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Diente de León [Destiel] por erickkbaj

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Estaba cansado de correr, sus piernas cortas aún eran débiles para aguantar una larga distancia para correr, y ahí estaba, una vez más huyendo de sus problemas, Dean Winchester tenía apenas cuatro años y sentía que su mundo se acababa, todo su entorno cambiaba en cuanto su hermano menor había nacido y había robado la atención de sus padres, haciendo que éstos se volvieran más estrictos con él.

Dean solo quería abrazarlos, estar con ellos, pero ellos no querían, ya no más. Siempre que quería salir a pensar, a relajarse corría por el jardín de su casa, pero esta vez, en que su padre había llegado ebrio a la casa a medio día le hizo pensar que su hogar no era seguro.

No sabía exactamente donde estaba, había corrido por un largo tiempo y ahora estaba rodeado por suave vegetación, con un viento frío que le erizaba la piel y un relajante brillo que emanaba del Sol. Era relajante después de todo, no quería irse de ese lugar.

Dean había cruzado la acera y un auto estaba a punto de arrollarlo cuando había desaparecido el pequeño entre los vientos de aquella tarde.

 Había un Diente de León que salía debajo de una roca, lo cortó y sopló, le fascinaban aquellas plantas, le divertía ver esas cosas como polvo flotar por los aires, pequeñas cosas que te distraen del mundo.

—No deberías matar a un ser vivo para tu diversión, Dean. —Murmuró una voz rasposa detrás del niño.

—¿Quién es usted? —Murmuró con desconfianza.

—Soy un ángel…—Habló bajando su mirada viendo al pequeño pecoso de ojos verdes.

—Lo siento, mi mamá me dijo que no debo de habla con extraños… —Dean se dio la vuelta, alejándose del sujeto extraño.

Cuando quiso voltear a ver hacia atrás el hombre alto no estaba, le pareció un poco extraño, pero le quitó importancia. Se alegró al ver otro Diente de León, éste estaba solo, sin nada alrededor, estaba solo, pensó en él, en como se sentía, pero incluso él quería estar cerca de su hermano, pero al ser tan pequeño aún sus padres no confiaban en él, sólo quería ayudar, también era su familia ¿No?

—Desearía ser un buen hermano mayor para Sammy… —Susurró al viento, soplando al Diente de León haciendo que se deshiciera en el aire, provocándole una sonrisa.

Escuchó un grito entonces, y cayó algo sobre él, entre sus brazos. Otro niño.

—Hola, Dean. —Habló aquel niño con un extraño suéter largo y unos ojos azules que lo hacían incomodar un poco. Lo dejó caer sobre el suelo.

—¿Cómo sabes mi nombre? —Cuestionó algo confundido.

—Soy tu ángel de la guarda. —Habló aquel extraño niño que se levantaba sobando su espalda.

—Vaya, pensé que mi mamá mentía con eso. —Su reacción había sido diferente al encontrarse con aquel otro ángel, este parecía estar de su lado.

—¿Qué haces aquí? ¿He muerto? —Se preocupó, se supone no puedes ver a los ángeles hasta que mueres.

—No estás muerto, pero estás en el cielo. Has sido descuidado y estuvieron a punto de arrollarte. —Aquel niño-ángel le tomó de la mano, Dean se giró a verle, extrañado por el gesto, pero no disgustado. —Debes de tener más cuidado. —

—¿Y puedes llevarme de regreso a casa? Tal vez ellos… ¿Están preocupados por mí? —Cuestionó jalando de su suéter, el niño asintió.

—Claro que puedo. Alguien como tú no debe de estar aquí y menos por tanto tiempo. —Murmuró, dejando la imagen de un niño para mostrar a un hombre mayor.

Era el mismo que le había recibido en ese lugar, pero ahora que sabía quien era estaba más cómodo a su lado. Inconscientemente tomó la mano de aquel ser, éste le miró extrañado y lo siguiente que vio al abrir sus ojos fue su habitación, apenas el sol se dejaba ver por aquella mañana, y todo había sido un sueño después de todo. Todo seguía como antes, nada había cambiado, pero sería mejor echar un vistazo a Sam, sería una buena ocasión para prepararle su primer biberón del día.

Castiel veía al pequeño Dean divagar por la cocina, éste no lo podía ver y no lo podía recordar, un humano no debería de estar en los cielos, se metería en muchos problemas si alguien llegara a enterarse, pero fue el lugar más seguro que pensó cuando vio al pequeño en peligro, después de todo es su ángel de la guarda.

Castiel era solo un vigilante y hasta que no cambiaran las ordenes no podía hacer nada más que vigilar a los humanos y a Dean Winchester, prestarle más atención de la debida había sido una costumbre.

FIN.

Notas finales:

Después de algún tiempo regreso con algo nuevo, es por mi aniversario de cuatro años desde que abrí esta cuenta, así que al menos esta semana me verán muy seguido con material nuevo ♥


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