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Días inesperados. por Tsuki no Megami

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La noticia cayó como relámpago, alegría, dicha, felicidad, satisfacción, amor, ternura, comprensión entre otros sentimientos y emociones, se instalaron en el corazón de ambos adultos, por fin luego de mucho intentar consiguieron hacer realidad uno de tantos sueños, a punto de terminar la primavera  recibieron  el resultado que anhelaban. El médico encargado de llevar a cabo la cesárea les comunico los cuidados de los próximos meses, estableciendo que la fecha de operación sea a principios de enero.

— Satsuki tenía razón, si dejaba de buscarlo me sería concedido. Sobando su vientre con gentileza y cariño.

— Quiero que se parezca a ti, de ese modo tendré dos cerezas para cuidar y consentir. Colocando su cabeza sobre el estómago frío de su pareja.

— Ya escuchaste al doctor, debo llevar una dieta equilibrada y alta en hierro, por ahora procurará seguir las indicaciones tal cual, ya después me daré el lujo de comer cuánta golosina se me antoje.

Acercándose a su barriguita hablándole bajito a su futuro hijo. — No te preocupes bebechin yo me encargaré de mostrarte el mundo de los dulces y pasteles.

— Además de comer frutas y verduras, me aseguraré que comas algo más que cosas azucaradas.

Contentos y emocionados salieron del nosocomio, regresaron al vehículo en el que llegaron de vuelta a su modesta vivienda, unas cuadras antes de su domicilio se encuentra un bonito parque con senderos marcados, ahí se detuvieron a dar un paseo, disfrutando de la compañía, el suave viento junto al aroma de las flores, el sitio perfecto donde uno puede relajarse y meditar.

—Seichin debemos decirle a tu padre sobre el bebé. Apretando ligeramente su mano, entrelazando los dedos.

— Sabes quiero evitarlo pero tarde o temprano él se va a enterar, es mejor contárselo. Recargandose del brazo, demostrando su inquietud al confrontar a su progenitor. — Es molesto e igual debo hacerlo, después de todo gracias a él estoy aquí contigo, quizá no lo apruebe  aún así nada cambiará entre nosotros, daré a luz a nuestro hijo, formaremos nuestra  familia tratando de no seguir los pasos de mi papá. Si bien el gran Masomi  Akashi era un padre consentidor a la vez que exigía perfección, nunca le agrado la idea que su único hijo y heredero se juntase con un hombre, menos con alguien como el alto pelivioleta, aún con todas sus amenazas no logro separarlos por lo cual tomo la decisión de distanciarse de su primogénito hasta el último día de su vida.

— Seichin si quieres voy contigo, sirve que le hacemos saber lo felices que somos. Al contrario de su amado pelirrojo, la relación con sus progenitores era de larga distancia, simplemente con llamadas y mensajes cortos, de esa forma les dió las buenas noticias recibiendo un *felicidades hijo y cuida bien de ellos*

— Será un placer que me acompañes a decírselo pero eso será otro día primero vamos al centro comercial a organizar la mesa de regalos.

— Creí que regresariamos a nuestra casa y celebrariamos la noticia.

— Tenemos dos días para ello, quiero poner todo en orden antes que pierda mi sentido del gusto cortesía de esta pequeña bendicion. Accediendo a la petición, retomaron su andar hacia la nueva dirección, con una sonrisa en su rostro caminaron entre locales, viendo gran variedad de  artículos para el hogar y otras especiales para recién nacidos, recorrieron el lugar de lado a lado terminando por sentárse en una de las banquitas afuera de la plaza, mirando como caía el sol dando paso a la noche.

Regresaron a su amoroso hogar, con la lista de obsequios finalizada, además de cajas repletas de ropa y accesorios para su futuro hijo, acomodaron lo mejor que podían antes de ir a su habitación a festejar por largo tiempo. Para el lunes a primera hora la noticia de su paternidad se extendia por toda la empresa e incluso llegó a oídos del padre fundador de la gran industria Akashi, sabiendo lo mal que resultaría todo, decidieron no retrasarlo más tiempo y ese fin de semana se reunieron con el señor Masomi en su mansión.

A dos horas de distancia llegaron por fin a casa de su progenitor. — Recuerdas el plan ¿ Cierto ?

— Seichin no te preocupes lo aprendí por completo, saludar, sonreír, dar la noticia del bebé y la boda después salimos corriendo. Posando su mano en el hombre del pelirrojo dandole ánimos.

— Atsushi, que haría yo sin ti. Besandole los dedos, tocó el timbre anunciando su llegada, sorprendiendose de la persona que les atendió.

— Buenas tardes joven Akashi lo estábamos esperando. Dió unos pasos atrás antes de hacer reverencia sujetando la puerta para que entrasen sus invitados.

— Meiling ¿ Donde esta mi padre ? Pensé que el nos recibiría.

— Akashi-sama a caído en cama víctima del cáncer, pueden ir a verlo postrado sobre el colchón. Más tardo en comunicar lo sucedido meses atrás que el joven emperador en subir las escaleras al encuentro de su padre.

— Se que no quieres verme pero ahora es cuando más necesitas de nosotros. Sentándose en la orilla de la cama viendo lo decaído y demacrado que se encuentra su creador.

— Seiji ya se a que vienes pero no es necesario que lo hagas, todo lo que poseo será tuyo cuando llegue el momento de partir, me reuniré con tu madre y juntos velaremos por tí.

— Padre, aún en estas circunstancias te rehusas a reconocer mi matrimonio con Atsushi y a mi futuro hijo.

— No los rechazo Seiji, al correo me doy cuenta de lo equivocado que estaba al separarme de ti, mi único hijo deseo que puedas perdonarme y aceptes la bendición de un hombre moribundo. Girando el rostro viendo a el alto pelivioleta extendiendole la mano.

Se acercó lo suficiente para estrecharla al mismo tiempo que prometía una vez más, amar, cuidar, honrar y respetar a su amado Seichin. Con esa terrible noticia ambos decidieron posponer su boda hasta después del alumbramiento de esa forma tendrían tiempo de vigilar al hombre de la casa, asegurándose que tome sus medicamentos así como acudir a su quimioterapia, durante ese tiempo sus asistentes se hacían cargo de las empresas liberando un poco sus agendas. Los meses que siguieron fueron difíciles para el pobre de Murasakibara, el cambio hormonal en su pareja a veces lo llevaba a dormir en el sofá y en otras navegando en el mar de lágrimas gracias a un Seijuro muy sentimental.

El festejo por otro año de vida además de navidad paso sin contratiempos, cenaron el clásico pavo, brindaron con jugo de uva y se acostaron por la madrugada ya que las anécdotas de infancia los hicieron distraerse, para año nuevo fue casi igual sólo por la tradición de comer uvas junto a sus propósitos para ese ciclo, una semana después ocurrió algo inesperado el señor Masomi se puso muy grave siendo internado de emergencia, mientras el joven Akashi sufría de fuertes dolores abdominales, estuvieron así por dos semanas hasta que sucedió lo ya esperado, la debilidad en el cuerpo del pelirrojo mayor le pasó factura dando su última exhalación, mientras en otra habitación el llanto de una nueva vida se hizo escuchar, un varón había llegado al mundo.
Notas finales:

Sus dudas, quejas y sugerencias serán recibidas siendo respondidas en la brevedad posible.

 

Gracias por leer .


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