Todo comenzó un hermoso día soleado se podría decir que tanto como yo, junto con este la tan esperada para mi jornada de clases ya que podría observar nuevamente a aquel hombre el cuál a mis ojos era el más hermoso de todos además de la razón de mi entusiasmo respecto a la escuela pues cada día las ansias de llegar al salón me carcomían desde lo más profundo de mi ser, esperando siempre con ánimos que él ya estuviera ahí pues no soportaría ni un minuto más la espera después de cruzar esa puerta, sentía con el pasar de los días como todo ese mar de sensaciones crecía y se hacía más fuerte en mi ser recordándome que pronto llegaría el día en que se desbordarían, para mi buena o mala fortuna ese parecía ser el caso de hoy. En mi cabeza comencé a armar todo un “plan” esperaría a que las clases terminaran entonces le llamaría un momento para poder hablar con él y por fin confesarle estos sentimientos, algo sencillo ¿no? aunque siendo sincero conmigo mismo tenía algo de miedo pero esperaba todo deseaba que saliera bien.
El tiempo paso bastante rápido mientras yo divagaba en mis pensamientos, sorprendiéndome de que las clases estuvieran llegando a su fin a la vez que aquella sensación se hacía más y más fuertes, mis manos comenzaban a sudar e incluso temblar de una manera casi descontrolada, en mi estómago parecía estarse llevando acabo la revolución de un zoológico, el momento era cada vez más próximo y mi nerviosismo más evidentes.
Intentaba calmar a mi cuerpo al igual que mi mente cuando las palabras del profesor dieron por terminada la clase “Disfruten este fin de semana como ningún otro”. Espere a que algunos de mis compañeros salieran del aula, tome mi mochila y espere a que él también lo hiciera, en un parpadeo estaba detrás de él, el momento había llegado y mi mente estaba hecha nudo, lo primero que se me ocurrió fue invitarle a una fiesta que abría esta noche pero para mí desgracia contesto con un sencillo “no tengo tiempo”.
Decepcionado me quede un momento más después de que el salió del aula para justo en la salida encontrarme con una escena nada grata, ahí estaba el besando a una chica, de inmediato sentí como si me hubieran dado un golpe muy fuerte en el pecho, casi pude escuchar el ruido de un cristal caer y fragmentarse en mil y un pedazos. Cerré mis ojos mientras pasaba junto a ellos intentando aparentar tranquilidad cuando lo que quería era huir de ahí, me sentía bastante triste por no poder confesarle estos sentimientos gracias a que ya había alguien en su vida, alguien que ocupaba el que yo consideraba mi lugar.
Camino a casa esa imagen no dejaba de atormentarme, él besando a esa chica manteniéndola firmemente de su cintura pegada a su cuerpo, no pude hacer más que suspirar con nostalgia, me hubiera encantarlo estar en su lugar, ser yo quien poseyera esos labios, sentir nuestro aliento mezclándose, sus manos sosteniendo mi cuerpo pero no, no podía y no sería así.
Sentí caer la realidad sobre mí como una cubeta da de agua helada al momento en que intentando abrir la puerta de mi casa sonó el ruido metálico de mis llaves contra el piso, volví a suspirar y las levante para entrar. Sin preocuparme cerré y avente mi mochila a algún sitio sin prestar realmente atención a donde cayó, di unos cuantos pasos antes de tirarme en el piso sin importarme el hecho de poder hacerme daño pues en esos momentos no me importaba ya que dolía más la repetición instantánea de aquella escena, no supe el momento en que comencé a sollozar menos aun cuando cair rendido a los brazos de Morfeo en un intento de olvidar y borrar de mi mente lo ocurrido el día de hoy
No puedo negar que mi sueño fue realmente bueno para mi dolido corazón, en este ocurría todo lo que había querido desde un simple abrazo hasta ese esperado beso que, de no haber sido por el molesto ruido de mi celular hubiera terminado en algo digno de contar, me levante algo molesto por que me interrumpieran más aún al ver el mensaje “la fiesta está a reventar vas a jalar o qué?” Lo ignore por completo, no tenía ánimos para salir pues aunque él dijera que no iría podría encontrármelo y no resistiría ver una escena similar o peor.
Me pase el fin de semana entero en casa, aburrido dejando simplemente pasar la vida, sentía que todo era gris no encontraba el color o la razón de mi día realmente me había deprimido.
Cuando por fin llegó el lunes y tuve que ir a la universidad entre los corredores que iban al aula de clase pude escuchar lo que bien parecía una pelea de pareja, las voces me parecieron conocidas por lo que una extraña curiosidad me invadió haciéndome retrasar mi camino para toparme con el discutiendo con la chica de la vez pasada, sin poder evitarlo procure que no me vieran para así poder escuchar lo que pasaba y es que por más que dijera que ya no me interesa no puedo evitar querer saber qué es lo que pasa con él.
Me quede quieto procurando no hacer ruido, al parecer él la había encontrado con alguien más, no necesite de mucho para comprender que lo había traicionado y aunque parecía cruel de alguna manera me hacía feliz que discutieran en la intensidad en que lo hacían ya que quizás y solo quizás si terminaban yo tendría una oportunidad o al menos eso era lo que quería pensar, además ¿por qué no decirlo? Anhelaba desde lo más profundo de mi ser una oportunidad para acercarme a él, sin más mi mente comenzó a volar entre el sin fin de posibilidades sin poder evitar comenzar a pensar cosas al estilo ¿cómo se sentirían sus labios? ¿Cómo será estar entre sus brazos?, tener su cariño, su amor, que fuera solo para mí.
De la nada sentí un ligero empujón siendo esto lo que me traería a la realidad esta vez, de inmediato me di cuenta de que la causante de ello era aquella que yo consideraba un obstáculo en mi camino y la cual salía corriendo escaleras abajo perdiéndose entre los pasillos. De inmediato por esa costumbre que me había creado voltee a ver qué había pasado con quien me había cautivado y robado la tranquilidad solo para encontrarlo sosteniendo su sien con los dedos devastado.
Sin pensarlo me acerque a él para consolarle, me dijo que realmente le dolía lo que había hecho que ella era una p*ta por haberse acostado con otro e incluso pude ver como una solitaria lagrima se escapaba de sus ojos. Realmente se encontraba mal eso era evidente pero lo que me sorprendió fue que en ese momento me abraso, haciendo de ese momento uno de los mejores de mi vida hasta ese punto, tal vez realmente soy cruel porque mientras el sufre yo soy feliz pero no puedo evitarlo. Las clases dieron inicio por lo cual fuimos obligados a ingresar al aula a lo cual no le encontré sentido pues desde mi lugar al otro lado del salón podía ver que él no hacía nada y yo tampoco.
Los días fueron pasando al igual que un par de meses los cuales nos sirvieron para conocernos además de acercarnos un poco más. Él había comenzado a considerarme su amigo y aunque esto me hacía feliz no era suficiente, yo quería que fuéramos algo más que eso pero me daba temor perderlo, ya que, como estábamos él se comportaba bastante amable además de que pasarla viendo memes y riendo era bastante divertido y sabía que si algo salía mal no volvería a pasar un momento así con él
El tiempo siguió pasando llegando a la mitad del semestre la realidad es que ya no podía más tanta amabilidad y dulzura estaban dañando mi sistema haciendo que mis emociones se congelaran en mi pecho y doliera por lo que pensé aprovechar cualquier momento para por fin hacer mi confesión, aunque creo que si antes era difícil ahora lo será mucho más pues nuestra relación se ha estrechado pero no de la manera en que me gustaría, por lo que me jure que en la próxima oportunidad y sin dudarlo me confesaría, lo que yo no esperaba era que el profesor llegara a comentarnos que las últimas dos horas serán libres por lo que como es costumbre la gran mayoría tomo sus cosas para irse pero él me esperaba-
“ ¿¡Mierda de verdad tengo que hacerlo ya!? ¿¡Tan malditamente pronto!?”
Pensé y recordé lo que me había jurado hace apenas unos minutos atrás por lo que en un intento de tomar valor tome aire, era ahora o nunca. Le llame al mismo tiempo que comenzaba a ponerme rojo, el no tardo en acudir a mi llamado y aunque ya no había nadie en el salón para ese momento yo ya estaba como un horrible tomate, me temblaban las manos y sentí ganas de correr cuando mi vos comenzó a temblar.
-Oye… he estado pensando que me gustas desde hace un tiempo solo que no podía decírtelo por vergüenza y porque creo que no soy lo suficiente para ti. Soy una persona horrible que ha ocultado sus intenciones y me aproveche de tu corazón herido y aun no creo ser capaz de cuidarlo como se lo merece. Aun así créeme que me gustaría bastante el entablar una relación contigo, b…bueno si tú quieres, aunque si no sientes lo mismo me gustaría que me permitieras ser tu mejor amigo y olvides mis sentimientos como lo hare yo.-
Realmente me encontraba nervioso siendo más que evidente en mi manera de actuar y de hablar.
Él se quedó en silencio unos segundos los cuales fueron la eternidad para mí, empezaba a sentirme desilusionado además de que tristeza comenzaba a embargar mi corazón entonces lo escuche y sus palabras fueron lo más hermoso que pude escuchar.
-Mario tal vez en un inicio no sentía nada por ti pero en este tiempo me he dado cuenta de que no solo me agradas y creo que no solo te considero un amigo- paro un momento y tomo aire –tal vez yo no sea la mejor persona, ni alguien que pueda ofrecerte por completo lo que buscas pero- esta vez mordió su labio inferior haciéndome estremecer -¿te gustaría que lo intentáramos?-
En ese momento no pude evitar sonreír como un idiota enamorado y en vez de contestar me abalance a sus labios besándolo como nunca antes había besado a nadie, entregándome por completo ante esos labios.