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What it Is? [LayBaek / BaekXing] por themuzaa

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Notas del fanfic:

Reto: SongFic [Amy Winehouse - What it is?] / @PuzzleEntertainment 

[Wattpad] 

 

#HappyHakuDay

Notas del capitulo:

Mucho amorts al LayBaek

Yixing camina por el frío pasillo que extiende con humedad una serie de puertas metálicas. Consciente que detrás de ellas se esconden cientos de historias, miles de palabras abandonadas, millones de sentimientos y cicatrices sin reposar.


Camina desganado arrastrando sus zapatillas deportivas por el insalubre piso; odia los días de lluvia porque hacen que el material luzca muchísimo más barato de lo que es. Fija su vista a los largo de éste, un montón de huellas de calzado decoran la verdosa superficie y algo en su estómago se revuelve.


Le enchina la piel el tener que caminar por ese pantanoso suelo para llegar a un lugar que le causa todo, menos alegría. El verde del suelo se mezcla con sus recuerdos y le abruma. Le enferma llegar de un lugar insalubre para meterse a la cueva de la muerte. Aquel lugar ausente de vida y lleno de melancolía.


Sus pies intentan no fundirse con el suelo tocándolo quedamente.


El tubo de nicotina entre sus dedos va perdiendo vida en cada inhalación que Yixing toma de él, ambos van perdiendo la vida mutuamente. Sus dedos están quemando por el humo emanado del pedazo de papel, sus labios han perdido color, sus pulmones van perdiendo la vida pero al menos es capaz de saciar las ansias que le produce el tener que estar en ese lugar; el que es curiosamente su hogar.


Con parsimonia en su andar, llega a la puerta marcada con los número 104, la mira con atención y sonríe con ironía en el gesto al recordar el estúpido motivo por el cual había accedido a utilizar el apartamento con ese número.


Entre sus manos el cigarrillo quema con más intensidad en sus dedos, avisando el final de su viaje. Con aburrimiento lo lanza al suelo y desganado mata la vida de éste con la suela contaminada de su calzado. Golpetea levemente su ropa superior para apaciguar el olor a cáncer que le invade el cuerpo. Sabe que el intento es inútil, pero es una maña que ha estado practicando por tantos años que le es natural hacerlo.


Coloca la mano en la palanca y abre lentamente la puerta; él desea hacer el mínimo ruido posible. Como si fuera un ladrón, asoma lentamente su cabeza exponiendo sus ojos al panorama, registrando la ausencia de vida en la sala principal para completar con éxito su misión.


Regresa su cabeza al exterior y pone un pie dentro del departamento. Se siente seguro de su hazaña y con rapidez mete el cuerpo entero. Da la espalda a la sala y cierra con sigilo la puerta.


—¿Dónde has estado? —la voz que menos quería escuchar interrumpe su coartada.


Yixing se encoge de hombros ante la sorpresa. Estaba seguro que no había nadie ¿De dónde diablos había salido? Voltea levemente su cabeza y lo mira. Baekhyun, el hombre de su vida está justo ahí, con los brazos apretados sobre su pecho y recargando su cadera en los brazos de mueble con su seductora mirada carcomiendo todo su interior.


El hombre porta con orgullo toda su majestuosidad y la muestra con gloria ante sus ojos. La seriedad de su rostro embriaga con licor el interior de Yixing, aún después de tanto tiempo transcurrido con pereza, el hombre y toda su ególatra aura le matan las neuronas una por una. Tan aterrador como la primera vez que le vio, tan tangible, manipulable; tan perfecto.


Sabe que la pregunta no fue lanzada para contestar sino para atacar.


Hay veces en las que el otro sólo quiere explotar el cúmulo de tensión que hay en su cuerpo y sabe que desagradablemente, él tendrá que ser la víctima de su venenosa lengua y por más enfermo que parezca, le encanta ser la presa de ese seductor músculo.


Yixing intenta mirar sin expresión en el rostro y con simpleza mueve su cabeza para simular una aceptación como respuesta. Quita la chamarra color ocre que cubría su cuerpo de la lluvia y la deja pacientemente en el perchero. Baekhyun alzó la ceja incrédulo.


—¿Eso es todo? Solo afirmaste y mi pregunta no es contestada con una afirmación —el veneno producido por su garganta llenó el ambiente.


—Es porque no necesitas otra explicación, sabes que lo que sea que has estado pensando que he hecho es verdad, sea real o no.


—Zhang ¿A qué te refieres? —la pequeña vena en su frente se empezó a marcar.


—Lo que trato de decir, mi amor —a paso quedo se acercó lo suficiente a Baekhyun para que éste le escuchara claramente pero no tuviera la oportunidad de matarle si es que el impulso le ganaba—. Es que no importa que lo que yo diga, mis excusa, explicaciones o anécdotas. Para ti la única verdad que va a contar es la tuya, así que si —acercó lentamente la mano a la oreja del hombre y pasó un mechón de cabello detrás de él. Dolía tocarlo, dolía mucho—. He estado en donde tú piensas.


—Ah, Yixing —Baekhyun acurrucó su rostro en la palma del chino. Cerró los ojos y con su palma derecha acarició el dorso de la mano de Yixing—. Siempre tan poético. Casi me das asco.


Desde su ángulo, Baekhyun le sonrió con inocencia, abriendo un poco los labios para dejar en exhibición la hilera de perfectos dientes aperlados ligeramente húmedos. La viva imagen de la inocencia recreada en persona.


Si Yixing no lo conociera, creería la verdad que los ojos brillosos de Baekhyun aparentaban. Pero para su desgracia lo hacía, lo conocía lo suficiente y a estas alturas ya no sabía si era bueno o malo. Yixing vio millares de veces el transformar de la luz blanca de los ojos de Baekhyun a rojo. Presenció con orgullo los matices del chico.


Yixing odia saber la intención que se esconde tras la mirada de Baekhyun. No está orgulloso de saber que conoce cada juego, cada trampa y mucho menos saber que el otro le engatusaba para conseguir lo que quiere a pesar de saber el daño que le hace a él.


Sabe cuál será su siguiente movimiento, sabe lo que sucederá si se niega al deseo de Baekhyun, sabe que todas las opciones contempladas tienen una respuesta y elegir la equivocada, es un juego tan peligroso como la ruleta rusa. Tan aterrador como seductor.


Baekhyun abre los ojos y le mira con enojo, rabia y aburrimiento a través de sus pupilas, él quiere pelear pero Yixing no lleva ánimos suficientes para continuar con la desgastante actividad, así que simplemente juguetea con sus dedos sobre la delicada piel de Baekhyun, mandando su mensaje de paz.


Y sin más, Baekhyun se apartó con desagrado del cuerpo del contrario. Yixing apretó el puño por la rabia que creó la actitud contraria. Ocultó el puño detrás de su espalda, selló los labios en línea recta y esperó a que las caderas de Baekhyun desaparecieran por el pasillo tintado de rojo que daba directo a su habitación. La habitación de Baek, no a la que se supone que ellos comparten.


Mira con dolor cómo es que el hombre contonea sus caderas invitándolo a penetrar su cuerpo y alma. Yixing desea tanto poder hacerlo, pero incluso imaginar el lechoso cuerpo desnudo de Baekhyun le causa nauseas.


Quizás hoy no ha sido un gran día para ambos, quizás están cansados el uno del otro, quizás la mentira que han estado sosteniendo en estos últimos meses está tan inestable que es imposible sostenerla. Yixing suspira porque realmente desea seguir viviendo en una mentira, por más destructiva que ésta sea.


Suspira quedamente y guía sus pasos por el mismo camino que Baekhyun había cruzado. De forma infantil pasea sus dedos por las rojizas paredes y tratando de memorizar la rasposa consistencia del cemento de ésta. Yixing detiene sus pasos y decide observar el delicado cuerpo de Baek.


Está parado justo frente al espejo de cuerpo entero y de forma cuidadosa arregla los últimos detalles de su imagen. Desde el marco de la puerta, Yixing observa en silencio al hombre. Le da rabia verlo y seguir suspirando por él, siente decepción de sí mismo al querer plantarse frente a él, dejarse guiar por su necesidad y con sus delicados y quemados dedos arrancar cada prenda que el contrario se ha esforzado por colocar a la perfección.


Siente un poco de pesadez en el estómago de tan solo ver lo plástico y banal de Baek y aun así, sentirse atraído por él.


Se quiere aferrar al recuerdo de lo que alguna vez fue, de lo que alguna vez fueron. Yixing observa a la persona parada frente a él e intenta encontrar alguna pizca del hombre que le cautivó en un principio en aquel bar de mala muerte, el lugar que vio nacer su amor.


El humo de cigarros, el olor de alcohol y drogas aromatizando el ambiente, ruido de peleas desastrosas y cristales chocando entre sí fueron el lugar que los amamantó, el paraíso que conectó sus miradas desde el fondo de la taberna e hizo conexión total; el insalubre lugar que unió a dos almas destrozadas y necesitadas, el lugar que vio nacer el amor más imperfecto y testarudo de todos los tiempos.


Siente casi necesario el llorar. Porque no podrá olvidar lo salvaje de su andar, la delicadeza al sostener el cigarro entre sus huesudos dedos, la elegancia con la que disfrutaba el humo y éste salía de forma paciente, delineando graciosamente con figuras inestables la superficie de sus belfos. El parpadeo casi místico de sus ojos, la tonalidad casi muerta de su piel, lo filoso de su lengua, el jugueteo de sus caderas, lo cálido de su interior.


La advertencia que su cuerpo exhibía al plantarse frente a cualquiera. La perdición de un alma latente, el hoyo negro jamás creado. La lujuria convertida en ángel, la cordura perdida en un rose. Baekhyun era toda la destrucción andante del hombre.


Acercarse era un problema con connotaciones exactas y, aun así, decidió probar ¿qué de malo podría llevar aquello? No lo supo hasta que cayó en el hueco sin fondo.


Porque la primera vez que lo probó supo que estaría destrozado de por vida.


No fue la forma en la que se acercó seductoramente a sus labios, la sensación de llamas ardiendo sobre su nuca cuando Baekhyun pasó sus delgados dedos y le apretó con fuerza al consagrar su beso. No fue la forma en la que sus cuerpos chocaron cuando llegaron al apartamento de Yixing y entre empujones y jadeos llegaron a la habitación del chino y desparramaron sus cuerpos en el colchón.


Fue el probar su boca, saborear lo esponjoso del rojo cereza de ésta. Fue el tibio aliento del castaño chocando con fluidez sobre sus húmedos labios. Fue la fatídica combinación de amargos alientos con alma de nicotina impregnada en cada soplo, el nervioso toqueteo de Yixing sobre la ropa de segunda mano de Baekhyun.


Fue la suavidad con la que despojó al contrario de su ropa, el golpeteo de sus dedos sobre las costillas del castaño, la piel de gallina extendiéndose con obediencia sobre sus dedos. Fue el encontrar fascinante la sensibilidad con la que Baekhyun se estremecía al pasar su nariz por el pequeño ombligo del más bajo y sentir enteramente en sus manos como el otro se deshacía en temblores.


Fue el atreverse a deslizar con parsimonia las yemas de sus dedos por su caja torácica, jugar con el inicio de sus uñas a raspar el prominente hueso de su cadera, pintar círculos por cada bache que marcaba el inicio y final de cada costilla; acercar su cálido aliento y con los ojos cerrados pegar su boca en sus pezones rosados y besar con su húmeda lengua sobre ellos, fue chupar con parsimonia la punta de estos, fue abusar del momento y no detenerse incluso cuando sintió las manos de Baekhyun apretando su cabello con fuerza mientras jadeaba con irregularidad.


Fue pasear sus manos por el delgado cuerpo e imaginar las manos del creador moldeando con profesionalismo a su hijo más perfecto, pasearla por las caderas, girar sus dedos por la parte baja de su espalda, tantear el lugar y sin permiso, introducir un pequeño dedo en el humeante interior del castaño. Fue escucharlo jadear, verlo desesperado, el efímero momento de su pecho siendo llenado de aire por la sorpresa.


Fue entrecerrar los ojos y tratar de tatuar en su memoria el gélido tacto del otro intentando regresar la pasión con un simple toque. Fue el guardarse para sí mismo que el otro no necesitaba tocarlo para desmoronar todo su interior.


Fue el pasar una mano por sus muslos y abrir a su antojo sus piernas. Devorar con la mirada el lechoso cuerpo que se extendía con gloría y sumisión frente a él. Levantar su cadera, besar suavemente sus muslos, observar con orgullo lo que su cuerpo provocó en el castaño al momento de tomarlo todo.


Fue el ver la terminación del cuerpo del castaño y el inicio del suyo.


Fue sentir la suavidad de sus caderas fusionándose con la esponjosa piel de Baekhyun.


Fue ser testigo de la cúspide de Baekhyun, trazar con sus dedos el camino del líquido blanco que brotó con rebeldía del castaño. Fue el contraer de su cuerpo y disfrutar de la asquerosa sensación de su miembro siendo aplastado por el rojo interior del contario, removerse en su lugar y grabar en su memoria con cada movimiento de cadera los bordes de su interior; fue provocar su ausencia hasta dejarlo sin palabras, hasta dejar su boca llena de balbuceos y reproches.


Hacer el amor con un desconocido.


Haber empezado con la intención de terminar la historia a la mañana siguiente y terminar haciendo lo que jamás pensó hacer: demostrando con su cuerpo aquello que el lenguaje le impedía expresar. Abrazar fuertemente desde su espalda al recién extraño que se convertía en alguien. Enamorarse del diablo y no arrepentirse en lo más mínimo.


La gloria de un amor clandestino, dos personas aburridas del mundo, de sus reglas, de sus estereotipos. Seres que disfrutaban del asco que provocaban sus acciones en la calle, el murmullo silencioso de los transeúntes, los cerrados de mente que se abrumaban de la libertad de sus almas, de los dedos unidos, de los besos descarados, del amor en su esplendor.


Beber de la misma copa, compartir el mismo cigarrillo, entre el poco espacio personal, traspasar el humo a la boca del otro, miradas fugaces cargadas de emociones. Cotilleo secreto, aromas tóxicos, caer juntos por las escaleras, consumir comida callejera.


Pero todo cambió desde el momento en que Baekhyun le propuso vivir juntos en un piso. Nuevo empleo, nuevo departamento, una nueva vida; sólo ellos dos. Baekhyun se encargó de convencerlo entre caricias y penetraciones para empezar una vida juntos. La primera trampa en la que cayó rendido, fue el principio de su agonía.


El inicio fue un sueño hecho realidad. Con júbilo se reía en la cara de Dios todas las mañanas al amanecer con el pecho de Baekhyun rozando sobre sus costillas. Los primeros meses intentaba despertar un poco más temprano que el castaño para ser testigo del incomparable ritual que tenía el hombre al despertar.


Cada desayuno, cada alimento crudo mal cocinado, cada plato roto, cada fétido olor de comida descompuesta, todo el desastre que significaba que los dos estuvieran en la cocina y se preocuparan más por tocar el cuerpo ajeno que cuidar de la comida, cada tropezón en el pequeño espacio. El glorioso desastre vivir juntos.


Para él, vivir en aquella epifanía fue glorioso y trágicamente momentáneo. Lamentablemente las cosas tienden a desaparecer, el tiempo llegó a ser un infiltrado entre sus sábanas, el acompañante que se instaló en casa y a cada momento que pasaba se adueñaba de sus vidas.


Las cosas empezaron a cambiar. Primero fueron llegadas más tardías e idas muy prontas. Luego empezó la ausencia de Baekhyun en casa, ni siquiera se podía mencionar visitar la taberna que solían frecuentar juntos. Dejaron de ver a sus amistades, de frecuentar lugares, incluso hubo una vez en que Baekhyun no se apareció en casa por tres días seguidos. Esa vez, Yixing recuerda que Baekhyun llegó con un corte de carne asquerosamente caro y la noticia de un nuevo puesto. 


Cuando Baekhyun preparó la carne y se ocupó más en mencionar la envidia que corría por los ojos de sus compañeros al saber que él sería el elegido que en disculparse por su ausencia, Yixing supo que las cosas no serían iguales.


El empezar a cambiar sus acostumbrados harapos y sustituirlos por elegantes y costosos trajes, el pasar más tiempo frente al espejo que en estar al lado de Yixing, las llamadas llenas de tonos falsos, el cambio de facetas tan notorios, el sexo después de una fuerte pelea, el olvido de su primer aniversario.


Todos y cada uno de los descuidos de Baekhyun fueron anticipados por Yixing, cada alarma roja activada en su cabeza, cada pedazo roto de su corazón, cada jadeo fingido. Sabía que pasaría, pero intentó engañarse. Infantilmente creyó que un día, Baekhyun bajaría la vista desde su trono y se pondría a contemplar lo inestable de su reinado.


Pero eso jamás pasó.


—¿Te vas a quedar ahí o vas a tomar una foto? —la voz de Baekhyun le sacó de sus pensamientos.


—Una foto tuya en este momento no me sirve de nada más que vomitar —el sonido de su voz sonó tan plano como había ensayado.


—Qué gracioso, casi me orino en mi traje —llevó su dedo índice justo a su lagrimal y corrigió con éste un poco de maquillaje corrido.


Baekhyun corregía con tanta naturalidad los defectos de su apariencia física pero olvidaba corregir el daño de su alma y las relaciones evaporadas por su orgullo que, el estómago de Yixing se revolvía con la falsedad de su persona.


—Tienes tantos de ellos que no importa si lo ensucias, inmediatamente cambiarás ese por uno mucho mejor.


—Que bien me conoces Zhang —sin dejar de observarse, sonrió con coquetería


—Quisiera creerlo Baekhyun —susurró quedamente—. Quisiera creer que en realidad te conozco.


—¿Otra vez tus comentarios pomposos? —Despegó su vista del espejo y le miró escéptico—. No estoy de tiempo para eso, muévete, necesito conseguir una buena loción.


—Lo que necesitas es otro cuerpo —murmuró.


—Quisieras —su ya acostumbrada sonrisa hipócrita salió a la luz—. Pero me temo informarte que este es perfecto. Ahora muévete.


Baekhyun quitó la sonrisa y un gesto agrio se adueñó de su rostro. Irritado, tocó fuertemente el hombro de Yixing y lo apartó con sencillez de su camino. Este acto era tan natural para ambos que incluso con el tiempo Yixing aprendió a ignorar ese agonizante dolor que se instalaba en su pecho al recibir tal muestra de desprecio.


Casi era enfermo el modo en que su vida se había acostumbrado a la indiferencia y oportunismo de Baekhyun. Estaba harto de tener tan poco amor, pero la necesidad de tener el frío cuerpo de Baekhyun abrazando su delgado pecho por las heladas madrugadas de invierno le impedía separarse del chico.


—Baek, me iré.


Y lo hizo. Aquello de lo cual jamás sintió capacidad y valentía había salido casi con seguridad de sus labios. Baekhyun detuvo sus pasos y giró levemente su torso para verle con aburrimiento.


—Bien, cuando lo hagas sacas los rollos de tela llenos de polvo y ácaros que tienes por ropa —respondió naturalmente.


—No es broma, me voy.


—Y yo te he dicho que lo hagas —removió con aburrimiento algunas cajas—. Vamos, aprovecha y saca todo lo que puedas del departamento, empezando por aquel estéreo viejo, luego continúas con la caja musical repleta de sinfonías románticas, incluso esa vieja colección de discos negros que solíamos escuchar juntos. Anda, sácalos de aquí junto con tu absurda actitud y cuando regreses como un ser nuevo, me avisas.


—Una vez que salga de esa puerta no volveremos a vernos ¿Lo sabes? —Preguntó con la esperanza de que el castaño se diera cuenta de sus intenciones. Quería que viera que no era un simple comentario. Él realmente se iría.


—Lo único que sé es que vas a regresar —buscó alguna cosa innecesaria entre los cajones de su tocador y en ningún momento se dignó a mirarlo—. Me necesitas a mí, a mi dinero, a esta casa. Tú no eres nadie sin mí.


—Fui alguien antes de ti, puedo serlo después de ti —mentía y de la peor manera. No sería nadie en la vida después de Baekhyun. La mentira quemaba más que la realidad, pero de algún lado debía sacar fuerzas ¿qué importaba de dónde salían?


—Anda, te invito a hacerlo, sólo te pido una cosa —Baekhyun descargó todo el odio que sentía en ese momento y le atravesó el alma con la mirada—. Cuando vuelvas llorando por la comida te haga falta, cuando tus falsos gustos no se puedan sustentar, cuando te des cuenta de lo necesitado que estás de mí y mi cuerpo... —sin escrúpulos, Baekhyun se acercó peligrosamente al cuerpo de Yixing. Sus delgados dedos trazaron las figuras grabadas en el cinturón del chico y terminaron su recorrido justo en el bolsillo trasero del pantalón desgastado de éste. Apretó levemente su trasero y tentativamente acercó su boca justo en el inicio de la oreja de Yixing. Con su cálido aliento susurró quedamente—. Entonces seré yo quien no se volteará ni a verte.


—Ojalá... ojalá eso fuera cierto.


Con el corazón en el estómago, Yixing acercó sus manos a las de Baekhyun y con la carente voluntad que conservaba, apretó por última vez los finos y peligrosos dedos del hombre y los apartó de su cuerpo. Podía parecer tonto, pero dolía. Dolía no poder tocarlos nuevamente, dolía tener que guardar en el fondo de su memoria el montón de sensores que se activaban con el cálido tacto del contrario. Una parte de su alma se fue junto con el suspiro de placer que escapó de Baekhyun cuando apartó con fuerza sus manos.


Yixing reunió las pocas fuerzas que conservaba, con la cabeza baja se dio media vuelta y salió de allí. Tenía el corazón herido, siempre lo tuvo, pero jamás se había sentido tan real el dolor. Nunca pensó en la cantidad de dolor que se acumularía en su pecho al decir simplemente adiós. 


De hecho, él jamás pensó en decir adiós y hacerlo justo ahora, le aterraba mucho más que la muerte. Con Baekhyun al menos simulaba tener felicidad, y ahora al cruzar la puerta tendría que dejar el mundo en que vivió por años e incluso planeó su vejez y se vería forzado a enfrentarse a la realidad de la cual fue prófugo.


Caminó a la habitación que él ocupaba y sacó una maleta de color negro, la misma con la que había llegado cuando recién se mudó con Baekhyun. Una punzada atacó en su pecho, recordar la alegría con la que había cruzado por primera vez aquella puerta era casi irónico.


¿Quién diría que aquel objeto que le causó alegría tan solo al verlo, hoy mismo le daba repugnancia y dolor?


Calmadamente abrió el armario y sacó únicamente la ropa que él había conseguido con su propio esfuerzo. Con parsimonia descolgó, dobló y guardó en la maleta. Conforme avanzaba se dio cuenta que no cabría todo ahí y de tan solo pensar en dar dos vueltas al lugar ya le causaba malestar.


Salió del cuarto y se dirigió a la cocina, buscó bolsas negras de basura para usarlas como sustituto de maletas y regresó a la habitación. En ningún momento sintió la mirada del chico, mucho menos lo escuchó parlotear.


Llegó a la habitación y continuó guardando sus pequeñas pero al parecer abundantes pertenencias. Él no tocó lo que Baekhyun le había comprado. No quería tener una futura pelea fundamentada en reclamos, ni tampoco quería prenda alguna que le recordara ese fatídico episodio en su vida.


¿Era difícil? Bien, lo era. A nadie le gustaba dejar al amor de su vida. Pero era necesario, debía seguir adelante, conseguir un nuevo rumbo en su vida, dejar el dolor atrás. Dolería, claro que lo sabía, pero no lo haría más de lo que ya lo hacía la indiferencia y falso amor de Baekhyun. Él no estaba para aguantar un simulador de la vida.


Continuó haciendo lo suyo hasta que el carraspeo de una voz ajena llamó su atención.


—¿Qué crees que haces? —ahora era el turno de Baekhyun de quedarse estático en la puerta mientras veía al contrario actuar.


—¿No es obvio? Me voy.


—¿Te vas? —la incredulidad en la voz de Baekhyun incluso hizo soltar una risa irónica a Yixing.


—Te lo dije, creí que eso ya había quedado claro —Yixing terminó de llenar una de las bolsas y con calma continuó con la siguiente—.Incluso tú me dijiste que cosas debía de llevarme.


—No creí que hablaras de verdad —el tono en que lo dijo desconcertó a Yixing. En todo el tiempo que llevaban juntos, jamás le escuchó esa voz—. Creí que era un monólogo tuyo. Yixing, te la pasas haciéndolos, creí que esto era uno de tus acostumbrados juegos.


—Nunca he hablado tan seriamente en mi vida.


—No puedes irte -su voz tembló—. Tú me amas.


—Lo hago, por supuesto que te amo —dejó de prestar atención a las bolsas y perdió su mirada en sus descuidadas manos—. Te amo mucho más de lo que tú nunca sabrás.


—Si me amas ¿Por qué te vas? Eso es contradictorio. Y-yo de verdad... de verdad no entiendo —susurró.


—Siento si esto te molesta, pero ambos sabemos lo que fue y lo que es —intentó no perderse en sus recuerdos otra vez—. Razonamos en llamas diferentes.


—¿Te estás escuchando? —La melancolía en su voz desapareció y en su lugar, la irá reinó.


—Lo hago —suspiró cansado—. Por mucho tiempo es lo único que he hecho, escucharme en la soledad de estas húmedas paredes.


—Me he desvivido por darte lo mejor, ¿Y así me pagas? —se descontroló, literalmente se acercó a él y empezó a gritar—. ¿Yéndote?


—Por eso mismo no podemos estar juntos, tú me das algo que no necesito —sin miedo en su decisión, Yixing dejó las cosas a un lado e hizo lo que había evitado por tanto tiempo. Le encaró—. Estoy pidiendo mucho más de lo que me puedes dar. No soy un inconsciente.


Baekhyun se sorprendió de que el contrario le respondiera, incluso una sombra de asombro se asomó por su mirada, pero fue un simple destello efímero. La rabia cubrió rápidamente la dulce mirada de Baekhyun.


—Te estás viendo con alguien más —sin duda en su pensamiento, aclaró.


Yixing quiso reír por el comentario. Como si las cosas fueran así de sencillas.


—Ojalá esa fuera la respuesta correcta pero lamentablemente no lo es.


Miró la ropa que llevaba entre sus puños y la apretó con fuerza. Casi se sentía ofendido por el acto que le adjudicaba. Era casi absurdo. Como si Baekhyun buscara cualquier excusa de su partida que no fuera él.


—Es tan fácil para ti decir que fui a la calle y encontré a alguien que te suplantara, pero esa tarea es tan difícil, de hecho es imposible.


Yixing dejó su ira salir. Dejó que la calma que siempre reinaba su cuerpo tomará unas vacaciones y se preparó a actuar como un hombre.


—Es imposible porque nadie es como Byun Baekhyun, ni siquiera tú. Para mi decir que estoy enamorado de ti no es en un sentido superficial, para mi decir que siento mariposas cada vez que te veo no es algo que de deba traducir a lindo. Porque yo no estoy enamorado de ti ¡Yo te amo maldita sea!


Su voz explotó por toda la habitación.


—Para mí estar enamorado y amar no es lo mismo; en este punto siento miles de mariposas revoloteando cada vez que te veo. Cientos de patas lastiman mi interior, el excremento de esos bichos está instalado en el fondo de mi estómago, el revolotear de las alas que se agitan cada vez que te veo, sólo hacen que mis ganas de vomitar crezcan. Amarte de la forma en la que lo hago no es sano.


El ambiente se tornó silencioso. Frente a él, Baekhyun tapaba su boca con la mano mientras sus ojos parecían salir de su cara por la sorpresa de las palabras.


—Hablas como si tú realmente me odiaras —y momentáneamente se odió por la tristeza que provocó en la voz de Baekhyun. Él no merecía llorar por nadie.


—Lastimosamente no te puedo odiar. Te amo tanto que el odio no alcanzaría ni una centésima parte a ese sentimiento.


Yixing se acercó al cuerpo de Baekhyun para consolarlo, pero éste se apartó apenas empezó a caminar en su dirección. Y sin querer, una parte de Yixing se murió al ver el verdadero desagrado que el castaño expresaba con siquiera pensar que lo tocaría.


Sonrió con tristeza. Con el corazón en la mano regresó a su posición y guardó lo que tuvo al alcance de forma rápida. Ya no quería estar ahí y menos si el hombre lo veía con tal asco. No quería seguir contaminando la vista de Baekhyun.


Tomó la maleta rápidamente y encima colocó las otras dos bolsas negras. Intentó sorber sus propios mocos e intentó salir de ahí con la poca dignidad que le quedada. Pero algo se lo impidió.


Los brazos de Baekhyun abrazaron sus hombros. Quiso morir cuando sintió el sollozo del castaño.


—Puedo ser como los demás hombres —se derrumbaba, poco a poco sus miedos salían a flote—. Seré todo aquello que quieres que sea.


—Si fueras como los demás hombres, si fueras siquiera como las demás personas no estaría aquí.


Se odió a si mismo por alejar tan fríamente a Baekhyun. Casi deja su drama cuando escuchó el largo sollozo de Baekhyun acompañado de las suplicas. Dolía no tener la fuerza suficiente, quemaba tener que dejar desprotegido a su amado. Sus dedos se cortaron por la rapidez que utilizó al cerrar la puerta tras de él y sus pies quemaron al salir corriendo del edificio.


Pero tenía que hacerlo. Así debían ser las cosas, algún día alguien se lo agradecería.


Sabe que en algún lugar del cosmos alguien fue testigo de su amor por Baekhyun.


Porque lo ama. Porque sabe que merece a alguien que no esté tan dañado como él. Porque necesita a alguien fuerte, alguien que no se deje engatusar jamás por sus trucos. Alguien resistente a sus gestos y dulces miradas, alguien que no caiga ante su angelical cuerpo y aura destructora.


Le duele el pecho de siquiera pensar en que alguien que no es él lo tendrá por toda su vida.


Yixing aprieta la maleta con su mano, deja de aparentar valentía y deja todas sus máscaras caer. Baekhyun aprenderá a vivir sin él, encontrará fácilmente a otra persona y dejará en el pasado el episodio que tuvieron juntos.


Yixing en cambio, ha dejado el hombre por el que vive, la perfección hecha persona, la personificación canónica. La persona que no se dejará jamás olvidar.


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