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The Only One por Nova22

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Notas del capitulo:

>3< Actualización >3<

Capítulo 1


Largas sombras se proyectaban tras cada violento estallido en los cielos, matices plata y azules descomponiéndose en apagados colores en medio de aquella densa capa de nubes de tormenta. Uno tras otro, en un golpe despiadado que retumbaba la tierra, como latigazos. Incesante, cruel, feroz. Lágrimas negras impactando contra el cristal, derramándose como brea espesa, pintando su mundo de un profundo y podrido oscuro, hundiéndolo hacia un abismo sin fondo, dónde la promesa del tormento eterno lo esperaba...donde el silencio eran esos sollozos que no podía ahogar, eran lágrimas tan frías y amargas como las emociones enterrándose en su pecho, eran ese dolor.


— Delicioso...apretado ¿Te gusta? Dime qué te gusta...— desagradable, la peste corrupta del alcohol, lujuria podrida derramándose sobre su piel, en cada áspera caricia, en cada golpe y embiste. Era tan enfermo, tan desagradable, tan humillante...tanto que ansió arrancarse la piel — Increíble — Tsukishima apretó los párpados, sangre brotaba de dónde sus dientes alguna vez mordieron desesperadamente, la mirada perdida en algún punto de ese oscuro cielo, tan ausente como sus emociones, como el vacío de su alma, como su conciencia...y aun así, no podía ser más consiente del desagradable hombre que derramaba un insano deseo carnal sobre su cuerpo.


Sin fuerza, sin una sola pizca me energía, con el cuerpo tumbado sobre ese frío escritorio de pesada madera y sin voluntad, la mente de Tsukishima divagó hacía un mundo más allá de su frustración, de la impotencia, de ese algo en sí mismo que se rompían lentamente. Perdido, desesperado. Emitió un jadeo, no podía detenerlo, como un eco solitario en lo más profundo de su mente, no llegaba a él. Ausente, suspendido, difuso, su cuerpo como el de una marioneta. Agitándose, retorciéndose, temblando.


Había una tormenta terrible ahí afuera, iba a tener mucho trabajo que hacer mañana. Tendría que levantarse más temprano de lo normal para encargarse de las hojas y cualquiera estrago que el viento hubiera causado. No estaba seguro de que hubiera cerrado el almacén, iba a ser un problema si no lo había hecho. Más trabajo a su lista de deberes ¿Qué día era hoy? Pasaba de la media noche por lo que podía decir que ya era viernes. También tendría que encargarse de toda la cristalería, la vajilla de plata requería un cuidado más especial. Los amos de la residencia estaban esperando visitas para este fin de semana, había comprobado las habitaciones de huéspedes antes, pero tendría que corroborar que todo estuviera en orden otra vez. Se trataba de personas muy importantes, tenía que ser perfecto.


¿Había algo más por hacer? No estaba seguro, pero debía haber algo ¿Verdad? Lo que fuera, cualquier cosa que pudiera mantener su mente ocupada de esa tortura. Por favor. Rápido. Necesitaba pensar. Apretó los párpados. Sollozó. Dolor. Tenía que pensar, tenía que hacerlo con más fuerza o no podría soportarlo. Estaba llegando a su límite, lo consumía la desesperación. Solo quería que terminara, quería despertar...solo quería despertar de esta pesadilla.


*****


— Kei...— el rubio frunció el ceño y apretó los puños sobre su regazo ¿Qué era esa voz? ¿Qué era ese sonido? — Kei, despierta...— gruñó, agitó la cabeza y volvió a fruncir el ceño "despierta" ¿Dónde estaba? Tenía ganas de escapar ¿De qué se trataba esa angustia? No desaparecía, se enterraba en su pecho — Kei, llegamos ¿Podrías abrir los ojos, por favor? Estoy aquí — calor alejando el frío, sobre su rostro, derramándose gentilmente sobre su piel, devolvía la calma, remitiéndola al sitio oscuro dónde esperaba su regreso, a ese mundo enterrado, al dolor, al temor que siempre estaba ahí — Hola ¿Estabas teniendo una pesadilla?


Kei parpadeó lentamente, apretando los párpados como si tratara de empujar sus ideas, como si tratara de desaparecer los recuerdos que siempre estaban ahí — No lo sé, no creo que haya sido nada importante si no lo recuerdo.


— ¿Seguro? Te ves un poco pálido — su hermano, Akiteru, liberó una de sus manos de la prisión de un perfecto e inmaculado guante blanco y le tocó la frente — ¿Te sientes bien?


Agitó la cabeza — No hay problema — lo apartó más rápido de lo que habría querido y el estómago se le apretó — Es una casa grande — señaló la impresionante estructura que se alzaba, orgullosa, en toda su opulencia hacía el cielo con un movimiento de barbilla al mismo tiempo que apretaba la mano sobre su regazo, temblaba suavemente. Solo un poco y fue muy fácil calmarlo, sin embargo aquello no pasó desapercibido por su hermano...agradeció que no dijera nada más.


Sin embargo sabía que podría estar preocupado.


— Si, es impresionante...pocas veces he visto residencias mejor conservadas, te gustará trabajar aquí — Akiteru hizo amago de tenderle una mano, sin embargo sonrió tranquilamente y lo invitó a abandonar el auto con un movimiento de mano, el rubio menor le devolvió un gesto un tanto complicado y tomó la única pequeña maleta que lo acompañaba — Es un lugar agradable, a veces se siente como si estuviera apartado del mundo.


Sonrío. No había visto mucho en el camino, pero la propiedad era sin duda impresionante, innecesariamente amplia como todas, a veces se sentía como si se tratara de una estricta regla para todas las familias aristócratas de Alfa. No había mucha diferencia, todos con ese aire de poder rodeándolas. Le recordaba un poco a los pavorreales, regodeándose de todo su esplendor y estatus social. Esta sin duda era la residencia más grande que había visto; tres pisos de habitaciones que probablemente eran innecesarias y una fachada perfectamente cuidada que delataba su poder económico.


— Los amos de la residencia pasan fuera la mayor parte del tiempo — comenzó a hablar su hermano.


Había un discreto escudo de armas familiar en el salón principal, impresionantes panteras negras cuyos ojos parecieron atravesarlo. Elegancia y esplendor, eran solo una de las cuantas palabras que caracterizaban a esta orgullosa familia de Alfas. Akiteru le había hablado de ellos antes, pero tampoco era como si no supiera nada al respecto, eran muy conocidos y respetables. La dama de la familia trabaja en una muy conocida industria, su empresa había desarrollado, entre otras cosas, la marca de perfumes de feromonas más codiciados. Su amo trabajaba en la industria alimentaria, dirigía grandes cadenas comerciales y demás negocios que habían afinado la fiereza de su reputación, sabía muy bien cómo hacer negocios, su nombre era muy conocido en el ámbito financiero.


Su único hijo había pasado la mayor parte de su vida en el extranjero, lo único que había llegado a oídos de Tsukishima hasta ahora era que había sido admitido en una institución de renombre hace tiempo. No volvía a menudo, sin embargo tenía entendido que eso iba a cambiar dentro de poco. Akiteru estaba frenético con los preparativos, algunos miembros del personal habían sido despedidos por razones que no conocía más allá del carácter único de los amos de la residencia y de acuerdo a palabras de su hermano, todo era un desastre.


Sin embargo parecía estar manejándolo muy bien.


— Las habitaciones del personal están en la parte del sótano — su hermano lo dirigió por un costado de las escaleras principales, al final del pasillo donde una escalera un poco más estrecha estaba ubicada detrás de una imponente y pesada puerta labrada en madera de una calidad excelente. Bajaron por un pasaje — Se cómo suena eso, pero la verdad es que es un lugar más agradable de lo que parece, las habitaciones están muy bien acondicionadas...cada una cuenta con un baño individual y un sitio para tus objetos personales — se detuvo frente a una sencilla puerta y tomó el picaporte — la iluminación también es muy buena, también la ventilación así que no tienes que preocuparte por mucho.


Abrió la puerta y lo invitó a pasar, la habitación era algo estrecha, sin embargo para nada sofocante. Había una cama, un escritorio, incluso un pequeño ropero y lo que parecía ser un tocador. Las paredes de un blanco inmaculado, captaban la luz de una muy pequeña y estrecha ventana que parecía dar hacía el jardín. No era una vista magnífica o panorámica, sin embargo lo suficientemente buena dada su posición como sirviente.


No tenía quejas, sin embargo tampoco era como que tuviera derecho a quejarse.


— El desayuno se sirve a las cinco y media, todavía tenemos que hablar sobre tu hora de almuerzo, pero el horario para la cena es la misma para casi todos...dejé tu uniforme sobre la cama, hay un par más de repuesto en el armario, los zapatos también están dentro — el rubio menor abandonó la maleta sobre la cama, lo escuchaba en silencio al mismo tiempo que buscaba calmarse a sí mismo; había pasado un tiempo desde su último empleo...desde aquella vez — Sé que es un poco repentino y que podrías necesitar un poco de tiempo, pero ya te había dicho antes que estamos un poco cortos de personal y de tiempo...y tenemos mucho que hacer antes del fin de semana, los preparativos...


— Está bien, creo que puedo estar listo en diez minutos.


— ¿Seguro? ¿No sientes que estoy pidiendo demasiado?


El rubio menor sonrió, sus ojos sobre el uniforme perfectamente doblado sobre la almohada — ¿Papá no te había dicho antes que necesitabas ser más estricto? Él nunca fue muy blando con nosotros cuando nos entrenaba ¿Recuerdas?


— Bueno, eso puede ser verdad...no lo he olvidado, pero tú eres mi hermano menor.


Volvió a verlo — Entonces ¿Puedo usar mis privilegios de hermano para obtener más días libres o un aumento? Eso me gustaría.


— Tal vez si me das un beso como cuando éramos niños — Akiteru abrió los brazos como invitándolo a acercarse, una sonrisa radiante que hizo a Kei fruncir el ceño adornándole el rostro. Lo estaba subestimando, sin duda sabía muy bien como jugar a esto — Estoy esperando, Kei — canturreó alegremente el rubio mayor, estaba disfrutando mucho esto ¿Verdad?


— Y vas a seguir haciéndolo por mucho más tiempo si no me dejas cambiarme ¿No habías dicho antes que teníamos mucho trabajo que hacer? ¿Por qué de pronto pareces tan despreocupado?


— Porque estás aquí, siempre fuiste uno de los mejores en la academia, te graduaste con las mejores notas y papá siempre ha estado orgulloso de eso...fuiste uno de sus mejores alumnos, lo decía a menudo.


Kei le dio nuevamente la espalda a su hermano, su mirada nuevamente sobre el perfectamente doblado uniforme. Apretó los labios — ¿Todavía lo está? Yo...


— Lo está — lo interrumpió su hermano, entonces el estómago de Kei se apretó. No estaba tan seguro, había pasado algunas cosas antes y aunque la situación se había cubierto todo lo posible, había sido inevitable que llegara a sus oídos. Ya había pasado un tiempo desde la última vez que lo vio y no sabía que pensar o como sentirse — Puedes confiar en mí ¿De acuerdo? Todo está bien — el menor suspiró, tal vez era cierto, pero aún no del todo — Voy a dejar que te prepares, es verdad que tenemos mucho que hacer...voy a presentarte a todos en el proceso ¿Está bien? Sé que no es lo habitual, pero es una situación especial.


— Está bien, supongo que debería apresurarme...podemos hablar más durante la cena.


— Búscame en la biblioteca cuando termines ¿De acuerdo?


El rubio hizo un movimiento de mano indicándole que había entendido sus instrucciones y comenzó a desvestirse. No había traído más que unos cuantos cambios de ropa casual y objetos para el aseo personal consigo, podría ordenarlos por la noche, no tomaría mucho tiempo de todos modos y lo ayudaría a mantenerse ocupado de cualquier clase de pensamiento innecesario. No le había dicho nada a Akiteru antes, pero agradecía que estuvieran tan frenéticos con los preparativos de esa fiesta de bienvenida. De verdad.


Se llevó una mano al pecho, ese guante acariciaba gentilmente sus dedos, su imagen en el pequeño espejo de ese tocador le pareció familiar y a su vez algo distante. Había pasado alrededor de año y medio, estaba bien, pero tampoco lo sabía exactamente, era conflictivo. La verdad era que estaba un poco nervioso, sabía que esta familia era exigente, su padre estaba confiando en él otra vez al enviarlo aquí, no quería decepcionarlo, pero también quería hacer esto bien por sí mismo.


Aún tenía ciertos asuntos por resolver, sin embargo sabía que la presencia de su hermano podría hacerlo mucho mejor. Esto no lo admitiría frente a él, pero se sentía optimista, este lugar parecía tranquilo en toda su opulencia, como un buen lugar para él y ya tenía ganas de comenzar a trabajar y dejar de pensar.


*****


— Eso se sintió como una eternidad — Kuroo arrastró su maleta por el aeropuerto al mismo tiempo que se masajeaba la nuca, pequeños movimientos circulares acompañaron esa suave caricia. Bostezó perezosamente — Me alegra que terminara, primera clase o no esos asientos eran muy incómodos ¿No crees, Bo?


— Lo único que creo es que te quejas demasiado, la última vez que te vi estabas durmiendo como un bebé ¿A quién estás tratando de engañar? Estuve sentado junto a ti todo el tiempo.


Kuroo hizo una mueca con los labios, en realidad solo estaba tratando de iniciar una conversación, Bokuto siempre fue el tipo de persona que hablaba más de lo que debería, sin embargo no había soltado una sola palabra desde que se subieron a ese avión. Comenzaba a preocuparle, él estuvo menos efusivo de lo normal incluso los días previos a su partida, más tenso, pensativo y extraño, había querido preguntarle, pero también parecía más esquivo y a veces también absorto en sus pensamientos.


— ¿Esta bien si te pregunto lo mismo? — el bicolor lo miró por el rabillo del ojo, ese era un gran “no” ¿Verdad? comenzaba a sentir curiosidad, no quería ser entrometido, pero de verdad estaba preocupado por Bokuto. Lo conocía prácticamente desde que había dejado la ciudad, compartieron habitación por mucho tiempo y claramente podía ver cuando algo estaba molestándolo — Me vas a hacer llorar ¿Sabes? Jamás pensé que podría ser tan poco confiable, no lo sé...creí que teníamos algo especial o que éramos algo así como un equipo ¿Vas a decirme que todo lo que tuvimos fue una mentira? ¿Qué pasó con todos esos días de diversión y todas esas sonrisas? ¿Qué pasa con todos los años que te he dedicado y todos los buenos momentos que hemos pasado? Creí todo lo que me dijiste. Estas destrozándome la vida, Bokuto ¿Cómo pudiste hacerme esto? Te entregué muchos años de juventud ¿Cómo puedes...?


— ¿Quieres que te golpee? — el bicolor se detuvo, esos cansados ojos dorados ocre lo miraban con exasperación, sin embargo también le parecía que gritaban silenciosamente por ayuda — Porque estoy llegando a mi limite aquí — si, en realidad parecía a punto de colapsar, le resultó interesante. Bokuto siempre fue alguien muy despreocupado, en otro momento habría seguido el ritmo sin sentido de la conversación sin ningún problema ¿Qué podía ser tan malo?


Tenía mucha más curiosidad ahora, pero de alguna manera también se sentía un poco herido porque el bicolor no hubiera tenido la confianza suficiente para hablar al respecto con él ¿No eran amigos?


Golpeó el dedo índice sobre el haza de su maleta, tal vez no se trataba de eso, quería ser un poco más objetivo aquí, era posible que ni siquiera el mismo Bokuto fuera consciente de lo que estaba pasándole. También era ese tipo de persona, suspicaz con otros, pero no demasiado consigo mismo, algo debía estarlo molestando, eso era más que obvio y tal y como había dicho antes, estaba llegando a su límite ¿Qué debería hacer para hacerlo sentir más cómodo? Por extraño que pareciera, Kuroo decidió golpearle la cabeza con el dorso de la mano. En todo su letargo nacido del cansancio, pensó que eso podría ayudarle a devolver sus ideas a su curso.


— ¿Qué rayos? — masculló el bicolor, perturbado, confuso, molesto...tal vez esa no había sido su mejor idea, pero tenía la impresión de que este chico no diría nada a menos que lo obligaran o que tal vez lo único que necesitaba era que lo ayudaran a volver a la realidad — ¿Qué fue eso?


— No lo sé, te ves un poco...desesperado ¿Cometiste un crimen y no me lo dijiste?


— ¿Qué? No, por supuesto que no.


— Entonces, no es tan malo como eso ¿Verdad?


El bicolor calló, de alguna manera ya no se sentía tan abrumado como antes, nada había cambiado demasiado, pero tal vez solo un poco. Comenzaba a darse cuenta de que estaba un poco inquieto y malhumorado, pero también preocupado y ansioso — Tal vez si, si cometes un crimen te encierran de por vida ¿No? Creo que no es tan diferente de eso — Kuroo alzó una ceja — Como atrapado de por vida.


¿Atrapado? Bokuto no estaba dándole mucha información, divagaba, era ambiguo, sin embargo comenzaba a entender superficialmente cuál era la situación. Bokuto recibió una llamada de su familia una semana antes de partir, estaban preparando algunos candidatos a matrimonio para él. Era lo más natural. El bicolor era hijo único y sus padres esperaban que formara una familia pronto, querer continuar una dinastía era lo normal, tendría que suceder tarde o temprano para todo Alfa de su estrato social. Él debía entenderlo tan bien como cualquiera, Kuroo sabía que la idea en si no era lo que lo molestaba sino la acción misma.


A lo que se refería era que, Bokuto no quería a cualquier persona sacada de una carpeta repleta de información sino a una sola...alguien cuya mano quizá nunca podría tomar.


— ¿Cuál era su nombre? ¿Akaashi? — lo había escuchado tantas veces antes, lo había visto poner esa sonrisa tantas veces antes que casi sentía que conocía a esa maravillosa persona o que también podría estar enamorado de él — ¿Es así?


Bokuto sonrió con melancolía — ¿No es un nombre bonito? No habla mucho, pero cuando sonríe es...— suspiró, de verdad lo había hecho y fue como si el mal humor de minutos atrás simplemente desapareciera para él — Es diferente ¿Sabes? Se siente como...como...como...como...— volvió a suspirar — Ojalá pudiera explicarlo, ojalá pudiera ponerlo en palabras, yo solo...era solo un adolescente, tal vez pueda ser tonto, pero no creo que exista nada igual. Lo sé.


Nada había cambiado en todo este tiempo, sin importar a cuantas personas conociera o cuantas conexiones formara. Siempre era diferente, nada era así de especial, nada lo hacía sentir tan intensamente, tan dulcemente, tanto. Había pasado mucho tiempo, cerca de diez años, pero no había cambiado, no podía olvidar como se sintió, no podía olvidarlo a él, no podía dejar de pensarlo o de soñarlo cada día. La verdad era que no tenía muchas ganas de volver por ese motivo, quizá debería ser lo contrario, siempre quiso volver a verlo, sin embargo no era así para Bokuto.


Era contradictorio, pero ¿Qué más podía hacer? Akaashi ya tenía a alguien más y no había sido su familia quien lo había elegido para él. No. Era más profundo, más especial e importante, una unión nacida del destino. Algo que solo sucedía una vez en la vida a uno en un millón...y no era suyo. Todo lo que habría deseado en el mundo era serlo, pero ni siquiera podía pelear contra eso ¿Verdad? No podría tener esa sonrisa jamás y dolía como el infierno. Era agonía.


— Tal vez la próxima vez que lo veas sea diferente, ha pasado mucho tiempo ¿Verdad? Muchas cosas debieron haber cambiado — Kuroo palmeó la espalda de Bokuto, este le sonrió, tintes de amargura en su mirada — Es posible que si algún día vuelves a verlo te des cuenta de que ese enamoramiento quedó atrás o que no era lo que imaginabas.


— No lo sé...no lo creo, no es tan fácil — entendía su punto, pero Kuroo también debía entender el suyo, sabía que lo hacía, sobre lo especial que era y que no podía ser tan fácil — Deberíamos dejar de hablar de cosas deprimentes y seguir, tengo que ir a otro lugar antes de volver a casa y creo que el auto que tu familia envió para ti ya está aquí.


— ¿No quieres que te llevemos? Vas a ver a tu padre ¿Verdad?


— Si, pero está bien, ya deberían haber enviado a alguien también — dijo — Supongo que te veré después en la fiesta de bienvenida que tu familia está organizando por tu regreso.


— Prometo que voy a reservar un baile solo para ti.


— Suena divertido.


Ambos sonrieron de manera cómplice a modo de despedida y se separaron con esa extraña promesa llenando el aire que los rodeaba de jovialidad. El chofer de su familia estaba estacionado justo al frente, fue recibido con una reverencia, un corto intercambio tranquilo de palabras y su equipaje fue llevado a la parte trasera mientras que tomaba asiento y esperaba que todo estuviera listo para marcharse. No tomó más de dos minutos.


Echó la cabeza hacia atrás y suspiró, la tarde estaba cayendo y el cielo se teñía de melancólicos tonos naranja. Bokuto no parecía tan animado como habría querido, habría querido haberle dicho algo mejor, pero no era tan bueno con las palabras y creía entender cómo se sentía. Lo sabía. Sabía lo fuerte que podía llegar a ser ese sentimiento, lo precioso que era, todo lo especial que se sentía y todo lo que podía representar. Era como el bicolor dijo, exactamente eso, algo que no podía explicarse con palabras, pero que latía en el corazón, en el alma, hasta lo más profundo de esta.


Podían llamarlo conexión, otros lo conocían como destino. Fuera lo que fuera, para un Alfa y un Omega era la cúspide de sus emociones, como despertar a la vida, como sentir de verdad. Parecía una mentira o un simple cuento de hadas, pero jamás se atrevería a negarlo. No podría.


Kuroo lo encontró hace mucho tiempo, al Omega de su corazón, lo supo desde el primer momento en el que lo vio a los ojos. Nunca quiso creerlo, estuvo muy confundido cuando sus padres los presentaron, no supo que pensar cuando su compromiso con esa persona le fue anunciado, no quería que sus padres decidieran sobre su vida, pero mientras más lo conocía, más sentía.


Se marchó de la ciudad decidido a no pensar en eso, salió con otras personas de la misma forma que Bokuto también lo había hecho y aun así, mientras más se acercaba el momento de volver, mientras buscaba el olvido en otras pieles, más sentía que quería verlo, más lo añoraba, más, más y más...y sabía que todo este tiempo solo había servido para entender lo que ya sabía.


Lo quería y no podía esperar para verlo una vez más, por hacerlo solo suyo.


*****


— ¿Puedo preguntar por qué estás siguiéndome? Creí que tú trabajo estaba en la cocina...ve a pelar paras o lo que sea — Tsukishima se detuvo abruptamente a la mitad del pasillo provocando que el cuerpo del pelirrojo chico que había estado siguiéndolo todo este tiempo impactara contra su espalda — Si descuidas tu trabajo van a despedirte, hoy estamos muy ocupados ¿El jefe de personal no te lo dijo?


— Bueno, sí...tu hermano dijo algo y puedo verlo, todos están apresurados y eso, pero...— el pelirrojo, Hinata, murmuró al mismo tiempo que se frotaba la nariz — Ya que trabajamos juntos antes y no nos hemos visto en un tiempo, pensaba que podríamos hablar un poco, vine aquí hace solo dos días y además de Yachi-san y tú, no conozco a nadie más...y a ella si la saludaste — murmuró eso último para sí mismo con los labios fruncidos, sin embargo Tsukishima pudo escucharlo perfectamente — Así que yo vine a decir hola.


Ya podía imaginar a Yachi disculpándose frenéticamente con todos por no haber podido contener a este chico — Eres tan bajito que tal vez no te vi, me disculpo por eso — le picó la frente una y otra vez mientras hablaba, Hinata solo pudo agitar las manos tratando de contenerlo, su ceño estaba fruncido y millones de réplicas esperaban por ser liberadas por la expresión de su rostro. Era demasiado fácil molestarlo, pero este no era el momento — Podemos hablar después, vuelve a trabajar.


— ¿Estabas ignorándome si o no?


— No, eres un enano y no te vi, eso es todo — Hinata frunció los labios. La verdad era que si estaba ignorándolo, pero no iba a admitirlo. La razón era difícil de explicar y traía consigo recuerdos que no le gustaban — Ahora vuelve o vas a causarle problemas a Yachi, escuché que esta familia es estricta...deberías apresurarte.


— Está bien, me voy a disculpar con ella también — lo miró a penado, al menos sentía algo de culpa por ser tan impulsivo — Pero juntémonos los tres después durante la cena — comenzó a retroceder mientras hablaba — Hoy estamos haciendo pastel, voy a pedir que me dejen tener un trozo para ti.


— Bien, de acuerdo...solo asegúrate de no caerte — Hinata asintió, un suave trote acompañó a su paso. El rubio suspiró y avanzó a su próxima actividad, el chico parecía feliz de verlo. Hinata siempre había sido un desastre, era propenso a meterse en problemas, sin embargo no le sorprendía verlo en un lugar como este...independientemente de lo torpe que podía llegar a ser, seguía siendo un Omega, este chico estaba aprendiendo directamente de un chef de excelente reputación, estaba un paso de recibir una recomendación que lo elevaría a estratos aún más altos.


Tenía habilidades que las personas normales solo podían codiciar, el simple hecho de haber nacido como uno ya le daba una ventaja sobre otros. Tanto como los Alfa, ellos eran considerados una raza superior; mientras que unos eran fuertes, astutos, poseían un intelecto superior y dominaban entre otros estratos el ámbito financiero, otros poseían, paciencia, precisión y una sensibilidad tal que dominaban las artes, la moda y diversos niveles de gran impacto económico. Aprendían abrumadoramente rápido, algunos incluso podían equipararse en fiereza a los Alfa.


Eran algo considerado especial, ambas razas. Dos de uno solo, nacidos solo para el otro; existían algunas historias "encantadoras" sobre ellos. Tsukishima tuvo la oportunidad de escuchar sobre ello en la escuela y también de su madre, era muy interesante. Ellos representaban una minoría y aun así el mundo estaba a sus pies, como si existiera solo para ellos.


En comparación, las habilidades de los Beta podían considerarse promedio y comunes, eran la raza más abundante, sin embargo no la dominante. Nacidos solo para servir, podía verse a las personas como él solamente como peldaños o meros adornos de fondo que servían para enaltecer la grandeza de esas dos razas únicas. No estaba tratando de quejarse o nada como eso, para Tsukishima era, en realidad, muy cómodo. La forma en la que veía la situación era distinta de otros, le gustaba ser un beta, esa etiqueta traía consigo mucho menos estrés y presión a su vida.


Nadie esperaba demasiado de ellos, no había altas expectativas que cumplir o un estándar tan estricto para ellos. Era perfecto y podía relajarse, siempre y cuánto se mantuviera dentro de promedio, quizá un poco más por encima si pensaba un poco más en su familia y las expectativa de su padre, y no cometiera errores todo estaría bien. Podría vivir una vida tranquila y sin problemas tal y como era su deseo.


Sonrió suavemente y con discreción al mismo tiempo que abría la habitación en la que tenía que trabajar, sin embargo no avanzó y contuvo el aliento. No estaba sorprendido por la amplitud del lugar, de la calidad de los muebles o del estatus que irradiaba, no se trataba de eso y de alguna manera no podía comprenderlo ¿A quién había dicho su hermano que pertenecía? Al hijo único de la familia ¿Verdad? Se suponía que volvería esta noche y la tarea de encargarse de su dormitorio había recaído sobre Tsukishima.


No debería ser un problema, pero ¿Qué era eso? Una sensación algo inusual, algo que no debería estar ahí. Le extrañó ¿No había pasado varios años fuera? Eso era lo que había escuchado y aun así, su presencia era lo suficientemente fuerte como para amenazar con estremecerle la piel, a él, un Beta. Lo inquietó, sin embargo debería ser natural ¿No? Nacido de dos padres Alfa, esta persona podía considerarse alguien de sangre pura, un espécimen todavía más único que cualquiera. No parecía problemático, pero no estaba seguro de que esto le gustara.


Se sentía extraño...en la piel.


Agitó la cabeza y sus ideas, no tenía por qué detenerse a pensar en nada, todo lo que necesitaba hacer era concentrarse en su trabajo. Había pasado un tiempo, una vez que se acostumbrara nuevamente a esto podría pasarlo por alto y podría seguir tranquilamente con su monótona vida de servidumbre.


Ese plan también le gustaba.


*****


— No sabía que tenías un amigo aquí, no estoy tratando de ofenderte, pero creo que estoy un poco sorprendido — habló Akiteru al mismo tiempo que tomaba asiento junto a él, la larga mesa que los sirvientes habían ocupado para la cena era vaciada lentamente entre murmullos suaves y suspiros, una larga jornada había al fin terminado — Supongo que puedo estar un poco más tranquilo ahora.


— No somos amigos — el rubio menor picó el último trozo de su pastel y se lo llevó a la boca — Solo es alguien que conozco — y que había decidido llamarse de esa manera sin su permiso, Hinata era demasiado intenso para ser uno de sus, inexistentes, amigos, pero no estaba marchándose y Kei decidió que dejaría de intentarlo hace mucho tiempo.


— Creo que te agrada, la otra chica que estaba con él también ¿Verdad? Parecen buenas personas.


— Ella me agrada, supongo...pero...— Yachi era tranquila la mayor parte del tiempo, sin embargo también podía llegar a ser muy intensa si se lo proponía, tenía una imaginación más activa de lo que debería y si Hinata estaba en la misma ecuación que ella era aún más preocupante y problemático — Siempre y cuando se mantengan lejos de problemas creo que todo debería estar bien...pero no los pierdas de vista, Hinata tiene un pésimo sentido de la orientación, no puede mantenerse quieto más de dos minutos y Yachi no puede controlarlo — o a ella misma una vez una película de ficción comenzaba en su mente.


Akiteru rió — Ellos te agrada mucho ¿Verdad?


Kei frunció el ceño — ¿No acabo de decirte que son un problema? — ¿Si quiera lo estaba escuchando? Lo que Akiteru acababa de decir era una locura.


— A mí me suena más a qué te preocupas por ellos.


— ¿Ah? — Kei miró a su hermano como si de pronto una cabeza extra le hubiera crecido ¿En qué momento había dicho o insinuado algo como eso? Akiteru solo estaba escuchando lo que quería ¿Verdad? Estaba interpretándolo todo a su retorcida manera ¿Por qué estaba mirándolo de esa forma tan paternal? ¿Por qué parecía que estaba mirando a un niño? — Agradecería mucho que dejaras de sonreír así...es incómodo y raro.


Akiteru le apoyó la cabeza contra el hombro, el rubio menor se tensó, sin embargo no lo apartó. Suspiró bajito, pero nada cambió, su hermano pareció notarlo y se apartó, una sonrisa tranquila que se le antojó algo preocupada en sus labios — ¿Cómo te sientes? ¿Cómo fue tu día?


Kei volvió a suspirar, sus dedos juguetearon silenciosamente con el tenedor sobre el plato vacío, deslizándolo entre estos con una expresión ausente en el rostro — Normal, la cristalería tomó más de lo que imaginaba, pude terminarlo a tiempo, pero supongo que tuve que ausentarme hace rato...cuando el amo más joven llegó.


— ¡Oh! No hay problema con eso, todos tienen tareas que terminar...podrás verlo en algún otro momento, pero todavía vamos a estar muy ocupados...mañana va a ser una locura — el rubio menor alzó una ceja ¿Estaba dándole ánimos o tratando de asustarlo? Sin embargo le sonrió, la verdad era que había estado un poco tenso las últimas horas — Se está haciendo tarde, tengo algunas cosas que hacer todavía, pero los demás ya se están retirando...puedes ir a descansar o si estás de humor puedes caminar un rato por el jardín trasero.


— ¿El jardín? ¿Estás seguro de que está bien? No creo que sea muy apropiado que un sirviente vaya solo por ahí fuera de horario.


— Los amos regularmente vuelven un poco más tarde los viernes y el joven amo ya debería estar descansando, parecía muy cansado...fue un viaje largo — Akiteru se levantó y tomó los platos vacíos de sobre la mesa — Solo un momento ¿Está bien? Toma un respiro y ve a descansar después...yo me encargo aquí.


— Bueno — volvió a suspira, sus ojos siguieron los movimientos de su hermano hasta que este hubo abandonado el sencillo comedor, un par de personas aún restaban en la zona más al fondo, otras tomaban de vuelta la vajilla y caminaban en silencio hasta también desaparecer — Bueno — repitió al mismo tiempo que se levantaba.


Avanzó en la misma dirección y cruzó por la cocina, aun había un poco de movimiento por ahí, no se detuvo para hablar con Yachi, quien parecía lavar algunas ollas y demás utensilios de cocina, pero la saludó con un movimiento de cabeza que ella respondió con una sonrisa. Esquivó a un par de personas más, un chico con una bandeja con espumeante jabón y a otro sosteniendo una pila de servilletas de cocina.  Todos parecían ocupados con algunos preparativos para mañana, la locura ya había comenzado para ellos al parecer.


Salió por la puerta trasera, el agradable aire primaveral parecía traer consigo la promesa del próximo verano en sus tibios matices. Agitaba a las hojas de los árboles cercanos en un murmullo suave y traía consigo el gentil aroma de las flores. Cerró los ojos al mismo tiempo que avanzaba cuidadosamente por el amplio espacio, más sonidos; una fuente cercana, pequeños insectos nocturnos, ramas, el crujir del suave césped a cada paso, la brisa, los latidos de su corazón, su respiración. Aromas, sensaciones como caricias a su piel, sin nada más en su mente que este momento suspendido en el tiempo...sin rechazo, sin ansiedad, como un abrazo gentil.


Como si fuera el único ser en el mundo, como si fuera solo suyo.


Volvió a suspirar. Le gustaba ese aroma ¿Qué era? Este lugar estaba repleto de flores de todo tipo, tal vez nunca podría adivinarlo, sin embargo no estaba seguro de que pudiera olvidarlo. Era un poco extraño, como si estuviera un poco aletargado, tal vez se trataba solo de cansancio, pero tampoco podía estar seguro. Le pareció curioso e inconscientemente sus piernas trataron de buscarlo, debía ser una tontería en ese lugar tan grande, pero antes de que pudiera pensar en dejarlo su cuerpo impactó suavemente contra una tibia estructura sólida y su aliento, tanto como todos y cada uno de sus pensamientos se congelaron.


— No sabía que había alguien más aquí, lo siento...creo que interrumpí algo.


Tsukishima jadeó, lo intentó y su cuerpo trastabilló un par de apresurados pasos hacia atrás. Parpadeó, dorado brillante como la luna envuelto en un profundo avellana, cabello oscuro, hebras nacidas de lo más profundo de la noche agitándose al ritmo de la brisa, finas líneas conformaban un rostro de agradables facciones masculinas, fulgor plateado lo acariciaba gentilmente ¿Quién? ¿Qué? Silencio y aun así, un cúmulo de sensaciones que no pudo entender hicieron eco en su pecho, vibraron y gritaron como un enjambre feroz.


Entonces, como atendiendo a sus emociones, una ráfaga de aire susurrante agitó las hojas de los árboles, invitando a las rosas a una danza salvaje de pétalos y al tiempo a detenerse.


¿Cómo le llamaban a esto? Un encuentro fortuito quizá...sin embargo en el futuro tal vez podría llamarlo desafortunado.

Notas finales:

¡¡Estamos de vuelta con este fic después de mucho tiempo!! Estoy muy emocionada, de verdad espero que les guste.


>3< Gracias por leer y también por toda su paciencia >3<


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