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Sé feliz, Blasty. (KiriBaku) por Asamijaki

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Notas del fanfic:

??“Two Shot.
??“Boku no Hero Academia.
??“Kirishima Eijirou x Bakugou Katsuki.

Notas del capitulo:

Este fanfic es algo que surgió de un buen día, donde estaba deprimida... Puede que no se note XD

Bakugou.

 

El cielo estaba soleado y la mañana era tan encantadora como siempre y parece como si la vida se estuviera riendo en su cara, riéndose de su desgracia y de su dolor. Prefiere estar con las cortinas cerradas y que aquellas delgadas telas oculten su penosa existencia. No quiere escuchar la risa de la estúpida gente de la calle, no quiere ver cómo la vida sigue su curso de esa forma, no quiere simplemente salir y ver los rayos de sol adornando con su luz las cálidas tonalidades del otoño.

 

Porque ese otoño vería las hojas caer completamente solo.

 

El sonido del cristal fragmentarse en el suelo y el punzante dolor de sus manos lo hizo ser consciente de que alguien estaba tocando su puerta, los llamados se habían vuelto desesperados tras aquel momento donde había dejado que la copa de vino se resbalara de entre sus dedos y suspiró. Sabía muy bien quién era y conocía bien a qué venía.

 

Soltó maldiciones sin remordimientos al momento de tomar una toalla para frenar su sangre, caminando hasta la entrada de aquel inmenso apartamento. Sus pasos pesados se arrastraban entre la alfombra, la cual se había ensuciado con tierra, basura de comida chatarra, botellas medio vacías y cajetillas de cigarros.

 

Abrió la puerta con brusquedad, haciendo que quien se encontraba al otro lado se cayera del susto. Al instante la mirada ámbar del visitante se posó sobre aquella parte ensangrentada del dueño del lugar.

 

—Bakugou, ¿qué te pasó? —Se alertó el rubio ante el estado del otro. El aludido bufó y le miró de mala gana.

 

— ¿Qué mierda quieres?  —Gruñó en advertencia y su amigo frunció el entrecejo en preocupación.

 

Maldita sea, odiaba eso, odiaba las putas miradas de compasión, le hervía la sangre de sólo pensar que los demás le creyeran tan patético. Él no necesitaba su estúpida lástima, no la quería. Podían irse al carajo si sólo querían ir y mirarle como si se tratara de un moribundo que necesitaba caridad o confort.

 

—Mañana se cumple un mes, algunas personas están organizando una pequeña marcha en su honor. —Le informó el chico—. Me preguntaba si tú...

 

— ¿Por qué carajos me importaría?

 

— ¿Qué dices?

 

—Me importa un comino lo que hagan o no en su "honor". —Escupió venenosamente—. Él está  muerto, coño, cuando alguien muere todo simplemente se acaba, dejen de joder con sus estupideces, no sirve de nada.

 

Katsuki pudo apreciar como su ceño se fruncía y sus puños se cerraban con fuerza e impotencia.

 

— ¡Maldita sea, Bakugou, ¿qué demonios pasa contigo?! —Se exasperó, golpeando el marco de la puerta, mas el rubio cenizo no se inmutó—.¡Entiendo que esto te duela, todos estamos iguales, era nuestro amigo también! —No hubo respuesta—. Bakugou, no eres el único que está sufriendo con todo esto. Pero viejo, creo que al menos debiste de haber ido al funeral.

 

—Si sólo has venido a esto, puedes irte mucho al infierno, idiota. —Cerró la puerta.

 

Pudo escuchar las exclamaciones de su compañero del otro lado de la puerta, poco le importaba lo que dijera ese imbécil. Sólo fue a la cocina para limpiar esa estúpida cortada en su mano. El agua comenzó a correr y a refrescar aquella zona roja.

 

¿Ya un mes? ¿Cómo es que el tiempo había pasado tan rápido? Claro, no era fácil si en cualquier momento, con sólo cerrar los ojos, podía verlo de nuevo, podía recordar cada pequeño detalle, cada sonido, cada grito, cada palabra. Aún podía recordar la frescura de su sangre salpicando su rostro, podía recordar el momento justo cuando aquella viga de metal había atravesado su corazón, el segundo cuando sus ojos perdieron el brillo y la debilidad de su última palabra.  

 

Un verdadero héroe no tenía una larga y feliz vida, los héroes morían jóvenes y eran recordados por ello, por sus acciones, su valentía.

 

Le importaba un carajo todo eso. Si ya no estaba él, que más importaba que lo recordaran miles de personas que jamás le conocieron tan bien como él, que nunca sintieron lo que él. Ellas no van a sentir lo mismo que él; nunca vieron su más sincera sonrisa, sus verdaderas lágrimas, sus mejores momentos, nunca podrán entender qué es extrañar su presencia en las mañanas, su aroma en la almohada, sus risas llenando el ambiente, la calidez con la cual le rodeaba, el sonido de su voz susurrando en su oído, la fuerza con la que tomaba su mano. Ellos no sabían nada de eso.

 

No conocían el hueco que dejó su presencia en él.

 

—Maldita sea, Kirishima. —Murmuró al aire, apretando sus dientes con la misma frustración que había cargado todo aquel mes.

 

Pese aunque afuera aún estaba soleado, ya no tenía a quien le obligara a salir de aquel lugar e ir a jugar con las hojas, ya no estaba ese idiota que le hacía apreciar las estaciones y las cualidades de cada una de ellas, el mismo que le forzaba a hacer cosas estúpidas a su lado, como jugar con la nieve en el invierno, partir sandías a la playa en verano, subir alguna montaña en primavera. Todo tenía su presencia.

 

Todas esas cosas sólo se quedarían en su memoria. Todas sus costumbres y buenos recuerdos. Todas aquellas ocasiones, antes de cada misión, eso era lo que aún se mantenía más presente.

 

El brillo de sus ojos al momento de tomar sus manos y pronunciar un "Te amo", pese a que la ciudad estuviera derrumbándose a su alrededor. Nunca podía faltar aquel corto beso en sus labios antes de correr y ser "Red Riot" para todos los demás y no sólo para él.

 

La sensación del último beso había sido remplazada por la amargura del alcohol, su esencia había sido consumida y oculta por el humo del cigarro. Lo único que quería hacer era olvidarlo por un momento, olvidarlo todo para que aquellos recuerdos no se sintieran como pedazos de cristal clavándose en el pecho, asfixiándolo, dejándolo sin aire.

 

—Te odio. —susurró con voz áspera tras un par de botellas de vino y coñac. Estaba derrotado, exhausto, ya no quería esos sentimientos, ya no quería nada relacionado al amor que le tenía a Kirishima Eijiro—. ¿Por qué demonios me dejaste? ¡¿Por qué me habías dicho que me amabas si al final ibas a irte?!

 

Aquel resplandeciente sol se ocultó por una noche más, pero Bakugou no pudo verlo, no quería ver lo que pasaba tras las cortinas, no quería saber nada sobre nadie. Sólo seguiría lamentándose por su propia existencia hasta que el amanecer volviera a aparecer desde el horizonte. Un día más, un día menos, qué importaba ya. Lo único que sabía es que pasaría aquellos días solo, como siempre debió de haber sido.

Notas finales:

Gracias por leer <3


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