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Promesa de amor. por Akatsuki-san

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Este era un mundo cruel para personas como él, lo sabía muy bien, he incluso sin ser culpa suya, no podía evitar la sensación de odiarse a si mismo.

Los Omegas no tenían ningún valor en esta sociedad elitista, la población se basa en la jerarquía de los Alphas, quiénes eran reconocidos desde nacimiento y destinados a hacer grandes cosas en su vida, no como el, como los Omegas.

Los Omegas eran una pequeña parte de la población, mucho menor que la de los Alphas, siendo estos, superados por los betas.

En la sociedad un Omega solo puede esperar a que un Alpha se fije en el, y pueda salir de la situación tan precaria en la que se encuentre o en todo caso, que un Beta decida tomarlo como pareja y de igual manera, proveerle una vida más cómoda de la que lleve.

Pero hoy en día, la misma sociedad, ve mal que un Alpha se empareje con un Omega, siendo señalados como lo más bajo de la sociedad, y el espécimen más débil de la cadena evolutiva, llevándolos a la decisión de tener los trabajos más bajos y denigrantes que se puedan imaginar, muchos terminan siendo prostitutos o prostitutas, y en algunos casos, con engaños terminan siempre vendidos como esclavos o en el peor de los casos, son desmembrados y sus órganos se venden a buen precio en el mercado negro, pero ellos siempre mantuvieron la esperanza de tener un mejor futuro. Sin importar el precio.

Incluso un Omega nacido de un matrimonio de dos Alphas no tenía tan buen destino como uno se lo imagina, el hecho de nacer en cuna de oro, no te quita el estigma de haber nacido Omega, terminan siendo tratados como mercancía por sus padres, siendo entregados a Alphas, dueños de empresas poderosas, que solo aumentarán el capital y estatus de la otra familia, ambos se verán beneficiados en el caso.

Mi nombre es Severus Snape, llevo el apellido de mi madre, un Omega como yo, Tobías Snape, cuando era joven; trabajo en un prostíbulo, realmente hablamos muy poco de este tema, no es algo que a él le agradará hablar, sobretodo porque fue ahí donde conoció a mi padre, Eline era o es el nombre de una Alpha, que solía visitarlo con frecuencia en su trabajo, siempre le llevaba obsequios y le dejaba buenas propinas por sus servicios, mi papá se había enamorado profundamente de ella, de sus detalles y atenciones que tenía para con él, pero vio que la felicidad no estaba escrita para él, quedó embarazado de aquella mujer, por primera vez en su vida, desde que la conoció, había ido a buscarla en la empresa a la que sabía trabajaba, ella salió de ahí y jalo a mi padre reclamándole su presencia en aquel lugar, él le dijo que esperaba un bebé, que podían ser una familia como ellos querían y que juntos crearían al bebé que esperaba con amor, aquel amor que se profesaban, o al menos así lo creyó mi papá, ella no quería un hijo, muchos menos con un Omega de baja categoría como le dijo a mi padre, no sería bien visto que alguien de su posición se viera relacionado con un Omega que se prostituía y que no sabía con cuántos había está antes en su cama, negó ser mi padre, excusándose que era hijo de otro cliente y que solo quería que ella se hiciera cargo de un mocoso que no llevaba su sangre, solo porque él no sabía de quién se había embarazado, llamo a los guardias de seguridad y ordenó sacar mi madre del edificio, no sin antes amenazarlo para que no se volviera a acercar a ella o a la empresa.

Aún así el volvió al edificio, enterándose que este, había sido vendido a otro empresario, tan sólo unos días después de la discusión entre ellos, eso dejo destrozado a mi padre, jamás se recuperó de aquella traición, aún estando embarazado, siguió trabajando, la prostitución era el único trabajo que le daría el dinero suficiente para poder sobrevivir tanto él como yo, pero una vez el embarazo se le comenzó a notar, lo corrieron, asegurando que nadie querría acostarse con un Omega gordo y feo.

Vendió la mayoría de los mueble que poseía y decidió vender el apartamento que había conseguido comprar a lo largo del tiempo, con el dinero juntado, se fue a vivir a uno de los barrios más marginados de la zona, vivir ahí era diferente notoriamente, con mucho esfuerzo y semanas de haber recorrido las calles en busca de algún empleado, lo consiguió, tal vez trabajar en un basurero no era lo mejor que se había imaginado, y a pesar que la paga era poca, sería suficiente te para proveer alimento y servicios básicos, por el momento.

Poco a poco se hizo de cosas para su bebé, no eran muchas, pero servirían, Severus nació prematuro, demasiado para el joven que se encontraba cansado por haber dado a luz hace algunos minutos atrás, la clínica en la que se encontraba, era de las pocas que ofrecían atención médica a Omegas de bajos recursos, no eran los mejores doctores, de hecho solo un médico y una enfermera atendían cosas de leve riesgo, un hospital era demasiado caro para solicitar sus servicios, Severus pasó casi 6 meses en la incubadora, los pulmones no se habían formado correctamente y necesitaba el respirador, fueron meses difíciles para Tobías, cuando por fin dieron de alta al pequeño Snape, una parte de él, se sentía aliviado, por fin podía llevar a su hijo a casa junto con él.

Quería pensara que todo estaría bien de ahora en adelante, pero todavía tenía muchas piedras en el camino, su pequeño, no podía tomar de su leche, como cualquier bebé normal, y esto provocó que no le pudiera transmitir las defensas necesaria a su organismo para protegerse, se había acostumbrado a que una vez por cada dos semanas su hijo se enfermara o contrajera fuertes infecciones, el barrio en que vivía tampoco ayudaba mucho, hasta el mismo aire era diferente al que se respiraba en la ciudad, en aquel lugar solo se respiraba desolación, tristeza, hambre, y ganas de poder salir de allí, como fuera posible.

Severus era un bebé, demasiado pequeño, y nuevamente no tenía la estatura que corresponde a los niños de su edad, ni siquiera para el tamaño de los bebés Omegas, fue ahí donde lo llevo nuevamente a la clínica, siendo confirmada sus sospechas, supo que su pequeño era Omega; justo como él, ese día lloro por su hijo, por él, y por todo lo que se bebé se vería obligado a pasar, le pidió disculpas por no poder ofrecerle una familia, un buen lugar en el cual dormir, por privarlo de pequeños lujos, por haber sido Omega le tocaba sufrir.

Los meses pasaron convirtiéndose en años, Severus era un niño de tres años con una piel tan blanca como la nieve, tersa al tacto, con un cabello azabache que solo resaltaba aún más su piel, uno ojos grandes y negros que miraban con inocencia infinita su alrededor, unos labios pequeños y rojos, para rematar, una naricita pequeña y puntiaguda, algo aguileña, pero sin duda, su hijo era hermoso, poseía una belleza exótica, como a él le gustaba llamarle, para cualquier padre o madre, su hijo siempre sería perfecto.

Severus a lo largo de su infancia, aprendió que no podía darse a hacer berrinches por las calles por querer algún objeto, ya que solo implicará como consecuencia que su mamá se viera triste al decirle que no podía pagar por ello a menos que solo uno de los dos comiera, y sabía que sería él el que comiera en vez de su madre, á la edad de seis años, acompañaba a Tobías al trabajo, he incluso lo ayudaba y el dueño le daba un poco más en la paga por el trabajo del niño, un día en el basurero alguien tiró un pequeño conejo de peluche, estaba algo roto, le faltaba un ojo y una oreja, pero no era nada que Tobías no pudiera solucionar, no importaba si tenía que pasar la noche en vela, el remendaría el peluche.

Al día siguiente, Severus recibió un conejo de peluche color café con uno de sus ojos por botón y una de sus orejas azul del color del cielo, desde ese día jamás soltó al conejo, lo llevaba para todo lados, incluso se bañaba con él, y solo lo soltaba cuando estaba lo suficientemente sucio, para necesitar lavarse.

Con 15 años de edad, Sev era un joven que tenía mucho apego a la vida, su padre, lo dio todo por él y jamás se quejó de lo poco nada que obtuvo de la vida, su madre siempre lo trato con cariño y aunque a veces llegó a desesperarse nunca lo golpeó, y siempre dejo en claro que no se arrepentía de tenerlo en su vida.

Tobias falleció a causa de una infección que contrajo al cortarse con un hierro en el basurero, y no teniendo el dinero suficiente para el medicamento, la infección avanzó de manera rápida, infectado todo el sistema sanguíneo, una mañana Severus solo amaneció abrazando el frío cuerpo de su progenitor.

Pocos días después del entierro de su madre, Severus busco trabajo en otro lugar, era joven y podía realizar trabajos pesados de ser necesario, pero no quería pasar por lo mismo que su madre.

Mesero, consiguió trabajo de mesero en una cafetería, situada por una de las calles más transitadas para llegar a una de las mejores universidades de Inglaterra, la paga sin duda alguna era buena, en la cafetería se acostumbro a las miradas lascivas de los Alphas que llegaban, incluso uno que otro se atrevía a hacerle comentarios obscenos o incluso tocarlo; Pero no podía reclamar o el dueño lo correría, después del trabajo, se dirigía a la misma casa en la que vivió toda su infancia, cada lugar de aquella casa, tenía hermosos recuerdos impregnados.

Con 20 años de edad, Severus era un Omega de estatura pequeña, fina cintura y unas caderas muy estrechas, facciones finas y angulosas, seguía conservando la pureza en su mirada, en cada sonrisa que dirigió a los clientes, incluso si éstos se comportaban de forma desagradable con él.

Llego el otoño, un estación cálida para Severus y con ella Sirius Black III, era un Alpha caracterizado por ser un casanova y lo genes le favorecían demasiado, de cuerpo atlético y músculos marcados, piel bronceada y sin exagerar, de hermosos ojos grises y cabello rizado, que era de un color café oscuro, sin duda alguna el tipo de Adonis que muchos y muchas, Alphas, Betas, he incluso Omegas, querrían tener en su cama, tenía poco tiempo de haber llegado con sus amigos a Inglaterra, siempre habían estudiado en el extranjero, pero le había parecido divertido regresar a su país de origen, y terminar el último año de universidad ahí, Sus mejores amigos eran un Alpha y un Beta, James que era Alpha salía con Lily, que al igual que James también era una Alfa, y Remus que era un Bethas, hijo de unos afamados diseñadores de moda, su vida era perfecta, bueno casi perfecta, a sus 22 años, Sirius no había tenido una novia que durará más que una semana, y eso, a sus padres los estaba volviendo locos, su madre era capaz de cortarle las bolas, si solo las utilizaba para andar de cama en cama.

Ese día, todos habían decidido relajarse un poco, lo exámenes finales estarían a la vuelta de la esquina, así que fueron a una cafetería de la que oyeron hablar a algunos de sus compañeros, James al ver el lugar, no quería ni entrar, alguien de su estatus no entraría a un lugar como ese, pero Lily y Remus junto con Sirius lo convencieron, así que se vieron entrando a los pocos minutos.

La cafetería no era tan grande en si, al menos no como los restaurantes de 5 estrellas a los cuales estaban acostumbrados a ir.

Para Sirius entrar a aquel sitio, fue su perdición.

El mesero llegó a atenderlos, pero Sirius se dio cuenta que dentro del establecimiento había un Omega, su aroma era hermoso sin duda alguna, Por fin llegó su orden y prácticamente obligaron a James a comer, al final acepto que la comida era buena, justó cuando pidieron la cuenta fue Severus quien llevó la nota, Black; que se encontraba bebiendo agua, escupió todo al tener al Omega del aroma irresistible ante él.

Había hecho el ridículo frente a sus amigos y frente a su futura conquista. Sirius Black no hacía ridículos, pagaron la cuenta, y el pelicastaño prácticamente salió huyendo del lugar.

Ese fue el primero de muchos encuentros.

El joven Black, por primera vez en su vida, parecía mudo ante alguien, siempre sabía que decir o hacer, pero aquel chico arrancaba y destrozaba su razonamiento y sus facultades, haciéndolo ver como el idiota que aparentaba no ser.

Siempre que podía, arreglaba las situación para que específicamente fuera el Omega quien lo atendiera, incluso se aprendió su horario de trabajo.

No quería parecer un acosador, pero el hecho de no poder decir aunque sea una oración completa frente al pequeño pelinegro, lo tenía bastante frustrado, pero conseguiría su cita sí o sí.

La oportunidad que tanto esperaba se presentó por fin, y para su mala suerte, no como él lo tenía pensado.

Provocar que el chico que te gusta, o en caso de Sirius, llama su atención, tirará la bandeja de comida que traía encima en uno de sus clientes, y para empeorar la situación, fuera despedido, no se veía bien, para nada bien.

Tal vez su idea de hablarle en el oído, no fue la mejor, mucho menos si por los nervios, en vez de hablar, terminas gritando en sus tímpanos.

En definitiva esto no saldría bien.
Ahora se encontraba un Sirius Black tratando de arreglar la situación en la cual se había metido y un Severus Snape tratando de convencer a su jefe que no lo corriera, ya que en verdad necesitaba el trabajo.

Por fin el dueño de la cafetería accedió a sus peticiones, pero le descontaría los platos rotos y la comida de la paga mensual, lo cual Sev acepto sin refutar, ya que era eso o no tener paga nunca más, por último le dio el día, ya que en las condiciones que se encontraba no daba una buena imagen al local.

Black salió acompañando al azabache, dándose cuenta que apenas si le llegaba al hombro, sin duda alguna era muy pequeño, todos los Omegas que el conocía o recordaba eran más grandes, el mesero Omega era él más pequeño que había visto en sus 22 años de vida, y eso que él había ha visto muchos, incluyendo su hermano Regulus era más alto que el ojinegro.

Sin duda alguna un Omega muy singular el que se había encontrado.

- Mi nombre es Sirius Black, ¿ Tú nombre me gustaría saberlo ?. - Solo eso fue capaz de decir, y se ofendió al no ofrecer una disculpa primero por el inconveniente.

- ...Severus, Severus Snape.

La dulce voz que escucharon sus oídos era simplemente una melodía hecha por el mejor compositor.

-Jamas he escuchado ese nombre y apellido. -

-No es importante en el mundo. -

Estúpido, estúpido, como no lo supo antes, ningún Omega de una familia de estatus estaría trabajando de mesero en un lugar como ese, o rogando por qué no lo corran.
Eres un imbécil Sirius, se dijo mentalmente.

- Quería ofrecerte una disculpa por el problema que cause, sobretodo porque casi hago que pierdas tú empleo. -

- Si lo pones así, creo que aceptaré tus disculpas. Así que ... Disculpa aceptada. -

-Gracias... -

-Sabes, no es normal que un Alpha pida disculpas, mucho menos a un Omega, ¿ Por qué lo haces?. -

Esas hermosas gemas oscuras lo veían con gran atisbo de curiosidad, ninguna mirada se le comparaba y sentía que atravesaba su alma.

-Mmmmmn... Tal vez es la única manera que se me ocurrió para hablar contigo. - Nervios y algo vacilante salió su voz.

-Quieres decir... que el accidente, fue a propósito. -

No oyó coraje ni rabia en su voz, pero si sorpresa e incomprensión.

-No!! Yo quería hablarte, pero termine gritando en tu oído por error mío y eso llevo a lo otro y es así que estamos teniendo esta conversación, y.. ya no se lo que digo. - Malditos nervios que carcomía sus entrañas.

Una hermosa risa atrapó y sacudió todos sus sentidos.

- jajajaja que rayos fue eso jajajaja eres un Alpha muy extraño, ¿te lo había dicho antes?

-De hecho, soy un Alpha muy codiciado y siempre me comporto a la altura de mi estatus.

-Asi como lo hiciste allá adentro, sin duda alguna tienes porte, jaja.

- Eso solo fue un accidente, creo que ya lo dejamos en claro.

-Esta bien, pero que hace una persona de tu "estatus" en una cafetería cómo está.

-Bueno, unos compañeros no dejaban de hablar de lo buena que es la comida y fue simple curiosidad.

-Entiendo, bueno muchas gracias por sus disculpas y me alegra haber platicado con usted, hasta pronto.

Severus se alejó del Alpha, que lo miraba con una mezcla de emociones indescriptibles, todas golpeaban con fuerza su mente y agitaban a su corazón como loco., Si su madre se enteraba que se comparta de esa manera por un Omega, estaría muerto, o peor sería desheredado. En ambos casos estaría acabado.

Aún así, eso no evitó que siguiera frecuentando el lugar de trabajo del Omega, y que cada vez más solía esperarlo hasta que acabará su turno, con la esperanza de poder conversar cada con Severus, aunque fueran solo unos minutos, el los tomaría, hablar con el chico era fácil, sencillo y cómodo, le causaba una sensación placentera.

Los días pasaron y sin darse cuenta Sirius y Severus eran una pareja, no sabían en que momento las pláticas, se tornaron en sonrisas sinuosas, en miradas profundas, y uno que otro beso robado por parte del Black, pero no necesitan una explicación, con solo mirarse a los ojos bastaba para saber, que ambos se amaban con una profundidad demente.

Sirius, había invitado a Severus a una pequeña reunión en su apartamento, estarían James y Remus, junto con Regulus, aunque esté no saliera de su cuarto para nada, Severus no está seguro de asistir, Remus solía tratarlo bien, en lo que cabe o al menos se hacía el esfuerzo de tolerarlo, Regulus era un tema muy aparte, el Omega era solo 2 años menor que él y lo adoraba, siempre que se pegaba a sus "citas" con Black mayor, Regulus terminaba demandando toda su atención, dejando excluido a su novio, aunque esto le causaba gracia al final.

Pero James era otra cosa, simplemente no congeniaba con el de lentes, y no es no hubiese tratado, el castaño, siempre buscaba la manera de dejarlo en ridículo, ya sea en un restaurante exponiendo su falta de modales en la mesa o simplemente cuando salían a lugares a los cuales el no solía frecuentar por falta de dinero, siempre buscaba la manera de que Sirius notará lo torpe que podía llegar a ser en ocasiones, pero el caso era, que el intentaba agradar le al mejor amigo de su novio, pero se estaba dando por vencido.

El castaño llevaba unos cuantos meses de casado con un Alpha pelirroja llamada Lily, casi, bueno, de hecho no sé nada de ella, tal parece que a ella no le agrada del todo Sirius, pero eso no evita que puedan tener una conversación civilizada, no como James y yo, que no me soporta cuando me ve, he llegado a la conclusión de que a lo mejor, piensa que le quitare a Sirius, aunque es normal que quiera pasar tiempo con la persona que me gusta, en fin, ya he llegado al edificio.

Severus entro como siempre por la puerta principal del edificio, se sorprendió al darse cuenta que el guardia no se encontraba en su puesto, así que entró sin más.

Le gustaba el departamento de Sirius, siempre olía a cedro y pino, con un toque cítrico; era un esencia que le encantaba, y le encantaba que todo el lugar oliera a Sirius, lo hacía sentir protegido y seguro.

Se encontraban en la sala del apartamento, y efectivamente Regulus no había salido para nada de su cuarto, acaba de pasar su periodo de celo, y se encontraba un poco débil. Comenzaron jugando un juego de mesa que a todos les parecía divertido, aunque Snape se reusaba a jugar, no es que no quisiera, pero simplemente no quería verse como un tonto al no saber de qué trataba, claro que a James no le paso desapercibido la oportunidad de mofarse.

- Severus eres tan aburrido, deberías aprender a divertirte, un día morirás y te dará cuenta que tu vida no válido nada. -

-Lamento no encontrar las cosas que tú haces, divertidas para mí. -

- No te lamentes, aunque estoy seguro que es lo único que puedes hacer, yo también lo haría si fuera tú. -

- Si ser como tú quiere decir ser arrogante y presumido, prefiero seguir viviendo mi "lamentable" vida.-

-Aunque no lo creas, Sirius es muy parecido a mi, incluso es más que yo, enserio crees que él y yo somos amigos por nada, dime cuanto tiempo tienes de conocerle, 6 mese, un año, yo lo conozco desde el preescolar, crecimos siendo inseparable, somos hermanos aunque la misma sangre no corra por nuestras venas, y tú solo eres una distracción para el, o tenías planeado que fuera él el que te sacara de la miserable vida que llevas, dejadme decirte, que no eres el primer Omega en el que Sirius se muestre interesado, ha habido muchos como tú, he igual que ellos serás desechado pronto. -

- Eres un idiota Potter, Sirius es diferente ti y lo sabes, no te compares con el, Regulus es un Omega, y nunca lo he visto tratarlo mal. -

- En verdad que eres un tonto he ingenuo, jamás te has preguntado porque Regulus y Black no se hablan, o acaso nunca has notado que sus conversaciones entre los dos, son secas. Incluso Monny lo sabe, Sirius considera a Regulus débil, el hubiera deseado tener un hermano beta antes que a un Omega, la mayoría de las familias de nuestro nivel, solo tienen un hijo, o acaso no sabes qué fue Sirius el que casi provoca la muerte de Reg, por tu cara supongo que no, te diré un pequeño secreto que nos confesó a nosotros, sus verdaderos amigos.
Sirius empujó a su madre por las escaleras mientras estaba embarazada de Regulus, casi lo logra, pero Regulus como puedes ver; sobrevivió, y antes de que digas algo, él no se siente arrepentido de aquello, pero recuerda; esto es un secreto entre nosotros dos, nadie debe de enterarse de lo que hablamos.

Severus alzó una mano dispuesto a abofetear a James, pero este lo agarro por el cuello, oprimiéndolos fuerte, sacándole jadeos y gemidos de dolor en el proceso.

-No se te ocurra maldito Omega asqueroso, sabes lo humillante que sería que alguien que vive en un basurero al cual llama hogar, me golpeara, no se te olvide que soy un Alpha y como tal puedo hacerte lo que se me ocurra mientras no estés marcado, acaso crees que Sirius querría marcar a a alguien como tú o sí.
Acaso no crees que Moony es mejor pareja para él, él está enamorado de Sirius, pero el hecho de que Padfoot lo rechazara y ahora este con alguien como tú, no hace que deje de desearlo, que crees que estén haciendo ahora que salieron a comprar, así que si no quieres tener a Remus encontrar tuya, será mejor, que no vuelvas a venir y aprendas tú lugar cuando estemos nosotros.

Por fin James soltó a Severus, quien cayó al suelo, jadeando y tratando de respirar todo el aire posible, sentía que otro poco de fuerza y moriría pero no por asfixia, sino por el cuello roto, un Alpha era superior en fuerza, y James no se quedaba atrás, sobretodo si el Omega en cuestión era de su tamaño, estaba seguro que un simple puñetazo de parte suya, podría romper todas su costilla sin esfuerzo alguno.

Estaba temblando de miedo, y los otros dos no venían, planeaba irse al cuarto de Reg, pero el secreto que le había dicho James seguía perturbado su mente, y no quería llegar atosigando con preguntas o exigiendo respuestas, así que optó por irse de ahí.

Tomo sus cosa, ni siquiera se atrevía ha alzar la cabeza, jamás en su vida había sentido la fuerza de un Alpha, tenía miedo, ahora se sentía desprotegido en esa casa que se impregnó del aroma de Potter, estaba llorando, una fuerte opresión en su pecho le hacía incapaz de soltar alguna palabra con temor a que James volviera por él, tenía miedo de las palabras que le dijo, tenía miedo de ser uno más en la lista de Sirius, tenía miedo que la historia de su madre se repitiera.

Solo quería sentirse protegido, quería tener a Black estrechándolo es sus fuertes brazos, susurrando que todo estaría bien y que nada malo le pasaría estando a su lado, incluso si el mundo entero se encontraba en su contra.

Pero él no estaba ahí, y eso solo hacia que su mente trajera más recuerdos desagradables, porque a veces, los recuerdos dolorosos son más que los felices, y de pronto se encontró con un gran cartel de un perfume nuevo, se podía ver a una hermosa mujer, de cabello rubio y rizado hasta las caderas, desnuda y en una posición que evitaba qué enseñará más de la cuenta, con un pequeño frasco de cristal en sus manos, en forma de flor, era hermosa sin duda, el tipo de chica que todos estarían complacidos de tener a su lado, Ivanova, donde había escuchado ese nombre.

Algo gritaba dentro de él, que tuviera cuidado y que estuviera alerta, pero con lo que acababa de pasar hace unos instantes no están en sus cabales quedarse a recordar de donde era que conocía el nombre de la modelo.

Así que siguió su camino hacia su casa, su hogar como el lo llamaba, basurero cómo lo llamaba el resto de la sociedad.

Esa noche Severus no pudo evitar encerrarse y llorar todo lo que resto de la noche, a lo largo de la oscuridad había recordado de donde conocía el apellido, lo que trajo más recuerdos desagradables, la ex prometida de Sirius, James tenía razón, el solo era una distracción, se odio por creer que el realmente le importaba a otra persona que no fuera su madre, tal ves si la tal Eline se hubiese hecho cargo de ellos, él podría ser feliz con Sirius y nadie se opondría a su relación, pero las cosas no son buenas para gente como ellos, como los Omegas que son; el quería confiar nuevamente en alguien, quería tener a otra persona a su lado, que lo hiciera sonreír aún si vivía en la miseria, pero eso no era posible, Sirius, no serán capaz de dejar todo por el, desenterró la revista que compró tiempo atrás, un gasto excesivo que le costó la comida de los próximos 3 días, pero ahí estaba, todo un artículo sobre la famosa modelo y actriz Ivanova Cronch, hermoso rostro y una nariz perfecta y pequeña, una hermosa Alpha de buena familia...
No tenía piel como la de aquella chica que se veía estaba en color saludable, la suya era de un blanco que consideraba enfermizo, sus ojos no eran de un color claros o hermosos como ese azul zafiro, su cabello era de un color negro muy común en el mundo, era enano incluso p entre los de su misma raza, por último paso su dedos por su nariz, era fea, ganchuda y horrorosa, tal como había dicho Sirius tiempo atrás, ellos jamás se dieron cuenta que él había escuchado la conversación que tuvieron James y Black mayor, donde James le aseguraba que la chica seguía amándolo y que estaría dispuesta a darle otra oportunidad, incluso le había enseñando fotos de ella, y Black no negaba que seguía igual de hermoso desde la última vez que la vio, he incluso no dijo nada cuan James lo comenzó a comparar con la modelo, haciendo resalta todos los defectos de su cuerpo y como cereza en el pastel, hizo afán de su nariz, riéndose de la peculiar forma que está tenía, incluso Black se río de los insulto que lanzaba el miope, para su dolor se unió a su comentarios, - Lo se, su nariz me recuerda a ese hotel al cual nos hospedamos en Dubai, como se llama ... a si, el hotel Burj Al Arab, tiene la forma ganchuda no lo crees.-
y los comentarios siguieron, tal vez sonaron graciosos para Sirius, pero para el que escucho todo, solo pudo salir de ahí, tratando de que su vidriosa mirada no lo hiciera caer en el camino.

La noche para Severus fue larga y tortuosa; sin darse cuenta cayó dormido mientras lloraba.
La inseguridades siguieron atormentándolo, las palabras dichas por James no dejaban de revolotear en su mente y parecerían no querer irse.

Mientras todo eso sucedía se mantuvo distante de Sirius buscando cualquier excusa posible para evitar aceptar alguna de sus invitaciones a salir, por muy ridícula que fuera la excusa, no le importaba; simplemente no quería estar a su lado mientras se sentía inferir a él.

Para empeorar la situación, había caído enfermo nuevamente, desde bebé su madre le contaba lo enfermizo que resultó ser, ahora ahí están en su cama, tapado con algunas mantas algo gastadas, pero lo suficientes para no permitir que el poco calor que conservaba su cuerpo escapará, Sirius nuevamente trato de comunicarse con él, sentía que si no hablaban pronto, todo lo que había logrado tener con Black terminaría yéndose a la basura, sentía que sería solo su culpa, tenían que hablar lo sabía muy bien, así tomando valor y aún enfermó se vistió y tomó el abrigo que siempre llevaba, se dirigió al apartamento de su novio.

Sirius se encontraba solo en su casa, su hermano había salido a casa de sus padres desde la otra semana y no volvería hasta la siguiente, así que podía estar tranquilo en su soledad, sin nadie que interrumpirá sus pensamientos.

Que rayos había echo en el último
mes que provocará que Sev se comportará de esa manera, aceptaba que a veces molestaba a su pequeño, pero no recordaba hacer algo que lo irritara en concreto, se sentía furioso, llevaba días tratando de hablar o comunicarse con el, y este lo esquivaba como si le fuera a contagiar alguna enfermedad o algo más grave, estaban dispuestos a pedir disculpas, aunque no supiera exactamente si realmente había hecho algo por lo que debiera disculparse, pero no le importaba, quería que las cosas regresarán a como eran antes con su pareja, está recapitulando nuevamente todos los sucesos que había hecho hasta el momento y el sonido de la puerta ser golpeada interrumpió sus pensamientos, justo cuando creía haber encontrado su falta, así que cuando el sonido hizo que su pensamiento se fuera, le entraron ganas de golpear y maldecir a quien fuera que estuviera tocado a golpes su puerta, acaso no veía el timbre, y fue ahí cuando su cerebro hizo click; el único que golpeaba su puerta de esa manera era su Sev, así que yendo a la puerta, no sin antes ver qué su ropa y cabello se vieran perfectos, habrío la puerta con una sonrisa, enfrente de el estaba la persona que más amaba y se reprendió mentalmente, por no invitarlo a pasar, se hizo a un lado y una vez adentro un silencio se instalo entre los dos, parecía que nadie tenía nada que decir en ese momento y todo el coraje que Snape había tenido se había esfumado al ver la sonrisa con la que lo recibió su novio, ni lento ni perezoso Black fue el primero en intentar romper la incomodidad, preguntado por como estaba, Severus tardo en contestar y a medida que hablaba su voz salía más cortada, y sus ojos comenzaban a nublarse, pronto lo que comenzaban a ser susurros se convirtieron en sollozos, para dar paso a un pequeño llanto lastimero, Black lo envolvió en sus brazos, donde Sev se sintió protegido y buscaba la manera de aferrarse a su cuerpo como si fuera su refugio en medio de una tempestad, Sirius se mantuvo susurrando palabras cálidas en su oído y depositando pequeños besos en su cuello, he inhalando el hermoso aroma que Sev desprendía, el también comenzó a intensificar su esencia para que su Omega se relajará, un poco más calmado su pequeño pelinegro le contó todo lo que tenía guardado dentro de sí, todas las inseguridades que tenía rondando por su cabeza, le confesó todos sus miedo; entre hipeos y sollozos, Black con la voz ronca le pidió disculpas, entre beso y beso, un poco más tranquilos ambos se recostaron en el sillón, Sirius se encontraba abajo y el cuerpo de Sev se encontraba arriba del suyo, su cabeza apenas si rozaba sus hombros, se dio cuenta que la respiración de su novio comenzaba a ser algo irregular y lo escucho toser, la calefacción está encendida y afuera asía calor por lo que no comprendía el porque su novio no se había quitado su abrigo, así que tratando de moverlo pero al ver que no reaccionaba se preocupó, se acomodó con cuidado de no moverlo de manera brusca y vio que el rostro de su Omega se encontraba bastante rojo y el cabello algo mojado por el sudor se comenzaba a pegar en su frente, colocó una mano sintiendo como ardía en fiebre, lo cargo con cuidado hasta su habitación, con cada paso que daba su corazón se aceleraba como loco, pronto Severus estaría en su cama, y esa idea comenzaba a provocar un calor en su vientre y una pequeña molestia en su entrepierna, pero el había decidido no hacer nada con Sev hasta que esté estuviera seguro, así que rápido trato de enfriar su mente, colocó el cuerpo de su pareja en la cama, con el cuerpo de Severus en ella la cama parecía grande, Sev apenas ocupaba un pequeño espacio en ella lo que le provocó que una risa se le escapará, se dirigió al baño tomó una bata y unos paños que mojo en agua, poco a poco fue desasiéndose de la ropa de su novio y trago grueso al ver el cuerpo frágil de Severus, antes de comenzar a babear o tomarlo en un arrebato de lujuria y bajeza, tomo la bata y se la colocó, recordándose que Severus no están en condiciones para hacer el amor o mucho menos perder su virginidad de esa manera; tomo los paños mojados en agua y los coloco en su frente y lo escucho suspirar aliviado por la temperatura, esa noche se quedó cuidando su salud, se quedó dormido en la silla que había colocado aún lado de la cama, lo cual era algo tonto sabiendo que había espacio de sobra en la cama pero no importaba, mientras él estuviera cómodo, la enfermedad de Snape continuo dos días más, en los cuales Sirius cuido de él.

Severus siempre estaría agradecido con el por ello.

[...]

La noticia de que el joven Sirius Black III, único hijo Alpha del matrimonio entre Orión y Wallburga Black se casaba, conmocionó a toda la sociedad de Inglaterra, sobretodo al saber que su prometido era un corriente Omega.

No está de más decir que Wallburga y Orión estaban furiosos con la decisión al punto de casi desheredar a su hijo, pero no consiguieron nada, Sirius con un año de haberse graduado de la universidad, con experiencia manejando negocios desde muy joven; era un hombre con futuro, no necesitaría mucho esfuerzo para hacerse de renombre en tan poco tiempo.

A Sirius le molestaba la poca comprensión de parte de sus padres, pero lo que en verdad no podía soportar era el dolor que le provocaba que sus mejores amigos no compartieran la felicidad de saber que por fin sentaría cabeza.

Sus padres por más que insistieron y amenazaron no consiguieron nada, resignándose al matrimonio pero a su vez mostrando la clara inconformidad; dejándole en claro que no se sorprendiera si toda la familia Black no asistía a dicha boda.

Acaso nadie estaba feliz con la decisión que tomó, por qué nadie se alegraba por su matrimonio.

Subía las escaleras de su apartamento recordando las palabras que le dijo su hermano antes de ir lo a dejar al aeropuerto, él cuidaría de Severus, incluso con su vida... No necesita las advertencias de su hermano, sabe que su novio merece ser feliz.

Al abrir la puerta el aroma a brisa marina y flores de azar lo golpea en la cara, era el aroma de su futuro esposo, el de su pequeño Omega pero... Intensificado por mucho.

Oh, su celo se había adelantado, no recordaba cuando había sido la última vez que Sev lo tuvo, pero tenía que darse prisa y ayudarlo, el había visto muchas veces a su hermano entrar en esa época, pero no sé comparaba para nada con Severus, que parecía sufrir demasiado con el dolor.

Fue a la cocina y se inyectó directo en la vena del antebrazo su supresor, necesitaba reprimir o mejor dicho atontar a su Alpha interno para poder atender a su pelinegro.

El aroma de Severus era tan intenso, me perturba los sentidos, mi ser me pide marcarlo ya, pero se que no puedo, él quiere que sea después de casarnos, después de dar nuestros votos, después de unir nuestras almas, después de haber recorrido nuestro cuerpos por primera vez.

Y eso el algo a lo cual yo estoy dispuesto a aceptar.

Al entrar pudo observar como el cuerpo de Severus se sacudía por el dolor, el sudor perlaba cada centímetro de su piel expuesta y temblaba ligeramente.

- Sev, ya estoy aquí, te pondrás mejor y dentro de una semana tú y yo estaremos casados, así que tienes que recuperarte amor. - Sirius hablaba en voz baja mientras tomaba la temperatura en la frente de su novio, no era tan alta, pero debía de tener cuidado, una vez la fiebre subió demasiado y terminaron ambos chicos espantados.

Severus sonrió ante las palabras del mayor, el también se encontraba emocionado por casarse, era algo que Tobías hubiese querido para el mismo pero tristemente el no pudo cumplir tan anhelado sueño.

- Será en el mar ¿verdad? - su voz era un bálsamo candente para Sirius, quien ponía todo su esfuerzo y tenacidad por mantener fríos sus pensamientos.

- Así es, nos casaremos frente al inmenso mar, podrás meter tus pies el el agua salada, y tocaras la arena entre tus manos y pies disfrutaras del aire oceánico y esa brisa salada que bañara tu cuerpo cuando haga viento por las mañanas. -

- Suena hermoso y agradable si lo pones así. -

- Lo es, pero tú eres mucho más hermoso que el océano mismo. -

Sirius inyectó el supresor a Severus junto con un sedantes, para luego ver cómo este caía dormido; cuando estuvieran casados su pelinegro ya no necesitaría los supresores, el sería quien aliviará y menguara el dolor de su Omega.

El día pintaba tranquilo, Severus había terminado su celo el día anterior, pero debido al cansancio permanecería en cama, había faltado al trabajo para poder cuidarlo, el aroma a sus feromonas poco a poco se disipaba de todo el apartamento.

Apenas salgo de la habitación cuando escucho a alguien tocar el timbre con insistencia.

Y me llevo a una sorpresa al ver que es James y trae la invitación en su mano derecha, una parte de mi quiere creer que me felicitara y asistirá.

Pero es mucho desear...

- James, es bueno verte por aquí, Remus y tú me tienen abandonado. -

- Me puede explicar que mierda es esto Sirius. - el me avienta la invitación en al cara, y yo la tomo... Realmente nadie comprende lo que estoy haciendo.

- Una invitación a "MÍ" boda con Severus y por lo visto no cuento con tú asistencia. -

- Eres idiota!!!! Que demonios, si vine aquí fue para parar está estupidez. -

- Hablá claro Prongs. -

- Cancela esa maldita boda. -

- Obligame!!. -

- Que te oblige, que acaso no entiendes !!!! Ese maldito Omega de porquería está arruinando tú vida y tú piensas casarte con él, sabes cómo está Remus cuando me hablo para decirme lo de tu estúpida invitación, y no te hagas el imbécil que bien sabes que Moony lleva desde la preparatoria enamorado de ti, y en cada oportunidad te escapas del tema, ¿pero esto? Es enserio Sirius, casarte con un Omega.

Debes estar bromeando.

Remus lleva varios putos años amándote y tú lo rechazas por ese maldito Omega corriente de porquería, esa maldita escoria que no merece ni embarrarse en mis suelas.

James tomo a Sirius por el cuello de la camisa, estaba más que furioso con el que llamaba hermano, - Ese maldito mal nacido no debió cruzarse en nuestras vidas, jamás tuvimos que ir a esa maldita cafetería, jamás tuvo que haber venido al mundo como el bastardo que es, así que dime qué es una mierda de broma ¿¡ Dije que si es broma. !? - grito con fuerza en mi cara.

- No, no es broma, ¿ Pensé que me apoyaras en un principio ? Incluso me aconsejabas ¿Tan mal les cae Severus ? -

El de ojos avellana comenzó a reír como demente, era un ataque de risa imparable, termino soltando a Sirius y se pasó las manos por su alborotado cabello.

- No mames Sirius, yo te ayude por que pensé que solo sería un maldito revolcón, acaso crees que Lily o yo no los hemos tenido con Omegas, claro que lo hemos hecho, pero tenemos claro nuestro lugar en al jerarquía, y no pensamos bajar de nuestro pedestal.

Pero dime, acaso es tan bueno estar enterrado en su culo como para quererlo desposar, acaso esa maldita ramera te dio algo para tenerte así.

- James basta ya. - Sirius trataba de recordar que era su amigo el que estaba hablando, trataba de suprimir al Alpha que rugía por callar permanente a James.

- Esa maldita ramera de Severus es tan buena en la cama, por qué si es así considera compartirla antes conmigo.-

Sirius no aguanto más y soltó el primer puñetazo, que aturdió a James, esto era peligroso, Sirius Black lo sabía.

- Eres un bastardo Sirius, jamas creí que te rebajarías por un imbécil que lo único que sabe hacer es abrir las piernas y dejar que penetres su maldito culo, por que eso es lo que es... Ese imbécil  que sólo quiere el dinero que tú le puedas dar, y claro, también tu verga. - hablamos cada vez más y más, mientras se ponía de pie. -

Fue en se momento donde James tomo desprevenido a Sirius y lo golpeó en la cabeza, pero no espero a que Sirius reaccionara, se adentro al apartamento, corrió dentro de la habitación donde el aroma era más fuerte, y de una patada rompió el seguro.

Esto era un infierno.

Severus estaba escondido en el baño, había empujado cada mueble para bloquear la entras, estaba temblando, su aroma lo reflejaba perfectamente, Tenía miedo.

- Maldita ramera de porquería, se que estás aquí, tu sucio olor te delata, y cuando te agarre, romperé ese maldito cuello que debí romperte hace días. - la ira era expulsada por cada poro del de lentes, una vez que el cuerpo de Severus estuviese entre sus manos, rompería cada uno de su huesos.

Solo bastaron unas cuantas patada par poder empujar todas las cosas que bloqueaban su alcance.

Pero antes de que James pudiese entrar, Sirius estaba tras de el, y lo había sujetado por la parte de la nuca azotando su cabeza contra la puerta del baño, que se abrió de golpe, dentro estába Sev, quien yacía en la esquina del baño cubriendo su boca para evitar que salieran algún ruido, la pelea, se convirtió en una carnicería, ambos dando puñetazos y patadas, azotandose contra cualquier objeto posible, los cristales y espejos del baño yacían esparcidos por el suelo, y algunos pedazos incrustados en el cuerpo de ambos Alphas, el que peor se veía claramente peor era James, Sirius era un experto combatiente, así que si tenía que inclinar su cabeza ante un Alpha superior haría que mereciera la pena, sacando un grueso trozo de cristal de su brazo lo arrojó hacia Severus, a quien apenas logro rozar su mejilla; provocando un ligero corte.

La primera gota de sangre se derramó y eso fue más que suficiente para volver loco a Sirius, quien se abalanzó contra su amigo, dando puñetazos uno tras otro, todo su ser, su cuerpo exigían la sangre de James, Severus miraba horrorizado la situación tan siniestra que se exponía delante de él.

Sirius lucía varias heridas en su cuerpo, la sangre resplandecía en cada parte expuesta, y sus puños se bañaban de la sangre de su mejor amigo, él no quería ver más.

- No más... - un susurro salió de su garganta, - ¡Sirius! ¡Para por favor! -

Severus se colocó atrás de su novio, no sabía que hacer para que se calmara, le tomo de las manos, que se embarraron de la sangre de Potter,
-Basta por favor, Sirius - el aroma del miedo de su Omega llegó a su cerebro y por fin la nubla dejo su mente, miró a James, que parecía a punto de desfallecer, miró a Severus quien lucía temeroso, con una de sus manos sujeto la mejilla herida y pasando su lengua lamió la sangre de su pareja... No dejaría que nadie le hiciera daño, no dejaría que nadie lo humillara ni hablara mal de él.
Así fuera lo último que hiciera.

James intento disculparse unos días después, pero Sirius no quiso recibirlo, aparte del que al día siguiente tomarían su vuelo hacia el mar Adriático en Italia, él creía que ahí sería un hermoso lugar para su ceremonia de casamiento y para Severus que sería su primera vez viendo la inmensidad del mar ante él.

No dejaría que nada arruinara un día tan especial para ello.

Las bellas costas de Italia les dieron la bienvenida, a Sirius le daba ternura el como Severus se aferraba a él durante lo que duró el vuelo, podía sentir al pequeño cuerpo temblar por los nervios o el miedo a volar por primera vez.

Cuando aterrizaron, un chófer los esperaba para llevarlos a la que sería su residencia por lo que durará su estadía en Italia.

Por fin era el día en el que Sirius probaría por primera vez a aquel cuerpo que había respetado por dos largos años, al que había esperado pacientemente, el día en que Severus seria marcado; uniendo sus vidas y almas por el reto de sus vidas, el día que ambos estaban esperando.

La ceremonia se llevaría a cabo en un risco, el altar están levantado y rodeado por cientos de lirios blancos y otros rojos, simbolizando la pureza y pasión del amor que ellos dos se tenía.

Sirius esperaba más que nervioso la llegada de Severus, quien sería escoltado por varios guardias, era más que consiente de la gran belleza que poseía el pequeño Omega qué pasaría a ser su compañero de vida, y los hombres italianos tenían fama de ser lo más guapos y seductores del mundo, y eso no era algo que no  quisiera comprobar en persona, así que mejor prevenir que lamentar.

A lo lejos vio como los 8 guardias Alphas traían escoltando a su futuro esposo en medio de ellos.

Severus llevaba un hermoso traje blanco ceñido a sus finas curvas, la manera en que resaltaba su cabello negro y sus grandes gemas oscuras era hermoso, el tono rojo de los labios también hacía más apetecible devorar su boca.

El sacerdote dio inicio a la ceremonia, en la cual ni él ni yo nos dejamos de ver a los ojos, incluso sin ser oficial, nosotros ya estábamos unidos por algo más fuerte que un trozo de papel firmado, él y yo ya éramos uno solo antes de entregarnos en cuerpo, porque nuestras almas se habían conectado desde un principio.

La boda de realizó con tal elegancia y se veía que el sacerdote en verdad les deseaba la felicidad más grande del mundo.

Con un beso dieron finalizada su unión, de aquí en adelante nada les impediría ser felices.

La brisa salina del mar salpicaba a ambos chicos que corrían por todo lo largo de la costa, los sacos, zapatos y calcetines se encontraban olvidados en la arena, y ambos jugaban a salpicar se con el agua.

Sirius alzaba el cuerpo de su esposo y lo hacía girar para luego arrojarse a al agua, la imagen de inocencia que tenía de Severus jamás abandonaría su mente.
El ver cómo sus ojos negros brillaron con emoción al ver al infinito mar que se alzaba ante ellos, y el sería dueño de esa pureza esa noche.

La primera vez que contemple el cuerpo de Severus desnudo, fue aquella vez cuando se enfermo y lo cuide, pero ahora ver su cuerpo ante mí, hace que mi lujuria de desate y quiera poseerlo de una sola vez.

El está arrodillado en la cama y yo me acerco lentamente a él, luce precioso con esos nervios por no saber que hacer, lo tomo por la espalda para acercarlo a mi pecho, una corriente eléctrica recorre cada fibra de mí ser, sentir mi piel desnuda chocar con la suya hace que mi sangre arda y hierva por el deseo que tengo de adentrarme en su carne, y marcarlo como mío.

La piel húmeda y lisa por las gotas de agua del reciente baño, paso mi nariz por su cuello llenando mis pulmones con su olor, mi mano baja por su delgada espalda y aprieto la estrecha cintura que tiene, Severus jadea por el contacto, se contornea contra mi cuerpo, haciendo que mí erección choque contra su vientre, lo sujeto por la nuca y nos fundimos en un beso apasionado, mi lengua invade cada rincón de su boca, los gemidos mueren dentro del beso, su cuerpo y el mío buscan mayor contacto, nuestros aromas se intensifican hasta mezclarse y formar un aroma único en el mundo.

Mis sentidos se aturden, se que los de mi esposo también.

Lo recuesto con cuidado en la cama, y lo observó detenidamente, su pecho subiendo y bajando de manera agitada, las pupilas dilatadas por toda la lujuria que le estoy haciendo sentir, sus labios rojos y levemente hinchados por los besos y mordidas... Pequeños jadeos escapando de esa pequeña y deseable boca, la cual me pertenece.

Vuelvo a acostarme sobre él, beso cada parte de su cuerpo con finita devoción, el comienza a recorrer mi cuerpo tentativa mente, sentir como sus dedos trazan caminos en mi piel y como está arde ante su frío contacto me enciende.

Yo me entre tengo jugando con sus pezones, esos pequeños botones rosados, de las cuales disfruto tirar y morder, paso mi lengua por ellos, sintiendo al cuerpo bajo mí; morir y derretirse ante mis caricias.

Bajo una de mis manos ha su espalda baja, y siento como mis dedos se llenan de sus fluidos derramados, su cuerpo se está preparando para lo inminente.

Juego con tres dedos dentro de el, oyendo lo gritar y gemir ante la intromisión de estos, los muevo de adentro asía afuera, y luego paso a abrirlos, sus gemidos se intensifican y mi Alpha interno pide por más y se lo hago saber, cuando tomo sus piernas separándolas de golpe, puedo ver como su pequeño y rosado ano se abre y cierra ante el deseo de ser llenado, mi pene estaba ansioso por adentrase en ese pequeño orificio que se a guardado solo para nosotros, me inclino un poco y comienzo a lamer esa miel que escurre desde adentro, sabe bien y quiero más, adentro mi lengua y lamo desde adentro a afuera, puedo oír que a Sev le gusta, pongo más esfuerzo de mi parte y le separó más las piernas al punto de que tengo la mejor vista de su trasero, masajeo sus muslos y mi boca muerde la carne que rodea al anillo de músculos.

No creo aguantar más y colocando sus tobillos sobre mis hombros, posicionó la cabeza de mi miembro ante el pequeño orificio, me inclino para besar a Sev en la boca, y sujetando sus manos, me entierro en su cuerpo de una sola estocada, el grita por el dolor de la intromisión, mi pene sigue creciendo en tamaño dentro de él, lo que arranca más gemidos delicioso, sus uñas rasgan y se aferran a mí espalda, es imposible no venirse con tan sólo ser abrazado por sus cálidas entrañas, sus gemidos se intensifican antes de sentir su primer orgasmos de la noche, su cuerpo tiemble por el placer provocado de la intromisión, el liquido mancha nuestros vientre y yo amo verlo arquear su fino y pequeño cuerpo contra mí.

La embestidas comienzan, y cada vez se vuelven más fuertes, el se agarra fuertemente a mis hombros, enterrándome sus uñas y rompiendo mi piel, sus gemidos resuenan cerca de mis oídos, su cabello se pega a su frente, y el sudor perla nuestros cuerpos calientes, una embestida bastante profunda toca ese punto dentro de él que lo hace correrse por segunda vez y gemir en alto, yo solo puedo aumentar la velocidad y fuerza con la que entró y salgo, dirigo todos mis movimientos a aquella zona, Severus solo logra retorcer su cuerpo en movimientos ondulantes, su boca se abre para dejar salir los más deliciosos y placenteros sonidos de toda mi vida, un hilo de saliva sale de la comisura de su labios y yo busco beberla con mis labios, el beso continúa al ritmo salvaje y arremetedor de mis embestidas, el sigue mis movimientos y puedo sentir como comienza a mover sus caderas por su propia cuenta, son movimientos sensuales que me elevan al máximo y puedo sentir como su ano comienza a apretarme, puedo sentir como su vientre se estremece ante su próximo orgasmo, yo moví con más hincapié mis caderas, deseando enterarme en lo más profundo de su ser, mis dientes castañean y termino mordiendo la parte trasera de su cuello con fuerza para romper su carne y dejar mi marca permanente, una última embestida y logramos llegar al clímax, el nudo se formó en la base de mi pene, duro como una roca, se adentro en su cuerpo, liberando grandes cantidades de semen caliente en sus entrañas, y el balbucea algo acerca de que se siente su vientre ardiendo, yo caigo encima de su cuerpo, mi miembro no saldrá de su cuerpo hasta que se desinflame mi nudo, aún sigo expulsando mi semilla, y puedo escuchar pequeños gemidos por el palpitar de mi pene dentro de él.

Una nueva serie de caricias dan comienzo a lo que será la siguiente larga y placentera noche de nuestras vidas.

Despertamos al medio día o al menos yo lo hice, mi espalda arde ante las evidencias marcas de nuestra actividad nocturna y matutina. Ambos estamos desnudos y el está abrazado a mi cuerpo, mundo un poco mi brazo él sé da la vuelta, dejándome observar una ligera inflamación en su abdomen debido al semen que lo llenan, puedo observar cómo en la sábanas hay restos de sangre y semen, la prueba de que fui el primero y único que probará su cuerpo.

[...]

De nuevo en el apartamento, era extraño estar ahí nuevamente, ya no solo como una pareja sino como esposos.

Sirius iba y venía de la empresa a su casa, luciendo orgulloso la argolla en su dedo de la mano izquierda, la sonrisa radiante que con la que despedía a sus trabajadores al saberse que prontos estaría en la casa con su dulce Omega.

Para Severus era algo maravilloso pasar tiempo con Sirius, mentiría si dijera que no peleaban en ocasiones, para luego cada uno encerrarse en la habitación, y pronto en la noches buscar el cobijo del frío en el cuerpo del otro, era simplemente que se amaban demasiado para permanecer peleados.

En ocasiones donde Sirius se iba de viaje el la pasaba en su casa, practicando con los trabajos que Balck dejaba para él, poco a poco Sirius lo instruía para el manejo de algunas de sus empresas o negocios.

A él le gustaba sentirse útil y buscaba la manera de hacer sentir feliz al mayor.

[...]

Sostenía la prueba entre sus pequeñas manos que temblaban ante la emoción y la felicidad que lo albergaba.

Estaba embarazado, él, él tendría un hijo de Sirius, su primer hijo; un cachorro de Sirius y él.

Se lo diría a Sirius, faltaban 4 semanas para el cumpleaños de su esposo y la idea de decirle de su embarazo durante su celebración le pareció bien.

Aun no podía creer que dentro de él estaba creciendo una pequeña vida.

[...]

Rojo era lo único que sus ojos veían, su ropa teñida de el hermoso rojo Borgoña que era su sangre, sangre que era del hijo que estaba esperando...

Solo había estado limpiando el apartamento y luego el dolor agudo en su vientre, la sensación de algo desprendiéndose de su entrañas.

Y entonces vio la sangre manchando sus pantalones, se hinco ante el dolor que lo doblegó; las lágrimas comenzaron a surcar sus ojos, como era posible... Solo faltaban  una semana para el cumpleaños de Sirius, su esposo no se había dado cuenta de lo pocos síntomas que tenía, pero él ya moría por decirle que sería papá.

Y ahora no había nada que festejar.

[...]

3 abortos más después del primero, cuatro hijos que jamás vería crecer, cuatro hijos que Sirius no sabía de su existencia.

En verdad que Severus no sabía que era lo que estaba mal con él, si había hecho algo malo, en que había fallado, nunca pasaban de los dos meses, y siempre el resultado era el mismo, ya no quería saber nada de nada, se sentía tan mal consigo mismo.

Le estaba mintiendo a su esposo cada vez que esté le preguntaba cómo están su día, si era feliz, y con cada respuesta falsa sentía que un trozo de su alma se quebraba.

[...]

La hermosa recamara de su habitación, lucía unas hermosas mantas de un color blanco inmaculado, pero era solo una fachada, debajo de todas esas capas de tela, yacían horribles manchas de sangre ensuciando el colchón, y el se sentaría horas y horas observando esa cama, esperando a que Sirius llegará y le brindará un poco de felicidad con su presencia.

Cada día se encargaba de salir por la madrugada y comprar las más frescas azucenas y camelias blancas que encontrará, no importaba sin tenía que ir de florería en florería, si el día amanecía frío o lluvioso, si están cansado física o mentalmente.

En esa misma recamara, cuatro hermosos cerezos miniatura lucían hermosos en la habitación, cada uno con un florero de azucenas y camelias blancas, siempre cuidando cada uno de su pequeños árboles, en la calidez de su cuarto, cerca de su cama, cerca de su padre y de él.

Sirius le había preguntado por que su repentino interés en las flores, el había contestado que alegraban la habitación.

[...]

La primera vez que Sirius mencionó tener hijos, Severus trato de mostrar interés y alegría en el tema, su esposo parecía contento al hablar acerca  de tener hijos, Sirius quería tener hijos, quería ser padre al igual que el quería ser madre.

Inconscientemente una mano bajo a su vientre, aquel que había llevado dentro a cuatro hijos suyos y luego los había expulsado, sin darse cuenta sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, Sirius lo abrazó y le pregunta que sucedía a lo que el contestaría que simplemente era la emoción de ser madre, por qué el también deseaba un hijo.

[...]

Nuevamente estaba embarazado, Sirius aún no sabía, él le diría que aprovecharían su próximo celo que llegaría dentro de dos meses, esta vez leyó más acerca del embarazo en Omegas masculinos, recomendaciones, se la pasaba el día en la cama, y ordenaba comida al restaurante de siempre, solo se levantaba de ser necesario, no hacía esfuerzo alguno, le pagaba a los de limpieza para que hicieran el aseo del apartamento.

Sentía que está vez todo saldrán bien, este hijo sería muy amado por ambos, el comenzó a tejer, parecía difícil, pero con algo de práctica se dio cuenta lo sencillo que era, todas las cosas que tejió para cada uno de sus hijos se encontraban ocultas bajo su cama, ropitas de tela y estambre, pequeñas de colores pasteles, las telas más suaves que sus dedos tocaron, y cada uno llevaba el amor que no pudo brindarle a sus hijos anteriores.

[...]

Sirius había olvidado unos papeles en su casa, los hubiese dejado si no fueran tan importante, era un poco más de las 3 cuando llegó a su casa y entro por la puerta.

- Amor! Ya llegué! Se me olvidaron unos documentos, ¿Los has visto? -

Al no recibir respuesta se preocupó, su pequeño pelinegro siempre le avisaba si saldría, y hoy no era el caso,  corrió hasta su habitación, solo para darse cuenta de que está se encontraba cerrada con llave.

Golpeó con fuerza la sólida mareada, desde su pelea con James cambio las puertas por madera maciza y de una pulgada de anchura.

Al no recibir respuesta, corrió a su portafolio, siempre su esposo le recordaba echar sus llaves ya que a él se le solían olvidar.

Al habría la puerta la imagen que encontró fue lo que nunca espero ver, las sábanas de su cama estaban  revueltas y todas ellas con grandes manchas de sangre fresca y algunos coágulos bastante grandes, el colchón también parecía haberse ensuciado bastante, pero noto que había otras manchas de sangre más seca, como si fuera de hace tiempo.

Lo que le preocupó fue no ver a su esposo, con un color más blanco de lo habitual se dirigió al baño, está puerta también cerrada.

-Amor estarás ahí.-

Severus escucho la voz de Sirius desde que entró, podía sentir su presencia a través del lazo, pero no quería ver a nadie en esos momentos.

Mucho menos a Sirius.

5 hijos, cinco hijos que le fueron arrebatados antes de poder cargarlos o nombrarlos,  a quien llorar.

- ¡ LÁRGATE ! ¡ LÁRGATE! -

- Severus, dime qué sucedió... Qué ocurrió ahí. -

- Que te vallas !!!!! No quiero verte!!! -

Su voz salía entrecortado por los gritos y el llanto que lo sofocaba, otro hijo que no pudo retener en su vientre, otro bebé al que no pudo proteger.

El no sería nunca una madre, jamás podría darle el deseo y placer a Sirius de ser llamado papá, no podía.

Sirius tomo las llaves, y en contra de la voluntad de su pequeño esposo abrió la puerta.

Severus estaba hincado en el piso, el agua de la regadera corría y se mezclaba con la sangre que salía del cuerpo de su esposo, quien al verlo solo pudo estremecerse por el miedo a la reacción de su esposo...

El evidente dolor que sentía al expulsar los restos de su hijo, no era comparable al que martillaba en su pecho...

Un grito desgarrador se escuchó saliendo de su boca, pequeñas lágrimas surcaron su rostro, justó cuando pensó que ya no podía llorar más.

Unos fuertes brazos lo rodearon, cientos y miles de palabras de amor y consuelo llegaron a sus oídos, pero ninguna parecía apaciguar el dolor.

Sirius lo atrajo hacia él para evitar que este siguiera mojándose con la fría agua de la ducha, y solo así los restos del que fue su hijo quedaron en evidencia.

¿Cuánto tiempo llevaba Severus sufriendo sin decirle nada ?, ¿ Por qué demonios él no se dio cuenta ?, ¿ Está era la primera vez o había más ?.

No. Las manchas de sangre en su lecho decían que está no era la primera vez que sucedía.

Tomo con todo el cariño del mundo a su esposo y lo cubrió con toallas y mantas, Severus temblaba del frío pero parecía no darse cuenta, la sangre escurría entre sus piernas mientras manejaba como loco hasta el hospital.

El camino lo sintió tan largo y pesado, su Omega no había dicho palabra alguna, no hablaba, parecía que en cualquier momento dejaría de respirar.

Llegó exigiendo atención para su esposo, era un manojo de nervios, su cabello desordenado por las incontables veces que se pasó las manos para tratar de sobrellevar la situación.

La camilla llegó y el Omega fue llevado a otra aérea del hospital.

El doctor, un Alpha mayor y experimentado en obstetricia, fue quien le dijo que le harían un raspado para eliminar los restos del producto y la placenta junto con el sacó amniótico.

Esas palabras lo desgarraron por dentro, un hijo, su hijo... Su pequeño cachorro clasificado como producto defectuoso, no podía ser posible.

Se mantuvo tomando café tras café, necesitaba calmarse cuando le dieran permiso de entrar a la habitación con Sev.

Vio la cama, en ella el pequeño cuerpo de su Omega lucía lánguido y apacible, pálido y con los labios ligeramente violetas.

Una mano reposaba en su vientre, que ya no albergaba nada, pero aún así parecía aferrarse a la idea de proteger algo que no estaba allí.

No quiso seguir viendo esa imagen, pero sabía que en esos momentos Severus necesitaba saber que no estaba sólo, que no era el único que sufría la perdida, que el estaría ahí para él, el tiempo que fuera necesario para superar esta situación.

Tomo suavemente la pequeña mano de su Omega, la beso con todo el amor que tenía para ofrecerle.

El doctor se encontraba anotando algunas cosas en sus apuntes y por fin hablo.

- Señor Black, estoy seguro que no necesita que le diga que pasó con el Omega, es más que evidente. -

- Se refiere a mi esposo doctor, no se le olvide. -

- De Alpha a Alpha le digo o mejor dicho, le aconsejo que busque a un Omega más apropiado para procrear descendencia, el cuerpo de este chico no soporta el peso de llevar vida dentro, ya vio cómo terminó el producto, si sigue con esto solo logrará hacerle daño a su reputación y claro al Omega en cuestión.
Por lo visto, el chico ha tenido varios abortos anteriores a este, es más que claro su situación.
Estoy seguro de que es consiente que hay muchos Alphas que gustarían llevar a su hijo, piense lo mejor, este joven Omega es defectuoso para su tarea de portar vida, es muy raro, un Omega que no puede cumplir con su función principal es aún más degradó en la escala evolutiva, sería un buen sujeto de prueba en los laboratorios, se podría analizar su aparato reproductor y ver que es lo que lo hace diferente a otro de su raza. -

Sirius jamás se sintió tan asqueado de una persona, jamás se imaginó por lo degradante que podría ser la situación para un Omega, y si no fuera por Severus nunca se habría dado cuenta.

Si no fuera porque tenía la mano de Sev entre las suya, ya hubiese arrojado al maldito doctor por el ventanal del cuarto.

Un pequeño agarre de su mano lo hizo elevar la mirada y fue cuando noto que su Severus escucho todo lo que dijo el asqueroso hombre, sus ojos derramando ese líquido cristalino y saldado, mordiendo el labio inferior para reprimir sus gritos y llanto... No podía dejarlo ahí, no con esa gente que parecía disfrutar el dolor de su esposo.

Arrancó cada cable aún sin saber ni importarle si eran importantes para la salud de su pelinegro.

Tomo el liviano cuerpo y salió del hospital.

Con Severus en el asiento delantero y el conduciendo de vuelta a su casa, tenía que sacar el colchón, tenía que limpiar la sangre... No podía dejar que Severus viera todo eso nuevamente.

Severus no hablaba ni decía nada, porqué fingir estar feliz cuando Sirius ya sabía de sus abortos anteriores, como mirarlo a los ojos y decirle que lo ama si le ha ocultado sus fallidos embarazos, no merece la consideración que tiene para con él.

Ya no puede sonreír como lo hizo en las otras cuatro ocasiones, ahora está y se sienta vacío, el mismo doctor lo había dicho, algo que él no quería aceptar y fingía no ver... El no puede llevar vida dentro de su cuerpo, simplemente es imposible para él ser madre, si Sirius pidiera el divorcio, lo firmaría en seguida, no quiere que la persona que lo ama se condene a la infelicidad a su lado, Sirius que ha sido tan bueno con él, que es su bálsamo para el dolor, el arrullo más suave que a escuchado sus oídos, el amor más grande que ha recibido, la persona más noble, importante y generosa con él, que ha conocido.

Están a punto de pasar por la florería, y sus manos se mueven por si solas para jalar el freno, sabe que Sirius lo observa, puede sentir la mirada atravesando en su nuca.

Al bajarse él, también lo hace su esposo, Black observa los movimientos de su pareja, el como la anciana le habla... Cómo si lo conociera desde hace mucho tiempo.

Lo ve recorrer cada recipiente con flores, pero siempre tomara las azucenas y camelias blancas, pero hoy pide otro pequeño árbol de cerezo, al cual agarra fuerte contra su pecho; Sirius paga por las cosas y lo observa caminar hacia el coche de manera lenta y pausada, aún sin decir nada.

Llegan al edificio y él lo carga hasta su apartamento, en ningún momento Severus ha soltado sus flores o el árbol.

Al llegar lo acomoda en el sofá y le pide que espere, Sirius se va a su habitación y comienza a quitar las mantas, cuando las tenía de quitar observa el colchón con impotencia, lo jala con rabia y la caja que está debajo se mueve...
Termina agachándose y sacando la caja mediana de cartón, al abrirla un jadeo escapa de su garganta, siente su garganta cerrarse y el nudo no lo deja sacar todo lo que lleva dentro.

Con todo el cuidado que sus temblorosas manos pueden ofrecerle, saca cada una de las prendas que Severus ha tejido con tanto amor y dedicación, la mas reciente es azul con blanco, todavía tiene los ganchos y la bola de estambre, sigue sacando las ropita y con cada prenda que saca su corazón se estruja ante el dolor inminente... está seguro que todo el dolor que está sintiendo no es ni una fracción de lo que está sintiendo su Omega, el lazo se lo dice.

Al fondo de la caja, yacen cinco pruebas de embarazo, diferentes colores y marcas pero todas positivas, libros y guías acerca de cuidado y crianza de un recién nacido, recetas para papillas, revistas de tejido... Cada cosa está tan bien cuidada que se nota el esmero que ponía en cada uno de sus embarazos, y se pregunta en qué momento no se dio cuenta de la agonía en al que se ahogaba su esposo.

El ruido de la puerta al abrirse lo hace alzar la mirada, ve a su esposo caminar despacio; actuando como si no hubiese nadie en la habitación lleva sus flores en mano y se dirige al baño, lo sigue con cuidado y lo observa hincarse en la ducha, toma el pequeño árbol de cerezo y lo saca de la maceta, desmorona la tierra y la junta con los resto de la sangre que están en el baño, vuelve a ponerla en la maceta y luego el árbol, tira agua en  el piso y limpia todo con cuidado de no dejar ningún muestra de lo que pasó, sale ignorando su presencia y coloca el árbol delante de su cama, junto con los otros cuatro, luego coloca el jarrón con las flores y acaricia cada uno de los árboles.

Se va a la mecedora y se sienta observando al nuevo cerezo que se unido a los otros cuatro.

No hay nada que Sev pueda decir, solo observar a que el árbol cresca y sea fuerte y sano.

Sirius observa a su esposo tan destrozado y roto, él no quiere verlo así, camina junto a él, y se sienta en el suelo apoyando su cabeza en el regazo de Severus, las lágrimas ahora salen de los ojos de Black, que se sabe padre y la vez no...

Para Severus es diferente, a estado embarazado 5 veces y de repente ya no lo esta y no sabe dónde están sus bebés, sólo un día se sabía madre y al siguiente ya no lo era, un día despertaba para sentir el vacío y la vida que llegó a tener se fue por un agujero negro.

- Perdóname amor, lo siento mucho, por no darme cuenta de eras tú el que sufría en silencio, por no ver que tus sonrisas eran tristes y que tus ojos pedían auxilió a gritos... Perdóname. -

Enterrando sus cara contra las piernas, lloro lo más que pudo, hasta que los ojos ardían y la garganta dolía, su llanto apaciguó cuando sintió los delgados dedos de su Omega paseando por su cabello.

- No hay nada que perdonar Sirius, no fue tu culpa. -

Un susurro quedito, pero por fin había dicho algo, el se calmó, y liberó  su aroma para hacer sentir seguro y protegido a Sev, era el más que nadie quien necesitaba sentirse querido.

Cuando Severus se quedó dormido, no perdió tiempo y comenzó a hacer llamadas y ajustes de cuentas, al día siguiente partirían lejos de ahí.

[...]

La Toscana, era sin duda un lugar hermoso, que mejor que Italia donde se casaron, para poder re-conectar sus sentimientos, volver afirmar ese lazo que ahora se tambalea, por qué el día de su boda frente al mar, ambos prometieron estar juntos hasta la muerte, en las buenas y en las malas, en la enfermedad y la agonía.
Y ahora ambos corazones sangraban y agonizaban ante su perdida.

Llevaban casi un año y medio viviendo en Italia, la villa era hermosa, estar frente al mar tranquiliza a ambos chicos, los árboles de cerezo crecían y ellos los cuidaban para que ninguno enfermara, ambos iban a terapia con el psicólogo, pero ahora Sirius comprobaba que Severus volvía a sonreír genuinamente.

No fue hasta una mañana que lo escucho vomitar, que ambos volvieron a tener esa mirada de temor.

Severus estaba en el baño al día siguiente con una nueva prueba de embarazo, Sirius estaba a su lado esperando el resultado que diera.

Cuando lo  prueba marco positivo, Severus creyó ver su vida tambalearse de nuevo, no, el no quería vivir otro aborto, ya no más.

- Sirius...  Yo no... No quiero... -

Comenzó a llorar, él ya no quería  despertar y luego enterarse que había fracasado por sexta vez en su intento de ser padres y todo por culpa de su cuerpo defectuoso.

- Tranquilo cariño, iremos al doctor y hablaremos de esto... Él verá que es lo mejor para nosotros, pero la decisión es tuya, vamos. -

Sirius lo abrazaba por la espalda, y la frotaba con la palma de sus manos, ninguno de ellos sabe que pasará, cuando se fueron a Italia no dijeron el motivo de su partida, el se hacía cargo de todas la gestión empresarial mientras que su padre era el que asistía a las juntas , pero nadie más que ellos y el doctor sabía de lo sucedido.

No queriendo que su Omega hiciera esfuerzo lo cargo al estilo nupcial, Severus enrojeció su rostro, aveces Sirius lograba avergonzar lo tanto y aún así se sentía la persona más amada entre sus brazos.

Al llegar al hospital fueron a recepción a apartar cita, en el lugar había muchos Bethas y Alphas, algunos iban acompañados de otros Bethas y Alphas, pero no veía a ningún Omega...
El era el único en ese hospital.

Sirius agarró su mano con fuerza y delicadeza a su vez, el también tenía miedo, también estaba nervioso, sea lo que les dijera el doctor, se tenían el uno al otro.

Tomaron asiento esperando que los llamaran, al rozar su cuerpo con uno de los Alphas que estaba ahí, no pudo evitar temblar y bajar sus manos a su vientre en señal de protección, Sirius cambio de lugar y caminaron a la última fila de asientos, donde se quitó la chamarra y se la colocó a su pequeño.

El aroma de Sirius le relajó mucho, el también dejo salir su aroma dulce y fresco, era bastante tierna la manera en al que ambos trataban de protegerse, y sin darse cuenta era vistos por muchos pares de ojos curiosos, era difícil ver Omegas en Italia, pero ahí había uno y bastante pequeño, llamaba la atención sin duda, y el aroma hacía que los que estaban en la sala de espera de tranquilizaran.

Unas personas más adelante ellos pasaron y por fin llegó su turno.

El doctor, un Alpha regordete y de expresión seria y simpática los invitó a tomar asiento frente a su escritorio.

Saco un expediente y tomo nota de cada cosa que ambos jóvenes decían, frunció el  ceño al escuchar lo referente a los abortos anteriores, y se sorprendió que el chico pudiese quedar nuevamente en estado, cuando una persona abortaba tantas veces consecutivas era principio de que había algo mal en su cuerpo o era simplemente estéril.

- Bueno pequeño, te quitarás los zapatos y los abrigos que lleves, te subirás a la bascula derecho y mirando al frente. -

Anotando los resultados, saco una cinta métrica y tomo las medidas del cuerpo de Sev.

- Bien, ahora allí ahí una cortina, te quitas la ropa y te pondrás está bata, entendido. -

Tomando al bata azul que le dieron, se fue a cambiar, podía escuchar a Sirius hablar con el señor, pero este le decía que todas sus dudas serían contestadas al final, quiso reír ante a actitud infantil de su esposo que reclamaba con un "por qué".
La mirada de 'Guarde silencio' del mayor de los Alphas era bastante graciosa, parecía padre e hijo.

Él solo había visto a los padres de Sirius una vez y ambos imponían respeto, pero le daban miedo, por eso a Sirius no le gustaba que lo acompañará a esas reuniones, su esposo le decía que le evitaba disgustos y malos momentos.

- Listo. - respondió quedamente al salir del vestidor, la bata era pequeña, y debido a sus tamaño inusual se le resbalaba por un hombro, Black estaba a punto de tener una erección si no fuera por el tremendo golpe que le dio el doctor para despertarlo de su ensoñación.

- Muy bien joven Black, acueste se en la camilla. -

Sirius comenzó a caminar ante la mirada confusa de los otros dos habitantes, un fuerte jalón de mano detuvo su caminar.

- Me refiero a su pareja señor Black. -

- Oh si, perdón, Amor toda tuya. -

Con una risa mal contenida, Severus se subió y recostó en la cama, veía el techo como tratando de encontrar alguna grieta inexistente.

-Bien, Primero hay que palpar; cualquier incomodidad o dolor  me avisara, luego colocaré el gel, sentirá frío en su vientre, y luego contestará algunas preguntas. -

Sev asintió, estaba tranquilo, su esposo tomaba su mano y miraba atento los movimientos del doctor con su esposo, cuando era joven siempre le hizo sentir orgulloso el control que tenía sobre su Alpha interno, era el que mejor controlando sus instintos animales, tenía un gran control sobre ellos y un manejo envidiable, pero ahora que tenía a su pareja, no evitaba sentir cierta molestia al ver que otro Alpha lo tocará, pero se reprendió a si mismo, era por el bien de su Omega.

Con cada toque, Severus sentía algo extraño, pero no hubo dolor alguno, la sensación era más como aplastante, pero no dolía.

Cuando el gel fue puesto, un pequeño jadeo escapó por el frío contacto con su piel cálida, el obstetra tomo el apartó y lo paso por todo su vientre, ambos miraban los movimientos circulares, hasta que el doctor apunto a la pantalla, y ahí estaba, era como una habichuela sujetada en el vientre de Sev, pequeñita pequeñita, y sin embargo era lo que más querían, la sensación de verlo con sus propios ojos no sé comparaba a la sensación de solo saberlo.

Les dio algunas fotos del bebé, luego de cambiarse ambos tomaron nuevamente asiento, sus manos se sujetaba con fuerza debajo de los asientos, ambos temblando ante lo que dijera el doctor.

- Bueno, con lo primero, señores Black, el Omega está muy por debajo del peso recomendado, su estatura tampoco ayudará mucho, los análisis muestras principio de anemia, el feto está bien por el momento... Algo pequeño pero no anormal, tiene dos meses de embarazo, los primero meses son los más difíciles, sobretodo peligrosos, le sacaré una muestra del fluido amniótico para ver si la falla de sus anteriores perdidas de encuentra ahí, en todo caso, con su historial le pido no abandonar cama, necesita descansar, el nutriólogo le hará una dieta acerca de lo que deberá comer para subir de peso,  estás serán mis recomendaciones por el momento, nada de esfuerzo, si camina y de cansa descanse, pero no haga esfuerzo alguno ¿Entendido?. -

Severus y Sirius asintieron ante la mirada retadora del viejito.

- Bien, antes de hacer el examen, tengo que ser sincero, ya sea que el daño este en el desarrollo de su saco o no, el ¿Por que? De sus anteriores abortos no es claro, así que con toda la seriedad del mundo estoy obligado a decirle que el resultado de su embarazo puede ser inesperado, hay personas que todo su embarazo fue bueno y al último momento algo sale mal.

No sabes cómo resultará su embarazo, hay instituciones de adopción o fertilización, aún que yo me inclinaría por la adopción, es una muy buena opción para un niño que ha sido abandonado, ustedes tendrían la oportunidad de ser padres y ellos la de tener una familia cálida por fin.
Cualquier duda, este es número de teléfono, llamen si tienen alguna emergencia o se siente mal joven Severus, eso es todo. -

Ambos se despidieron y fueron al próximo consultorio para el análisis de la placenta, ambos se asustaron al ver que la aguja atravesaba hasta penetrar el saco del bebé, no era algo agradable de ver, pero era necesario.

Al llegar a casa, se dieron cuenta de que a pesar de saber que podían no ser padres en cualquier momento, ya no era desolación la que sintieron, ambos vieron juntos los folletos que mostraban a algunos niños siendo abrazados por otras parejas, sabían que los trámites de adopción eran largos, este sería el último intento de ellos por ser padres de manera natural, si no se lograba, adoptarían... Era una muy buena idea, ambos durmieron cómodamente estrechado en los brazos del otro cuerpo.

Eran felices.

[...]

Los días pasaron y los resultados del análisis dieron acierto a que la falla estaba en la placenta, está no poseía la capacidad de producir los nutrientes necesarios para hacer crecer al bebé y al pasar el mes, este dejaba de crecer; moría y luego su cuerpo lo expulsaba, era doloroso saberlo, pero ahora el vientre de Sev lucía tres meses, lo que decía que su hijo también tenía ganas de conocerlos.

La decisión de interrumpir el embarazo estuvo presente, pero Severus se negó, con sus otros hijos no tuvo la oportunidad de resguardarlos más tiempo dentro de él, no pudo protegerlos y ahora que este parecía querer vivir, no le quitaría el deseo de venir al mundo.

Continúo con su embarazo, sabiendo que era peligroso, había ganado unos kilos, no eran muchos pero ahora lucía un poco mejor.

Incluso si no tenía hambre, procuraba comerse todo, siempre ante la atenta mirada de Sirius, quien luego quitaba cosas de su plato para ponerlas en el suyo.

Eso lo hacía sentir tan amado y querido, cada día se enamoraba aún más de su esposo, siempre pendiente de todas sus necesidades.

[...]

Sirius se levantó con muchos ánimos esa mañana, su esposo casi cumplía su cuarto mes, cada día lucía más contento, pero los mareos y uno que otro desmayo no dejaban de preocuparlo.

Hizo el desayuno, lo subió a la recamara, donde Sev lucía enrollado en las sábanas, si podían tener sexo, por lo cual Sirius procuraba hacerlo con todo el cuidado y devoción, incluso su Alpha reconocía la precaria salud de su Omega, así que en vez de un apasionado animal, tenía aún cachorro mimoso, Severus sonreía al ver a Sirius tan sumiso ante él.

Era como ver un gran perro sometido a los deseos de un gato.

Comenzó a despertarlo con besos en los pálidos y delgados hombros del chiquillo, a lo que Severus le regaló un dulce ronroneo que lo dejo más que atontado.

Por fin abrió esas hermosas joyas negras que tenía por ojos, se consideraba afortunado ser él quien tuviera la dicha de verlas cada mañana, cada noche.

El día inicio.

Siendo consiente que Severus solo abandonaría el lecho para asearse, lo cargo en brazos y lo llevo a la mecedora... Ahí Sev vio como Sirius movía los muebles de su alcoba.

La cama ahora quedaba pegada a la ventana con vista al mar y el risco; precisoso sin duda alguna, ahora Severus podría mirar el exterior y sentir el aire fresco golpear sus mejillas.

Lo siguiente que hizo fue mover las flores y los árboles al mueble que se encontraba al pie de su cama, cerezos por lo efímero que es la vida, azucenas por los corazones puros y camelias blancas por la inocencia; cada uno representado a cada hijo perdido.

Ahora verlos ya no dolía, y ambos procuraban cuidar de cada árbol hasta que crecieran lo suficiente para ser trasplantados.

Severus veía como Sirius venía del otro cuarto al suyo con cientos de objetos y material de oficina, lo que era gracioso porque su oficina están justo al lado de su habitación, ahora un gran escritorio están ocupando el lugar de su tocador, los estantes quitaron el sofá del lugar y lo mandaron justo al lado de la puerta del baño.

En poco tiempo su recamara lucía como una oficina integrada con cama y baño.

- Sirius, hubiese roto mejor la pared y te hubiese ahorrado tanta ida y vuelta. - la risa afloro con intenciones de volverse carcajadas,

- Es muy buena idea cariño, la tomaré en cuenta. -

- Y el sofá se quedará pegado a la puerta del baño ¿ Por qué?. -

- Si está ocupado, me sentaré cómodamente a esperar a que termines, amenos que me pidas que te acompañe. -

Con una sonrisa seductora y sugestiva Sirius lo tomo en brazos y lo llevó a la cama, su cuerpo todavía desnudo bajo la manta que lo envolvía, no importaba si alguien los viera desde el peñasco, solo verían como se entregaban a su amor mutuo.

[...]

Los días pasaron, y ahora con cinco meses, el reposo era aún más estricto, desde el día en que Sev llamo por un dolor agudo en el vientre, Sirius lo llevo inmediato al hospital con el doctor que los atendía.

Desprendimiento de placenta, algo malo... No era una buena señal, atendieron rápidamente, antes de que se convirtiera en una hemorragia.

Pero su bebé seguía vivo, pequeños movimiento en onda se dejaban sentir dentro de su estómago, Sirius palpaba y trataba de averiguar dónde sería la próxima patadita que diera su cachorro, sentir como la piel de su esposo se alzaba ante la fuerza de vida que tenía su hijo era lo mejor que podía sentir, el había creado eso junto con Sev, y ahora más que nada les decía lo bien que se encontraba, cuando hacía frío solía jugar muy poco dentro del vientre de su madre, cuando él calor, golpeaba y se agitaba en señal de que quería que abriera la ventana y dejara el aire pasar, se calmaba con la voz de su madre y se agitaba y movía ante la voz de su padre, y cuando Alpha y Omega estaba juntos se movía con movimientos más impetuosos, para que ambos lo acariciaran.

[...]

Faltaba una hora para cenar, Sirius se bañaba y Severus buscaba la caja donde estaban las cosas de su bebé, no habían comprado nada más, no había habitación del bebé, no había cuna ni nada, solo lo que el conservaba de sus anteriores embarazos, en caso de que sucediera algo no deseado, no dolería ver las cosas que compró con tanto apego.

Iba con la caja en manos con la intención de terminar la última chambrita un suéter pequeñito que dejó a medio terminar, justo cuando le faltaba poco para llegar a la cama, su bebé se movió bastante fuerte y rápido, el dolor que le causo le provoco que gritara y se inclinaría ante el dolor, Sirius salió desnudo del baño y se apresuró a llegar con su esposo, lo recostó en la cama y reviso que no hubiese signos de sangre, Severus trataba de respirar correctamente y de manera lenta, el movimiento brusco de su pequeño lo dejo sin aire por un momento.

- Llamaré al doctor, tal vez pueda venir y...-

- Estoy bien. -

- Que! Te acabo de encontrar flexionado del dolor y dices que estás bien, lo llamaré...-

- Te dijo que estoy bien, solo se movió muy rápido, ahora se está moviendo como siempre lo hace. -

Sirius bajo el teléfono dudoso, pero se inclinó ante el pronunciado vientre del Omega para poner su mano y sentir los movimientos, su cachorro parecía divertirse mucho ahí adentro.

- Hijo no nos desde estos susto a tú madre ni a mí, no estoy para envejecer prematuramente, alguien podría intentar apartar a tu madre de nosotros si ven que luzco viejo a su lado, y no queremos que se lleven a mami, ¿Verdad?. -

El bebe respondió con una fuerte patada que provocó un gran sobresalto en la piel.

- En cualquier momento pensaré que nuestro hijo se habría paso desde tu panza. -

- Sirius! -

- Descuida, me gusta tu cuerpo con más carne, hay de donde agarrar. -

La mirada avergonzada y tímida del pelinegro lo invitaban a tantas cosas, pero no era momento de volver  a  mostrarle cuanto lo ama con su cuerpo; oh no, ahora Sev tiene que descansar de su pequeño sobresalto.

- Iré a comprar un pizza, y tu comida, ahora regreso, cualquier cosa márcame. -

Salió de la habitación tomando su billetera y celular.

- Sirius!!!. -

El castaño entro corriendo a la habitación.

- ¿ Qué !!? ¿ Sucedió algo ?, ¿ Estás bien ? ¿ Está bien ?. -

- Ponte ropa, no saldrás desnudo a la calle. -

Y por fin se dio cuenta de que en verdad lucía como Dios lo trajo al mundo.

- Celoso cariño, descuida este cuerpo es todo tuyo y puedes hacer con el lo que quieras. -

- ¿ Lo que yo quiera ?. -

Oh sí, esa mirada inocente lo prendía a mil, con sensualidad se acercó a su esposo.

Y con vos seductora y cargada de vigor pronunció.

- ¿ Qué deseas que haga ?. -

- Quiero un masaje, me duele la espalda. -

Y por arte de magia su erección desapareció.

Luego se las cobraría, por el momento le daría su masaje, ya luego le daría otra cosa.

[...]

Sexto mes, las cosas lucían mejor para ambos, eso quería decir que solo faltan 3 meses para conocer al pequeño cachorro que Sev lleva dentro, ahora luce un poco más cansado de lo habitual, aunque le hubiese gustado que Severus fuera exigente con sus antojos, no podía darse el lujo de comer cualquier cosa.

Aparte el embarazo de su Omega parecía no dar tantas complicaciones con respecto a las hormonas alborotadas, o los cambios de humor, casi no veía a Sev quejarse o hacer berrinches, estaba más ocupado durmiendo y protegiendo su vientre, observando sus árboles florecer, o sólo mirándolo a él trabajar.

Severus solía ser tan tierno siempre.

[...]

Debían ser las casi las tres de la madrugada cuando Severus se despertó gritando y llorando por el dolor.

- Sirius!!!! Sirius !!!! -

Sus gritos en mezcla con su llanto, Sirius se despierta de golpe, y enciende la luz, Severus se asoma y ve mucha líquido acumulada en su entrepierna, llora más fuerte, y comienza a temblar, su esposo actúa rápido y lo carga, tienen que llegar rápido al hospital, un dolor le obliga a Severus a empujar.

- No.. No Severus... No pujes... Solo trata de respirar, recuerdas lo que dijo el doctor, cada vez que el dolor venga respira profundamente. -

Llegan al auto, a Black ni le importa conducir como demente o pasarse varios semáforos en rojo, necesita llegar al hospital.

En el camino llama al doctor, avisando que en pocos minutos estarán allá.

Al llegar observa a un grupo de enfermeras, varios doctores se preparan para los peores panoramas, un gran equipo médico.

- El parto se adelantó. -

- Eso tiene que ser una broma, sólo tiene seis meses... No... No puedo no puede ser posible. -

- Dijo que su hijo se movió a finales del quinto mes, solo se me ocurre que se estaría acomodando para salir en cualquier momento. -

- Pero ¿por qué?, Yo no lo entiendo. -

- Su hijo, o mejor dicho el ambiente donde su hijo está creciendo, ya no es seguro para el cachorro, si sigue dentro morirá, así que el cuerpo de la madre, osea su esposo, busca la manera de salvarlo, es un modo de proteger la vida de su hijo. -

- Ahora solo nos queda esperar lo mejor, póngase esto y no estorbe a las enfermeras y doctores, su esposo necesitará su apoyo. -

Sirius se colocó la bata, el cubre bocas y el gorro de cirujano, también los protectores de los zapatos, guantes, se encontraba completamente cubierto y sudaba a mares.

Su esposo estaba recostado en la camilla, tenía las piernas separadas y sujetadas, pensó que sería mejor una cesárea, pero no había tiempo, su hijo tenía que nacer ya.

Severus no podía reprimir la necesidad de pujar.

- Amor, espera un poco, el doctor dice que no es momento de pujar, para un momento, quiero que aprietes mi mano lo más fuerte que puedas cada que sientas la necesidad de pujar, ¿si?. -

Un nuevo apretón a su mano le dio a conocer el dolor que tenía su pequeño esposo, quería llorar de la desesperación, por qué tardaba tanto, por qué no podían decirle a su esposo que comenzará.

- Duele!!!.-

El doctor metió sus dedos, diez de dilatación.

- Enfermedad estamos listos, joven necesito que a la próxima contracción comience a empujar lo más fuerte que pueda. -

Severus asintió fuerte mente, la contracción llegó con una gran descarga de dolor, y pujó lo más fuerte que pudo, el dolor era inclemente y acrecentaba a cada momento, Sirius miraba con orgullo y admiración el gran trabajo que hacía su pequeño.

- Lo estás haciendo bien, Sev, muy bien, estoy muy orgulloso de tí. -

Besaba la frente de su pareja y limpiaba el sudor, un nuevo grito desgarrador se oyó por parte de Severus.

Podía sentir la cabeza de su bebé salir, pero luego se retraía, el doctor insistía en que pujará más fuerte, pero en verdad que ya no podía.

Cada músculo y hueso pélvico le dolía y los sentía entumecidos.

- Cariño, solo otro poco sí, falta muy poco y nuestro cachorro estará con nosotros, solo otro poco. -

- Ya no puedo, duele mucho. -

Las lágrimas comenzaban a nublarle la vista y sentía que en cualquier momento perdería la consciencia.

- Joven Severus le pido que haga un último esfuerzo, si no lo hace, su bebé podrá morir por asfixia, y ya han llegado hasta aquí, no se rinda. -

Y eso fue lo que basto, es cierto, su bebé quería nacer, era por eso que había rechazado abortar, el quería protegerlo y darle el derecho de vivir.

Traerlo sano a este mundo estaba en sus mano, con fuerzas renovadas, apretó al mano de Sirius y  a la siguiente contracción empujó lo más que pudo, el grito se oyó tan desgarrador, que incluso Sirius se estremeció ante el dolor de su pareja.

- El bebé está coronado, estamos en la etapa del aro de fuego, joven ahora le suplico que por más que sienta la necesidad de pujar no lo haga, concentrarse en respirar y aguante otro poco. -

La sensación de ardor en su canal de parto era horrible, sentía la necesitada de expulsar ya a su bebé. -

Sirius  se alzó  y pudo ver la cabeza de su cachorro, la pequeña pelusita mojada por los fluido, pero ahí está.

No pudo evitar sentir la emoción de saberse que pronto tendrá así hijo en brazos, y su esposo y él lo llevarían a su casa.

Tan concentrado estaba viendo a su esposo y hablándole de lo bueno que era haciendo el trabajo de parto, que no noto cuando la enfermera le hizo una seña al doctor.

- Joven Severus, es momento, tiene que pujar. -

Otra seña al doctor de junto y Sirius lo noto, algo andaba mal.

Los gritos por parte de su Omega no paraba, su mano ya no la sentía, quería pararse y ver que sucedía, el doctor levantó un mano y observó el guante cubierto por mucha sangre, sintió su estómago revolverse.

Miró a su esposo que batallaba por traer al mundo al único hijo que podrían tener, cada vez lucía más pálido.

La mirada del doctor no decía nada bueno.

- Amor, recuerdas cuando te conocí y lo torpe que fui al verte, también el día en que robe tú primer beso para luego salir huyendo con la marca de tu mano en mi mejilla y aún así están tan contento que la sonrisa me duró meses. La primera vez que te dije que quería probar tu cuerpo, cuando salimos en una cita oficial, el día en que me contaste de tu madre, o cuando te llegó tu primer celo y no supe que hacer, y con todo el auto control del mundo prometí no tocarte hasta que estuviésemos casados, cuando te pedí matrimonio en la noche en el Big Ben, cuando golpeé a ese Alpha que te toco enfrente de mi y gane mi primera golpiza defendiéndote, por que tenía celos de que el se atreviera a tocarte mientras yo reprimía las ganas de hacer algo indebido con tu cuerpo.

Pasamos muchas cosas juntos, las superamos,  cada una de ellas hizo más fuerte nuestro amor y matrimonio.

Y aquí estamos a punto de ser padres nuevamente... -

La voz de Sirius se quebró, no podía retenerlo más.

- Así que no me dejes... Por favor no lo hagas. -

Un fuerte llanto sonó en la habitación, pero ninguno de los miembros del cuerpo médico se alegró, las enfermeras se llevaron al bebé para limpiarlo y revisarlo, después de todo él pequeño era prematuro.

El doctor se levantó dejando ver cómo la parte inferior de su bata estaba cubierta por la sangre de su esposo, sintió el vómito en su boca.

Miró a Severus, quien se miraba exhausto, sus labios se tornaban azules.

- S... Se... Severus, oye, amor, respira, por favor, por favor. -

- Lo cuidaras. -

- Que... No... Espera... no te despidas... Todavía no, los doctores te curarán y... -

- Prometelo. -

- Yo... Yo... Lo prometo amor, pero vas a estar bien, y juntos volveremos a casa con nuestro hijo. -

- Doctor la hemorragia no se detiene. -

- Está entrando en paro. -

- Señor Black salga. -

- No!! Es mi esposo y me necesita. -

- Le pido que salga o llamaré a los guardias y ellos lo sacaran del hospital, es su decisión. -

Sirius salió de la habitación viendo cómo su esposo dejaba de respirar y su corazón de latir, pudo observar como los médicos trataban de reanimar el pequeño cuerpo de su Omega.

Vio la zona de los cunero y se encaminó a ella, varios bebés estaban ahí, pero solo uno están en una incubadora, ese era su cachorro, aquel pequeñito por el cual su esposo puso su vida en riesgo, aquel bebé que siempre soñó tener entre sus brazos y verlo crecer, y aquí estaba, había nacido por fin... Pero Severus no podía verlo.

El médico llegó a su lado, lucía cansado, y le explicó que la hemorragia no se detenía, su esposo no pasaría de esa noche... Le permitieron estar a su lado, incluso llevaron al bebé para que lo mirará, ambos se tomaron de las manos y solo fue cuestión de tiempo para sentir como la vida escapaba del cuerpo de la persona que amaba.

- Te prometo que lo cuidaré y protegeré. -

Esa fue la última frase que le dio al cuerpo de Severus.

[...]

- ¿Papá yo mate a mamá ?. -

Su hijo, ese hermoso regalo que Severus dejo para él, un precioso Alpha, de diez años ahora, se parecía mucho a él, le hubiese gustado que heredará más rasgos de Severus, pero su actitud era tan linda como la de su difunto esposo, que aveces creía que en lugar de un Alpha, Sev hubiese dado a luz un Omega.

Pero cuando su cachorro se enojaba y dejaban mostrar ese lado salvaje no cabía duda de su raza.

- No, no lo mataste. Tú madre, piensa en él como una estrella, piensa que fuimos afortunados de tenerla con nosotros, piensa que alguien allá arriba decidió prestarnoslo un momento, personas como tú madre nunca merecían tocar este mundo que se pudre en miseria humana y avariciosa, alguien allá arriba nos lo presto por una hermosa temporada, pero en el cielo lo extrañaban y lo mandaron a llamar, él tuvo que regresar, así que no estés triste de que él no esté con nosotros, solo recuerda que él te ama, a ti, a tus hermanos, a cada uno de ellos, y los seis están cuidando de nosotros desde allá en lo alto del cielo. -

Su hijo asintió, los rizos los mecía el viento, sus ojos grises y facciones finas, la piel pálida como la de su Omega, físicamente era lo único que su cachorro heredó de su madre.

Los negocios marchaban bien, su hijo crecía sano y fuerte, le enseñaba cuanto podía acerca de la vida, ya que el sabía que podía ser cruel, lo enviaba a escuelas mixtas, para que aprendiera a tratar con Omegas, lo llevaba a orfanatos y lugares de bajo recurso, para que aprendiera humildad.

El prometió cuidarlo y eso hacía, luego de la muerte de Severus, se llevó acabó la cremación y las cenizas las enterró en el terreno de su villa en Italia, estuvo solo en su casa con su hijo a su lado, el cachorro era pequeño pero no lloraba, parecía comprender su dolor, porque solía mirar el lugar donde Severus se sentaba siempre a verlo, y movía sus manos a su dirección, pasaron unos meses hasta que no aguanto más y llamo a James y a su familia, necesitaba ayuda con su hijo y con su vida.

Hablar con James le ayudo, sentir el apoyo de su loca familia también,  ver a su madre cargar a su nieto con cuidado y vigilar que nada le pasará, aceptar la muerte de Severus dolió, dolió saber que jamás lo vería, ni lo sentiría nuevamente, dolía mucho, pero ahora había una pequeña parte de él que cuidar y amar.

Tenia que reponerse.

[...]

Sirius Black III era tachado como un hombre loco después de la muerte de su esposo, quienes lo conocían lo consideraban un gran padre, un gran Alpha, y el mejor esposo que conocían.

Su casa era la más hermosa de la Toscana o al menos la más famosa por su extravagante jardín, los pilares y muros llenos de enredaderas, y las muchas flores que daban el aspecto alegre a su pintoresca morada.

Lo que más resaltaba era aquel altar que lucía en el risco, con los 5 hermoso cerezos, todos rodeando el lugar de descanso de su madre.

Al pequeño de su hijo le gustaba pasar hora y horas bajo su sombra, y vigilaba que nadie cortará sus flores o dañará los árboles, pues sabía que cada uno representaba a uno de sus hermanos o hermanas.

Le gustaba llevar las fotografías y sentarse ahí a verlas, mirarse al espejo hasta encontrar algún parecido con su madre, dormir con alguna prenda que el Omega uso y aún conservaba su aroma.

Vio con sus propios ojos el cambio en la sociedad, una donde los Omegas ganaron derechos e igualdad, donde fue nombrado padrino del hijo de James, otro pequeño Alpha de ojos verdes, pequeño travieso enamorado del hijo de su prima y Lucius, vio a Remus casarse con Fenrir.

Sirius Black III vivió lo suficiente para conocer a sus nietos, y ver como el tercero de sus nietos, una linda Omega en vez de parecerse a la madre y a su hijo era el vivo retrato de su esposo, Sev; ese era nombre, en memoria de la madre de su papá.

Sirius Black, ahora descansaba al lado de su pareja.

Había hecho un gran trabajo cumpliendo su promesa.

[...]

- ¿Papi porque la casa de los abuelitos está llena de flores?. -

- Porque a mi mamá y mi papá les gustaban. -

- ¿ Que significan ? -

Sonrió ante la pregunta de su hija, el significado lo supo desde que comenzó a hablar, su padre era muy atento con sus flores y plantas, siempre cuidando que nada las dañará, a él siempre lo sacaba a caminar por los jardines y lo dejaba que jugará entre sus flores, siempre tuvo cuidado de no dañarlas.

Alhelí Amarillo, para la Fidelidad en la adversidad, porque mis  padres pasaron por muchas cosas.

Aster, por qué tus abuelos confiaban su corazón al otro.

Camelia Roja, por toda la admiración que papá tenía hacia mamá.

Cincoenrama es el afecto maternal que mi mamá nos tuvo a mí y a mis otros cinco hermanos, también con papá.

Clavel Rojo por qué el corazón de papá nunca dejo de suspirar por mi madre.

Clematide en representación de la belleza del alma de tu abuela.

Crisantemo Violeta: porque papa no soporto la idea de vivir sin el amor de madre.

Dalia amarilla, papá jamás engañó a mamá cuando estuvieron casados, siempre fiel a su corazón.

Dalia rosa, tu abuelo procuro siempre hacer feliz a su esposo.

Dalia violeta, su amor era fuerte y crecía día con día.

El geranio oscuro fue la melancolía que sintió papá tras perder a su pareja.

El girasol naranja, por qué para mí padre su amor solo tenía un dueño de nombre Severus.

Gladiola multicolor por su amor con toques de locura.

Los lirios amarillos por qué ambos eran felices amándose al otro.

Los nomolvides hablan por si solas.

Pensamiento malva, nostalgia para su amor perdido.

Tulipán jaspeado, a mi padre le volvían loco los ojos negros de mamá, decía que eran preciosos.

Tulipanes rojos, porque su amor será eterno.

- Y los que están afuera en la entrada, la puerta de la casa está llena de hiedra y otras hojas -

Sonrió ante la curiosidad de su pequeña.

Y respondió con toda la felicidad que se le entrego:

La hiedra simboliza la fidelidad en el matrimonio y se mezcla con la escabiosa escabiosa que significa viudez.

Los árboles de ciruelo representa que  mantuvo su promesa de cuidarme.

Lilas para las lágrimas que derramó en vida por la muerte de mi mamá.

- El abuelito lo ama mucho ¿verdad?. -

- Con cada aliento de su vida, y ahora están juntos, con mis hermanos y cuidarán de nosotros. -

A lo lejos se escuchó el grito de su esposa, una linda Omega que conoció en la escuela, ella lo ayudo en varías maneras posibles, y fue la única que no tachaba de loco a su padre, Sirius siempre le decía que una vez encontrará al amor de su vida, se aferrara a él con todas sus fuerzas, y que nunca provocará lágrimas en sus ojos, solo felicidad.

Ahora tenía una hermosa familia, era grande y podía comprender cada una de las acciones de su padre,  el lo admiraba mucho, tanto a su padre como a su madre, el también perdería la cordura si hubiese pasado por todo lo que ellos pasaron.

La siluetas de padre e hija se alejaron, cada vez más difuminadas en la distancia, pronto los capullos del cerezo florecerán, y darían una vista hermosa a la venta de la recamara principal.

Sirius Black, cumplió su palabra.

Notas finales:

No estoy muerta, al menos no por ahora.

Si no publique es porque estuve trabajando en esto, tenía este fic que quise publicar después de que escribí bajo el sauce llorón y que pasó ayer, pero por alguna razón no lo hice y lo deje guardado en Word, luego me puse a escribir los demás.

Luego cuando quise escribir el próximo capítulo de siempre a tu lado, me puse a escribir la continuación de 31 días para amarte, luego cuando ya me iba a sentar a escribir el capítulo dieta, me acordé que deje Abando este escrito, así que lo retome.

Estoy orgullosa de este trabajo, creí que es uno de los más dedicados que he hecho.

Espero que lo disfruten.
Gracias.


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