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One-shots navideños por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

Un día más ha llegado y con ello mi siguiente one-shot... No he visto mucho dedicado para la OTP así que dejaré mi pequeño aporte con este historia

En momentos como ese es en los que menos ganas de ser heredero de la familia Hijirikawa tenía y, sin embargo, debía estar presente durante la fiesta de navidad que su familia organizaba.


Tantas personas asistían cada ocasión que le era imposible huir de aquel compromiso. Hubiera preferido estar en su cuarto o incluso en algún evento navideño organizado por la agencia pero, en esa ocasión, no había nada en su agenda además de eso.


Se había instalado en una esquina intentando alejarse lo más posible de todos los invitados. Tenía la mirada clavada en el suelo y evitaba mirar a cualquiera que pasara por su camino.


Pudo haberse mantenido oculto el resto de la noche se no ser por cierto chico ruidoso y molesto que no dejaba de repetir su nombre mientras caminaba hacia él. Intentaba ignorarlo aunque en el fondo sabía que eso no detendría al de cabello naranja que cada vez estaba más cerca.


—¿Qué quieres Jinguji?—no estaba de humor, ni siquiera para intentar alejar al chico, así que se lo hizo saber con su recibimiento.


—Vaya forma de recibir a los invitados—soltó una pequeña risa antes de pegar su espalda a la pared justo al lado del de cabello azul mientras lo miraba con expresión divertida—Por eso es que todos están allá y tu escondido aquí.


—Y si entiendes ese punto ¿Por qué estás aquí? Estoy seguro que al menos la mitad de invitados pregunta porque no estás celebrando con todos—sabía lo popular que era el chico y no sólo por su apariencia, sino también por su personalidad tan halagadora y animada—Sólo ve con ellos y déjame tranquilo.


—Creo que tengo más ganas de soportar tu pésimo humor que de celebrar con los demás—sonrió de medio lado mirando hacia el centro del salón donde todos se encontraban reunidos.


—¿Y eso debería hacerme sentir halagado?—le molestaba la actitud del chico y que se comportara así en ese momento sólo le molestaba más.


—Tu mismo dijiste que la mitad de los invitados quisieran que estuviera con ellos, que prefiera permanecer aquí definitivamente es un halago.


—Sólo déjame tranquilo, es lo único que quiero—suspiró profundo antes de girar hacia el otro lado intentando librarse de él.


—¿Por qué estás así de molesto?


—¿No tengo derecho a estarlo? Estoy obligado a permanecer aquí cuando preferiría estar en mi habitación o en cualquier otro lugar.


—Bueno, tampoco estoy aquí porque quiera estarlo pero sólo tienes dos opciones: dejar que tu aburrimiento gane y quedarte en esta esquina toda la noche, o fingir que esto no es tan horrible e intentar disfrutarlo—había girado también y ahora se encontraba justo frente a él.


—Pues prefiero quedarme toda la noche en esta esquina, gracias.


—¡Hey! Se supone que esta era tu oportunidad para dejar ese mal humor e ir a divertirte—se mostraba sinceramente sorprendido por la actitud del de cabello azul, no esperaba que su invitación fuera rechazada de esa manera.


—Hablo en serio Jinguji, estoy cansado de esta fiesta, estoy cansado de que todos esperen que finja estar cómodo y también estoy cansado de ti—dio media vuelta dispuesto a salir del salón hacia el gran jardín para perderse en él hasta que la reunión acabara.


Sin embargo, el más alto no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente y siguió sus pasos sin dejar de repetir su nombre y esquivando todo aquello que se atravesara en su camino.


Y aún así eso no haría cambiar la decisión del chico, quería estar tranquilo y no pensar en más así que simplemente siguió caminando tan rápido como le era posible hasta que cierta voz lo hizo desconcentrarse de su labor y voltear hacia el lugar del que provenía.


—Onii-chama—la pequeña corrió hacia él y se detuvo unos pasos antes de la salida del salón donde ambos se encontraban.


—Mai ¿Pasó algo?—por un momento todo lo demás perdió importancia y dio un par de pasos para acercarse a la menor.


—No es nada grave—negó un poco mientras lo miraba—Es sólo que va a empezar el baile y quería que fueras conmigo.


No supo que decir al escuchar su petición, si bien era cierto que no tenía intenciones de volver a la fiesta tampoco quería dejar a su hermanita así sin más.


—Lady, tu hermano está un poco cansado. Creo que sería mejor esperar un poco antes de que te acompañe a bailar—el de ojos azules se acercó a la menor con una de sus características sonrisas.


La pequeña lo miró con cierta desconfianza, si bien no era la primera vez que se encontraban tampoco era tan cercana a él.


—Creo que no me he presentado correctamente, son Ren Jinguji. Soy compañero de trabajo de tu hermano y nuestras familias se conocen desde hace mucho.


—Yo soy Mai—aún se mostraba tímida y miraba de vez en cuando a su hermano quien parecía no entender la situación.


—Tu lazo es muy lindo ¿Lo amarraste tu sola?—la pequeña asintió con una pequeña sonrisa—¿Te molesta si soy yo quien te acompaña en esta pieza?—extendió su mano frente a ella sin dejar de sonreír.


La menor aceptó luego de una sonrisa por parte de su hermano y, tomada de la mano del más alto, caminó de vuelta hacia el centro del salón donde varias parejas ya se encontraban bailando.


Masato no podía negar que el chico hacía su mayor esfuerzo por hacer sentir cómoda a su hermana y lo había logrado pues luego de un par de pasos ya se encontraba sonriendo con total naturalidad mientras el mayor guiaba sus pasos.


No podía negar que estaba conmovido por la manera en que Ren había hecho sonreír a su hermana e incluso había conseguido que bailara dos piezas más a su lado. Los miraba con atención y mientras lo hizo todo lo demás pareció desvanecerse dejando únicamente a ellos tres en el lugar.


La sonrisa se instaló en su rostro sin que se diera cuenta y antes que cualquier cosa pudiera borrarla el chico y su hermana volvieron a su lado.


—Gracias por acompañarme—hizo una reverencia luego de soltar la mano del más alto y mirarlo con una gran sonrisa.


—Por el contrario, lady, gracias por permitirme acompañarla—y con su característica caballerosidad hizo una reverencia para la menor, quien luego de despedirse, volvió a perderse entre el resto de invitados.


—Así que hasta tú puedes tener momentos agradables—el de cabello azul sonrió ligeramente mientras volvía a caminar hacia fuera del salón.


—Siempre soy agradable, sólo que no quieres aceptarlo—sonrió mientras caminaba a su lado—Tu hermana es muy linda, no es correcto dejar a una dama plantada y sé que no querías estar ahí.


—Gracias por eso, Mai lo disfrutó mucho.


Se habían alejado sólo un poco del lugar donde se realizaba la fiesta pero la música aún era ligeramente audible.


—¿Recuerdas que cuándo éramos pequeños los dos huíamos de este tipo de fiestas?—se detuvo a su lado mirando las estrellas.


—Eso fue hace mucho, pero recuerdo que ninguno permanecía mucho dentro de la celebración—miró también hacia el cielo antes de distinguir el ligero repiqueteo de las campanas que anunciaban la medianoche.


—Así que ya es navidad...—dirigió su vista sólo un instante hacia el lugar del que acababan de salir antes de sentir la mano del más alto entrelazarse con la suya, sin poder evitar sorprenderse y mirarlo de reojo.


—Feliz navidad, Masato—no lo miraba, pero la sonrisa en sus labios era evidente al igual que el sentimiento que transmitía.


—Feliz Navidad, Ren—tampoco lo miró pero presionó ligeramente su mano, haciéndole sentir la importancia que tenía para él ese contacto.


Ambos sabían que sus sentimientos iban más allá de ese fingido rechazo con el que siempre se les relacionaba y aun así no eran capaces de admitirlo.


Era difícil afrontar lo que sentían, y no sólo por el papel que dentro de su familia les correspondía, sino porque, además, luego de las discusiones y conflictos que habían ocurrido entre ellos expresar su sentir parecía casi un absurdo.


Una simple mirada cómplice bastó antes de que se separaran y volvieran con el tema del baile y la fiesta mientras caminaban de regreso al salón.


Quizá sus sentimientos se resumirían en esos pequeños encuentros durante las reuniones familiares, aunque ambos estaban de acuerdo pues entendían las situación en que se encontraban. Después de todo, una simple confesión no parecía suficiente para explicar lo que experimentaban desde hace varios años.

Notas finales:

Pero bueno, hasta aquí llegó mi aporte de hoy. Nos leemos mañana en el siguiente


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