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Perdona si digo que te amo por Parepi_

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Notas del capitulo:

Aasodajsjd <3

Ya había pasado una semana desde el inicio de clases, y en todo ese periodo de tiempo Tatiana paraba detrás de Emily, ya sea en hora de recreo o almuerzo, entrada o salida; siempre buscaba la oportunidad para hablar con ella. La ojiazul al principio trató de alejarla, pero luego simplemente se resignó a su destino: había entendido en esa corta semana que no hay nada que le gane a la terquedad de aquellos ojos color miel.

Ahora el lunes empezaba y Tatiana se apresuraba en ir a la escuela. Estaba empezando a llegar temprano al colegio con el único propósito de estar con Emily.

Después de su recorrido de siempre finalmente llegó al colegio. Saludó al vigilante de la entrada y se apresuró en ir a su salón. Al cabo de unos cuantos minutos subiendo las escaleras y yendo entre los pasillos llegó a su aula, pero antes de entrar se tomó un momento para recuperar el aire que había perdido en su recorrido.

Como de costumbre, o una que había adquirido hace una semana, buscó con su mirada a Emily. Y como era de esperarse, ésta ya había llegado y estaba sentada tranquilamente leyendo un libro. Se quedó unos momentos observándola. No importaba cuando veces la viera, siempre le asombraba la perfección de su rostro.

– ¿Cuánto más piensas seguir observándome? –preguntó Emily sin despegar la vista del libro.

– ¿Ah? ¿Qué? –aquella pregunta la había tomado desprevenida – Lo siento. – fue lo único que atinó a decir la ligeramente sonrojada por la vergüenza de haber sido atrapada en su trance.

Tatiana dejó sus cosas en su carpeta y acto seguido se dirigió hacia el asiento de Emily, sentándose a su costado.

– ¿Cómo sabías que era yo? –preguntó Tatiana luego de unos segundos de silencio.

– Siempre te me quedas mirando así –respondió dejando de lado su lectura –. ¿Creíste que no me había percatado?

«¿Se había dado cuenta?»pensó la ojimiel tratando de disimular su vergüenza.

– O sea… que tú… sabías que yo…

– Pues sí, ¿qué esperabas? –posó sus azules ojos en ella– Después de todo, no lo hacías tan disimuladamente que digamos, o al menos yo no lo notaba así.

– ¡¿En serio?! –ahora su sonrojo era mucho más obvio.

– Algo, realmente eres pésima acosando a las personas –dijo con el propósito de molestarla, pero manteniendo su tono de voz neutral.

– ¡¿Qué?! –exclamó parándose de golpe.

– Vaya, al parecer no te gusta que te digan tus verdades –pronunció calmadamente dirigiendo su mirada nuevamente a su libro y sonriendo sin que Tatiana lo notara, realmente le daba gracia verla así.

– ¡Eso no es cierto! ¡No soy pésima acosando a las personas!

– ¿Entonces admites ser una acosadora?

– ¡Claro que no!

Se quedaron mirando unos momentos. Emily evitando bufar divertida manteniendo su mirada inexpresiva, y Tatiana sonrojada con el ceño ligeramente fruncido.

– No soy una acosadora –susurró desviando la mirada a la par que hacía un ligero puchero y volvía a sentarse. Emily sonrió ante esto.

En esa semana que Tatiana no paraba de seguirla, se percató que poco a poco la máscara que usualmente usaba la castaña se iba cayendo, desvelando su verdadero rostro. Y aunque había momentos en que el antifaz volvía, estos cada vez eran menos, y eso le agradaba. Por eso ahora la compañía de Tatiana no la incomodaba, o al menos no tanto como antes.

Por su parte, Tatiana también había sentido un cambio, aunque no estaba del todo consiente que ella misma había cambiado, solo se sentía un poco más…libre, por decirlo de alguna manera. Le gustaba estar con Emily, podía enojarse, hacer berrinches, sin tener que poseer una sonrisa siempre en el rostro, sin tener miedo a que la critiquen, pues al fin y al cabo la ojiazul ya había visto a través de ella.

Aunque al principio no fue tan fácil, Emily primero se dedicaba a ignorar a Tatiana, pero luego de mucha insistencia de parte de ésta, no le quedó de otra mas que resignarse y comenzar a hacerle caso.

Sin embargo, ellas no fueron las únicas que cambiaron…

– ¿Viste el programa de ayer? ¡El conductor se cayó! –dijo Fernanda divertida mientras entraba al salón. A su lado venían Camila y Marcelo.

– ¿¡En serio!? No lo vi, mis padres me dijeron que ordene mi habitación. –respondió la otra chica.

– Yo estaba viendo el partido, no me interesan mucho los programas de concurso.–comentó Marcelo mientras bostezaba.

Tatiana dirigió su mirada hasta sus amigos, y al cabo de un rato la desvió. Sus amigos también la miraron fugazmente, pero pasaron de acercarse y simplemente siguieron con su conversación.

En el periodo de tiempo que Tatiana buscaba acercarse a Emily, se había distanciado de sus amigos pues en los recreos y almuerzos, entradas o salidas, ella ponía excusas para estar con la ojiazul. No estaban peleados, simplemente se habían distanciado, seguían hablando normal durante las horas de clase y por mensajes, sin embargo ahora Tatiana solo se juntaba con Emily.

– Anda si deseas.

– ¿Qué? –no se esperada que Emily le dijera eso– No, yo…

– Te preocupa lo que piensen de ti, ¿verdad?

– Eso no es-

– ¿No es verdad? –la interrumpió mirándola directamente a los ojos.

Tatiana sintió que se le cortaba la respiración. De nuevo la intensa mirada azul de Emily la dejaba muda. Iba a decirle algo, pero justo en ese momento sonó la campana anunciando el inicio de las clases así que no le quedó de otra mas que dirigirse a su asiento.

Empezó la rutina de siempre, el tutor haciendo su pequeña charla seguido del inicio de la clase del profesor. Ese día tenían Física a primera hora.

Luego de dos horas aburridas de fórmulas, ejercicios, gritos y llamadas de atención, la hora de Física llegó a su fin dando pasó al curso de Lenguaje, y al cabo de una hora más finalmente sonó la campana de inicio de recreo.

Como era de esperarse, los alumnos salieron presurosos de las aulas. Los amigos de Tatiana no fueron la excepción, antes de salir le dijeron a la ojimiel para que vaya con ellos, sin embargo ésta rechazo la invitación poniendo alguna excusa, como lo había hecho toda la semana. Sus amigos se miraron entre ellos, suspiraron y se dirigieron al comedor.

Tatiana los vio salir del salón, soltó un ligero suspiro y se dio media vuelta dirigiéndose al asiento de la Emily, no sin antes coger unas galletas de su mochila. Se sentó en la carpeta de al lado mientras observaba como la ojiazul seguía resolviendo unos ejercicios del libro.

– ¿Por qué sigues resolviendo los ejercicios? Es hora de recreo.

– ¿Algún problema con eso? –contestó sin despegar la vista del libro.

– Pues no, pero siempre te quedas resolviendo los problemas aun después de que suena el timbre –hizo una ligera pausa meditando lo que diría a continuación –. ¿No te cansa? O… ¿Te aburre?

– Sinceramente no, es una forma de distraerme –respondió mientras cerraba el libro –. Además, así me ahorro trabajos innecesarios en mi casa

– ¿Acabaste?

– No, pero contigo hablando no puedo resolverlo correctamente.

– Bueno, lo siento… –dijo apenada.

– No importa, después lo haré. –le quitó importancia al asunto mientras sacaba un sándwich de su mochila.

Se quedaron en silencio un momento.

– ¿Estás molesta? –preguntó Tatiana.

– ¿Crees que lo estoy?

– Sí, eso creo…

– ¿Por qué?

– No sé…

Esa respuesta de Tatiana no fue del todo honesta, podía imaginar la causa de la molestia de Emily, y esta era la conversación que tuvieron en la mañana. Era verdad que sí le preocupaba lo que pensaran de ella, temía que de un momento a otro sus amigos comenzaran a odiarla. Sin embargo al estar con Emily simplemente se olvidaba de todo eso, dejaba de importarle lo que piensen los demás. Pero claro, la ojiazul no sabía este detalle.

– Pues entonces, si no sabes no hables. –dijo Emily. Su tono de voz era afilado.

– ¿Es por lo de esta mañana? –preguntó fijando la mirada al suelo. Parecía una niña pequeña que sabía que estaba a punto de recibir una reprimenda– Ya sabes…por lo de mis amigos.

– ¿Crees que es por eso?

– Sí...

– ¿Por qué?

– Es un… presentimiento.

– Con que un presentimiento…– hizo una pausa y, mirando algún punto aleatorio del pizarrón, se perdió en sus recuerdos– Solo… no soporto a las personas que mienten.

– Sí, ya me lo habías dicho –Tatiana levantó su mirada –. Pero… nunca me has dicho el por qué…

– Y tal vez nunca te lo diga.

– ¿Por qué? ¿No me quieres contar? ¿O no me tienes confianza?

– Se podría decir que es un poco de ambas.

– ¿Algún día me lo contarás?

Emily giró su cabeza y la miró directamente a los ojos. Pudo notar en los mieles ojos de la castaña gran curiosidad y deseo por saber su pasado.

Eso, en cierta forma, la molestó. No le agradaba recordar cosas del pasado, menos contarlo.

– No intentes averiguar mi pasado. –dijo tajante y dirigiéndole una de sus más frías miradas– No ganarás nada con saberlo.

Tatiana tragó saliva al ver aquella gélida mirada, entendiendo que Emily hablaba en serio. Pero aunque flaqueó un poco en ese momento, ella estaba decidida, definitivamente iba a desvelar todos los secretos esa azul mirada. Quería conocer todo de ella, aunque no sabía muy bien el por qué.

Se armó de valor y tomó aire antes de contestarle.

– Ganaré algo –respondió. Emily volteó y la miró a los ojos–. El solo conocerte más y saber más de ti, conocer tus miedos y tus preocupaciones, lo que te gusta y lo que no. Con eso...–hizo una ligera pausa mientras que una sonrisa se asomaba en su rostro–…Con eso me bastaría.

Emily no pudo evitar abrir ligeramente sus ojos por la sorpresa. No se esperaba que Tatiana dijera algo así, o mejor dicho, no esperaba que dijera algo. La ojimiel la miraba con seguridad, dándole a entender que lo que decía era verdad. ¿Esa era la misma chica doble cara con sonrisa fingida que había conocido hace más de dos años? ¿En serio aquella chica con seguridad en su mirada que tenía frente a ella era Tatiana?

– Que rara eres –respondió finalmente soltando un suspiro–. Realmente eres un dolor de cabeza. –volvió el rostro hacía Tatiana, fijando sus ojos sobre los de ella y, casi inconscientemente, dibujó una ligera sonrisa en su rostro al ver aquella terquedad tan característica que poseía la ojimiel.

Por su parte, Tatiana eliminó todo rastro de seriedad y seguridad en su rostro al ver aquella sonrisa, quedándose embobada con ella. Esta era la primera vez que Emily le sonreía, o al menos la primera vez que ella lo notaba.

Se quedaron así unos segundos, ninguna apartó la mirada hasta que finalmente Tatiana pudo volver a razonar.

– Y te aseguro que lo seguiré siendo. –contestó sonriendo con un ligero rubor en las mejillas.

Y así, entre sus miradas puestas la una en la otra y una sonrisa sincera en el rostro de ambas, pasaron unos momentos hasta que sonó la campana de finalización del recreo. Los alumnos comenzaron a entrar a sus respectivas aulas y los profesores se preparaban para proseguir con las clases.

Tatiana también comenzó a dirigirse a su asiento, no sin antes dirigirle una fugaz mirada a la Emily; sin embargo, ésta estaba sacando ya un libro de su mochila, así que no notó esto. Suspiró resignada y continuó su camino hacia su carpeta.

Fue así que ese momento mágico entre ambas murió. Su asesino: la campana.

Las clases prosiguieron con normalidad. Y entre bromas, risas, gritos y llamadas de atención, llegó la hora del almuerzo.

Como era de esperarse, ni bien sonó la campana los alumnos salieron corriendo hacia el comedor. Y nuevamente, la castaña rechazaba la invitación de sus amigos para ir a comer, éstos solo suspiraron ya resignados y fueron hacia el comedor. Acto seguido se dirigió hacia el asiento de la Emily, pero antes de llegar notó como ésta sacaba su celular del bolsillo de su uniforme.

«Que raro, casi nunca la veo usándolo», fue lo que pensó.

Emily había sentido su celular vibrar, lo sacó y notó que tenía un mensaje. Eso la extrañó pues raramente recibía uno, al menos a esa hora. Cuando lo abrió notó que era de su padre y al instante frunció el ceño, y al leer el contenido del mensaje no pudo evitar que una molestia se adueñara de ella, dibujando en su rostro un gesto de disgusto total.

Tatiana notó esto y al instante se apresuró a llegar a su lado.

– ¿Pasó algo? –preguntó preocupada.

– No es nada importante –respondió guardando el celular en su bolsillo y dirigiéndose a la puerta del salón. Tatiana la siguió.

– ¿A dónde vas?

– A la sala de tutores –giró su cabeza y miró fijamente aquellos ojos miel –. Será mejor que vayas con tus amigos. Me voy a demorar en volver.

– Te puedo esper-

– No –la interrumpió–. Anda con tus amigos.

– Pero…

– Me demoraré todo el almuerzo –dijo suspirando ligeramente –. Así que anda –más que pedírselo, prácticamente se lo ordenó.

– Bueno, está bien. –contestó algo desganada.

Luego de escuchar eso, Emily salió del salón y se encaminó hacia la sala de tutores con un gesto de molestia en su rostro.

Tatiana, al quedarse sola en el salón solo atinó a soltar un gran suspiro. Miró la puerta por donde momentos antes la ojiazul había salido, como si esperara que volviera en ese mismo instante. Pero luego de unos largos segundos se dio cuenta que ese no sería el caso.

«Ir con mis amigos…», comenzó a decirse mentalmente «Aunque solo ha pasado una semana que no almuerzo con ellos, lo siento como si hubiera sido un año»

Debatía internamente si ir o quedarse en el salón, pero al final decidió hacerle caso a Emily. Con algo de nerviosismo, comenzó a caminar hacia el comedor. Al fin y al cabo, si no iba sabía que la ojiazul se molestaría con ella, y eso no era algo que quería que pasara.

Mientras tanto, en la sala de tutores Emily con su tutor.

– Así que ese es el caso –dijo un hombre que no pasaba los 30 años, altura por sobre el promedio, cabello marrón oscuro y ojos del mismo color. Su nombre era Alejandro Morales.

– Sí –contestó la ojiazul con rostro inexpresivo.

– Bueno, siendo así las cosas no queda de otra. Tienes permiso para retirarte del colegio. Te vendrán a recoger, ¿verdad?

– Sí, ya se encuentran fuera del colegio. Con su permiso, me retiro –se despidió de su tutor y de los demás presentes con una leve reverencia y salió de aquella sala.

Emily se dirigió a su salón, cogió sus cosas y salió del gran establecimiento para dirigirse a su casa.

Notas finales:

Recuerden que cualquier duda, queja u opinión es bienvenida en los comentarios, el leerlos me hace muy feliz <3 

¡Nos leemos pronto!


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