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Perdona si digo que te amo por Parepi_

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Notas del capitulo:

Wenas, ¿qué tal? Yo un poco muerta, pero igual les traigo un nuevo cap.

Espero les guste<3

Cuando llegó a su casa lo primero que hizo fue cenar. Si bien había comido antes en la salida, su estómago igual le estaba reclamando algo de alimento. Tal vez fue porque fue un día largo y pasaron muchas cosas, tal vez porque aún tenía que ver un asunto antes de descansar y quería recomponer su energía. No estaba segura, tan solo quería comer.

Sus padres se encontraban también en casa, así que los tres cenaron juntos en medio de una entretenida charla. Le preguntaron por el colegio, Christina tan solo contestó, a rasgos generales, que todo estaba bien. Conversaron un poco más, sus padres le dijeron acerca de una cena la próxima semana con un viejo amigo, pero Chris no estaba prestando tanta atención en ese momento, solo asintió, agradeció la comida y se retiró a su habitación luego de desearles las buenas noches a ambos.

En la privacidad de su cuarto se permitió soltar un largo y cansado suspiro, no se dio cuenta de lo rígida que estaba hasta que dejó caer sus hombros. Volvió a sentir su celular vibrar en el bolsillo de su uniforme y contestó poniendo la llamada en altavoz y dejando su celular en su cama.

Hi.

— Hey —se oyó a Camila en el otro lado de la línea—¿Estás ocupada?

— No, justo terminé de cenar —contestó mientras comenzaba a quitarse la ropa—, ¿qué pasó?

— Esa es mi pregunta, ¿qué pasó?

Tardó un poco en contestar, en parte porque se estaba poniendo su pijama, y en parte porque buscaba resumir lo más importante de ese día en unas cuantas oraciones. También estaba considerando qué partes contar y qué partes no.

Camila insistió al otro lado de la línea y Christina, al fin con ropa mucho más cómoda, comenzó: Que Ryan había intentado algo con Emily, que ahora lo tenían grabado y, con ese recurso, podían tomar cartas más serias en el asunto. También le dijo –luego de que la otra preguntara– que Tatiana había llegado y había defendido a Emily, y que Joseph se había enterado de todo y había peleado con Ryan luego de eso.

— Con razón Joseph estaba todo golpeado.

— Y dice que Ryan estaba peor.

— ¿En serio? Pero si está tan mal entonces dudo que juegue mañana.

I don’t know —comentó sin real interés, poco o nada le podía importar con lo que le pase al rubio—, tan solo se fue gritando enojado. Si ustedes no saben nada de él, nosotros menos.

— Tal vez David, o Marcelo —susurró sin estar del todo segura—. Son amigos suyos.

— Entonces se habrán puesto en contacto supongo.

— Sí…

Por un momento se quedaron en silencio. Christina tirada en su cama todo el rato que estuvieron conversando, al verse rodeada de un repentino silencio sintió sus párpados comenzar a cerrarse. Sin embargo, se despertó en el último segundo y, dándose ligeras palmaditas en la mejilla a sí misma, se dirigió a su escritorio con su celular en mano y encendió su laptop. Aún tenía cosas que hacer.

— Chris…

What?

— ¿Puedo contarle a los demás lo que pasa?

•     •     •

A pesar de que había dos baños en el departamento, Tatiana decidió esperar a que Emily terminara de ducharse en el baño principal del pasillo para luego entrar ella. El otro se encontraba anexado a la habitación principal y, quitando el hecho de que no solía poner mucho empeño en limpiarlo, la carga de energía que sentía cuando entraba allí no era de su agrado.

Miró el reloj de la sala: ocho y siete de la noche. Emily había entrado a ducharse hace unos diez minutos. Ya le había dejado una toalla y ropa de cambio para cuando terminara también, así que la ojiazul no tendría ningún inconveniente cuando saliera.

— También debería sacar la secadora —murmuró hundiéndose en el sillón, sus párpados comenzaron a sentirse pesados—, si duerme con el cabello mojado se puede enfermar.

Cerró sus ojos por unos segundos, o al menos así lo sintió ella. Para cuando los volvió a abrir fue porque escuchó la puerta del baño abrirse. Se levantó del sillón mientras se frotaba los ojos para desperezarse y, en cuanto se dio la vuelta, vio a Emily asomándose por el pasillo con una toalla sobre sus hombros.

El sueño que tenía se esfumó al instante y, en su lugar, su corazón comenzó a latir energético mientras sentía su saliva acumularse y sus mejillas calentarse. No importaba cuantas veces la viera, sentía que nunca podría acostumbrarse a la belleza de Emily. Y verla en esa nueva faceta, recién duchada vistiendo un pijama suyo que le quedaba ligeramente grande, era algo que esperaba poder repetir seguido en el futuro.

— Ya puedes entrar —dijo Emily sacándola de sus ensoñaciones—, gracias por prestarme tu ducha y algo de ropa.

— No, no, gracias a ti —supo que había dicho algo estúpido al instante, Emily la miró confundida—. Ese pijama te sigue quedando bien, creo que se ve mejor en ti que en mí.

Ambas dirigieron su atención al estampado de oso en las ropas y soltaron una leve risa. Tatiana le indicó a Emily que le siguiera hasta su cuarto para prestarle su secadora de cabello. Una vez dejó todo instalado e indicó el cómo usarlo, se despidió para ser ahora ella quien tome una ducha, no sin antes tomar algo de ropa para cambiarse en el baño.

Cuando estuvo bajo la cálida agua de la regadera pudo sentir como la tensión que tenía acumulada se iba poco a poco. Soltó un suspiro de satisfacción total mientras dejaba que todas sus preocupaciones se fueran junto a cada gota que caía. Pudo notar algunos moretones por su abdomen y brazos, sus nudillos estaban rojizos y sus dedos le dolían un poco, pero no era nada que una buena noche de descanso no pueda arreglar.

Al terminar no tardó en secarse y ponerse su pijama, se cepilló también los dientes y, luego de colgar la toalla que había usado y ponerse otra sobre los hombros, abandonó el bañó. No supo cuánto tiempo había demorado, supuso que no fue más de media hora, pero igual se preguntaba si encontraría a Emily despierta aún.

Apagó las luces de la casa y, en silencio, caminó hasta su habitación. Abrió la puerta con cuidado por si Emily ya estaba descansado, pero la encontró echada sobre la cama con la mirada fija en su celular, aunque en cuanto la escuchó su atención se desvió hacia ella.

— Pensé que estabas ya dormida.

— Quise esperarte —contestó mientras se enderezaba y alzaba la secadora—, ¿puedo?

No tenía razones para negarse, tampoco pensaba hacerlo. Sonriendo, Tatiana se acercó y se sentó al borde de la cama mientras que Emily se posicionaba detrás suyo. Primero la peinó y, cuando estuvo libre de nudos, comenzó a secarla.

Era curioso como algunas cosas resultan ser una experiencia completamente diferente cuando las haces con otras personas, y dependiendo de la persona puede llegar a sentirse incluso mágico. Puede ser la actividad más simple o aburrida, pueden estar solo viajando juntos en el bus o estar acostados en la cama, pero estando con ese alguien indicado se vuelve un momento especial, un momento que repetirías una y otra vez si pudieras.

Eso era lo que sentía Tatiana en ese instante. Por lo general, secarse el cabello no era una de sus actividades favoritas ni de las más emocionantes que haya hecho; pero el estar haciéndolo con Emily, recibiendo mimos de tanto en tanto en su cabellera o ligeros toques en su nuca, convertían la experiencia en una que estaba agitando su corazón y calentando sus mejillas.

Dado que la charla con el ruido de por medio no era muy llevadera, Tatiana decidió poner algo de música en su celular –el cual había formateado hace unas horas para eliminar cualquier cambio hecho por el subcapitán–. Últimamente había estado escuchando bastantes canciones que eran populares por los bailes que se hacían en internet con ellas.

Comenzaron a tararear, pero en cuanto comenzó a sonar Wait a minute de Willow, Tatiana no pudo evitar comenzar a moverse al son de la música. Emily solo reía mientras la veía, terminó justo su labor cuando la canción iba a la mitad y dejó la secadora de lado. Tatiana, entonces, se giró hacia ella, aun cantando y bailando, y le incitó a hacerlo con ella.

Al inició se negó, pero el ánimo de Tatiana pronto la contagió y terminó moviéndose con ella de manera torpe en la cama hasta que la canción terminó, aunque la que seguía no menguó para nada los ánimos de la ojimiel; al contrario, parecía gustarle mucho más. Tatiana, entonces, se giró hacia ella y comenzó a cantar con un micrófono invisible en su mano derecha.

Oh, girl don't you stop, don't you stop 'til you get enough honey
Oh, honey, honeypie, honey, honey, honeypie

Emily también conocía la canción, aunque no se la sabía tan bien como Tatiana, quien no dejaba de cantarla. Cuando volvió a girarse a hacia ella le vio fijamente con sus mieles ojos y una sonrisa de oreja a oreja. A los ojos de Emily, Tatiana deslumbraba felicidad, y eso le hizo también sentirse feliz.

Lo siguiente que hizo no lo pensó mucho, tan solo tomó la mano donde Tatiana tenía su micrófono imaginario y, en cuanto ésta se giró a verla, la besó. Notó que su gesto había tomado por sorpresa a su novia, pues esta demoró un poco en devolverle el gesto.

Tatiana dejó de moverse con la música y se concentró solo en los labios que estaban sobre ella, los cuales cada vez se volvían más y más invasivos y ansiosos. No supo si ella misma se dejó caer o la otra le empujó, pero para cuando se dio cuenta ya estaba de espaldas sobre la cama con Emily encima de ella besándola.

Emily se separó para poder acomodarse mejor, pero no pudo evitar perderse en los mieles ojos de Tatiana que la miraban con necesidad. Se levantó un poco más tan solo para poder apreciar la vista de su novia estando completamente a su merced, toda sonrojada y agitada. No pudo evitar sonreír satisfecha.

Find out what you want,
'till your my girl
and I won't stop it until your my girl
And you can't stop that 'till your my girl

Oh, girl don't you stop, don't you stop 'til you get enough honey
Oh, honey, honeypie, honey, honey, honeypie

Ahora que caía en cuenta, la canción iba como anillo al dedo tanto con la situación en la que estaba como con la chica que tenía bajo a ella: una dulce chica de miel quien parecía querer recibir más miel.

Volvió a acercarse a besarla, esta vez Tatiana no tardó en corresponderle. Pronto el beso se volvió más acalorado y no eran solo sus labios, sino también sus lenguas quienes también participaban en el acto. Cuando Emily quiso volver a alejarse recibió una leve mordida por parte de Tatiana, a lo que ella respondió con un suave tirón de los cabellos de su nuca.

Se vieron a los ojos mientras intercambiaban una cómplice sonrisa, una que invitaba a la otra a atreverse a hacer algo más, casi como un desafío silencioso. Emily de nuevo se acercó, pero luego de corto beso volvió a alejarse de los labios de Tatiana, esta vez para bajar por su mandíbula y llegar hasta su cuello. Desde su posición puso sentir los latidos de su novia ir en aumento y no pudo evitar sonreír.

Cuando sintió la lengua de Emily en su piel Tatiana tuvo que ahogar el jadeo que se quiso escapar. Sin saber muy bien qué hacer con sus manos, llevó la derecha hacia la cabellera de su novia mientras que con la izquierda la tomaba de la cintura. Pudo resistir bien todos los sonidos que amenazaban con salir de su boca, al menos hasta que Emily descendió más debajo de su clavícula y, por el contorno de su pecho que dejaba a la vista de su pijama, comenzó a succionar con fuerza.

— Vas a…dejarme una marca —susurró entre jadeos, aunque sabía que su advertencia era en vano, estaba segura que la marca ya estaba hecha.

— Lo sé.

Se movió hacia el centro y volvió a succionar, esta vez un poco más abajo, y Tatiana no pudo evitar que otro jadeo se le escapara. Sin querer y por mero reflejo, apretó la mano derecha y provocando un tirón en los cabellos de Emily, pero esta, lejos de sentir dolor, tan solo se gratificó, pues era indicador que le gustaba lo que estaba haciendo.

Cuando Emily se proponía dejar otro chupón sintió sus mejillas tomadas y, en menos de un segundo, Tatiana volvió a acercarla a ella para besarla. El beso fue mucho más furioso y lascivo, es como si Tatiana hubiera lo hubiera necesitado para seguir respirando en ese momento.

El beso fue tan intenso que logró desorientar a Emily, no notó que Tatiana comenzó a bajar sus manos hasta tomarla de la cintura hasta que, en un rápido movimiento, invirtió la posición en que se encontraban. Ahora estaba contra la cama mientras que la ojimiel estaba sentada a horcajadas sobre ella.

— Mi turno.

Con la misma velocidad en que las había girado, Tatiana arremetió contra el cuello de Emily sin darle tiempo a moverse o protestar. Al contrario que ella, Emily no pudo contener los jadeos en cuanto sintió la lengua de su novia sobre su pálida piel acompañada de ligeras mordidas que no eran lo suficientemente fuertes para dejarle alguna marca.

Emily trató de protestar entre jadeos que solo la hacían sonar menos convincente. Trataba de alcanzar las manos de su novia para volver a tener ella el control, pero no podía encontrarlas con su cabeza tan poco concentrada. Fue cuando sintió la mano derecha de Tatiana subir cada por su cintura que pudo atraparla y detenerla, intentó hacer la misma maniobra que había invertido sus posiciones, pero carecía de la fuerza necesaria para ello. Al instante en que Tatiana se percató de que Emily trataba de moverla dejó de besarla para levantarse y mirarla curiosa.

— ¿…Intentas darme la vuelta?

Por primera en lo que llevaban de noche y en medio de lo que andaban haciendo, Emily se mostró tímida. Aquello confirmó la suposición de Tatiana quien, al ver el puchero de Emily, no pudo evitar reír por lo bajo.

— Dudo que me ganas en fuerza, Klett.

La timidez que había tenido pasó a ser molestia al ser subestimada. Si bien Tatiana tenía razón en que era difícil, por no decir imposible, que ella le gane en fuerza, el que se lo haya dicho directamente le había fastidiado. Intentó forcejear otra vez, pero ahora, con Tatiana más atenta, ni siquiera pudo moverla.

Como si quiera provocarla más, Tatiana se sentó a horcajadas sobre ella y le ofreció también la otra mano para que intentara tumbarla, aunque su mirada y sonrisa indicaban clara seguridad en que aquello no sucedería. Aún más irritada, Emily aceptó el desafío y tomó sus dos manos, pero, otra vez, su fuerza no se comparaba a la de su novia quien seguía impasible.

— ¿Terminaste? —preguntó divertida.

Emily volvió a verla con molestia. Pensó en alguna forma de poder invertir sus posiciones para quitarle esa linda sonrisa de su rostro, y entonces una idea cruzó su mente. Sería jugar un poco sucio, pero todo vale en la guerra y el amor, y eso incluía también la cama, ¿cierto?

Cambió su expresión a una más juguetona y, aun tomada de las manos con Tatiana, se elevó hasta quedar casi a su altura. En cuanto estuvo cara a cara con su novia le sonrió con aparente inocencia; Tatiana la miró con duda al inicio, pero pronto su confusión pasó a ser sorpresa cuando Emily guio sus manos hasta sus caderas.

— Tienes razón, no te puedo ganar en fuerza —comenzó a susurrar mientras seguía guiando las manos de su novia cada vez más abajo—, pero…creo que conozco tu debilidad.

En algún punto Tatiana dejó de escuchar lo que decía Emily y se concentró solo en la sensación del recorrido que estaban ejerciendo sus manos. De lo que decía su novia solo era consciente del efecto que tenía sobre ella el oír su voz susurrante y ahogada tan cerca.

Emily soltó las manos de Tatiana para que esta sea libre de hacer con ellas lo que quisiera, mientras que llevaba las propias alrededor de su cuello. La atención Tatiana volvió a posarse sobre ella en cuanto la sintió, y en cuanto sus mieles ojos la vieron le sonrió dulcemente mientras se acercaba con lentitud hacia ella.

Tatiana cerró sus ojos esperando el beso de su novia, pero lo único que sintió fue unas manos sobre sus hombros y, dos segundos después, su espalda tocando la cama. Abrió los ojos confundida y se topó con una sonriente Emily sentada encima de ella viéndola victoriosa.

— Bajaste la guardia, Vernacci.

— ¿Qué…? —procesó todo lo sucedido y frunció el ceño— Eso no es justo.

— Da igual, gané.

Sin darle a tiempo a protestar o reclamar algo más, Emily se agachó para callarla con un beso. Tatiana no demoró en corresponderle, olvidando al instante en que sus labios se tocaron cualquier queja que tenía pensando verbalizar.

El ambiente no tardó el volver a ser el de antes, la temperatura de ambas subió aún más. Sus besos eran acompañados por sus lenguas y ligeras mordidas, sus manos se aferraban a la otra y comenzaban a dar ligeras, pero sugerentes caricias hasta donde llegaban a alcanzar.

Emily volvió a bajar hasta el cuello de Tatiana para comenzar a lamer y besar toda la piel bronceada expuesta mientras que, con su derecha, comenzó a dibujar patrones sin sentido en el abdomen de su novia, llevando su mano cada vez un poco más arriba por debajo de la ropa.

Aquella noche Tatiana llevaba un pijama cuya parte superior era una camisa. Con lentitud y un poco de duda, Emily sacó su mano para desabrochar el primer botón superior. Miró de reojo a Tatiana para ver si estaba incomoda o reacia a aquello, pero al verla sonrojada y agitada supuso que no tendría problemas en seguir adelante.

Siguió desabotonando la camisa a la par que iba repartiendo besos a la nueva piel expuesta frente a ella. Cuando llegó a estar entre los pechos de Tatiana la escuchó soltar un fuerte sonido cuando besó el contornó del seno izquierdo. Decidió quedarse en esa zona y dejar que su mano siguiera bajando hasta desabrochar todo. Cuando terminó de quitar la prenda se dio un tiempo para alejarse y admirar el cuerpo de su novia.

Tatiana estaba debajo de ella toda sonrojada y agitada; a pesar de que le había ayudado a peinarse hace poco, sus cabellos estaban todos revueltos en la cama. Dada la luz del cuarto, podía ver a la perfección el rastro de besos y saliva había dejado desde su cuello hasta sus pechos, algunas marcas rojizas que, el día de mañana, serían un poco más oscuras. Sin embargo, cuando bajó un poco más notó algunas marcas moradas por el abdomen, se irritó al instante al pensar en el responsable de ellas.

— ¿Emily?

Al oír su nombre subió su mirada hasta toparse con los mieles ojos de Tatiana quien, al percatarse de la razón del ensimismamiento que tuvo, se sentó y acarició su mejilla con una dulzura infinita.

— Estoy bien —aseguró tratando de aliviar su preocupación.

— Mañana te dolerán…

Con la punta de su dedo, Emily delineó el contorno de uno de los moretones. Tatiana no quería que el ambiente ni el momento se fueran a la mierda por culpa de un imbécil. Ryan ya le había arruinado muchas cosas, esta no será una de esas.

Sosteniendo con ambas manos el rostro de su novia, Tatiana obligó a Emily a mirarla y, seguidamente, la acercó para besarla lento y suave, dándose tiempo de más para saborear aún más esos labios que tanto le gustaban. Cuando se separaron Tatiana junto sus frentes y, aun manteniendo el contacto visual, le sonrió.

— Entonces has que me duelan por otra razón —susurró.

Captando al instante el mensaje, Emily negó mientras sonreía. Tomó las manos de Tatiana y, con ligera fuerza, volvió a tumbarla de espaldas a la cama.

— Supongo que no me queda de otra —dijo con fingida resignación—, ¿algún consejo para tu tratamiento?

— Pues… —hizo una mueca pensativa y luego volvió a mirarla con una sonrisa— Podrías empezar quitándote la ropa también.

No tardó en hacer caso a las exigencias de su novia e, ignorando la timidez que sentía por tener esa miel mirada expectante sobre ella, se enderezó para quitarse la parte superior del pijama y quedar semidesnuda. Parte de la vergüenza que comenzó a sentir se apaciguó al ver la admiración con que la veía Tatiana.

Volvieron a besarse y retomaron el ánimo de antes. Emily comenzó a usar su derecha para acariciar los pechos de Tatiana, lográndole sacar varios suspiros y suaves gemidos. Pronto su boca volvió a bajar hasta que atrapó con sus labios el pezón izquierdo, comenzando a chupar y lamer con devoción.

Fue en ese momento que Tatiana comenzó a emitir sonidos más altos a los que venía soltando, llevó una mano hasta el cabello de Emily para aferrarse mientras que con la otra apretaba las sábanas. Se comenzó a sentir tan bien y caliente que no notó el momento en que comenzó a mecer sus caderas y pegar su pelvis contra la de Emily en busca de más contacto.

Al notar el movimiento de Tatiana, Emily detuvo por un segundo lo que hacía para pensar en qué hacer a continuación. Todo lo que estaba haciendo era lo había leído o visto –y sí, comenzó a consumir ese contenido de vez en cuando luego de la primera vez que lo hizo con Tatiana–, y según aquel material, lo siguiente era bajar un poco más para atender “ese punto” en específico.

Con un poco de duda, retiró su mano derecha del seno de Tatiana y, con un lento recorrido por todo su abdomen y estómago, llegó al inicio del pantalón del pijama. Metió la mano bajo la tela y bajo la ropa interior, pero se detuvo antes de ir más abajo. Estuvo a punto de quitar su mano, pero se sorprendió cuando propia mano de Tatiana alcanzó la suya.

— Estoy bien —susurró ronca y agitada—, hazlo.

Ante la confirmación de su novia Emily tragó saliva, tanto por los nervios como por la ansiedad de lo que estaba a punto de hacer. Retomó su camino de su mano derecha hasta llegar a la intimidad de Tatiana, notándola al instante húmeda y caliente. La ojimiel soltó un fuerte gemido y meneó aún más sus caderas, buscando aún más contacto.

Ensimismada con el nuevo sonido, Emily comenzó a moverse. Fue un poco torpe al inicio, no sabía si lo que hacía estaba bien o mal, por eso estaba siempre atenta a las reacciones de Tatiana por si algo le llegaba a incomodar o doler. En cierto punto la mano de Tatiana se unió a la de ella para guiarla en su toque y, en cuanto encontraron ese punto exacto, se mantuvieron un vaivén. Emily, embelesada, volvió a subir para unir sus labios con los de Tatiana hasta que esta tuvo que separarse en cuanto sintió una corriente eléctrica subir por toda su columna.

En algún punto, no supo cuándo, la mano que Tatiana mantenía en el cabello de Emily pasó aferrarse a su espalda, razón por la cual terminó haciéndole algunos arañones en cuanto hubo llegado al orgasmo. Agitada, se quedó mirando su techo mientras Emily se quitaba de encima para acostarse a su lado.

Por un momento se quedaron en silencio, solo sus respiraciones agitadas llenaban el silencio. La música del celular hace un buen rato había dejado de sonar, pues ninguna confirmó a Youtube que siguiera reproduciendo los vídeos.

Emily, aún de lado, volvió a observar el cuerpo semidesnudo de Tatiana. Ahora sus marcas de besos abundaban más que la de los golpes, algo que le hizo sonreír satisfecha.

— ¿Estás cansada? —preguntó Tatiana rompiendo el silencio, pero manteniendo su mirada al frente.

— No, solo un poco mi brazo —contestó—, ¿por?

— Bien.

Sin previo aviso, Tatiana se giró para ser ahora ella quien esté encima de Emily, quien la vio con una mezcla de sorpresa y duda, pero imaginándose lo que vendría.

— Me toca.

 

 

Notas finales:

Como siempre, gracias por darse el tiempo de leer esta humilde historia, significa mucho<3

Ya nos estamos leyendo, blaos gente beia :)


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