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Perdona si digo que te amo por Parepi_

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Notas del capitulo:

Heey, ha pasado un tiempo (bastante largo a decir verdad), lamento la demora uu

Espero que hayan pasado una excelente Navidad junto a las personas que quieren y con el debido cuidado<3

Espero que el cap sea de su agrado :)

En el último mes que había transcurrido Emily había aprendido a lidiar, y a disfrutar en cierta parte, la compañía de Christina; llegó a conocer más de sus facetas y a entender un poco más el cómo era su personalidad. Seguía sin ser fanática de la asombrosa habilidad de la rubia de hablar sin parar de trivialidades, pero se había habituado a ello, al menos lo suficiente para considerarlo ameno.

No obstante, agradeció que esa noche Christina, de manera discreta, buscó no alejarse demasiado de su lado, evitando así que el menor de los Reed pudiera a tener una charla personal con ella.

Emily nunca había visto a Christina en su modo serio y de negocios, cada que lo imaginaba solo veía a la rubia vistiendo un vistoso vestido yendo de un lado a otro sin dejar de hablar. De hecho, su imagen no estaba tan lejos de la realidad, pues Christina sí que parecía ir de un lado a otro; sin embargo, lo hacía con tal gracia y elegancia que su dinámica personal se incorporó a la dinámica de la fiesta de la manera más natural posible.

A diferencia de ella, quien solía esperar a que se acercaran a entablar una conversación, Christina era más de acercarse a las personas y entablar amenas conversaciones con ellas. Sabía lo que la rubia hacía, tenía el mismo objetivo que el resto de los invitados: establecer relaciones estratégicas. Ese evento era la ocasión perfecta para promocionar su, ya conocido, hotel, era claro que una oportunidad así no podía ser desaprovechada.

Solo una cosa no le quedaba clara: ¿sus padres también le habían encomendado esa tarea como a ella o, por el contrario, lo hacía por voluntad propia? A diferencia de ella, a Christina no parecía disgustarle la ocasión, más bien era todo lo contrario, sus ojos brillaban de una manera singular que Emily nunca había visto antes.

«Sin duda es alguien extraña», pensó; pero, mal que bien, seguía siendo una buena persona y le estaba ayudando a evitar un momento a solas con Ryan quien, al parecer, realmente estaba decidido a entablar una -o más- conversación personal con ella. ¿La razón? No la tenía clara, pero podía hacerse una idea luego haber visto como Gian le daba una severa mirada al rubio luego del tercer intento fallido de acercársele. «Tan solo es una marioneta más».

Emily se sintió disgustada al instante, tanto con Ryan como con su padre; sin embargo, no pudo evitar sentir también una pizca de compasión por el rubio, pues ella misma se encontraba en la misma posición que él. Usada por su padre para aparentar ser una familia ideal y para asegurar socios estratégicos a futuro con ella, Emily también era solo una marioneta más, así como Ryan y, muy probablemente, como más de los chicos de su edad que se encontraban en el evento.

— Veo que has formado una beneficiosa relación con la hija de los Medran, pero recuerda prestarle atención a los demás invitados también —y ahí estaba quien tiraba de sus hilos advirtiéndole con la mirada—, ¿de acuerdo?

— Sí, padre.

Si Leonardo había pasado de mirarla de forma severa a murmurarle sobre su comportamiento, es porque el momento en que tendría que interactuar con Ryan Reed se acercaba cada vez más. Lo sabía, y no podía hacer nada para evitarlo. Sabía que Christina estaba cuidando sus espaldas para darle más tiempo, pero tenía claro que no podía atrasarlo más; además, poco o nada podía hacer cuando se dio el aviso de dirigirse a las mesas para dar inicio a la cena. Era un hecho que los Klett y los Reed compartirían mesa, pero dudaba de si ese también sería el caso de los Medran.

Se giró hacia su mesa y contó los asientos: 6 sillas exactas posicionadas a la misma distancia alrededor de la mesa mantelada. Sí, solo se sentaría con la familia Reed durante la comida.

Con resignación, Emily comenzó a caminar hacia su mesa junto a su padre, pero pronto Christina se posicionó a su lado igualando su paso y caminando en su misma dirección, no estaban lo suficientemente cerca para chocar hombros, pero sí para tener una conversación en voz baja.

— No compartiremos mesa, pero habrá otras oportunidades —Christina tomó la mano de Emily, sorprendiéndola y ralentizando un poco el paso de ambas—. Igual estaré cerca, pero confío en que puedas manejarlo por tu cuenta.

Sin entender del todo tanto las palabras como el gesto, Emily estuvo a punto de preguntar para aclarar al menos una de las dudas que tenía, pero Christina se separó de ella y se dirigió una mesa continua donde ya se encontraban sentados sus padres. Aun extrañada, Emily apretó la pequeña grabadora que había sido dejada en su mano mientras terminaba de recorrer su camino hasta la mesa. Tomó asiento y, de manera discreta, guardó el aparato en su cartera.

No tardó en unir uno con dos, Christina se refería a que aprovechara el momento para intentar sacarle algo a Ryan sobre el chantaje en el instante que la inminente charla se llevara a cabo. Sin embargo, dudaba que el rubio tocara el tema en aquel lugar, una fiesta de gala llena de personas, y con ella, quien supuestamente no sabía nada del tema. Solo se imaginaba a Ryan tocando el tema de una manera, pero no era una situación muy alentadora.

— Realmente es un gran evento, ¿no? Me siento más cansado que cuando entreno con el equipo.

Y ahí estaba la inminente charla, debió esperarse que Ryan se sentaría a su lado en la mesa, pero quiso mantener una leve esperanza en que podría comer tranquila, parecía que ese no sería el caso.

— De seguro es porque no estás acostumbrado.

— Debe ser —concordó riendo—, tú, en cambio, te vez como si nada, a pesar de que has estado yendo y viniendo.

— He venido a eventos así antes, así que estoy acostumbrada.

Emily levantó un poco la mirada esperando poder unirse a la conversación de los mayores para dar fin a esa trivial charla sin sentido, pero parecía que estos se habían puesto de acuerdo para solo hablar entre ellos y darles a ambos un poco de “privacidad”.

— Nunca te había visto con algo que no sea el uniforme, te ves bien con ese vestido.

«Dios, no me hagas cumplidos, voy a vomitar incluso antes de comer».

— Gracias, también es inusual verte usando traje.

— ¿A que me queda bien? —trató de sonar bromista, pero su tono reflejaba unos gramos de soberbia disfrazada.

No supo cómo aguantó las ganas de girar los ojos, pero lo hizo y se felicitó por ello, aunque cada vez era más difícil no hacerlo. Esperaba que su silencio y respuestas cerradas pudieran ser suficientes para que Ryan desistiera de hablar en ese momento; sin embargo, parecía estar teniendo el efecto contrario, pues el subcapitán buscaba otro tema de manera casi inmediata.

No recordaba la última vez que estuvo agradecida con su padre por algo, pero ahora de verdad lo estaba puesto que el tintineo de su copa logró hacer que Ryan se callara a mitad de su frase. Leonardo esperó que el salón entero se quedara en silencio y, cuando tuvo toda la seguridad de que era el centro de atención, se levantó con su copa de champán en mano.

— Agradezco a todos los invitados por darse el tiempo de asistir a este simbólico evento para celebrar una nueva alianza entre nuestras empresas, este momento solo es posible debido al arduo trabajo de todos y cada uno de ustedes, tienen tanto mi gratitud como mi respeto —fijó su glacial mirada en Gian y sonrió—. Lo mismo con usted, señor Reed, espero que seamos buenos socios a partir de ahora y que este proyecto no nos traiga más que prosperidad. Brindo por eso, salud.

La sala entera canturreó un unísono “salud” en cuanto Leo termino de dar sus palabras, e incluso gran parte de los invitados no dudó en aplaudir la ocasión. Leo sabía decir palabras simples de una manera imponente, calando en el fondo de quienes le escuchaban. El ojiazul volvió a dar un breve agradecimiento antes de proceder a sentarse, siendo ahora Gian Reed quien se levantaba y tomaba la palabra.

— También quiero brindar por el futuro próspero que, estoy seguro, les espera a nuestras empresas con esta nueva alianza y proyecto. Así como dijo Leonardo, gracias a todos por asistir y trabajar arduamente hasta ahora, espero que en este evento se cultiven fructuosas relaciones y se afiance aún más el vínculo entre ambas empresas. Salud.

Otra vez la sala gritó un unísono “salud” y regaló un par de aplausos a las palabras dichas por Gian. Luego de ello, y dado que no se esperaba a alguien más haciendo un brindis, cada uno volvió a sus propios asuntos en sus respectivas mesas, aunque el tema de conversación en la mayoría de ellas comenzó a girar en las recientes palabras dichas y en lo exquisito que era el champan.

Claro está que la mesa donde están los Kleet y los Reed no eran la excepción. Gian y sus dos hijos mayores siguieron dando sus buenos deseos al proyecto que tenían entre manos mientras que Leo, por su parte, concordaba y daba sus propias opiniones sobre lo que vendría más adelante. Emily no estaba muy entusiasmada por tratar de unirse a aquella aburrida conversación, pero tampoco lo estaba por entablar una propia con el Reed menor quien, al parecer, había vuelto a sus intentos de iniciar una charla con ella.

Fue cuando la comida fue servida que Ryan decidió abstenerse de hablar con ella, solo realizaba comentarios aleatorios de vez en cuando: “Mejor que la comida de la cafetería”, “el colegio debería contratar a estos cocineros”, “si los demás estuvieran aquí habrían comido cinco platos”. Por suerte, Emily no se vio obligada a contestar la mayoría de las veces, dado que sería de mal gusto hablar con la boca llena; pero, si ese no era el caso, un monosílabo o asentimiento era más que suficiente contestación durante ese momento.

Poco más de una hora pasó volando mientras los invitados degustaban la exquisita comida y licor que había sido preparada, de manera exclusiva, para la ocasión. Desde la entrada hasta el delicado y ligero postre del final, no hubo persona en la sala que no haya soltado un gemido complacido luego de probar cada uno de ellos. Anya, quien se asomaba de manera disimulada de vez en cuando para examinar la entrega de platos y el servicio de los camareros, pudo notar aquella satisfacción, sonriendo ella misma al proyectar un aumento de las ventas en los meses que venían. Definitivamente, tenía que alabar el trabajo de todos los cocineros, en especial de su hermana menor.

Cuando la cena llegó a su fin, podría decirse que la fiesta ya se encontraba en su recta final. El reloj marcaba alrededor de las 8:30 p.m., y se estimaba que aquel evento no pasaría de las diez. Según el cronograma que Leo había planeado, al finalizar la comida se proyectaría un vídeo que hablara un poco de ambas empresas, y del nuevo proyecto y asociación, así como lo que se estimaba conseguir con este. Cuando terminara, tanto Gian como él profundizarían un poco más en el tema y contestarían las dudas de los presentes, si es que las hubiera; finalmente, se agradecería la asistencia y participación de todos, y se daría el cierre y despedidas correspondientes donde habría, muy probablemente, un último momento de socialización entre todos mientras se iban retirando uno a uno. Aunque Leo quisiera ser de los primeros en irse, su política era siempre ser el primero en llegar y el último en retirarse, por supuesto que aquello incluía a Emily también.

Leonardo esperó un tiempo prudente antes de indicarle a Gian que había llegado el momento de proyectar el vídeo y presentar el nuevo proyecto, de manera oficial, al resto de los invitados. Luego de obtener un asentimiento por parte del mayor de los Reed, Leo tomó su copa y se levantó, tintineando esta con ligera fuerza para llamar la atención de los demás presentes.

— Espero que hayan disfrutado de la cena y que hayan podido tener amenas conversaciones. Ahora, y yendo al tema principal de este evento, les presentaremos oficialmente el nuevo proyecto en el que vamos a trabajar.

Dejó su copa en la mesa y comenzó a caminar, junto a Gian, hacia el otro extremo del salón, dirigiéndose hacia donde había un amplio espacio con algunas decoraciones. Subió dos escalones y se posicionó al frente junto a Gian, asegurándose siempre de estar a la vista de todos los invitados y que estos, a su vez, puedan vislumbrar sin problemas la amplia pared a sus espaldas.

— Hemos preparado un breve vídeo que les mostrará todos los aspectos generales de este proyecto, tanto objetivos, como la zona, maquinaria y estimación de lo que vamos a encontrar —aclaró Gian—. De igual manera, al final estaremos dispuestos a responder cualquiera de sus dudas.

Con eso último dicho, las luces del salón se atenuaron lo suficiente para que la proyección del vídeo pueda ser vista de mejor manera por todos[ACF1] . Tal y como había preparado Leo antes, primero estuvo la presentación de ambas empresas, luego un poco sobre la asociación y, finalmente, el proyecto. Este básicamente consistía en el descubrimiento de una zona a los límites de la ciudad la cual, según estudios previos de la tierra, la probabilidad de encontrar minerales en ella era bastante alta; no obstante, no solo quedaba ahí, sino que se esperaba de una parte de estos fueran raros y, por tanto, con un alto valor cotizado en el mercado.

El vídeo habrá durado unos 10 minutos, aproximadamente. Al finalizar, hubo un mensaje motivacional para los invitados el cual provocó que se dieran enérgicos aplausos mientras las luces volvían a su intensidad habitual. Leo agradeció a todos por su entusiasmo y, en cuanto la sala volvió a estar calmada, procedió, junto al señor Gian, a dar unas indicaciones finales acerca de lo que se planeaba hacer y lograr, enfatizando ambos en este último punto. Otros diez minutos pasaron hasta que ambos hombres empresarios dieron pase a los invitados para hacer preguntas y expresar las dudas que tenían respecto al proyecto.

Varios levantaron la mano y esperaron a que la palabra les fuera cedida para que puedan expresarse; sin embargo, hubo también un grupo que mantuvo las manos firmes y sin ser alzadas, ya sea porque no tenían duda alguna o porque, de manera sencilla, no estaban interesados en preguntar algo en particular. En este último grupo se encontraban tanto Emily, Christina y Ryan. Aun así, los tres mantenían la vista puesta al frente, no era un aula de clase donde podían girar la mirada y distraerse con algo más interesante.

Para pasar el tiempo hasta que la ronda acabe, Christina tomó la copa de su vino y comenzó a girar el contenido, tomando un sorbo cada tanto. Si bien su atención se mantenía la mayor parte del tiempo al frente, de vez en cuando, y de modo disimulado, dirigía su mirada hacia la mesa de la izquierda. Ahí, Emily también se mantenía con su atención puesta al frente, aunque la rubia podía adivinar con solo verla que no estaba realmente interesada en la ronda de preguntas que se estaba dando.

Y tenía razón, Emily poco o nada de interés tenía en lo que se estaba hablando, pero no porque no lo entendiera, pues lo hacía, sino porque no era algo que le llamara la atención en sí. Sin embargo, prefería aparentar que sí y mantener su mirada fija al frente que tener que arriesgarse a seguir soportando a Ryan.  No obstante, el tiempo de poder evitar aquella situación ya se le había agotado.

— Bueno, Emily, nos hemos topado antes en eventos, pero nunca hemos tenido oportunidad real de conversar —giró su mirada hacía la mesa y se topó con el segundo Reed, Jordan, con toda su atención puesta en ella—. Creo que los detalles que están explicando ahora es algo de lo que todos tenemos noción, así que, ¿por qué no aprovechar para conocernos un poco entre nosotros como futuros socios?

— Creo que ya nos conocemos lo suficiente —contestó sonriendo e intentado que su desinterés no fuera tan evidente.

— Nunca es suficiente, siempre se puede aspirar a más —replicó riendo con suavidad—. Escuchamos que estudias en Nerethia Seal, ¿cierto?

— Sí, aunque este es el último año.

— Nosotros también fuimos estudiantes ahí, ¿verdad, Andrew?

— Por supuesto, fueron buenos tiempos —contestó el mayor—, sin dudas es un buen colegio, su historia y prestigio no son por nada. Supongo que ahora tú y nuestro pequeño Ryan son testigos también de eso.

Y ahí estaba, la tan esperada inclusión del rubio en la conversación.

— Oh, sin duda, se siente la exigencia de todos los profesores sin excepciones, ¿cierto Emily?

— Supongo, he estudiado ahí un buen tiempo, así que creo que ya me acostumbré al ritmo que tienen.

— Y creo que tus notas son reflejo de ello —la aduló Ryan—, no por nada eres el primer puesto de nuestro año.

La conversación siguió unos cuantos minutos, aunque parecía que solo era entre Emily y Ryan, pues Andrew y Jordan solo intervenían cuando la conversación de ambos parecía llegar a un punto muerto, instándolos a seguir en su casual charla.

Emily estaba muy orgullo de sí misma, y también sorprendida, pues pudo ocultar de manera casi perfecta el rechazo e indiferencia que le causaba el menor de los Reed mientras se veía envuelta en aquel conversatorio con los tres hermanos, incluso hubo momentos en que le devolvió una que otra sonrisa. Sin duda, el tiempo que había pasado interactuando con gente similar en situaciones similares en el pasado le estaba siendo útil ahora. No obstante, veía la hora en que finalmente todo terminara.

Cuando notó a su padre y al señor Gian volver a la mesa pensó que su martirio había terminado al fin, pero no pudo haber estado más equivocada, pues ambos adultos tan solo se habían acercado para invitar tanto a Andrew como Jordan a que los acompañaran a hablar unos asuntos del proyecto con algunos socios. Quiso insistirle a su padre, por primera en mucho tiempo, el que le dejara acompañarlo también, pero su respuesta fue imperativa.

— No es necesario que vengas.

Sabía que en esa frase había un tácito “acompaña a Ryan y sé agradable”, le basto el ver la mirada de su padre para entenderlo. Asintió y, disimulando un suspiro, permaneció en la mesa en compañía del Reed menor, quien no tardó en aprovechar la oportunidad y se soltó a hablar un montón de trivialidades.

No quedaba mucho para que el evento acabara, pero no tenía claro cuantos minutos más tendría que soportar a su irritante compañero. Jugueteó un poco con su bolso y cayó en cuenta que, en lugar de estar lamentándose en su mesa, al menos podría tratar de obtener algo útil. Así que, en cuanto el rubio terminó de contar una de sus grandes jugadas en un entrenamiento, comenzó a tantear terreno luego de presionar el botón de la grabadora.

— Parece un entrenamiento muy tedioso.

— Tal vez al inicio, pero luego te acostumbras al ritmo.

— La próxima semana empieza el torneo, ¿cierto?

— Sí, el sábado empiezan los partidos todos los grupos. Nuestro equipo tiene su partido casi a medio día en un Centro Deportivo cerca del colegio —su voz denotaba sincera emoción—. ¿Irás?

— No estoy segura, no soy muy fanática de los deportes en realidad —hizo una ligera pausa mientras balanceaba su copa de vino—, pero creo que ya tendrás suficiente apoyo ese día.

— Hay un equipo de animadores que irá a alentar a todos, así que supongo que sí, pero sabes lo que dicen: mientras más, mejor.

— Tampoco soy fan de las multitudes, en realidad.

— Si te soy sincero, yo tampoco, pero henos aquí —señaló el lugar con su mirada—, te aseguro que será más entretenido que esto, e irán nuestros amigos.

— ¿Quiénes?

— Ya sabes, David, Marcelo, todos ellos.

— Ellos son parte de los clubs.

— Camila irá, también Tatiana —hubo una leve pausa por parte de Ryan, Emily podía jurar que era para evaluar su reacción—. Podrías unírteles junto con Christina, y le puedes decir a Joseph también.

— Lo consideraré.

Por un momento la conversación se detuvo, envolviéndose tan solo por el bullicio de la sala. Tanto Emily como Ryan consideraban sus opciones para poder sacar el mayor provecho de la situación, pero cualquier paso que planeaban en sus cabezas parecía ser un paso en falso en la práctica. Al final, fue Ryan quien rompió el silencio.

— Será divertido si vas, estoy seguro que tanto Tat como Camila se alegrarán de tenerte ahí —la miró fijamente y sonrió—, sé que son buenas amigas, aunque ya no parecen hablar tanto.

Emily apretó el puño que tenía debajo de la mesa, quería borrarle esa cínica sonrisa de su rostro, gritarle que si no hablaban tanto ahora era por su culpa, encararlo y decirle todas sus verdades delante de toda esa gente y, para cerrar con broche de oro, darle un gran golpe en la cara.

Tomó un sorbo de su vino a la par que contaba hasta cinco en su mente, alejó la copa y volvió a mirarlo a los ojos.

— Han sido semanas ocupadas con varias cosas, pero espero terminar esos asuntos pronto y volver pronto a salir con todo el grupo —sonrió imitando el cinismo del chico.

— Deben ser asuntos bastante pesados si incluso te mantiene ocupada en los recesos.

— Si comienzas a asistir a más reuniones de este tipo entenderás mejor lo que quiero decir…al menos un poco, supongo.

Sabía que, aunque su tono salió casual e inocente, había logrado tocarle una fibra sensible al hacer referencia a su notable falta de experiencia en esa clase de eventos. Notó, por la periferia de su mirada, como Ryan había tensado su expresión y llenado sus ojos con ira por  un segundo.

— Entonces capaz comience a hacerlo —soltó y, sin previo aviso, se acercó un poco al espacio personal de Emily buscando su azul mirada. En cuanto la encontró, sonrió con ligera vanidad—, y tú podrías ayudarme en eso, ya que pareces tan familiarizada con todo esto.

Emily mantuvo su mejor cara de póker ante la clara insinuación, pero su silencio solo alentó a Ryan a seguir con su habla.

— Nuestros padres son socios, nuestras familias prácticamente también lo son —se acercó un poco más haciendo a Emily retroceder por instinto—, no estaría mal que tú y yo nos conozcamos y pasemos más tiempo juntos tampoco, ¿no crees?

Lo siguiente que sintió fue como, por debajo de la mesa, la rodilla del chico rozó, de manera muy discreta y fugaz, su muslo. Pudo sentir la comida que había comido hace poco revolverse en su estómago, cada vez más con cada segundo que mantenía aquel contacto visual. Su cara de póker se había esfumado, lo sabía porque sentía su ceño fruncido, no podía creer lo idiota que podía llegar a ser una persona.

— No estoy interesada, gracias.

— ¿Segura? —se acercó, para desgracia de Emily, más a ella, más específicamente a su oído— Creo que si hablamos un poco más podrías…cambiar tu opinión.

Capaz, ante oídos y miradas ajenas a la situación, aquello habría sonado como una frase de coqueteo más, un par de palabras cargadas de insinuaciones poco inocentes; sin embargo, Emily sabía que no se trataba de eso. No tenía pruebas, pero tampoco dudas, de que aquello era una referencia a la fotografía que tenía, la misma con la cual estaba chantajeando a Tatiana. Y, al parecer, la misma con la cual estaba pensando chantajearla a ella ahora.

Aguantó sus ganas de vomitar, tirarle un puñetazo y largase en ese mismo instante, contó hasta diez en su mente y siguió, contra toda voluntad, con aquella conversación.

— No lo creo, no tienes nada que me interese.

— ¿Segura? —volvió a alejarse y sonrió— Tal vez y sí tenga algo.

Se había contenido, y se había contenido bien, pero notó la burla en esa última frase, una sonrisa divertida y cínica en ese irritante rostro el cual quería golpear cada vez más; y eso había rebalsado el vaso.

No le importaba si se daba cuenta, no le importaba estar en una fiesta de gala ni que su padre este a tan solo 20 pasos de ella. No iba a estar tranquila hasta que haya golpeado a ese imbécil que tenía frente a ella. Alzó la mano con rapidez e ímpetu hacia el chico; no obstante, con la misma velocidad en que se había movido fue detenida.

— Iré un momento al tocador, ¿por qué no vamos juntas?

No supo cuándo ni cómo, pero Christina ya estaba a su lado mirándola sonriente, pero con una aguda mirada que reflejaba una clara advertencia. Emily la miró con molestia por haberla interrumpido, pero su irritación duró tan solo un momento, sabía que la intervención de la rubia le acababa de ahorrar miles de problemas.

No respondió, tan solo atinó a pararse y seguir a Christina sin siquiera despedirse de Ryan.

Mientras atravesaban el gran salón se dio cuenta que el evento ya había, prácticamente, finalizado, pues más de una persona la detuvo un par de segundos para intercambiar un par de palabras finales con ella y despedirse. Por tanto, en cuanto regresara de los servicios, sabía que tendría que situarse al lado de su padre para despedirse adecuadamente de todos.

En el tocador ni Christina ni Emily hablaron mucho, pues sabían que no era el lugar ni el momento para ello, tan solo preguntas casuales y repuestas simples de lo acontecido recién serían suficientes por ahora, más tarde podían tocar el tema vía mensaje.

Cuando regresaron al salón cada una se unió a sus padres para ir despidiéndose de cada uno de los invitados que se iban retirando uno por uno. Emily y Christina sabían que serían las últimas en irse, los padres de ambas tenían esa costumbre de siempre ser los últimos en la reunión, pues era parte de su papel para dejar la mejor impresión posible en los demás.  

En cuanto la familia Reed, quienes fueron de los últimos en irse, finalmente abandonaron el lugar, tanto Christina como Emily pudieron sentirse una tensión menos en sus hombros, había terminado el martirio de ver la tonta cara de Ryan aquella noche. Por suerte, luego de que volvieron del tocador el subcapitán ya se encontraba junto a su padre y hermanos, por lo que no habían vuelto a hablar con él hasta la despedida, la cual fue bastante corta.

Ryan, por su parte, se encontraba cruzando uno de los varios y extensos pasillos junto a su familia con dirección al estacionamiento. Estaba exhausto, no acostumbraba ir a ese tipo de eventos, mantener la etiqueta y elegancia en todo momento no era para nada su fuerte. Se estaba estirando discretamente hasta que, de improviso, escuchó la gruesa voz de su padre resonar en el desolado pasillo.

— ¿Qué tal te fue? —Ryan tardó unos segundos en procesar la pregunta, había estado distraído y no estaba seguro de lo que hablaba su progenitor— Me refiero al tema del que hablamos antes de este evento.

— Oh —asintió en comprensión—, sí, me fue bien.

— ¿Pudiste acercarte a ella?

— Eh…sí, yo diría que sí.

— Sabes que no me gustan las respuestas con inciertos.

— Sí, me acerqué a Emily.

— Bien —dejó de mirarlo por el rabillo del ojo y se detuvo justo frente al ascensor—, es importante que tengas una buena relación con ella. Si jugamos bien nuestras cartas, nuestras empresas podrían fusionarse y, por ende, nuestras acciones se alzarían.

— Un futuro lleno de prosperidad asegurado —agregó Jordan.

— Y eso depende de ti —Gian volvió a tomar la palabra, esta vez mirando a Ryan con seriedad—. No me interesa lo que hagas, tan solo asegúrate de tener a esa niña cuánto antes.

— Lo sé, estoy en ello —el ascensor se abrió y entraron—, y creo que voy por buen camino.

El ascensor se cerró dejando nuevamente el pasillo totalmente en silencio y sumido en una supuesta soledad.

¿Por qué supuesta?

Porque, en realidad, aún quedaba alguien en aquel lugar, escondido entre las sombras.

 

 

Notas finales:

El siguiente cap ya está listo, lo publicaré mañana o pasado.

Y, si todo va bien y la flojera y el alcohol no me ganan, esta historia pronto llegará a su recta final dentro de poco e.e

En fin, felices fiestas, nos leemos pronto<3


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