algo pensativo.

Mañana iba a ser el cumpleaños del Capo y sin embargo no encontraba a nadie.

Ningún rastro de globos, olor a pasteles o golosinas, confeti, brillos, música.

Nada.

Lo cual era raro.

Los años pasados, la mansión siempre parecía apurada por celebrar el cumpleaños de su joven Cielo.

¿Y a él?

A Reborn no le importaba que no pudieran celebrar su cumpleaños.

Ese día terminaba siendo aburrido.

Pero al menos siempre lograba encontrarse con gente atareada a la que molestar.

No… nadie.

Caminó por los solitarios y silenciosos pasillos de Vongola, era una situación incomprensible.

Avanzó en busca de algún ser vivo.

Vaya, ni siquiera se había encontrado con Uri, el gato de Gokudera que le encantaba dormir en donde cayera.

Avanzó, paso a paso hasta que el sonido lo alertó.

Era el sonido como de 1000 murmullos.

Se encaminó con prisa hacía donde provenían.

Quedó en frente a las grandes puertas de la sala común, donde usualmente se hacían las fiestas de todo tipo.

Caminó hacia las puertas con calma.

A cada paso que daba, los murmullos se iban apagando.

Cuando llegó frente a las puertas ya no había ruido alguno.

Colocó sus manos en las perillas, las abrió y empujó al mismo tiempo.

–Pero que…

¡SORPRESA!

Ahí, frente al niño de traje se encontraban todos a quienes conocía.

Estaba la habitación llena de globos, serpentinas y confeti.

También había una pancarta que decía “¡Feliz cumpleaños, Reborn!”

Y, bajo esta, estaba sus… conocidos.

Estaba la familia Cavallone, estaban los Shimon, estaban todos los sirvientes y mayordomos, incluso algunos guardias (que luego se encargaría que volvieran a su sitio de vigilancia), estaban las familias aliadas más cercanas, estaban los Millfiore, estaban los Varia, los Arcobaleno, incluso estaba Verde; Estaba Giannini, familias aliadas, la CEDEF (aunque Iemitsu (para su suerte) no lo veía por ningún lado). ¡Vaya! Solo faltaba que aparecieran los de Vindice.

Y como no. En primera fila estaban los Vongola.

Y, en primer lugar, con el pastel en mano y sonrisa reluciente, su Cielo.

–¡Feliz cumpleaños, Reborn! – dijo con su dulce voz.

 

 

 

 

Reborn bajó su sombrero de fieltro. Ocultando su mirada.

La fiesta había continuado.

Todos seguían conversando, bailando o comiendo.

El pelinegro d epatillas rizadas se divertía viéndolos “socializar”.

Yamamoto y Ryohei metieron a Gokudera en su competencia de beber, quedando los tres súper borrachos, terminando con Yamamoto llorando en el hombro de Lal (y ésta golpeándole), Ryohei gritó “EXTREMO” y bailó “EXTREMADAMENTE” hasta que se cayó y se quedó en el suelo con Byakuran tirándole malvaviscos a la boca y conversando con él. Gokudera había tomado a Yuni (y por consecuentemente, a Ganma) y se la había llevado por toda la fiesta porque no lograba encontrar a “Juudaime”.

No fue mejor con los demás.

Lambo había tomado la estúpida decisión de meterse en unas apuestas con Vipper. Verde y Fon andaban sacando paulatinamente a Xanxus de sus casillas, Fran uso su poder de “palabras irientes con rostro monótono e indiferente” con Colonello, Bel y Dino. Haru y Kyoko conversaban animadamente con Lussuria y Hana había convencido a I-pin de hacer bromas a la gente con Fuuta detrás intentando evitarlas. Enma huía de Mukuro al quien le había ensuciado el traje por accidente y Chrome solo estaba con Chikusa y Ken; Hibari estaba por escapar de la multitud, pero no contó con una borracha Bianchi, aferrándose a él con dientes y uñas si era necesario mientras lloraba de quien sabe que, con Basil y Lancia intentando calmar a ambos…

Reborn suspiró divertido.

Estaba lo mayor alejado posible del caos, recargado en un muro. Las fiestas Vongola siempre eran desastrosas.

–Reborn.

El mencionado volteó a ver al quien le llamaba.

El Décimo Capo Vongola lo veía con una expresión de Póker.

–¿Puedo hablar contigo, por favor?

Como contestación, solo siguió al castaño mientras lo dirigía fuera del salón.

A veces Reborn odiaba haberle enseñado a su ex-alumno a ocultar tan bien sus emociones.

Bueno, solo lo odiaba cuando lo usaba con él.

Tsunayoshi lo llevó al jardín.

Tardó un poco, pero al fin le dio la cara.

Estaba nervioso.

–Solo habla, Dame-Tsuna.

El mencionado suspiró.

Pareció relajarse y luego con total control y calma levantó la mirada al niño pelinegro.

–Reborn… ¿qué te ha parecido la fiesta?

Eso no era lo único que él quería decir, pero el asesino no mencionó nada.

–¿Haciéndome una fiesta sorpresa un día antes que el del cumpleaños del gran Décimo Capo Vongola? – sonrió – Solo a ti se te ocurriría, Dame-Tsuna.

–No me has contestado.

El viento hacía que sus cabellos y las plantas se movieran de manera poética, como una escena de película.

Reborn alzó una ceja, curioso.

–Sólo… es otra fiesta al estilo Vongola.

–¿No hay nada que la pueda hacer memorable?

–Hasta ahora, no. – mintió.

–¿Ni un poquito?

–No.

–¿Y si te digo algo que la haría inolvidable?

Reborn miró fijamente a Tsuna, intentando atravesar su cráneo con la mirada, comprender que era lo que tramaba.

–Inténtalo.

Se miraron de una manera muy intensa.

Con el deseo de gritar sin perturbar la paz del silencio.

Tsuna sonrió y se sonrojó.

Movió los ojos inquietos, nervioso.

Finalmente se inclinó.

Reborn pensó que su mente se bloqueó o le estaba haciendo una mala jugada, porque era imposible que el castaño frente a él estuviera diciendo eso…

–¡Reborn! ¡Me gustas! – gritó, tal vez intentando no hacerlo. – ¡Me gustas mucho!

El asesino, por primera vez en su larga vida, no pudo contestar nada.

El silencio prosiguió…

Tsunayoshi se enderezó… levantó el rostro y, sin embargo, el pelinegro no podía ver sus ojos.

–¿No hice algo recordable, Reborn? Te… confesé mis sentimientos…

Reborn era un asesino, un tutor sádico, alguien violento y que disfrutaba de reírse de la desgracia ajena.

 Y, sin embargo, el hombre más fuerte del mundo se le acababa de confesar…

Y lo peor, creía que lo había rechazado…

No importa cuánto tiempo pase…

Realmente…

Realmente era un Dame.

Caminó despacio en dirección al Vongola.

Este tenía la guardia baja. No tenía ninguna defensa.

Por lo que fue fácil para Reborn saltar y darle una patada en el rostro.

–¡H-hey! – gritó/chilló el castaño que había caído sobre algunas flores. –¿¡A qué ha venido eso!?

–Realmente sigues siendo un Dame. – dijo Reborn. Ahora era él el que ocultaba la mirada.

Tsuna lo miraba confundido y dolido, aún en el suelo.

–Yo te enseñé a no rendirte tan fácilmente… o eso pensé… – dijo. – Supongo que tendré que darte una nueva lección.

 –E-eso que significa. – decía, cada segundo más confundido.

El niño negó con la cabeza, pero sonrió burlón.

–Significa que tuviste suerte.

Y Reborn le ofreció su mano para levantarse.

Las mejillas del Cielo se sonrojaron.

Pero Reborn hubiera dado cualquier cosa por la sonrisa que cedió.

Porque más que molestar a su ex-alumno.

Lo que más le encantaba era verlo feliz.

La cosa mejoraba si era a su lado.

Compartiendo el mismo sentimiento.

Y es aquí donde se responden aquellas importantes preguntas...

Si... Reborn sufrió mucho... sufrió más de lo que podríamos imaginarnos.

Pero hay cosas que se deben de omitir.

Pero eso ya no importa tanto, pues si; seguirá sufriendo.

Porque la vida está llena de todo tipo de sentimientos cada minuto.

Pero ahora valdra la pena.

Porque sabe que tendra el pleno apoyo y confianza de su Cielo.

Y él el suyo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EXTRA

Tiempo después, con todos conocedores de la nueva relación del Décimo Vongola, todos estaban conformes y satisfechos, unos por la felicidad del castaño, y otros por amenazas del pelinegro.

Pasó el tiempo, y volvió a haber una fiesta en el gran salón donde hace no mucho, también se había celebrado el cumpleaños del asesino número 1.

Esta vez Tsuna le pidió que “socializara por los dos” pues se iba a desaparecer gran parte de la fiesta para terminar de restaurar otro embrollo en que sus guardianes le habían metido, principalmente el de la Niebla.

Reborn estaba hablando formalmente con algunos Capos cuando una mujer se le acercó, curiosa.

Iba vestida de un vestido que parecía leopardo, llena de joyas lujosas y maquillaje.

–¡Oh! ¡Tú debes ser Reborn!

Le habló con más familiaridad de la que al mencionado le hubiera gustado, pero tenía que seguir con su formalidad.

–Si, señorita. ¿Y usted-

–¿Es cierto que un niño tan lindo como tú sale con el Décimo Vongola? – interrumpió.

–“Niño…” – pensó indignado el niño. – Si, lo soy…

 –¡Awwww! ¡Qué lindo! ¿Y cómo fue su historia de amor? – preguntó curiosa. – ¡La mía con mi esposo fue amor a primera vista! Me lo encontré en una playa, al atardecer. El viento soplaba y hacía el ambiente más único y romántico. De repente, de la lejanía se fue acercando mi hermoso esposo, solo que más joven y guapo. ¡Y cuando nuestras miradas conectaron por primera vez, supe que era el indicado!

–Algo así fue conmigo. – sonrió divertido el pelinegro. – Por cosas del trabajo me mandaron a la vieja casa del Décimo Vongola, esperé a que apareciera en la sala, esperé un adolescente normal caminando escaleras abajo, sin embargo, me topé con un adolescente torpe, cayendo de cara al tropezar de las escaleras. Su naturalidad por la comedia me cautivó, al igual que sus mareados ojos chocolates al notarme. ¡Fue amor a primera vis-

–¡REBORN!

Escuchó una voz interrumpirle por lo lejos.

Una voz que conocía perfectamente.

Tanto que sabía que se encaminaba hacia el con las mejillas sonrojadas, cejas y labios fruncidos y pasos firmes.

Probablemente también con la hyper voluntad activada

–El amor de mi vida me busca. – se inclinó por educación, como despedida. – Si me disculpas, tengo que evitar la situación.

Y… saltó por la venta.

–¡REBORN! – gritó el castaño, asomándose por la ventana. –¡NO HUYAS! ¡REBORN!

Y salió corriendo a los jardines tras su novio.

–¡Awwwww! – dijo la señora. – ¡El amor joven es bellísimo!

Fin.

Notas finales:

HACE MUCHO TIEMPO QUE NO ESCRIBÍA UN FANFIC (MENOS EN UN DÍA) CREO QUE VOY A EXPLOTAAAAAAAAAAAAAAAAR 

AIUDAAAAAAA :'v

Jajajajaja XD Nel, ya me calmé :)

Espero que lo hayan disfrutado, creo que... lo hice... bien... no sé XD Debería ponerme a leerlo luego para ver que tal me quedó en realidad XD

Espero que la hayan pasado bien en el cumpleaños de mis bebés -3-

Espero leerlos después :D

....

(Por favor)

CIAO CIAO!!!


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