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Solitario por Drabracruz14

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Notas del fanfic:

Bueeeno, es la primera vez que hago un fanfic de esta pareja, asi que espero que les guste.

Éste One-shot también se encuentra en https://www.wattpad.com/story/59488584-solitario-one-shot

Ir a la escuela. Venir. Leer. E irse a la cama.

Esa es la rutina de tan solo un niño de 9 años llamado Trafalgar Law.

Los sirvientes siempre iban y venían, nadie le hacia caso.

Y ni hablar de su padre. Que se pasa todo el mes fuera de casa.

En la escuela no tiene amigos. Todos le tienen miedo y/o le molestaban, los hijos de los sirvientes de su casa tienen prohibido siquiera acercarse a él. Su único acompañante son sus queridos libros de medicina.

Y ese día no seria diferente.

Salió de aquella casa, cerrando la puerta lentamente. Entraba en 15 minutos a la escuela y su padre denuevo no había llegado la noche anterior.

Caminó hasta la escuela y al entrar tocaron justo el timbre. Estaba todo meramente calculado, por supuesto. No le gustaba apresurarse para llegar a la escuela y tampoco le gustaba entrar temprano, debido a que le molestaban.

Si, sus compañeros le molestaban y no le dejaban leer tranquilo. De simplemente pensarlo, le daban ganas de abrirles por la mitad. Sin embargo, debía controlarse.

Llegó al salón y ahí ya estaba el profesor.

-Tarde, señor Trafalgar.- Habló.

-De hecho profesor, estaba dentro de la escuela cuando sonó el timbre. Así que, no. No vengo tarde.-

-Si gusta de querer seguir hablándome así, le invitó a la oficina del Director.-

Y Law, callado simplemente se sentó en su puesto correspondiente.

Después de varias clases, el director pide a través del micrófono, que se presente junto a él.

Sin prestar atención de las risas a su alrededor, camina hasta la oficina del director. Entra y ve a su padre ahí sentado.

-Oh~ Law-chan... te extrañe mucho~- Dijo el mayor levantándose. Lo alzó en sus brazos y Law sufrió un horrible abrazo de oso.

-Bien, nosotros nos vamos. Hasta nunca, Director-chan~- Dijo el rubio bajando a Law y tomándole de la mano para comenzar a caminar.

Salieron de la escuela, y se subieron a la parte de atrás de una gran camioneta.

De co-piloto estaba su tío Rosinante y de conductor uno de los tantos guardias de su padre.

-Law...- Llamó Doflamingo mirando al menor quien le miró expectante. -Sabes... papá está enamorado.-

El menor le miró con una cara de confusión. Rosinante, mirándolo todo desde su lugar, reía quedito.

-¿Puedes enamorarte?- Le preguntó Law inocentemente.

Rosinante sacó varias carcajadas que hicieron que Doflamingo le lanzara un almohadón que tenían guardado allí.

-Claro que si...fufufu- Dijo algo tétrico. -Bueno, volviendo al tema, tendrás una nueva mamá. Y nos cambiaremos de casa.-

Law, en el fondo estaba sorprendido. Sin embargo, no mostraba ninguna expresión en su cara. Solo esperaba que no fuese como las demás mamás que tuvo en el pasado.

Llegaron a la mansión y Rosinante subió junto a Law para ayudarle a empacar sus cosas.

Ya estaba todo listo y los hermanos Donquixote se estaban despidiendo.

-Cuídalo. Cualquier cosa sabes que puedes contar conmigo.- Habló Rosinante.

-Fufufu... eres un cursi, Rosi.- Dijo caminando al auto.

Después de un par de horas de viaje, llegaron a una gran ciudad. Todo era muy colorido y vieras donde vieras habían montones de gente.

-¿Papá cuando vamos a llegar?- Preguntó Law, aburrido. Ya se había terminado el libro que ahora descansaba a su lado.

-Queda muy poco, Law-chan.- Responde sin más.

Después de un rato, llegan a una gran casa -aunque no tan grande como la anterior- y afuera había un hombre pelinegro sentado en el jardín con un libro en mano.

Law se detuvo a mirarlo detenidamente. Era alto -aunque no más que Doflamingo- pelo negro, peinado hacia atrás con algunos mechones cayendo por su frente. Era delgado y a pesar de estar con un yukata suelto, se alcanzaban a distinguir unas curvas. -Doncel- fue lo que determinó Law. 

Su padre bajó del auto, dejando la puerta abierta y fue a abrazar a quien suponía que fuese su nueva madre.

Vio como se daban un beso y el pelinegro hacia unos pucheros sosteniendo su barriga no tan prominente.

Law, simplemente decidió que era buen momento para bajar.

Al salir del auto, vio la cara de asombro del aún extraño.

-Dorados.- Pensó al ver los ojos del otro pelinegro.

Vió como el hombre se acercaba y se agachaba a su altura. -Hola, Law. Soy Crocodile. Espero que podamos llevarnos bien.- Y le dedico una sonrisa que nunca había visto. No llevaba nada escondido, ni era forzosa. Y, aunque tampoco era la más alegre de todas, le producía una tranquilidad y familiaridad, que no sabia como responder.

Después de unos segundos. Simplemente atinó a asentir y a dedicarle una de sus no-sonrisas al hombre.

Una simple mueca, ladina. Igual a la de Doflamingo si es que tenían que compararlas.

-Se parecen bastante- Pensó Crocodile irguiéndose nuevamente.

Entraron a la casa, y Crocodile se ocupó de enseñarle la casa al menor.

-Y bien, esta es tu habitación.- Dijo a la vez que abría la puerta de madera oscura.

Dentro, había una habitación, simple. Cama de una plaza en medio, un escritorio al lado pegado a la pared y un ventanal grande que dejaba ver el gran jardín trasero. Las paredes eran de un color amarillo un poco pálido, contrarrestado con un cubrecama azul.

-Tu padre dijo que te gustaba leer. Así que, creí que seria buena idea hacerte tu propia mini-biblioteca.- Dentro de la habitación había una puerta que pensó que seria el armario. Pero era la entrada a otra habitación de la casa, llena de estantes. Algunos tenían uno que otro libro, que Crocodile se había encargado de dejar allí.

-Eh... creo que ya es hora de comer.- Comentó ante el silencio del menor. Se dio la vuelta y apunto de salir, sintió como una de las manitas del pequeño Law le tironeaba una parte de su yukata.

-Gra-gracias...- Agachó su carita todo sonrojado.

Cocodrile sonrió y le acaricio el cabello. -No hay de que, Law. Ven, vamos a comer.-

Varios minutos después, estaban los dos cara a cara en la mesada de la cocina esperado a que Doflamingo llegara para empezar su comida.

-Y bien, Law. Cuéntame de ti.- Habló el pelinegro mayor. En realidad, el ya sabia casi todo del mas pequeño, puesto que su padre es bastante fanfarrón cuando se trata de su hijo.

Law no respondió. Le miró con su cabeza ladeada, confundido. Muy confundido.

-¿Qué pasa?- Entró preguntando Doflamingo.

-Nada que pueda interesarte.-

-Que malo Croco-chan~-

-Ven a sentarte. Que te esperamos hace media hora.-

-Ya voy, ya voy.-

Junto los tres, comenzaron a comer. Doflamingo hacia varios comentarios, algunos de ellos indecorosos y Crocodile de vez en cuando le respondía cosas como "Idiota, cállate ya." Y en otras simplemente le ignoraba.

Y Doflamingo al ver que sus intentos por molestar a su pareja, ya no daban resultados, prosiguió a hacerlo con su hijo.

-Y tú Law-chan~ ¿Alguna víctima~?- Bromeó Doflamingo refiriéndose al tema nada más ni nada menos que el amor.

Law simplemente le miro fijamente unos segundos para seguir comiendo como si el mayor no hubiese dicho nada.

-Eres tan odioso que ni tu hijo te soporta.- Dijo sarcásticamente Crocodile.

-En realidad, uno se acostumbra...- Y Doflamingo sonrió a lo dicho por su hijo. -A ignorarlo.- y quitó la sonrisa rápidamente.

Crocodile comenzó a reír mientras Doflamingo hacia unos pucheros ridículos a opinión de sus acompañante.

-Por cierto, Law-chan. ¿Qué quieres para tú cumpleaños?-

-Sabes que no me gusta que me regalen cosas.- Respondió sin más.

-¿Estás de cumpleaños, Law?- Preguntó Crocodile curioso.

-Algo así.- Contesta a secas. -Gracias por la comida.- Se retiró del lugar.

-¿Algo así?- Crocodile miró expectante a su pareja.

-Nadie sabe cuando nació.- Dijo sin más el rubio recogiendo los platos.

-------------------

Al llegar a su nueva habitación, vio que sus cosas ya estaban ahí. Abrió una de sus maletas donde hecho todos sus libros y buscó alguno que no había leído.

"Reacciones del cuerpo humano." Leyó en el título.

Se recostó en su nueva cama y comenzó a leer, desconectandose del mundo.

-------------/--------------

Ya era por la mañana. Law despertó algo perdido.

Lo último que recordaba era a su padre y Crocodile-san dándole las buenas noches.

Al parecer estaba tan enfrascado en el libro, que nisiquiera se dio cuenta de que se durmió.

Un rico olor llego a sus fosas nasales y su estomago gruño.

Se paró y siguió el olor.

Llegó hasta al cocina donde se escuchaba a alguien tarareando.

Entró y estaba Crocodile cocinando lo que parecian ser unos huevos.

-Buenos días, Law.- Habla con una sonrisita.

-Buenos días.- Responde a secas.

-¿Porqué no te das una ducha en lo que termino con esto?- Pregunta mirando los pelos enmarañados y los ojos de Law con unas grandes ojeras.

Law no respondió. Simplemente caminó al baño y se dio una ducha rápida. Volvió a su habitación para vestirse.

No sabia bien que ponerse. Normalmente eran los sirvientes quienes le arreglaban la ropa para vestir.

Sin pensarlo demaciado, tomó lo primero que vio. Una polera blanca y un pantalón negro.

Salió a pies descalzos cuando sintió la voz de su ahora madre diciendole a Doflamingo que no coma hasta que llegue Law.

Al llegar, se sienta, bajo algunas burlas de su padre que prefirió ignorar y comenzó a comer.

Tostadas con huevo. La verdad, nunca habia comido algo tan sencillo. Normalmente se solía saltar el desayuno y a la hora de almuerzo, en la mansión hacian un gran banquete del cual más del 60% se terminaba perdiendo.

Trató de comer lo más rápido posible. O en su defecto, de rellenar lo más que podia con el huevo, debido a que no le gustaba el pan.

Al parecer, de esto se dio cuenta Doflamingo y solo sonrío.

Cocodrile le miró confuso. El rubio se le acercó y le susurró en el oido.

Law no tomó mayor atención a este hecho y dejó su plato en el lavaplatos.

-Déjalo ahí Law. Más rato lo lavaré.- Habló Crocodile al ver las intenciones del chico.

Pero Law no le hizo caso y siguió lavando el plato.

Doflamingo rió.

-Por cierto Law, feliz cumpleaños.- Habló una vez más cuando el nombrado iba saliendo de la cocina.

-Gracias.- Respondió con su tono seco.

-"Bueno, al menos es educado."- Pensó el pelinegro mayor.

-Croco-chan~- Le susurró al oido 'su pareja'.

-¿Qué quieres?- Dijo alejándose y parándose para lavar los platos.

-¿Tienes un regalo para Law, no es así?- Le preguntó con un tono burlón.

-C-como sabes eso...- Tartamudeó.

-Te vi anoche con un oso de peluche.- Le respondió rápidamente.

Después de eso, ambos siguieron con sus actividades normales.

Law se habia encerrado en su habitación. Terminaria de leer el libro de anoche.

Al terminarlo, se quedó con una extraña sensación.

Se quedó mirando un rato por la ventana y en eso, empieza a escuchar unos gritos.

-¡Mihawk! ¿¡Qué hace tus mocosos aquí!?- Gritó Crocodile al abrir la puerta.

Perona, una niña de 6 años y pelo rosa, entró contenta. Mientras, Zoro un niño tranquiño de 10 años hizo una reverencia y entró.

-Ayer te llamé y contestó Doflamingo. Me dijo que no habia problema en que cuidaran de Perona y Zoro. Tengo una junta.- Explicó.

-Rayos...- Chasqueó su lengua. -Espero no causen problemas.-

-¿Y? ¿Cómo es el hijo de Doflamingo? ¿Te ha dado algún problema?-

-Todo lo contrario. Siento que ni siquiera trato con un niño. Aunque se parece bastante al maldito flamenco...-

-Bueno, ya debo irme.- Se despidió y cuando se estaba cerrando la puerta, gritó. -¡Y no te alteres mucho! ¡Puedes perjudircar al bebé!-

Crocodile se sobresaltó. Aún no le decia a nadie más que a doflamingo que estaba embarazado.

Pensando en ello, se escuchó un grito de la pequeña Perona.

Se apuró, sin correr, a donde se escuchó el grito.

Allí, estaban Law, Zoro viendo a Perona arrodillada en el piso, mientras lloraba.

-¿Qué sucedió?- Preguntó.

-Ese niño la asustó.- Respondió Zoro sin más.

Crocodile frunció un poco el seño. Tomó a Perona en brazos e intentó calmarla.

En eso entra Doflamingo recién duchado.

-Oh~ es verdad. Ayer llamó Mihawk pidiendo que cuidaramos a sus niñatos.- Habló sin más el rubio.

Law y Zoro, se miraban el uno al otro, ignorando el grito que dio Crocodile a Doflamingo.

Ambos hicieron una pequeña "tregua de amistad". Y caminaron al salón.

Crocodile, quien dejo de gritarle a Doflamingo para prestarle atención a los dos niños, sonrío. Al parecer Law ya tenia un "amigo'.

Luego de eso, ellos también caminaron al salón y estuvieron en una conversación de cosas triviales donde Zoro dormitaba, Doflamingo no dejaba de molestar a la pequeña Perona y Law miraba intercambiando algunas palabras con el pelinegro mayor.

-¡Es cierto! ¡Hay que celebrar el cumpleaños de Law-chan!- Gritó Doflamingo, corriendo a la cocina.

Habia dejado todo planeado para ese día.

Sacó una torta de puro chocolate del horno, le puso algunas velas y la llevó a donde estaban todos.

-Cuumpleaños feeeliz~- Comenzó la canción. Doflamingo y Perona eran los únicos que cantaban con fervor.

Crocodile les miraba con una sonrisita algo nerviosa, y Zoro estaba simplemente observando la escena.

Vamos Law! ¡Sopla las velas!- Perona agitaba sus brazos.

-Qué tonteria.- Susurró el anterior nombrado y sopló.

Todas las velas se apagaron enseguida.

-Creo que no es hora de comer la torta. La dejaremos para el postre.- Declaró el doncel. Parándose y caminando a la cocina para sevir el almuerzo.

Lo que no sabia, era que el chocolate era lo que más le gustaba a Law en la vida entera, y no iba a permitir posponer el querido bocado que tenia ganas de darle.

Doflamingo, conociendolo, le acercó la torta.

Law simplemente pegó el mordisco, disfrutando del pedazo de torta que logró entrar a su boca.

Crocodile, al sentir risas, sale al salón y ve algo que ni teniendo vida eterna esperó presenciar.

Law, con cara seria, comia lo que parecia ser un trozo de la torta. Con todos los labios manchados del chocolate. Perona y Zoro reían fuertemente, mientras Doflamingo incentivaba a su hijo a que mordisqueara el pedazo y no rendirse.

Enojado, gritó.

Un regaño que se escuchaba al menos en toda la cuadra.

Al no tener nada más que decir, suspiró.

Pero de repente, un dolor agudo se instala en su vientre.

Estaba doblándose del dolor. Respiraba lo más hondo que podia, pero sentia su cuerpo pesado y comenzó a marearse.

Doflamingo corrió hacia él, dejando la torta a un lado.

Lo tomó en brazos y dió instrucciones claras.

-Todos al auto. Vamos al hospital.-

Los cuatro corrieron al lugar.

Law se sentía algo culpable. Se limpió su boca con la manga de la camisa, la cual se arremangó y puso una mirada determinada.

-Déjalo en el aciento de atrás. Yo me iré con él para revisar lo que sucede.- Después de todo, a pesar de tener 9 años, tenia varios conocimientos que podían ser útiles.-

Zoro y Perona de subieron en el aciento de co-piloto.

El auto partió.

Law comenzó a tantear el vientre. Crocodile se habia desmayado hace unos segundos.

-Papá.- llamó.

El nombrado se sorprendió. Law casi nunca le llamaba así.

-¿Él... está embarazado?- Preguntó.

Doflamingo sabía que en algún momento lo descubriria. Después de todo, Law era un chico muy listo.

-Si.- Respondió sin más.

-Entonces será mejor que te apresures. ¡Está en amenaza de aborto!-

El niño habia perdido la compostura. No sabia bien que hacer y la parte baja del yukata que llevaba su madre estaba llenandose de sangre poco a poco.

Doflamingo aceleró. De verdad que lo hizo.

Llegaron al hospital.

El rubio corrió con su pareja en brazos.

Apenas los vio entrar, Kureha, la directora del hospital, llamó a los enfermeros y se lo llevó en una camilla.

Doflamingo, un poco más tranquilo, fue a buscar a los niños que habia dejado en el auto.

Law estaba un poco en shock. No sabia como reaccionar.

Bajaron del auto y fueron a la sala de esperas.

Tiempo después, llegó Mihawk enterandose por una llamada del blondo.

Los cuatro estaban en la sala de espera. Cada vez que veian acercandose a una enfermera se ponian ansiosos esperando que fuera la que atendió a Crocodile.

En ello, una de ellas los llama. Doflamingo se levanta, haciendole una seña a Mihawk y a los niños para que se quedaran.

Ambos desaparecieron por el pasillo.

-¿Ahora me odia?- Preguntó al aire el pelinegro menor.

-¿De qué hablas, Law?- Cuestionó Mihawk.

-Por mi culpa, está en amenaza de aborto. Si me hubiera resistido a comer la torta, no estariamos aquí.- Dijo con cara seria.

Ojos de halcón se sorprendió por la madurez con la que trataba el tema. Acarició su cabeza. Tal y como lo hacia con Zoro cuando éste se enojaba por no poder aguantar su entrenamiento.

-Tranquilo mocoso. No te conozco, pero conozco a Crocodile y el nunca podría odiarte. Ni mucho menos Doflamingo. Aún sigues siendo su único hijo.-

Law solo asintió ante lo dicho.

Al rato, la enfermera volvió a por ellos. Los dirigió a la sala y entraron.

Crocodile estaba despierto y los miró con una pequeña sonrisa.

-¿Están bien?- Preguntó el ojos de halcón.

-Si, ambos estamos bien.- Respondió Crocodile acariciando su vientre.

-¿Y Doflamingo?- Volvió a preguntar.

-Fue a casa por algunas cosas. Estaré una semana aquí para que puedan vigilarme.- Explicó.

-Bien. Nosotros deberiamos irnos. Le avisaré al doctor para que estén a tu pendiente.-

-Gracias.- Dijo sin más.

Mihawk, Zoro y Perona se fueron, dejando solo a los dos pelinegros.

Law se sentó en una silla a un lado de la camilla.

-Perdón.- Pronunció con dificultad.

-No te preocupes, Law.- Le sonrio y se corrió a un lado de la cama. -Ven aquí. Acuestate conmigo.-

Law, algo inseguro, lo hizo.

-Doflamingo me contó que estabas muy preocupado.-

Law solo asintió.

Crocodile comenzó a acariciar el cabello del menor.

-¿Sabes? Hoy me dijeron que tendrás una hermanita. Doflamingo casi gritó.-

Law se sentó, asombrado. El mayor vio un brillo en sus ojos.

-¿Quieres tocar?- Preguntó refiriendose al vientre.

Law asintió.

Crocodile se acomodó y estiró la bata de hospital.

Law posó ambas manos con cuidado, sintiendo calidez.

Crocodile, enternecido con el niño, volvió a acariciar el desordenado cabello negro.

La puerta se abrió y Doflamingo apareció con una mochila y una bolsa con frituras.

Se quedó parado al ver como un Law lo miraba mientras tenia sus manos en el vientre de su pareja y este, acariciaba con cuidado y cariño los cabellos del menor.

-Oh~~ Son tan lindos así.- Dijo sacando su celular para empezar a sacar fotos.

Ambos pelinegros se separaron algo fastidiados.

-¿Trajiste lo que te pedí?- Pregunto Crocodile.

Doflamingo paró de sacar fotos. -Oh si. Aquí está~~- Mencionó poniendo la mochila a un lado.

-Law, ten.- Habló rebuscando entre la mochila. Este es tu regalo.

El menor se sorprendió. No esperaba que le regalaran nada, y la verdad tampoco lo necesitaba. Pero, de alguna forma, sentia que si no lo aceptaba, Crocodile se deprimiría.

Asi que tomó el paquete y abrió el papel.

Dentro, habia un gorro blanco con motas negras y un peluche de oso polar.

Se quedó observando ambos objetos y se sonrojó mientras varios brillos se veían en sus ojos.

Se puso el gorro con afán de tapar su sonrojo y abrazó el peluche.

-Gracias, Mamá.- Dijo y susurró lo último.

Doflamingo río. Crocodile puso mala cara. Quizás era doncel, pero seguía siendo hombre.

Y a pesar de la personalidad burlona del menor, no lo dijo con esa intención.

Era algo que sintió desde el fondo de su alma.

-----#-----#-------

Habian pasado tres meses.

El vientre de Crocodile habia crecido considerablente y faltaba menos de un mes para el parto.

Law habia entrado a la escuela. Estaba en clases con Zoro, Ace y Sabo. Estos últimos eran hijastros de Mihawk, quien se habia casado hace poco con un doncel llamado Shanks.

Y aunque Ace, Sabo y el menor, Luffy, le parecían irritantes, últimamente pasaba mucho tiempo con ellos.

Su gorro de motas lo llevaba puesto siempre. Le gustaba como le quedaba y también, le gustaba la sonrisa que le daba su mamá al verle con el puesto.

Estaba volviendo de clases cuando vio como Doflamingo salía corriendo de la casa dirección al auto, gritando "¡Ya viene!, ¡Ya viene!".

Law, entendiendo, entró corriendo a la casa. En una pared cercana a la puerta, estaba Crocodile apoyado, frotando una y otra vez el gran vientre.

Lo ayudó a caminar hacia afuera, dejando su mochila a un lado.

Al llegar afuera, vio que el auto no estaba.

-Lo voy a matar después.- Dijo Crocodile dandose cuenta.

En eso, el auto de Doflamingo con el dentro para enfrente de la casa. Justo donde estaba antes.

Este se bajó rápido y sin decir nada, algo avergonzado, toma en brazos a su pareja y le hace una seña a su hijo, para subir al auto.

Al llegar al hospital, vuelve a tomar en brazos a Crocodile, dejando a Law en el auto, la llave puesta y las puertas abiertas.

Law, con tranquilidad, tomó el bolso de bebé que habian arreglado los tres hace un par de días y cerró el auto.

Entró al hospital con tranquilidad y una de las enfermeras -que ya lo conocía- le dijo en que habitación habian puesto a su madre.

Fue allá con tranquilidad y al llegar al piso, ve gente moviendose de allá para acá y varios gritos de Crocodile.

-¡Te voy a matar después de esto Maldito Flamenco!- Se escuchó con claridad.

Law solo soltó una pequeña risa.

Rato después salieron las enfermeras con algo en brazos cubierto por una manta. Esa quizás era su hermanita.

El doctor, al salir, se acercó a él.

-Hola Law.- Le saludó. -Tú hermanita está totalmente sana, la traeran en unos minutos. Mientras ve con tus padres a esperarla, ¿bien?- Le sonrío el doctor. -Yo me llevaré la bolsa para que las enfermeras puedan cambiarla.-

-Gracias.- Y tal como le dijeron, fue a esperar con sus padres, sin antes entregarle la bolsa de bebé al doctor.

Entró a la sala y vio como Crocodile estaba acostado en la camilla.

Doflamingo, a un lado, no le soltaba la mano.

Cuando el rubio se dio cuenta de su presencia, le hizo un gesto de "silencio" y uno de que fuera a su lado. Se sentó en el mismo sillón en el que estaba Doflamingo y observó a Crocodile.

Este estaba despierto y agitado. Seguramente por el esfuerzo.

Unos minutos después, entró la enfermera con la bebé. Ésta llevaba un body blanco y la envolvía una manta violeta.

La señora dejó el bolso a un lado y se acercó con la bebé.

Crocodile abrió los ojos, ya tranquilo y se acomodó para recibir a su niña.

La tomó con cuidado y la recostó en su pecho. Le hizo una seña a Law para que se acercara y éste fue subido a la cama por el rubio.

Se acercó y destapó un poco la cabecita de la bebé.

No entendía muy bien lo especial que tenia la niña, pero sentía que lo era.

Pasó sus dedos por la frente de la niña y ésta abrió los ojos. Grises. Iguales a los de Law y a los de Doflamingo -aunque los de estos no se vieran por las gafas-.

-Asi que, Law. ¿Cuál será su nombre?- Preguntó Crocodile.

Law le miró sorprendido. ¿En serio le dejarian una responsabilidad tan grande?

Lo pensó varios minutos, en los que se entretuvo mirando a la niña.

-Se llamará Lami.- Contestó.

Pero tanto Crocodile como Lami, estaban dormidos, siendo Doflamingo el único testigo.

Éste se levantó y tomó unos papeles que estaban sobre una mesa. En ella, escribió "Donquixote Lami".

Al darse vuelta, vio a Law quien se habia dormido también.

¿Fin?

 

Notas finales:

Quizás algún día publique algunos extras. 

¿Les gustó? 

¡Gracias por leer!


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