Infantil, tierno, distraído, alegre, hermoso, caprichoso, tranquilo, competitivo. Esos eran solo algunos calificativos del gran titán que se veía a diario con él.
~12 años~
Ambos se encontraban a solas en la sala de la casa del mayor. Estaban hablando normalmente, pero el menor cambió de tena al ver a su mejor amigo actuando extraño.
—Atsushi, ¿qué ocurre? Pareces decaído.
—...Aoi-niisama me castigó.
—¿Por qué? ¿Hiciste algo malo?
—No. Es sólo que accidentalmente golpeé a Ayumi-niichan en el rostro.
—¿Accidentalmente?
—Estaba jugando con Akari-neesama y cuando lancé la pelota, le di en la cara a Ayumi-niichan y comenzó sangrar su nariz.
—Oh, debes ser más cuidadoso.
—Sí, lo sé...
—¿Quieres jugar?
—¡Sí! ¡Hay que vencer al monstruo del armario! Por su culpa no he dormido en la noche.
Akashi soltó una risita al ver la actitud de su mejor amigo. En verdad, era divertido estar con él.
—¿Por qué te ríes, Akacchin?
—No es nada. Mejor dime, ¿por qué insistes tanto en deshacerte de ese monstruo? No es sólo por miedo, ¿verdad? Ya hemos peleado muchas veces con él, así que dudo que sea sólo miedo.
—Porque Aoi-niisama me ha regañado muchas veces.
—¿Y porqué te regaña?
—Porque la última vez me asustó a las dos de la mañana y comencé a gritar y a llorar, así que hice que mis hermanos se despertaran y cuando les dije que pasó me regañó. Y no sólo fue esa vez, han sido ya muchos días seguidos.
—¿Y porqué ni lo enfrentas en la noche cuando te asusta?
—Porque da miedo...
—Pero hemos luchado con él muchas veces, ¿en verdad le temes? ¿Aún cuando tú eres el que siempre me protege de sus ataques?
—Pero eso es distinto, porque estoy contigo y hay luz.
—Bueno, entonces deberíamos darnos prisa. Hoy tenemos que vencerlo.
—¡Sí, vamos!
Ambos menores subieron corriendo a la habitación de Murasakibara, tomaron sus armas de combate (dos espadas de plástico) y con cuidado abrieron la puerta del armario.
Ambos retrocedieron cuidadosamente al ver una gran bola de pelos moverse. Cuando finalmente lograron distinguirlo, pudieron ver unos grandes y brillantes ojos verdes, acompañados de unos filosos dientes y un pelaje naranja brilloso.
—Así que son ustedes de nuevo. ¿Acaso no se piensan rendir?
—¡Nunca!
Ambos niños corrieron hacia el monstruo y comenzaron a golpearlo con sus espadas. El tiempo transcurrió y finalmente habían terminado su larga batalla.
—¡Al fin lo hicimos, Akacchin!
Murasakibara salió corriendo de la habitación y entonces Akashi dirigió su mirada hacia el monstruo que estaba tirado en el suelo.
—¿Estás bien?
—No... Creo que este es el adiós, Akashi-kun.
—¿De qué hablas?
—Murasakibara me está olvidando y si él me ha olvidado, es tiempo de partir.
—¡Él no te ha olvidado!
—Me venció, Akashi-kun. Él cree que ya no existo.
—¡No! ¡No desaparezcas!
—Adiós, Akashi-kun. Espero verte de nuevo.
El monstruo desapareció, dejando un rastro de humo en el lugar.
—*Así que esto ocurre al olvidar a un “amigo imaginario"*... Tengo miedo.
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~14 años en el colegio~
—Atsushi, esto no es normal. Ya casi cumples quince años y tus profesores se han estado quejando sobre el hecho de que no le hablas a nadie del salón y que además te la pasas hablando con tu “amigo".
—Eso no es cierto... Además voy bien en la escuela porque Akacchin me ayuda a estudiar.
—¡Entiende que Akashi no existe!
Los ojos de Atsushi se cristalizaron y luego un nudo se formó en su garganta al ver a Akashi atrás de su hermano.
—¿A-Atsushi?
—¡Él es real!
—¡Ya deja de decir tonterías, Atsushi! ¡Ya estás grande para seguir con estas tonterías!
—Aoi-niisama estás siendo demasiado cruel con Atsu.
—¡No hables, Akari! ¡Tú eres demasiado permisiva con él! Atsushi, entiende... Lo digo por tu bien. No tienes amigos y ni siquiera se acercan a ti.
—No importa mientras Akacchin este a ni lado.
—¡Ya basta, Atsushi!
—Aoi-niisama, baja la voz. Recuerda que seguimos en la escuela y-
—¡Akari ya mejor no digas nada! ¡Es culpa tuya que él sea así! ¡Akashi no existe y lo sabes!
—¡Basta! ¡No quiero escucharte, Aoi-niisama!
—¡Atsushi deja de ser ridículo! ¡Ese tipo es sólo-!
—¡Basta! Me puedes insultar a mí, pero a Akacchin no lo metas... Me voy... Vamos, Akacchin.
Murasakibara tomó de la mano a Akashi y ambos salieron de la escuela.
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—Akacchin, no llores. Aoi-niisama sólo estaba enojado.
—No lloro por eso... Por culpa mía te han vuelto a castigar.
—Eso no importa. Akari-neechan va a levantar mi castigo. Estoy seguro.
—Perdón...
Akashi se acurrucó en el pecho del mayor, mientras seguía llorando, a lo cual Murasakibara sólo atinó a acariciar delicadamente su rostro, intentando calmarlo.
—*¿Eh?¿Por qué mi corazón late tan rápido?*
—¿Estás bien, Atsushi? Estás sonrojado y tienes el pulso acelerado.
—E-estoy bien...
~15 años~
El clima era nevado y ambos jóvenes estaban debajo de los árboles en un parque, compartiendo risas.
—Me alegra que ya tengas amigos, Atsushi. Al menos Aoi-niisan ya no te ha regalado tanto... Aunque, ¿por qué rechazaste a esa linda chica?
—Mientras Akacchin este conmigo está todo bien.
—¿Qué dices, Atsushi? Yo soy un chico y esa chica-
El rostro del menor mostraba dolor y de un momento a otro, lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, mientras un nudo se formaba en su garganta. En verdad amaba a Atsushi, pero sabía que era imposible llegar a algo más con él.
—Akacchin, no llores.
Al ver que el menor no respondía, Murasakibara tomó con cuidado su rostro y limpió las lágrimas, para después hacer que se vieran a los ojos, sin embargo, Akashi sintió como su corazón latía extremadamente rápido. En un abrir y cerrar de ojos sintió una cálida presión en sus labios notando que el mayor lo había besado.
Finalmente ambos habían dado su primer beso. En verdad habían logrado mucho juntos. Su primer pelea contra monstruos, su primer amistad, su primer amor, su primer beso y...