Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Centinela por Mascayeta

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Observó desde lejos la escena que se desarrollaba a las afueras de la casa de Kirishima.


Detallo con especial cuidado al hombre que lo esperaba en el automóvil. No cabía duda, era el mismo de Nueva York. Aquel que lloraba al lado de la mujer que subieron a la ambulancia el día que mataron al hechicero. Lo maldijo entre dientes, el pobre anciano no merecía una muerte tan cruel solo por tenerlo bajo su cuidado. Al igual que esa noche, el hombre hablaba por un celular, notaba en sus gestos las mentiras que fácilmente encajaba. Su estómago se revolvió ante el aura de Kuro Hiromi. La amargura, el odio y, sobre todo, la codicia que lo embargaban era insoportable incluso para una criatura como él. Prefirió no exponerse, conocía que era más fácil de capturar en esta dimensión, así que solo tendría que ser paciente. No paso mucho cuando el castaño bajo con una pequeña maleta y fue empujado para que subiera al carro.


Todo lo que ocurría era una consecuencia lógica de lo que Gou y Kyou le habían contado. Accedió sin problema al piso del publicista. Fue de inmediato al baño, ahí era el único sitio donde habría podido dejarla. En una silla, doblada y limpia se hallaba su ropa, tomo la camiseta para sacudirla, encontrando una nota dirigida a él:


"Te la devuelvo el día que me aceptes. Cuidate".


Incluso conociendo su situación, ¿no podía dejar de molestarlo? Muy a su pesar, esa actitud era lo que más lo atraía de Kirishima...


…Zen tacho el día como lo llevaba haciendo desde que llego a su jaula de puertas abiertas. Podía moverse por donde quisiera, pero no tener contacto con ninguno de los estudiantes y mucho menos con el exterior. Tenía entendido que lo habían señalado como un proscripto de su grupo debido a un error en un operativo. Eso le libraba de cualquier sentimiento de amabilidad o condescendencia por parte de los menores.


Entro al baño para cambiarse, al ser fin de semana podría disfrutar del gimnasio, ir a la biblioteca y luego, como hacía desde hace tres meses, sentarse a recordar lo que era su vida antes de su aislamiento. De todas maneras, no podía quejarse, sus antiguos compañeros de colegio lo reconocieron y le dieron una agradable bienvenida. Esto le ayudo a que le informaran de lo que ocurría con la búsqueda de Yokozawa y de vez en cuando le daban la posibilidad de comunicarse con sus amigos.


Así había podido calmar a un estresado y casi deshecho Yasuda, quien se culpaba por su imprudencia de haberlo arrastrado a esa situación. Muy por el contrario, y para su sorpresa, Ijuuin pudo encarar el final del proceso de la película con total tranquilidad. El día del estreno la alfombra roja le dejó ver a sus socios con sus parejas, junto a un tímido, pero alegre Henmi. Definitivamente Yokozawa no se equivocó cuando hizo que se contratara un chico completamente mojado, con una hoja de vida ilegible, pero que pudo dar cuenta de lo que ocurría en la recepción mientras pedía una cita para ser entrevistado.


Recuerdos como ese venían llenos de nostalgia y con preguntas de si su vida habría sido diferente si en vez de huir cuando su sensei murió, hubiese aceptado su destino. No podía decir lo mismo cuando llegaba la noche. Desde hacía unos días se encontraba intranquilo, había comenzado a soñar con Sakura. Siempre iniciaba con imágenes de ellos en espacios y ambientes que lo llenaban de regocijo: Cuando la conoció en la secundaria, al darle su primer beso, la primera vez que hicieron el amor, cuando se casaron a escondidas, el día de su boda oficial. Pero en el proceso las risas se convertían en llanto, las voces en gritos. Vio como morían personas que alguna vez conoció, entre ellos su profesor y alguno de sus amigos, cada escenario era de muerte. Gente corriendo, disparos, lugares incendiándose y en medio de todo, antes de despertar su suegro con una niña en brazos.


Con la respiración agitada, un mal sabor de boca y un sentimiento de desazón, se levantaba a buscar que hacer. La hora de dormir se le estaba convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza. Extendió los periodos de vigilia con distintas actividades, lo hizo de manera secuencial, algunas veces lo logro satisfactoriamente, en otras solo acortaba los gratos momentos para ir directo a las pesadillas. Por eso, que ese sábado en la noche estuviese metido en una biblioteca leyendo sobre los poderes de las criaturas oscuras, no fue raro para los últimos alumnos en marcharse.


Cuando corroboro que estaba solo, saco la cadena de Yokozawa. La piedra brillaba de manera particular en las noches. Al acariciarla evocaba al que debía eliminar. El color azul del zafiro no hacía justicia a los ojos del hombre, pero indudablemente lo liso de la superficie, era igual que su piel. Volvió a guardarla, no quería poner en riesgo a su amado... ¡que tontería!, estaba atado a una ilusión. A alguien que tal vez lo había olvidado para ponerse a salvo. Lo había hecho en diferentes momentos de su vida, ¿Por qué ahora sería distinto?


Zen cerro el libro para ir a su habitación, al lado de su sombra, una segunda figura se irguió al momento de cerrar la puerta. Una lagrima surco la mejilla de Takafumi, si tan solo supiera que estaba tan cerca de él, entendería lo que quería decirle en sus sueños.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).