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Perdona si digo que te amo por Parepi_

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Notas del capitulo:

Ahora sí, oficialmente lo último de esta historia.

Espero que lo disfruten<3

El asunto de la foto y el vídeo siguieron siendo tema de conversación por un tiempo, aunque los tutores y docentes se encargaron de que este sea el menos posible regañando a cualquiera que lo mencionara en los pasillos o durante las clases. Por ello, luego de una semana, ya comenzó a ser noticia vieja.

 

En su lugar, otra vez el tema de la competencia comenzó a estar en boca de todos. Varios equipos deportivos habían pasado también en el segundo día del campeonato, incluidos el club de básquet y vóley. Lamentablemente, el club de fútbol masculino no pasó a las semifinales, pero dieron una muy buena pelea.

Cuando fue la semana antes de la final se podía sentir tanto la tensión como emoción en el aire. Tal y como la primera semana, los pasillos se llenaron de bullicio y barras hacia los equipos que habían conseguido avanzar hasta esa etapa. David y Fernanda, capitanes de dos de los clubes que habían conseguido esa hazaña, eran especialmente ovacionados cada que los veían.

El club de vóley logró ganar el primer puesto. La dirección y rápidos reflejos de Fernanda en el partido hicieron que tuvieran ventaja sobre el otro equipo. No obstante, no fue el mismo caso con el club de básquet. Dieron una buena pelea, pero terminaron perdiendo y quedándose, por segundo año consecutivo, con el segundo puesto; aunque, para haber perdido un miembro clave hace unas semanas, su desempeño no dejó nada que desear teniendo a Marcelo como subcapitán ahora.

Y es que sí, el asunto con Ryan se volvió más serio cuando los padres de Joseph intervinieron en el asunto. No hicieron nada público; como buenos profesionales que eran, guardarían la confidencialidad de las chicas, pues eso es lo que ellas querían: no hacer tanto alboroto por todo. Al final, el rubio se llevó una fuerte sanción del colegio, fue suspendido por tres semanas e impedido de participar en activades tanto culturales como deportivas en lo que quedaba de año, además de llevar tarea extra durante un mes.

Y vale agregar que aquel asunto también quedaría marcado en su historial escolar.

El caso en sí pudo haber pasado a mayores, pero el padre de Ryan intervino y, como buen hombre rico y con poder, tenía amigos que lo ayudaron a impedir que su hijo sea llevado a la correccional.

Ryan no volvió a acercarse al grupo, ni siquiera cruzaba miradas con ellos en los pasillos o en el comedor; y, si lo hacía de casualidad, volteaba al instante la mirada. Aunque más paraba en el salón, la mayor parte del tiempo solo, pues, además de que algunos dejaron de hablarle, él mismo se había vuelto más callado.

Emily se enteró por su padre que la alianza que había hecho con la empresa de la familia Reed terminaría ni bien ese nuevo proyecto en que ambos estaban involucrados se diera por finalizado. Y, por si fuera poco, Leonardo dejó en claro que no estaba dispuesto a volver a trabajar con ellos en el futuro.

Con todo lo que había pasado en la casa de Tatiana, cuando todos se sinceraron con todos, Emily había notado un cambio en su padre. Seguía siendo serio, callado y exigente, pero llegaba para comer con ella luego del colegio e incluso, de vez en cuando, le traía libros que solían gustarle a su madre. Notó, de verdad, que trataba de cambiar, así que ella también lo intentó. Iniciaba algunas conversaciones, le preguntaba cosas del trabajo o le pedía algún consejo –algunos que ni siquiera necesitaba, pero sabía que a su padre le gustaría darle –. También le contó de la competencia a la que había ido y la cual, por cierto, había ganado. Leo la felicitó sin tanta emoción, pero Emily pudo distinguir un destello de orgullo en sus ojos.

Tatiana también estaba poniendo de su parte para cambiar. Arregló su casa, incluyendo la habitación de su hermana y de sus padres, aunque aquello devino en otra hora llanto luego de encontrar también una carta de Estela junto a una pluma para que tocara la guitarra.

Tal vez el cambio más significativo de la ojimiel fue que se sinceró con su grupo de amigos, no solo de Ryan, sino de su familia. Les contó que habían fallecido hace años en un accidente de tráfico, que tenía anemia e incluso una vez tuvo que ser hospitalizada por ese problema, y que amaba tocar la guitarra, a pesar de que nunca escogía ese instrumento en la clase de música.

Sus amigos no pudieron ser más comprensivos y empáticos con ella. Todos la rodearon en un gran abrazo y le prometieron estar siempre para ella cuando lo necesitara.

Por sugerencia de John y Adela, Tatiana y Emily comenzaron a ir con un buen amigo de ellos que era psicólogo. Si bien las chicas estaban progresando y saliendo adelante, nunca estaba de más consultar aquellas heridas internas con un profesional. Incluso Leonardo comenzó a ir, aunque tardaron un poco más en convencerlo a él.

Y así, en un abrir y cerrar los ojos, pasaron los meses y llegó diciembre.

Último día de clases, últimos exámenes del año. Y para los alumnos de último grado, su última vez en el colegio como estudiantes también.

El grupo se encontraba en su sitio repasando todo lo que podían para el examen que tendrían, aunque no estaban estresados. Sabían que, sacaran la nota que sacaran, ya habían acumulado calificación suficiente para aprobar el curso.

Claro que no por eso darían un mal examen, pero solo no le daban tantas vueltas como antes.

Cuando terminaron de responder la última pregunta y entregaron sus exámenes, todos sintieron una extraña sensación de vacío en su pecho. Cuando soltaron aquellas hojas y Alejandro les dio el pase de salir, no caían en cuenta de que, oficialmente, habían dejado de ser alumnos de secundaria.

Contrario a otras veces, no se levantaron y se fueron con rapidez, si no que se quedaron mientras que Alejandro daba su discurso final diciendo lo feliz que estaba de haberlos tenido a su cargo como tutor y que esperaba que todos se conviertan en los profesionales que querían ser en el futuro.

Algunos comenzaron a llorar, otros se aguantaron las lágrimas. Uno que otro alumno dio unas palabras, algunos por voluntad propia, otros porque habían voceado con insistencia sus nombres. En este último grupo, claro está, se encontró Tatiana.

Al tener la atención de todos, Tatiana se secó las lágrimas y esperó que su voz estuviera lo suficientemente firme para que no tambaleara.

— Han pasado muchas cosas este año. Cuando entré al salón por primera vez ya conocía a algunos, a otros no tanto; pero alegro de haber estado con cada uno de ustedes y no lo cambiara por nada. Volvería a estar en este salón sin dudarlo.

Los aplausos no tardaron en llegar, así como gritos de otros alumnos que estaban de acuerdo con ella.

Al final, todos los alumnos llegaron a decir unas cuantas palabras. Las lágrimas para cuando terminaron ya estaban en los rostros de todos. Si bien aun quedaba la fiesta de despedida en la noche y la graduación la siguiente semana, todo ello solo era protocolo, su etapa escolar había finalizado.

Abandonaron sus aulas con los pies pesados, tenían un poco de temor por lo que les depararía el futuro. No sabían qué harían, a dónde irían o qué personas nuevas conocerían.

Pero sabían algo: las amistades que habían hecho ahí, las reales, iban a durarles toda la vida.

•     •     •

La fiesta estaba siendo supervisada por los tutores, también había algunos docentes y padres. Era un evento propio del colegio el cual se organizaba en conjunto con el personal administrativo y alumnos de años menores con la intención de darles una última despedida y buen recuerdo a los alumnos que se iban.

Había mesas de bocaditos, luces de colores, mesas y asientos para quien se cansara de bailar, un escenario donde había un DJ tocando música; sin embargo, si un alumno lo pedía con antelación, también podía tocar música en vivo.

En ese momento justo una ojimiel estaba a punto de presentarse, pero su corazón latía tan rápido que apenas y podía controlar su respiración.

— ¿Quieres controlarte mujer? —preguntó Christina hastiada mientras acomodaba el cabello de Tatiana— Apenas puedes estar de pie con los tacos como para que empieces a temblar ahora.

— Lo intento, ¿sí? Pero estoy nerviosa.

Why? Hacías esto seguido de pequeña.

— Eso fue hace diez años, y no puedes comparar un público de 20 niños de primaria con 100 adolescentes que quieren emborracharse.

— No, pero que bueno que solo quieres impresionar a una persona, ¿no? —dio un último retoque al vestido y asintió satisfecha— Ya estás, ahora anda, te están haciendo la señal al otro lado.

Su corazón comenzó a latir más rápido, lo cual pensó que no sería posible. Respiró hondo unas tres veces y se giró, una chica al otro lado del escenario le estaba haciendo señales para decirle que, en breve, podría salir a cantar.

Si pudiera, golpearía a su yo de hace dos meses por pensar que cantar una cursi canción de amor frente a toda la escuela sería una buena idea.

Escuchó al DJ parar la música y presentarla sin decir su nombre. Ya era hora.

Cuando salió fue recibida por un montón de aplausos y silbidos emocionados. Era conocida, así que varios comenzaron a gritar su nombre con entusiasmo. Volvió a respirar hondo y avanzó hasta la silla que se había colocado en el medio junto a un micrófono. Mientras caminaba trataba de ubicar en la multitud a la chica a quien le había escrito lo que estaba por cantar.

Emily estaba al lado de la mesa de bocaditos junto al resto del grupo, pero en cuento escuchó el bullicio y el nombre de su novia ser ovacionado se giró hacia el escenario. Al instante hizo contacto visual con Tatiana quien, al verla, sonrió aliviada.

Tatiana se sentó y acomodó la guitarra azul entre sus piernas. Cerró unos segundos sus ojos para tranquilizarse y enfocarse, dejando atrás todos sus nervios y dudas. Cuando volvió a abrirlos volvió a fijarse en Emily. No la iba a perder de vista ni un segundo.

— Aviso que es una canción cursi, así que desde ya lo siento por los solteros —algunos abuchearon en son de broma y Tatiana rio—. Escribí esto pensando en alguien que quiero, así que espero que ustedes también piensen en las personas que quieren cuando la escuchen.

Unos leves aplausos más y luego todo fue silencio.

La melodía comenzó a sonar. Era un tono tranquilo, suave, pero rápido a la vez, de esos que podrías escuchar mientras ves el sol caer o cuando te pierdes contando las nubes desde la ventana de tu casa. Se sentía como una melodía cálida y familiar a la vez.

Luego de unos segundos aquel rasgueo fue acompañado por el suave, pero firme, canto de la ojimiel.

Me gustas cuando ríes
Tú me notas suspirar
Me dices que me quieres
Y yo me siento desmayar

(Coro)
Me gustas, me gustas, me gustas tanto (x2)
Me gustas, me gustas, me gustas tanto mi vida
Me gustas, me gustas, me gustas tanto (x2)
Me gustas, me gustas, me gustas tanto, y no hay salida

Me encanta despertar
Y verte desayunar
Amo ir a dormir
Y saber que estás ahí

(Coro)

Empezó sin querer
Pero es lo que es
Tú me vas a perdonar
Pero esta tonta te va amar.
Tal vez la luna no te pueda bajar,
O darte cenas a la orilla del mar.
Pero prometo, mi corazón tendrás
Todo mi amor y mi vida a tu voluntad.
Me gustas tanto que te voy a cuidar.
Me gustas tanto que te voy a cantar.
Me gustas tanto y te voy a amar

Y te amaré

Por la eternidad.

A excepción de Emily y Christina, nadie más en la escuela había escuchado a Tatiana cantar; por ello, en cuanto lo hicieron, se quedaron boquiabiertos. Era un canto simplemente hermoso, mágico. Su voz te daba tranquilidad, burbujeaba en el pecho y abrazaba los oídos.

Cuando terminó todos la miraron con admiración y estallaron en aplausos, pero Tatiana solo podía mirar a Emily. La ojiazul estaba al borde de las lágrimas por toda la emoción que sentía. Sabía que era imposible que Tatiana la escuchara, pero igual movió sus labios.

“Te amo”.

Tatiana pareció haber captado el mensaje porque su sonrisa se ensanchó a más no poder. Movió sus labios para devolverle un inaudible “te amo” el cual Emily recibió fuerte y claro.

Todos pidieron una segunda canción, y solo por su buen humor Tatiana aceptó luego de tener el permiso del DJ.

— ¿Quién se sabe la de Lamento Boliviano?

Lo que sería una actuación de una sola canción, se volvió una de cuatro. Al final, Tatiana se retiro porque otro chico también quería tocar esa noche.

Al volver tras bastidores recibió un fuerte abrazo de una orgullosa Christina. La rubia estaba feliz de que su amiga al fin pudiera volver a tocar y a amar la música sin culpa alguna, tal y como lo hacía de pequeña.

Dejaron la guitarra junto a unos encargados para que la cuidaran el resto de la noche y volvieron con el resto del grupo para seguir la fiesta. Al volver, Tatiana fue sorprendida por un fuerte abrazo de Emily. La ojimiel se sorprendió por el gesto, pero correspondió al instante estrechándola también mientras se escondía en su cuello, se sentía en casa cuando estaba entre sus brazos.

Poco a poco ambas se volvieron más y más cariñosas en público, en especial cuando estaban con sus amigos. No les habían dicho que estaban en una relación, pero tampoco intentaban ocultarlo mucho; no es que quisieran ocultarlo, pero en algún punto dejaron de darle vueltas al asunto de tener que “salir del armario” con ellos –y con todos en general–. Ellas se mostrarían tal y como eran y, si alguien preguntaba directamente sobre el tema, dirían que eran novias y ya. Quien estaba bien con ello genial, y los que no pues que se jodan.

En realidad, sus amigos ya lo sospechaban, solo que no decían nada mientras las dejaban ser. A ninguno les molestaba, ¿cómo podría hacerlo si cuando estaban juntas las sonrisas de ambas chicas brillaban?

— ¿El Tamily terminó de darse amor? —preguntó David girando los ojos— Queremos bailar.

“Tamily” es el nombre de pareja que habían recibido de sus amigos, propuesto por nadie más que Camila. Si bien no habían dicho que eran novias, eso no les impedía que los demás las molestaran y shipearan a la vez.

— Entonces anda baila tú solo —respondió Tatiana separándose de Emily, pero quedándose cerca de ella—, nadie te agarra.

— ¿Tu primera presentación antes de que seas famosa y ya estás tan diva? —cuestionó Marcelo— Ay querida, me decepcionas.

— Sigue molestándola y no te invitará a su concierto cuando cante con Lady Gaga —dijo Fernanda.

Las bromas siguieron y siguieron el resto de la noche. Bailaron, rieron, planearon salidas e incluso viajes para las vacaciones, y hablaron acerca de lo que harían a partir de ahora.

David y Fernanda habían recibido invitaciones para estudiar en universidad con equipos de básquet y vóley respectivamente; ambos aceptaron encantados, aunque mientras el primero buscaba ser un jugador profesional, la segunda quería ser una entrenadora y guiar a otros en el deporte. Marcelo y Antonio también habían recibido invitaciones, y si bien habían aceptado en unirse a unos equipos universitarios, el primero también quería estudiar una carrera de ingeniera, mientras que el otro estaba interesado y seguir con el negocio de su familia.

Camila iba a estudiar gastronomía mientras ayudaba en el restaurante de sus padres; Joseph pensaba en volver a España para estudiar psicología; Christina tenía pensado volver a Estados Unidos para estudiar en alguna universidad de allí Administración y Hotelería para empezar a ayudar a sus padres en el negocio familiar.

Emily había hablado con su padre y, luego de una extensa charla, está pensando en estudiar medicina, aunque todavía quiere ver otras cosas que llamen su atención. Finalmente, Tatiana se iría a un conservatorio para estudiar música, pues era lo que realmente amaba, aunque no estaba tan segura sobre si dedicarse a la práctica o a la enseñanza, eso ya lo vería en el camino.

Todos tenían ya más o menos trazados lo que querían hacer, aunque nada decía que, en el camino, podrían cambiar o no de parecer.

Solo de algo estaban seguros: Aquella no sería la última vez que estarían juntos.

Habían vivido muchas cosas juntos, y aún les quedaban por vivir muchas más.

La historia de cada uno de ellos todavía está empezando, esto es solo una mínima parte de ellas.

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por seguir esta historia hasta el final, tanto si comenzaron a leerla cuando la publiqué hace 7 años o cuando la resubí hace unos 4, sea como sea que hayan llegado hasta aquí, de verdad lo aprecio como no tienen idea. 

Ha tomado su tiempo, pero finalmente cumplí mi palabra de terminarla.

Otra vez, gracias a todos por acompañarme en este viaje que fue mi primera historia publicada -y terminada-, significa mucho.

Iba a poner una nota aquí, pero mucho texto xd

Haré unas notas de la autora finales en el siguiente cap<3

Hasta aquí "Perdona si digo que te amo", gracias totales :)


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