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Perdona si digo que te amo por Parepi_

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Notas del capitulo:

Advinen quién les trae otro especial e-e

Exactamente, esta nena otra vez, esta vez de año nuevo, disfruten<3

 

 

Naah se crean, ahora sí es la continuación xdd

Espero les guste<3

Tenía un libro en la carpeta frente a ella y un lápiz en su mano derecha, pero su mirada estaba fija en el paisaje que se veía a través de la ventana que estaba a su lado. No era el día más soleado ni las personas que pasaban estaban realizando las actividades más interesantes, pero Emily contemplaba la imagen con una genuina sonrisa en su rostro que trataba de disimular con el envés de su mano libre.

Era lunes y habían pasado ya dos días desde la salida, dos días desde que volvió a sentir la piel de Tatiana entre sus manos y volvió a probar sus labios luego de tanto tiempo. Y se sentía hinchada de felicidad por eso. Era como si finalmente hubiera bebido luego de padecer sed, como si por fin hubiera comido luego de tener hambre, como si al fin hubiera podido tomar un respiro de aire puro luego de tanto smog.

Era simplemente satisfacción y alegría pura.

Ni siquiera el pésimo final del libro que estaba leyendo ni la discusión con su padre el fin de semana pudieron hacer que su buen humor se esfumara. Era solo pensar en el beso y a Tatiana debajo de ella y una sonrisa aparecía en su rostro de manera instantánea junto a un cosquilleo en su abdomen.

Hey, you.

Nada le perturbaba, ni siquiera la aguda voz de la rubia más irritante que había conocido.

Emily se giró con su característica elegancia y miró a Christina quien, al verla cara a cara, detuvo lo que estaba por decir y le miró de pies a cabezas. A pesar de que Emily había cambiado su apacible expresión por una más sería, la rubia aún podía distinguir la suavidad en su mirada y la ligera curvatura de sus labios.

Okay, that’s weird. ¿Qué pasa? Sabes qué, no me lo digas, me hago una idea. Eso no es lo importante ahora —sacó un pedazo de papel de su bolsillo y lo dejó en la carpeta—. Esto es lo importante.

 — ¿Y eso es…?

— Ábrelo y mira.

Confundida y curiosa a la vez, Emily tomó el papel y lo examinó con cuidado, pero no tuvo que hacerlo mucho tiempo dado que, en cuanto encontró su nombre escrito, reconoció al instante a la dueña de aquella ortografía.

— Te lo hubiera dado antes, pero te negaste rotundamente a verme todo el fin de semana.

Emily no contestó, estaba demasiado concentrada en el papel entre sus manos para hacerlo. Un poco sorprendida y muy enternecida, desdobló la nota con cuidado.

Hola.
No sé muy bien cómo empezar esto, hay tanto qué decirte, pero lo más importante sería decirte que te amo.
Te amo. Te amo tanto como el primer día en que nos besamos.
No tienes idea de cuánto me duele el haber hecho esto.
Lo siento, sé que no debí, que debí decírtelo e intentar resolverlo juntas, pero estaba asustada. Soy más cobarde de lo que aparento, perdón.
Sé que esto no debería ser tan largo, tampoco quiero darte un testamento, pero de verdad no me alcanzan las palabras para pedirte perdón por hacerte llorar.
Prometo compensarlo con todos los besos que me pidas y más.
¿Cómo estás? Hace mucho que no hablamos ni de trivialidades, y lo extraño. Aunque es raro preguntarlo por aquí, ¿no? No puedes contestarme en tiempo real, no es wsp.
Lo siento, no soy tan buena escribiendo como tú.
Solo quería decirte que te amo y te extraño, quiero que todo esto acabe ya para volver contigo, y sé qué pronto lo hará. Contigo de mi parte no me cabe la menor duda de eso.
Atte. Tatiana.

Pdta. Sigamos caminando – Don Tetto”

Divisó un par de corazones y una nota musical dibujada al final de la hoja, sonriendo mientras pensaba si era algo que Tatiana quiso añadir o solo divagó mientras escribía e hizo un par de garabatos como era su costumbre. Sea cual sea el caso, eso no evitó que rozara el dibujo con infinito cariño con la yema de su pulgar. Leyó una última vez la carta con sus ojos desbordando ternura, tratando de guardar en su mente cada palabra escrita.

Soltó un suspiro luego de un rato, sin darse cuenta había estado conteniendo la respiración. Volvió a doblar con cuidado la nota y la guardó al final del libro que tenía frente a ella, haciendo un recordatorio mental para sacarlo ni bien llegue a su casa.

Sabía que la azul mirada de Christina seguía sobre ella, la rubia estaba estudiando sus reacciones y gestos con detenimiento para, muy probablemente, molestarla con alguna broma pesada sobre eso. Por ello, apaciguó tanto como pudo la sonrisa de su rostro y trató de adoptar su usual expresión impasible. Sin embargo, poco o nada pudo hacer con el rubor de sus mejillas.

— Si estás feliz solo dilo —dijo Chris divertida—. Que tus ojos brillosos y el color tomate de tu cara no va nada con tu seria expresión.

Emily frunció su ceño, pero en lugar de asustar a Christina, eso solo la incentivó a soltar la risa que estaba conteniendo. Quiso gritarle que se callara, pero sin tener nada con qué objetar la verdad dicha, solo esperó que la rubia se calmara por sí misma.

— ¿Cuándo te dio esto?

— El viernes, cuando salimos. Dejó un par de notas en el asiento luego de irse.

— Hubiera preferido que ella misma me lo dé.

— Te fuiste por tu lado al final, tal vez no pudo hacerlo por eso.

— Supongo —murmuró más para sí misma que para la rubia mientras pasaba su índice por el borde del libro frente a ella— Gracias.

Fue un susurro. Un susurro tan suave que la suave brisa que corría se lo llevó sin problema, pero el tono fue suficiente para llegar a Christina.

— Solo pasé el mensaje —se encogió de hombros, pero con una genuina sonrisa—, no hice nada.

— No solo por esto, sino por todo en general…

Stop —la cortó Christina haciendo una mueca—. Te dije que pararás con la amabilidad, es raro y me hace sentir rara. Just…sigamos como siempre, molestándonos y odiándonos, pero queriéndonos en el fondo.

Emily giró los ojos, pero agradeció internamente el pare de Christina, a ella también se le hacía raro esos momentos de sincera gratitud hacia la rubia. Es decir, claro que estaba agradecida por todo, pero prefería mantenerlo en silencio, pues expresarse en voz alta nunca había sido algo que le encantara hacer. De igual manera, ya encontraría la manera de darle las gracias apropiadamente.

Siguieron hablando de las notas y, en general, de la salida que habían tenido. Fuera del buen rato que habían pasado, no había mucho más que comentar: Fernanda y Camila se mostraron amigables como siempre; Tatiana se veía un poco tensa y ambas se hacían una idea del porqué, pero era un hecho que ella también lo había pasado bien. No habían encontrado nada que les ayudara a ir contra Ryan, pero estaba bien; al fin y al cabo, la finalidad de la salida no era ese, sino solo divertirse luego de tanta mierda.

En cuanto notaron más alumnos llegando al salón cambiaron su charla hacia una más trivial, aunque Christina seguía lanzando sutiles bromas acerca de lo que había pasado con Tatiana en los probadores. Emily solo la ignoraba o giraba los ojos hastiada, sino fuera por su buen humor de seguro ya hubiera gritado o lanzado algo; sin embargo, no pudo esconder una que otra sonrisa traicionera ni el evidente rubor de sus mejillas.

Es que, ¿cómo no iba a ponerse de buen humor al recordarlo?

Entonces, ambas escucharon unas conocidas voces en la entrada que llamaron su atención. Sin pensarlo mucho, las dos dirigieron su atención hacia la puerta y divisaron su grupo de amigos entrando entre risas y charlas.

Fernanda, quien fue la primera en cruzar la puerta, fue también la primera en notarlas, por lo que detuvo su charla con Marcelo y alzó su mano para saludarlas junto a un animado “hola”. Y luego de que ella tomara la iniciativa, la secundó Camila y, posteriormente, el resto del grupo. A pesar de que los chicos aún no estaban muy seguros, ver la naturalidad con que lo hicieron Fernanda y Camila los impulsó a imitarlas. Tatiana también recién al final devolvió el saludo alzando su mano y con una débil sonrisa, sus mieles ojos siempre puestos en Emily.

Las dos ojiazules no demoraron en devolver el saludo. Emily, tal y como Tatiana, tan solo alzó la mano y sonrió levemente, pero Christina sí se animó a soltar un alegre “hi”.

El intercambio de saludos solo duró unos segundos, luego el grupo siguió su camino hacia sus respectivos asientos y las otras dos chicas volvieron también su vista al frente. Aunque a Emily le costó un poco más despegar la mirada del grupo, más específicamente de la ojimiel. Pero, dado que estaba con Ryan, se obligó a sí misma a volver su atención hacia Christina. Tuvo muchas ganas de mirarla de tanto en tanto, pero con la llegada de Joseph, quien había ingresado con el resto del grupo, fue capaz de distraerse y ahogar ese deseo, al menos por el momento.

Y no era la única en esa posición.

Tatiana estuvo jugueteando con sus dedos todo el rato para distraer su mente y evitar voltear la mirada hacia Emily. De alguna forma, la charla con sus amigos y la molesta mano de Ryan sobre su hombro lograron hacer que se mantuviera firme en su asiento.

Tan solo tenían que esperar a que tocara la campana para que el estorbo se fuera, luego podrían perderse en la otra tanto como quisieran.

Cualquiera pensaría que, luego del fogoso momento que compartieron, las ganas que se tenía se hubieran apaciguado un poco. Sin embargo, era todo lo contrario.

Recordaron lo suave que era la otra, lo dulce de sus labios, lo cálida que era su piel. Recordaron lo embriagante que era sentir sus alientos y lo enloquecedor que era escuchar sus voces ahogadas.

Rememoraron tantas sensaciones y emociones que, si bien las tenían presentes en sus mentes, habían emergido mucho más fuertes e intensas. Y lo único que querían era volver a sentirlas.

Emily podía sentir las yemas de sus dedos hormigueando, deseosos de palpar y recorrer la piel de la ojimiel sentada a tan solo un par de carpetas de distancia. Era como un magneto. Sintiéndose atraída hacia Tatiana sin remedio, pero sin poder hacer algo para encajar con ella. Fue difícil, aún más cuando sintió unas cuantas breves miradas sobre ella. Y si bien estaba encantada con la atención de Tatiana, esperaba que no haya sido demasiado obvia al respecto.

No era muy propio de ella suspirar en voz alta, pero no pudo evitarlo al sentir el alivio cuando escuchó la campana sonar: eso significaba que el odioso rubio finalmente se iría y, por ende, no tendría que contener más sus ganas de mirar a su dulce ojimiel.

Se despidió de Christina y se dispuso a guardar el libro que leía para sacar el respectivo del curso que le tocaba. Sin embargo, antes de poder siquiera agacharse, pudo sentir nuevamente una mirada sobre ella. Sonrió levemente, no demasiado para no ser tan obvia. Dudó un poco antes de levantar la cabeza para hacer contacto visual, pero como ya había sonado la campana y dado que los encuentros casuales de miradas sucedían todo el tiempo, ¿por qué no?

Con fingido desgano y desinterés, subió su vista lista para encontrarse con los mieles ojos de Tatiana. No obstante, muy lejos de aquello, sus azules ojos se toparon con la oliva mirada de Ryan quien, al verse descubierto, giró rápidamente la cabeza y terminó de desaparecer por el pasillo.

Solo duró un segundo, quizás incluso menos, pero fue suficiente para helarle la sangre a Emily.

Por un momento, Emily pensó que tal vez se lo había imaginado debido a lo fugaz e inadvertido que fue, pero el cese de su corazón por un milisegundo le gritaba lo real que había sido todo.

Una gama de emociones comenzó a alojarse en la parte baja de su abdomen. Primero sorpresa, luego temor e ira, incomodidad y, finalmente, coraje. Puro coraje por toda la mierda que le estaba haciendo pasar a Tatiana y a ella. Sintió ganas de levantarse e ir a encararlo por atreverse a mirarla luego de lo que le estaba haciendo a la mujer que amaba, pero su tutor entró antes de que siquiera pueda descruzar las piernas.

La usual charla matutina no hizo mucho por calmarla, pero sí lo hizo el tiempo transcurrido. Ya con la cabeza un poco más fría, pensó en lo acontecido y trató de hallarle una razón de ser, pero por más vueltas que le daba no llegaba a ninguna respuesta concreta. Una que otra se le venía a la mente, pero ninguna le parecía totalmente determinante.

En todo el tiempo que llevaban en esa situación el subcapitán nunca se había girado para mirarla, al menos no sin que el resto de sus amigos estuvieran de por medio. Entonces, ¿por qué ahora? ¿Qué había cambiado en un par de días? Lo primero que se le venía a la mente era algo relacionado con Tatiana.

¿Quizás él ya sabía lo que estaban intentando hacer? Era una posibilidad, pero tanto Christina como ella habían sido muy cuidadosas, pusieron distancia y se mostraron distantes hacia Tatiana pretendiendo estar molestas. Y sabía que era el mismo caso de Tatiana. Tal vez uno que otro momento en que no eran del todo indiferentes la una con la otra. El momento en el vestuario sin duda fue arriesgado, pero confiaba en que habían sido lo suficientemente silenciosas para que el micrófono no captara nada raro. Además, si es que Ryan hubiera sospechado o descubierto algo, la foto que tenía de ellas ya estaría en redes… ¿cierto?

No le dio tiempo de responder su propia duda puesto que el profesor ingresó al aula e inició su clase dictando un par de ejercicios. Se frustró un poco, pero cuando empezó a resolver lo que les habían encargado su mente fue tranquilizándose. Si bien el asunto aún le causaba cierta molestia e incertidumbre, decidió no darle más vueltas, al menos no por el momento. Al fin y al cabo, pudo haberse tratado de una simple casualidad.

Una muy rara e intrigante casualidad.

 

 

 

 

 

 

¿O no?

 

Notas finales:

Sé que corto para lo que suelo escribir, pero no quería alargarlo más de lo necesario, pronto volveré a la cantidad habitual<3

Gracias por darse el tiempo de leer esto, significa mucho.

Nos estamos leyendo pronto, saludos y cuidense:)


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