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Gracias por estar conmigo esta noche por sawako1827

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Notas del fanfic:

Ninguno de los personajes aqui mencionados me pertencen.

Toda la autoría corresponde a Haruichi Furudate.

Notas del capitulo:

Y aunque haya salido por sorteo, me alegra tanto que sea para vos 💖💖💖+


Dedicado a la partner más hermosa del mundo mundial. Linda y perfecta, te quiero como no te das una idea 💖

La luz amarilla de la pequeña habitación ya lo estaba molestando. Se sacó los anteojos y refregó sus ojos un poco. Ya llevaba más de 5 horas de estudio y todavía no terminaba la mitad del contenido para el cuatrimestre.

Suspiró frustrado.

 

—Supongo que tendré que llevarla al final. —La idea de perder la promoción no le hacía ni una pizca de gracia. Pero no había nada que hacer. Admitía que la asignatura resultó ser más difícil de lo que esperaba.

 

Decidió tomar un pequeño descanso. Miró su taza de café sin tomar, completamente fría. Suspiró de nuevo acompañándolo con un ceño fruncido. Estaba tan concentrado analizando cada párrafo de la bibliografía, que siquiera recordó algo tan sencillo como tomar su café.

 

Se levantó pesadamente y llevó la taza para lavar, prendiendo la cafetera de camino. Sintió su teléfono vibrar en su bolsillo. Marcando en su rostro una mueca de profundo hastío al ver el nombre de la persona que hacía entrar la llamada. Por lo que se lo pensó no solo una, ni dos, ni tres; lo medito por lo menos 10 veces antes de contestar. Incluso se tardó tanto que la llamada se terminó cortando.

 

Miro su celular un tanto incrédulo y a los segundos comenzó a sonar de nuevo. Esta vez sí contestó. Podría, incluso si se trata de él, ser importante.

Tercer suspiro del dia antes de contestar.

 

—¿Hola?

 

—Tsuuuukkiiiiiiii —Tan pronto escuchó el grito agudo pero varonil proveniente del otro lado, se vio obligado a alejar el celular de la oreja. Su ceño se frunció aún más. No le apetecia quedar sordo ese dia.

 

—¿Qué quieres? —Preguntó con desgano, ya con el sentimiento de arrepentimiento a flor de piel.

 

—¡Tsukki! Necesito que vengas a mi departamento. ¡Lo más rápido que puedas! —Exclamó el mayor con un tono de extrema urgencia.

 

—¿Qué? Espera ¿Por qué debería?

 

—Te digo cuando vengas. Anda, rápido, mueve tus piernecitas.

 

Tsukishima soltó un bufido ante lo dicho por el mayor. Estaba siendo demasiado pesado y dependiente y lo conocía, lo suficiente, para saber que su petición no se detendría hasta que aceptase.

Cuarto suspiro del dia.

 

—...De acuerdo, Bokuto-san. —Cortó la llamada inmediatamente para que el mayor no salte con sus estupideces de siempre y se fue a cambiar. Ya que, aunque quisiera, no podía ir con la vestimenta hiper cómoda de entrecasa.

 

Guardó sus cuadernos y lavó las tazas que había usado durante el día y salió finalmente.

El día estaba entrando a su fase nocturna por lo que el tono anaranjado del cielo lo acompañó casi todo el camino. Agradeciendo, también, de que el mayor viviera relativamente cerca; podía ir caminando sin contratiempos.

 

En cuanto llegó al complejo de departamentos, subió al tercer piso y finalmente se detuvo frente a la puerta del hogar buscado.

Apenas con el golpe suave de un solo toque; el mayor ya estaba abriendo la puerta de par en par dirigiéndose a su persona con suma emoción.

 

—¡¡Hey Hey Hey!! ¡¡Tsukkiiiiii!! —Vociferó el mayor, haciendo comparecer al rubio por los pobres vecinos que debían vivir en los departamentos contiguos y debían aguantar esos aullidos todos los días. —¡Que bueno que llegaste! ¡Entra! ¡Entra!

El rubio solo murmuro un “con permiso” en cuanto sintió como el mayor prácticamente lo empujaba al interior de la casa.

 

—¿Y bien? ¿De que se trata todo esto? ¿A qué me hiciste venir y perder mi tiempo de estudio? —Preguntó al fin lo que tanto se había aguantado, con un ceño fruncido bastante pronunciado en su rostro.

 

—Jeje. Veras Tsukki necesito de tu compañía esta noche. —Dijo mientras juntaba sus manos en forma de rezo y escondía su rostro agachando la cabeza— ¡¡Por favor!! ¡¡Las brujas pueden venir a buscarme en lo que me encuentren solo!!

 

Eso descolocó al rubio completamente. Congelándose ahí mismo, sin saber cómo reaccionar.

 

—¿Brujas? —Dijo al fin.

 

—¡¡Brujas Tsukki!! Por dios. Hoy es Halloween, ¿sabes? ¿Puedes imaginarte lo que pueden hacerte esas malvadas si te encuentras solito? —Decía con una expresión de asombro y miedo— Sabía que podía contar contigo. Aunque en verdad no estaba seguro si tenías planes o no. Pero me alegra que ahora estemos los dos ya que nos podemos proteger mutuamente. ¿No es genial?

 

El mayor hablaba tanto y tan rápido que Tsukishima tuvo que concentrarse para tragarse la absurda información proporcionada por el mayor.

Pero, en serio… ¿brujas?

 

Iba a preguntarle si hablaba en serio, pero era Bokuto. ¡Claro que hablaba en serio!

 

Con una mirada cansina lo miró para por fin para hablar.

—Bokuto-san. Me sacaste de casa, de mi día de estudio, solo para venir a acompañarte todo una noche… ¿solo porque le temes a las brujas? —En este momento solo podía pensar en la justicia divina que le hizo abrir los ojos a Akaashi para que terminara su relación con el búho musculoso y por fin tuviera una vida de paz y normalidad. —En todo caso. ¿No podía venir Kuroo-san a ayudarte? Quiero decir… estoy seguro que él tendría mejores facultades para… ¿protegerte…?

 

—¡¡No me hables de Kuroo!! —Dijo cerrando fuertemente los ojos mientras se los tapaba con un antebrazo. —¡¡En cuanto lo llamé me rechazó completamente!!

 

Tsukishima levantó las cejas en una expresión de sorpresa. ¿La justicia divina era tan fuerte como para que afectara a Kuroo también?

 

—Es que… dijo que ya tenia planes con Alisa…—Finalizó el mayor en un susurro y con profunda tristeza. —¡¡¡Además!!! —Exclamó de repente— En serio Tsukki, desde que Kuroo tiene novia me ha dejado completamente de lado. ¿Cómo puede dejar a su bro completamente solo en una noche tan peligrosa como esta?


—No lo se Bokuto-san, supongo que ya había armado planes con ella y tu como siempre le avisaste a último momento.


—Noo.. bueno, si. Pero no lo entiendo. ¡¿Qué tiene ella de especial que no tenga yo?!


—Nose. Una vagina ¿quizás? —Afirmó levantando los hombros, restándole importancia a la situación.


—¡¡Tsukkiiiii!! —Exclamó entre aterrado y vergonzoso.

 

“¿Es que este hombre nunca tuvo relaciones?” Pensó Tsukishima con una clara expresión de hastío.

 

—No exageres Bokuto-san. Kuroo simplemente ya tenía planes organizados. Estoy seguro que si le hubieras avisado con antelación te habría dicho que si…

 

—¡Pero yo soy su bro! Tiene que anteponerme ante cualquier situación.

 

—No seas tonto. Tu no despiertas en su cama por las mañanas. —Dijo y se arrepintió en cuanto vio la expresión del mayor, el cual se lo quedó mirando como si estuviera analizando profundamente la situación. —¡No vas a colarte por la ventana de su habitación para despertar en su cama, Bokuto-san!

 

—¿¡Ehhh!? ¿Porque no? Me parece una idea genial.

 

—No puedes porque…—Tsukishima frunció el ceño cerrando los ojos, exhalando todo el aire que tenía en los pulmones. Kuroo en verdad tendría que agradecerle luego con algún libro de edición limitada. —Porque, ahora estas conmigo… no hace falta que vayas a verlo. —Terminó de decir en un tono de voz bajo, pero lo suficiente para que el mayor escuchara.

 

—Awwww Tsukeeeeeee. —Dijo abalanzándose sobre él para abrazarlo fuertemente. —Yo sabía que me querías. —Juntó su mejilla con la del contrario y comenzó a frotarla infantilmente.

 

—¡Aléjese! ¡Bokuto-san! —Trató de empujar su cara con las manos junto con una expresión completamente irritada por invadir su espacio personal. Bokuto lo hizo de mala gana frunciendo un puchero con sus labios. —Y por favor deje de llamarme así.

 

—No seas asi Tsuke —Dijo con una sonrisa pasando un brazo por los hombros del contrario. —Además tú también debes dejar las formalidades de lado.

 

—Lo haré solo si deja de llamarme de ese modo. —Refutó quitándose el grueso brazo del mayor y se acomodaba los lentes. Bokuto hizo otro puchero pero asintió. —De acuerdo, Bokuto… —Instantáneamente éste sonrió de oreja a oreja.

 

—Okaay Lentes-kun. —Pronunció cantarinamente.

 

Tsukishima volvió a bufar por el apodo aún mas ridiculo que le impuso el mayor.

 

—Ninguna de las dos. Y si no acepta… —Lo meditó un poco y luego esbozó una socarrona sonrisa.— Supongo que le gustará las visitas de esas… brujas. Por la noche, entrando aterradoramente por la ventana de su habitación… —Tsukishima ensanchó una sonrisa en cuanto vió la expresión del mayor ir cambiando de a poco inmovilizandose completamente y con la cara blanca.. —Y luego esas brujas te ven y empiezan a lanzar sus hechizos demoniacos contra ti, convirtiendote en un-

 

—¡¡Tsukkiiiii!! —Dijo arrodillándose y luego arrastrándose hasta los pies del rubio abrazando sus piernas— ¡¡Detente!! ¡¡Noo me dejeees!! ¡¡Esta bien, esta bien!!. Te diré Tsukishima ¡¡pero no te vayaas!! —El mayor vociferó mientras lloraba y apretaba su agarre.

 

—B-Bokuto largo. —Kei trataba de mover las piernas para quitar de encima de sus piernas el fuerte agarre del mayor. Pero debido a que el movimiento de sus piernas era muy limitado, perdió el equilibrio de repente y su cuerpo comenzó a caer. Y aunque iba a hacerlo de espaldas, tiró su cuerpo para adelante justo a tiempo para caer sobre Bokuto.

 

Ya en el suelo, Bokuto se llevó una mano a la cabeza debido al dolor producido por el golpe. Y luego abrió los ojos lentamente para encontrarse con las orbes ámbar del rubio muy cerca suyo, ya que al final, Tsukishima había utilizado el cuerpo del mayor para amortiguarse.

 

La cercanía del rostro del rubio hizo que el corazón del peligris diera un pequeño respingo. Y al mismo tiempo se daba cuenta de algo. ¿Tsukishima siempre fue tan lindo?

 

—Tsu-Tsukki ¿Estás bien? —Preguntó levantándose lentamente, al final no quería que le pasara algo al menor y no se perdonaría a sí mismo si se hubiera golpeado con la caída.

 

—Lo estoy. A fin de cuentas te utilicé como mi amortiguador… —Desvió la mirada levemente, aquella repentina cercanía le había hecho nacer una sensación rara en su interior.

Que molesto.

.

.

.

 

Ambos se incorporaron del suelo, pero un extraño e incómodo silencio los invadía. Esto producía que Bokuto se pusiera aun más nervioso por lo que decidió romperlo.

 

—¿Te parece si pedimos pízza? —Por alguna razón desde que se dió cuenta de los latidos rápidos de su corazón por la cercanía y compañía del rubio, el nerviosismo lo abrazó por completo haciendo que ni siquiera se le ocurriera alguna estupidez que decir. Esas que con solo instinto le salían.

 

Tsukishima simplemente asintió con la cabeza, después de todo se sentía raro también. Le molestaba de sobremanera no saber qué era ese extraño sentimiento que iba creciendo conforme pasaban los segundos.

 

Vio como el mayor se levantaba de su lugar y se dirigía al teléfono para llamar al delivery.

Fijó su vista en el aspecto físico de éste. Fuertes y trabajados músculos; brazos que prometen protección y una espalda que fácilmente puede llamarse hogar.

 

Cuando Akaashi le contó la noticia que había empezado a salir con Bokuto, no pudo evitar pensar que había perdido la cabeza. O que quizá se había golpeado con algo muy fuerte, como si un piano se le hubiera caído encima.

Pero ahora sentía que el panorama cambiaba drásticamente, pensando en que podría comprender al pelinegro o simplemente había enloquecido con también.

 

Bokuto volvió de repente con una sonrisa en su rostro y no pudo evitar pensar que al fin y al cabo, la sincera felicidad con que la esbozaba la hacía lucir hermosa. Y esas eran las clases de cosas que él jamás podría hacer, pero que en Bokuto se veían naturales y a la perfección.

 

—La pizza ya está en camino ¿No es genial? Ya estaba muriendo de hambre. —El mayor se sentó a su lado, muy cerca. Una acción completamente diferente a la escena anterior, donde ni siquiera podía dirigirle la mirada. —Espero que te gusten las salchichas.

 

Tsukishima lo vio con una expresión indescifrable.

—¿Que quieres decir con eso?

 

—¡¡Oh!! lo siento!! N-no quise decirlo de esa forma. E-es por la pizza. LA PIZZA Tsukki. Digo Tsukishima. —Bokuto comenzó a mover las manos nervioso junto con una expresión graciosa.

 

—Lo sé, ya entendí. —Tsukishima quería reírse por la reacción del otro, así que se cubrió la boca con una mano para tapar la sonrisa burlona.

 

—Tsukki malo…

 

—Es Tsukishima.

 

—¡¡Tsukishima!! ¡lo siento! ¡lo siento! —Se agarró la cabeza con ambas manos ¿Tan difícil era decirle por su apellido normalmente?

 

De pronto el timbre los sorprendió a ambos sacándolos de esa burbuja de bromas que habían creado de repente. Bokuto se levantó nuevamente y fue a contestar. Minutos después regresó con una sonrisa aun mas grande ya que por fin tenía su amada comida en sus manos. Dejó las cajas sobre la mesa y fue a la cocina para buscar los vasos y servilletas.

 

Tsukishima suspiró y se levantó para ayudarlo. Después de todo, no quería ser descortés.

—¿Cuanto es Bokuto? Déjame pagar la mitad.

 

—Nonononono Tsukki, Tsukishima —Corrigió rápidamente— Es mi agradecimiento por tu compañía.

 

El rubio solo largó un profundo suspiro y asintió terminando de ordenar la mesa. Al fin y al cabo no iba a caer en el tonto juego de “si, no” con el mayor. Qué es lo que seguramente iba a causar si llegaba a insistir.

 

Como la burbuja de bromas se había roto con el ruidoso timbre, Tsukishima se imaginó que la comida iba a ser silenciosa y tediosa. Pero no, tenía frente suyo a Bokuto, por supuesto que no iba a ser silenciosa. En verdad el chico búho era una persona que lo sorprendía a cada rato; y no estaba seguro de si eso era bueno o malo, pero no le molestaba completamente.

Aunque claro, conocía solo las “bases” de lo que era su extensa y dificultosa personalidad. Luego estaban las infinitas variaciones y modificaciones.

 

Y ahora se veía a él mismo enredado en su propia broma sobre la materia de “Bokutología”. De ahora en adelante, lo pensaría dos veces antes de hacerle una broma a Akaashi. ¿Cómo demonios podía domar semejante montaña rusa de emociones como si nada?

 

Una segunda pregunta cruzó su mente.

¿Él mismo podría hacerlo?

Sin quererlo ya estaba analizando al mayor, buscando patrones emocionales o algo… descubrir algo que nadie haya visto antes.

 

Se negó mentalmente. Estaba siendo demasiado inmiscuido en eso. No es como si Bokuto de repente se haya convertido en su sujeto de investigación favorito… para nada...

 

—TSU-KKIIII —Gritó el mayor frunciendo un puchero con los labios. Claro, había olvidado asentir con la cabeza cada tanto.

 

—No grites Bokuto-san. —Dijo mientras se sobaba la sien tratando de calmar el dolor por escuchar el estridente sonido de hacía instantes.— ¿Qué? ¿Qué sucede?

 

—No me estabas escuchando. —Dijo ahora en un murmullo apenas audible mientras cruzaba sus brazos. Tsukishima exhaló, sentía como si estuviera cuidando de un niño pequeño.

 

—¿Y bien? —Preguntó con un tono de voz ya irritado.—¿Qué ibas a decir entonces?

 

—Oh es verdad —Levantó el rostro animado como si no hubiera estado completamente deprimido segundos atrás. — ¿Cuál crees que es el ingrediente más mortífero de las pociones de las brujas? El pelo de la rana calva… o ¿los ojos de salamandra? —Preguntó llevándose una mano al mentón para pensar la respuesta él también.  

 

Tsukishima golpeó su frente con una palma “Tendría que haberlo imaginado” pensó como muchas otras veces en ese día.

—No lo se, Bokuto-san. Supongo que eso solo lo saben ellas. Como… —Sonrió socarronamente de nuevo— Como si ellas supieran cual es el ingrediente mortal para cada persona. ¡Oh! —Exclamó de repente— Ahora que lo pienso ¿No había un cementerio por acá cerca? si sabes que algunas historias dicen que salen de ahi… ¿verdad?

 

—Tsu… Tsukki….. —Bokuto se había quedado estático de repente y luego comenzó a temblar mirando por la ventana en reiteradas ocasiones. —¡¡L-los cementerios son tierra santa!!! —Exclamó tratando de darse ánimo a él mismo.

 

—Claro, claro. A lo mucho revivirán a los muertos ¿No crees?

 

Bokuto cerró los ojos fuertemente y con lágrimas en los ojos extendió sus brazos para abrazar el delgado cuerpo del rubio con fuerza.

El rostro de Tsukishima quedó apretado en los pectorales del mayor por lo que ni siquiera podía hacerse oír. Con sus brazos trató de apartarlo pero era imposible.

—¡¡Tsukkiiiii no me dejeees!! ¡¡Los zombies son mucho más aterradores!!!

 

El otro ni siquiera le contestaba, porque no podía. Y de repente respirar se volvió una prioridad así que golpeó los hombros del mayor para que lo soltara un poco.

Bokuto apenas se dio cuenta que no le dejaba respirar en cuanto lo vió, así que aflojó un poco su agarre.

 

—L-lo siento Tsukki…

 

—Tch ¿quieres calmarte un poco? Bokuto-san esas cosas no van a pasar. Y en todo caso, abrazarme no seria la solución, asi que sueltame. —Llevó sus manos al pecho del mayor para forcejear y empujarlo, aunque no lograba demasiado ya que el cuerpo del otro era por lejos más pesado y fuerte.

 

—No entiendes Tsukki… si muero no quiero hacerlo solo. —Dijo para abrazarlo fuertemente de nuevo.

 

—No me arrastres a tu muerte de fantasía, idiota. —Siguió empujándolo hasta que sus brazos se cansaron y se rindió “Que perdida de energía tan innecesaria” pensó.—Nadie vendrá Bokuto-san ¿puedes soltarme? —Preguntó algo rendido.

 

—P-pero Tsukki… —Siguió encaprichandose aun negándose a soltarlo. Por un lado porque seguía teniendo miedo y por el otro porque abrazar al rubio se sentía extrañamente bien. Y quería seguir teniéndolo en sus brazos aunque sea un poco más.

 

Sin embargo un extraña aura negra y amenazante comenzó a rodear al rubio así que lo soltó rápidamente pensando que había sido poseído o algo así.

 

Una vez libre por fin, Tsukishima exhaló y trató de relajarse lo mejor que pudo pero aun así, seguía fulminando con la mirada al mayor.

Se preguntó nuevamente como haría para sobrevivir toda la noche a su lado.



******

Era ya cerca de las 12 de la noche cuando Bokuto empieza a exclamar lo sumamente aburrido que estaba, Tsukishima solo soltó un bufido de molestia.

 

—¿Porque no llamaste a otra persona si sabias que conmigo te ibas a aburrir?—Dijo Kei con sorna, aquello lo había molestado de más.

 

—Nooo Tsukkiii no es por ti… es solo… que es Halloween sabes y estaba pensando que quiza podriamos hacer algo… relacionado con la fecha. —Dijo en un murmullo desviando la mirada. El rubio enarcó una ceja.

 

—Ajá ¿Y qué tipo de actividad se te ocurre hacer? Aunque creo que sobra decirte que solo me quedaré mirando como haces el ridículo.

 

—Tsukkeeee por favooor, no será divertido si no juegas conmigoo.

 

—Sigo apoyando la idea de que hubieras llamado a otra persona...

 

—¡¡No Tsukii!! ¡Yo no quiero a nadie más! ¡quiero que estés tu aquí! —Bokuto comenzó a hacer un berrinche y se aferró de nuevo a Tsukishima.

 

Luego cayó en cuenta de que lo que había dicho era algo demasiado sincero y vergonzoso, por lo que lo soltó sin decir nada y le dió la espalda para que el menor no notara su sonrojo.

Tsukishima en cuanto escuchó esas palabras tampoco supo cómo reaccionar, demasiada euforia sincera era algo raro; o por lo menos, él no estaba acostumbrado a ello.

 

Acomodó sus lentes en cuanto el mayor lo soltó y juntó sus manos entrelazando sus dedos. De alguna forma Bokuto lo hacía poner nervioso y hasta algo ansioso, así que frunció el ceño levemente y desvió la mirada. Aun así notó que el mayor le daba la espalda haciéndolo preguntar si se había avergonzado.

Tosió disimuladamente.

 

—Uhm Bokuto-san… yo tengo un juego que puede ser interesante. —El semblante sombrío de Bokuto desapareció de repente y con extrema emoción se dió vuelta para mirarlo con una brillante mirada.

 

—¿¿¡¡De verdad!!?? ¡dime! ¡dime! de que se trata. Hagámoslo Tsukkii. —Comenzó a decir emocionado.

 

Tsukishima le pidió un papel, un lápiz y una copa al mayor, el cual obedeció a la orden rápidamente y a los segundos ya tenía su pedido frente a él.

 

—Aquí tienes —Dijo extendiendole las cosas sobre la mesa ratonera— ¿De que se trata? ¿De que se trata? —Preguntó entusiasmado mirándolo con una brillante mirada adornada con una gran sonrisa. Tsukishima sintió como si un reflector le estuviera alumbrando a la cara, así que evitó y mirarlo y procedió a escribir en el papel.

 

Letras, números, una afirmación y una negación; distribuyendo sus trazos en el lienzo como si fuera… un tablero de Ouija.

Puso la copa en el centro y miró expectante a Bokuto.

Éste sólo vio atentamente todo lo que el rubio había preparado, asombrado por el trabajo que se había tomado.

 

—Solo pon tu dedo índice aquí. —Indicó haciendo lo que acababa de explicar, esforzándose por ocultar su sonrisa de malicia.

Bokuto no tardó en hacer caso a lo que el rubio le había indicado.

 

—¿Y ahora? —Preguntó inocente. Era obvio que no tenía idea de lo que se trataba el juego.

 

—Ahora… “¿Hay alguien aquí?” —Preguntó de repente, mirando la copa fijamente. Bokuto tragó seco, no sabia que pasaba pero intuía que no era algo de demasiado agrado. Pero al ver que no pasaba nada, el rubio repitió. —¿Hay alguien ahí?

 

—No pasa nada Tsu- —La palabrería de Bokuto fue cortada de pronto al sentir como la copa se movió ligeramente y ésta se dirigía lentamente hacia la palabra “Sí”. Al ver esto instantáneamente comenzó a temblar. —Tsu..Tsu… —Dijo en apenas un susurro audible puesto que ahora, hasta sus cuerdas vocales estaban congeladas.

Ahora sí comprendía de qué se trataba todo esto.

 

Tsukishima esbozó una sonrisa siniestra y sin poder aguantarlo comenzó a reír fuertemente.

 

—O vamos... Bokuto-san. —Intentaba decir pero era continuamente interrumpido por las risas. —De-Deberías haber visto tu cara. —Se sostuvo su estómago con ambas manos y siguió riendo con ganas.

Bokuto, en cambio, puso una mueca de total confusión.

 

—¿Q-Qué eso no fue un… fantasma? —Preguntó todavía temeroso.

 

—Sí claro, podría haber sido uno. Pero no esta vez… —Soltó un suspiro que marcó el final de su carcajada y al mismo tiempo ayudó a recuperar un poco el aliento. —Esta mesa, es de vidrio. Hacer que se moviera la copa con un solo dedo fue más fácil de lo que pensé.

 

—Tsukki…. TSUKKI ESO FUE MUY CRUEL. YO EN-EN VERDAD TUVE TANTO MIEDO. —Empezó a vociferar el mayor con unas pequeñas gotas de lágrimas en las esquinas de sus ojos. —¡¡Yo pensé que íbamos a morir y y cuando comenzaste a reir en verdad pensé que habías sido poseído!! Creí que algo malo te pasaría y me asusté mucho… —Dijo cabizbajo sin poder evitar el pensar que hubiera pasado si en verdad habrían invocado un alma o, peor, un demonio.

 

Tsukishima desvió la mirada frunciendo el entrecejo ligeramente, un pequeño rubor se instaló en sus mejillas al ver como el mayor se preocupó tanto por su bienestar. Al final exhaló cortamente.

 

—Bueno, yo ya sabía que nada raro iba a aparecer, después de todo ni siquiera prendimos velas ni apagamos la luz.

 

—¿E-Estas seguro? ¿Nada raro va a pasar después?

 

—Nah, el ritual está a medias. Además ¿qué tipo de fantasma va a querer venir por cuenta propia a soportarte?

 

—Bueno… tú viniste. Aunque no eres un fantasma.

 

El entrecejo de Tsukishima se profundizó aún más, además de su, ahora, intenso sonrojo.

—Yo vine pensando que necesitabas algo… no a soportarte. —Contestó desviando la mirada totalmente.

 

Bokuto no pudo evitar sonreír.

—Pero te quedaste.

 

—Ya- —Kei iba a seguir hablando pero la oscuridad absoluta lo envolvió de repente, sorprendiendolo completamente. Bokuto soltó un grito agudo que casi deja sordo a Tsukishima y lo abrazó de cuenta nueva. El rubio intentó zafar sus brazos y buscar su celular para prender la linterna. —Solo se cortó la luz Bokuto-san. No hay que hacer tanto escándalo.

 

—P-pero ¡¿Y si en verdad fue el fantasma?!

 

—Ya deja de ser tan denso con el fantasma. Con tantos adornos luminosos en todas las casas era esperable que haya una sobrecarga.

 

—No entiendo lo que dices… —Dijo enfurruñado, aprovechando el hecho de que todo el mundo se esperaría que no entendiera algo así.

La verdad era que si lo había entendido, por lo que tomó total provecho de la situación para abrazar a Tsukishima de nuevo, sonriendo internamente.

 

Pero esta vez le menor no se quejó, sólo se quedó ahí mirando hacía otro lado, evitando la mirada del otro. Y el único movimiento que hizo fue para apagar la linterna de su celular.



***

Largos minutos, que bien podrían haber sido horas, habían pasado. Con lapsos de intensos silencios y otros de charlas absurdas en susurros. Sin embargo, hasta habían olvidado que estaban abrazados por lo que se quedaron así todo el tiempo.

 

Estaba demás decir, que el sutil frío de octubre se hacía notar sin la radiación calórica de los aparatos tecnológicos, por lo que el calor corporal del otro era lo primordial para sentirse a gusto y no comenzar a temblar.

 

Y si bien podrían taparse con alguna frazada que tuviera el mayor guardada por allí, se dejaron ser, quedándose de esa manera. Casi como si fuera tan natural.

 

Y el tiempo siguió pasando, el sueño se hizo presente en los párpados de ambos y pronto mantenerse despierto era una tarea difícil.

 

—Tsukki… ¿Tienes sueño? ¿Quieres dormir en mi cama? —Susurró Bokuto de una forma sorprendentemente suave. Sin embargo no obtuvo respuesta y en cuanto enfocó la vista y  miró el rostro del rubio, éste ya se encontraba dormido. Kotarou sonrió con dulzura, pensando que la sola luz de la luna le sentaba demasiado bien al menor, ilustrando una imagen casi de ensueño.

 

Y no lo evitó, no pudo. Por lo que se agachó levemente y besó su frente con extrema sutileza, cuidando de que no despertara y lo regañara de pronto. O bueno, él en verdad quería imaginarse lo que sería poder besar al rubio con su total consentimiento.

 

Un fuerte sonrojo se instauró en sus mejillas, acompañada de sus rápidos latidos de corazón. Pronto comenzó a moverse nervioso porque eso mismo le provocaba la presencia del rubio ahora, nervios. Aun asi, queria que el rubio se quedara de esa forma, por siempre si es que era posible.

 

Así que se acomodó de forma que Tsukishima durmiera en su pecho y sintió que se derritiria al notar el peso ligero que era el cuerpo del menor, provocandole unas fuertes ganas de protegerlo de absolutamente todo y para siempre.

 

Y de esa forma Bokuto se durmió también.



****

Los rayos del sol que se filtraban por la pequeña ventana se impregnaron y traspasaron sus párpados, haciéndolo despertar. Gruñó levemente puesto que no había dormido lo suficiente y en verdad estaba sumamente cómodo.

 

Y luego recordó ¿Dónde había dormido toda la noche?. Levantó la vista y se chocó de repente con un primerísimo plano del rostro durmiente de Bokuto. Y pronto se dio cuenta que él mismo estaba apoyando más de la mitad de su cuerpo en el amplio torso ajeno.

 

Su rostro ahora recorría toda la gama de tonos bermejos, retandose internamente a sí mismo por haber dejado que pasara algo así. Frotó sus mejillas con su manos intentando que el sonrojo apaciguara. Pero al final, no logró ningún resultado óptimo.

Miró a su alrededor, el living ahora lucía iluminado, aunque no precisamente por la luz artificial. Así que prendió su celular mirando la hora, habiendo pasado 10 horas desde la medianoche.

 

El cuerpo robusto del mayor comenzó a removerse de su lugar y de un momento a otro, se despertó.

Clavó sus grandes y doradas orbes en el la figura del menor que lo observaba con una expresión indescifrable. Sonrió ampliamente al ver que el rubio era lo primero que veía al despertar.

 

—Buenos días Tsukki.

 

Tsukishima frunció el ceño y acomodó sus lentes, ocultando su sonrojo con una mano.

—Buenos días…

 

—¿Dormiste bien? Lo siento, quise llevarte a la cama para que estuvieras más cómodo. Pero al final me quedé dormido también.

 

—Está bien. Yo… dormí bien. —Contestó intentando sonar normal por todos los medios posibles. Bokuto sonrió aún más así que rodeó la fina cintura del rubio con uno de sus brazos, abrazándolo y atrayendolo a su cuerpo. Le seguía mirando a los ojos, sin poder despegarlos de aquella magnitud que los unía como si fueran imanes.

Tsukishima al principio forcejeó para que lo dejara ir, pero al ver el rostro de Bokuto supo que no tenía ninguna intención de dejarlo. Así que relajó su cuerpo, perdiéndose en el dorado resplandeciente que eran sus orbes. Viendo como su propio dorado se fundía con el otro, abrillantando su mirada. Convirtiendo ese contacto en un matiz único.

Bokuto de pronto rompió aquel contacto magnético escondiendo su rostro en el cuello del menor.
—Gracias por estar conmigo esta noche. —Le susurró suavemente al oído, sorprendiendo a Kei por lo cuidadoso que podía llegar a ser.

No dijo nada, simplemente asintió. Cerrando los ojos para sentir el vaivén del pectoral ajeno ante el ejercicio respiratorio. Amoldando su propia respiración inconscientemente.

Podía sentir el latir frenético del corazón de Bokuto y estaba seguro que el mayor podía sentir el suyo también.

No sabía exactamente qué decir o hacer. Así que solo se quedó allí.

 

Abrió los ojos y vislumbró como la luz matutina se intensificaba de pronto y pensó que ya era momento de volver a su hogar.

—Bokuto-san... —Llamó también en susurros porque la tranquila atmósfera que los rodeaba le apaciguaba el corazón, suavizando hasta sus mínimas acciones. —Ya debo irme.

Escuchó como el otro se quejaba y se removía y, pronto, su mirada chocó con la suya nuevamente.

—No quiero que te vayas. —Le dijo seriamente. Sorprendiendose de la falta de la presencia de algún mohín infantilezco.

—Debo seguir estudiando. —Esta vez el mayor sí frunció los labios en un puchero.

—No es justo. Quiero que te quedes.

Tsukishima suspiró cansino, ya se esperaba esa reacción por parte del peligris. Por lo que se aflojó del agarre y se levantó de su lugar con dificultad, por haber dormido en una posición extraña en la noche.


Bokuto se escandalizó e intentó detenerlo, sin lograr que el rubio siquiera se inmutara.

—¡¡Espera!! —Le llamó cuando el menor ya estaba en la puerta y se acercó a él casi corriendo por lo que iba a los tropezones. —Tsukki. —Lo miró intensamente.

—¿Qué?

—¿Puedo seguir... viendote? —Preguntó cohibido, cambiando su semblante de un momento a otro. —¿Por favor?

Tsukishima lo miró y se sintió perderse en aquella mirada otra vez. Por lo que fijó la propia en el picaporte de la puerta y asintió con la cabeza.

Antes de que saliera del lugar Bokuto rodeó su cuerpo de nuevo, solo que ahora el agarre era uno suave y cálido.

Y aunque Kotarou lo hubiera deseado no besó sus labios, solo se limitó a besar su frente.

Siendo solo fue un leve roce, casi imperceptible, pero fue suficiente para que ambos rostros se tiñeran de toda la gama de colores existentes.

 

Se separaron como si ambos hubieran tocado fuego y desviaron la mirada y pensamientos; en un intento inútil de calmarse.

 

—N-nos vemos. —Tsukishima rápidamente trató de salir de allí sin darle rienda suelta a que el mayor dijera algo.

 

Abandonó el complejo de apartamentos sin mirar atrás. Su caminata rápida acompañó a la velocidad de sus latidos. Su rostro aún estaba ardiendo así que lo cubrió levemente con una mano.


Y en todo el camino a casa fue pensando que tanto podía acelerar su estudio y cuanto tardaria el mayor para llamarlo de nuevo.


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