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Entre monstruos por Dakuraita

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Notas del fanfic:

¡Hola a todos! Me dio tiempo y decidí escribir esto para celebrar Halloween. 

¡Espero les guste!

Notas del capitulo:

Hay ligera mención de lactancia masculina y algo de mpreg. Por si no les gusta xD 

En aquella noche tan especial, se celebraba una fiesta por y para monstruos, ¡Por otro año más!, gritaban cada que se proponía un brindis. Y vaya si la fiesta estaba encendida, todos habían asistido, hasta los que se hacían llamar enemigos convivían armoniosamente entre ellos. Los demonios charlaban con las brujas y con los fantasmas; los muñecos de trapo reían con los espantapájaros, y los zombies reían con los esqueletos y los hombres cocidos.


Himuro Tatsuya, uno de los vampiros que asistió, llegó haciendo una espectacular entrada, usando ropa anticuada y una gran capa, ropa que los vampiros habían dejado de usar desde hace un siglo, pero que resultaba característica y nostálgica. Todos le recibieron amablemente, excepto los hombres lobo, aunque tampoco se portaron precisamente hostiles. Kuroko, el espíritu, fue el primero en darle la bienvenida y le indicó donde se encontraban sus amigos favoritos, entre los cuales se encontraba “su crush”, y su crush era nadie más ni nadie menos que Akashi Seijuuro, uno de los diversos tipos de demonio que habían asistido. Todos creían que Akashi era un demonio del infortunio dada su usual vestimenta y su manera de ser tan imponente, pero Himuro sabía la verdad, sabía que Akashi en realidad era un incubo, uno que se cotizaba a gusto porque jamás le había dejado tocarlo.


Para desgracia de Tatsuya, alguien más estaba al lado de Akashi: Un hombre lobo. Que para Himuro era más bien un perrito estúpido y faldero que debía irse a meter su hocico en un pozo de brea negra y ahogarse. El hombre lobo se llama Furihata Kouki, un enorme fraude para los suyos, pues era un miedicas que parecía temerle hasta el reflejo de su espejo (una exageración, obviamente); en realidad el hombre lobo era tímido, y respetaba mucho las jerarquías ya que se veía intimidado fácilmente por los seres que eran más poderosos que él. Tenía pánico escénico, y a veces se ponía muy nervioso. Al final era un hombre lobo promedio sin nada demasiado especial. Y, aunque esto Himuro no lo sabía, era la segunda persona en el lugar que sabía sobre la verdadera identidad de Akashi, no se debía a que este lo hubiera confesado, sencillamente Kouki lo pudo oler pero decidió no decir nada. Akashi no era alguien cruel con Furihata, era bastante amable, así que el lobo le perdió el miedo en poco tiempo y ahora disfrutaba de acercarse cada que podía. Himuro estaba furioso.


Pero, ¡Ah! ¡Esta noche las cosas iban a ser diferentes!


—¡Akashi! —llamó Himuro, a manera de saludo, y sujetó al incubo para besarlo, pero este leyó sus intenciones así que se separó.


—Un gusto verte, que bueno que hayas asistido —respondió Akashi, rebosante de impasible tranquilidad.


—¿Cómo podría no venir? No puedo verte seguido ya que siempre estás ocupado como demonio de la calamidad, ¿no es así?


La sonrisa de Himuro y su mirada grisácea era tan penetrante que por un momento el demonio se sintió nervioso, como leyendo la verdad tras esas palabras que parecían inofensivas. Pero, aun así, se mantuvo firme y digno, fingiendo que no se había percatado de lo que ocurría realmente.


Furihata, que escuchaba con las orejas bien paradas, no pudo evitar sentirse molesto, algo olía mal en Himuro, algo tramaba, lo presentía… y sea lo que sea no lo dejaría salirse con la suya, ¡No señor! ¡No mientras él estuviese presente! (Aunque siendo sinceros no había mucho que pudiese hacer).


—Sei siempre está ocupado, no tiene tiempo para charlas, no todos pueden pasársela colgando de cabeza —comentó Kouki, y luego se colocó al lado de Akashi, como intentando imponérsele a Himuro, quien le observó con bastante desagrado (conteniendo el asco y odio que recorrió su cuerpo), ¿quién se creía ese imbécil? ¿Acaso le llamó? Además ¿“Sei”? ¿Desde cuándo se tiene tanta confianza con Akashi?


—Vamos Furihata, dejemos la rivalidad para otro día —Akashi se lo adjudicó a la clásica rivalidad de vampiros y hombres lobo, no sospechaba de la silenciosa batalla de poder que estaba ocurriendo justo bajo su nariz—. Divirtámonos esta noche, ¿de acuerdo?


—Por supuesto —Himuro sonrió pese a todo, no iba a dejar que algo tan pequeño arruinara sus planes.


Furihata tomó la mano de Akashi.


—Oye, Sei, ¿vamos por algo de beber? Murasakibara dijo que había cosas realmente deliciosas esta noche.


—De acuerdo —concedió Akashi y siguió al hombre lobo, despidiéndose de Tatsuya con la mano—. Nos vemos en un rato.


[…]


Himuro no podía observarse en el espejo del baño, lo cual era una pena, porque él sabía lo guapo que era, bastaba con recordar como lucía antes de ser un vampiro, y claro, los retratos que hacían de él a mano tampoco mentían. Pero, aun sin verse, sabía que esa noche lucía como quería, e iba a seducir a ese necio incubo a como diera lugar, y para ello, bueno, tenía un truco bajo la manga. Reo Mibuchi, un brujo muy amigo suyo, a cambio de ciertos favores le hizo una pócima, no era algo cursi como “una poción de amor”, simplemente era como una especie de “enervador de los sentidos” «Esto vuelve loco a los demonios —explicó— quienes compran mis pociones suelen ser exorcistas, ya que con esto tienden trampas que los demonios no pueden resistir. Solo tengo que suavizar un poco el efecto para que sea algo más discreto y seductivo»; y así lo hizo, por lo que Tatsuya sabía que ahora él era quien tenía la ventaja, ¡Akashi sería suyo!


O eso pensó, cierto hombre lobo entró al baño con él. Sus orejas estaban paradas y tensas. ¿A eso llamaba él ser amenazante? Vamos, hasta los espanta pájaros daban más miedo.


—¿Qué es eso? —dijo Furihata, observando la botella que Himuro precisamente había estado a punto de abrir.


—¿Te importa?


—Algo huele raro, ¿qué es?


—Mi colonia especial —se burló Himuro.


—Eso tiene mágica, lo huelo.


—¡Oh vaya! ¡Alguien tiene una naricita prodigiosa! ¿A que si? Me parece que hoy estás metiendo mucho tu nariz donde no te incumbe —la voz de Himuro se tornó mucho más maleducada y amenazante.


Kouki echó sus orejas hacia atrás por unos segundos, Himuro era intimidante por el simple hecho de que era él, y la reputación que lo precedía no era poca cosa… Pero, Kouki recordó a Akashi y se armó de valor.


—¿Piensas usarlo en Sei, verdad?


—¿A ti que te importa lo que haga o deje de hacer, perro faldero? —escupió Himuro.


—¡No dejaré que lo hagas!


Kouki se lanzó sobre Himuro para quitarle el frasco. Himuro odiaba admitirlo pero quizá lo único bueno que tenían los hombres lobo además de sus estúpidas narices era la fuerza bruta. Si se hubiese tratado de otro hombre lobo, estaría perdido, pero Kouki no era especialmente fuerte tampoco, estaba por debajo del promedio, y Himuro no era un debilucho tampoco, por lo que pronto empezó un forcejeo, los dos intentado arrebatarle el dichoso frasco al otro.


—¡¿Qué está pasando aquí?! —demandó la voz de Akashi.


Por la repentina sorpresa, la tapa del frasco salió volando y ambos terminaron salpicados con el líquido del frasco.


—¡Tú…! —gritó Himuro furioso— ¡Mira lo que has hecho pedazo de...!


—¡Himuro! —gritó Akashi, interrumpiendo su pelea.


—Sei… esto… —Kouki se olió a sí mismo, el dolor era muy dulce y a él, que tenía un sentido del olfato mucho más agudo, la pócima empezó a hacerle efecto; por lo visto Reo le había dado propiedades afrodisiacas a la pócima (algo que no era sorpresa para Tatsuya, ya que lo pidió así).


El rostro de Akashi de pronto se puso rojo, él también lo había olido ya.


Kouki haló de Akashi y cerró la puerta, colocando al demonio contra ella, y sin poderse resistir empezó a lamer la base de los hermosos cuernos del demonio, quien sorprendido, intentó apartarlo.


—¡Furihata! ¡Espera! ¿Qué estás haciendo?


—No puedo parar —respondió jadeante, estaba agitado y todo le daba vueltas—. ¿Me dejarás hacerlo, verdad, Sei? ¿Verdad que si?


Himuro observó sin intervenir, no porque le interesara el espectáculo que el perro faldero estaba montando, sino porque, ya que otro estaba iniciando el trabajo, podía apreciar con más calma el hermoso cuadro de Akashi siendo tocando contra su voluntad, provocado y pronto encendido. Fue cuestión de poco para que la ropa del demonio quedase apartada en el suelo, y este quedase hermosamente desnudo, con sus pequeñas tetillas rosadas erectas, y su cola negra moviéndose con impaciencia.


—Ya estás duro —dijo Furihata, cuya cola se movía con frenesí—. ¿Puedo? ¿Puedo hacerlo?


—Hazlo, es tu culpa, tendrás que hacerte responsable —Akashi estaba ya metido en un rol que jamás adoptaría de otra manera frente a ese par. Y, hablando de pares, ¡Cierto, Tatsuya estaba ahí! —. Tatsuya… —le llamó con voz dulce y seductora—. Bésame, déjame besarte… quiero que me beses, lo quiero… —sacó la lengua con lascivia, rogando al vampiro, que no se hizo de rogar, y de inmediato se abalanzó sobre los tersos y ya húmedos labios, gozando del mejor beso húmedo que había recibido en su vida, era casi como si Akashi estuviera violándolo con su lengua, ¡y era fantástico! Joder, los íncubos sin duda estaban a otro nivel. Himuro estaba duro con solo un beso, casi a punto de correrse, pero eso no le hizo detenerse, le importaba poco eyacular con solo eso, habría más, estaba seguro de eso.


Kouki por su parte se puso de rodillas y tomó el miembro del demonio en su boca, que ya rebosaba en líquido pre seminal que bebió sin resistencia, succionando con fuerza,  teniendo cuidado de no lastimarlo con sus colmillos. Kouki miró hacia arriba, y observó con fijeza al pelirrojo, prestando atención al erótico cuadro… Sabía que él era ese tipo de demonio, pero nunca se había planteado cómo luciría Akashi, como sonaría su voz o que tanto cambiarían sus gestos. El hombre lobo apreció como el semblante del demonio se había suavizado… No, mejor dicho: se estaba derritiendo en éxtasis, gimiendo entre besos gracias a la atención que estaba recibiendo.


—Sei… ¡Sei! —llamó Furihata, su voz era suplicante como la de un cachorro rogando a su amo—. Abre más las piernas.


Akashi obedeció sin romper su beso con Himuro, que ya se había desabrochado sus pantalones y había dejado su pene al aire, permitiendo que el incubo lo acariciara y lo frotara tanto como quisiera. Kouki por su parte bajó un poco más para así poder lamer la entrada de Akashi, insertando prontamente su lengua, lo que arrancó un agudo alarido de placer ahogando entre dos lenguas que no se daban tregua.


—Sí… ¡Sí! ¡Justo ahí! Ah… mueve tu lengua, más, más… ¡Kouki! —gimoteó Akashi, sonriendo sin vergüenza alguna, meneando un poco las caderas para complementar el movimiento que ejercía la lengua del hombre lobo en su interior, turbándose de placer… Quería más, estaba fuera de control.


Himuro se separó y se recargó contra el lavabo.


—Vamos Akashi, creo que sabes qué es lo que quiero —el vampiro mostró sus colmillos, su rostro estaba ligeramente ruborizado por el calor—. ¿Quieres mi semen, no es cierto? ¿No deseas beber hasta la última gota? Te lo daré, todo lo que quieras, solo para ti.  


Akashi se inclinó y acarició con ambas manos el glande erecto y palpitante de Himuro, gimió por la emoción.


—Está tan grande… y es mío, mío, ¡solo mío! Todo para mí… dame tu semen Himuro, dámelo todo, lo quiero todo —y dicho y hecho se lo metió a la boca, chupándolo con casi prisa frenética, podía sentir como la punta golpeaba el fondo de su garganta, y aquello le hizo temblar, estaba tan excitado que no pudo evitar correrse. Kouki observó el semen el suelo y se lamentó pensando “qué desperdicio”


—Ya estás listo —dijo el hombre lobo, y se puso de pie para posicionarse tras Akashi—. También quieres ser llenado aquí, ¿verdad? —Kouki tocó la entrada de Akashi y la separó con sus dedos. Akashi tuvo que sacarse el miembro de Himuro de su boca para responder “Lo quiero, lo quiero todo… dámelo también, vamos, apresúrate” —. Pensar que Sei puede ser tan sucio… —Kouki sonrió con dulzura—. Pero… no me molesta, ¡Sei, aquí voy!


Un par de empujones fue suficiente para que el glande quedara insertado hasta el fondo. Akashi gimió aun con el pene de Himuro en su boca. Sus caderas empezaron a moverse, suplicando para que el hombre lobo se moviera.


—Te vas tan sexy mientras te fallan —Himuro jadeó y colocó sus manos en la cabeza de Akashi, de la cual se sujetó para comenzar a embestir contra su garganta—. Bébelo todo, aquí viene, el semen que tanto quieres, no dejes que se caiga ni una gota… ¡A-Akashi!


Himuro se corrió, disfrutándolo todo… estaba hirviendo, no podía creer que al fin lo había conseguido, y aunque hubiera querido tener al incubo para él solo, debía admitir que era excitante tener un trío y poder gozar de los lujos visuales, por ejemplo, que este le diera un mamada mientras embestían su precioso culo con fuerza era algo digno de ver y que no olvidaría.


Kouki, aferrado a las caderas del pelirrojo, se movía y embestía con fuerza, no podía controlarse, lucía como un perro en celo, en parte lo era, se sentía como en su temporada de apareamiento, y todo lo que llenaba su cabeza era esa necesidad insaciable de llenar a su hembra, de inseminarla, de atiborrar sus entrañas con semen hasta que ya no pudiese más.


Cuando Himuro se corrió, Akashi también lo hizo, alcanzando el clímax con el simple placer de beber el semen del vampiro, tan caliente y delicioso, deslizándose por su garganta, cubriendo toda su boca, rebosando por la comisura de sus labios, volviéndole loco con el fuerte aroma de su esencia, ¡Ah! ¡Se sentía tan bien! No podía parar, quería más, quería dejarlos a ambos secos.


—S-Sei… si me aprietas tan fuerte… ¡Ah! —Kouki se corrió al sentirse exprimiendo por el exigente interior de Akashi que demandaba ser llenado cuanto antes.


Tanto el vampiro como el hombre lobo seguían duros y listos para otra ronda.


—Hmmm… K-Kouki, no lo saques, no… no… n-no lo saques, me encanta, me encanta, entiérralo más… si, así… ¡Nhg! ¡Mmmmh! ¡Ah! —sin dar tregua alguna, el incubo seguía meneando sus caderas en busca de penetración. Una de sus manos acariciaba su vientre y la otra jugueteaba con sus labios y lengua, pervertido y lascivo, bebiendo gustoso la semilla de ambos—. No es suficiente…—Akashi se enderezó—. Tatsuya… métemela también, es imposible que esté satisfecho aun.


—Akashi por el amor a Mefistófeles… —Himuro sonrió—. Te daré todo lo que desees.


Gracias el semen de Furihata, entrar pese a todo fue sencillo, el interior hambriento de Akashi le recibió con gusto engulléndolo también. Akashi se estremeció, sintiendo algunas gotas de semen resbalando por su cuenta, con la mano lo tomó de nuevo e intentó volverlo a poner en su lugar.


—No… no quiero que se salga, qué desperdicio… vamos, rápido, lléneme más —jadeó.


Himuro sujetó las piernas de Akashi, colocándolas sobre sus hombros, Kouki abrazó al incubo y lo llenó de besos y lamidas, sin poderse resistir lo mordió en el cuello. Himuro lo imitó, la sangre de incubo era la cosa más deliciosa que había probado en su vida, fue como droga.


Ambos comenzaron a moverse, lo hacían con tal fuerza que Akashi pensó que lo partirían en dos, y el pensamiento solo lo excitaba más.


Kouki reclamó los labios de Akashi, empezaron a besarse enloquecidos de gusto, y Tatsuya mordió y chupó las erectas tetillas de Akashi.


—¡Hmm! ¡N-No! ¡Tatsuya! ¡S-Si haces eso… yo… yo!


Un grito de placer se le escapó a Akashi, seguido de otra eyaculación y… leche.


—Akashi… ¿acaso eres una hembra? Ofreciéndome así tu pervertida leche —pellizcó sus pezones, y de ellos brotó más de aquel precioso líquido blanco. Kouki lo tomó con sus dedos y lo lamió, era dulce, tan dulce que podría volverse adicto a ello—. Voy a llenarte de tanto semen que vas a quedar embarazado.


—Más… denme más… —Akashi se estremeció—. Hasta quedar embarazado.


Himuro y Kouki volvieron a eyacular en el interior del incubo.


La noche aún era joven, para cuando terminaron, la fiesta ya había acabado e incluso había amanecido.


[…]


El vampiro y el hombre lobo habían sido golpeados en exceso, cuando Akashi recobró la conciencia les dio la paliza de sus vidas.


—No hubo daños, no estés molesto, Akashi —dijo Himuro— Además lo gozaste.


—Ni una palabra de esto a nadie, ¿entendido?


—Sí —respondieron Kouki y Himuro.


—Qué problema… ¿ahora cómo voy a explicar esto?


—¿Qué cosa, Sei?


—Cuando dije que podía quedar embarazado… no era un chiste, y ninguno de ustedes par de idiotas usó protección… Ayer era un día peligroso, más vale que se hagan responsables.


Kouki y Himuro se miraron pasmados… ¿en serio iban a ser padres?


—Nos haremos responsables —dijeron al unísono. 

Notas finales:

Sigo creyendo que mi lemon es muy pobre y mediocre, aun así espero que se la hayan pasado muy bien con la lectura. 


FELIZ HALLOWEEN! NOS LEEMOS!


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