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El hada de los dientes por Dakuraita

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Notas del capitulo:

No apto para público sensible 

La luz era irritante, el miedo le mantenía paralizado, pero no podía girar la cabeza, ni mover sus manos, solo sus pies. Estaba recostado, con la mirada fija al techo, intentando huir de la lámpara situada arriba de él. Un pequeño tubito hacía cosquillas en su lengua, aspirando la saliva que se iba acumulando de más.

 

El aparato metálico en su boca le impedía hablar o articular, ya que mantenía su boca tal abierta que resultaba innatural, era doloroso pero a su vez no sentía nada en sí.

 

Cuando intentaba mover la lengua se encontraba con su sabor metálico, estaba sangrando.

 

—Lamento la tardanza —sonó una voz que venía desde atrás, seguido de una puerta cerrando y un cerrojo puesto—. ¿Te hice esperar demasiado, Akashi?

 

No hubo respuesta y esto no molestó a quien hizo la pregunta.

 

—Io… io… ima.

 

El aparato le impedía hablar, aquellos sonidos a duras penas lograron brotar de su garganta. Si no tuviese aquel impedimento para articular palabras, seguramente lo que esa persona habría querido decir sería: Midorima.

 

—No dudará mucho, Akashi —Midorima acarició la cabeza de Akashi, deslizando sus largos dedos sobre su frente y luego jugueteando con la cabellera pelirroja—. Pero va a doler un poco, aunque está bien, ¿no te parece? El dolor es una muestra de que estamos vivos, vivos y enamorados, hoy es mi día de suerte, y traje mi dije de la suerte, ¿te gusta?

 

Akashi no podía girar así que no pudo ver el objeto.

 

Eran pinzas.

 

—aba… a a… ah aba…

 

Lo que Akashi quiso decir fue “Para, por favor para”

 

—Vas a verte hermoso pese a todo, al final sanará y no los extrañarás demasiado, será como si no los hubieras tenido en primer lugar, pero tomará su tiempo, primero empezaré por las muelas, aunque… no estoy seguro qué dolerá más.

 

Los ojos de Akashi estaban inundados de pánico, Midorima se acercó y besó su mejilla.

 

—Tranquilo, todo saldrá bien, te lo dije, ¿no es así? Hoy es mi día de suerte.

 

Midorima se alejó, sus pasos fueron escasos, se escuchó una llave abriéndose y el chorro de agua cayendo en libertad; un sonido de látex y un distintivo olor. El lugar tenía olor a consultorio pese a no ser uno. La silla era como la de un dentista, pero tiesa y fría.

 

—Practique mucho para asegurarme de hacerlo perfecto —Midorima suspiró—, lo lamento por Kuroko, se veía tan preocupado porque su cachorrito no aparecía —una mueca que tenía toda pinta de satisfacción torció su faz— desgraciadamente, los primeros intentos siempre son para echarse a perder… —Midorima sacó de su bolsillo algo y lo colocó de manera que Akashi pudiese verlo; la luz le encandiló pero pronto pudo enfocar la imagen. Una nueva ráfaga de horror y asco azotó su cuerpo. Eran dientes, dientes de perro, todos perforados y con un hilo uniéndolos como un collar—. Lo hice por ti, Akashi, ¡Yo no me atrevería a hacerte algo sin previa experimentación!

 

Los ojos de Akashi ardían, quería llorar pero no podía hacerlo, estaba furioso, asustado, confundido y preocupado por su inmediata situación. Su cuerpo estaba totalmente sujeto a la silla; intentó patalear pero eso solo provocó que el aparato en su boca lo lastimara, quería gritar pero solo se escuchaba una especie de gemido muerto.

 

—No se me dan bien los animales, ciertamente, pero después del segundo martillazo no fue tan complicado trabajar —Midorima parecía hablarle a la nada, sus ojos ya no estaban enfocados en nada, estaba mirando a la pared—, pero ha valido la pena, todas esas horas de estudio respecto a los dientes, encías, terminales nerviosas y extracción… todo ha valido la pena.

 

Las ojeras en sus ojos de notaban horas de desvelo, y de derrochada cordura.

 

Midorima se colocó un cubre-bocas y pronto se posicionó de manera que pudiese trabajar sobre la boca de su víctima. Algo frío y metálico golpeó ligeramente la muela de Akashi, para pronto encajarse en la piel de la encía. Un gemido de dolor intenso emergió de la tiesa boca.

 

—Tendrá que ser sin anestesia, Akashi, al menos por ahora… tenemos que economizar, y prefiero guardarla para la parte más difícil, aunque… bueno, no es precisamente anestesia.

 

El objeto metálico siguió escarbando en la carne hasta desgarrar la encía y dejar la raíz de la muela al desnudo. Akashi no podía gritar propiamente, pese al enorme dolor, solo podía llorar en silencio; el sentimiento de ahogarse en su propia sangre era algo asqueroso, quería vomitar pero en esa posición era imposible. Por alguna razón el dolor en su boca parecía también taladrar su cerebro.

 

Midorima paró unos segundos para dejar besos melosos en la mejilla de Akashi, secó sus lágrimas con el dorso de su brazo y luego reanudó su trabajo.

 

Pronto el objeto metálico fue sustituido por unas pinzas. La pinzas se aferraron con fuerza a la muela y entonces…

 

La muela había sido arrancada.

 

Akashi estaba gritando desesperadamente con todas sus fuerzas, arañando lo que estuviese a su alcance, pataleando con tanta rudeza la silla que parecía como si pudiese tirarla. Estaba llorando desesperadamente, sus ojos abiertos parecían salirse de orbita, la náusea se hizo una con la agónica tortura y las luces se veían borrosas con los ojos anegados de lágrimas.

 

Un gemido de placer brotó de los labios de Midorima.

 

—Ah… mírala… es preciosa, tan preciosa, como una joya… habrá que limpiarla, pero es perfecta, su forma, sin carie alguna… —Midorima observaba la muela sujeta en sus pinzas con adoración, su rostro estaba enrojecido de la emoción—.  La primera de otras más.

 

[…]

 

El gas de la risa que le había administrado no significaba nada, no cuando el dolor había llegado a tal punto en el que ya no podía discernir si sentía algo o no. Estaba agotado y entumecido, sentía que se había tragado toda su sangre entre los gritos y las lágrimas. No podía gritar, se había quedado afónico desde hace mucho. Pensó que tal vez si tenía suerte moriría desangrado, pero entonces Midorima comenzó a inyectarle algo para inhibir el proceso de sangrado y detener las múltiples hemorragias provocadas por las encías desgarradas.

 

Midorima secó el sudor de su frente, nuevamente dejó dulces besos por todo el rostro de Akashi.

 

—Te amo… te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, ¡te amo, Akashi!

 

Quiero morir.

 

Por favor alguien máteme, quien sea, solo quiero morir.

 

—Ya falta poco, pronto terminará esto… y luego, luego te haré aún más hermoso… ¿recuerdas cuando estábamos en la secundaria? Eras tan pequeño, no tenía ojos para nadie más… pero fue hasta hace poco que entendí la naturaleza de este devoto amor… ¿No es un día maravilloso? Oha-sa nunca se equivoca, ¡este es mi día de suerte!

 

Habían pasado tantas horas que hace tiempo que había dejado de ser su día de suerte.

 

Akashi intentó gritar nuevamente cuando otro diente más fue arrancado.

 

—Te amo Akashi.

 

Midorima había perdido la cabeza, estaba enloquecido, era un monstruo horrible e irreconocible… y aun así Akashi ya no tenía las fuerzas para buscar un por qué a su locura, ¿siquiera había razón?

 

—Ah… ya no puedo aguantar, supongo que un descanso nos vendrá bien a ambos —Midorima se levantó y se quitó sus guantes—. Un poco no hará daño, espera aquí Akashi.

 

No es como si tuviese opción.

 

Midorima empezó a removerse la ropa hasta estar desnudo, su pene estaba totalmente erecto. Akashi no podía verlo, de haberlo visto, probablemente no hubiese podido creerlo.

 

—Me apena decirlo pero hubo un punto donde no pude aguantarlo y terminé solo —había eyaculado mientras arrancaba uno de los molares de Akashi.

 

Esto es una pesadilla…

 

No, más bien, es un castigo.

 

Estoy siendo castigado… pero, ¿por qué?

 

Las manos de Midorima fueron directo a los pantalones de Akashi, los cuales removió bruscamente. Obviamente, el miembro de Akashi estaba flácido.

 

Shintaro se posicionó entre las piernas de Akashi y tomó el miembro del pelirrojo en su boca, lo acarició cuanto quiso y luego colocó sus labios sobre los testículos, los cuales lamió y besó. Pasó prontamente a tomar el flácido miembro en su boca, que chupó y lamió a placer, mientras procedía a masturbarse. El miembro de Akashi no reaccionaba en absoluto, y este, sin fuerza o voz, no podía opinar respecto a lo que pasaba entre sus piernas. Estaba tan adormecido que las sensaciones se habían ido. Tal vez la anestesia por fin hacía afecto. Aun así Midorima gemía, estaba en total deleite, e incluso eyaculó nuevamente.

 

—Necesito más —dijo una vez que salió de su turbación.

 

Midorima se puso de pie y abrió un cajoncito que estaba en el mueble donde yacían sus herramientas y los dientes extraídos de Akashi. Sacó una jeringa y pronto un agudo piquete fue suministrado al miembro del pelirrojo.

 

—Planeaba dejarlo para después pero está bien si las cosas se adelantan.

 

Las sensaciones de pronto empezaron a volver al cuerpo de Akashi, aunque su rostro seguía sin cambio alguno respecto a estar inmovilizado y entumido; de la cintura para abajo las sensaciones fueron claras, esta vez pudo sentir como Midorima estaba masturbándolo. La cosa que le había inyectado provocó una erección en el glande, y aun así sin importar cuanto lo estuviera tocando Akashi no sentía placer.

 

Midorima empezó a jugar consigo mismo, penetrando su entrada con tres dedos, gimiendo lascivamente, gozando de la vista, una vista donde el amor de su vida estaba atado con la boca totalmente abierta con un aparato de ortodoncia, con muy poco dientes restantes y todo lleno de sangre. Es hermoso, todo él es hermoso, pensó Midorima.

 

Shintaro no soportó mucho tiempo antes de subirse en Akashi, lo montó y entonces, sosteniendo el pene de Akashi en sus manos, se sentó en él, gimiendo junto con el sentimiento de sus paredes siendo abiertas; sintió como si estuviese desgarrando, pero el dolor lejos de hacerlo parar lo incitó a terminar de engullirlo. Sus jadeos emocionados inundaban el lugar.

 

Akashi sentía el pulso acelerado, era doloroso respirar, sea lo que fuese que le habían inyectado había acelerado todo su sistema.

 

—¡Akashi! ¡Akashi, Akashi, Akashi! ¡Ah! ¡Hm! ¡Sí, así, ah, sí! —cada vez que Midorima se movía, Akashi sentía pequeños jalones en el aparato dental, dolía mucho, pero comparado al dolor incesante que experimentó sin interrupción, en perspectiva esto era soportable. No había placer mutuo en el acto, Akashi no sentía nada que fuese placentero, sin importar la condición de su miembro, su cuerpo estaba lleno de asco y repudio.

 

Ojalá pudiese morir pronto.

 

Midorima eyaculó y gritó cuanto quiso, estaba desquiciado en todo sentido.

 

Se estiró y tomó las pinzas, sus caderas se movían frenéticamente y, sin pensarlo dos veces, sujetó otro diente con las pinzas.

 

—Voy a correrme —sus manos temblaban un poco a causa del placer que parecía electrocutar todos sus nervios—. ¡A-Akashi! —Midorima haló con fuerza, y justo cuando volvió a eyacular, la presión con la que apretó las pinzas hizo que el diente se agrietara pero al final fue arrancado con la misma brutalidad que los demás.

 

Midorima observó el diente y lo acercó a sus labios besándolo.

 

—Ahora es todo mío, todos son míos… eres mío… Akashi…

 

[…]

 

 

 

ENCONTRARON AL HEREDERO DE LAS COMPAÑÍAS AKASHI, ASESINADO.

 

Esta mañana, Akashi Seijuuro, el joven cuyo secuestro llevaba siendo investigado desde hace un año, fue hallado muerto. El cuerpo del joven había sido mutilado; murió por asfixia, reveló después los estudios forenses. El asesino, se presume, arrancó los dientes de la víctima y después cortó su lengua. El cadáver también carecía de ojos, que fueron sustraídos violentamente sin procedimientos quirúrgicos, fueron arrancados. Aún se llevan a cabo investigaciones al respecto.

 

 

 

HALLADO MUERTO, EL ASESINO DEL CASO AKASHI

 

El asesino del caso Akashi fue por fin encontrado e identificado. Shintaro Midorima, el perpetrador de los horribles e inhumanos actos contra el difunto Akashi Seijuuro, fue hallado por la policía en un motel a las afueras de la ciudad. Murió asfixiado. Aparentemente el asesino pretendía auto-incinerarse; los bomberos acudieron prontamente gracias a la llamada de los dueños del motel. No obstante, para cuando llegaron el asesino ya había muerto.

 

En la mano del asesino se encontraba un diario, en sus últimas páginas se encontró una carta suicida; tras un mes del asesinato decidió que pondría fin a su vida. En el resto de las paginas se encuentra una narración que describe detalladamente todos los crímenes cometidos en su vida, e incluye desde las atrocidades a las que sometió a su víctima reconocida, Akashi Seijuuro, hasta otros asesinatos que habían sido catalogados como “desaparecimientos” dado a que las investigaciones nunca dieron frutos.

 

¿End?

Notas finales:

Lo escribí porque sí.

Espero que no vayan a contarle a Fujimaki lo que le ando haciendo a Akashi. 

Ah pero como se lo hizo Midorima tal vez no haya problema. 

 

Esto es por el caso del doujinshi de Victor abusado; no hay que olvidar que podemos crear cosas monstruosas pero al fin de cuentas son para ofrecer algo nuevo y diferente, ¿o acaso vamos a criticar a los que escriben sobre violaciones o sobre gore solo porque se atrevieron a hacerle algo malo a nuestro personaje favorito? No seamos doblemoralistas, y tratemos las cosas con inteligencia. Aquí aplica perfectamente el: No lo aguantas, no lo leas. 

 

¡Nos leemos pronto y gracias a quienes aguantaron leerlo hasta el final! Aunque la verdad no es gran cosa, siento que quedó muy suave. 


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