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Perdona si digo que te amo por Parepi_

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Notas del capitulo:

Hola, espero que se encuentren bien y que este capítulo logre distraerlos un poco de la realidad, los quiero<3

Sabía de sobra que aquella blanca bufanda ocultaba todo su cuello e impedía que los demás notarán aquellas marcas rojas y moradas que tenía en su pálida piel, pero aun así no podía dejar de acomodarse la prenda frente a su celular para asegurarse de no dejar visible ningún lugar. Se la apretaba, se la soltaba, la giraba a un lado, la giraba al otro, pero se sentía de igual manera descubierta. Dejó escapar un suspiro de frustración y subió la bufanda hasta que cubrió sus labios decidida a quedarse así por el resto del día. Tenía suerte de que empezaba el invierno, de esa manera podía usar el frío como excusa.

Aspiró hondamente y dejó que el aroma de la bufanda inundara sus pulmones, el discreto y suave aroma a coco la envolvió sintiendo una tranquilidad y calidez infinita, era como estar entre los brazos de Tatiana. Se sonrojó hasta las orejas sintiéndose como una cría, desde que Tatiana prestó aquella bufanda el domingo no había dejado de embriagarse con su fragancia: olía exactamente como su novia.

– ¿Esa no es la bufanda de Tatiana?

Emily no pudo evitar dar un ligero brinco del susto al ser interrumpida en su pequeño momento de paz. Dirigió su azul mirada hacia la derecha topándose con una rubia mirándola curiosa, frunció el ceño al instante y chasqueó la lengua fastidiada. De todas las personas, tenía que llegar temprano la que más le irritaba.

– ¿Qué haces tan temprano aquí, Christina? Normalmente llegas diez minutos antes de que empiecen las clases junto a Tatiana.

– Quería hablar contigo, así que pensé en venir temprano hoy, aprovechando también que no hay casi nadie a esta hora.

– ¿De qué quieres hablar?

– De Tatiana, ¿qué más? Nunca me contaste si te dijo qué era lo que sucedía –la reprochó con la mirada, pero pronto se inclinó hacia ella y se apoyó en su carpeta, expectante–. ¿Y bien? ¿Cuál era el problema con my darling?

– Ah, eso –desvió la mirada, avergonzada–. No me contó nada, pero estoy segura que ya está bien.

What?! ¡¿En serio no obtuviste ninguna información?! ¿¡Qué demonios estuviste haciendo si no era averiguar qué era lo que le pasaba?!

– ¡N-Nada! Intenté hablar con ella, pero no me dijo nada. En fin, cuando me despedí ayer de ella parecía estar más tranquila.

– No me fio nada, tengo un mal… Wait, ¿ayer? Pensé que la fuiste a ver el sábado –se quedó en silenció acomodando las piezas: sus mejillas sonrojadas, su renuencia a hacer contacto visual y la bufanda de Tatiana. Poco a poco una idea vino a su cabeza y no pudo evitar sonreír de oreja a oreja–. No me lo creo, are you serious girl?

– ¿Qué? –la miró molesta completamente sonrojada. Christina se soltó a reír con ganas– ¡Deja de reírte! ¿Qué demonios te hace tanta gracia?

– ¡Te tomaste muy en serio la parte de animarla! –apenas podía hablar, el aire le faltaba de tanto reírse– Solo tenías que ir y descubrir que iba mal, no puedo creer que ustedes dos hayan…

Emily se levantó y, de un manotazo, tapó la boca de Christina para que no hablara de más. Su rostro no podía estar más rojo y su ceño más fruncido, aquella rubia la estaba sacando de sus casillas con su sonora risa.

You two! Perverts! Horny girls! –logró decir entre risas.

– ¡Solo cállate de una maldita vez! –parecía que más que callarla, Emily quería estrangularla– ¡No es nada de eso!

– Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra –logró librarse del agarre e invirtió los papeles, forcejando ahora para poder llegar al cuello de Emily–. ¡Dame esa maldita bufanda! Right now!

– ¡No! ¡Déjame en paz! ¡No te atrevas a tocarme!

Estuvieron forcejeando un buen rato hasta que más alumnos comenzaron a llegar, dejaron de intentar estrangularse la una a la otra y volvieron a sentarse. Christina seguía riéndose y no dudó en empezar un interrogatorio, pero Emily se limitó a ignorarla, aunque el sonrojo en sus mejillas contestaba toda pregunta hecha por la rubia.

– Ustedes dos sí que están animadas esta mañana –comentó Joseph dejando su mochila en la carpeta junto a Emily–, ¿ha pasado algo bueno?

– ¿Ha pasado algo bueno, Emily? –la miró divertida con una ladina sonrisa. Emily en serio se estaba aguantando las ganas de asesinarla.

La campana sonó anunciando el comienzo de las clases. Todos se dirigieron a sus respectivos asientos a la par que Alejandro ingresaba al aula. Christina miró por última vez a Emily y caminó hasta su asiento, pero antes se asomó por la puerta para ver si Tatiana estaba a punto de llegar corriendo, no se aguantaba las ganas de molestarla a ella también. Sin embargo, lo único que logró visualizar antes de que su tutor la mandara a sentar fue a un chico de cabellos color mostaza quien, al notar su azul mirada en él, se dio media vuelta y comenzó a caminar.

Las primeras horas se pasaron volando y Tatiana seguía sin aparecer, ni siquiera había enviado algún mensaje a sus amigos, quienes trataban de contactarla aún en medio de las clases. Sonó el timbre indicando que el primer receso había empezado.

Christina miraba su celular esperando que el mensaje que le había enviado a Tatiana sea respondido, o al menos leído, pero la ojimiel ni siquiera se había conectado desde el día anterior. Suspiró resignada y se dirigió al comedor junto a los demás ignorando la presión que sentía en su pecho; Tatiana pronto aparecería, se uniría a ellos y entonces podría molestarla y exigirle que le cuente todo lo que ha pasado con Emily.

En la cafetería todos escuchaban la anécdota de David sobre el juego de basquetbol que había tenido el sábado, a pesar de que el entrenador había cancelado el entrenamiento, se juntó con el equipo para jugar un partido entre ellos. Todos se reían por las exageradas expresiones del chico y la emoción que mostraba cada que se decía que había acertado alguna canasta. Marcelo agregaba algunas cosas que el capitán omitía, como el hecho de que David se había caído luego de caer en una finta que le habían hecho, haciendo que todos rieran con ganas.

– ¿Qué es tan divertido? –preguntó Ryan apareciendo repentinamente posando una mano en el hombro de su capitán.

– ¡Ahí está! –Marcelo se levantó y rodeó los hombros del rubio– Este el gran hombre que logró engañar al as del equipo y hacerlo caer limpiamente.

– Ah, ¿el juego que tuvimos el sábado? –recordó riendo– Pensé que no iba a funcionar, pero David cayó redondo en la finta que hice.

– ¡Tenía hambre! ¿Está bien? No podía dejar de pensar en el asado que me esperaba cuando volviera a casa –se excusó cruzándose de brazos–. Además, por algo Ryan es mi subcapitán, tiene bastante talento, casi tanto como yo.

– Ajá, sí, lo que tú digas, Michael Jordan –Camila giró los ojos–. ¿Qué hace nos honres con tu visita hoy, Ryan? Te voy avisando que ella aún no llega, todavía tienes tiempo para pensar bien si quieres volver a caer en la friendzone.

– Muy graciosa, Camila –bufó con una ladina sonrisa–, pero perdono tu ignorancia. En realidad, vengo por otra cosa.

– De todas formas, tiene que ver con Tatiana, ¿o no?

– Hablando del rey de Roma –intervino Fernanda viendo a Tatiana a punto de subir las escaleras con su mochila en la espalda y la mirada clavada en el piso–. ¡Tat! ¡Tatiana!

Ante el llamado Tatiana detuvo su andar y se giró, localizando al instante la mesa donde se encontraban sus amigos. No fue difícil pues, en realidad, los había notado hace rato, pero al ver que no estaban solos decidió pasar de largo e ignorarlos; sin embargo, aquel grito de Fernanda fue lo suficientemente fuerte como para hacerse la sorda. Apretó su mandíbula y, luego de respirar hondamente, comenzó a caminar hacia a sus amigos, dirigiéndose al inicio de su peor pesadilla. Sus pasos eran cortos y pesados, era como si su cuerpo mismo le dijera que no debía ir hacía allí, que tirara todo y saliera corriendo lejos.

Pero no podía, ayer Ryan finalmente la había puesto entre la espada y la pared, ahora de verdad no podía hablar con nadie, ni con Christina, ni con Emily. A pesar de que a esta última quería revelarle todo antes de que se fuera de su casa, no sintió fuerzas en su voz, no tenía el valor para detenerla y decirle la verdad. En ese momento todavía podía hablar con ella, contarle todo e idear algo juntas, pero entonces ese mensaje, ese maldito mensaje que le había llegado en la madrugada la había hecho flaquear, y luego los demás que había recibido a lo largo del día no hicieron más que terminar con el poco coraje que había reunido.

Sus pies le pesaban, cada paso que daba le costaba más energía de la que debería, y no le sorprendía, incluso el levantarse de la cama aquella mañana había sido todo un desafío: ni su cuerpo ni su mente tenían ganas de afrontar lo que estaba por venir. Alzó la mirada del piso y fijó su mirada en la mesa a la que se acercaba, observando el rostro alegre de todos sus amigos y la mirada llena de ternura de Emily, siendo esto último lo que la obligó a volver a bajar la mirada, se sentía de lo peor al saber que pronto vería ese profundo mar lleno de decepción.

– Finalmente mujer –dijo Fernanda cuando Tatiana hubo llegado a la mesa–, ya nos tenías preocupados, pesamos que habías muerto.

– ¿Qué ha pasado contigo? –preguntó David.

– Nada –se encogió de hombros–, ya sabes, solo me gusta dormir.

– ¿Y tanto costaba responder nuestros mensajes?

– Lo siento, no he estado muy pendiente del celular.

El animado ambiente de hace un rato poco a poco fue desapareciendo dando paso a una inexplicable tediosa situación. A pesar de que Tatiana estaba sonriendo, algo en su voz delataba que su estado de ánimo no era el mejor, se mostrada ida.

– Bueno, me lo esperaba –dijo Marcelo intentado terminar el incómodo momento–. Mas bien, mira quien vino a buscarte, tu fiel y terco Romeo –Tatiana sintió los músculos de su espalda tensarse y levantó la mirada, viendo primero el sonriente rostro de su amigo y luego la cínica sonrisa del rubio.

– Hey Tat, llegas justo a tiempo –soltó Ryan deshaciéndose del brazo de Marcelo que rodeaba su cuello y acercándose a ella–, traje lo que dejaste ayer en el café. Te fuiste tan rápido que se te olvidó cogerlo.

– Esperen, esperen –intervino David mirando a ambos–, ¿ustedes dos salieron ayer? ¡¿Y no me invitaron?!

– Solo la invité a desayunar y a charlar un rato –Ryan sonrió y se encogió de hombros–, además, no le dijimos a nadie porque queríamos tener un momento íntimo entre nosotros.

– Vale, eso suena sospechoso –Camila levantó una ceja y posó sus ojos en el subcapitán–, ¿qué hiciste ahora Don Juan?

– ¿Te volvieron a rechazar o qué? –cuestionó Fernanda logrando hacer reír a Ryan.

– ¿Quieres decirles ya o que los mate la duda el resto del día? –Ryan miró a Tatiana con una sonrisa y rodeó sus hombros con el brazo para atraerla más a él.

– ¿Decirnos qué? – Fernanda los miró exasperada– ¡Oh por Dios! ¡No me digan que ustedes…!

La mesa quedó en completo silencio, todos miraban expectantes tanto a Ryan como a Tatiana, buscando alguna pista o indicio que confirmara lo que estaban pensando. Estuvieron un buen rato así, sintiendo como la curiosidad y las ganas de chisme les carcomía las entrañas. Tatiana sentía las miradas expectantes de sus amigos, pero en especial sentía una que no era exactamente de curiosidad, sino más de amargura, aún sin levantar la mirada sabía que se trataba de Emily; sin embargo, no tenía fuerzas para enfrentarla, no tenía el valor para verla a los ojos.

– ¿Entonces? –Ryan volvió a preguntar y, esta vez, hizo una ligera presión en su hombro: una advertencia para que supiera que tenía que decir algo ya– ¿Les decimos o no?

Se mordió el interior de su boca e inspiró hondo, necesitaba juntar energía para que su voz no se quebrara cuando hablara.

– Pasa que…Ryan y yo hemos empezado a salir –soltó forzando una sonrisa.

– Se le acabó la reputación de rompecorazones –bromeó Ryan antes de dejar un beso en la mejilla de Tatiana.

Hubo dos segundos de silencio antes de que sus amigos comenzaran a gritar de emoción, lanzando preguntas y sus felicitaciones a la nueva pareja, viéndose completamente felices por el hecho de que su amiga finalmente haya vuelto a tener un novio. Marcelo se acercó a Ryan y lo abrazó, seguido por David quien también se puso de pie y se acercó a Ryan felicitándolo y advirtiéndole que tenía que cuidar a Tatiana porque era como su hija; Fernanda también se levantó y se acercó a Tatiana para abrazarla y cuestionarla del porqué nunca había dicho nada, Camila aplaudió mientras reía y exclamaba que vivan los novios animando, con ayuda de Joseph, a un decaído Antonio que la siguiera. Las únicas dos personas que no festejaban en lo absoluto eran Christina y Emily, a la rubia se le paró el corazón al escuchar la noticia, esperando que en cualquier momento dijeran que era una broma, pero al ver que eso no sucedía fijó su mirada en Tatiana, buscando respuestas o explicaciones, algo que la ayudara a entender lo que estaba pasando, luego giró su mirada hacia Emily creyendo que tal vez ella sabría algo, pero al ver el rostro compungido entendió que ella tampoco tenía idea.

Por lo general Emily no solía mostrar sus emociones, su rostro era bastante inexpresivo y daba la impresión de que siempre estaba seria o molesta, pero en aquel instante cualquiera que gozara del sentido de la visión hubiera podido notar a la distancia el cómo el dolor, la tristeza y la angustia se adueñaban de Emily a tal punto que con solo verla a los ojos podías notar todo lo que estaba sufriendo. Sintió, no uno, sino miles de pinchazos en el corazón, uno tras otro sin piedad, estrujando su alma y rompiéndola en mil pedazos. Sentía tantas cosas, decepción, traición, miseria, odio, frustración, desilusión; era una mezcla de tantos sentimientos que se sentía como la asfixiaban y la amenazaban con salir por ojos; pero no iba a permitir que nadie la viera así, menos la persona que la estaba sintiendo sentir todo eso, no iba a permitirse que ella volviera a verla en su estado más débil jamás.

Se levantó con ímpetu de la mesa sin importarle el ruido que hizo la silla ante su brusco movimiento y se dio media vuelta para largarse de aquel lugar, igual todos estaban demasiados interesados en la nueva pareja que dudaba que alguien notara su ida. Sin embargo, fue justo en ese instante en que ocasionó el ruido que su mirada se encontró con la de Tatiana, pero a diferencia de otras veces donde solo quería quedarse viendo aquellos mieles ojos durante horas, ahora solo quería huir lo más lejos posible de ellos porque si seguía viéndolos un segundo más se soltaría a llorar ahí mismo.

Tatiana lo notó, notó todo el sufrimiento por el que estaba pasando Emily, nunca había visto sus azules ojos tan llenos de dolor como en aquel momento, y eso le estaba partiendo el alma y quebrando el corazón. Sentía su voz ahogada y sus ojos cristalizarse, quería salir corriendo tras ella y explicarle todo, abrazarla y pedirle perdón, llenar de besos sus mejillas y evitar que las lágrimas emparan el hermoso rostro que tenía, pero cuando iba a dar un paso sintió otro apretón en su hombro. Nuevamente la orden era clara: no te atrevas a moverte. Impotente, todo lo que hizo fue ver como la espalda de Emily se hacía más pequeña con cada paso que daba, al menos eso hacía hasta que unos ojos azules claros interfirieron en su visión. Christina la veía con duda, tratando de comprenderla y entender sus actos; pero, sobre todo, había cierta decepción en su mirada, aquello logró clavarle otro puñal en el pecho y hacerla sentir peor de lo que ya se sentía.

Christina vio por última vez a Tatiana antes de salir en búsqueda de Emily. Respuestas las podía conseguir después, habrá momento para interrogar a Tatiana y darle el sermón de su vida, en ese momento la prioridad no era su mejor amiga, sino la chica que se había aguantado las ganas de llorar luego de recibir un golpe directo a su corazón: Emily. A paso veloz comenzó a seguirla hasta que consiguió alcanzarla, a pesar de que le pedía que se detuviera ésta le hacía caso omiso y, contrariamente, apresuraba más el paso, solo cuando llegaron al baño que más alejado estaba de la cafetería se detuvo, dándole la espalada a la rubia. Christina recorrió todo el baño y, luego de cerciorarse de que estaba vació, cerró la puerta para evitar que otras personas las interrumpan; se acercó entonces a Emily con duda, no sabiendo muy bien qué hacer o decir.

– ¿Tú lo sabías?

What?

– Lo que acaba de pasar –su voz se escuchaba ahogada e irritada, su cuerpo también temblaba lleno de impotencia–. ¿Tú lo sabías?

– No –susurró apenada mientras buscaba en su memoria algún indicio de que eso iba a pasar–, Tatiana nunca me dijo nada. ¿Tú no…?

– ¡¿Como demonios iba a saberlo?! –gritó impotente, molesta, dolida, decepcionada– ¡Ella no me dijo absolutamente nada! ¡Ella no me contó nada! ¡A pesar de que estuvimos juntas todo el fin de semana, ella nunca dijo nada! ¡Ella nunca…! Nunca…dijo nada sobre esto…

Su voz poco a poco iba a perdiendo fuerza, pasando de gritos a susurros y luego a un silencio únicamente acompañado de ligeros espasmos. No pudo contenerlo más y se soltó a llorar, las lágrimas caían sin piedad de su rostro inundando sus pálidas mejillas, trataba de limpiarlas con sus manos, pero eran tantas que estás simplemente rebalsaban sus palmas. En su mente lo único que se reproducía eran los recuerdos que tenía con la ojimiel, cada mirada, sonrisa, beso, caricia y “te amo” que se habían dado, todo era perfecto y mágico, e incluso solo hace un día sentía que había pasado la mejor noche de su vida. ¿Cómo es que todo había terminado así? ¿Era eso lo que Tatiana estaba ocultando? ¿Qué realmente quería terminar la relación para empezar a salir con Ryan? Pero entonces, ¿qué pasaba con todos los “te amo” y “te quiero” que le había dicho? ¿Eran mentira y ella no lo notó por estar tan estúpidamente cegada por el amor? Ya no lo sabía, no sabía si debía confiar en esas palabras, en ese momento solo quería arrancarlas de su memoria, tal vez así el dolor que sentía desaparecería.

Christina sentía su alma partirse al ver a Emily tan vulnerable y perdida cuando siempre se mostraba impasible y seria; si bien no eran las mejores amigas y se la pasaban molestándose mutuamente, la quería, era la persona que había devuelto la genuina sonrisa de Tatiana al mundo. Verla tan rota y escuchar su llanto tan cargado de melancolía hacía que sintiese como propio ese dolor por el que estaba pasando, sin pensarlo más la tomó del brazo, le hizo darse media vuelta y la envolvió en un fuerte abrazo. Normalmente aquello hubiera molestado de sobre manera a Emily y se hubiera llevado algún golpe, pero ahora solo provocó que el llanto de Emily resonara con mayor fuerza. Christina afianzó más su agarre y comenzó a hacerle mimos en la cabeza, queriendo darle todo su apoyo y confortarla, transmitirle confianza y calidez con ese gesto.

– Si ella ya no quería estar más conmigo… ¿por qué nunca lo dijo?

– No lo sé.

– Pensé que estábamos bien, pensé que estábamos más que bien –su voz se rompía más con cada palabra que decía–, ¿por hizo esto?

– No lo sé…

– ¿Hice algo mal? ¿Me equivoqué en algo? ¿No fui suficiente para ella?

– Tú hiciste más por ella que cualquier otra persona, yo soy testigo de eso –susurró suavemente sintiendo un nudo en su garganta y sus propios ojos humedecerse–. No te tortures ni te culpes a ti misma, tú no has hecho nada malo Emily.

– ¿Entonces por qué hizo esto? –levantó débilmente sus brazos y se aferró al uniforme de la rubia, escondiendo su rostro en el hombro que le había ofrecido, empapándolo de lágrimas amargas– No lo entiendo, ¿por qué me hizo esto?

– No lo sé –susurró impotente y con la voz quebrada, comenzando a derramar lágrimas de sus ojos.

Se mantuvieron abrazadas tratando de ser el apoyo de la otra, ahogando lo más que pudieran su llanto para evitar que alguien ajeno pudiera escucharlas e interrumpir aquel momento de melancolía por el que estaban pasando, pues ninguna de las dos tenía cabeza para atender algún otro asunto en ese momento. Christina estaba triste, sí, pero no se podía comparar en nada con lo que estaba sintiendo Emily, ella estaba completamente destrozada.

El tiempo transcurrió lento y tortuoso en completo silencio y, a lo lejos, se escuchó el timbre del término del receso.

Notas finales:

Gracias por leer, espero que les haya gustado, el siguiente capítulo será un poco más largo para compensar el que este haya sido corto :)

Saludos y cuídense, nos leemos pronto<3 


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