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IMPALA 67 por Mariposa23

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Dean no estaba muy acostumbrado a esto de las citas o relaciones cibernéticas, en general no estaba acostumbrado a tanta tecnología, en su época, una casetera, la tele y el teléfono ya eran mucho y simplificaban el, para ese ahora, llano estilo de vida. En sus tiempo o hacías las cosas de frente o no funcionaban. Podrían confundirte con una nena, si mandabas cartas. Y para q negarlo los “textos” de teléfono, eran cartas, pero por línea. ”sea peor aún, al menos a su parecer.
Y él pues, era un hombre seguro de sí mismo, de su sexy cuerpo, porque había q ser honestos. Está bien bueno. Asique no entendía de q forma era mejor, saber de él, en “textos” q tenerlo en frente, para hacer muchas, pero muchas cosas malas…
Pero, de todos modos pensó q si, arrasaba en internet, entonces sería una leyenda. Demostraría q su encanto no tenía por q sentirse de primera mano para surtir efecto, bastaría con solo migajas cibernéticas, para q las nenas enloquecerían por él. Venga q si Don Juan Tenorio existiera, no se habría resistido a semejante hazaña de ligar por chat.
Sus labios de chica, sus pecas doras, su cuerpo. Sep era un dios de la sensualidad.
Lo bueno de esa cosas nuevas era q la visión era bien clara. Se contactaban, se coqueteaban y luego quedaban para coger. Y entonces adiós…
Nadie pediría una relación duradera y larga. Nadie pediría a Dean nada q no pudiera dar…
Asique lleno ese formulario con los datos más resumidos y objetivos podía, de la pulla de app q consiguió. Y al final llego ese requisito obligatorio para garantizar el éxito, el disparo fulminante. El tiro de gracia.
Su foto.
Una en la q debía lucir sexy, mostrando todos sus atributos entre ellos, su preciosa nena.
A su ver, era como pescar. Había q soltar un buen anzuelo para q los pese picaran. Y eso mismo quería hacer él.
Había pensado en muchas formas de tomarse esa foto. Eh incluso en poses un poco atrevidas como semi -desnudo, o tal vez agachándose y mostrando ese suculento para de…
Pero bueno al final la pose no resulto un problema, sino más bien la cámara.
No había forma de apoyar el jodido teléfono y sincronizar la cámara para q le captara. O se movía uno o se movía el otro. Y ni hablar de pedir ayuda. Esas eran sus intimidades, demás Sam se burlaría…
Estaba hasta el huevo con el problemilla. Perdiendo horas y horas. Que serían difíciles de justificar a la lapa q tenía por hermano menor. Seguro y tendría q dar reportes de lo q hacia o dejaba de hacer, en el cuarto de baño. Cuando Sam y él no cazaban, Dean, empezaba a sentirse él, el cazado. Con Sam siguiéndole a todas horas y cuestionándole todo. Ese chico a veces le tocaba los huevos; justo como la jodida cámara.
Recostado sobre el asiento del auto, maldiciendo hasta lo q ni existía. Tuvo unas malditas ganas de matar algo. Lo q sea, un vampirito, o un espectro. Lo q sea q drenara su rabia.
¿Cómo carajos era tan complicado tomarse una foto decente a uno mismo? ¿Por qué no había alguna varilla o lo q sea q le permitiera tomarse la foto a él, sobre el mismo?
Joder. Estaba emputando, jugueteando y maldiciendo por igual, burlándose el mismo de lo ridículo q era toda esa mierda, hasta q tuvo una idea…

Quedo como pudo, con aquel secuas, q prometía ser perfecto para ayudarle en una situación así y sin preguntar.
Al final Dean tuvo q recurrí a la única opción q tenia, ese As bajo su manga. Su ángel protector.
Castiel…
Había sacado al pobre, del trabajo de porquería, de devolver a los ángeles al cielo, al lado de ese otro ángel. Hannah.
Gracias a Dios Cass, no tardaba casi nada en encontrarlo.
Quedo a toda prisa para verse en un parque. Dean ni le explico porque o para q necesitaba esa foto, solo le ordeno tomársela. Con la pobre escusa, q sique era indispensable en “la misión”. La secreta misión q tenia Dean de conquistar a todas la nenas del mundo.
Se paró frente al Impala y cruzo los brazos, esperando al clic de la cámara q jamás llego porque Cass estaba estático con el teléfono entre las manos.
Dean tuvo q darle una lección sobre, como manejar el teléfono y la cámara. Explicarle prácticamente con lentejas como se hacía cada cosa. Al final la cosa le llevo bastante tiempo, eh incluso hicieron una pausa para comer eh hidratarse, Kansas tenía una ola de calor. Y ya bien en la tarde por fin recién Castiel le tomo la jodida foto.
Ahora para decir q Cass tenia un ojo experto, mentirían. Pero por lo menos la foto no estaba movida o algo.
Y él había optado por cambiar de posición, y medio sentarse, medio apoyarse sobre el Impala, y agarrarse la muñeca en un puño, solo con su polera negra y sin la camisa de franela q estaba utilizando.
Se veía bastante bien, muy chulo y eso…
Estaba feliz mirando su foto, cuando sintió una respiración extra sobre el hombro, era Cass curioseando, luciendo un poco raro, con las mejillas arremolinadas. Y mordisqueándose el hinchado labio inferior.
Cass dijo, con la jodida voz más ronca del planeta un.
“Te ves guapo, Dean”
“¿Te ves guapo, Dean?”
“¿Te ves guapo, Dean?”
“¡¿Te. Ves. Guapo. Dean?!”
¡¿Qué carajos significaba eso?! ¡¿Y porque, precisamente Castiel, se lo había dicho?!
¡¿Dónde lo aprendió?! ¡¿Era una broma?! Tenía q ser otro muy mal chiste del rarito q se reía en enoquiano.
Dean Winchester perdió completamente la cabeza.
Tenía tantos pensamientos cruzados.
No tenía ni la menor idea de por dónde iban los pensamientos de Cass o sus intenciones, para soltarle semejante cosa a otro, si, otro. OTRO hombre. Y es decir. ¿Por qué precisamente un ángel hablaba sobre lo guapo o no? Era, o bueno no debería ser. Los ángeles eran puros y eso, los ángeles eran idiotas, y no sabían de adjetivos calificativos a parte de resaltar su función. Los ángeles por lo general no te soltaban flirteo sobre tu cuello borrando el espacio personal. Y también estaba aquello q torturaba a Dean de sobre manera. El cómo lo aprendió. Cuando Cass se dio cuenta de q algo le gustaba y algo no. Quien le enseño a soltar esa clase de, de, de adjetivos. Dean conocía a muchos ángeles, y por ello estaba seguro de q ninguno era tan tonto como Cass, la mayoría eran avispados. Pero Cass era raro hasta entre los ángeles. Dean no podía evitar preguntarse, si se lo enseño, alguna mujer, o peor. Otro hombre.
Dean sintió sus dientes chirriar cuando, una imagen desagradable se le paso por la cabeza. Sobre alguien tocando a Cass, sobre un hombre complaciendo a Cass.
Algo, algo de eso lo ponía nervioso eh irritable. Como un animal acorralado. Dean tenía ganas de morder todo a tos lados…
¿Y si de repente Cass, había encontrado un sentido del humor pesado, pero al fin un sentido del humor?
Por alguna otra, misteriosa razón. Dean supo q no le gustaría q Cass, bromeara con estas cosas.
Además en últimas cuentas, no tenía ni idea de porque se lo estaba tomando tan apecho. Todo aquello no tenía ningún trasfondo. Cass era como un libro abierto q decía todo lo q pensaba o sentía. Ya fuera apropiado o no. No había doble intención en Cass, por q el ángel era totalmente trasparente, y siempre se había caracterizado por no ser alguien sexual. Asique aquello q le había dicho no tenía ninguna otra cara. Solo era lo q Cass pensaba.
Y Cass pensaba q él era guapo.
Guapo.
Como le gusto decir cada una de esas cinco letras.
Dean adoraba, los cumplidos y los mimos. Sí, pero por razones q su mente no quería procesar, le gustaban más. Los cumplidos de Cass.
See, le gustaba gustarle.
Aun q ahora, Dean estuviera confundido, después de ese mini infarto, pasara a la total relajación, sus neuronas abatidas, solo eran brutamente sinceras. Y todo aquello lo complacía, para q negarlo.
Y esa es la cosa, Dean era un hombre instintivo, alguien espontaneo q no calculaba muy bien las cosas. Si le pillabas en determinada curva, Dean aria lo q se le saliera de las pelotas sin protestas y sin medir consecuencias.
Aquella tarde eso fue lo q paso. No supo bien porque lo hacía. Solo tuvo la necesidad, el impulso de, ronronear. Como los gatos. Quería restregar su pecosa mejilla contra la mejilla barbuda de Cass, y muda y animalmente pedir más. Más cumplidos, más mimos y más atención de los ojos azules de Cass, q siempre lo han seguido. Solo, le nacieron las ganas de hacerlo.
Sus caras estaban tan juntas, la piel tibia de Dean, empezaba a irritarse por el vello facial. Y ahí estaban otra vez. Eso labios carnosos. La boca de Castiel, algo pálida, algo rosada y algo partida. Si Dean pudiera elegir los colores de la gracia de Cass. Serían los colores de sus labios.
Se veían suaves, y esponjosos. Tentadores…
Dean solo quiso probar, y no le costó nada, considerando q ya prácticamente se rosaban.
Su cuerpo se movió solo cuando se acomodó mejor, en ese intenso choque eléctrico q le supuso un beso entre hombre; entre abrió apenas los ojos, cegados por la luz del sol. Y capto diminutamente el sonrojo en las mejillas de Cass, noto contra su propia piel, como la cara de Cass cambio de temperatura dado al nuevo flujo de sangre sobre esa área.
Y a Dean solo le dieron más ganas de morder esos labios nítidos y limpios.
No se sentía raro, se sentía alucinado. Fuera de este mundo, pero natural.
Como si descubriera q es capaz de respirar bajo el agua, o mirar fijamente al sol.
Cuando Dean le abrió a lamidas y besos, como mordidas más. Los labios a Cass, confirmo lo mucho q le gustaba ese sabor. Sabor a Cass.
Decir q se perdió en ese beso, serio mentir. Si más bien Dean se encontró a sí mismo, contra esos labios. Le llenaban de paz, y de, limpieza.
Pero aterrizo cuando apenas sintió, como los dientes blancos y brillantes de Cass le mordieron el labio inferior, imitándole, siguiéndole, correspondiéndole. En una provocación, en una invitación. Que Dean encontró casi irresistible.
Pero se detuvo porque. ¿…l era hetero, verdad?
La duda lo lleno de más dudas. Y lo dudo tanto q tuvo q salir escapando…
No sé, solo le dijo un escueto adiós a Cass. Y prácticamente ni abrió la puerta del auto, se coló por la ventana y ni tardo en pisar el acelerador hasta el fondo. Con destino a ningún lado.
Permaneció una semana colgado. Flotando en la luna de Babia. Sam lo noto, obvio; las camareras lo notaron, los tipos del súper, los de las gasolineras, los monstros, los otros humanos con los q Dean se relacionara, mínimamente. Notaron esa anuncia suya.
Como no respondía sino a la tercera vez q se lo llamaba. Y como ya no miraba nada en específico más q a la nada. O como repentinamente dejaba la comida entre su plato y su boca, solo ahí estática, perdido en sus pensamientos.
Pero no reacciono sino hasta una noche, cuando soñó con Cass.
Si, el jodido Cass. Solo en gabardinas, sobre el capo de su nena. Pidiéndole a Dean, con la voz, más insinuante del mundo, hacer “unas fotos”.
Lo alarmante pasó después, cuando se despertó por sus propios jadeos, justo antes de eyacular contra la colcha q aun le tapaba. Y tan empalado estaba q ni el peso de la tela simulaba esa, columna bien erguida. Y se corrió tanto y tan duro, q dejo una enorme mancha q traspaso toda tela, hasta dejar incluso justo en la punta, una burbujita blanquecina, de su propio semen.
Dean no recordaba haberse corrido así. Nunca. Hasta ahora.
Al día siguiente quedaría con la sexy “SHAY88”, para verse cuanto antes. Tenía un grave caso de Cass-agudo. Una, una enfermedad donde no podía parar de pensar en él. La chica del chat era sexy, y prometía ser la mejor cura pasa su situación.
Quedaron en un punto medio entre Kansas y Connecticut. Cerca de un motel, y cerca de uno de los más decentes puntos, para disfrutar carne, por 10 dólares.
Lo q si no tenía previsto es q Sam se le pegara, el enano pensaba q todo se trataba de un caso o algo así. Dean pudo sacarle de su error y evitarle ese desvió de 8 horas, pero. Tendría también q explicarle q iban allí para follar a una tía, q conoció por app. Sep, Sam lo judería. Asique tripas corazón, se detuvieron a comer un rato. Sam al fin dio con la verdad, le hincho un poco y justo mientras lo molestaba aún más aprecio ese bombón. Luciendo ese precioso par de tetas y el cabello chocolate.
Dean presumió chulesco frente a su hermano menor, puso dinero en la mesa y lo mando a freír espárragos. Eh incluso le susurro un “Auch” cuando ya se iba con la buenorra en brazos…
Pero en el camino. Se preguntó. ¿Por qué la “¿hermosa?” mujer, no tenía la piel más blanca, el cabello negro y corto, y un par de ojos azules q infartarían a cualquiera con su nitidez?.
Corto en seco esos pensamientos, dispuestos a ponerle fin, con la castaña a su lado.
Pero.
Pero era, Dean. Era un Winchester. Y ellos nunca tenían suerte.
Asique la mona con la q estuvo hablando los llevo a un caso de mierda.
Con la puta nueva bruja, las prostitutas manejadas por demonios, y el loco q los seguía desde hace rato.
En tanta mierda, y desesperanza. Dean sintió sed.
Sed de un manantial q le calmara el espíritu. Uno en forma de labios, pertenecientes a un ángel en específico. El más bobo de la creación.
Al final de aquella conversación con Cole, y la q tuvo con Sam. Dean necesitaba desesperadamente correr a su lugar feliz. Envuelto en una gabardina y una corbata torcida. Aun q esta vez, Cass no llevara corbata. Siempre lo consideraría un símbolo de él.
Dean pensó q regresaría a los brazos de los q nunca debió apartarse.
A tomar el beso q nunca debió dejar.
Porque no había nada q probar. Nada q reprobar, nada q borrar.
La vida era corta y Dean quería creer, q algunas veces el corazón era sabio.
Por eso espera q no fuera, tarde para tomar. Aquello q desde hace mucho, mucho quería.
A Castiel.
Y lo cierto es q amar o dar placer no tenía nada q ver con ser hombre o mujer. Además había q considerar q los ángeles no tenían sexo, y q de pura necesidad Cass se había metido en un recipiente masculino.
Lo q le interesaba a Dean, más q lo q colgara o no de su entre pierna. Era otra cosa más profunda, diría “alma” pero los ángeles no tienen. Lo cierto es q lo q le gustaba a Dean de Cass, era su gracia. Esa q lo hacía ser inconfundiblemente él, el ángel más particular de toda la creación.
Con la cabeza aun constado cuando no entendía algo, y los ojos enromes y asustados cuando estaba a punto de pecar. Y su falta absoluta de sentido común. Y su mala manera de mentir, y toda su resistencia al alcohol. Y la barba q no desaparecía ni crecía. Eran pequeños detalles q formaban un todo. y ese todo era lo q a Dean le gustaba.
Todo lo q era Castiel, más allá de ser hombre o mujer.
Y si gustar de Cass en un recipiente masculino, lo hacía gay. Dean lo seria. Y mucho. Porque estaba loco por Cass, y ni con todas las mujeres del mundo se le quitaría.

Por otro lado.
Castiel había quedado muy confundido después de q Dean tuviera esa intimidad con él.
Dean había roto, sus espacios personales, y se le había restregado. Y luego, lo había besado.
¿Qué significaba exactamente?
Bueno, Cass estaba confundido, desde q recibió la llamada de Dean en calidad de “úrgete”
Había dejado a Hannah con el pero en la boca y había corrido a él. Porque Cass era así. Dean lo llamaba, entonces eme aquí.
A Hannah no le gustaría nada, q la dejaran plantada, y menos por Dean Winchester. Pero el cielo tenia q entender, q era Dean. Que Castiel no se podía resistirse a él, ya no sabía si era por esa conexión q obtuvieron cuando se tocaron, alma y gracia en el infierno, o si era por q realmente, Dean tenía un no se q, q lo volvía la debilidad de Cass.
Curioso, tantos años de existencia, para caer finalmente del cielo, a los brazos de Dean. Bueno no literalmente.
Desde el momento en el q se le escapo aquello q pensaba sobre la inusual foto. Se sintió perdido en un abismo desconocido.
Apenas si pudo enfocar bien el aparato. Pero cuando se centró más en la imagen, su recipiente sintió un escalofrió. Su corazón, le latió rapidísimo y quiso la cercanía con Dean. Solo mirarlo una y otra vez, y disfrutar, de cada mechón rubio de pelo, de sus manos fuerte, y tal vez, recostarse, en esa amplia espalda.
Si Castiel tuviera de finir a Dean en una palabra. Esa seria, “acogedor”. Dean era como “estar en casa” pero en cualquier parte. Te hacía sentir relajado, protegido y parte de algo. Dean era un alfa de manada q cuidaba de los suyos con la vida misma si era necesario.
Cass solo probó un poco, un poco de los aromas de Dean. Un poco del calor q su cuerpo segregaba.
Nunca espero esa reacción por parte de Dean.
No espero la cercanía, ni el toque suave. O tierno, y casi natural.
No espero q Dean, necesitara la misma cercanía q él.
Pero paso, paso muy lentamente. Como Dean se envolvía en él, y como sus rodillas flaqueaban. Como Dean serraba los ojos, y Cass quería contar sus pestañas. Como de apoco sus bocas, se rosaban. Y Cass dejaba de respirar.
¿Qué era lo q había pasado? ¿Eso era normal para los humanos? Para los ángeles no.
Pero Castiel no se sentía preocupado de q de repente, todo lo q debatirá ser, no fuera. Al menos de eso no estaba preocupado. Estaba más pendiente, en saber. Como lidiar con aquello q sentía por Dean. Aquello q le revolucionaba por completo, y ponía a sus alas en cualquier estado.
Era tan obvio q hasta Hannah lo había objetado.
Solo pensar en él y sus alas se agitaban inquietas, queriendo volar a él. Cass mal mintió comentando q solo estaban incomodas. De estar rotas…
Más bien los ángeles sin costumbre de mentir o engañar. No sabían muchas veces diferenciar esas peñas obviedades q los humanos sí.
A Cass, se podría decir q le salvo la campana.
Pero no sería para siempre, porque se ponía peor a cada instante.
Mirar el cuerpo desnudo de Hannah, inevitablemente le hiso pensar en Dean.
En cómo se sentiría Dean completamente desnudo.
Lo había visto cientos de veces desnudo, haciendo muchas cosas.
Pero. Nunca lo había tocado. La piel de la cara de Dean era suave. Cass se preguntó si toda la piel tendría la misma textura…
Se puso muy incómodo de mentalmente, recortar los pechos redondos, por unos planos, y aquel pliegue de la entrepierna por algo más largo y pronunciado.
Incomodo de pensar pecaminosamente, por Dean, en Dean…
Nuevos y desconocidos sentimientos afloraban en él y no tenía idea de cómo controlarlos.
Y vino el desagradable momento donde Hannah le mancho.
Arruino el sabor de los labios de Dean sobre los suyos, q tanto se había empecinado en mantener.
Su boca ya no sabía a Dean, sabia, sabía nada. Porque Hannah no era humana. No tenía sabor, no tenía esencia.
Le desagrado mucho ese contacto. Y cuando iba a hablar con ella, sobre esa clase de cosas, q no quería hacer.
Tuvo la buena fortuna, de q ella decidiera irse.
Le dejo muy tocado, las palabras q dijo sobre los sentimientos q no le pertenecían. Cass deseo q su recipiente aun siguiera vivo. Para achacarle a él todas las culpas y decir q era Jimmy y lo él, el q tenia esos sentimientos por Dean. Pero no pudo hacerlo, porque Jimmy ya no estaba, su cuerpo, era solo un recipiente vacío. Que podriría si Cass dejara de habitarlo. Todo lo q sentía, todo q vivía, era suyo, incluso eso inquietante y desconocido q Dean le provocaba.
Hannah también le había hablado de los humanos, y lo cierto es q Cass iba por ese camino.
Ponía siempre, por encima de todos y de todo. A su humano Dean.
¿Su misión, sería dejar libres estos sentimientos, por él?. Cass quedo muy confundido después de esa despedida. O bueno más de lo q ya estaba.
Y ya sentado al volante de su coche luego de dejar a Caroline en su casa, Cass sintió q en verdad extrañaba a Dean. Se sentía solo, sino estaba exclusivamente Dean acompañándolo.
Sintió un fuerte deseo de re-encontrarse con él. Como si Dean le llamara a la distancia.
Saco el ordenador, enviando un corto correo a Dean.
Un simple. “Ya voy.”
Eh inmediatamente, decidió hacer algo por lo q había tenido en vida Jimmy Novak, esa sería su manera de darle gracias, por cederle su cuerpo. Y así permitirle acercarse a Dean.

Dean ya más relajado después de leer el mensaje. Tuvo todo el viaje, una sonrisa de oreja a oreja. Es q él y Cass, estaban conectados. Tanto q ni el nombre de Cass tenía q decir, para estarlo llamando. Solo pensar en él. Pensar mucho en él.
Pensó q en cuanto lo viera. Le volvería a pedir una foto.
Después de todo, Cass no era tan mal fotógrafo, a él le debía su alta cotización en Crushbook.
Pero esta vez, le pediría q les tomo una, juntos.

Fin.

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