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Centinela por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Desde el comienzo de los tiempos, los pactos han sido sellados con sangre. Esta marca una unión que pasa de generación en generación, bendiciendolas o por el contrario, maldiciendolas.

Se encontraba en un túnel oscuro donde los pocos momentos de luz le permitían ver sus manos ensangrentadas, sentir el sabor de la sangre en su boca y uno que otro chillido. Al abrir totalmente sus ojos vio el techo de su dormitorio.

Se estiro sintiendo la calidez de su cama, impulsado por la obediencia de su raza, se encontró hincado frente a su padre. El hombre le ordenó levantarse. Sus ojos lo escrutaban reconociendo al "hijo" que regresaba a casa después de casi doce meses de estar conviviendo con los humanos.

- ¿Cuánto tiempo piensas quedarte?

- Tanto como usted me lo permita – la respuesta complació al mayor.

- Arreglate, ya descansaste demasiado – desapareciendo, el joven se levantó dirigiéndose al baño. Era extraño, pero por esa vez sabía que el único lugar donde estaría seguro era su casa, la Casa del Dragón.

Desde ese momento el heredero de la orden se mantuvo al cuidado y enseñanza de los servidores de su padre. Aprendió lo que era la sabiduría y el conocimiento supremo, practico las diferentes artes y conoció la historia de su estirpe. Así los días se convirtieron en meses y luego en años, diez años para ser exactos. Tiempo en que estuvo aislado de todo el mundo y creación terrenal.

No obstante, ese día las cosas eran diferentes, desde temprano habían marchado con dirección al norte, el bosque que durante meses recorrió cazando hoy lo veía como un amargo recuerdo de los momentos con los humanos. Poco a poco se acercaron a la aldea que bien conocía, los chicos con los que jugaba ahora eran hombre, sus rostros ya no tenían las hermosas sonrisas de antaño. Indudablemente para ellos también el tiempo había cobrado su recompensa.

Siguieron sin detenerse, las capas negras caían sobre las grupas de los corceles que corrían a través de los campos de arroz. Se acercaban al castillo del Samurái de la región, el dueño de esas tierras. Ahí estaba, el lugar que tanto visito a escondidas cuando escoltaba al que se llamaba su amo. La voz de su padre lo saco de los recuerdos.

- Nuestro tiempo en la tierra es eterno, pero con los años para sobrevivir hemos tenido que hacer concesiones con los humanos. – Desmonto llamándolo a su lado, las capas negras con el símbolo de su casa se movieron lentamente sobre la nieve – Hoy iniciaras tu preparación para el pacto con el hijo del samurái, Onodera Ritsu. Al llegar observa y escucha.

- ¿Qué pide a cambio? -pregunto mientras regresaban para montar y seguir al mensajero del señor del castillo.

- Poder.

Ingresaron tras el sirviente, ante la puerta de la casa se hallaban dos hombres y una mujer, inmediatamente identifico al más joven. Era el que acompañaba a Takano. Cuando sus ojos se cruzaron, la sorpresa en el hijo del samurái escasamente pudo ser disimulada. Solo él conocía su verdadera forma.

Después del protocolo de bienvenida, pasaron al comedor, en este su padre hablo de los antecedentes del pacto.

"Fue costumbre de los humanos obtener favores de las criaturas de la noche. Mientras unos oraban a su creador, que no necesariamente era el Dios que proclamaban algunos como único, otros buscaron caminos más fáciles para obtener aquello que deseaban, pero les resultaba esquivo. Así comenzaron los diálogos con los magos y los demonios, pero estos últimos eran traicioneros y aunque al principio concedían el deseo, luego los torturaban enloqueciendo a sus víctimas.

Los magos los acercaban a las criaturas que habitaban en la oscuridad de los vértices perdidos del Universo, su sabiduría no podía ser corrompida por las emociones que los demonios tenían. Desde allí se generaron los pactos con ellos. Pero el pacto podía ser de dos tipos, el primero, pedía alguien puro, porque era para beneficio de muchos y no solo de quien lo hacía. El segundo pedía alguien que, siendo impuro y traicionado, se mantuviese limpio para ser entregado como ofrenda. Este era un sacrificio egoísta. Sin embargo, ambos requerían lo único que creaba un vínculo fuerte y duradero a través del tiempo: La Sangre".

Los jóvenes escucharon el discurso. El descendiente del Dragón pidió permiso para hablar con quién haría el pacto. Los adultos aceptaron, era necesario que ellos fijaran las condiciones. Caminaron hasta un pequeño puente que cruzaba la quebrada artificial que había en el castillo.

- ¿Masamune?

- Es extraño que no lo sepas – la frase fue sarcástica – él es tu sacrificio. – La sorpresa no fue menos. Por lo visto diez años realmente eran mucho tiempo. Onodera comenzó a contarle lo ocurrido desde el día que desapareció; aunque aparentemente el samurái no veía como algo extraño que su hijo tuviese un amante antes de casarse, las cosas se complicaron en el instante que se enteró del género y el estrato del mismo. Llevaba tres meses detenido en el palacio, no podían verse y las pocas ocasiones que pudo acercarse fue en compañía de su padre. La desesperación en el chico era evidente. Sin perder la compostura, se alejó.

- Durante ocho días estaré en aislamiento preparándome para recibir la sangre de mi ofrenda, es tu decisión aprovechar la oportunidad que dejo abierta para ambos.

- ¿Por qué lo haces? – pregunto Ritsu entendiendo el mensaje en las palabras de su interlocutor.

- Por salvar a un lobo... se lo debo. – lo último fue más un susurro, pero lo suficientemente audible para el chico que recordó el dolor en los ojos azules el día que los descubrió en el establo.


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