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Perdona si digo que te amo por Parepi_

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Notas del capitulo:

A poco no se esperaban una actualización tan rápida, ¿eh?

La verdad yo tampoco, milagros de fin de año supongo xd

Hubieran hablado luego de que el evento hubiera finalizado, pero ambas estaban demasiado exhaustas como para hacer algo más que despedirse, llegar a sus casas y caer rendidas en sus camas luego de cambiar sus ropas por unas mucho más holgadas y cómodas.

No fue hasta el día siguiente, alrededor del mediodía, cuando se pusieron en contacto; más específicamente Christina se puso en contacto con Emily, pues sabía de antemano que esta no lo haría. Por unos momentos hablaron de trivialidades que giraban en torno a la fiesta del sábado, lo cansado que solían ser esos eventos y lo irritante que fue estar cerca Ryan. Luego de una última maldición por parte de la rubia hacia el Reed menor, su tono se tornó bajo y serio.

— Entonces, ¿hablaron de algo interesante?

— No encuentro nada de lo que salga de su boca como interesante.

— Lo sé, me refería a algo que nos fuera útil.

— No estoy segura si fue útil o no, pero...creo que insinuó un poco lo de la foto.

— ¿En serio? —su voz se prendió con interés— ¿Qué te dijo?

— Pues —hizo una ligera pausa mientras luchaba con su malestar al recordarlo—, espera, recordarlo me da asco.

— Ahora de verdad tienes mi interés.

— Creo que fue una especie de coqueteo, no lo sé, estaba diciendo que sería bueno que nos conociéramos mejor y que pasáramos más tiempo juntos —Christina instó a que siguiera hablando—. Le dije que no estaba interesada, pero dijo que, si hablábamos más, puede que cambiara de opinión. Y por la forma en cómo lo dijo me pareció que hablaba de la foto para…

— Para chantajearte a ti también —completó recibiendo una afirmación de Emily.

Por un momento ambas se quedaron en silencio mientras pensaban en lo acontecido, cada una reflexionado por sí misma tanto en temas similares como diferentes.

— ¿Conseguiste grabar algo? —prosiguió Christina.

— Lo intenté, pero hoy cuando intenté escucharlo no se lograba entender nada, solo ruido de fondo, un poco de su voz y de la mía, pero nada más.

Damn it.

Dije lo mismo —concordó en un suspiro—. Te devolveré tu grabadora el lunes.

— Sí, sí, no problem. ¿Borraste la grabación?

— No, ¿la borro?

— No, quiero escucharla por mi cuenta, creo que hay programas que pueden volver el sonido más nítido.

— También los busqué, pero no entendí para nada el cómo usarlos.

— Tengo un par de amigos que le gustan esas cosas, les preguntaré.

Emily afirmó por lo bajo y el silencio volvió a darse entre ellas, solo se escuchaba una suave música que provenía de la línea de Christina, probablemente esté escuchando alguna música por en su laptop.

Antes el silencio hubiera sido incómodo entre ellas, pero las últimas semanas esos momentos resultaban ser útiles en su dinámica, una especie de acuerdo tácito donde se permitían adentrarse en sus propios pensamientos y pensar en la situación antes de seguir hablando sobre ello. Mientras que Emily le daba vueltas a las palabras de Ryan y el si, por el acuerdo entre sus padres, tendría que pasar más tiempo con él; Christina, por su parte, pensaba en cómo darle la vuelta a la situación para ponerla a su favor con todo lo que sucedió en la reunión.

— ¿Crees que intente hablarte más en el colegio? —de nuevo Christina tomó la palabra.

— No lo sé. Tal vez sí, aunque no creo que sea tan directo como en la fiesta, o eso espero.

— Tienes que tener una buena relación con él por tu padre, ¿no?

— Aparentar tener una buena relación, no necesariamente tenerla —suspiró pasando una mano por su cabello—, pero preferiría mantener toda apariencia en eventos y cuando sea necesario.

— Entiendo a lo que te refieres, pero esto podría ser conveniente para nosotras.

— ¿A qué te refieres?

No obtuvo respuesta, la rubia le dio un par de segundos para pensarlo por sí misma y llegar a la misma conclusión que ella.

— Oh, ya veo.

El resto de su charla se basó en diferentes maneras de hacer que Ryan hable del chantaje; lo ideal sería hacer que mencione el de Tatiana, pero si solo lograban grabar el chantaje que, muy posiblemente, pensaba hacerle a Emily, entonces también sería bastante útil. Según lo que ambas pensaban y teniendo en cuenta lo que había pasado en el evento, no iba a ser difícil conseguir lo que buscaban, pero no estaba de más tener uno que otro plan de respaldo en caso de que no sea tan sencillo. Se plantearon diversos escenarios que podrían darse, también diferentes respuestas y conductas que podría tomar el subcapitán en cada una de ellas.

Si todo iba como lo tenían previsto, entonces aquella desastrosa situación terminaría pronto y Tatiana estaría, al fin, libre de ese imbécil.

Se extendieron hablando poco más de una hora, y solo se percataron de ello cuando a Emily ya se le estaba llamando para que almorzara. Se despidieron con su esperanza y optimismo renovados, ambas ya preparadas mentalmente para el día de mañana.

•    •    •

Hasta cierto punto, podría decirse que el día lunes empezó como cualquier otro: alumnos llegando, hablando en los pasillos y pasándose la tarea, profesores yendo y viniendo, tutores revisando sus relojes para llegar a tiempo a la charla de todas las mañanas. Sí, era un día más en el colegio Nerethia Seal, o lo sería de no ser porque la competencia deportiva para la cual los clubes se estaban preparando ya estaba a la vuelta de la esquina.

No solo la emoción era palpable en los estudiantes, sino que los mismos profesores y tutores andaban comentando del evento en sus salas mientras organizaban su material académico. Y si bien sabían que esa semana sería mucho más pesada, tanto en la organización como en controlar el entusiasmo de los alumnos, aquello no era suficiente motivo para fastidiarlos; por el contrario, era un impulso para trabajar aún más para lograr mantener aquel estado de ánimo alegre para el fin de semana.

Los entrenadores de los clubes, en especial, se encontraban bastante excitados por el evento. Habían trabajado arduamente junto a los estudiantes a su cargo, tenían plena confianza que tendrían un buen desempeño en el torneo y que más de uno destacaría. Aún quedaban algunas cosas que pulir, pero esa semana lo primordial era preservar la salud y bienestar de todos los jugadores, no sobre exigirlos, por lo que el horario de prácticas se vería reducido a la mitad de tiempo y con el ejercicio justo para evitar cansancios innecesarios.

— Nos dijo que descansemos, durmamos, no comamos porquerías y nos hidratemos.

— Entonces, ¿qué haces comiendo pizza antes de clases?

— Tengo prioridades.

Fernanda siguió comiendo su pedazo de pizza fría mientras se apoyaba en Camila quien se encontraba terminando de resolver unos ejercicios de álgebra. Era inusual que Camila terminara una tarea el mismo día y en el colegio, Fernanda comentó que las veces que le vio hacerlo eran tan pocas como las veces que ella rechazaba comida gratis, lo cual solo sucedía cuando se trataba de algo que realmente le disgustara o cuando su barriga estaba a punto de reventar.

— Estuve ocupada el fin de semana, no tuve tiempo —fue la simple explicación de Camila.

Por lo general, Fernanda le hubiera molestado o bromeado sobre el tema, pero estando comiendo y sin la presencia de sus demás amigos tarados para que le secunden, prefirió conformarse con eso y terminar la delicia que estaba entre sus manos, ya le comenzaría a hacer caso a su entrenador a partir de mañana respecto a la nutrición balanceada.

David y Marcelo estaban en una breve reunión matutina con el entrenador del equipo de básquet, lo más probable es que Ryan también esté allí, y Antonio y Tatiana aún no llegaban. Por ello, tan solo eran ellas dos en ese momento.

Aburrida de ver como su amiga resolvía operaciones que su cerebro no procesaba a esa hora de la mañana, Fernanda dejó que su mirada por el resto del salón para ver si encontraba a alguien con quien hablar. De manera inconsciente, se fijó primero en la esquina donde Emily se sentaba, encontrándola en una charla con Joseph. No podía escuchar de qué estaban hablando, pero dada la sonrisa de la ojiazul y los exagerados gestos del pelirrojo, supuso que era alguna de las tantas anécdotas del chico, esas lograban sacarle una sonrisa a quien sea.

— ¿Qué pasa? —preguntó Camila— Es raro que tú suspires.

— Tan solo pensaba en qué estarán hablando, parece divertido.

— Siempre puedes ir y unírteles.

— ¿Vienes conmigo?

— No, me falta una hoja entera de ejercicios.

Entre quejidos leves empujones, Fernanda trató de convencerla de que la amistad era más importante que cualquier tarea, pero su argumento ni siquiera pudo hacer que Camila levantara la mirada. Tal vez en otras circunstancias hubiera dejado de insistir a la primera negativa y se hubiera aventurado sola al otro extremo del salón, pero dado que últimamente la comunicación con Joseph y Emily había sido casi nula, no estaba segura de si su acercamiento sea bienvenido o no. Y no estaba dispuesta a encontrar la respuesta a esa disyuntiva sola.

Por suerte para ella, por la puerta se asomó alguien con quien le resultaba mucho más sencillo hablar y que, sin duda alguna, estaría dispuesta a acompañarla en su travesía.

Christina cruzó el salón y, en cuanto llegó a su sitio, fue recibida por una calurosa bienvenida por parte de Fernanda. No entendió mucho el porqué, pero recibió con gusto el sorpresivo abrazo mientras dejaba su mochila en su carpeta. Intercambiaron un par de palabras y, luego de que Fernanda sugiriera ir con Emily y Joseph –otra vez–, ahora sí encontró una compañera en su travesía.

— ¿Vienes?

— Camila piensa que el algebra es más importante que la amistad.

— Vuelve a repetir eso y nunca más te pasaré la tarea.

La amenaza fue clara y precisa. Fernanda terminó su pizza e hizo ademán de ir a botar el papel que estaba usando para escapar de la dura mirada café que estaba recibiendo. Christina rio por lo bajo mientras seguía el paso a la recién ida, aunque mucho más calmada.

— Hey.

Se detuvo y se giró hacia Camila, quien demoró un poco en alzar la mirada y hacer contacto visual. Esperó unos segundos en que siguiera hablando, pero lo único que obtuvo fue una –para ella– larga mirada de desconcierto. Estuvo a punto de preguntar, pero Camila negó rápidamente y volvió su atención al problema que estaba resolviendo alegando que no era nada importante, dejando a la rubia confundida y preocupada. Aun así, siguió su camino hacia Fernanda, quien la esperaba unos pasos más adelante.

Luego habría oportunidad para hablar con Camila sobre ello.

Le dio el alcance a Fernanda y ambas chicas se dirigieron hacia donde estaban Joseph y Emily, quienes la recibieron con un grato saludo. Tal como había imaginado Fernanda, el chico, efectivamente, había estado contando un suceso que le había ocurrido en España –una ocasión en que, en una fiesta, terminó durmiendo en la cama del perro, junto al perro–, anécdota que repitió con gusto.

Hablaron durante un rato, no muy largo en realidad, pues cuando Joseph terminó de contar su historia Fernanda notó a sus amigos ingresando al aula. Los saludo entre risas y, luego de que estos le devolvieron el saludo, volvió su atención a la conversación que estaba manteniendo.

— Eso es inusual —comentó Marcelo dejando su mochila en su carpeta—, y esto lo es aún más. ¿No hiciste la tarea?

— No tuve tiempo de hacerla, pero al fin acabé —cerró el cuaderno con fuerza y se estiró mientras dejaba salir un suspiro de satisfacción—. ¿Qué era lo que quería su entrenador?

— Un recordatorio del partido, las horas de práctica y que descansemos y comamos bien, básicamente.

— Y que no seamos tarados como para lesionarnos antes del sábado —agregó David.

— No fueron exactamente sus palabras, pero sí, en teoría fue eso.

Camila dejó escapar una leve y suave risa. Siguió escuchando a los chicos hablar un rato más sobre las indicaciones que les habían dado y las expectativas que tenían acerca del sábado, sonriendo mientras los miraba con enternecimiento. Hubiera intervenido y bromeado con ellos, pero sentía tensión cada que Ryan, quien también estaba presente y, como de costumbre, mantenía a Tatiana bajo su brazo, intervenía.

La última vez que se había detenido a observar al rubio con detalle fue, tal vez, hace poco más de un año, cuando recién había comenzado a hablar con él y sintió una breve atracción por esos ojos olivas que no podía evitar mirar de más de vez en cuando. Pero en esta ocasión la razón detrás de su miramiento no era atracción, estaba lejos de serlo.

Buscaba algo, no estaba segura del qué, pero algo que confirmara lo que estaba pensando; o mejor, que lo negara.

No obstante, poco o nada pudo encontrar en los escasos cinco minutos que tuvo antes que la campana del inicio de clases sonara. Lo único que llegó a obtener fue un par de preguntas y bromas de sus amigos al verla callada y absorta en quién sabe qué. Incluso Tatiana le había pregunta si se encontraba bien.

«¿Tú estás bien?». La pregunta había aflorado en su mente de manera instantánea, casi inconsciente, como si una parte de ella sintiera que debía preguntar aún sin entender bien el porqué, pero sus labios no llegaron a realizarla en voz alta. Miró a la ojimiel y, luego de darle una suave sonrisa, asintió.

Ryan se despidió de todos y salió del salón para ir al suyo; a la vez, Fernanda iba llegando con una sonrisa de oreja a oreja junto a Christina. Saludó a todos y, aprovechando los pocos minutos que tenía antes que su tutor cruzara la puerta y empezara su charla de todas las mañanas, llamó la atención de sus amigos.

— Nosotros tenemos algo pendiente.

— ¿La tarea grupal de biología? —cuestionó Antonio.

— Algo más importante —hizo una breve pausa, como quien quiere darle suspenso y emoción al asunto—… Una salida. El viernes. Antes del torneo.

El leve recuerdo apareció en la mente de los demás, donde se había mencionado la salida de manera casual y como una simple idea que podría darse más adelante en algún momento a inicios del mes. Sin embargo, con sinceridad, entre los entrenamientos, tareas y demás, aquello había sido desplazado de la mente de todos a algún lugar de su memoria donde, de no ser por el estímulo de Fernanda en ese momento, tal vez nunca hubiera aflorado nuevamente, quedándose en el olvido. De hecho, Fernanda también lo había olvidado, de no ser porque durante la charla que estaba teniendo antes una salida casual fue mencionada por Joseph, el recuerdo tampoco hubiera sido rescatado de su mente.

El primero en dar una respuesta afirmativa y entusiasta fue David, seguido por Marcelo, Antonio, Camila y, finalmente, Tatiana. Si era una oportunidad para pasar un buen rato entre todos, no veían razón para negarse.

Fernanda anunció que Joseph y Emily también estaban incluidos y ambos ya habían dado su visto bueno, aunque el pelirrojo y Christina –quien, obviamente, también ya había confirmado su asistencia– tuvieron que insistirle y molestarla un poco para que accediera.

Así que era, oficialmente, una salida de todo el grupo luego de un tiempo. 

Intercambiaron un par de ideas de lo que podrían hacer y lugares a dónde podrían ir, pero su charla se vio interrumpida con la llegada de Alejandro al salón. Intercambiaron una rápida mirada y una cómplice sonrisa entre ellos, luego podían continuar con la planificación, esta vez con Joseph y Emily también presentes.

No obstante, como era costumbre, el tiempo siempre parecía estar en contra cuando más ganas se tenía de que pasara con rapidez. Las primeras horas de clase se habían sentido como una eternidad, no había ayudado el hecho de que el nuevo tema haya sido más pesado y con una extensa base teórica. Por eso, en cuanto la campana del receso sonó y el profesor abandonó el aula más de un alumno soltó un ansioso «al fin», entre ellos David y Marcelo, quienes despertaron de su pereza de manera casi instantánea ni bien la clase terminó.

Guardaron sus cosas, cogieron algo de comer de sus mochilas –los que habían traído–, y, como un acuerdo tácito entre ellos que se había dado de modo mental, se dirigieron hacia donde se encontraban Joseph y Emily.

— Tenemos un importante tema entre manos que discutir —comenzó Fernanda—. ¿Nos quedamos aquí o vamos al comedor?

Si bien la pregunta fue general para todos; en realidad, estaba dirigida a cierta ojiazul que no era fanática de los lugares concurridos o espacios ruidosos. Todos respondieron que les daba igual el dónde estarían, pero miraban de manera discreta a Emily quien, sintiendo todas las miradas encima, cerró el cuaderno en el cual estaba escribiendo.

— De hecho, yo tengo que ir un momento a la sala de tutores —advirtió mientras se ponía de pie—, Alejandro me dijo temprano que fuera durante el receso por un rato.

— ¿Y eso?

— Ni idea la verdad —se encogió de hombros—, pero no creo que demore mucho.

— Entonces sería mejor quedarnos aquí —propuso Christina—, así no nos buscas en el comedor y tenemos tiempo para hablar más.

— Me parece bien —concordó David—, de paso que me da tiempo para ir a comprar algo en la cafetería.

Al segundo lamentó haber dicho eso, pues fue nombrado el recadero y, en menos de 30 segundos, ya tenía 4 pedidos, además del suyo, para comprar en la cafetería.  Pronto, David y Emily, y Camila quien se había sumado para ir de paso al baño, estaban abandonando el salón. No obstante, cuando estaban cruzando la puerta se toparon con alguien quien justo estaba entrando, chocando directamente con Emily y haciéndola perder el equilibrio por la fuera del impacto.

— Lo siento, no te vi.

Y, por desgracia suya, tenía que ser él. Ryan estaba ahí, sujetándola de los hombros para evitar que se cayera, manteniendo el contacto, según Emily, más de lo necesario. Al hacer contacto visual con el rubio no pudo evitar recordar sus insinuaciones durante el evento del sábado, sintiendo su estómago revolverse.

— No pasa nada, gracias.

Ryan le regaló una sonrisa y, luego de un ligero y breve apretón, finalmente la soltó.

De haber sido solo ellos dos habría devenido un incómodo y largo silencio, pero la presencia de David en la escena impidió ese desenlace al soltar una broma hacia su subcapitán. Lo tomó por los hombros y, luego de molestarlo un poco más, le estableció como castigo el acompañarlo a hacer los recados de todos. Sin embargo, lo que David tomó como un evento de torpeza y digno de diversas bromas, fue tomado de otra manera por tres chicas que habían presenciado la escena.

Christina, por su parte, dudaba si interpretarlo o no como un signo de que sus suposiciones sobre las intenciones de Ryan eran correctas. Si lo eran, entonces había muchas maneras de sacarle provecho a todo eso.

Camila, por otro lado, también tenía una disyuntiva similar, aunque no pensaba en tratar de confirmar algo para sacarle provecho, sino en confirmarlo para detener la serie de pensamientos que la estaban carcomiendo desde el finde de semana.

Finalmente, Tatiana estaba aterrada. Un miedo absurdo e injustificado le había surgido en el momento en que, por menos de un segundo, pudo percibir el mismo brillo perverso en los ojos olivas de Ryan, el mismo cinismo con el que solía mirarla a ella. Había sido fugaz, en un momento lo vio y, luego de un parpadeo, se había desvanecido detrás de la excelente actuación del rubio. ¿Lo había imaginado? ¿O fue real?

En todo caso, y a pesar de las diferencias entre cada interpretación, una pregunta común surgió.

¿Qué mierda tramaba Ryan?

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, procuraré ser igual de rápida con el siguiente cap.

Nos leemos pronto<3


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