Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Perdona si digo que te amo por Parepi_

[Reviews - 196]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ninguna entendía bien que era lo que estaba pasando, y tampoco les importaba mucho saberlo. Solo faltaban escasos centímetros para que sus bocas se unieran, unos dos centímetros era la distancia que faltaba recorrer. Pero, aunque sus labios llegaron a rozarse, no pudieron concretar aquel ósculo pues el sonido de un celular se hizo presente en la silenciosa habitación, despertando de aquel extraño trance a ambas. Se separaron de golpe cuando cayeron en cuenta de lo que estaban a punto de hacer; no dijeron nada, solo se miraban fijamente casi como queriendo encontrar explicaciones de la situación en los ojos  de la otra.

El sonido del celular cesó, y la habitación volvió a quedarse callada.

No hablaron, ni siquiera se atrevieron a moverse, simplemente se dedicaron a mirarse. Estaban a un par de pasos de distancia, cada una con sus pensamientos hechos un lío y sus corazones más agitados de lo que deberían.

Nuevamente el sonido del celular se hizo presente, y esta vez Emily reaccionó ante el tono de llamada de su teléfono. Sacó el aparato del bolsillo de su uniforme y ni bien vio el nombre en la pantalla frunció el ceño, y soltando un suspiró de resignación, atendió.

– Aló, padre.

Al escuchar aquello, Tatiana posó su mirada en Emily, pero ésta no se percató de ello dado que sus ojos estaban fijos en algún punto del suelo. Pudo notar que la ojiazul no estaba muy cómoda hablando, su ceño fruncido y labios torcidos la delataban.

– Sí, sí, entiendo. Lamento no haber respondido antes, tuve unos... –miró momentáneamente a Tatiana, haciendo que ambas se sonrojaran al cruzar miradas; luego desvió la vista nuevamente hacia el suelo– cuantos contratiempos…

A pesar de no estar segura si “contratiempos” era la palabra indicada para aquella situación, era la única que se le venía a la mente en ese momento.

–  Sí, lo lamento. Iré enseguida. Adiós, padre.

Cuando cortó la llamada un suspiro de alivio se escapó de sus labios, y entonces el silencio volvió a reinar en aquel cuarto.

Ninguna de las dos presentes se atrevía a decir alguna palabra. ¿Cómo hablar normalmente de lo que estuvieron a punto de hacer? ¿Debían tocar el tema y restarle importancia? ¿O deberían hacer como si nada hubiera pasado? En ese momento, ni Tatiana ni Emily tenían la respuesta a aquellas preguntas, sus pensamientos todavía estaban algo alborotados como para pensar con claridad.

A medida que los segundos pasaban la tensión era más palpable y la incomodidad más grande. Se miraban disimuladamente la una a la otra, cuidando de que sus miradas no se crucen para que aquellos sentimientos que ni ellas mismas entendían quedaran expuestos.

Aquel momento se hubiera extendido más de no ser porque nuevamente el celular de Emily volvió a sonar, esta vez indicando que había recibido un nuevo mensaje. Al leerlo, al fin pudo encontrar una excusa para ponerle fin a aquel silencio.

– Ta…

Pero se detuvo antes de poder concretar lo que quería decir. El solo decir el nombre de la ojimiel la ponía nerviosa, como si estuviera hablando de algún tema tabú.

– Ya…ya me tengo que ir –se ahorró el decir su nombre–. Mi chofer ya está viniendo por mí.

Al hablar con la mirada puesta en el suelo, no notó que Tatiana la estaba observando. Nuevamente, ésta no pudo evitar perderse en las delicadas facciones que tenía el rostro de Emily; pero, aunque no quería realmente, se obligó a sí misma a volver a realidad y desviar la mirada.

– Vale, vamos a la sala entonces.

Sin decir nada más, ambas comenzaron a caminar en completo silencio.

Una vez ahí, Tatiana cogió la mochila de Emily para entregársela, y al hacerlo las manos de ambas se rozaron, sintiendo un tipo de electricidad al contacto. Alejaron sus manos al instante y alzaron la mirada para verse, después un largo rato evitándolo, a los ojos. Sin quererlo, se quedaron embelesadas y perdidas en la mirada de la otra.

Emily fue la primera en reaccionar, rápidamente desvió la mirada y la posó en un punto aleatorio de la sala. Tatiana, al perder de vista aquellos ojos azules, volvió también a la realidad.

– Bueno, me voy –dijo guardando los cuadernos prestados y poniéndose la mochila al hombro–. Gracias por los apuntes.

– No hay de qué –respondió balanceándose levemente de atrás hacia adelante y mirando con fingido interés sus zapatillas–. Te acompaño a la puerta.

Comenzó a caminar a paso lento con Emily siguiéndole por detrás. En la miel mirada de Tatiana se podía notar que en su cabeza le estaba dando vueltas a algo, su expresión seria y ligeramente distante eran otro signo de ello.

– Hasta aquí está bien, puedo tomar el ascensor yo sola –dijo Emily una vez llegaron a la puerta principal–. Gracias por todo nuevamente.

– ¿Segura? –preguntó mientras abría la puerta y hacía ademan de salir– No es ningún problema acompañarte hasta abajo.

– Segura, ya hiciste mucho por mí hoy. 

– Bueno…

– Adiós –se despidió sin mirarla comenzando a caminar hacia afuera–. Nos vemos mañana.

– Sí, hasta mañana.

Pero Emily solo pudo dar dos pasos antes de que Tatiana la cogiera de la muñeca y la vuelva a jalar hacia dentro de la casa.

– E-Espera –dijo Tatiana agachando la cabeza para evitar que el sonrojo en sus mejillas fuera descubierto –, aún no te vayas.

– ¿Q-qué sucede? –aquello la tomó tan desprevenida que quiso creer que su acelerado latir era por eso.

– Es sobre… lo que pasó. Ya sabes… cuando tú y yo casi… eso…

Aunque su vergüenza no la dejaba especificar el tema que quería tratar, Emily supo inmediatamente a que se refería. Se quedó callada esperando que la ojimiel prosiguiera.

– Lo siento. Me dejé llevar y te hice sentir incómoda. Lo lamento, en serio no era mi intención –su voz sonaba ahogada. Tal vez en ese momento pueda perder la amistad de la ojiazul, y si eso pasaba realmente la devastaría –. Por favor, no me odies…

Ante aquella última frase, la sorpresa no tardó de hacerse presente en el rostro de Emily. Ésta, luego de un par de segundos en silencio, desvió la mirada con sus mejillas ligeramente bañadas en carmín.

– Es imposible –susurró.

Tatiana alzó su rostro y posó sus mieles ojos en ella.

– Yo no puedo odiarte, al menos, ya no –hizo una ligera pausa mientras buscaba las palabras adecuadas para expresarse –… Lo que pasó fue algo que ambas causamos, no solo tú. Fuimos las dos, las dos actuamos sin pensar.

– Pero…

– Sin peros –la interrumpió–, no trates de asumir toda la responsabilidad por eso.

– Vale, está bien…

El silencio volvió a reinar por un par de segundos.

– ¡Bueno! –exclamó Tatiana sonriendo para intentar volver las cosas a la normalidad– Entonces… ¿Estamos bien?

– Sí –le devolvió la sonrisa–, todo bien.

La incomodidad que antes las molestaba ahora se había disipado, aquellas sonrisas guardaban cierta complicidad.

– Bueno, me tengo que ir ya.

– Ah, claro –soltó su muñeca–. Lamento de nuevo si te hice sentir incómoda.

– Ya te dije que no tienes que disculparte–negó ligeramente con su cabeza–. Al contrario, discúlpame tú a mí por mi actitud. Te hice pasar un mal momento en tu propia casa.

– No, no. Para nada. No fue un mal momento. Al contrario, me gustó.

Sin percatarse del todo de sus palabras, Tatiana sonreía como si de una niña se tratara. Emily, por su parte, no pudo evitar que sus ojos se abrieran de la sorpresa por aquella revelación, y al segundo la pálida piel de su rostro estaba adornada de un tierno carmín.

Cuando Tatiana reaccionó a sus palabras, su rostro entero su tornó de color rojo.

– N-no. Lo que quise decir fue que, o sea, no me desagradó, pero tampoco es que me haya gustado. No, eso no, quiero decir, yo solo –las palabras se le entreveraban en la boca por los nervios y la vergüenza que tenía.  Dio media vuelta y golpeó su cabeza ligeramente con la puerta de madera –. Lo siento, solo olvida lo que dije.

Aún teniendo parte de su rostro pegado, abrió la puerta.

Emily estaba con la mirada puesta sobre el suelo, su negro cabello cubriendo parte de sus mejillas y, con ellas, su sonrojo. Sintió una ligera ráfaga de aire golpear su rostro. Alzó la vista encontrándose con la imagen de una Tatiana con la cabeza apoyada en una puerta abierta. Y entre todo su nerviosismo, una muy ligera risa se escapó de sus labios. Dio dos pequeños pasos hasta posarse al costado de Tatiana, la miró unos segundos para luego desviar la vista a algún punto aleatorio del suelo.

– Yo tampoco me sentí incomoda –susurró –. Tampoco…me desagradó ese momento.

Ante aquello Tatiana alzó la cabeza con sorpresa y posó su miel mirada en Emily; pero ésta a pesar de sentir aquella mirada miel sobre ella, decidió ignorarla y comenzar a caminar fuera de la casa. Sin embargo, cuando estaba a punto de cruzar el umbral sintió como nuevamente era detenida por un agarre en su muñeca.

Tatiana no sabía realmente lo que hacía ni lo que estaba por hacer, solo tenía una cosa clara:

No quería dejarla ir.

Y no la iba a dejar ir.

En un rápido movimiento, la jaló hacia dentro de la casa nuevamente. No cerró la puerta, simplemente la juntó aún manteniendo su mano izquierda sobre la cerradura. Acorraló a Emily contra la pared, y a pesar de que en su azul mirada se notaba sorpresa y confusión, Tatiana no se detuvo para dar explicaciones de sus actos, después de todo ni ella misma sabía lo que hacía.

Acercó su rostro lentamente, casi como dándole a Emily la oportunidad de detenerla, pero ésta no reaccionaba, ya sea por la sorpresa de lo repentino que estaba siendo todo o porque inconscientemente ella también quería que eso sucediera. Tatiana ante la no negación de la ojiazul, buscó su mano para luego entrelazar sus dedos.

Ambas cerraron sus ojos y entonces pasó lo inevitable:

Sus labios se unieron en un beso.

Era un beso tierno, calmado e inocente. Como esos que das cuando eres pequeño, como esos que das sin pensar. Un beso cargado de tantos sentimientos y a la vez de tantas dudas.

Cuando se separaron luego de unos segundos juntaron sus frentes mientras permanecían con los ojos cerrados. Sus respiraciones estaban algo agitadas al igual que sus corazones, y sus mejillas notablemente sonrojadas.

Pasaron los segundos sin que ninguna de las dos se atreviera a decir algo. En parte porque no sabían que decir, y en parte porque no querían arruinar ese pequeño y mágico momento.

Pero todo inicio tiene su final, y este momento no sería la excepción.

El ya conocido sonido de un celular se hizo presente, siendo la alarma que despertara de su ensoñación a ambas. Abrieron los ojos de par en par asustadas por el repentino ruido y, rápidamente, tomaron distancia, pero el agarre de sus manos no se disolvió.

Tatiana se pegó a la puerta, escondiendo su rostro entre esta y su cabello.

Emily, por su parte, dio unos pasos en la dirección contraria a la puerta para luego sacar su celular de su bolsillo y contestar la llamada.

– Aló, sí, Michael –se quedó unos segundos en silencio–. Entiendo, ya estás aquí. Bajaré inmediatamente, gracias.

Cuando colgó la llamada esperó unos segundos antes de volver a hablar.

– Parece que ya llegaron por mí –dijo dándose media vuelta –. Bueno…gracias de nuevo por los apuntes, te los devolveré mañana.

Esperó a que Tatiana le contestara, pero ésta no parecía tener la intención de hablar. Con algo de resignación y desconcierto, comenzó a caminar hacia la aún entreabierta puerta.

– Esto… ¿Tatiana? –al decir su nombre una rara sensación en su estómago se hizo presente– ¿Podrías abrir la puerta, por favor?

Sin decir palabra alguna, Tatiana simplemente se limitó a abrir más la puerta.

Emily la miró por unos segundos esperando alguna otra reacción, pero al final simplemente suspiró.

– Hasta mañana.

Cruzó la puerta saliendo finalmente de ese lugar, mas no pudo avanzar mucho pues la mano de Tatiana seguía sujetando la suya. Miró las manos entrelazadas y un ligero sonrojo se hizo presente en sus mejillas.

– Yo…–comenzó a decir Tatiana luego de un largo rato en silencio asomando ligeramente su cabeza por el marco de la puerta – Yo… Adiós, nos vemos mañana.

Deshizo el agarre mientras su mirada seguía puesta en el piso. Emily quería decir algo más, pero en ese momento no se le venía nada a la mente, a excepción de una frase de que se negó a pronunciar. Luego de darle algunas vueltas, se resignó a un simple:

– Descansa.

Y luego comenzó a caminar a paso rápido. Bajó por el ascensor y se dirigió donde se encontraba su chofer, Michael, quien la estaba esperando en la entrada del edificio.

Cuando Tatiana dejó de oír los pasos de Emily en el pasillo sintió como una terrible sensación se hacía dueña de ella junto con un nudo en su garganta.

– Lo siento Emily –susurró –. Lo siento…

Cerró la puerta y caminó hasta la sala, lanzándose sobre el gran sillón en forma de L.

De manera involuntaria unas cuantas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Comenzó a recordar todo acerca Emily: la primera vez que la vio hace dos años, la primera vez que intentó hablarle, cuando la ignoraba en cada intento de acercarse, cuando se quedaba sola en el salón de clase estudiando, cuando finalmente hablaron, la primera vez que la vio sonreír, cuando cantaron juntas sobre la hamaca, cuando lloró en sus brazos… Recordó todo, aquellas memorias eran valiosas para ella.

Posó la yema de dos de sus dedos sobre sus labios, recorriéndolos con delicadeza y recordando inevitablemente el beso que había compartido junto a la ojiazul. Su corazón se aceleró y sintió el calor hacerse presente en sus mejillas. Más lágrimas brotaron de sus ojos cuando sintió un dolor punzante en su corazón.

– Esto no puede ser posible –susurró llevando su mano derecha a su pecho y apretando la ropa–. Esto solo es mi imaginación, no hay forma de que sea eso. Solo la quiero como amiga, es una importante y valiosa amiga. Solo eso…

Su mente se llenó de imágenes de Emily, de aquella hermosa sonrisa y delicada risa, de su hermoso rostro y sus suaves labios. Entonces de manera inevitable sonrió melancólica a la par que se limpiaba las lágrimas de su rostro.

– Mierda, que jodido es esto–dejó que su brazo izquierdo descansara sobre sus ojos–. Lo siento Emily, pero creo que…esto no es solo amistad.

Sus lágrimas volvieron a brotar rebeldes de sus ojos.

– Lo siento, lo siento Emily, en serio perdón.

Repetía una y otra vez a la par que sus lágrimas no dejaban de salir. El nudo en su garganta le impidió seguir disculpándose al aire, así que solo lloró en silencio mientras que sentía en el pecho el dolor que conllevaba enamorarse.

Mientras tanto, en la mansión de la familia Klett…

Al cabo de unos 20 minutos, Emily ya se encontraba en su habitación. Se encontraba sobre su cama y con la mirada fija en el techo, con sus audífonos puestos y dejando que la reproducción aleatoria de su celular le pusiera una canción de fondo a ese momento.

Después de llegar a su casa Emily fue directo a su cuarto, ni siquiera comió, dijo que no tenía apetito en ese momento. Todo lo que había pasado ese día aún seguía dando vueltas en su cabeza y agitando su corazón, no podía pensar en otra cosa que no sea Tatiana, y eso la tenía frustrada.

Con la mirada perdida, pensando en mil cosas y nada a la vez.

Wise men say 
Only fools rush in
But I can't help falling in love with you

Shall I stay? 
Would it be a sin
If I can't help falling in love with you?

Like a river flows
Surely to the sea
Darling, so it goes
Some things were meant to be

(Traducción)

Los hombres sabios dicen 
que solo los insensatos se apresuran, 
pero yo no puedo evitar enamorarme de ti.

¿Debería quedarme?
¿Sería un pecado
si no puedo evitar enamorarme de ti?

Como un río fluye
con certeza hacia el mar, 
cariño, así vamos tú y yo, 
algunas cosas estaban destinadas ocurrir

El modo aleatorio había puesto la canción de fondo indicada: Can't help falling in love de Elvis Presley.

Emily se desconectó un momento de todo. Cerró sus ojos y se concentró de lleno en la letra, cantando de tanto en tanto. Por alguna razón, esa canción le hizo pensar en Tatiana, como si de alguna manera encajara con la situación actual.

La canción terminó y entonces Emily volvió a abrir sus azules ojos. Involuntariamente su mente se inundó de imágenes de Tatiana, de cada recuerdo que habían compartido juntas, desde la vez que la vio por primera vez hasta lo sucedido esa tarde.

Rozó sus labios con la yema de sus dedos, pero rápidamente negó para sí misma y apartó la mano. Cogió su celular y cambió la canción, pero al estar en modo aleatorio y como si el mundo conspirara en su contra, solo sonaban baladas o canciones con temáticas románticas.

Cansada de esa situación se quitó los audífonos y apagó su celular. En ese momento no quería saber nada de nada, no quería escuchar nada ni quería pensar en nada. Lo único que quería era poder sacar a Tatiana de su cabeza, pero sus pensamientos involuntarios le ganaban y le hacían preguntarse cosas que ella prefería no responder.

– Solo estás confundida Emily –comenzó a decirse a sí misma–. Mañana por la mañana todo será como siempre, no hay porque preocuparse. No es como si te hubieras enamorado de ella o algo así.

Su corazón dio ligero brinco en ese momento. Emily llevó su mano derecha a la altura de su pecho.

«No, no es posible. Si eso pasa, entonces en serio será un problema…», pensó. En ese instante la sonrisa de Tatiana apareció en su mente. Emily abrió pesadamente sus ojos. «Joder, esto ya es un problema».

Notas finales:

¿Apoco la espera no valió la pena? Jajaja<3
Ya saben que cualquier duda, sugerencia y/u opinión es bien recibida en los comentarios, también me gusta leerlos a ustedes<3

Nos leemos pronto, ¡saludos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).