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Octubre por black_leger

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Notas del fanfic:

Casi no tengo visitas en wattpad y me esforcé en estos dos one-shot, realice seis en total para completar el reto de Goreoctober pero estos son los únicos que realice de Eddsworld, si alguien quiere leer el resto este es el link:

https://my.w.tt/UiNb/adrRhwmHlI

La verdad no se si realizar una historia más larga con cualquiera de las dos historias.

Escarbar en una tumba estaba lejos de ser lo que el cine y la televisión muestran, eso de llegar con una simple pala, hundirla en la tierra y sacar palada tras palada hasta llegar al ataúd es una jodida mentira, para empezar, es imposible hundir la pala en las primera capas de tierra, las primera capas siempre están demasiado comprimidas como para usar la pala, incluso si la tumba tiene menos de 48 horas, necesitas un pico, clavar y remover la tierra una y otra vez hasta que esté lo suficientemente suelta para comenzar a usar la pala.

La segunda gran mentira, es que los estúpidos personajes cavan poco más de metro y medio de profundidad sin sudar una gota o siquiera mancharse la ropa, tampoco sufren los malditos calambres en los brazos que te obligan a querer soltar la pala, dejarla de lado y mandar todo a la mierda, ni de los dedos entumecidos que vuelven cada vez más torpes y agonizantes los apaleos de tierra, tampoco de la tierra en el rostro que te hace parar cada cierto tiempo para tallarte los ojos buscando aliviar la molestia.

La tercera gran mentira, la rapidez con que cavan en la tumba hasta llegar al ataúd, dos horas y media fue el tiempo que te tomo golpear la caja de madera, tomando descansos de menos de cinco minutos y solo para desentumecer tus miembros adoloridos.

Con un suspiro de alegría arrojas la pala fuera del agujero y te sientas a descansar en un intento de recuperar el aliento.

Bueno, esta noche acabas de profanar la tumba de tu amigo y a decir verdad no es lo peor que has hecho hasta el momento o que le has hecho, ni será lo peor que harás a partir de hoy, en realidad vas a condenar tu alma, no es que no lo estuviera ya, pero con el pecado que cometerás en cuanto te recuperes, cualquier esperanza de redención estará fuera de tu alcance, es fantástico que nunca has aspirado a ella en primer lugar.

Pero qué otra opción tienes, recurrir a la nigromancia por más terrible que suene es la mejor opción, quieres recuperar a Jon, no traer de regreso un maldito zombi carente de alma con solo pequeños vestigios de conciencia y al parecer la magia negra es lo único que te permitirá una resurrección completa, si, habrá consecuencias y tendrás que ofrecer algunos sacrificios pero lo que obtendrás supera por mucho cualquier pago que tengas que ofrecer. Y si, sabes que resulta un poco hipócrita recurrir a la magia después de años de burlarte de Jon por creer en ella, aunque era mejor que siguiera creyendo que era una fantasía a que conociera lo que en verdad es la magia, siempre te preguntaste porque ni Mark, ni Jon se cuestionaron la razón por lo que un demonio te tenía en su lista, ni cómo lograste deshacerte de él, ¿por qué la estúpida cosa no se pudo quedar en la casa de Edd? Ser atormentado por un tiempo era lo mínimo que merecía después de dejar que su estúpido amigo destruyera sus casas y matara a Jon.

-Suficiente descanso –te dices a ti mismo mientras sacudes un poco la tierra de tu ropa.

Sorprendentemente la tapa del ataúd es más pesada de lo que aparenta, la próxima vez no piensas dejar que Mark escoja féretros, ¿por qué tenía que escoger algo tan pesado?, por supuesto, se supones que estabas traumatizado por ver a Jon morir en tus brazos y él fue quien realizo todos los trámites necesarios del entierro. Al menos te dejo interferir diciendo que no ibas a permitir una autopsia sobre el cuerpo y que el entierro se realizará de inmediato, si no fuera por el hecho de que necesitabas que el cuerpo fuera enterrado hubieras preferido no hacerlo.

-Lo hiciste idiota, siempre te dije que eras un maldito imbécil que moriría por ser jodidamente estúpido, felicidades, lograste morir exactamente por eso –tomando en cuenta lo mucho que te hizo llorar su muerte, te sorprendes a ti mismo de que lo primero que salga de tu boca sea un reclamo, pero como siempre, tu orgullo es el primero en hablar.

Jon realmente parece dormir dentro del féretro, una cuantas heridas pálidas adornan su rostro y el traje negro con camisa azul le sienta bien, te preguntas si es nuevo o simplemente jamás tuvo la oportunidad de usarlo, nunca le habías visto en un traje formal, es una lástima que tenga que arruinar su ropa.

Te inclinas sobre el cuerpo y comienzas por deshacer con cuidado el nudo de la corbata negra hasta lograr retirarla por completo y guardarla en el bolsillo del pantalón, procedes a desabrochar los botones del saco y la camisa hasta que logras exponer la piel pálida de Jon que luce aún más blanca por la falta de sangre, aunque la lámpara de luz blanca solo ayuda para aumentar el efecto. Deslizas tus manos sobre su tórax desnudo, es desagradable recorrer esa piel helada y rígida cuando hace tan poco tiempo podías sentirla cálida y llena de vida, te sientes incómodo de lo cerca que esta situación está de la necrofilia, aunque te consuela un poco el saber que nunca jamás volverás a estar en una situación como esta con un cadáver.

Acomodas un poco el cabello Jon mientras ríes ante el hecho de que eres más amable con su cadáver que con él mientras estaba vivo y te juras a ti mismo que si esto funciona vas a cambiar y le trataras como se merece.

Sales de la tumba y te sacudes intentando limpiar un poco la suciedad, el trabajo pesado había acabado, ahora venía la verdadera proeza.

Comienzas a sacar todo lo que requieres para el ritual, es una verdadera exageración todo lo que los mitos pinta sobre la magia y los rituales, velas, símbolos raros y complicados, materiales cuya existencia puede caber en duda, todo ello nace como parte del folklore y los mitos que de algo cercano a la realidad, tal vez lo único en lo que los mitos acertaron es en la importancia que el tiempo tiene sobre un ritual.

Consultas el reloj, 2:46 a.m., catorce minutos antes de comenzar.

Miras el viejo libro de cuero abriéndolo en la página que necesitas, quien escribiera aquel libro realmente puso su empeño en esas páginas, tienes que reconocer que los dibujos son hermosos pese a las terribles imágenes que algunas de las ilustraciones describen. Tal vez si Jon hubiera tenido una muerte natural no podrías hacer nada, pero con una vida robada siempre es posible hacer algunas excepciones a las reglas, si el idiota no te hubiera empujado seguirá vivo y no tendrias que traerlo de regreso.
Dejas el libro de regreso en el bolso donde lo mantenías guardado, para tomar la copa de plata y el bisturí. Regresas de nuevo al interior de la tumba cargando aquellas dos cosas y te acomodas sobre el cuerpo con cuidado, la alarma de tu reloj comienza a sonar anunciando las tres en punto, la apagas y retiras el reloj arrojándolo descuidadamente fuera del agujero, necesitarás tus brazos libres para lo que viene.

Hundes el bisturí en la piel pálida del pecho de Jon al tiempo que comienzas a recitar las palabras que tanto te costó memorizar, tus manos no tiemblas mientras continúas cortando y recitando, escuchas tu propia voz que se ha convertido en un cántico suave dándote cuenta que has perdido el control de tu cuerpo y no puedes evitar sentirte un poco aterrado por esto, tus manos están entumidas pero se deslizan con facilidad entre la carne exponiendo cada vez más los órganos internos de Jon, el dolor es la peor parte, sintiendo cada corte sobre sobre ti mismo, es un dolor fantasma del que no encontrarás alivio hasta que termines o que mueras antes de terminar el hechizo.

Introduces ambas mano en la caja torácica de Jon, los sonidos suenan repulsivos y la sensación de la carne fría es desagradable pero eres incapaz de detenerte, cortas con facilidad las venas que conectan con el corazón y tiras del mismo hasta sacarlo del cuerpo, tus ojos se llenan de lágrimas, el dolor es demasiado (al menos podrás presumir de saber lo que se siente que alguien arranque el corazón de tu pecho y vivir para contarlo), pero no has interrumpido en ningún momento el cántico. Depositas el órgano frío dentro de la copa de plata y procedes a hacer un corte en tu brazo izquierdo, el corte es vertical a lo largo de tu brazo, la sangre caliente comienza a caer sobre la copa, no te puedes darte el lujo de desperdiciar ni una gota, si llegas a perder más de dos litros morirás en ese mismo lugar y de nada habrá servido condenarte por nada.

Retiras tu mano una vez que la copa está en el borde y finalizas con las últimas palabras del conjuro.

El silencio es agobiante y tu respiración se siente pesada pero no tiemblas mientras sostienes la copa, el órgano comienza un movimiento antinatural como si intentara respirar, expandiéndose y contrayéndose con movimientos lentos mientras comienza a retomar el color perdido.

No estás seguro del tiempo que le toma al corazón comenzar a palpitar, pero es la señal que te indica que puedes continuar, sacas el órgano de la capa con cuidado de no derramar demasiada sangre, los latidos se aceleran y te sientes en la obligación de decir algo, comienzas con un simple saludo, tu voz sale áspera de tu garganta como si hubieras gritado por horas pero aquel órgano actúa como si reconociera tú voz disminuyendo su ritmo, no te sorprendería si en verdad lo hiciera.

Devuelves el corazón a su lugar, es una imagen chocante ver aquel órgano rebosante de vida mientras todo a su alrededor permanece inerte, pero no es el momento de admirar aquello o vas a terminar desangrándote. Llevas la copa a tus labios y comienzas a beber el resto de la sangre, el líquido está helado y entumece tu lengua, por fortuna aquello evita que tengas que saborearlo.

Recitas la última parte del rito mientras llevas tus brazos a tu estómago, es como sentir que hay algún animal vivo retorciéndose y clavando sus garras desesperado por salir y mientras pronuncias las últimas palabras aquella cosa en tu interior empieza a subir a través de tu garganta, comienzas a tener arcadas sintiendo lo que parece una maraña de pelo en tu boca, vomitas una bola de hilos de un rojo brillante que te recuerda con amargura a aquel sujeto que destruyó su hogar.

La madeja se mueve perezosamente como si poseyera vida propia enredándose entre tus dedos e inmovilizándolos, aquella cosa es la que maneja tus manos a su voluntad, comienzas a coser las venas conectando el corazón y retiras tus manos de inmediato, las palpitaciones aumenta su ritmo, es como ver una motor forzándose para encender el resto de la máquina. Eres rápido en moverte y comenzar a coser la piel de Jon para cerrar todas las heridas de cortes que provocaste.

El hilo rojo se hunde dentro de la piel como si estuviera unido a una aguja, puedes sentir cada puntada que das sobre ti mismo pero son menos dolorosas que los cortes.

Adentro y afuera, tus manos se mueven sin descanso cosiendo a Jon como alguna clase de muñeco de trapo mientras dejas un rastro de sangre que el hilo parece absorber. Te sientes más entumecido mientras el hilo parece acabar, cuando das la última puntada el hilo se corta sin necesidad que lo hagas; tomas el restos del hilo entre tus dedos entumecidos, debes actuar con rapidez, hundes la punta del hilo en tu brazo izquierdo y comienzas a coser, tus puntadas son terriblemente burdas, nada comparado con las del cuerpo de Jon, pero hacen su trabajo aquel hilo rojo es como sentir un metal ardiendo contra tu piel, tu mano se sacude con violencia en espasmo agonizantes una vez que terminas. Intentas no llorar pero el dolor es demasiado y no puedes evitar hacerlo, aun así sacas fuerzas para salir de aquel hoyo, quieres que Jon tenga espacio una vez que despiertes.

No hay ninguna gracia en la forma en que te arrastras fuera de la tumba y te dejas caer de espaldas, tu respiración es agitada y todo alrededor parece dar vueltas, cada fibra de tu cuerpo se retuerce en agonía, pese a todo, no te arrepientes de absolutamente de nada, ni te quejas del dolor, solo te limitas a llorar en silencio esperando a que el dolor disminuya.

Un jadeo apenas audible te saca de tu contemplación del cielo después de lo que parecen horas, te levantas sin importar la queja agonizante de tu cuerpo y te asomas a la tumba abierta.

Jon se retuerce incómodo dentro del féretro, parece no coordinar correctamente sus movimientos o tal vez sus músculos y su sistema nervioso apenas comienzan a conectarse nuevamente, en cualquier caso no te has sentido más feliz en tú vida.

-¿Eduardo? -su voz es apenas audible y áspera mientras te llama.

-¿Puedes levantarte?

-Creo… creo que sí.

Le toma varios intentos lograr ponerse de pie, pero finalmente lo logra sosteniéndose del borde para evitar caer mientras sus piernas no dejaban de temblar. No fue tan complicado ayudar a Jon a salir de su propia tumba pero parecía que al igual que tú, no podía mantenerse de pie por mucho tiempo.

-¿Qué pasó?

Puedes notar el terror en los ojos de Jon mientras mira a su alrededor, ahora parece estar más consciente del lugar en que se encuentra.

-Creo que te enterramos vivo por accidente -no estás seguro del porque lo primero que viene a ti es mentir, pero de alguna forma crees que es mejor que la verdad.

-La explosión… ¡Estaba muerto!

Te mira con los ojos llenos de lágrimas, mierda, hacerlo llorar es lo último que querías, acabas de regresarlo de la muerte, debería estar feliz, ¿por qué demonios tiene conciencia de su muerte de todas formas?

-No estabas muerto al parecer, estás respirando ¿no?

-Vi cuando me enterraban… vi como Mark y tú me dejaban aquí, luego… no lo sé, estaba perdido, no sabía a donde ir y no podía encontrarlos, luego todo se volvió rojo, algo me atrapó y no me dejaba moverme.

Estás confuso, no debería tener conciencia de nada después de su muerte a menos que, oh, no podía ser eso o ¿sí?

-¿Eras un fantasma? -tu voz es apenas audible pero parece haberte escuchado.

-No… creo, creo que sí.

Lo miras un momento, tal vez no tenga mucho sentido seguir mintiendo, después de todo ya sabe que en verdad murió.

-Te traje de regreso – es más que clara la confusión en su rostro.

-¿Soy un zombi?

-Claro que no idiota -te reprendes a ti mismo, se supone que ibas a tratarlo mejor- no eres un zombi, estás completamente vivo, resucitar es distinto a volver de la muerte -te callas dándote cuenta de lo estúpido que suenas intentando explicar las diferencias entre resucitar y volver como un no muerto – olvídalo, regresaste a la vida, vas a continuar envejeciendo y morirás cuando realmente te llegue la hora – más bien, cuando llegue la tuya, pero él no necesitas saber ese detalle.

-¿Cómo...

-Magia -lo interrumpes antes de que pueda terminar la frase, decir que fue gracias a la ciencia sería un error, ya habían tenido suficientes invasiones de zombis como para saber eso.

-Dijiste que la magia no existía.

Ruedas los ojos, era obvio que aquel reclamo aparecería, pasaste años burlándote de él por creer en magia y sirenas.

-La magia como tú crees que es, no existe, la magia de verdad no es algo agradable, ni algo en lo que me gustaría que te involucraras.

-Pero me trajiste.

-Jon, no necesitas preguntar nada, estás vivo y eso es lo que importa, el cómo no es importante.

Tu tono de voz le deja más que claro que no quieres continuar con aquella plática y parece entenderlo. No esperas a que se lance contra ti llorando de nuevo, pero no te quejas, solo disfrutas de la sensación de su piel que comienza a volverse más cálida.

Finalmente se separan después de lo que parece una eternidad, todo parece más luminoso ahora y no solo por el hecho de que comienza a amanecer.

No hay necesidad de decir nada, pero ambos entiendes que es mejor irse de aquel lugar, lo único que recoges es el bolso con el libro aunque no importaría si dejaras aquel tomo abandonado, esa cosa encontraría su camino de regreso a ti y lo tienes más que comprobado.

Ninguno de los dos se imaginó que el camino de regreso al auto se volvería un verdadero suplicio y queda más que claro que intentar conducir no es una opción. Al menos los asientos y la calefacción del auto son un alivio.

Tomas el teléfono que dejaste abandonado desde hace dos días y lo enciendes, la pantalla se llena de inmediato de alertas de mensajes y llamadas perdidas, no solo de Mark sino también de tus tres vecinos, casi de inmediato el teléfono comienza su alerta de una nueva llamada de Mark, ¡por Dios!, son 5:20 de la mañana, pero contestas colocando el altavoz.

-¿Dónde has estado?

-Desenterrando a Jon.

Intentas no reír del grito que pega Mark y no solo él, al parecer está en compañía de lo que parecen ser tus vecinos que también empiezan a querer hablar por el aparato.
Jon simplemente sonríe ante aquello y parece querer seguirte el juego, aunque no dura demasiado.

-Parece que lo enterramos vivo por error.

No distingues quien grita “Jon está muerto y debes aceptarlo”, pero te hace gracia.

-A mí me parece muy vivo.

-¿Pueden venir por nosotros? -su voz suena más suave y menos áspera que antes, eso es una buena señal.

El silencio del otro lado de la línea es sepulcral y pasa un tiempo antes de que la voz de Mark llegue del otro lado.

-¿Jon?

-¿Si?

-¿Cómo estas...

-Te lo dije ¿no? Parece que no estaba tan muerto después de todo.

-Vamos de inmediato.

-Pueden traer algo de comer.

Jon pide antes de que la llamada termine.

Ambos se quedan mirando como el cielo comienza a clarear cada vez más dándoles mejor vista de todo a su alrededor, ambos lucen como un desastre y sus ropas están llenas de sangre seca y tierra. Miras como Jon recorre las suturas rojas en su pecho, aquel libro no mencionaba si serian permanentes o desaparecerían con el tiempo pero es algo que podrán averiguar después, tampoco quieres que las puntadas en tu brazo sean permanentes pero no te quejas de ello.

-Parecen vías de tren.

No sabes qué es lo que te parece tan cómico del comentario, pero te hace reír.

-Mejor cúbrete, no creo que a Mark le haga gracia ver que hice eso.

-¿Tú lo hiciste?

-Eso y más, ¿te molesta?

-No, está bien, me gusta cómo se ven.

Demonios, no puedes con este sujeto y su sinceridad, pero sabes que lo adoras aunque jamás lo admitirás en voz alta.

Condenarte, romper las leyes de la vida y la muerte, casi morir y el montón de sacrificios humanos que tendrás que ofrecer como pago por traerlo de regreso, todo vale la pena por ver esa boba sonrisa de nuevo.


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