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Perdona si digo que te amo por Parepi_

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Notas del capitulo:

Holi, siento la demora, la pereza me gana uu

No solía mirarse más de dos minutos al espejo para arreglarse, menos para buscar imperfecciones en su ropa; pero esa mañana Tatiana no podía dejar de ver su reflejo. Cambiaba de posición constantemente para cerciorarse que todo en ella se veía como siempre y asegurando, sobre todo, que la pequeña grabadora que tenía en el bolsillo de su chompa pasara desapercibida.

Estuvo unos largos minutos frente al espejo, y hubiera estado otro largo rato de no ser porque, cuando se fijó en la hora, notó que ya se le estaba haciendo tarde. Se alisó por última vez el uniforme, cogió su mochila y su celular, y salió de su casa con dirección a su centro de estudio.

Todo el recorrido estuvo pensando en la mejor manera de hacer que el rubio hable acerca del chantaje, pero sin ser demasiado directa en el tema. Por lo general, Ryan de por sí era cuidadoso hablando de eso, lo disfrazaba como si se tratara de cualquier otro asunto trivial; aunque había momentos en que esa máscara se caía y recalcaba su amenaza de publicar la foto. La pregunta era, ¿cuál era el detonante para que esas raras situaciones se den?

Se formuló aquella duda, y algunas otras similares, gran parte de su viaje, pero no llegó a encontrar una respuesta concreta, solo leves suposiciones de acciones que podrían funcionar. Ya intentaría alguna de ellas a lo largo del día y de la semana; pero en ese momento, cuando notó que se encontraba a unas cuadras de su parada, se mentalizó para seguir actuando como la “parejita” del subcapitán.

Cuando descendió del autobús tomó una gran boconada de aire, dejándolo salir posteriormente en un largo suspiro. Dándose a sí misma ánimos mentales, comenzó a caminar hacia la puerta del colegio donde ya se encontraba Ryan esperándola. Sabía que en ese momento no iba a sacar nada acerca del chantaje, pero de igual manera llevó su mano hasta el bolsillo donde tenía la grabadora y, muy discretamente, apretó el botón para comenzar a grabar.

El típico saludo seguido del típico abrazo y beso en la mejilla, luego la andanza hasta los salones mientras Ryan la mantenía abrazada por el hombro a la par que hablaba con unos chicos de su equipo. Para su suerte esa mañana se encontraban David y Marcelo en la entrada, por lo que pudo aligerar en algo la tensión que le causaba la cercanía del rubio.

Llegaron al tercer piso al cabo de unos minutos y, luego de que Ryan dejara su mochila en su salón, pudo dirigirse a su propia aula. Tatiana no pudo evitar sonreír al ver a sus demás amigos ya sentados en sus respectivos asientos, siempre era gratificante contar con la compañía de ellos cuando el molesto brazo del rubio no abandonaba sus hombros. Caminó hasta ellos y, luego de intercambiar saludos, el grupo comenzó una charla sobre una serie popular de televisión.

Tatiana se mantuvo en silencio, simplemente escuchando al resto sin opinar e intercalando su miel mirada entre los que hablaban. Si bien esto hacía parecer que se encontraba atenta a pesar de su nula participación, en realidad su mente no podía estar más lejana en ese momento. Desde el momento en que había cruzado la puerta del aula y vislumbró por el rabillo del ojo la lacia cabellera negra de Emily no pudo hacer más que aguantar sus ganas de sonreír con torpeza y dirigir su mirada hacia ella.

En aquella esquina derecha de la parte delantera del salón se encontraban Christina, Joseph y Emily, era fácil distinguirlos debido a que resaltaban. Tatiana sintió su corazón dar un brinco y, aún con la cercanía de Ryan, un agradable sentimiento de sosiego la embargó hasta la punta de sus dedos. Sin embargo, aunque sentía esa calidez y sus labios estaban tentados a curvarse, pudo seguir manteniéndose serena y con la mirada puesta al frente. Pero vaya que le estaba costando no buscar aquel mar que tanto amaba.

Y no era la única.

Al otro lado del salón Emily trataba de mantener su atención en Joseph, quien contaba con emoción otra de sus anécdotas en España, pero cada tanto su mirada se desviaba por encima del hombro de su pelirrojo amigo y aterrizaba en la castaña cabellera de Tatiana. Agradecía que en ese momento no estuviera de frente, pues si su mirada chocaba con los mieles ojos de Tatiana dudaba que pudiera desviar la vista. Sin embargo, si bien sabía que sus discretas y furtivas miradas no estaban siendo captadas por nadie –sin contar a Christina–, no dejaba que sus ojos vagaran más de un segundo. Al fin y al cabo, era mejor prevenir que lamentar.

El timbre sonó indicando el inicio del día escolar, y también era la señal de Ryan para irse a su salón. Le dio un suave beso en la mejilla a Tatiana y se despidió del resto del grupo con un gesto de mano antes de abandonar con prisa el aula.

Cuando el rubio no estuvo más en su campo de visión Tatiana se permitió soltar el aire que llevaba retenido en sus pulmones. Ignoró las burlas cursis de sus amigos rodando los ojos y se sentó en su carpeta. Comenzó a sacar su cuaderno y cartuchera cuando notó una larga cabellera rubia aparecer por el rabillo de su ojo. Sabía de quien se trataba aún sin levantar la mirada, pero por pura inercia su miel mirada se elevó hasta chocar con el azul claro de Christina.

Hi, darling.

Hola, Chris —contestó devolviendo la sonrisa. Esperaba que la conversación continuara un poco más, que la rubia preguntara algo trivial como de costumbre, pero luego de darle un último vistazo Christina volvió su vista al frente a la par que abría su cuaderno.

No podía negar que estaba un poco desilusionada por ello, pues de verdad anhelaba charlar un poco más; pero entendía las razones de su amiga. Si bien luego de lo de ayer se habían aclarado unas cosas y ambas estaban en la misma página, eso no quería decir que volvieran a la normalidad: aún tenían que mantener las apariencias.

Ryan no tenía idea de que Christina estaba al tanto de la relación que mantenía con Emily, o al menos no creía que lo supiera; pero sin duda sería raro que volviera a hablar con la rubia de un día para otro. Y lo último que quería era hacer sospechar a Ryan y ponerlo en alerta.

Ahogó un suspiro mientras llevaba su mano al bolsillo de su chompa donde tenía la grabadora para detener la grabación y no tener que eliminar luego la larga charla matutina de su tutor, a quien Taiana miraba fijamente para cerciorarse de que no llamaba su atención. No obstante, su mirada terminó desviándose de manera instintiva hacia la derecha, topándose con unos azules ojos que la veían con cautela.

Sintió sus mejillas sonrojarse y su corazón dar un brinco. Sostuvo la mirada de Emily un par de segundos antes de que esta volviera su atención al frente, no sin antes regalarle una discreta sonrisa. Tatiana tardó un poco en procesar el hecho, lo repentino que había sido le estaba haciendo dudar si era real o se lo había imaginado, pero en cuanto su mente asimiló lo sucedido una tonta sonrisa se formó en sus labios.

Todos eran ignorantes a lo acontecido entre ambas chicas a excepción de una rubia de ojos claros, quien veía la escena con una divertida nostalgia.

La clase transcurrió sin contratiempo hasta que sonó el timbre anunciando el inicio del receso. Los alumnos, o al menos la mayoría, se estiraron en sus asientos antes de levantarse y abandonar el salón. Aquel también fue el caso de Tatiana quien, luego de coger un paquete de galletas, caminó junto a sus amigos hasta la puerta. Y claro, ahí ya estaba Ryan esperando por ellos. Conversaron un rato en la entrada antes de emprender el camino hacia la cafetería.

A pesar de que dudaba conseguir algo, Tatiana comenzó a grabar nuevamente: no estaba de más estar preparada por si las dudas. Sin embargo, dicho y hecho, pues además de las bromas de sus amigos y la inesperada charla sobre una telenovela, no grabó nada de real interés.

Sabía que obtener alguna grabación contundente no iba a ser fácil y tomaría un tiempo, pero Tatiana no era exactamente alguien paciente, menos si cada día más que pase sin conseguir algo significaba soportar más tiempo a ese rubio imbécil. Si quería librarse de él tenía que conseguir que hable sobre toda la mierda que estaba haciendo, pero la pregunta seguía siendo la misma:

¿Cómo lo hacía?

Ser directa era lo más rápido y sencillo, preguntarle sobre alguna cosa del chantaje y dejar que Ryan hable sobre él, pero temía ser demasiado obvia en aquel caso. Ella nunca mencionaba el tema, básicamente porque hacerlo le revolvía el estómago y le traía malos recuerdos, ¿no sería raro hablar de ello de la nada? Lo ideal, para ella al menos, era dejar que sea el rubio quien saque el tema para luego incitarlo, de manera disimulada, a que siga hablando de ello.

Pero la interrogante aún estaba presente: ¿Cómo mierda lo hacía?

Trató de encontrar una respuesta sin éxito durante todo el receso hasta que el timbre sonó, luego pasó las siguientes tres horas de clase ideando maneras para hacer que Ryan hable. Durante el almuerzo pensó en intentar algo, pero las posibilidades de conseguir que el subcapitán mencione el tema delante de todos eran cero. La hora de salida parecía ser el mejor momento, pero se había olvidado que los miércoles había entrenamiento del equipo de básquet, por lo que no podría hablar con Ryan hasta que acabara.

Miraba sin real interés el juego que estaba teniendo el equipo mientras que su mente seguía pensando en como lograr su cometido. Ya tenía algunas vagas ideas, pero ninguna que le asegurara un 100% de éxito, pues no tenía idea de cómo iba a responder Ryan. Y eso la frustraba, por lo que no pudo evitar soltar un pesado suspiro por lo bajo.

— Ese fue un largo suspiro —Camila se inclinó para ver mejor a Tatiana. A decir verdad, tampoco tenía real interés en el entrenamiento, prefería hablar para pasar el rato—, ¿pasa algo?

— Solo cansancio —negó restándole importancia al asunto, luego se giró para ver a su amiga de frente—. No pensé que seguirías viniendo a las prácticas.

— ¿Me estás echando?

— ¿Qué? ¡No! Solo es…inesperado. Sueles decir que tienes cosas que hacer luego de clases.

— He estado con más tiempo libre últimamente —se encogió de hombros y volvió su atención a la práctica—, aunque no puedo decir que ver hombres sudando y pasándose un balón sea de mis cosas favoritas.

— ¿Entonces qué haces aquí?

— ¿Me estás…?

— ¡No te estoy echando! —aclaró abruptamente logrando sacar una carcajada de Camila.

— Lo sé, tranquila, solo te molestaba —dijo riendo—. Pasar el rato aquí con ustedes no está mal, además —levantó su celular y sonrió con malicia—, si David o Marcelo se caen o les cae un pelotazo, puedo estar cerca para grabarlo.

«Ah, así que esa es la verdadera razón», pensó Tatiana con una acusadora mirada; sin embargo, sin importar las razones por las que su amiga estaba allí, su presencia le alegraba. Era mucho más fácil pasar las dos horas de entrenamiento con Camila allí para conversar y bromear, era un bálsamo para su situación de mierda.

Dado que a ninguna le interesaba la práctica, siguieron conversando de trivialidades hasta que, luego de una hora, los jugadores tomaron un descanso. Marcelo, David y Ryan se acercaron hasta ambas chicas y se sentaron en el suelo frente a ellas. Los tres estaban empapados de sudor y notablemente agitados, por lo que aprovecharon el tiempo para recuperar el aliento e hidratarse, y hablar un poco también con Tatiana y Camila.

Aquel respiro solo duró unos 10 minutos, luego el silbato del entrenador sonó: una clara llamada para que todos vuelvan al campo. A pesar de que querían pedir unos minutos más de descanso, ninguno de los jugadores abrió la boca para solicitarlo, la última vez que alguien lo hizo terminó dando diez vueltas al campo.

Tatiana y Camila se quedaron en silencio mientras observaban sin emoción los ejercicios que estaban haciendo los chicos. Ambas contrastaban bastante con las demás chicas sentadas a su costado quienes animaban cada que algún jugador encestaba. La ojimiel incluso comenzó a sentir sus párpados pesados y un pequeño bostezo se escapó de su boca, contagiando con él a Camila su cansancio.

— Bueno, tuve suficiente de estos hombres, no me dan material —dijo Camila poniéndose de pie.

— ¿Te vas? —los cafés ojos de su amiga se posaron en ella y Tatiana intuyó la siguiente oración— ¡No te estoy echando!

— No iba a decir eso, pero gracias por aclararlo —rio por lo bajo—. Solo voy a ir a la otra cancha para ver al equipo de vóley. Ya que aquí nadie se cae, tal vez tenga más suerte con Fernanda.

— Eres más sádica de lo que aparentas, ¿lo sabías?

— Te pasaré el vídeo luego.

— Gracias.

Tatiana volvió a su atención al entrenamiento de basquetbol, ahora más desanimada que antes, pero pronto volvió su atención hacia Camila quien seguía parada a su lado y su café mirada puesta en ella.

— ¿Qué?

— Vamos pues, te estoy esperando.

— ¿Yo también? Pero el entrenamiento de Ryan…

— Ya lo viste una hora, más que suficiente —tomó la mano de Tatiana y, sin darle tiempo a protestar, comenzó a tirar de ella—. Vamos, cada segundo perdido es una posible oportunidad de no ver a Fernanda caerse.

Dudó un poco antes de levantarse y dejarse guiar por la ojicafé, pero tampoco es como si tuviera mucha motivación para quedarse. Sintió un poco de temor acerca de lo que podría hacer Ryan por abandonar su práctica; no obstante, se sentía respaldada por Camila, pues no era la primera vez que gracias a ella se libraba del mal humor del rubio. Y, meditándolo un poco, tal vez podría obtener algo beneficioso para grabar si es que Ryan fuera a decirle algo.

Junto a Camila, Tatiana atravesó el campo hasta llegar al gimnasio donde se encontraba entrenando el equipo de vóley. Ambas chicas estuvieron un poco desorientadas al principio cuando cruzaron la puerta, pero en cuanto ubicaron a su amiga en la última de las tres canchas apuraron su paso hacia ella.

A diferencia del entrenamiento de fútbol y básquet, el equipo de vóley lo tenía más tranquilo en cuanto al tema de personas yendo a animar, aunque si había cierta cantidad de chicas en el lado del equipo masculino de vóley. En la cancha donde se encontraba Fernanda, por su parte, había algunos alumnos curiosos por el equipo, y algún que otro chico que sí estaba ahí solo para ver a la genial capitana de ojos negros.

Ambas chicas llegaron justo cuando los alumnos ovacionaron un impresionante mate y sublime anotación de Fernanda. La capitana celebró emocionada el punto con un abrazo grupal de equipo, pero pronto volvió su seriedad y comenzó a dar indicaciones a cada jugadora; de igual manera, indicó los puntos vacíos del otro equipo para que mejoren su defensa.

Camila y Tatiana miraron con cierto asombro la diligente actitud de su amiga, no acostumbraban a ver ese lado de Fernanda, quien solía distraerse con facilidad durante clases y compartir memes en el chat grupal que tenían. Sin embargo, en la cancha desprendía un liderazgo innato, desenvolviéndose con naturalidad mientras ayudaba a las demás.

El silbato del entrenador hizo eco en el gimnasio y llamó la atención de todos los que se encontraban en esa cancha. Luego de dar un par de indicaciones y felicitar a algunas jugadoras por su desempeño, hizo un cambio de jugadoras en ambos equipos. Fernanda fue una de las que salió, y si bien era en parte un pequeño descanso, sabía que su función era estar atenta al juego para ver que tan bien engrasado estaba el equipo y como logar que les vaya mejor.

— Pareces otra persona jugando, si fueras así en clase sin duda tendrías los primeros puestos en los exámenes.

Fernanda dio un pequeño salto del susto antes de reconocer a Camila y Tatiana. La sorpresa adornó su rostro unos segundos antes de regalarles a ambas una amplia sonrisa.

— Tengo que mantener un perfil bajo, no quiero opacar a los demás —soltó con falsa soberbia—. ¿Qué hacen acá? Pensé que estarían donde los chicos.

— ¿Nos estás botando?

— ¿Qué? ¡No! —Camila sonrió divertida y Tatiana soltó un suspiro mientras negaba— Solo fue una sorpresa, no esperaba verlas.

— ¿Qué clase de amigas seríamos si no viniéramos a alentarte de vez en cuando?

— Aw, mi vida —miró enternecida a Camila mientras llevaba una mano al pecho—. Eso es lo más lindo que me has dicho en todo lo que llevamos de amistad.

— No te acostumbres.

— No le creas, solo vino para ver si te caías ya que en el entrenamiento de básquet no pasaba nada.

La decepción y traición se asomó en los ojos de Fernanda, fijándolos con indignación en Camila, quien solo miró hacia otro lado haciéndose la desentendida, aunque la sonrisa en su rostro la delataba.

— Me dueles, Camila. Pero lo siento por ti, acá tampoco me verás caer. ¿Y sabes por qué? —hizo una pausa dramática. Escuchó a su entrenador decirle que vuelva su atención a la cancha, y afirmó que lo haría en un segundo— ¡Porque este es mi elemento! ¡Y en mi elemento nunca…!

— ¡Fernanda, ojos al frente!

— ¡Capitana!

Los múltiples llamados hicieron que parara su discurso y volviera su atención a la cancha, pero en cuanto giró la cabeza un balonazo le cayó en todo el rostro haciendo un estrepitoso sonido. Los segundos siguientes solo se escuchó el débil rebotar de asesino balón mientras que todos los demás se quedaban inmóviles, asimilando lo sucedido. Incluso Fernanda se quedó parada allí sin reaccionar, solo llevando una mano para cubrir su recién golpeado rostro.

El entrenador fue el primero en reaccionar, acercándose con prisa donde Fernanda para cerciorarse de que estaba bien, luego lo secundaron las demás integrantes, quienes se disculparon ante lo sucedido. Fernanda le restó importancia al asunto, pues fuera del dolor en su nariz, se encontraba en perfectas condiciones. Además, alegó que tenía parte de la culpa por no estar atenta.

Luego de ser revisada un poco más Fernanda fue mandada por su entrenador a descansar por unos minutos antes de volver a la práctica. Tomó la botella de agua fría que el hombre mayor le ofreció y se dirigió hacia las bancas, entonces visualizó a sus amigas, ambas con clara diversión escrita en sus rostros. Tatiana trataba de disimular y aguantar la risa, pero Camila no calló su carcajada en cuanto Fernanda se sentó a su lado con la botella de agua puesta en su rostro.

— Como no tuve mi celular a la mano para grabarlo —se lamentó la ojicafé.

Molestaron por un rato más a Fernanda hasta que nuevamente fue llamada para entrar a jugar. Camila y Tatiana charlaron un poco más antes de enfocarse de lleno en la práctica de su amiga pues, a diferencia de la práctica de baloncesto, ésta si había logrado llamar su atención.

El tiempo se pasó rápido hasta que el entrenamiento finalmente terminó, pero Tatiana y Camila se quedaron unos minutos más esperando a que Fernanda volviera de los vestidores para irse las tres juntas.

Cuando abandonaron el gimnasio notaron a David, Marcelo, Antonio y Ryan caminaban justo hacia donde ellas se encontraban. Todos estaban con sus ropas cambiadas y una clara expresión de cansancio, el entrenamiento ya les estaba pasando factura a todos.

El grupo se reunió y abandonó la institución mientras que cada uno hablaba de sus propias prácticas con entusiasmo, aunque los chicos mantenían cierta distancia de las chicas luego de que Camila los amenazara con rociarlos con ambientador para quitarles su hedor. No sabían realmente la ojicafé tenía uno a la mano, pero prefirieron no resolver esa interrogante ese día.

Caminaron todos por el mismo rumbo hasta que cada uno tomó caminos separados en una intersección. Y, como ya se esperaba, Ryan se fue junto a Tatiana hasta su parada de autobús. Por un momento la ojimiel esperaba que Camila la acompañara como lo estaba haciendo últimamente, pero la ojicafé se despidió con prisas en cuanto vio la hora en su celular.

Ryan hablaba de su entrenamiento con entusiasmo y haciendo alarde de las veces que anotaba. Aunque a Tatiana no le interesaba lo que estaba diciendo el rubio, comenzó a grabar todo lo que decía por si soltaba algo que pudiera serle útil luego.

— Realmente te fuiste en la mejor parte, hice una jugada maestra contra David poco después.

— Sí, bueno, también quería ver a Fernanda entrenar.

— Y eso está bien, pero —se inclinó ligeramente y posó una mano en el hombro de Tatiana— yo soy tu enamorado, así que dame más prioridad. O me pondré celoso, amor.

Dado que Ryan había mantenido cierta distancia esa vez, Tatiana no había notado realmente el hedor que desprendía hasta ese momento. Si antes ya la sola presencia del rubio le causaba repulsión, ahora sentía verdaderas náuseas.

— No hay nadie ahora, así que para con eso.

— Ah, ah —negó chasqueando la lengua—, es normal ver alumnos vagando a esta hora. ¿Qué pasa si te ven con esa cara toda amargada?

— Pues nada. A diferencia de algunos, creo que la mayoría está demasiado ocupada como para meterse en la vida de los demás.

— Ignoraré esa indirecta solo por el buen entrenamiento que tuve y porque el ceño fruncido te da más sex appeal —miró por el rabillo del ojo un vehículo acercase y presionó un beso en la cabeza de la ojimiel—. Tu carro, amor. Nos vemos mañana.

No respondió, básicamente porque si habría la boca solo saldría insultos. Tan solo rodó los ojos con hastío y embarcó el autobús que acababa de estacionarse. Pagó su pasaje y fue a sentarse en uno de los asientos que, por suerte, estaban libres en la parte trasera. Solo cuando el carro avanzó un par de cuadras se permitió sacar la grabadora de su bolsillo y dejar de grabar. Examinó el aparato por unos segundos antes de soltar largo suspiro. Dudaba haber conseguido realmente concluyente este día, pero tal vez lo último le sirva de algo.

Sin querer arriesgarse a que la grabadora se caiga o que alguien de mano “escurridiza” la tome, abrió uno de los bolsillos delanteros de su mochila y, con sumo cuidado, la guardó. Luego abrió el bolsillo grande para buscar los audífonos que tenía en su cartuchera; sin embargo, antes de encontrar su objetivo notó una hoja de papel doblada por la mitad que sobresalía de unos de sus cuadernos.

En un primer momento se extrañó, pero en cuanto supuso de qué podría tratarse no tardó en tomar el papel con emoción. Se acomodó en su asiento y tomó una larga respiración respiración, lentamente abrió con ilusión la hoja hasta que el contenido estuvo a su vista. Una sonrisa no tardó en aparecer en su rostro al reconocer la caligrafía.

“Escribir cartas en lugar de mandarte un mensaje me hace sentir como si estuviera en los 80’s, pero, ¿a poco esto no tiene su propio encanto?
Sé que debemos tener cuidado con esto, pero solo quería decirte lo linda que te veías hoy. Lastima que no pude admirarte más de cerca.
Cuando salgamos el viernes con las demás aprovecharé para volver a memorizar de cerca tu perfil. Aunque no podremos hablar mucho si queremos mantener las apariencias, pues supuestamente en estos momentos te estoy odiando a morir.
Nos tendremos que contentar con leves roces.
Saldremos de esta, amor.

Te amo, Emily”

Al igual que con la primera carta, Tatiana releyó el escrito unas tres veces antes de soltar un suspiro enamorado y acercar la hoja a su pecho. No había mejor bálsamo para toda esa mierda que las palabras de Emily, con tan solo unas cuantas líneas había reemplazado con calidez y tranquilidad todo el malestar causado por el subcapitán minutos atrás. Era increíble como una persona podía influir tanto en el estado de ánimo de alguien.

Quiso responderle, mandarle también ella todas esas palabras de amor que llevaba atoradas en su garganta desde hace días. Sabía que enviarle un mensaje estaba fuera de discusión, pero podía optar por escribir también una carta para responderle. Lo complicado estaría en cómo hacérsela llegar, pues Ryan siempre estaba con ella en el colegio.

Lo pensó unos momentos, pero no tuvo mucho que ingeniar ni que planear, la respuesta llegó a ella en cuanto volvió a releer la carta de Emily.

 

 

Notas finales:

Espero que hayan disfrutado la lectura<3 Puede que este capítulo no haya tenido muchas cosas emocionantes, pero prometo que con el siguiente esto se verá recompensado e-e

Gracias por constante apoyo y paciencia, los quiero<3 

Por cierto, sé que no subí perfiles de personajes después de los capítulos anteriores, así que entre hoy y mañana estaré subiendo ya los que faltan. Recuerden que si quieren verlos y hacerse una idea de como son mis hijos pueden seguirme en mi twitter: Parepi_ <3 

Eso es todo por ahora, el siguiente capítulo no demorara tanto, pues espero subirlo a la par que les aviso un par de cosillas...

En fin, saludos y cuidense, ¡nos leemos pronto!


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