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Yo en ti por Mascayeta

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Kirishima sirvió de la botella de vodka que había pedido. Después de salir del juzgado llamo a sus padres para que acompañaran a Hiyori en el apartamento de Takafumi, o que la llevaran a su casa. Recordaba haber dado una excusa vaga sobre el ciclo, realmente no le importaba si le creían o no. Solo necesitaba alejarse un poco de todas las estupideces que había hecho en ese año.


Tenía la carpeta con los papeles del divorcio en el carro, ese día quería firmarlos frente a Yokozawa, demostrarle que había cumplido su palabra y que conociera de manera completa, las circunstancias que lo llevaron a casarse... todo quedo en el deseo. Desde lejos observo al ojiazul entrar con su abogado, su lenguaje corporal mostraba el cansancio y la incertidumbre de no saber cómo se resolvería la situación. Su mirada busco entre los presentes, hasta encontrarlo, se sintió satisfecho por el sonrojo y la pequeña sonrisa que se dibujó en su rostro. Desafortunadamente, lo siguiente fue ver a Gou cubrirlo con sus brazos y ¿besarlo?


Dio vuelta y ahora, estaba allí. No era alguien de clubes nocturnos y discotecas, pero quería distraerse y ver desde otra perspectiva su situación. Fue cuando la noto. En medio de las luces, la música y el cadente movimiento, una mujer lo observaba moviéndose sensualmente en medio de dos hombres. Dándole la espalda, lleno nuevamente su copa. De repente, el suave roce de una mano se la arrebato tomando el contenido de golpe.


Lo cogió del brazo para dirigirse a la puerta, Zen dejo el costo de consumido sobre la barra para seguirla sin mucha resistencia. Todos sus movimientos eran la promesa de una espectacular noche. ¿Cuánto tiempo llevaba sin tener sexo? Antes de alcanzar la puerta la atrajo hacia sí probando sus labios, quizás el licor le estaba aportando un poco más de suficiencia de la que ya poseía. Los roles se invirtieron, Kirishima era quien ahora la llevaba hacia el parqueadero.


El cómodo automóvil y la diferencia de estaturas, permitieron ajustar sus cuerpos sin dificultad alguna. No importaba su nombre, en su cabeza era más que suficiente tener el recuerdo de la suave piel, los ojos verdes y las perfectas curvas que recorría sin problema.


En medio de un apasionado beso, decidió su futuro: Mañana firmaría los papeles del divorcio, y regresaría a su vida de antes... antes de que apareciera su verdadero amor... Yokozawa...


La fuerte punzada en el pecho hizo que Takafumi se levantara de golpe. Desde la audiencia la incomodidad en su cuerpo no se iba.


Esa noche estaba solo en la celda. Masamune se había desmayado una vez dieron el veredicto en su caso. Lo habían trasladado de inmediato a un hospital cercano. Mientras todos corrían tratando de reanimar al ojialmendrado, él quedo siendo señalado como el único culpable de toda esa locura.


Procurando respirar de manera profunda para calmar el dolor, pensó que no lo culpaba por lo sucedido, las preguntas del interrogatorio fueron diseñadas para quebrar su orgullo. Kirishima tenía razón, por fuerte que se viera, su debilidad y buen corazón siempre lo metían en problemas.


Durante esa interminable hora, los errores del editor en jefe de Emerald quedaron expuestos. Desfilo frente a Onodera la decadente vida que llevo en los diez años que estuvo buscándolo. Algunas de sus parejas ocasionales sirvieron de testigos para hundirlo por la forma en que fueron humillados al utilizarlos como "juguetes sexuales".


Pero indudablemente la peor parte fue cuando tuvo que aceptar su relación con él. Ambos habían cruzado la línea una sola vez, pero las preguntas hábilmente direccionadas colocaron a Yokozawa en la posición de un acosador, él había abusado de su amigo. Al final, las lágrimas desesperación de Takano por el rumbo que tomaron las cosas, se mal entendieron por quienes le juzgaban. Eso fue la estocada final en su contra.


Al volver junto al peliazul, el editor bajo la cabeza. Toda la sala se mantuvo en silencio. Tras unos minutos que parecieron eternos, el juez pronuncio una sentencia que provoco un mayor sentimiento de culpa en el de gafas. Era lo mejor, Masamune nunca debió estar ahí.


Sin embargo, su dolor era diferente. Era la sensación de que en ese instante su felicidad había terminado por completo. Entonces fue consciente: Kirishima lo estaba traicionando.


Comenzó a llorar en silencio. En una cárcel no se permitía mostrar ese tipo de debilidad. Acaricio el dedo donde hasta hace unos días estuvo el anillo que compartieron después de la salida Kuma Park. Si tan solo Zen se hubiese quedado unos minutos más.


Sonrió tristemente, muy a su pesar deseo que el castaño disfrutara del momento. Era mejor para Hiyori y para Zen. Ellos necesitaban una realidad, no la terrible carga de tener un "asqueroso y pervertido homosexual" a su lado. Por eso, aunque su corazón se destrozara, mientras los Kirishima estuvieran bien, él lo estaría.


Hiyori repaso aturdida la información que la página de Marukawa ofrecía sobre el caso de Yokozawa y Takano. Aunque en un principio había sido molesto verlos expuestos al escarnio público, entendió que era la única manera de que conocieran cada uno de los eventos y al final salir bien librados de ese descalabro.


Empero, tras la audiencia de ese día, el tiro aparentemente les había salido por la culata. Los comentarios despectivos iban en aumento siendo cada vez más ofensivos, todos lanzados a su oniichan. Dio la orden de imprimir, salió al encuentro de su padre que acaba de llegar. Faltaba poco para la medianoche y quería hablar sobre la noticia.


El fuerte olor a licor revuelto con un perfume dulzón, le hicieron seguirlo hasta la habitación de Yokozawa. Escondiéndose, lo vio caminar hacia el baño escasamente con el pantalón y su ropa de dormir. Sabiendo que se demoraría, entro a la pieza. La camisa tirada en el piso tenía marcas de labial. Apretó sus puños temblando de la rabia.


Espero pacientemente a que saliera, cuando paso la puerta Hiyori le lanzo la prenda. Sus ojos vieron la prueba de su aventura. Apartándolo, se marchó indignada.


Al día siguiente sirvió el desayuno sin pronunciar palabra, su mirada no se despegó del plato que tenía los hot cake hasta que termino. Al levantarse su padre seguía sin dar una explicación. En vista de las circunstancias, dejo las cosas en el lavaplatos, paso a la sala a recoger las impresiones que hubiera hecho el día anterior y se las abrió sobre la mesa.


- Como no te quedaste a la audiencia, lee lo que te perdiste – Kirishima sintió el tono que el peliazul utilizaba cuando era irónico – Lava los trastes antes de irte.


El editor leyó los encabezados, las frases resaltadas y los insultos hacía el vendedor. De entre toda esa basura le llamo la atención una de las fotografías. Analizando la secuencia, sus gestos mostraron satisfacción.


Al entrar a la habitación recogió la ropa tirada en el suelo, viendo la mancha de labial, sonrió recordando lo ocurrido con la mujer del bar.


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