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Centinela por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Kuro Hiromi, el abuelo de Hiyori, deja conocer algo de su pasado.

La imagen de mi madre con las manos y el camisón lleno de sangre no me produjo ningún tipo de terror. Como pudo ella se levantó y evito que reconociera al hombre que estaba en el suelo detrás de si. Girándome, salimos del estudio que comenzaba a quemarse en medio del desorden provocado aparentemente por una pelea.


Yo ya no era un niño, y sabía que mi madre no era como las de mis compañeros. Ella viajaba mucho, pero asimismo practicaba deportes propios de los hombres, tenía un carácter muy fuerte y hablaba varios idiomas, los cuales utilizaba de manera involuntaria conmigo; de esta manera los aprendí convirtiéndolos en un código entre nosotros.


A mis doce años, las cosas comenzaron a cambiar en casa. Mi madre lucía nerviosa, se sonrojaba con facilidad al recibir algunas llamadas. Se demoraba mucho en arreglarse, salía con más frecuencia a bailar y cenar. En un principio sentí celos por quien me estaba quitando su atención, pero al verla feliz comprendí que ella no podía quedarse sola cuando hiciera mi vida y me marchara. No obstante, la situación que inicio como un cuento de hadas se fue convirtiendo en la pesadilla que nadie desea soportar.


Así como antes reía y disfrutaba de los pequeños detalles, mi progenitora empezó a beber más de la cuenta, vivía irascible, nuestras charlas y juegos desaparecieron bajo un “estoy cansada, mañana hablaremos”. Sus jefes también notaron lo que ocurría, en las noches que la ayudaba a volver a su habitación, podía leer los informes reprochándole su bajo rendimiento. Un día una conversación telefónica me mostro que le daban un ultimátum. Esa noche prometió a su jefe arreglar todo, igualmente le pidió que cuando todo acabara se hiciera cargo de mí. No entendí el significado de esas palabras hasta que estuve parado al frente de la casa, que ardía derrumbándose por partes debido al fuego que la consumía.


Para que mentirse, todo eso era por el hombre que yacía en el despacho detrás de su madre. La sangre en sus manos era de él. Pensé que debía sacarla de ahí, ella no había hecho nada malo, le diría a la policía que fue en defensa propia, que vi como el hombre la golpeaba, que ella no era culpable… mis piernas se movieron hacía la puerta, pero antes de llegar, la onda producida por el estallido de los cristales me alejo haciendo que cayera a varios metros de distancia. Hice un esfuerzo para levantarme y regresar, pero de rodillas vi el espectáculo, mi hogar caía como un castillo de naipes. Era tarde para ella.


No supe cuánto tiempo paso, al llegar el jefe de mi madre ya había amanecido, los escombros estaban humeantes, mientras los bomberos buscaban los cuerpos…el reporte: Solo uno, de una mujer. Abrazado a quien sería mi tutor, llore hasta quedar dormido...


Abrí los ojos limpiándome las pocas lágrimas que se deslizaron por mis mejillas. El sueño se repetía con frecuencia desde que me diagnosticaron Osteoartritis degenerativa. Desde ese día mi inquietud radica en quien estará con Hiyo si llego a morir. Recapacite si haber formado una barrera alrededor de mi nieta había sido una buena idea, la había alejado de sus abuelos paternos, igual no podía decirles que Sakura estuvo viva hasta dar a luz, inmediatamente Zen me la quitaría... ya lo había hecho con mi hija, no le dejaría hacerlo de nuevo.  Además, desde que emprendí mi trabajo como centinela, había ganado más de un enemigo, muchos incluso heredados de mi madre.


Me arregle lo más rápido que pude, tenía tan poco tiempo antes de internarme para un nuevo tratamiento, el más largo desde que Hiyo cumpliera los cinco años. Ahora necesitaba una niñera, llevaba una semana en entrevistas y parecía que ninguna era la indicada. Ingrese al piso de Recursos Humanos dando una mirada rápida a las mujeres que allí se encontraban, en el fondo de la sala, recostado en la pared un chico de unos 15 años como máximo, tomaba una soda. Me llamo la atención lo hermoso que lucía. El contraste del cabello negro sobre lo blanca de su piel… de seguro con un vestido perfectamente podía pasar por una niña. Sacudí la cabeza sonriendo por lo loco de aquel pensamiento. Sin embargo, la mujer que había traído a su hijo a una entrevista o estaba muy necesitada por el empleo, o evidenciaba que objetivamente no tendría el tiempo para los días que debía pasar la jornada completa con su nieta.


Cada una de las entrevistadas eran mujeres jóvenes que vislumbraban las ganas de conseguir quedarse con él y no con Hiyo. Al darles un vistazo la forma como utilizaban su lenguaje corporal las evidenciaba de una manera un poco risible. Por alguna razón, termine comparándolas con el pelinegro, ninguna lo igualaba en belleza y frescura. Al escuchar la puerta entendí que habían terminado. ¡Dios! ¿será que la soledad me está generando la necesidad de probar cosas nuevas?


Daniels me paso la última carpeta. No tenía foto, solo el apellido “Kisa S.” 20 años. Aunque estaba toda la información, me pareció algo vaga. Por curiosidad, mande a abrir la puerta y hacer pasar a la aspirante para salir de dudas, lo que no esperaba era el espectáculo que se daba en el hall.


Allí en los brazos del adolescente se encontraba mi nieta, mientras el muchacho discutía acaloradamente con Kayama que trataba de arrebatársela. La niña se aferraba fuertemente al de ojos marron. La discusión termino cuando este le dio una fuerte cachetada a la rubia.


-        ¡La vuelves a tocar y te mato! ¿Entend…


-        ¿Qué pasa aquí? – mi voz lo hizo callar. Hiyo salió de su escondite en el pecho del chico, para bajarse y correr a mi lado. La cargue observando la pequeña herida en su boca. No tuve que preguntar que había pasado - ¡Kayama! ¡marchate!, en la casa hablamos. – Asintiendo la muchacha casi corrió dejando la estancia.


-        Y…yo…yo lo siento. También me voy – haciendo una venia se dirigió al ascensor, no supe que pasaba por su mente, pero su expresión mostraba la decepción consigo mismo. Antes de poder contenerla, mi niña salió a tomar su mano para detenerlo. El muchacho le respondió con la sonrisa más bella que había visto, mire como Hiyo me lo mostraba. Respirando profundo, su voz salió obteniendo una sonrisa de satisfacción de mi parte.


-        Abuelo, quiero que Kisa Shouta sea mi nueva niñera.


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