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¿Como podría haberlo sabido? por Destinova

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Notas del fanfic:

Hola. Aquí haciendo mi debut en esta página con este one shot, Nos lelemos abajo.

Notas del capitulo:

Advertencia adicional: no salió tan gráfico como imaginé, pero por si acaso, no lo lean si están comiendo :P

En un reino muy, muy lejano… no, esperen, me equivoqué.

En la aldea oculta de Konoha, finalmente luego de varias peripecias y conflictos tras la guerra, podía respirarse la paz en el aire, y no solo eso, también el amor, pero no uno cualquiera, ya que cierto rubio antes hiperactivo cabeza hueca, hoy todo un héroe de guerra, y el último Uchiha antes renegado y también héroe de guerra, al fin habían aceptado los sentimientos que guardaban desde hace tanto el uno por el otro, y ya con las cadenas del odio rotas, nada les impedía vivir su amor. Era así como nuestros dos ninjas, a pesar de lo inusual de su relación, eran felices como lombrices y comían perdices, etcétera, etcétera, no obstante algo inesperado los aguardaba (imaginar música de suspenso)…

Nuestros tórtolos se encontraban en el lecho que desde hace tiempo compartían, demostrándose su amor de manera física, muuuy física, sensual y suculentamente, con movimientos cadenciosos, rechinidos de cama y gemidos sonoros… tenían sexo, vaya. Una vez pasada la parte tres equis, permanecieron juntos, mientras sus respiraciones se normalizaban, mirándose como borregos a medio morir.

–Te amo tanto –le murmuró tiernamente el ojiazul a su compañero, sin dejar el embelesamiento, acariciando uno de sus obscuros mechones laterales. Sasuke por su parte pareció estar a punto de decir algo también, no obstante en su expresión se reflejó repentinamente malestar, lo cual lo orilló a levantarse así desnudo como estaba, y como alma que lleva el diablo salió disparado hacia el baño, desde donde Naruto pudo escuchar el característico sonido que hace alguien cuando vomita. La confusión por aquello de inmediato se convirtió en preocupación.

–Oye Sasuke, ¿te encuentras bien? –le preguntó al tiempo que se ponía sus pantalones y se acercaba al baño, quedándose junto a la puerta.

–Sí –dijo reincorporándose, para luego jalar la palanca del retrete, asearse un poco y salir, tal como si no hubiera pasado nada.

–¿Qué rayos ha sido eso teme? –aún había preocupación en su voz.

–No lo sé… pero no creo que sea algo importante –fue a tomar sus prendas dispersas para vestirse.

–¿Estás seguro?

–Claro, seguramente solo se me bajó la presión o algo así –aseveró con total calma.

–¿Y si fuera otra cosa?

–¿Cómo qué según tú?

–Pues… no lo sé… tal vez… –se puso su mano en la barbilla pensativo.

–Deja de preocuparte por una tontería dobe, ya te dije que estoy bien.

–Está bien, voy a creerte –expresó todavía no convencido del todo –¿Sabes? Por un momento creí que fue porque no te había gustado mi desempeño de hoy –sonrió juguetonamente, recibiendo un almohadazo del Uchiha, con un rostro que parecía denotar enfado, pero no duró demasiado.

–Usuratonkachi –dijo mostrando una sutil sonrisa, evidenciando que le divirtió el comentario.

–¿Qué? Uno nunca sabe. Claro que si fuera el caso… –se le acercó seductoramente, tomándolo de la cintura –Siempre se puede hacer algo para mejorar ¿no crees?

–¿Qué no piensas en otra cosa? –cuestionó fingiendo molestia.

–No cuando estoy contigo, volviéndome loco… –Enseguida le plantó un apasionado beso, que fue perfectamente correspondido (Aaahh, el amor, el amor…)

…………………..

El tiempo fue transcurriendo con relativa normalidad, y aunque en algunas ocasiones al azabache lo aquejaban ciertos malestares, como mareos y más vómitos, no le fue muy difícil atribuirlo al ramen instantáneo que su amado lo “obligaba” a comer diariamente desde que vivían juntos. El rubio no creyó tal escusa, pero como antes que nada estaba el bienestar del Uchiha, dejó que cambiara su dieta. Eso fue lo único que se hizo, ya que el usuario del sharingan seguía renuente a ver a Tsunade, decisión respetada por el otro, solo porque aquellos malestares se presentaban con poca frecuencia.

……………………..

Sasuke se preparaba para salir de misión. Estando frente al espejo su vista se posaba con cierta inquietud en su abdomen…

–Voy a extrañarte –le habló el ojiazul, mientras lo abrazaba por la espalda.

–No exageres dobe, solo me ausentaré por un par de días.

–Ya lo sé, pero aun así voy a resentir tanto tu ausencia dattebayo –dramatizó mientras recargaba su cabeza en el hombro ajeno.

–Pues tendrás que aguantarte –sentenció secamente.

–Waaa eres tan malo teme –volvió a lloriquear, sin soltar al azabache –Tienes suerte de que aun así te quiera tanto, y a pesar de que últimamente estés comiendo de más –bajó sus manos al abdomen de Sasuke, que se podía sentir muy ligeramente abultado, provocando que éste se zafara del agarre.

–Yo no estoy comiendo de más, no molestes –le dijo con indignación.

–¿Entonces…?

–Déjame en paz –refunfuñó volteándose y cruzándose de brazos.

–Oye, no te lo tomes a mal, ya te dije que igual te quiero dattebayo.

–Cierra la boca –le ordenó mientras se alejaba para seguirse preparando, dejando al rubio con una molesta sensación de haber metido la pata, lo cual no era para menos; todavía debía aprender que a las chicas… digo, a algunas personas les disgusta que se mencionen ciertos temas sobre su cuerpo, como el aumento de peso. La explicación que el Uchiha se daba así mismo de aquello era la vida medio sedentaria que tenía desde que había paz, a la cual ya hace mucho tiempo que no estaba acostumbrado. Y aunado a aquello que dicen de cuando alguien se casa, que se descuida y tiende a engordar, pues la idea no parecía tan descabellada. Claro que no estaba casado con su dobe, pero vivían como si lo estuvieran, así que eso debía ser ¿verdad? 

…………………….

Pasados los días de la misión, Sasuke regresaba a la aldea, con el escuadrón con el que había sido mandado, quienes estaban preocupados por el malestar que lo había estado aquejando desde hacía rato en su estómago, no obstante no permitió que eso fuera un impedimento para terminar la misión y regresar a la aldea, después de todo él era Sasuke Uchiha, y a pesar de que Naruto le diera pa´sus chicles… ejem. A pesar del ser el pasivo en la relación, seguía siendo un hombre muy hombre, y un shinobi de élite, por lo cual, con todo y su semblante pálido, y las paradas ocasionales que tuvieron que hacer, pudieron llegar al fin. Los integrantes de su grupo le sugirieron ir al hospital, pero desestimó tal opción, ya que el dolor desde hacía un rato parecía haber cedido. Y ya sabemos que para la población promedio que no estudió medicina, eso significa que ya no hay de qué preocuparse, porque los dolores no son aviso de algo que ande mal…

………………………

Llegó a casa con pasos bastantes lentos, ya que continuaba sin sentirse del todo bien. Cuando cruzó la puerta fue recibido por nada más que silencio, evidenciando que Naruto no estaba en casa. Decidió darse un baño y luego descansar un poco.

Se encontraba en la cama una vez que se hubo duchado. El sueño apenas estaba llegando a él cuando de nuevo fue víctima de aquel intenso dolor abdominal. Luego de unos minutos el malestar volvió a irse, así que decidió acostarse de nuevo para reintentar dormir, sin embargo poco después el dolor regresó, y más agudo. Ahora sí comenzaba a preocuparse, pues esta ocasión no aminoraba, sino por el contrario, a tal punto de dejarlo doblegado  y retorciéndose de dolor, en una agonía que se estaba prolongando demasiado. Solo podía limitarse a maldecir sin parar. En todos los años que llevaba como shinobi, no, en toda su vida jamás había sentido algo como aquello. Con demasiado esfuerzo salió de la habitación, pero no pudo ir más allá, por el mencionado dolor, quedando en medio del piso, presionándose fuertemente el estómago. Su angustia incrementó cuando sintió una extraña humedad descender por sus piernas.

Poco después de eso el rubio regresó a casa.

–¡Sasuke! –exclamó al verlo en el piso y en ese estado tan deplorable –¡¿Qué te sucede?! –se dirigió a prisa hacia él, inclinándose a su nivel.

–Me… duele –murmuró apenas audible. Fue por la posición de sus manos que el otro pudo entender a qué parte se refería. Con sumo cuidado lo llevó a sentarse al sillón.

–Oh rayos ¿Qué hago? ¿Qué hago? –expresó con pánico –Ayuda, debo traer ayuda de inmediato dattebayo –iba a marcharse, pero fue detenido de un brazo por el azabache.

–Algo… está… saliendo –volvió a pronunciar con dificultad.

–¿Eh? ¿Qué? ¿De dónde?

–De… mí –musitó, sorprendiendo más al ojiazul.

–¡¿Qué?!

–Debes… mirar… –llevó sus manos temblorosas a sus pantalones, con la intención de retirarlos, siendo auxiliado por el rubio, en una situación que por las raras circunstancias resultaba vergonzosa, pero necesitaba saber qué diablos salía de esa zona de su cuerpo.

Una vez que tuvo la vista despejada, Naruto empalideció, y luego se puso azul, luego morado, verde, y toda la gama de colores que existían…

De entre las piernas de su pareja, que estaban impregnadas de un líquido viscoso, salía algo ¿Qué cosa? No tenía ni la más remota idea, ya que no podía hallarle una forma en específico a esa especie de bola grisácea. Solo estaba seguro de que aquello definitivamente no podía significar nada bueno.

–¿Qué… es lo que ves? –le cuestionó expectante el Uchiha.

–Aaah, pu-pues, uuhm, yo, –balbuceaba torpemente, en una especie de shock del cual se obligó a salir para ayudar a su pareja –espérame aquí, voy por Sakura chan, ella te curará, no tardaré dattebayo.

–Más te vale… siento que voy a morir…

–No, descuida, todo estará bien –lo tranquilizó –y a él mismo de paso– saliendo a toda velocidad de la casa, saltando cuanto techo se le cruzaba enfrente. Le daba vueltas en la cabeza qué podría ser lo que le sucedía a Sasuke, hasta que aterrizó en una idea extraña, y muy desalentadora: “Oh no, oh no, de alguna manera he perforado y dañado sus intestinos y demás órganos internos, y por eso se están saliendo de su cuerpo”

Concluyó con mucha angustia.

“Por favor Dios, no te lo lleves, si lo dejas vivir te prometo que no volveré a tocarlo de esa manera… aunque sea una tortura insoportable…”

Comenzó a rememorar lo bien que se sentía el interior de su amante, sus sensuales gemidos y demás obscenidades, lo cual era por demás inoportuno en ese instante, así que sacudió su cabeza y continuó con su camino…

……………………….

–¡Sakura chan! –gritó tan fuerte como pudo mientras se adentraba al hospital de Konoha –¡Sakura chan! ¡¿Dónde estás?!

–¿Qué sucede Naruto? –le interrogó alarmada luego de escuchar su escándalo.

–¡Es Sasuke! ¡Está muriendo!

–¿¡Qué!? ¡¿Por qué dices eso?!

–Él está muy mal… y creo que es mi culpa, tienes que salvarlo –respondió totalmente abatido, por lo que Sakura tomó instrumentos de su equipo médico y ambos se dirigieron al lugar a toda prisa. En el trayecto Naruto le explicó su teoría de lo que le pasaba a Sasuke, con más detalles de los que ella hubiera querido… No tenía mucho conocimiento sobre el sexo entre dos hombres (estaba bien que disfrutara del jutsu sexy versión chico por chico, pero tampoco llegaba a tanto), sin embargo realmente dudaba de que algo así pudiese suceder. El caso era que no lograba descifrar de qué podría tratarse entonces con tan rara sintomatología, solo podría hacer algo una vez que estuviera frente a su amigo.

Llegaron a la casa tras un trayecto que les pareció eterno. El Uzumaki realmente se moría de miedo por lo que pudiera ver. Si Sasuke moría no podría vivir sin él, así que se suicidaría de inmediato para seguirlo al más allá (y eso que no había leído Romeo y Julieta). La ojiverde se encontraba muy preocupada, pero principalmente expectante. Cuando cruzaron la puerta la mandíbula bien pudo caérseles hasta atravesar el subsuelo; ahí estaba el azabache, en el sillón donde lo había dejado. Parecía estar en estado de shock, denotándolo en su semblante ido, pero lo más impactante de aquella imagen era lo que yacía a un lado de él, con un largo cordón que lo unía al adolescente, envuelto de un modo muy improvisado con el pantalón del azabache; lloraba, tenía ojos azules y cabello negro… era un ser un humano, muy pequeño ¡era un bebé! Estupefactos aún, no tardaron mucho en concluir, que eso era lo que estaba dentro de Sasuke…

Tanto rato estuvieron la Haruno y Naruto atónitos balbuceando palabras a medias intentando ser preguntas a saber dirigidas a quien, con más que justa razón, pero bien pudo haberle pasado algo al pobre bebé que no era atendido, o al Uchina. Qué bueno que no estamos en una historia trágica.

………………………

–Pues, no sé cómo rayos ha sido posible, pero en efecto, parece que de algún modo has dado a luz a un bebé –concluía Tsunade en el la habitación del hospital en la que se encontraba Sasuke, tras haber sido requerida para atender su insólito caso.

–No me diga –ironizó el convaleciente, sentado en la cama. En sus brazos traía al pequeño “fruto de su amor”, el cual reía en ese instante e intentaba jalonearlo de sus mechones frontales de cabello con sus pequeñas manitas (escena premeditadamente linda para provocar expresiones como: aaawww).

–¿Pero cómo ha sido posible eso abuela? –le cuestionó el ojiazul, que estaba enseguida de la cama del otro adolescente.

–¿Y yo que voy a saber? Soy médico no bruja –respondió fastidiada –No sé si encontraré la respuesta, pero si quieren podríamos hacerle estudios a Sasuke para verlo.

–Pues… –Narutó intercambió una mirada con su pareja –supongo que estaría bien.  

–Entonces procederemos cuando estén listos –se dirigió a la puerta –felicidades, creo –dijo antes de salir del cuarto.

Los mencionados estudios concluyeron que, no se sabía cómo rayos era posible, pero en efecto, de algún modo Sasuke tenía la capacidad de dar a luz.

Cuando salieron del hospital fueron invadidos por expresiones como: “¡¿Qué demonios!?” “¡¿Están bromeando?!”, sin embargo una vez que se hubo asimilado que el usuario del sharingan era una especie de fenómeno, pero para que no sonara tan feo, “persona especial”, se alegraron por la feliz pareja.

…………………….

Llantos sonoros despertaron a ambos.

–Yo voy –dijo un somnoliento Naruto, levantándose y dirigiéndose a la cuna en la que descansaba su hijo, regalada por Yamato, la cual no le costó porque la hizo él mismo con su muy práctica habilidad con la madera.

–¿Ya pensaste en algún nombre? –le preguntó al azabache, que permanecía acostado.

–No –murmuró apenas, luchando por conciliar el sueño de nuevo. 

–Uuuhhmm –vio detenidamente al pequeño en sus brazos –¿Qué nombre podríamos darte? Bueno, ya tendremos tiempo para pensarlo, lo importante es que el teme y yo te amamos mucho dattebayo –acercó su cara a la de su hijo, en un beso esquimal. (otra escena premeditadamente linda para provocar expresiones como: aaawww). Luego de calmarlo, lo depositó de nuevo en la cuna, regresando a la cama con su amado, que se encontraba de costado, dándole la espalda.

–Te amo tanto –le murmuró tiernamente al envolverlo con sus brazos.

–Hm –dijo solamente, de su forma tan característica, a esas instancias más dormido que despierto. 

 Efectivamente, ellos dos amarían mucho a su hijo. Por supuesto no sería el único que tendrían, ya que a pesar de los inconvenientes que podía generar el bebé nuestra pareja se haría espacio para continuar haciendo gala del imparable poder de la juventud, a palabras del buen Gai, pero en el sentido más pornográfico posible, por lo cual paulatinamente agrandarían la familia, con otro hijo, o dos, o tres… seguramente no más de diez. Eso podría sonar un poco extenuante para Sasuke, pero con tantos descendientes herederos en parte de su clan, su familia sí que estaría muy orgullosa de él… probablemente, tal vez…     

                                                                                                                                     *FIN*

 

Notas finales:

Que barbaridad. no me había imaginado que mi primer fic aquí fuera esta wea XP. El mpreg no es tan lo mío, pero viendo un programa llamado No sabía que estaba embarazada fue que se me ocurrió esta idea bizarra XD, que decidí escribir como especie de parodia jeje. Gracias a quien se haya asomado por acá a leer.


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