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¿Estas celoso? por Patty Thompson

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Notas del fanfic:

Hola!! bueno pues despues de años sin publicar nada por fin me vuelvo a animar, la verdad es que no hay mucho sobre esta pareja que a mi personalmente me parece fascinante y tenia ganas de escricir algo fuera de lo normal (para mi) 

Esspero que os guste 

Desde pequeños habían sido tremendamente diferentes a pesar de ser gemelos idénticos, Hakurei, era el mayor de ambos y nunca había sido la mejor influencia para su hermano Sage, desde pequeño se había dedicado a hacer trastadas constantemente a pesar del estricto ambiente en el que se habían criado y Sage de muchas de estas trastadas había resultado cómplice, especialmente un cómplice involuntario ganándose castigos por defender a su hermano mayor.


Cuando crecieron la dinámica no cambio demasiado, Sage maduro rápidamente mientras Hakurei parecía seguir siendo un crio pequeño en cada ocasión que podía, aunque siempre que era (estrictamente) necesario Hakurei supo actuar en consecuencia a su cargo, su actitud en ocasiones incluso infantil había provocado que muchas de las tareas de las que debía ocuparse él, terminarán en manos de su hermano pequeño, pero a ninguno de los dos parecía molestarles esto.


 Cuanto más crecían más obligaciones tenían y más definidos estaban los roles de ambos, tanto fue así, que Hakurei opto por renunciar a la armadura de cáncer, a su modo de ver, solo le daría trabajo innecesario, prefería que su hermano (o cualquier otro) ostentase ese cargo antes que verse en tal embrollo, porque para él, ser un santo dorado solo conllevaba desventajas. Realmente, la mayor parte de los caballeros consideraban a Hakurei como un gañan, un vago que había llegado a convertirse en caballero de plata gracias a su imponente cosmos, pero que tampoco se había esforzado por sobresalir mucho más.


Todos los que conocían a ambos hermanos, adoraban a Sage, siempre se apoyaban en el para cualquier problema, era trabajador, sereno, estable y siempre estaba dispuesto a ayudar a lo demás, había en ocasiones en las que algún espabilado trataba de encargarle sus tareas personales pero Sage no era estúpido y si algo le había enseñado Hakurei es a no permitir que otros abusasen de su amabilidad, es decir, a su hermano se lo consentía, era su hermano le quería, pero que otros tratasen de aprovecharse… por eso Sage no pasaba.


Esta faceta la había desarrollado a duras penas, puesto que cuando era pequeño, su tremenda amabilidad aparte de acarrearles castigos por defender a su hermano mayor, también le había obligado a tener que hacerse cargo de las tareas de otros aprendices, sobre todo de los más mayores, sin embargo, Hakurei le había enseñado a decir que no cuando los demás terminaron por caer en la rutina de que Sage cumpliera con sus deberes… aunque nunca le enseño a decirle que no a él.


Como caballero de oro, Sage destacó y tras la guerra santa, se ganó el título de patriarca, comprometiéndose a reconstruir y proteger el santuario, durante los años de paz, vio venir e ir a una gran multitud de buenos soldados y grandes caballeros, sin embargo, nunca volvió a cruzarse con su hermano mayor, que al terminar la guerra optó por encargarse de la reconstrucción de las armaduras, algo que Sage nunca terminó de comprender del todo, conocía a su hermano, era un vago y reparar todas las armaduras era sin duda una tarea hercúlea, pero así era Hakurei, con sus propio motivos evitando compartirlos con los demás.


No es que hubieran perdido el contacto por completo, se mantenían informados después de todo ambos formaban parte de la estructura principal del santuario, cada uno a su manera y con sus deberes y obligaciones, en ocasiones especiales se reunían e incluso llevaban con ellos a sus alumnos, que terminaron por establecer estrechos lazos, sin embargo, en la relación entre ambos hermanos, siempre hubo algo extraño que solo ellos eran capaces de ver, comprender y sentir.


Por todo esto, cuando vio aparecer a su hermano ante el durante la nueva guerra santa supo que algo terminaría yendo muy mal, había mandado encarcelar al santo de Pegaso, sabía que iba a ser una figura determinante en la guerra por lo que no podría encerrarlo eternamente y suponía que su hermano esta allí eso mismo, cosa que le quedó muy clara cuando Hakurei obvio por completo las ordenes de su hermano, mandando liberar al santo de Pegaso a escondidas, esto enfureció a Sage.


Cuando Atenea y Atla abandonaron la sala patriarcal se estaba preparando allí una nueva guerra de mil días, una que no noto Hakurei, que a pesar de ser siempre muy preceptivo con su hermano estaba ignorando lo que iba a suceder a continuación…


– ¡QUIEN HAS CREIDO QUE ERES, H-A-K-U-R-E-I! – Bramó de pronto Sage, por fin después de tanto tiempo de tantas trastadas, Hakurei había conseguido enfadar a su hermano, a niveles nunca vistos, ni el mismo Maningoldo a pesar de haberlo intentado con todas sus fuerzas había conseguido tal proeza, aunque puede que Hakurei jugase con ventaja, después de todo es su hermano.


–¿Pasa algo Sage? – pregunto con tal indiferencia que solo ocasionó enfadar aún mas al patriarca, que parecía a punto de matar a su hermano.


–Me preguntas que si pasa algo… de verdad Hakurei… tú ves normal, IGNORAR, por completo, las ÓRDENES del patriarca, que por si no te ha quedado claro después de todos estos años soy YO, y liberar al único caballero que puede… y digo PUEDE… frenar a Hades de algún modo… - Sage, intentando calmarse continuo su monólogo – mira que a lo largo de nuestras vidas nos has metido en problemas a ambos, he tenido que defenderte de todo tipo de problemas con media orden, me has encargado realizar todas las tareas de conllevasen tiempo, esfuerzo y/o trabajo pesado, toda la toma de decisiones… y me viene ahora a llevar la contraria y dejarme en ridículo delante de Atenea al dar órdenes a tu discípula para que libere al caballero de Pegaso… y me preguntas todavía si me pasa algo…


–Sage, sabes tan bien como yo, que dejar encarcelado a Pegaso no iba a resolver nada, solo seria un blanco fácil, solo seria un presa… si de verdad es tan importante, sabrá sobrevivir y lo sabes…


Sage, que había dado la espalda a su hermano, se preparo para tomar aire, necesitaba pensar con claridad algo que Hakurei no hacía muy a menudo, pero en esta ocasión tenía razón, no tenía sentido encerrar al caballero de bronce, fuese lo que fuese lo que le hiciera tan especial, solo podría explotarlo dejándole libre, su hermano solo había hecho por sus medio lo que él no podía ser, puesto que como patriarca no podía actuar de manera temeraria, sin embargo la desobedienda de su hermano le dolía en el alma, como siempre Hakurei llevaba la delantera.


Era muy consciente de que su hermano se había ganado la fama de vago solo porque así lo había deseado, siempre le había utilizado, era muy consciente de que si ostentaba el puesto de patriarca era porque su hermano nunca lo había querido, nunca había querido el poder, le encantaba hacer lo que debía a escondidas, sin que nadie fuese consciente de que movía los hilos detrás del telón era un gran titiritero y Sage… su marioneta favorita. Así era como se sentía el antiguo santo de cáncer, completamente impotente, cada vez que hacia acto de aparición su hermano, se convertía en el cerebro, si es que no lo era ya desde el principio.


Se encontraba agotado, cansado, sabia que discutir con su hermano no iba a solucionar el problema… no iba a cambiar nada, necesitaba estar a solar, oía de fondo a Hakurei que seguía argumentando porque consideraba que Pegaso estaba mejor libre… ya no se esforzaba en escucharlo, quería descansar y estar solo, alejarse de su hermano… no sabía que tenía Hakurei pero siempre lograba salirse con la suya, daba igual el cargo que ostentase él, siempre estaría a merced de su hermano y ambos los sabían.


–Tienes razón, Hakurei… - respondió con cansancio el más joven de los hermanos


Hakurei, al oír esto, sabia que algo iba mal, Sage nunca que había rendido tan fácilmente, no es que le hubiera puesto siempre una gran oposición nunca lo hizo… nunca se había negado a sus deseos, fueran estos cuales fueran, pero esta vez, era diferente. Sage se disponía a salir de la sala cuando su hermano fue más rápido y se interpuso entre el y la puerta. Ambos se miraron, Hakurei con preocupación y Sage con tristeza… Hakurei conocía muy bien esa cara, era la que ponía Sage cuando estaba a punto de desmoronarse y sabia que era por su culpa y lo peor de todo es que no sabía que, hacer para evitarlo.


Sage quería salir de allí, alejarse de su hermano, por muchos y muy diferentes motivos, acumulados a lo largo de los años y que habían terminado por pesar demasiado, quizá siempre lo hicieron solo que nunca fue consciente de ello, busco la manera de librarse de Hakurei, trató de esquivarlo pero este se movió ágil como un gato volviendo a interponerse entre Sage y la salida, era consciente de que no pensaba moverse ni un milímetro y por eso detestaba en ese momento no poder huir… como siempre y otra ves más en ese día Hakurei tenía el control.


Estaba muy cansado de esa situación, si el daba un paso a la derecha Hakurei también, si daba un paso a la izquierda Hakurei también, si daba un paso hacia atrás Hakurei uno hacia adelante, si trataba de avanzar Hakurei no se movía, no se sentía como su hermano se sentía como su presa, la presa de Hakurei… jugara con él o jugara con los demás siempre era Sage el que pagaba los platos rotos. Le miró desafiante, estaba cansado de esa situación, pero cuando fue que comenzó para su hermano…


Quizás fue cuando eran pequeños, o quizás cuando entraron a formas parte de la orden de Atenea, pero Sage era muy consciente de que hubo un momento, en la relación con su hermano que había marcado un punto de inflexión, por lo menos para él, la primera vez que Hakurei le hizo sentirse de ese modo.


Sage acababa de recibir su armadura de oro, una parte de el estaba orgulloso de si mismo, otra era muy consciente de que había conseguido su armadura por la vaguería de su hermano y eso le enfadaba, acababa de instalarse en el templo de cáncer, por lo menos, se libraría de la mala influencia de su hermano durante algún tiempo, no es que quisiera dejar de verlo, es que necesitaba descansar de él y de todos los sentimientos que Hakurei provocaba en él, porque su hermano era tremendamente agotador… en muchos sentidos.


Se dirigía a la recamará privada de su templo, y quería disfrutar de la privacidad que le otorgaba la misma, por fin tenia un lugar propio donde recapacitar a solas, Sage, valoraba por encima de toda su privacidad y con un hermano como Hakurei a veces era complicado poder estar a solas y lo que era más difícil estar tranquilo. Se dispuso a abrir la puerta de su recámara cuando de pronto se encontró a alguien en su habitación, invadiendo su espacio personal sin ningún tipo de pudor o miramiento.


–¡Hola Sage! Pensaba que nunca ibas a llegar… te andaba esperando, por cierto, me encanta como has decorado tu cuarto, que gran colección de libros, creo que no he leído ni la mitad de ellos – exclamó un alegre Hakurei al ver aparecer a su hermano. Sage se le quedo mirando con cara de tonto… intentaba huir de su hermano y allí estaba antes incluso que él y a saber que habría estado haciendo. Hakurei se encontraba sentado en la cama, con las piernas cruzadas y con la ropa de entrenamiento a medio quitar… ¿Quién era capaz de entrar en la habitación privada de otro quitarse la camiseta y tirarla por ahí sin ningún tipo de respeto o pudor? La respuesta estaba clara, su hermano.


–Hakurei, tu no has leído ni un cuarto de los libros de esta sala, es más, me sorprendería que hubieras llegado a leer alguno… es más suponía que tu ni sabias leer y solo te dedicabas a mirar los dibujitos… bueno los dibujitos y a cualquier mujer que se te plante por delante… - contestó Sage irritado – Es más que clase de persona invade el espacio de otro se medio desnuda y se pone a esperarlo como si no pasara nada es que…


–¿Es que acaso te preocupa que si traes a una hermosa mujer al verme me prefiera antes que a ti? – pregunto en tono jocoso, buscaba enfadar a su hermano y sabía que podía conseguirlo – Yo si fuera tu estaría preocupado, si, eres atractivo y todo un caballero, en muchos sentidos, pero sabes que tengo tendencia a atraer a la gente hacia mí. – el caballero de altar se mostraba muy seguro mientras escogía las palabras idóneas para cabrear a su hermano, disfrutaba haciéndole enfadar…


–Sabes que ninguna mujer te preferiría y mucho menos con esa actitud de machito arrogante que te gastas últimamente hermano – respondió fríamente Sage, evitando caer en el juego de su hermano.


–Entonces… ya se lo que te pasa Sage – Dijo levantándose mientras se acercaba a su hermano


–No me habías contado que ya has aprendido a darte cuenta de cuando molestas asique po…


–¿Estas celoso? – pregunto Hakurei, mientras una mirada juguetona se instauraba en su rostro.


La pregunta provoco que Sage se quedase en blanco y literalmente blanco, no sabia a que estaba jugando su hermano, pero estaba yendo muy lejos. Sage se cruzó de brazos, haciendo valer su estatus como caballero de oro.


–Sabes que esa armadura… que ese cargo que ostentas no significa nada para mi verdad… - dijo mientras acorralaba a su hermano contra la puerta – No me has contestado… dime Sage ¿Estas celoso?


–Hakurei, nunca estaría celoso de la mujer que tuviera que aguantarte a nivel sentimental – respondió Sage tratando de demostrar una seguridad que para nada sentía en esos momentos.


–¿Quién te ha dicho que me gusten las mujeres? – Dijo acercándose aún mas a su hermano, si es que aún quedaba espacio por acortar entre ambos…


Sage, se sentía acorralado, por primera vez se sentía como la presa de su hermano, no sabia que hacer o decir, sentía que cualquier cosa que hiciera seria dada la vuelta por Hakurei, que estaba por derribar su aparente seguridad, Hakurei estaba tan cerca… podía sentir su aliento rozando sus labios, podía sentir como el espacio cada vez se reducía más y más… No podía creer lo que estaba a punto de pasar.


Abrió los ojos de pronto, no odiaba recordar ese día, en parte no y en pare si… porque ahora, después de tanto tiempo sabia como se sentía, siempre supo cómo se sentía en todo lo referente a su hermano, persona que sin duda más conseguía sacarle de quicio… pero recordar eso no le facilitaba la tarea de escapar… necesitaba salir de allí con un urgencia acuciante y Hakurei seguía igual, era como si hubiera echado raíces ahí mismo, no pensaba moverse a no ser que fuera para ganar mas territorio a Sage, no podía más, estaba derrotado, triste, furioso y con otras tantas sensaciones que no sabia si eran buenas o malas… necesitaba sentarse, dio de nuevo la espalda a su hermano, Hakurei se le quedó mirando, no sabía que haría ahora, solo era consciente de que su hermano estaba mal, triste, apagado, cansado y probablemente muy furioso, lo que estaba seguro es que era por su culpa.


Le dejó actuar, dejo que se sentara en la silla patriarcal, con su codo apoyado en el reposabrazos y con su cabeza sobre su puño, pensativo, serio… se acerco a él, despacio, como si se acercara a un gato asustado poco a poco se arrodillo hasta quedar enfrente de su cara, no era la postura idónea, pero era la única manera que tenia Hakurei de ver el rostro de su hermano.


Sage era consciente de que quería quitarse a su hermano de encima y se daba cuenta de que era realmente malo en esa tarea, pero en el fondo era su hermano y le quería, quizá demasiado… y sabia reconocer cuando este tenía razón, en el fondo él era también como un niño, uno que pone pucheros cuando ve que lleva las de perder y eso era lo que estaba haciendo en ese momento, ya ni se acordaba de porque estaba enfadado con su hermano… Es decir, si que se acordaba era muy consciente de que odiaba la actitud de Hakurei en muchos aspectos sobre todo en cómo le hacía sentir, pero al mismo tiempo y por muy complicada que fuera su relación amaba como le hacia sentir Hakurei porque siempre se preocupaba por él.


Recordaba perfectamente como después de cada enfado o discusión su hermano lo cuidaba, se preocupaba por él, se acordaba de todas las veces que lo había defendido de todas las veces que lo había consolado, animado a seguir entrenando para ser cada día mejor, cuando pensaba en esos buenos momentos cuando veía a Hakurei mirarlo como lo estaba haciendo en ese momento, cualquier enfado o preocupación, incluso el cansancio desaparecía, en esos momentos no se sentía ni como la presa ni como la marioneta de su hermano, sino protegido, arropado por él.


Suspiro, sus sentimientos, a pesar de los años, eran confusos, como lo era la relación que tenia con él, no podía hablarle porque no sabia que decir, no sabia como expresarse…


–No te lo he dicho nunca… y se que ahora mismo estas muy enfadado conmigo… - Hakurei había roto el silencio que se había instaurado entre ellos, no solían hablar demasiado, con los años habían aprendido a comunicarse con miradas, reacciones y comportamientos, pero Hakurei sentía que solo podía expresarse en ese momento con palabras, su hermano no necesitaba intuir lo que Hakurei sentía… necesitaba oírlo de sus labios. – Sage, se que nunca me has tenido como un modelo a seguir, o si… sé qué crees que soy un vago que ha cedido sus obligaciones a su hermano pequeño, un egoísta redomado alguien que busca vivir sin preocupaciones, pero al mismo tiempo ejercer el mando para que todo se haga según mi voluntad. – Dijo mientras levantaba la cabeza para mirar a su hermano a los ojos, unos que no podía ver del todo por culpa del casco.


–Sage, sé que no siempre he sido el mejor de los hermanos, se que a veces actuó por mi cuenta y parece que no tengo en cuenta ni tus sentimientos ni tu cargo… - hizo una pausa para tomar aire – pero es complicado, porque en el fondo solo siento que no puedo hacer nada bien, por eso opte por hacerlo todo mal, siento que no puedo mandar porque soy un imprudente, soy egoísta y eso me incita tener que cederte a ti todas las cargas, porque siento que si me escondo detrás de ti, puedo hacerlo mejor… solo soy un cobarde que teme dar la cara por miedo a equivocarse, por eso te cedi la armadura de oro, por eso te cedi mis responsabilidades… porque tu tienes las cualidades necesarias para realizar este trabajo de forma coherente, dedicada, piensas en todo y en todos y yo solo pienso en como no equivocarme… - mientras decía esto, Hakurei jugueteaba con las mandas de la túnica de Sage, entonces le quitó el casco para poder mirar a los ojos de su hermano, lanzándolo lejos para que no pudiera volver a esconderse de él.


–Hakurei, yo… - pronuncio esas palabras con voz entrecortada, como un niño pequeño a punto de comenzar a llorar, no sabia si de tristeza o de alivio – no creo que seas un vago o un egoísta… para mi no lo eres… yo… creía que solo me habías dejado encargarme de esto para poder optar a algo más grande, más importante que el santuario o que yo… - dijo mientras perdía la poca compostura que tenia y comenzaba a llorar.


–Sage… - pronuncio su nombre con voz suave – no hay nada más importante para mí… que tú. – dijo mientras acariciaba su rostro, envolviéndole en un abrazo, en uno donde Sage se sentía como la persona más querida del universo, un lugar donde nada ni nadie podría dañarlo.


Ambos se quedaron mirándose hasta que Hakurei se incorporó arrastrando a su hermano con él, pero sin romper el abrazo, Sage se sentía demasiado seguro como para querer separarse de su hermano, desde pequeños habían tenido una relación complicada, ambos eran muy diferentes, había sufrido muchos malentendidos, quizás demasiados, pero ambos sabían que podían confiar el uno en el otro.


–Ya me vas a dejar ir a descansar a mi habitación Hakurei – dijo mientras trataba de separarse del abrazo de este que comenzaba a ser algo incómodo.


–¿En serio? – pregunto Hakurei alzando uno de sus puntitos – después de que me sincero con mi desagradecido hermanito lo único que consigo es que me quiera echar… - sabía muy bien cómo hacerse la victima…


–Si, es en serio… quiero descansar en mi recamara – dijo rompiendo definitivamente el abrazo y comenzando a caminar hacia su habitación, después de todo ahora tenía vía libre – A solas… - recalcó sin detenerse a mirar la cara de su hermano, le hubiera encantado poder hacerlo, pero no podía permitir que volviera a interponerse en su camino.


–¡Sage! – le llamó su hermano con voz infantil


–Te recuerdo que ya eres mayorcito para poner esas vocecitas, hermano… - dijo desde el interior de la habitación, pero justo antes de que cerrase la puerta, Hakurei ya había entrado


–No vas a invitarme a pasar – dijo acomodándose en la cama del patriarca, sin darle opción a quejarse, Sage no sabía cómo lo hacía, pero su hermano siempre lograba salirse con la suya, antes de darse cuenta su hermano estaba hundido entre el mar de cojines, sábanas y almohadas que era la cama de su hermano – ¿No vienes Sage? Eras tú el que querías descansar no yo


–Si Hakurei, descansar… sin ti – le dijo mientras le señalaba la puerta


–Me estas invitando… ¿A marcharme? – Dijo Hakurei mientras ponía cara de enfado, muy mal fingida… - no te apiada de este anciano… - dijo mientras se acercaba a Sage, acorralándole contra la puerta… - ¿Esto no te recuerda a nada Sage? – susurro en el oído del menor… que le miraba divertido, para la incredulidad de su hermano ¿Sage, acorralado y sonriendo? Fue demasiado tarde cuando el mayor se dio cuenta de que su hermano andaba tramando algo


Rápido como un rayo Sage se abalanzo sobre su hermano mayor, borrando cualquier rastro de distancia entre sus labios, Hakurei estaba sorprendido, tal era el asombro que fue incapaz de reaccionar cuando su hermano lo derribo, justo como aquella vez… solo que entonces fue él, el que había acabado con la distancia entre ambos… esa vez y toda las anteriores, pero a una parte de Hakurei le encantaba ese cambio, pero Sage no estaba dispuesto a ceder ni un centímetro por lo que aprovechando la distracción, hecho a su hermano de la habitación, después de todo lo que quería era descansar de su hermano… y si Hakurei estaba cerca lo de descansar se complicaba…


Epilogo


Sage estaba disfrutando de una tarde muy tranquila, había decidido aceptar la decisión de su hermano de permitir que Pegaso corretease libre, mientras que no muriera para el estaba bien, por otra parte también había decidido hacer caso a su intuición y enviar a Manigoldo detrás del caballero de Pegaso y compañía para que ejerciera como guardaespaldas, seguro que no tendría ningún problema para mantenerlo con vida, no es vano lo había entrenado personalmente, sabía que podía ser impulsivo, desobediente e incluso algo ególatra pero era uno de los mejores caballeros de oro y su mejor discípulo, no sería nada fácil acabar con él.


No se atrevía a salir del calor de su habitación, en parte por miedo a su hermano, podía imaginársele detrás de la puerta acechándole en las sombras, esperando a que saliera para saltar sobre el y vengarse por dejarle fuera de la habitación… Hakurei sabia ser muy insistente cuando quería y también muy convincente. El patriarca sonrió para si divertido por imaginar como estaría su hermano… aunque le preocupaba un poco más lo que la haría cuando lograse entrar en la habitación… porque sabia que no le quedaba mucho tiempo, después de todo estaban en guerra y ambos tenían una misión personal y muy peligrosa que llevar a cabo y deseaba atesorar todos los momentos que pudiera con su hermano… bueno no solo era su hermano, sino que también era su amante.


Se dejo envolver por la calidez de su cama, mullida y algo desordenada por culpa de Hakurei que horas atrás se había rebozado como un niño pequeño, entonces cerró los ojos dispuesto a dormir, mañana le esperaba un día muy duro, papeleo atrasado, entrenamientos, preparar la defensa del santuario, leer los reportes de Manigoldo… un día complicado sin duda.


Y mientras Sage cerraba los ojos para dejarse caer en manos de Morfeo, cierta figura de similar complexión física no estaba dispuesta a permitir que esto sucediera, Sage lo había echado y llevaba esperando a la puerta literalmente ¡horas! Por lo que, cansado de esperar, había decidido tomar de nuevo la iniciativa entrando sigilosamente en la habitación del menor que parecía dormido… pero Hakurei no se iba a contener.


Con un ágil movimiento se subió a la cama de menor, con todo el sigilo que pudo hasta que quedó acomodado sobre él, rápidamente lo sujeto por las muñecas para evitar que escapara, sabia que tampoco lo iba a hacer, pero le encantaba poder acorralarle.


–¿Creías que te habías librado de mí? – susurró al oído de su amante, ambos sabían lo que iba a pasar, probablemente estuviera mal, muy mal… pero poco les había importado en juventud y mucho menos ahora, podían no volver a tener otra noche – Sabes una cosa Sage, estos seguro de que ya has descansado lo suficiente – volvió a susurrar las palabras en su oído, provocando un escalofrío mientras Sage dejaba escapar una pícara sonrisa, dando luz verde a su hermano que lentamente se acercó a sus labios dispuesto a besarlo como si fuera la ultima vez que lo haría…


Lo que ninguno de los dos sospechaba es que sería la última vez que estarían juntos, la última vez que besaran sus labios, la última vez que hicieran el amor, la última vez que condesasen sus almas por amor… 

Notas finales:

Espero que les haya gustado dejen sus comentarios ^^


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