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Entre la superficie y el mar por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Hace tiempo que no pasaba por aquí, desde que subí mi pequeño bromance “La vida a tu lado”. Por cierto, ¡muchas gracias a quienes se tomaron la molestia de leerlo y aún más de dejarme un comentario! Pero el día de hoy lo que nos compete son dos oneshot que tenía prometidos desde hace tiempo… ni siquiera recuerdo desde hace cuánto. Quería subirlo antes de Año Nuevo, pero como comenté en Facebook, me atacó una terrible gripe y tos de la cual me quedan ligeros estragos, sin embargo estoy casi al 100 de mi capacidad. Y luego cuando ya lo tenía terminado, miré la película “La forma del agua”, y a partir de ella las ideas se desbordaron y hubo más cosas que se me ocurrieron ya sea cambiar o agregar, debido a que la peli y mi fic compartían el concepto de amar a alguien por quien es sin importar su apariencia. Ojalá el resultado no haya quedado tan desastroso. Espero no haya horrores ortográficos, lo revisé de nuevo pero siempre se escapa algo. Como siempre esperaré sus reviews con saludos, pedradas, felicitaciones, bombas, flores, jitomatazos, golpes, cebollazos y demás. Por cierto, el día de hoy también subí otro oneshot llamado “La pareja del profesor”… Sí, ambos títulos son pésimos, no se me ocurrió nada más decente, lo siento. Ahora sí sin más pasen a lo que vinieron: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes siguen perteneciendo a Kishimoto. La idea para este oneshot ha estado en mi lista de pendientes por varios años por una imagen en Facebook sobre un Sasuke centauro y un Naruto tritón (ya no recuerdo cómo terminé comprometiéndome para escribirlo, jaja) y retrasé otro poco su publicación debido a que se me ocurrieron más cosas para agregarle.            

 

Dedicatoria: Para la Presi Takaita Hiwatari y para Mayela Montero, quienes fueron las que originalmente me hicieron segunda con la temática centauroxtritón y provocaron que la idea de este oneshot terminara en mis manos. Espero que todo el tiempo que les hice esperar haya valido la pena. Y si no es así… deshonor para mí y mi vaca XD

ENTRE LA SUPERFICIE Y EL MAR

 

El mundo no solo era habitado por humanos, también existían diferentes tipos de criaturas que plagaban los mitos y cuentos, pues pocas de ellas habían sido realmente vistas frente a frente. Pero el día de hoy vamos a contar solamente sobre dos de ellas y cómo es que logaron entenderse a pesar de sus múltiples diferencias.

 

Los centauros, seres que poseían cabeza, brazos y torso de un humano pero el cuerpo y las patas de un caballo, eran conocidos por vivir en manadas que defendían su territorio y a sus miembros con ferocidad. Por esto mismo Sasuke, el segundo hijo del líder de su manada, un centauro de pelaje azabache y ojos negros, corría lo más rápido que sus patas le daban. Hacía rato que se había quedado sin flechas para defenderse, pues llamó la atención de un grupo invasor para que los pequeños de su manada pudieran escapar. Los centauros valoraban muchísimo a sus cachorros, por lo que él no lo pensó dos veces para usarse como carnada.

 

Tenía varias heridas en su cuerpo, sobre todo en sus patas y específicamente una de ellas en la parte delantera le dolía bastante, pero se esforzaba por seguir avanzando hasta que finalmente llegó a un acantilado. Jamás se había alejado tanto del territorio de su familia, así que no sabía bien hacia dónde podría huir. Sin embargo antes de buscar una nueva ruta de escape se vio rodeado por otros cuatro centauros machos, quienes se disponían a atacarlo. No quedándole más remedio, de reojo observó la enorme extensión de agua al final del precipicio (algo que jamás antes había visto), así que cerró los ojos y se arrojó por la borda.

 

Desde la antigüedad los mares y océanos del mundo habían sido habitados por misteriosas criaturas con torso humano, uñas afiladas como garras y cola de pescado. Con el paso de los años fueron bautizados como sirenas y comenzaron a extenderse los rumores de que eran criaturas hermosas cuyo canto hechizaba a los marineros para atraerlos al fondo del mar y devorarlos. La verdad era que las sirenas y los tritones (los machos de su especie) en realidad solo se alimentaban de pescados, mariscos y algunas algas, pero era cierto que defendían sus dominios y a su especie con una ferocidad temible. Por esta razón Naruto, un tritón de cabello rubio, ojos azules y una hermosa cola con escamas color naranja y dorado, vigilaba los arrecifes cerca de su hogar. Su tarea era evitar que invasores entraran de más en su territorio y pusieran en peligro a su familia, aunque el rubio detestaba matar y lo evitaba de ser posible.

 

Naruto seguía inspeccionando los alrededores cuando escuchó un fuerte ruido. Se dirigió a la fuente del mismo y pudo observar a una extraña criatura agitando sus extremidades con desesperación, pues se estaba hundiendo. El rubio no estaba seguro de cómo proceder hasta que vio a dicha criatura detener sus movimientos. De inmediato se sumergió en el agua y nadó lo más rápido posible para sostenerle antes de que se hundiera más. Lo sostuvo de los brazos y agitó su cola con todas sus fuerzas; ese a quien trataba de salvarle la vida realmente pesaba.

 

Luego de bastante esfuerzo, Naruto finalmente pudo arrastrar a ese misterioso ser a la orilla de la playa y fue entonces cuando pudo observarle correctamente: parecía un humano, al menos la parte superior, con cabello oscuro y piel clara. Pero lo que llamaba la atención era su parte inferior; Naruto jamás había mirado a un humano con cuatro piernas. ¡Ni siquiera con dos que lucieran como esas!

-¿Qué se supone que eres?

Aproximó su rostro al del otro para inspeccionarlo más de cerca y fue entonces que se percató de que no estaba respirando. El rubio movía su cabeza de un lado a otro buscando una manera de ayudarlo, pero no se le ocurría nada y de seguir así, ese a quien acababa de salvarle la vida, moriría.

-¡Aire! ¡Las criaturas terrestres necesitan aire para vivir!

Claro, precisamente el problema era que su misterioso compañero no podía obtener ese aire por sí mismo, probablemente debido al agua que había tragado.

-Ay, soy un tonto. ¿Cómo no lo pensé antes?

Recordando lo que alguna vez había observado en piratas luego de rescatar a compañeros que habían caído  en medio del mar, Naruto comenzó a golpear el pecho del otro con los puños. Lo hizo varias veces hasta que finalmente consiguió que escupiera el agua y comenzara a toser.

 

Más relajado porque el otro finalmente pudiera respirar de nuevo, el tritón se dio tiempo para examinarlo atentamente. Naruto ya había visto humanos con anterioridad, por lo que le resultaba evidente que el ser a quien rescató no era uno de ellos. Jamás había observado algo así. Con curiosidad pasó su mano por el pelaje oscuro del otro, se sentía bastante suave a pesar de estar completamente mojado. De pronto una blanca mano apresó su muñeca con bastante fuerza.

 

-¿Qué rayos eres?

El centauro observó al extraño ser frente a él. La parte superior parecía la de un humano, salvo por las curiosas marcas que tenía en ambas mejillas, pero la parte inferior de la criatura era algo que nunca antes había visto. Su raza vivía dentro de los vastos bosques, muy pocos se aventuraban más allá, pero al parecer esta extraña forma de vida era una de esas de las que su hermano Itachi y su amigo Shisui le platicaron tiempo atrás, cuando viajaron más allá de su territorio para explorar: las misteriosas criaturas que vivían en las enormes extensiones de agua que llamaban mares. Estaba casi convencido de que el otro no había entendido su pregunta, pero entonces lo vio alzar las manos en son de paz.

-Tranquilo, no voy a hacerte daño. Si me costó mucho trabajo sacarte del agua.

Sasuke no podía confiar en ese desconocido (sobre todo porque también podía hablar la lengua humana), aunque debía concederle que tenía un poco de razón… a menos que su plan fuera salvarle la vida para luego torturarlo y devorarlo. Sin embargo, el de cabello claro sonrió tratando de transmitirle confianza y seguridad.

-Soy un tritón, vivo en el mar –señaló la enorme extensión de agua a sus espaldas-. Y me llaman Naruto. ¿Qué eres tú?

           

El de ojos celestes estaba intrigado por su acompañante, aunque también agradecido de que existiera una lengua común en la que pudieran comunicarse. Con una excepción, jamás había estado cerca de una criatura que viviera en la superficie. Y si era sincero consigo mismo, éste era alguien que le parecía bastante atractivo. Acostumbrado a la hermosura de sus hermanos y hermanas, este desconocido poseía una belleza exótica nunca antes vista. Lástima por la expresión severa que parecía dominar su rostro.

-¿Por qué me salvaste?

Naruto salió de sus pensamientos tras escuchar esa pregunta. Si era sincero, él tampoco estaba del todo seguro, simplemente no pudo quedarse de brazos cruzados al ver a alguien ahogándose. E incluso sabiendo que podría ser riesgoso, tomó la decisión de hacer todo lo posible para ayudarlo. Tal vez su padre tenía razón en decirle constantemente que esa forma de ser podría ocasionarle problemas algún día. Aunque definitivamente hoy no sería ese día.

 

-Te salvé… porque eso era lo correcto, ¿no es así?

El ojinegro arrugó el ceño ante la respuesta tan sencilla pero directa. Quizá no todos los desconocidos eran peligrosos, como su padre afirmaba para mantenerlos prevenidos. Incluso su hermano había hecho amigos de otras especies durante sus viajes, así que seguramente no solo podías encontrar maldad en el mundo.

-Sasuke. Ese es mi nombre –aclaró al ver el desconcierto en el otro-. Soy un centauro y estoy en deuda contigo por salvar mi vida.

La deslumbrante sonrisa que recibió como respuesta fue un poco desconcertante, sin embargo lo ayudó a relajarse y bajar un poco sus defensas. Esta pequeña criatura marina a su lado parecía tener demasiado buen corazón incluso para su propio bienestar.

 

-Es peligroso quedarte aquí en la orilla –dijo el tritón-, además necesitas recuperarte de esas heridas. Conozco un lugar cerca de aquí donde puedes descansar a salvo.

-Lamentablemente no creo que pueda ponerme en pie durante un rato –respondió el otro, molesto consigo mismo por sus patas dañadas

-No te preocupes, podemos llegar ahí siguiendo el mar, pero tendrás que meterte en él de nuevo.

-Mis opciones son mojarme más o ser atacado por algún depredador aquí sentado; no creo que tenga mucho de dónde elegir.

El rubio soltó una pequeña risa por el comentario. Al parecer el centauro no era tan serio como pensó al inicio. Agitó su cola alegremente mientras instaba al otro para arrastrarse más hacia la orilla.

 

Naruto ayudó a Sasuke para que las olas lo atrajeran de vuelta al mar solo a suficiente profundidad como para que flotara y el tritón lo empujara por el agua. El centauro se impulsaba con uno de sus brazos y sus patas lastimadas, a pesar del dolor en estas. De esa manera lo llevó hasta una cueva oculta a la orilla del mar. Por suerte en ella se filtraba suficiente agua para que Naruto lo ayudara a entrar y recostarse en la arena. Con sus piernas al fin descansando, Sasuke pudo entonces observar con detalle el lugar al que lo habían llevado: en la parte superior se encontraba un agujero por el que se filtraba la luz del sol, había algunas rocas grandes incrustadas en la arena y varios objetos esparcidos sobre ella. Sasuke tomó una pequeña figura de un lobo, arqueó una ceja y observó al rubio, quien se limitó a sonreír.

-Un regalo. ¿Conoces a esa criatura?

-Sí, es un lobo. Varios de ellos viven en los bosques de mi manada.

-¡Increíble! ¿Podrías platicarme más sobre ellos?

 

Sin pretenderlo realmente, el centauro pasó bastante rato contándole todo lo que conocía sobre los lobos. Estaba intrigado por la colección de objetos humanos (obviamente) que el de ojos claros tenía en esa cueva, pero no había querido preguntarle sobre su procedencia porque veía su enorme curiosidad al conocer más sobre la vida en la tierra. Casi estaba atardeciendo cuando Naruto interrumpió su relato y miró al moreno con susto.

-¡Es tarde, debes estar hambriento! Enseguida te conseguiré algo de comer, vuelvo en un momento.

El tritón ingresó al agua rápidamente sin que el otro pudiera detenerlo. Sasuke suspiró, pensando que Naruto realmente era bastante espontáneo y enérgico, sin embargo se sentía agradecido con él por intentar ayudarlo a pesar de jamás haber visto a alguien de su especie y no saber si era un buen o mal sujeto. Sasuke no creía que él pudiera hacer lo mismo si estuviera en el lugar del rubio; los centauros por naturaleza no confiaban en los extraños y, por lo poco que Naruto había dicho sobre el comportamiento de su raza, suponía que para ellos era igual. Y a pesar de eso ahí estaba intentando ayudarlo. Ese pequeño tritón de verdad que tenía demasiado buen corazón.

 

No pasó mucho tiempo después cuando el rubio regresó, llevando en sus manos un pescado aún retorciéndose. Probablemente Sasuke jamás lo había comido, tomando en cuenta que al parecer esa era la primera vez que observaba el mar, pero había observado a humanos comerlo después de asarlo en el fuego, así que el tritón estaba seguro de que él podría haber lo mismo.

 

El centauro realmente trató de ocultar su expresión de desconcierto cuando recibió el pescado en sus manos mientras escuchaba atentamente la explicación de Naruto sobre cómo los humanos lo preparaban para comer. Trató de no sentirse ofendido porque el de ojos azules pusiera sus hábitos alimenticios en la misma clase que los de los humanos; debía recordarse que ambos eran de mundos totalmente diferentes y en su lugar sentirse agradecido porque el tritón pensara tanto en qué podría darle como alimento.

-De acuerdo, ya entendí –interrumpió el imparable discurso del rubio-. Sí, sé perfectamente qué es el fuego y cómo puedo encenderlo. No, no necesito que me expliques más sobre cómo tu raza come este… pescado o lo que sea. Estaré bien hasta mañana, así que puedes irte. No es como si pudiera escapar de todos modos. Gracias… Naruto.

El tritón se sintió feliz al escuchar su agradecimiento. Lanzó una última mirada al moreno antes de agitar su mano en despedida y sumergirse en el mar, aleteando con fuerza para llegar a casa lo más pronto posible sin levantar sospechas de que tuviera a algún visitante desconocido cerca de su territorio.

 

Una vez solo, Sasuke suspiró, colocó el pescado en el suelo y apiló algunos trozos de madera que, según el rubio, eran de algo llamado barcos y que los humanos usaban para desplazarse por el agua. Por suerte la madera estaba seca y con dos rocas rápidamente logró encender una fogata que lo mantendría caliente durante la noche y cocinaría su peculiar cena. Se tomó unos minutos para meditar en todo lo que había ocurrido ese día tan agitado. Sólo podía esperar a que sus patas se recuperaran lo más pronto posible para volver a casa. Seguramente su clan estaría preocupado por él, quizá hasta considerarían que los enemigos lograron asesinarlo, pero no tenía idea de cómo enviarles un mensaje avisando su paradero.

-Aunque tampoco es como que sepa dónde rayos estoy.

 

En las profundidades marinas se encontraba el hogar de las sirenas y tritones. Ellos se regían por un matriarcado, eligiendo a la mejor guerrera como su líder. El nombre de la actual dirigente era Tsunade y fue ella quien encomendó a Naruto la zona que debía vigilar. El tritón de ojos celestes respetaba a la mujer, así que se sentía un poco mal por tener que mentirle sobre lo que había ocurrido en el día; sin embargo no quería que se ordenara un ataque contra Sasuke como medida preventiva. Con años a cuestas escapando de humanos que han intentado cazarlos por creer que sus escamas y sangre tienen propiedades mágicas, el tiempo había vuelto a su especie altamente desconfiada. A pesar de ello Naruto se tomaba el tiempo para admirar las creaciones de otras razas, algo que siempre preocupaba a sus padres quienes temían que su curiosidad le causara problemas.

 

Una vez que informó no haber encontrado nada extraño durante su guardia, el pequeño tritón se dirigió a casa. Contra lo que los mitos sobre ellos contaban, su especie tenía sencillas construcciones de roca en el fondo del mar donde habitaban. Ellos no eran una especie bélica aunque supieran combatir, preferían vivir en paz con su entorno. Y aunque cada pareja se unía y tenía a sus propias crías, todos se consideraban como una enorme y unida familia, llamándose hermanos aunque no estuvieran biológicamente emparentados.

 

-Por fin llegas, hijo.

-Siento la demora.

Naruto fue recibido por otro tritón rubio como él, a su lado estaba una hermosa sirena de cabello rojo. Su padre Minato y su madre Kushina eran unos progenitores cariñosos y protectores, ya que a pesar de sus muchos años juntos sólo habían podido tener un hijo al que amaban con todas sus fuerzas. El tritón menor los admiraba muchísimo, ya que a pesar de ser generalmente alegres y hasta relajados, en realidad ambos eran dos de los guerreros más fieros dentro de su raza. No en vano después de Tsunade, la siguiente líder sería Kushina.

 

Por suerte el rubio más joven logró mantener las apariencias hasta el día siguiente, cuando muy temprano salió de su hogar y fue a buscar algunas algas. Si se mezclaban con su sangre ayudaban a curar más rápido las heridas; tal vez por eso es que los humanos creían que su sangre era mágica. Estaba pensando cuánto ocuparía para tratar las lesiones de Sasuke cuando una mano se posó en su hombro, sobresaltándolo.

-¡Gaara, me asustaste!

El tritón de cabello rojo y ojos color aguamarina que se encontraba tras él era un amigo (hermano) muy querido para Naruto, prácticamente habían crecido juntos desde que salieron de sus huevos. Junto a él se encontraba Iruka, otro tritón de cabello castaño y quien antaño solía cuidar de ellos cuando eran solamente unas crías.

-Parecías bastante pensativo, por eso nos acercamos –dijo Iruka-. ¿Qué estás haciendo aquí?

Naruto soltó una pequeña risa nerviosa mientras pensaba en qué decir. No podía mentir sobre que las algas fueran para él, puesto que no tenía ninguna herida visible, pero tampoco era como si pudiera decirles la verdad a pesar de que se sintiera mal por mentirles.

-Pues… ayer encontré a una ballena herida y quería ayudarla. Así que mejor me apresuro antes de que atraiga depredadores. ¡Nos vemos luego!

 

El tritón se apresuró en regresar a la cueva. En el camino había capturado otros peces para que tanto el centauro como él pudieran desayunar. Quería sorprender a Sasuke ya teniendo todo preparado antes de que despertara, sin embargo para su decepción el ojinegro ya estaba despierto cuando llegó.

-Realmente volviste –le escuchó decir

-¡Claro que sí! Dije que lo haría.

Llegó hasta la orilla y en sobre una roca fuera del alcance del agua depositó las algas y los pescados. Con sus brazos se impulsó y comenzó a arrastrarse sobre la arena hasta llegar cerca del moreno.

-¿No es peligroso que salgas totalmente del agua, Naruto?

-No, puedo resistir bastante tiempo fuera de ella. Además tampoco voy a alejarme demasiado. A pesar de mis múltiples habilidades, en realidad no puedo caminar con mi cola.

 

Sasuke arrugó el ceño no del todo convencido de que abandonar su hábitat natural fuera algo bueno, pero tuvo que creer en sus palabras. La fogata se había apagado durante la noche, así que reunió más madera y volvió a encenderla. Escuchó el jadeo sorprendido del tritón y cuando lo vio acercar su curiosa mano al fuego, de inmediato lo sujetó para detenerlo.

-No lo toques –ordenó-, o te quemarás.

-¿Que-Quemarme? ¿Qué es eso?

Para poder explicarle, Sasuke clavó una vara en uno de los peces y lo colocó frente al fuego para que empezara a asarse. Al ver esto el rubio retrocedió asustado, mientras que el centauro se sintió satisfecho porque el otro hubiera entendido lo peligroso del fuego. Entonces reparó en los objetos que colocó sobre la piedra.

-¿Y para qué son esas… plantas? –preguntó, señalando las desconocidas (para él) cosas verdes

-Cierto, son algas y van a ayudarte.

 

Olvidando el susto anterior, Naruto agarró las algas y buscó en el suelo hasta que encontró una piedra y entonces, para horror del centauro, se cortó la mano y frotó su sangre en las algas.

-¿Qué crees que estás haciendo? –preguntó el de pelaje oscuro

-Descuida, Sasuke, esta herida no es nada. Al contrario, las algas y mi sangre ayudarán a tratar tus… eh… ¿extremidades?

-Patas. Se llaman patas.

-Eso.

Machacó las algas bañadas en su sangre y las esparció sobre los múltiples cortes a lo largo de las patas de Sasuke, quien suspiró al sentir un poco de alivio del dolor que lo aquejaba desde el día anterior.

-Te dije que ayudarían –sonrió el de ojos claros-. No pueden curarte al instante, como al parecer otros creen, pero sí acelerarán tu curación.

-… Gracias.

 

Se sumieron en un agradable silencio mientras comían los pescados. Al principio no podían dejar de lanzarse miradas desconcertadas por sus diferentes formas de comerlo, pero una vez superado el shock inicial porque el pescado de Sasuke estuviera cocido mientras que el de Naruto crudo, continuaron con su desayuno.

-Oye, ¿por qué hay tantos objetos extraños aquí? –preguntó el centauro- ¿Son tuyos?

-Sí, son regalos –respondió el otro, sonriendo-. Aunque parezca difícil de creer, tengo un amigo humano. Uno de mis hermanos lo salvó cuando era pequeño y desde entonces cada cierto tiempo regresa a visitarnos y nos trae regalos.

-Es peligroso confiar en los humanos –declaró el otro, arrugando el ceño-. Si se descuidan, él podría traicionarlos y capturarlos.

-Todo eso lo sé, pero él nunca ha hecho nada para lastimarnos –miró alrededor como si se asegurara de que estaban solos y susurró:-. En realidad sospecho que está enamorado de mi hermano, pero ninguno de los dos jamás ha dicho nada al respecto. Aunque tal vez sea porque nuestra líder y demás hermanos se escandalizarían.

Sasuke negó con la cabeza, sin poder contener una pequeña sonrisa. Se notaba que Naruto no solo era alegre y curioso, sino también bastante cotilla y enérgico. Tal vez un poco exasperante cuando comenzaba a parlotear sin descanso (como en esos momentos mientras le explicaba sus teorías sobre por qué creía que su amigo humano amaba a su hermano tritón), pero sin duda era una buena compañía.

 

Esa se convirtió en su rutina diaria. Por las mañanas Naruto le llevaría distintos alimentos marítimos y trataría sus patas, después se iría un rato a cumplir con su tarea de vigilar los arrecifes y por las tardes regresaría para charlar otro rato con Sasuke y despedirse hasta el día siguiente.

 

Durante esos lapsos juntos comenzaron a compartir información sobre sus respectivas especies. Al inicio el centauro estuvo un poco reacio, pero finalmente se dio cuenta de que no habría ningún problema, porque además de que Naruto era alguien sumamente leal y honrado, los tritones no podían andar en la superficie (y además tampoco confiaban en los humanos), así que resultaba imposible que alguna vez atacaran los bosques de su manada.

 

-Entonces las hembras de tu especie se llaman sirenas –resumió Sasuke- y son ellas quienes eligen a su pareja y pueden rechazar a cualquier tritón que no les agrade.

-Así es. Por eso me llamó la atención cuando dijiste que en los centauros son los machos quienes dominan la manada. ¿Entonces sus hembras no saben pelear?

-Claro que sí, pero generalmente a ellas se les encarga la protección de nuestros cachorros. Eso no quita el hecho que hay excelentes cazadoras, mi madre es un ejemplo. En realidad mi padre afirma que fue de ella de quien mi hermano mayor aprendió a ser tan buen guerrero.

-Increíble. Mis papás también son excelentes guerreros y se llevan de maravilla, aunque mamá dice que cuando eran solamente unas crías, ella no soportaba a papá. Me hubiera gustado tener un hermano mayor, suena genial y divertido.

-¿Te sentías solo a pesar de que tenías a tus hermanos de raza?

-… A veces.

A pesar de la sonrisa que le mostró, Sasuke sabía que en realidad fueron muchas más ocasiones en las que Naruto se sintió solo mientras crecía. Podía verlo en el fondo de sus ojos, cuando relataba algo de su especie y su mirada se tornaba melancólica. O quizá se daba cuenta de ello porque él mismo muchas veces se sentía de la misma manera a pesar de tener a Itachi, Shisui y sus padres. Como si hiciera falta alguien que realmente te comprendiera sin juzgarte. Esa sensación que se mitigaba cuando el pequeño tritón le sonreía de manera alegre.

 

Charlaron también sobre sus lenguas maternas. Por suerte ambas especies conocían el lenguaje de los humanos y era el que ellos utilizaban para comunicarse, pero también contaban con el idioma de su propia especie. Aprendieron cómo eran las técnicas que utilizaban para defender a sus familias y sus territorios, dándose cuenta de lo diferente que era una pelea en el mar de una en la superficie. Intercambiaron las leyendas que los humanos decían sobre sus respectivas razas, riéndose de lo fantasiosas que eran y sorprendiéndose de los detalles que eran reales o incluso más maravillosos.

 

La plática sobre sus formas de reproducción fue quizá la más traumática de todas. Naruto se puso pálido cuando escuchó que los cachorros centauros se desarrollaban totalmente dentro de sus madres quienes luego los expulsaban. Sasuke arrugó el ceño cuando oyó que las sirenas ponían huevos y se turnaban con su pareja para incubarlos hasta que nacían sus crías. Se imaginó que era algo similar a las aves, pero como Naruto sólo había visto a las gaviotas volar sobre el mar y no tenía idea de cómo tenían a sus crías, no podían comparar.

 

No fueron realmente tantos días los que estuvieron juntos en esa cueva, sin embargo durante ese lapso llegaron a comprenderse de una manera sorprendente. Compartieron cosas que no habían dicho a nadie más, se rieron de tonterías y discutieron cuando algo no les parecía o no estaban de acuerdo con la forma de pensar del otro. Para ser un alegre parlanchín y un huraño reservado, se dieron cuenta de que en realidad aquella era probablemente una de las mejores y más peculiares amistades que habían formado.

 

Finalmente y gracias a los cuidados del rubio, las patas de Sasuke se recuperaron totalmente y podría regresar a casa sin el riesgo de que fuera una presa fácil de atrapar. Ambos amigos sabían que el momento de la despedida había llegado, aunque ninguno se atrevía a mencionarlo. Naruto fue quien decidió romper el silencio y lo haría compartiendo uno de los secretos mejor guardados de su especie. Pero sabía que era algo que el otro realmente apreciaría.

-Sasuke… ¿Puedo cantar para ti?

El centauro intuía que había un gran significado en el hecho de que su amigo se ofreciera a compartir su canción con él, de modo que se limitó a asentir y prestar total atención. Por su parte Naruto sonrió agradecido y abrió la boca para dejar salir su melodiosa voz.

 

Los humanos contaban historias sobre cómo las sirenas utilizaban sus voces para atraerlos, ahogarlos y luego devorarlos. Sin embargo lo que en realidad hacía su canto era transmitir emociones a través de su música y lograr que estos tocaran el corazón de quienes le escuchaban. Su lengua materna para muchos podría sonar escalofriante, pero sin duda transmitía lo que deseaban: ira, temor, anhelo, preocupación o cariño. Todo podía enviarse a través de sus palabras.

 

Sasuke sintió una fuerte opresión en el pecho mientras lo escuchaba cantar. El hecho de que ya no vería a Naruto diariamente cayó sobre sus hombros, provocándole pesar. En esos pocos días se había acostumbrado tanto a la ruidosa presencia del pequeño tritón que sin duda le echaría de menos cuando regresara a los bosques. No. No  quería que esos días quedaran solamente como simples recuerdos. Definitivamente no lo permitiría.

 

Una vez terminada la canción, Naruto cerró los ojos para recobrar la compostura. Siempre le habían dicho que era muy expresivo, pero esta vez quería despedirse de Sasuke con una gran sonrisa y por eso prefirió liberar su tristeza por medio del canto. Una vez seguro de que no flaquearía, abrió los ojos de nuevo para encontrarse con la oscura mirada del otro, quien señaló el hueco en el techo de la cueva.

-Hoy hay luna llena y mañana temprano me iré –dijo el centauro-, pero dentro de otras dos lunas llenas regresaré aquí a visitarte.

-… ¿En serio?

-Sí.

-Entonces voy a estarte esperando, Sasuke. Te lo prometo.

 

Tomó al centauro varios días llegar de nuevo a los bosques. Su raza siempre había estudiado la observación de las estrellas y las utilizaban tanto para guiarse como para contar historias (y de acuerdo con su hermano, existían los absurdos rumores de que adivinaban el futuro por medio de ellas). Por suerte no tuvo problemas para llegar al territorio de su manada y pasó poco tiempo para que fuera interceptado por otro centauro.

-¡Sasuke!

Quien lo había encontrado era Shisui, el mejor amigo de su hermano y quien comandaría con él a la manada cuando su padre ya no pudiera hacerse cargo. El mayor se aproximó y le dio un fuerte abrazo pese a las protestas del otro.

-¡Estábamos tan angustiados! Hemos pasado todo este tiempo buscándote.

-Comprendo, pero suéltame, Shisui.

Arrugó el ceño cuando el otro le despeinó el cabello como cuando era un cachorro. Sin embargo también se alegraba mucho de verlo, pues era uno de sus parientes más apreciados. Se sentía culpable por haberlos preocupado tras su desaparición, pero finalmente estaba ahí de nuevo.

-¿Cómo están todos? –preguntó Sasuke

-Ansiosos por volver a verte. Anda, apurémonos y démosles la sorpresa.

 

Toda su manada lo recibió con alegría y entusiasmo. Su madre Mikoto lo abrazó con la misma fuerza que Shisui, incluso derramó un par de lágrimas de alivio. Luego se vio abordado por los cachorros que intentó proteger aquél día de su desaparición, quienes le agradecieron haber arriesgado su vida al defenderlos. Una vez que ellos también se apartaron, Sasuke se vio rodeado por su padre Fugaku, el imponente centauro líder de su manada, y a su lado se encontraba su hermano Itachi, quien le sonreía con evidente orgullo por regresar sano y salvo. A lo largo de los años mientras crecían, varios machos habían llegado a murmurar que él sentía celos de su hermano porque sería el siguiente líder, pero nada más lejos de la verdad. Sasuke adoraba a su Itachi y pensaba serles útil a él y a Shisui cuando fueran ellos quienes dirigieran la manada. Al verse rodeado de toda su familia, el centauro finalmente se sintió en casa de nuevo.

 

Por su parte, Naruto regresó a su rutina habitual. Se sentía aburrido sin Sasuke, de hecho no había visitado la cueva porque le deprimía un poco saber que el centauro ya no estaría ahí esperándolo. Sin embargo debía recordarse que hicieron la promesa de volver a verse dentro de dos lunas llenas y quería creer en la palabra del ojinegro, así que decidió cumplir con todas sus tareas y esforzarse hasta que llegara ese momento. Entonces recibiría a su amigo con una gran sonrisa y muchas más historias para compartir con él.

 

Sus padres y hermanos habían estado preocupados por Naruto al verlo desanimado últimamente, pero cuando el rubio volvió a mostrar su actitud risueña y enérgica, decidieron que no debería haber ningún problema y que tal vez solo fue una fase. Por si las dudas, Iruka y Gaara prometieron a Minato y Kushina que le echarían un ojo encima por si había algún problema con su amigo.

 

Las semanas pasaron rápidamente sin mayores novedades. Conforme se acercaba la luna llena prometida, Sasuke explicó a su padre que debía ir a hacer un recorrido por los bordes de su territorio para evitar que un incidente como la invasión anterior volviera a repetirse. Luego de despedirse de su madre, se armó con su arco y flechas, así como otras armas más pequeñas. Ató a su lomo un paquete donde llevaba carne de venado y algunas frutas. No estaba seguro de si a Naruto le gustarían (o si es que podía comerlas), de cualquier forma también llevaba unas piedras brillantes y flores secadas al sol que estaba seguro le gustarían al rubio y las agregaría a su colección de objetos en la cueva. Tal vez la próxima vez podría conseguir una piel de lobo para mostrársela… Sonrió ligeramente. Todavía no lo veía de nuevo y ya estaba planeando la siguiente reunión.

 

Llegó a la cueva y apenas estaba colocando su bolsa en la arena cuando oyó un chapoteo a sus espaldas. Giró encontrándose con un alegre Naruto quien lucía emocionado por verlo.

-Llegas tarde, Sasuke. Te esperaba desde hace horas.

-¿Ah, sí?

-En realidad no, acabo de llegar.

El pelinegro negó con la cabeza y se adentró en el agua hasta sumergirse un poco. Extendió una mano hacia el tritón, quien se vio siendo jalado y luego colocado en el lomo del centauro.

-Agárrate o te caerás –advirtió

Naruto se sostuvo del torso claro y para su sorpresa se vio siendo llevado por él hasta una roca grande, donde fue depositado. Rió mientras el otro procedía a encender una fogata y desenvolver el paquete. El rubio observó con curiosidad los objetos que el moreno iba sacando y no pudo contenerse de sostener una llamativa flor.

-¿Los centauros comen esto? –preguntó, examinándola de cerca.

-No en realidad –contestó-. Es una flor. Yo… en realidad es un regalo para ti.

 

Ante la evidente alegría del tritón por recibir obsequios, Sasuke procedió a explicarle qué era cada cosa. Sonrió de medio lado cuando Naruto escupió un trozo de manzana (y lo llamó bastardo por, según él, casi envenenarlo), pero la carne de venado pareció gustarle un poco. Lo observó admirar cada una de las rocas brillantes y depositarlas cuidadosamente en un cuenco que le dio ese humano al que a veces mencionaba.

 

Sasuke solamente podría quedarse durante tres días, pues no quería levantar sospechas. A Naruto le pareció bien, pues él tampoco quería llamar la atención de Tsunade y sus hermanos. Además el centauro aseguró que para compensar la corta visita, sin duda lo visitaría de nuevo dentro de otras dos lunas llenas y entonces se quedaría más tiempo.

 

Así comenzó la nueva rutina de reunirse cada dos veces que la luna llena iluminaba el cielo nocturno. A veces solamente era por un día o dos, sin embargo compensaban las cortas visitas hablando de todo lo que les ocurría en el tiempo que no se veían. Con sus personalidades tan opuestas no era raro que terminaran peleando, con Naruto salpicando agua al centauro o golpeándolo con su cola, o Sasuke dando un ligero golpe en la cabeza del tritón o tirando de su cabello porque descubrió que eso le dolía. Fue vergonzoso cuando acarició la cola del rubio, curioso por la textura de sus escamas, hasta que un sonrojado Naruto le dijo que eso era considerado por su gente como un gesto muy íntimo reservado exclusivamente para parejas. Claro, luego le gritó bastardo y tiró de la cola del moreno en venganza.

 

Debido a la frecuencia de sus reuniones, fue evidente para sus familias que algo raro ocurría. El tritón fue cuestionado por Iruka y Gaara, a quienes juró que no se trataba de algo malo. Sí, conoció a alguien interesante y se habían vuelto grandes amigos, pero les aseguraba que él jamás representaría un peligro para su especie porque en realidad no podía nadar y por su peso se hundía rápidamente. Los otros dos tritones se desconcertaron ante esto, sin embargo confiaban en Naruto. A pesar de que en ocasiones se le consideraba demasiado ingenuo, en realidad el rubio era muy bueno juzgando a otros.

 

Mientras que el centauro fue interrogado por los entrometidos (según él) Shisui e Itachi. El primero se la pasó burlándose diciendo que últimamente miraba al huraño Sasuke más alegre que de costumbre, provocando que Itachi lo mirara directo a los ojos como si esperara adivinar sus pensamientos. Se limitó a decirles que tenía un nuevo amigo que, si bien era un idiota, era el idiota con el que mejor se había entendido en su vida; que no, no vivía cerca y sí, iba a darle una pequeña visita cuando podía.

 

Durante una de esas reuniones bimestrales, Sasuke se sorprendió cuando Naruto llegó luciendo unos enormes rasguños en su brazo derecho. De inmediato ingresó al agua para sacarlo, colocarlo en la roca donde le gustaba sentarse y examinar con mayor detenimiento la herida.

-Estoy bien, Sasuke –aseguró-. Se ve peor de lo que es.

-¿Qué ocurrió? –preguntó, tratando de contener su enfado

-Hace unos días tuvimos un enfrentamiento con piratas para proteger a varias jóvenes sirenas.

-¿Piratas?

-Son humanos malvados que roban, asesinan y no dudan en cazar a mis familiares porque creen que somos peligrosos y que nuestras canciones son para ahogarlos en el mar. En realidad solamente los enfrentamos cuando nos vemos en peligro por su culpa. Yo… tuve que matar a un par de ellos.

Tras decir eso agachó la cabeza, apesumbrado. Aún sabiendo que era necesario, a Naruto no le hacía gracia tener que matar si no era con el fin de alimentarse, pero tampoco podía permitir que sus pequeñas hermanas fueran asesinadas o peor, capturadas para utilizarlas por sus supuestas propiedades mágicas. Respingó cuando las manos del centauro lo sacaron de sus pensamientos al estar recorriendo con delicadeza su herida. Alzó la mirada para encontrarse con la expresión preocupada de Sasuke y sonrió conmovido. A pesar de ser alguien por lo general serio, no había dudas de que el moreno se preocupaba realmente por él.

-Como dije, estoy bien, Sasuke. En poco tiempo mi brazo estará totalmente curado.

-Debes ser más precavido, idiota –dijo entre regaño y advertencia

-Tú y los demás siempre dicen que debo tener cuidado con los extraños porque soy demasiado confiado y podrían hacerme daño, pero no estoy tan indefenso durante una pelea –sonrió, orgulloso-. Como dice mi amigo humano: soy un hueso duro de roer.

 

Esa última reunión dejó huella en Sasuke. Cuando regresó al bosque, se encontró constantemente preguntándose si la herida del tritón ya estaría curada. O preocupándose por él en caso de que hubiera otro ataque de esos piratas y el rubio se viera obligado a pelear nuevamente contra ellos. Se dio cuenta de que frecuentemente se encontraba pensando en él sin poder evitarlo y que muchas veces, mientras observaba el cielo nocturno antes de dormir, pedía porque se encontrara bien.

 

Fue en su siguiente encuentro que, cuando Sasuke llegó, Naruto ya se encontraba  esperando por él sentado en la orilla, sonriendo felizmente y agitando su cola mientras la luz de la luna bañaba la cueva. Eso fue un golpe directo al pecho del centauro y, sonriendo irónicamente mientras se acercaba al otro y le apartaba un mechón de cabello de la frente, se dio cuenta de que definitivamente estaba en problemas. Y al parecer, no iban a tener cura ni solución.

 

El tiempo continuó su curso. En alguna ocasión Naruto se tomó el tiempo de recostarse sobre una roca en las profundidades del mar, jugando con su cabello. Desde un tiempo atrás se dio cuenta de que Sasuke parecía disfrutar apartando los mechones húmedos de su rostro cuando el rubio salía del agua. Siempre lo hacía con una gentileza que, a solas, hacía sonrojar al tritón. Él sabía que los centauros eran muy protectores por naturaleza y el hecho de lograr que Sasuke transmitiera ese mismo sentido de protección a alguien que no era de su manada, lo hacía sentir orgulloso. Naruto realmente quería a Sasuke, desde que lo salvó aquél día supo que habría una importante razón para su encuentro. Pero fue recientemente cuando cayó en cuenta de que desde hacía un tiempo ya no se sentía solo o incomprendido incluso entre los suyos. Porque tenía la seguridad de que allá afuera había alguien que de verdad se preocupaba por su seguridad y le brindaba su amistad sincera simplemente por ser él mismo. Sasuke era aquella parte que le faltaba para estar completo y no podría sentirse más que agradecido por ello.

 

Con cada uno consciente de esos nuevos sentimientos que envolvían su amistad, la próxima reunión fue un poco torpe. Ninguno tenía mucha experiencia en el romance, tampoco conocían sobre los rituales de cortejo de la especie del otro, así que en realidad no tenían idea de cómo actuar. Sasuke estaba más callado que de costumbre, mientras Naruto le lanzaba miradas de reojo a la par que contaba alguna tontería que le pasara por la mente. Durante la última noche de esa visita, el pelinegro decidió abordar el tema de manera sutil… Solo esperaba que el rubio entendiera la indirecta. Era tan despistado cuando menos le convenía.

-Naruto… ¿existe alguna sirena que deseas te elija como compañero?

-A decir verdad, no –respondió, mirando las estrellas a través del hueco de la cueva-. Es cierto que tengo hermanas muy bellas, pero solamente las considero familia. En realidad hace tiempo una se me acercó para pedirme que fuera su compañero, pero no pude aceptarla. Nuestra líder se molestó mucho por eso y en realidad fue por mi negativa que me mandó a vigilar los arrecifes cerca de aquí. De todos modos no me arrepiento, no podría estar a su lado sin amarla de verdad.

-Suena como algo que tú harías.

-¿Qué hay de ti, Sasuke? ¿Hay alguna hembra con la que quieras tener cachorros?

-No –contestó sin vacilar-. Nosotros escogemos a un solo compañero en nuestras vidas y les somos leales hasta el día de nuestra muerte.

-Suena maravilloso –sonrió sin apartar la mirada del cielo nocturno-. Una sirena sin compañero sí puede elegir a un tritón que haya perdido a su pareja, y en caso de haber crías, las cuidará como si fueran propias.

Siguieron contemplando las estrellas en total silencio hasta que el atrevido rubio decidió que no podía seguir esquivando aquella situación y, con sus manos, sujetó las mejillas del centauro para que le prestara total atención.

-Si tú me eligieras a mí, prometo amarte con la misma devoción que lo hace tu especie.

-¿Q-Qué?

-Bueno, ya es tarde, debería regresar a casa. Nos vemos luego, Sasuke.

-¡Tienes que estar bromeando! ¡No puedes irte como si nada después de decirme eso!

-… ¡Debiste ver tu cara! –se burló el rubio, riendo- Auch, no me jales el cabello, duele.

-Eso te mereces por bromear con esas cosas.

-Pero si lo de irme era la broma. Mi declaración fue totalmente en serio.

Sasuke pudo observar la honestidad en esos ojos azules. Naruto nunca dejaba de sorprenderlo: podía no dar señales de sentir algo diferente a amistad, para al segundo siguiente soltar la declaración más cursi pero dulce que jamás hubiese escuchado.

-Espero que seas consciente de lo que estás proponiendo, idiota –le dijo, sonriendo de medio lado

-Para bien o para mal lo estoy, bastardo arrogante.

 

Tras poner en claros sus sentimientos, las cosas no cambiaron tanto en realidad. Seguían llevándose igual que antes, riendo por tonterías y peleando cuando algo no les parecía, pero ahora sabían que la cercanía y contacto con el otro eran más que bienvenidos. Ahora en lugar de cargar a Naruto para sentarlo sobre las rocas, el centauro prefería depositarlo en la arena y doblar sus patas para sentarse a su lado, permitiéndole recargarse en su lomo y dejarse envolver por el calor de su pelaje. Tampoco se decían cosas cursis, si en realidad continuaban llamándose idiota, torpe, bastardo, presumido y otros insultos, pues antes que todo desembocara de aquella manera, ellos se convirtieron en grandes amigos y ese era un punto muy importante en su relación.

 

El tritón adoptó la costumbre de cantarle, algo que era habitual su especie hiciera cuando encontraban a su pareja. Claro, Sasuke no entendía ni una sola palabra y por ende no podía responderle con una canción propia, pero verlo cerrar los ojos mientras escuchaba su interpretación era más que suficiente. Mientras que el centauro le llevaba flores, como hacían los machos de su manada por su compañero elegido. Se suponía que mientras un ramo de flores fuera más llamativo, mejor, pero no resistirían el viaje hasta la cueva, así que debía secarlas. Sin embargo Naruto siempre las recibía con alegría e incluso las usaba como adornos en el cabello de ambos mientras estaban juntos, porque sabía que él frunciría el ceño pero al final lo dejaría hacer lo que quisiera.

 

Sin darse cuenta comenzaron a tratar la cueva como si fuera su hogar compartido. Naruto llevó conchas y rocas como las que se encontraban en casa de sus padres para adornar el lugar. Sasuke llevó algunas pieles para que pudieran cobijarse cuando las temperaturas descendían y dejó algunas de sus flechas y otras armas para tenerlas a la mano en caso de que necesitaran protegerse. Una noche, mientras estaban acurrucados frente al fuego, el tritón decidió compartir una historia que escuchó varios años atrás.

-Sasuke, ¿sabías que los humanos tienen un cuento sobre una sirena que se enamoró de un príncipe de la superficie?

-Creí que dijiste que ellos cazaban a tu raza por su sangre y escamas.

-Sí… pero al parecer querían algo más romántico.

El centauro podía ver el brillo ansioso en los ojos azules del rubio, y si eso no delataba su emoción, la cola agitándose de un lado a otro hacia el trabajo.

-Adelante –suspiró-. Cuéntame esa historia.

-¡Bien! Mi amigo humano nos la narró. Como te dije, se supone que una joven sirena se enamoró de un príncipe humano al que salvó luego de que el barco donde viajaba fue destruido durante una tormenta. La sirena deseaba tanto volver a verlo, que le dio su voz a una bruja para que la transformara en humana y así buscar al príncipe y quedarse a su lado para siempre.

-Eso es ridículo –interrumpió el ojinegro, arrugando el ceño-. Yo sé cuánto amas el mar y por eso jamás te pediría que renunciaras a él para seguirme.

-Lo sé –sonrió de manera radiante, acurrucándose en el lomo del centauro-. Yo tampoco te pediría jamás que abandones a tu familia y a los bosques que amas proteger.

Se quedaron unos minutos en un acogedor silencio solo observándose fijamente. Sasuke le apartó un mechón rubio de la frente y recordó la plática previa.

-¿Y cómo termina la historia de esa sirena? ¿Vuelve a encontrarse con el príncipe?

-Sí, pero al parecer muere porque él se va con otra humana.

-Eso le pasa por querer cambiar lo que realmente es solo para agradarle a alguien más.

Naruto asintió y prefirió sumergirse en el agradable calor que despedía la piel oscura de su pareja. Coincidía con Sasuke sobre la sirena del cuento. No había necesidad de cambiar tu aspecto para lograr que alguien te ame. Después de todo él era un tritón enamorado de un centauro que le correspondía de la misma manera.

 

Sus reuniones se volvieron cada vez más prolongadas y en consecuencia comenzaron a descuidar sus propias obligaciones con el fin de compartir tiempo juntos. Tsunade recibió reportes de que Naruto dejaba solos los arrecifes durante días, por lo que mandó llamar al rubio y lo interrogó al respecto. El pequeño tritón aceptó su culpa, pero se negó totalmente a dar los motivos para su ausencia, afirmando que intentaría que no volviera a repetirse. La líder de las sirenas no estuvo nada contenta con tal respuesta, de modo que mandó llamar a Yugao, otra de sus sirenas más poderosas y quien tenía la capacidad de observar en su mente las actividades de cualquier sirena o tritón de su familia, sin importar qué tan lejos estuviera. Ordenó a ella vigilar los movimientos de Naruto e informarle de cualquier cosa sospechosa que viera. Yugao odiaba usar su habilidad para espiar a sus familiares, pero sabía que Tsunade lo hacía porque se preocupaba por Naruto, de modo que aceptó la orden.

 

El tritón llegó con un mal presentimiento a su próximo encuentro. En cuanto miró a su pareja, nadó lo más rápido posible y en cuanto lo tuvo cerca lo abrazó fuertemente. Sabía que logró preocupar al otro con su actitud, los brazos tensos alrededor de su cintura eran prueba de ello, sin embargo en esos momentos lo único que quería era sentir el calor y la presencia de Sasuke junto a él. No necesitaba nada más.

 

En el fondo del mar, Yugao presenció la reunión sin saber bien cómo reaccionar. Ella también sabía que las constantes desapariciones de Naruto debían ocultar algo importante. ¡Pero jamás imaginó algo como eso! Era evidente lo mucho que el rubio quería a esa extraña criatura entre sus brazos, su sonrisa mientras se aferraba a él podría iluminar la noche más oscura. Decidió observarlos un poco más antes de tener que informar a su líder. Lo único positivo que veía a aquella situación era que evidentemente no se trataba de un humano. Suficiente tenían con tolerar al hombre que visitaba seguido a uno de sus hermanos.

 

La próxima vez que Naruto regresó a casa, fue recibido por los rostros serios de sus padres. El rubio decidió tantear el terreno, de modo que intentó sonreír lo más relajado posible a pesar de que su corazón latía a mil por hora.

-Papá, mamá, ¿sucedió algo malo?

-Eso deberías decírnoslos tú, cariño –respondió Kushina

-Andando, Naruto –ordenó Minato-. Tsunade ha mandado llamarte.

El pequeño tritón hizo una mueca ante esto. Al parecer finalmente había sido descubierto y por supuesto, su relación con Sasuke no sería vista con buenos ojos por el resto de su familia. ¿Un romance entre una criatura de la superficie con un ser acuático? ¡Imposible! Si estaba seguro de que esa era la razón por la que su hermano jamás había hablado de amor con ese humano que, a pesar de todo, seguía regresando a verlo.

 

Cuando llegó ante Tsunade, el rubio se dio cuenta de que varias sirenas y tritones se encontraban reunidos en el lugar. Aquello definitivamente era un juicio y su líder quería que todos escucharan la sentencia para que a ninguno se le ocurriera entablar contacto con alguna criatura terrestre. Decidido a no dejarse amedrentar, observó fijamente a la rubia, dispuesto a escuchar cualquier cosa que fuera a decirle y defender sus acciones con total honestidad.

-Supongo que sabes por qué te mandé llamar, Naruto.

-Me lo imagino, pero quisiera estar seguro.

La sirena entornó la mirada y abandonó su asiento para nadar hasta colocarse frente a él. Sabía bien que Naruto era terco, así que necesitaba hacerlo reaccionar y que comprendiera la pésima decisión que estaba tomando al involucrarse con la criatura que Yugao le describió.

-Se me ha informado que llevas tiempo frecuentando a un ser de la superficie que se asemeja a los humanos, pero no lo es. ¿Acaso escuché mal?

-Tus fuentes no son tan buenas, al parecer. Es un centauro, así se llama su especie.

Tsunade lo sujetó fuertemente de la cara, dejándole sentir sus filosas uñas. En realidad no quería hacerle daño, pero si necesitaba asustarlo para que desistiera de sus encuentros clandestinos, entonces no dudaría en hacerlo.

-No me importa lo que sea esa criatura. Tienes prohibido volver a verlo. Estarás en confinamiento y bajo vigilancia hasta nuevo aviso.

-Me temo que no puedo cumplir con tu orden, Tsunade –dijo el rubio y sonrió de manera desafiante-. Acepté ser su compañero por el resto de nuestras vidas.

Tal declaración provocó un jadeo colectivo entre los presentes. Al igual que los centauros, las sirenas y tritones eran sumamente leales a sus parejas mientras éstas vivían. Abandonar a tu compañero elegido se consideraba una de las peores deshonras de su especie. Naruto lo sabía y por eso soltó aquél comentario. Sin embargo la sirena no titubeó en ningún momento ni retrocedió.

-Naruto, entiéndelo, jamás podrás compartir toda tu vida con él. Si fuera solamente una amistad tal vez podría tolerarlo, sin embargo algo romántico al final no te traerá más que dolor.

-… Puede que tengas razón –susurró-. Pero ese sufrimiento es mi decisión mientras pueda estar al lado de Sasuke, aunque sea por un corto tiempo.

 

Sabiendo lo testarudo que era el tritón, Tsunade ordenó que se mantuviera confinado en su casa. Sus padres trataron de hablar con la sirena al respecto, pues aunque tampoco se sentían felices con la elección de pareja de su hijo, era evidente la profundidad de sus sentimientos por ese tal Sasuke y ellos debían apoyarlo y defenderlo. No lograron hacerla cambiar de opinión, pero al menos la convencieron de que permitiera a Iruka y Gaara visitar a Naruto.

 

Ambos tritones iban con la intención de levantar su ánimo. Minato y Kushina les habían comentado que su hijo prácticamente no había hablado después del mandato de Tsunade. Ninguno de los dos era tan bueno como el propio Naruto para animar a los demás, pero esta vez era él quien los necesitaba y no podían fallarle.

-¿Cómo te sientes? –preguntó Iruka al rubio

-Preocupado porque no estoy seguro de si podré escaparme lo más rápido posible –respondió sin voltear a verlos

Sus visitantes intercambiaron miradas; no estaban seguros de si aquello era broma o totalmente en serio, por lo que optaron por no interrogarle sobre eso. Gaara suspiró y se recargó junto a su hermano en gesto reconfortante.

-Dinos cómo es esa criatura de la que estás enamorado –pidió con total seriedad-. Dijiste que su nombre es Sasuke, ¿cierto?

Esta vez Naruto finalmente les dio su atención, mostrándoles la alegre sonrisa que tanto lo caracterizaba. Pero el brillo en sus ojos sin duda era diferente. Era algo que nunca antes habían visto en él.

-Sí, se llama Sasuke. No sé cómo describírselos, salvo que tiene cabello y ojos oscuros, generalmente parece de mal humor, no es muy hablador, no puede nadar y odia el pescado crudo, pero en realidad es el ser más increíble que jamás he conocido –su mirada se tornó melancólica-. Él… me ve como soy en realidad. No le importa que nuestros cuerpos sean tan diferentes, ni que muchas de nuestras costumbres no coincidan y tampoco que yo jamás podré vivir en su bosque. Él me complementa y simplemente… me hace feliz cuando estoy a su lado.

Ninguno de los otros dos pudo decir algo tras la declaración del rubio. Era evidente que aquello no era simple curiosidad, como algunos de sus hermanos habían murmurado tras el encuentro entre su amigo y Tsunade. Naruto de verdad consideraba a esta criatura como su pareja y no estaba para nada arrepentido de ello. Y conociéndolo, no tenían la menor duda de que haría hasta lo imposible por volver a verlo.

 

 

Fugaku era un líder mucho menos sutil que Tsunade. Él fue directamente a enfrentar a Sasuke, quien se estaba preparando para salir en otra de sus supuestas expediciones bimestrales. El mayor lo miró con expresión severa, sin lograr intimidar a su hijo como cuando éste era un cachorro. Al contrario, el más joven alzó el mentón de manera desafiante, provocando que su padre frunciera el ceño. Él conocía muy bien aquella mirada, la había visto muchas veces en centauros que habían elegido pareja y estaban decididos a hacer lo que fuera para conseguirla. Ya podía anticipar el dolor de cabeza que esa conversación le provocaría.

-¿Quién es?

-No sé de qué hablas, padre.

-Deja de hacer el tonto, Sasuke. Alrededor de cada dos lunas llenas desapareces alrededor sin dar grandes explicaciones y tardas hasta una semana en volver. Dudo que simples patrullajes por nuestras fronteras o viajes de cacería tú solo tomen tanto tiempo. ¿Se trata de una hembra perteneciente a otra manada?

-No estoy viendo a ningún centauro.

-Pero no niegas que estás viendo a alguien. ¿Por qué tanto misterio?

Sasuke sabía que su padre ya se había dado cuenta de lo que le ocurría, así que no tenía sentido ocultarlo. Lo único que eso iba a provocar es que enviara a alguien a seguirlo y no pensaba permitir que descubrieran el lugar donde se reunía con Naruto.

-Porque no vive en la superficie –declaró sin titubear

Su siempre estoico padre no pudo evitar su expresión de desconcierto ante semejante declaración. Si lo hubiera dicho alguien más, podría creer que se trataba de una broma. Pero su hijo más joven jamás bromeaba, lo que volvía a aquella frase más aterradora.

-¡Explícate en este instante!

-Bien, si deseas saberlo: mi pareja es una de esas fantásticas criaturas que viven en las profundidades del agua.

Atraído por el alboroto que su padre y su hermano menor estaban armando, Itachi se acercó a ellos y quedó impactado cuando escuchó las palabras del más joven. Durante sus viajes escuchó historias sobre seres viviendo bajo el agua y que aterrorizaban los mares. Nunca las tomó del todo en serio, pues también se decían cosas malas sobre los centauros, sin embargo el hecho de que Sasuke se hubiese encontrado con uno de esos seres e incluso llegara a amarlo al punto de desaparecer cada cierto tiempo para verlo, debía ser una señal de que no eran criaturas tan terribles.

-Tiene que ser una maldita tontería –soltó su padre en tono de reclamo-. Habiendo tantas hembras y machos no solo en nuestra manada, incluso en las manadas rivales, tenías que ir a elegir a alguien con quien ni siquiera podrás vivir en la tierra. Sabes perfectamente que los centauros aman una sola vez en su vida, Sasuke. Tú mismo te has condenado a una vida de soledad y desdicha.

-… Tienes razón en que nunca podré vivir aquí con él, ni mucho menos conocer su mundo. Naruto es un tritón, no existe nada que cambie eso ni deseo que lo haya, pues fue siendo así que nos volvimos amigos y luego me enamoré de él. Lo mismo aplica en su caso: a pesar de conocer las limitaciones que tendríamos, me aceptó tal como soy.

Fugaku apretó los puños con impotencia. Él amaba a sus hijos a pesar de no ser muy expresivo, por eso deseaba su felicidad más que nada. El hecho de que su pequeño centauro estuviera condenando a su corazón para que sufriera de aquella manera durante el resto de su vida era algo que no podía permitir. Intercambió una mirada con Itachi, quien pareció entender sus pensamientos y probablemente no estaba muy convencido con lo que haría, pero no tenía duda en que iba a apoyarlo.

-No te permitiré ir a encontrarte con ese tal Naruto –declaró el jefe de la manada

Sasuke retrocedió por primera vez al ver a ambos aproximársele intentando atraparlo. Por suerte justo en ese momento aparecieron su madre y Shisui, así que aprovechando el momento de distracción, dio media vuelta y comenzó a galopar lo más rápido que sus patas le permitían.

-¡Sasuke!

 

Oyó el sonido de cascos persiguiéndolo, pero en ningún momento volteó para ver cuántos de su manada iban tras él, sino que aceleró el paso siguiendo un camino que tiempo atrás recorrió y fue el que lo metió en todo ese embrollo. No supo cuánto tiempo duró la persecución hasta que llegaron a un borde del bosque que resultaba familiar. Se detuvo justo en la orilla del mismo acantilado de donde cayó hacía poco más de dos años. Acto seguido se vio rodeado por Fugaku, Mikoto, Itachi, Shisui y otros cinco centauros. Fue su madre quien a paso lento intentó aproximarse a él.

-Tranquilízate y ven acá, hijo –suplicó ella-. Estoy segura de que podemos encontrar una forma de arreglar esto.

-No mientras él –señaló a su padre- siga convencido de que me volví loco, que estoy cometiendo el peor error de mi vida y quiera mantenerme cautivo para “salvarme” de ello.

Sasuke sabía que no podía dar marcha atrás. Su manda no iba a rendirse a pesar de las palabras de su madre y él no estaba dispuesto a renunciar a Naruto después de todo lo que habían pasado juntos. Así que confiando en su instinto, dio los pasos que hacían falta y para horror de su familia una vez más se arrojó hacia el mar por aquél acantilado.

 

La segunda ocasión que golpeó directamente contra el agua no fue mejor que la primera. Movió sus brazos y patas tratando de imitar la manera de nadar del rubio, pero no estaba dando resultados y comenzaba a hundirse hasta que sintió que dos pares de brazos lo estabilizaban.

-¿Estás bien?

El centauro jamás había visto más tritones a excepción del suyo, quien era el que vigilaba esa parte de su territorio. La presencia de esos dos resultaba bastante extraña, pero debía admitir que acababan de salvarle la vida.

-Por casualidad, ¿tu nombre es Sasuke?

El mencionado frunció el ceño hacia ese tritón de cabello castaño que hizo la pregunta, y quien  al parecer percibiendo su desconfianza, trató de sonreírle mientras junto con su compañero comenzaban a llevarlo hacia la playa.

-Tranquilo, somos familiares de Naruto. Mi nombre es Iruka y él es Gaara.

Sasuke relajó su semblante al reconocer los nombres. En alguna de sus múltiples charlas, el rubio había llegado a mencionar a esos dos como sus hermanos más queridos y en quienes más confiaba (además de sus padres).

-¿Por qué están aquí? –cuestionó- Esta es la zona de Naruto.

Vio a ambos tritones intercambiaron miradas y de inmediato tuvo un mal presentimiento, el cual quedó confirmado cuando el de cabello rojo habló.

-Hemos estado buscando a Naruto desde hace catorce días. Escapó después de que nuestra sirena líder lo confinara a su casa para evitar que volviera a encontrarse contigo.

-… Así que su especie reaccionó igual que la mía. Debí imaginarlo.

 

Finalmente llegaron a la orilla del mar y Sasuke pudo volver a colocar sus patas en tierra firme. Volteó para encarar a los tritones quienes lo observaban de forma evaluadora una vez que pudieron contemplar su cuerpo totalmente fuera del agua. Si lo que habían dicho era cierto, quería decir que también la familia del rubio se enteró de su relación y, al igual que su manada, no estaban muy contentos con ella.

-Díganme exactamente qué fue lo que ocurrió con Naruto cuando desapareció.

-Como te dijimos –respondió Iruka-, él estaba confinado en su casa. Es bastante testarudo, así que se las ingenió para distraer al guardia que lo vigilaba y escapó sin dejar rastro.

-Una de nuestras hermanas es capaz de ver en su mente los movimientos de cualquier miembro de la familia. Pero al parecer Naruto siempre será el tritón número uno en sorprender a los demás, ya que encontró una manera de bloquear esa habilidad y por eso no hemos podido localizarlo. Lo buscamos por los lugares que más frecuenta, pero no han dado resultado.

Si no podían hallar al rubio en el mar, el centauro estaba seguro de que quedaba únicamente un lugar donde él se refugiaría. Y seguramente había pasado todo ese tiempo ahí solo, esperándolo.

 

-Naruto nos habló de ti –dijo Gaara, sacándolo de sus pensamientos-. Al principio nosotros tampoco estábamos de acuerdo con el hecho de que estuviera enamorado de una criatura tan distinta a nosotros…

-Pero –añadió Iruka- si estás lo suficientemente loco como para arrojarte al mar sin saber nadar, todo con tal de verlo, tal vez él no está tan equivocado por haberte elegido.

-… En realidad estaba convencido de que esta vez podría llegar solo a la orilla antes de ahogarme –les reveló del ojinegro, sonriendo levemente y dando media vuelta-. Yo me encargaré de buscar a Naruto. Estoy seguro de saber dónde se encuentra.

-Te lo agradecemos, Sasuke –el tritón mayor sonrió-. Y una vez que lo hagas, por favor dile que todos estamos muy preocupados por él y que solo queremos saber que se encuentra sano y salvo.

 

La noche cayó y para el centauro fue más fácil guiarse hasta la cueva con ayuda de las estrellas. Al llegar el lugar estaba totalmente a oscuras, sin embargo él reconocería ese olor en particular que salía desde detrás de una de las rocas. Definitivamente había pasado las dos semanas de su escape ahí escondido.

-Naruto –llamó en voz baja-. Tranquilo, soy yo.

Rodeó la roca y se encontró con el pequeño tritón aferrándose a una de sus flechas como si fuera un arma lista para utilizar en caso de que necesitara defenderse de algún enemigo. Lucía desaliñado (más que de costumbre) y lo más preocupante era lo seca que se miraba su piel. Sin embargo pareció reaccionar cuando se percató de su presencia, porque de inmediato su rostro se iluminó y agitó su cola con emoción al tiempo que estiraba sus brazos hacia él.

-¡Sasuke, llegaste!

Ambos se fundieron en un fuerte abrazo, lo necesitaban después de la angustia ante la posibilidad de que sus parientes cumplieran con su cometido e les impidieran volver a reunirse. El centauro deseaba consolarlo y hacerle olvidar esos días de angustia que debió haber vivido en la cueva, temiendo que lo encontraran y llevaran de vuelta antes de la luna llena. Sin embargo debía ser sincero con el rubio y explicarle lo ocurrido.

-En realidad esos dos hermanos tuyos, Iruka y Gaara, me rescataron del agua.

 

Sasuke narró lo ocurrido con su manada y cómo debido a eso terminó en medio del mar una vez más. Después fue el turno de Naruto de contar su versión, el enfrentamiento con Tsunade, el encierro y el posterior escape. El moreno no pudo dejar de notar el tono de orgullo en la voz de su compañero por haber escapado de los guardias y además haber impedido que esa sirena llamada Yugao pudiera ver sus movimientos.

-Por suerte este lugar siempre ha sido mi secreto. Hasta que apareciste, claro.

-Vaya, me siento honrado.

-Deberías hacerlo, idiota.

-Siempre tan cariñoso –sintió a Naruto estremecerse cuando palpó su piel y labios-. ¿Has estado todo este tiempo fuera del agua?
-Suena drástico una vez que lo dices así, pero me preocupaba que mis hermanos pudieran rastrearme fácilmente si me metía al agua. He estado bebiendo sorbos pequeños con las manos y mojando mi cola cuando mis escamas comenzaban a secarse y caerse.

 

Se sumergieron en la agradable presencia del otro sin necesidad de nada más. Sin embargo ambos sabían que no podían evitar sus problemas para siempre, sobre todo porque estos ya los habían alcanzado y no podían dar marcha atrás, solamente quedaba enfrentarlos y salir lo mejor librados que pudieran.

-Sasuke –llamó el de ojos azules-, durante estos días estuve pensando... Sí, pensando, no quiero ningún comentario sarcástico al respecto.

-No iba a decir nada, torpe.

-Por si las dudas. Ah, sí, como decía, estuve pensando y no podemos continuar de esta manera porque en parte tienen razón.

-¿Sobre por qué está mal que continuemos juntos?

-Claro que no. Si soy genial, es evidente que no pudiste resistir a mis encantos.

El pelinegro sonrió agradecido porque en medio de toda esa situación su pareja intentara alegrarlos a ambos. Si tan solo pudiera presentarlo a su padre, estaba totalmente seguro que el estoico Fugaku no tendría idea de cómo mantener el hilo de una conversación con el parlanchín rubio.

-En realidad me refería a lo de que ambos hemos descuidado mucho nuestras responsabilidades con tal de vernos –continuó Naruto, volviendo al tono serio-. Sabemos de los riesgos que corren nuestras respectivas razas y merecen que les dediquemos nuestro mejor esfuerzo. ¿Qué tal si por un descuido nuestro alguien resultara herido, o peor, asesinado?

 

Charlaron toda la noche sobre lo que deberían hacer. Acordaron que era vital hablar con sus respectivos familiares, pues luego de meditar todo lo ocurrido, entendieron que en realidad solo estaban preocupados por lo que les deparara el futuro a ellos dos. Debían explicarles que no pensaban renunciar al otro y que no volver a verse jamás estaba fuera de discusión. Sin embargo debían definir parámetros aceptables para ambas especies con los que no tendrían que volver a oponerse a sus encuentros.

 

Lamentablemente tanto el centauro como el tritón coincidieron en que no era posible que siguieran escapándose tan seguido para verse, sobre todo porque ya habían sufrido las consecuencias de pasar días de invierno en su querida cueva, ya que el agua casi se congelaba y los bosques solían cubrirse de nieve; además ninguno podía mantenerse mucho tiempo alejado de su hábitat natural sin estragos en su salud. Formularon el plan de reunirse durante siete días dos veces al año: una vez durante la primera luna llena de primavera (cuando las sirenas y tritones se apareaban para poner sus huevos) y la segunda vez en la primera luna llena de otoño (antes de que los centauros debieran centrar sus esfuerzos en recolectar provisiones para que la manada resistiera el invierno). No escaparían antes de esos periodos y cumplirían con sus tareas con la mayor eficiencia posible, lo único que pedirían a cambio sería que respetaran su privacidad y jamás volvieran a pedirles olvidar a su compañero y renunciar a él.

 

Así se lo expresó cada uno a sus respectivas familias tres días después. Tsunade no parecía convencida del todo, pero al sentir las miradas suplicantes de Kushina y los demás, no le quedó más remedio que acceder. De todas formas ya estaba claro que Naruto haría aquello con su permiso o sin él. La única petición adicional de la sirena fue que Sasuke jurara que jamás revelaría información que pudiera poner en peligro a las sirenas y tritones. Si de alguna forma él ahora era parte de su familia, aunque jamás nadaría en sus dominios, esperaba que los protegiera con la misma ferocidad que cualquier otro de sus integrantes. Primero muerta antes de decirlo, pero en su cabeza se prometió que honraría dicho juramento protegiendo lo que supieran de los centauros de todo aquél que quisiera hacerles daño desde los mares.

 

Curiosamente a pesar de su obstinado carácter, Fugaku puso muchísimas menos trabas al acuerdo. Él había visto cómo su hijo casi perdía la vida para evitar que lo separaran de su pareja y esa era una experiencia que no deseaba volver a repetir. Para salvar un poco de su orgullo, advirtió al menor que lo haría trabajar más arduamente por esas dos semanas en que se ausentaría de los deberes para con la manada. Mikoto sonrió de manera reconfortante a su compañero mientras escuchaban a Itachi y Shisui pedirle a Sasuke que algún día les permitiera conocer a su “hermano tritón”, como apodaron al rubio.

 

De aquella manera Sasuke y Naruto lograron resolver las diferencias con sus especies y se establecieron en su nueva vida. Trabajaban diligentemente todos los días hasta que llegaba el tiempo de encontrarse en esa cueva que se convirtió en su segundo hogar. Muchas cosas podían ocurrir durante el periodo que no se veían, constantes peligros rodeaban a sus respectivas especies y ambos lo sabían, pero todo valía la pena con tal de llegar a esas dos maravillosas ocasiones en las que podrían estar juntos nuevamente charlando, riendo y claro, discutiendo con la misma frecuencia de siempre a pesar de haberse jurado amor eterno.

 

Lo que ellos desconocían es que la ubicación de su cueva en realidad dejó de ser un secreto y durante el lapso de tiempo que se refugiaban ahí, los centauros vigilaban los alrededores y las sirenas y tritones custodiaban las aguas para que nadie molestara a la pareja. Tal vez el resto no entendían cómo era posible que una relación entre dos individuos tan diferentes pudiera funcionar, pero el hecho es que lo hacía y a ellos no les quedaba más que respetarlos y apoyarlos.

 

Aquí no hubo hadas madrinas que mágicamente transformaran a uno de ellos en la especie del otro y así les concedieran la oportunidad de un “Y vivieron felices para siempre”. Pero si bien no podían vivir todo el tiempo juntos como otras parejas, no cambiaba el hecho de que, a su manera, serían felices. Y eso era lo único que contaba.

 

FIN
THE END

OWARI

Notas finales:

*Yugao es la anbu novia de Hayate, de acuerdo con Wikipedia (porque la verdad yo no recordaba su nombre y tuve que buscarlo).

*Intencionalmente jamás revelé la identidad del amigo humano y quién es el hermano tritón de quien está enamorado. Eso lo dejo a su imaginación.


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